Octavio Igea realiza una entrevista para El Correo enmarcada en una sección quincenal que pretende «radiografiar los sueños e inquietudes de la juventud vasca a través de personas que, sin superar los 30 años, ya destacan en sus profesiones o presentan un futuro prometedor».
Diana Urrea (Colombia, 1987) no se considera un icono social, pero lo cierto es que desde hace cuatro años es la integrante más joven del Parlamento vasco, donde aprovecha cada oportunidad para reivindicar su condición de mujer inmigrante. Reconoce al menos que es un ejemplo de que su generación empieza a tener voz, aunque los menores de 30 siguen «apabullados» por la falta de oportunidades y perspectivas. «Nos preparamos como nunca y resulta que solo nos dan tres opciones: que nos marchemos por tierra, mar o aire a buscarnos la vida fuera». ¿Y cómo responden los afectados? «Protestamos poco para lo que deberíamos, tal y como está el panorama», asegura, «aunque en Euskadi nos movemos bastante y esa insolencia hace que muchas veces se nos criminalice».
– Llevo tres años haciendo entrevistas a menores de 30 y todos coinciden en criticar que faltan políticos dispuestos a dar la razón al contrario cuando la tiene. ¿Qué responde?
– Soy capaz de dar la razón a alguien de otro partido si lo que dice es consecuente con mis pensamientos. Y mirando por el bien común no debería haber problemas para hacerlo.
– Cuesta ver eso públicamente.
– Es que partimos de puntos de vista políticos muy diferentes, es obvio que hay gente con la que no vas a coincidir nunca.
– ¿Se ha alejado la política de los jóvenes o son los jóvenes los que se han alejado de la política?
– Lo primero. Las instituciones y sus políticas no han ido a la raíz de los problemas de los jóvenes y no han defendido sus intereses por encima de otros.
– Llegó al Parlamento vasco con 24 años, ¿recuerda su primer día?
– Buufff…. Estaba muy nerviosa, la institución me imponía mucho y solo quería acabar. Me sentía súper extraña.
– ¿Y después?
– Ya no me impresiona, he comprobado que hay políticos que no estaban acostumbrados a que les reproches cosas y yo no me corto. Pero ha habido días… recuerdo una vez que estaba interpelando al lehendakari sobre la Ley de Transexualidad y le pedí que se transformara para ponerse en la piel de los afectados. Todo el parlamento empezó a reírse.
– ¿Y se consiguen cosas en un hemiciclo?
– Se avanza. Quizá no tanto como te gustaría, porque a veces hay que descafeinar tus propuestas para conseguir consenso, pero se avanza. Eso no quita para que el Parlamento vasco sea una institución anacrónica y patriarcal.
– Para llegar a una institución política a su edad hay que tener los ideales muy claros desde muy joven, ¿cuestión de precocidad o de clarividencia?
– Algo te transmiten en casa, pero creo que migrar me ha hecho vivir experiencias muy concretas y sentir desigualdad. Piensas, buscas respuestas… y ahí nacen las inquietudes. Siempre he estado vinculada a movimientos sociales, pero jamás pensé que acabaría en un parlamento.
– Le preguntaba lo de la precocidad porque un tercio de los menores de 30 años no tenía claro su voto 24 horas antes de las últimas elecciones generales.
– Un 40% de los jóvenes están en paro, hay precariedad y miseria, es normal que muchos no vean alternativas. Algunos pensamos que deberían ser una prioridad y ser escuchados, y creo que mi llegada al Parlamento vasco lo demuestra.
– ¿Se siente un icono?
– Nooo.
– ¿Un referente?
– No, no.
– Me refiero a que es un ejemplo claro de que se puede ‘crecer’ siendo joven, mujer e inmigrante. Sale en la tele…
– Bueno… mis padres tuvieron que pedir comida a la Cruz Roja al llegar a Euskadi y yo limpiaba casas y trabajé en una pastelería para pagarme la universidad. Ciertamente hay mucha gente que se alegra de que yo esté donde estoy y pueda aportar mi punto de vista.
– Hablando de televisión, vuelven a estar de moda la crítica social y los debates políticos… pero lo más visto siempre es ‘Gran Hermano’.
– Si lo viera lo diría, no tendría ningún problema, pero no es el caso. Me da mucha pena, creo que es una forma muy evidente de ‘aborregar’ a la gente para que no se queje por otras cosas que nos deberían tener en la calle protestando en todo momento.
El ejemplo de Colombia
– Nació en Colombia, otro país marcado por décadas de violencia. ¿Cuántas generaciones deben pasar para borrar la huella de ETA?
– Si en un país como Colombia, en el que hay más de 5 millones de personas desplazadas, 200.000 muertos y 67.000 desaparecidos, han podido sentarse a negociar todas las partes y anteponer lo que les une sin que haya vencedores y vencidos, ¿por qué no va a ser posible en Euskadi?
– ¿Y por qué hay gente a la que le ha costado tanto condenar el terrorismo?
