En la pasada Asamblea Nacional de Alternatiba celebrada el 16 de enero de 2016 en Vitoria-Gasteiz, se planteó un documento para la articulación del debate político. A continuación se recogen las 15 conclusiones extraídas tras el debate:
1. Si nos ceñimos a los resultados electorales de EH Bildu los resultados son malos, pero existe una quiebra del régimen a la vista de los resultados electorales y eso es algo positivo, se atisba un cambio social que en un futuro puede dar posibilidad a generar nuevas mayorías. Hay que generar puentes.
2. Debemos aceptar que nos enfrentamos a un nuevo escenario post-político (en sus formas y formatos convencionales y afianzados aquí desde la reforma del 78), que no post-ideológico, donde no operan igual que hasta ahora los ejes izquierda / derecha y nacionalismo vasco / nacionalismo español. Se impone, fundamentalmente desde el centro a las periferias un nuevo sentido común de lo nuevo frente a lo viejo en el que los espacios sociológicos tradicionales empiezan a sonar a antiguo. Los resultados electorales del 20-D en los municipios donde existen candidaturas locales que han entendido esta lógica, y la desafección de los y las jóvenes en gran medida a opciones que no responden a los nuevos significantes (incluido nosotros y nosotras), son un buen espejo de hacia dónde camina la representación política institucional.
3. No trasladamos un mensaje claro sobre nuestra participación en las elecciones generales. Vamos a ser la voz, jugaremos un papel activo, no son nuestras instituciones, perfil bajo en campaña… ideas contradictorias. Cometemos un error al hacer parecer que no nos interesan las elecciones al estado español cuando nos interesan las de Grecia, Quebec, Córcega, Escocia, Venezuela… Las elecciones al estado español y sus resultados nos afectan directamente, es una realidad.
4. Ante un gobierno del PP, en unas elecciones generales condicionadas por su acción de gobierno la respuesta social debe articularse contra ellos y fundamentalmente contra ellos. Así resulta contraproducente despistar la línea de ataque y desviar disparos hacia el PNV, PSOE o Podemos. Solo de esa manera nos presentamos a los ojos de la gente como la garantía de no repetición de sus políticas en Euskal Herria y como los defensores de nuestros derechos y, por ende, entre los impulsores principales de un proceso constituyente propio que coadyuve a acabar con el régimen pseudo-democrático impuesto desde 1978.
5. Al centrar nuestra campaña en buena medida en la independencia estamos limitando nuestras posibilidades de crecimiento al público convencidamente independentista. Es decir, cerramos las puertas a sectores que reconocen el derecho de autodeterminación implícita o explícitamente. Esa definición a priori autoexcluye a mucha gente de acercarse a nuestro espacio o sentirse parte del mismo por cuanto no ha decidido aún su posición o no ha llegado de momento al convencimiento de la necesidad de apostar por esta vía el día que podamos decidir.
6. Euskal Herria no es Catalunya. El paradigma catalán no existe aún aquí y la réplica de escenario no se entiende. Allí, el movimiento independentista se ha gestado del movimiento popular y a partir de una sucesión de agravios que no aparecen en el caso vasco. El PNV ha jugado sus cartas mucho mejor en la defensa de la soberanía nacional jugando a la centralidad, sin posturas extremas que no se corresponden con el sentimiento mayoritario, y sin excluir a nadie. Se trata de definir un proyecto nacional más que nacionalista. Solo de ese modo podremos acercarnos a gente que tiene serias dificultades para autocalificarse como abertzale y deja abierta su posición sobre si es independentista o no al momento en que pueda ser posible definirse mediante referéndum. Más profundización en la apuesta por ser vertebradores de la izquierda soberanista en sentido amplio.
7. Nuestra estética, nuestra puesta en escena, nuestra identidad al fin y al cabo, puede resultar excluyente. No apelamos a la mayoría de la sociedad vasca sino a la gente que ya está convencida. Si queremos ser una fuerza de país, un proyecto nacional, más vale que apostemos por identidades no excluyentes. Los ciudadanos con identidad española por defecto, que son muchísimos en dichos ámbitos, nos ven como extranjeros en su propio país o nos rechazan para no sentirse extranjeros en el mismo.
8. El derrumbe de Gipuzkoa por comparación con el resto de herrialdes es escandaloso. Existe una desafección enorme en la que no dudamos que ha intervenido el desencuentro entre las bases y la dirección, algo que ya vimos en las elecciones municipales y que se ha profundizado con la confección de listas. Parece evidente que se hace imprescindible el fortalecimiento y ensanchamiento de la democracia interna dando contenido y tiempos concretos a la siguiente pregunta: ¿frente amplio: cómo potenciarlo y cuándo?
