Intervención del compañero de Alternatiba y diputado de Euskal Herria Bildu Oskar Matute en el Congreso de Madrid en torno a la proposición no de Ley sobre el Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG-CETA). Vídeo y texto de las palabras de Matute:
En primer lugar, quiero destacar la pertinencia de este debate porque aunque mucha gente pueda pensar que el CETA ya está aprobado, seguramente gracias a la labor de algunos medios de comunicación y determinados poderes como el Gobierno, que por la puerta de atrás, en funciones, decidió validar el CETA, el debate todavía no está ni mucho menos cerrado, tan solo ha pasado uno de los tres pasos necesarios; le queda el segundo, que es la Eurocámara, donde probablemente la familia socialista europea, la de los liberales y la de los conservadores, unirán sus votos y harán que también se pase ese segundo trámite de validación del CETA; pero les queda el tercero, que es la aprobación en cuarenta escenarios diferentes -algunos van más allá del escenario nacional- que profundizan más en la democracia, bajándola más hacia abajo a través de un proceso federalizante, como en Valonia.
Iremos de frente. A nosotros no nos gusta el CETA ni el TTIP. Para nosotros y nosotras, para las gentes de Euskal Herria Bildu, y no solo para las gentes de Euskal Herria Bildu, estos son acuerdos o megatratados de última generación fundamentales y fundamentados en la defensa de los intereses de las clases dominantes y en la consolidación de la fase actual del capitalismo, que no es otra que la de otorgar todo el poder a las transnacionales y sustituir la democracia por una ‘corpocracia’. Hemos visto cómo todo vale para imponer el CETA y todo valdrá para imponer el TTIP. Lo hemos visto en Valonia, hemos visto cómo han tenido que soportar presiones y coacciones, y no lo decimos nosotros y nosotras, lo han dicho aquellos que han tenido que sucumbir incluso a esas presiones y coacciones calificadas como intolerables. Pero a la vez hemos visto cómo en Hungría no se hacía nada cuando Hungría decidía no cumplir con la cuota de admisión de refugiados; ahí hemos visto la verdadera cara del proceso de construcción europea, del proceso de consolidación económica en el que estamos, que es aquella que prioriza el capital por encima de las personas. Es una etapa en la que los derechos humanos están por debajo en orden de prelación de los derechos comerciales o de los derechos de las transnacionales. Aunque solo sea por solidaridad con un Parlamento como el valón, habría que estar en contra del CETA.
Se habla mucho del autogobierno de la Comunidad autónoma vasca, se dice que tenemos cotas de soberanía inimaginables, pero hemos visto cómo Valonia puede hacer lo que a nosotros y a nosotras, a los vascos y a las vascas no nos dejan, que es intentar frenar el CETA.
Como decía el Che Guevara, parafraseándole, ojalá igual que él decía uno, dos y muchos Vietnam, haya una, dos y muchas valonias. Pero si el asunto es tan importante, y en eso coincidiremos todos y todas, ¿por qué no se somete a referéndum si además todos y todas aceptaremos que nuestros ciudadanos y nuestras ciudadanas están formados y tienen capacidad crítica?
Termino diciendo que apoyaremos la iniciativa porque hoy igual que hace cuarenta y tres años nos seguimos haciendo la misma pregunta: ¿por qué han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos? Fidel Castro