– Esto lo debería responder el que haya estado en esa posición, pero creo que siempre hablamos de condena y condena, cuando se han hecho mil declaraciones a favor de los derechos humanos y la necesidad de avanzar en paz. Quien no lo ve es que no quiere verlo.
– ¿Sirven de algo las imágenes de los niños que se ahogan en el Mediterráneo buscando refugio en Europa o nos estamos insensibilizando?
– La imagen de Ailan dio la vuelta al mundo y ha supuesto un punto de inflexión. Podría haber sido el hijo de cualquiera… el problema es que somos muy viscerales, nos agitamos cuando pasa y luego queda en el olvido. Por eso hay que hacer algo, es gente que tiene el derecho de pedir asilo. Y no será para poco tiempo.
– Este sábado se celebran manifestaciones a favor de los refugiados en las capitales vascas.
– Europa es la culpable directa de esa fosa que es el Mediterráneo y de todos estos refugiados. Tiene responsabilidad directa en las guerras porque ha vendido armas, ha expoliado África… ¿pensaban que esto no les iba a pasar factura nunca?
– Nos enteramos de muchas de estas cosas por las redes sociales pero, ¿la sociedad más conectada es la más aislada?
– Creo que es lo contrario. Las redes permiten mostrar esa cara de la moneda que no se enseña de forma oficial, conocer noticias objetivas de las que muchos medios de comunicación pasan o que te enseñan a su manera. Permite abrir la mente y tener mayor criterio.
– Ya, pero a su generación se le acusa de que las ganas de protestar se le acaban escribiendo en Twitter desde el sofá.
– Puedo estar de acuerdo, pero creo que en el caso de Euskadi la juventud vasca se mueve. Diría que muchas veces ha sido criminalizada porque ha cometido la insolencia de ser rebelde y buscarse la vida.
– Si le pregunto si pertenece a una generación perdida me va a decir que no…
– No, tenemos más instrumentos que nunca.
– Pero es la primera que vive peor que sus padres.
– Eso sí. Se está preparando a toda una generación como nunca y luego solo se les dan tres alternativas: que se marchen por tierra, mar o aire a buscarse la vida fuera.
– Y los que no se van se exponen al paro, a un empleo precario, a dificultades para independizarse. Si en el PP están «hasta los coj…» de la corrupción, ¿hasta dónde está la juventud?
– El nivel de impotencia y rabia es indescriptible. A los jóvenes se les está ninguneando en este país y me parece que la respuesta es muy menor para todo lo que nos han hecho.
– Datos del INE: los españoles tienen su primera relación sexual a los 15 y no se emancipan hasta los 30. Algo falla.
– Está claro. Hasta el porcentaje de gente que se emancipa a los 30 es bajo… El Gobierno vasco ha aprobado una ley que declara la vivienda como un derecho subjetivo, que se lleve a cabo depende de la voluntad política de los que mandan.
– Alejandro Sanz ve una agresión machista en un concierto y lo para…
– He leído que podría ser un montaje para limpiar su imagen.
– ¿Ah sí? Le iba a preguntar si vale más la publicidad de este gesto que cien campañas de concienciación.
– Debió hacer alguna campaña sexista que fue muy criticada y por eso…
Abuelas y nietas
– Vuelvo al INE, a un dato de noviembre: el 90% de los adolescentes españoles confiesa que ha ejercido violencia psicológica contra sus parejas.
– Esto no tiene que ver con el ahora ni con la crisis. Mientras el modelo patriarcal se mantenga, las mujeres estaremos consideradas personas de segunda y seguiremos sufriendo todo tipo de violencia. La única solución pasa por coeducar en valores de igualdad, pero eso aún no se hace.
– ¿Nada?
– El Gobierno vasco tiene un presupuesto de 13.000 millones y destina seis a Emakunde, a políticas de igualdad. Es lo que se gasta en uniformes para la Ertzaintza. No es una prioridad, así que seguiremos viendo datos como el que me cuentas, que confirma que los asesinatos son solo la punta del iceberg.
– También se dice que Euskadi es diferente, que esto no es Andalucía o Valencia, pero haciendo memoria: acosan a una cámara de EiTB cuando trabajaba, crecen las violaciones, se disparan los tocamientos en las fiestas veraniegas…
– Es terrible. Y se consuelan diciendo que el nivel de agresiones es menor, cuando apenas se denuncian el 15% de los casos que ocurren.
– Un psicólogo me aseguraba hace poco que la sociedad retrocede, que «las abuelas son más modernas que las nietas».
– El movimiento feminista avanza, pero luego aparecen cosas como la Ley del Aborto y hay frenazos. A las jóvenes hay que darles instrumentos para que se empoderen, es todo cuestión de educación.
– Perdone, pero no creo que hace 70 años nuestras abuelas tuvieran una mayor educación o que tuvieran más instrumentos, sin embargo parece que actúan con más libertad e independencia. Son más ‘echadas para adelante’.
– Las nietas deben tener mayor conciencia de la situación, de que por su género ahora mismo tienen ese riesgo. Hasta que los hombres no cedan privilegios no podemos solucionar demasiado.