9. La llamada a formar un frente común junto a Podemos ha sido tan estéril como la llamada de Garzón a Pablo Iglesias. No advertíamos que son ellos quienes estaban en posición de fuerza para ofrecer alianzas, y rechazar la llamada no les ha pasado ninguna factura.
Debemos articular un discurso claro, capaz de competir de tú a tú en todos los territorios de la plural Euskal Herria y de sostener una posición clara de compromiso con el cambio político y social en nuestro país desde la profundización democrática (más primarias, más apertura de EH Bildu, mas decisión en las bases como ejemplo del modelo de participación de la sociedad que queremos), la presencia y la animación de movilizaciones sociales (necesitamos contribuir a articular un espacio de movilización social continua que haga de la lucha institucional un acompañante y no el único espacio de acción política de la izquierda soberanista de Euskal Herria) y agenda de luchas u objetivos claros, sencillos de defender y entender. Por ejemplo no pagar deuda a Madrid (600 millones euros anuales hasta 2040 en presupuestos de la CAV) para reforzar sanidad, educación y políticas sociales; o derecho a una vida digna donde el papel de las mujeres no quede relegado a espacios de cuidados sin reconocimiento ni apoyo; o un plan de empleo juvenil que nos permita mediante la apuesta por el I+D+I conseguir que vuelvan todos los exiliados económicos forzosos, jóvenes principalmente; o una energía limpia y renovable frente a las contaminantes (Fracking, etc.) que nos permita ser autosuficientes o soberanos y liberarnos del chantaje en el precio de la luz que las eléctricas hacen a los y las personas. Y así unas cuantas que nos permitirían tener un discurso armado, comprensible, reconocible por la gente en sus problemas diarios, y capaz de ser replicado y trasladado por nuestra base social, en sus ámbitos de actuación, de forma fácil rompiendo así los bloqueos mediáticos.
10. El eje y el foco mediático estaba sobre nosotros en 2011 y no lo está en 2015. Quienes detentan el poder de la propaganda han entendido que es mejor someternos a la censura que a la difamación. Recuperar la centralidad mediática en el Estado Español (que es donde se cuecen las habas de la opinión pública) es complicado aunque no debamos darlo por perdido. Sin embargo, nuestra capacidad de mejora en la comunicación política es muy evidente: puede dar la sensación de que nos conformamos con disputar un espacio en EiTB y quejarnos de lo mucho que nos esconden y boicotean. Hemos sido incapaces de poner en pie herramientas de comunicación política más allá de redes sociales y medios alternativos.
11. Debemos entender que la gente que quiere cambio espera y confía que este sea, a ser posible, de la forma menos traumática posible. No podemos culparles de no darse cuenta de que no haya forma amable de lograr nuestros objetivos con un estado que hace de la negación de nuestro pueblo y otros la esencia de su propio ser. Debemos hacer pedagogía e ir señalando de forma martilleante y constante la necesidad de avanzar por el cambio sin entrar a la forma. Esa, si ha de ser más o menos amable, será defendida por cada vez más gente cuando vayan viendo la reacción y la coerción del propio estado y la imposibilidad de reforma profunda del mismo en términos constituyentes de una nueva realidad.
12. Nuestra agenda y prioridades no coincide exactamente con lo que la gente entiende como urgente o necesario. Así la independencia y la solución del conflicto son puntales de nuestro imaginario pero no tanto así de la sociedad vasca.
13. En EH Bildu tenemos que ser capaces de proyectar sentimiento en nuestros mensajes para con la gente que peor lo está pasando.
14. Nuestra búsqueda incesante de nichos no consigue el efecto esperado. Por un lado aleja a la gente más ideologizada y de otro no acerca a quienes no están por cuanto no ven clara la línea estratégica que anima nuestros guiños. En resumen, definamos nuestra línea política como una línea de refuerzo de la izquierda soberanista de EH más abierta, inclusiva y receptiva a la gente que vive, trabaja o sobrevive en Euskal Herria para construir, para ganar un país para ellos y ellas.
15. EH Bildu debe atender a la situación socio-política de los movimientos sociales en EH, el papel que han jugado durante décadas y la falta de autonomía y de incidencia social en la actualidad. Existe una crisis terrible en este ámbito.
Extraídas estas conclusiones consideramos fundamental iniciar una recuperación y fortalecimiento del proyecto político que supone EH Bildu, ahora toca trabajar e incidir para hacer de este el proyecto que queremos y que las gentes de izquierdas de Euskal Herria esperan.
http://alternatiba.net/old-files/160116AsambleaNacionalAlternatiba.pdf