Intervención de nuestra compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu en Bilbao Alba Fatuarte en el último pleno municipal, sobre el decreto en contra del sector de la estiba.
Hasta hace poco la mayoría no sabía lo que era la estiba. A priori un tema complicado pero que no lo es tanto. Basta con aplicar la lógica global para entender que este es un paso más del capitalismo en su camino hacia la desregulación total de derechos. Estamos hablando de un sector estratégico enmarcado en un modelo económico globalizado donde la producción ha dejado de ser el elemento fundamental para basarse en el mercado, es decir, en el tráfico de mercancías, y ahí los puertos juegan un papel fundamental. Así funciona el neoliberalismo: los sectores que generaban beneficios a los estados se han privatizado, tal y como pasó con el sector el naval, o el energético, ahora sucede lo mismo. Asistimos a una operación especulativa a escala mundial. Los puertos suponen el 20% del PIB del estado Español con 200.000 millones de euros de volumen de negocio al año. Lo que las empresas estibadoras ganan es una barbaridad, pero su codicia les lleva a querer más. Y como los ratios de los tráficos marítimos están ya muy ajustados, las grandes corporaciones terminalistas pretenden sacar beneficio a costa de la dignidad de los y las trabajadoras, bajando sueldos y ajustando plantillas. Una desregulación total que ya se ha aplicado en Grecia. La Troika obligó a asumir una serie de condiciones entre las que se encontraba la de privatizar el puerto del Pireo, uno de los más potentes del mediterráneo. Allí grandes empresas, como la China Cosco, ya tienen adjudicadas terminales donde se trabaja en las mismas condiciones que en su terminal en Shangai. A puerta cerrada, sin presencia de sindicatos ni nadie que controle las condiciones que imponen a sus empleados. El RD que se intentó aprobar en el congreso, permitía esto y mucho más, incluso planteaba que las propias navieras puedan trabajar con su propio personal embarcado en régimen de autoprestación.
Afortunadamente aquel RD fue rechazado, porque el PP sólo consiguió el apoyo del PNV. El 16 de marzo quedó en evidencia hasta qué punto el PNV puede afirmar una cosa aquí y hacer todo lo contrario en Madrid. Hasta qué punto llega el engaño a la ciudadanía de un PNV que firma en Sestao y Santurtzi una declaración institucional en contra del Real Decreto y luego su grupo en el congreso vota a favor del mismo. Su agenda, de vasca tiene el nombre, porque es evidente que solo tiene una dirección de contacto: Génova 13, y como fechas señaladas, las de las votaciones que se intercambian entre Madrid y Gasteiz.
Es por todo esto que entenderán que como mínimo nos mostramos escépticas ante esta enmienda. Un texto que no vamos a rechazar porque supone un avance con respecto al RD que ustedes apoyaron hace apenas dos semanas, pero que tampoco vamos a apoyar, porque además de parecernos insuficiente, contribuiría a lavarles la cara en un asunto en que ustedes han demostrado no tener ni siquiera palabra. En todo caso, y más allá del cambio de cromos evidente que se traen con el PP, lo que pasa es que al PNV le parece bien la desregulación total del sector porque así es como se está gestionando Bermeo, un puerto transferido al Gobierno Vasco, donde se permite que casi cualquiera pueda trabajar en la estiba y la desestiba, sin formación y en condiciones que se parecen más a las de aquellas épocas en que los capataces elegían jornaleros en la plaza del pueblo. Un puerto donde no hay sindicatos, ni regulación laboral como en los puertos de interés general. Nosotras solicitamos la transferencia de los puertos, precisamente porque suponen una pieza estratégica en la construcción de cualquier país, pero en lo que no estamos de acuerdo es en cómo queremos gestionarlos y al servicio de quién queremos ponerlos, para hacer que Bilbao y Pasaia sean referentes también en la defensa y dignidad de los derechos de las y los trabajadores. Profesionales a los que se ha acusado de ser privilegiados, una mafia, cuando estamos viendo que aquí la única mafia que hay es la de las transnacionales que presionan a gobiernos para plegar las políticas públicas a los intereses del capital.
Afortunadamente, a pesar del intento de poner a la gente en contra de los estibadores, no nos hemos creído las mentiras que se han contado porque sabemos que este es un colectivo con conciencia de clase, con capacidad de contestación, organización y resistencia, que ha conseguido unas condiciones de trabajo dignas, no lo olvidemos, a través de la negociación con unas empresas privadas. Un sector solidario que hasta se ha peleado las condiciones de trabajo de los compañeros de las ETTs que operan en los puertos. Por eso suponen una amenaza y por eso se ha propuesto poner dinero público para despidos y prejubilaciones de un sector, recordemos, ya privatizado. Vaya desde aquí todo nuestro apoyo a este sector que, en definitiva, pelea por su supervivencia y nos está dando a todas una lección de dignidad.