Jamás por esperadas dolieron menos las despedidas. Por eso este 25 de noviembre -fecha revolucionaria, como no podía ser otra forma- la pérdida de Fidel Castro Ruz nos ha pesado como una losa y nos ha tocado en lo más hondo. Allí donde decía el Che, compañero de fatigas del comandante, que toda persona revolucionaria había de sentir las injusticias cometidas en cualquier parte y contra cualquiera.
En un mundo donde la lucha de clases sigue viva y en el que el marcador se sigue decantando por los mismos, la izquierda es esa llama que parece débil pero que jamás cesó ni cesará de arder. No se alimenta de falsos ídolos, ni de panteones, por más que en ocasiones así lo pareció. Se alimenta de utopías, de soñar mundos mejores y de ternura. Se propaga con abrazos solidarios, con lazos fraternos entre pieles de mil razas que comparten horizontes. Se enciende, en definitiva, por ese puñados de personas que no solo señalaron el camino sino que, además, se atrevieron a recorrerlo. De referentes como Fidel y la gente que liberó a su país de quienes lo habían explotado y sometido, cambiando el yugo colonial por el capitalista.
Se empeñan algunas voces, tanto amigas como enemigas, en señalar las luces y las sombras de todo líder caído; para desvirtuar sus logros o para difuminar sus fracasos, según la intención. Pero busquen en la historia hazañas más grandes que vencer una revolución, instaurar un sistema socialista frente a las puertas del imperio -capitalista- más poderoso de la tierra y lograr en medio siglo que un país con tasas insostenibles de pobreza, analfabetismo, mortandad, etc. alcance cifras de desarrollo humano inéditas no solo en Latinoamérica sino en buena parte del globo. Quizás a veces olvidamos que el quid de la cuestión no era construir el país más rico del mundo, sino el menos desigual e injusto.
Sientan todas las mujeres y hombres de Cuba el abrazo más sentido y fraternal de todas las gentes de Alternatiba. Porque es difícil de sumar todo lo que les debemos. A ustedes y a su comandante, Fidel, que seguirá muy presente. Porque por más que nos sigan ganando, todavía no han creado el arma que acierte a destruir los sueños con mundos mejores que seguirán alimentando la llama de la izquierda.
Luchar contra lo imposible y vencer, agur eta ohore comandante
!Hasta la victoria siempre!
Euskal Herria, 26 de noviembre de 2016