Iagoba Itxaso – Alternatiba
La caja B de las finanzas, los números ocultos, los activos que se convierten en tóxicos. El eufemismo del engaño y del robo perpetrado a la cara. Un secreto a voces y una muerte anunciada. Los ciclos del capitalismo o el tira y afloja del mercado. Pero no hay curva creciente donde no se sitúa el capital financiero, y el capital financiero se sitúa donde puede crecer mejor, donde puede presionar más y mejor, donde sus armas se imponen.
La cara B de la civilización, las armas. Las de siempre: las que directamente matan por un lado, y por el otro las que matan menos pero ahogan mucho. Las primeras, se agolpan cada vez más junto al capital financiero y se alinean con las transnacionales. Las segundas, el control de los recursos, aunque pueden parecer estar en manos de similares poderes fácticos, honrosas excepciones nos demuestran que no es algo inamovible.
El plan B, la búsqueda de excepciones y su potenciación. Confiar en crear algo nuevo, una nueva forma de organizarse y de confrontar. La forma de desembarazarse de un modelo anterior en crisis, un modelo que nunca ha funcionado: capitalismo heteropatriarcal en un parlamentarismo representativo, frente a empoderamiento popular poniendo la vida en el centro. Ningún concepto nuevo, sólo transformación y una nueva oportunidad. Asambleas populares, espacio de confluencia europeo…, lo que importa es el pulso por la soberanía. Tomar consciencia de una guerra por los recursos, por el control de nuestras vidas, hasta convertirnos todos en guerrilleros de la misma. El enemigo es el capital financiero. Simple y llanamente: el dinero debe valer menos, debe valer para menos.
Una guerra de guerrillas que comenzó hace mucho, realizada con cestas de productores locales; con una marcha de apoyo a una lengua y una cultura; con una moneda de comerciantes del barrio; con un artículo poniendo la verdad negro sobre blanco; con una moción enfrentándose a una instancia supuestamente superior; con software y hardware abiertos en un proyecto municipal de control y seguridad vial; con una huelga exigiendo nuestros derechos laborales; con una incineradora cancelada y aumentando la tasa de reciclaje; con una asociación cultural de turismo crítico; con una iniciativa industrial energéticamente soberana y en cooperativa; con un banco alternativo de servicios profesionales; con una red de trabajo interdisciplinario sobre los cuidados en la región…
Plan B, para Europa, para la masa organizada, para cada uno de nosotros, o para quienes lo logremos y podamos ayudar a otros a lograrlo. Ahora todos escribimos nuestro plan B. Porque sabemos que ahora en todo hay caja B, que todo lleva una cara B y que realmente necesitamos ese plan B. Una lucha por nuestra soberanía, defendiendo nuestras vidas ante el ataque de “los mercados”.
Ya sea en la trinchera de la de la Vía Vasca, en la de la Europa de Varoufakis, en la de los ayuntamientos del cambio, en la de la marea azul de Correscales o en todas ellas, encontrarán implicados guerrilleros anónimos de una guerra que se disputa día a día en nuestros trabajos, en nuestros hogares y en nuestra forma de convivir, de consumir, de cuidarnos, de disfrutar y de implicarnos…
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