Diana Urrea – Alternatiba / EH Bildu
Desde el comienzo de esta legislatura asistimos al retroceso paulatino pero sistemático y acelerado de las políticas de cooperación, que intentan acabar con la trayectoria que durante más de 25 años ha caracterizado a la cooperación vasca descentralizada.
De hecho, parecía que ya nada podía sobrecogernos… pero debemos reconocer que la capacidad del Gobierno vasco para sorprendernos es infinita. La última entrega de esta serie de sobresaltos la ha protagonizado Paul Ortega, el director de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo. Ortega fue capaz de desarrollar un discurso triunfalista a la hora de presentar el presupuesto destinado a las políticas de cooperación para 2016 ante los medios de comunicación. Cuando, en realidad, debería haberse centrado en la autocrítica, la preocupación y el propósito de enmienda, a la hora de analizar la trayectoria y el futuro del departamento que dirige.
A modo de preámbulo, cabe destacar que la propia Ley Vasca de Cooperación establece la obligatoriedad de destinar el 0,7% del presupuesto anual a las políticas de cooperación del Gobierno Vasco y demás instituciones vascas, un mandato incumplido de modo crónico sin que mandatarios ni instituciones se sonrojen. De hecho, Lakua, desde los primeros presupuestos elaborados por el gabinete de Urkullu en 2013, se va alejando de forma progresiva de esa cifra, recortando constantemente en políticas de cooperación. No solo la ley fue ninguneada; también el mandato parlamentario de la cámara de Gasteiz, que ratificó la necesidad de que el 0,5 del presupuesto fuera destinado a este fin, de modo transitorio, al menos, hasta llegar al citado 0,7 recogido en la Ley. Sin embargo, Urkullu, Ortega y demás, no ven razón alguna para llegar ni siquiera a esa primera cifra transitoria.
La Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo (AVCD), que canaliza el presupuesto para la cooperación, se esté llevando los mayores “palos” en forma de recortes brutales, bajo la vergonzosa excusa de la crisis. La foto general es desoladora: en 2014, el presupuesto destinado a políticas de cooperación se situaba en niveles de 2002. La AVCD pasó de 50M € (0,52%) en 2012, a 35M€ (0,34%) en 2014.
Un impacto que, tal y como afirmó la propia Coordinadora ONGD Euskadi, ya en 2013 suponía “un frenazo a la capacidad transformadora de esta política que busca hacer frente a la pobreza y a las desigualdades, atajando sus causas y paliando sus consecuencias en las poblaciones más vulnerables”.
Cuando se contaba con la partida presupuestaria para 2014, el Gobierno Vasco -haciendo juego sucio- aprobó un recorte adicional de 11M€ correspondientes a compromisos presupuestarios de cooperación de años anteriores pendientes de desembolsar en 2014. Por lo que, según afirmaba la propia Coordinadora ONGD Euskadi, “el balance final de la reducción es dramático, ya que podría situarse a esta institución en un porcentaje de 0,24% destinado a cooperación sobre su presupuesto total”. Añadiendo que, “estos recortes encubiertos nos vuelven a mostrar la falta de interés del actual Gobierno por estas políticas tan necesarias para mucha personas”.
Después de semejante varapalo, el Gobierno Vasco inicia una campaña de lavado de cara para intentar tapar sus vergüenzas. Es en ese punto donde Paul Ortega decide presentar, para ser aprobadas en la Comisión de Derechos Humanos, las “Orientaciones Generales de la Planificación Estratégica 2014-2017 de Cooperación para el Desarrollo”, la base de lo que posteriormente sería el III Plan Director de Cooperación.
Unas Orientaciones que desde EH Bildu rechazamos de modo contundente, porque entran en contradicción con el verdadero espíritu que bajo nuestro punto de vista debe inspirar a las políticas de Cooperación al Desarrollo del Gobierno Vasco. Los hitos que planteaban forman parte del marco de referencia que rige el actual modelo de desarrollo, que sigue equiparando bienestar con crecimiento económico, que relega la necesidad de promover cambios estructurales, y que sigue centrándose en la eficacia de la ayuda y no en la eficiencia del desarrollo. Todo ello contribuye a perpetuar un proyecto modernizador hegemónico, excluyente e injusto, que parece estar defendiendo Lakua. Se trata de un modelo capitalista, patriarcal y neocolonial que produce desigualdades entre pueblos, países y regiones, al interior de los mismos y entre mujeres y hombres. Un modelo que no apuesta por propuestas alternativas ni emancipadoras. Las Orientaciones fueron aprobadas con el único voto contrario de EH Bildu, que presentó otra alternativa.
Tanto las Orientaciones Generales como el III Plan Director de Cooperación, establecían el compromiso de que en el 2016 el presupuesto ascendería a 50M€. Según Paul Ortega, era factible y necesario destinar esta cantidad. La propuesta había pasado previamente por la oficina de control económico, dando ésta el visto bueno, y por tanto, comprometiéndose “firmemente” con recuperar las cuantías perdidas en materia de Cooperación.
¿Y cuál es esa nueva desagradable sorpresa? Que nos encontramos con la propuesta presupuestaria para 2016 en la que no se recogen los 50 M€ prometidos, sino 43. Además, solo figuran 8M€ para “Ayudas a la Cooperación para el Desarrollo de 2016”, lo que para más inri, les ha hecho plantearse incluso no sacar convocatoria de proyectos para 2016.
Desde EH Bildu rechazamos rotundamente esta nueva tomadura de pelo, con otro brutal recorte del presupuesto considerando que las instituciones vascas, tienen que ser un referente impulsando y consolidando una política pública de cooperación con identidad transformadora.
Esto implica una cooperación comprometida con el desarrollo humano, es decir, una cooperación cuyo objetivo sea la ampliación de las libertades, derechos y capacidades de las personas y pueblos para una existencia digna; basada en la ciudadanía universal y la corresponsabilidad global; orientada a la erradicación de la pobreza, incidiendo sobre sus causas estructurales, políticas, económicas, sociales, ambientales, de género. Debemos evitar el mero asistencialismo y volcarnos en el acompañamiento de los sujetos de transformación.
Frente a su política de recortes, apostamos por blindar la Cooperación Vasca Descentralizada como estrategia integral en defensa de los Derechos Humanos y la justicia social, donde por supuesto, excusas baratas basadas en supuestas coyunturas económicas.
Publicado en Noticias de Álava