Joxe Iriarte ‘Bikila’ – Alternatiba
La literatura, como la vida misma, siempre ha estado influenciada o contaminada por diversos factores. Empezando por la adjudicación de los premios Nobel, pasando por las supuestamente más neutras de nuestras pequeñas galaxias institucionales y culturales, y no digamos las adjudicadas por las grandes editoriales. Hay excepciones, como en todo, pero la mayoría de las obras y sus autores son promocionados y premiados por cálculos políticos y/o comerciales. Desde otro punto de vista, recordemos que en un tiempo leíamos ensayos sobre “literatura y revolución” escritos por autores diversos (identificados con el marxismo) con unos ojos (y anteojos) que iban más allá de lo meramente literario. Nada es neutral en este mundo, la literatura tampoco, y los premios por la paz menos todavía.
Una prueba de lo que digo es la polémica existente en torno al libro “Patria”, escrito por el donostiarra Fernando Aramburu, y sobre el cual viento sur nos han permitido conocer las aportaciones de Ramón Zallo1e Iban Zaldua2. Además han publicado críticasde interés Jabo. H. Pizarroso y Alberto Moyano3. Y la verdad, tras dichos artículos, tanto en su vertiente más literaria, como en la sociopolítica, poco tengo que aportar.
Aramburu, una mirada estrábica respecto a la literatura euskaldun
Aún así, permítaseme añadir y remarcar algunos aspectos de la polémica. Si bien hay que diferenciar obra y autor, no voy a ocultar que respeto a lo segundo, mi grado de contaminación (en eso no voy a ser políticamente correcto) es bastante alta y viene desde las polémicas declaraciones de Aramburu sobre los escritores euskaldunes4.
Ya en su momento critiqué que con tales declaraciones, Aramburu, más allá de la validez intrínseca de su obra (que cada cual juzgue como quiera) buscaba sobre todo publicitarse y además lograr el respaldo del establishment literario y político español. Hablando en plata, hay que ser ignorante –en el mejor de los casos- o mentiroso y bastante canalla, para verter sobre sus colegas de oficio tamaña acusación. Ignorante o mentiroso sobre una serie de personas que escriben (algunos de forma talentosa y otros no tanto, como en cualquier idioma) por pura afición y voluntarismo, imposibilitados de vivir (salvo tres o cuatro figuras) de su actividad literaria. Si vivir de la literatura es difícil, vivir de la literatura euskaldun es pura heroicidad. Y acusarles además, de falta de integridad para escribir libremente lo que de verdad piensan sobre la sociedad vasca, raya el oportunismo más falsario. En un tiempo, fue la censura de los poderes fácticos de la dictadura el toro a lidiar, y en el presente es sobre todo el mercado quien criba. Y si el mercado en algo incide, incluso en el euskaldun, desde luego no es contra los críticos de ETA. Más bien lo contrario. Y si de censura se trata, basta ver lo que ocurre con ciertos chistes y guiñoles, para saber de dónde viene y contra quién se ejerce. Y si por un chiste te machacan, a ver quién se atreve a hacer apología, aunque sea literaria, de ETA. Decía Terry Eagleton que “la ideología es como la halitosis, solo se nota la del prójimo”. En el caso que nos ocupa se aúnan ideología y prejuicio…
¿Literatura pro ETA?
La mayoría de los autores (citados en los artículos de Zallo, Zaldua y demás, por lo cual me abstengo de repetirlos) que han tomado el “conflicto” como tema central o lateral de su obra (entre los cual me incluyo5), ciertamente no lo han abordado de forma tan caricaturesca y simplificada, al estilo de la última obra de Aramburu, pero en mayor o menor grado son muy críticas con ETA y con el empleo de la violencia y sus consecuencias (también del Estado, claro está), y desde luego, escenifican el complejo y amplio abanico del victimario.
Aramburu debería mirar también al sufrimiento (por partida doble) de las madres de los militantes de ETA, por ejemplo tal como lo describió Gabriel Aresti en su poema: Josefa Mendizabal Zaldibian6: “Las madres de los de ETA sufren cuando les matan sus hijos y sobre todo cuando sus hijos matan”.
Se mire por donde se mire, salvo en excepciones y en relación a la época franquista, no existe una literatura (por ejemplo al estilo de la irlandesa sobre el IRA) de ficción de un tono épico y condescendiente y mucho menos apologeta de ETA. Otra cosa son los artículos de opinión, los libros históricos e ideológicos que conforman la historiografía a favor o de explicación de ETA. En relación a la época franquista, no llegan a la media docena las novelas que tienen por protagonistas miembros de ETA. Por citar algunos, Arragoa7 describe unos personajes y una época que a muchos nos resulta conocida, unos jóvenes que entran en ETA por diferentes motivaciones: de clase, identitarias, ideológicas (incluye las disputas entre ETA VI y ETA V), y sufren las consecuencias de tal acto: represión, tortura, cárcel, y vida clandestina. Militar en ETA se convierte en una razón existencial. “100 metro”8 (con versión cinematográfica incluida) tiene por personaje central un militante en ETA, que corre sus últimos 100 metros en la plaza de La Constitución de Donostia (convertida en lugar de ritual) hasta morir acribillado por la policía franquista; todo ello, en un contexto donde ETA era considerada vanguardia de la lucha contra la dictadura y sus militantes luchadores antifascistas (basta recordar el eco que tuvo el Proceso de Burgos en todo el Estado español); igualmente Exkixu9, narra la historia de un militante de ETA entre el Proceso de Burgos y la muerte Carrero Blanco; la narración es un alegato abertzale muy al estilo txillardegiano (valga la redundancia) ante un mundo que desaparece por partida doble: el mundo rural que incluye el caserío (del cual toma su nombre clandestino) y el paisaje donde nació y creció; así como el idioma que mamó en el ambiente familiar (el euskera) arrollados ambos por las excavadoras de las constructoras y la llegada masiva de emigrantes castellano-parlantes. Posteriormente y conforme va cambiando la situación política y cultural, la obra literaria de Saizarbitoria y Txillardegi, se tornará cada vez más crítica y beligerante con la actividad armada. El mismo Txillardegi escribió en Egunkaria un artículo titulado Cui prodest (¿Quién se beneficia?) una dura crítica a ETA responsabilizándole del fracaso de Lizarra-Garazi10.
Ya en la década de los 2000, se editó “Lagun Armatua”11. Escrita por un autor alemán que conoce la realidad vasca. Narra las peripecias de un alemán de vuelta a Bilbao, la ciudad donde solía pasar las vacaciones, y en la cual se reencuentra con un antiguo amigo (cuyo perfil se ajusta a Mikel Antza, el escritor que por ayudar a Joseba Sarrionaindia a escaparse de la cárcel de Martutene malogrará su carrera literaria y se convertirá en un dirigente de ETA) que para la policía es uno de los grandes de ETA; este le pedirá ayuda para recorrer la península, y a pesar de las dudas políticas aceptara ayudarlo. Una novela con tintes negros, y con reflexiones variadas sobre las identidades, la cultura y la amistad con quien no se termina de entender (mas allá del acuerdo y la discrepancia) por qué y para qué lucha12.
La vuelta de Mikel Antza, el personaje real, supone una novedad en este panorama justo en tramo final de ETA. Tras haber sido encarcelado, retoma la escritura13 para narrar sus recuerdos y reflexiones derivadas de sus huelgas de hambre y posteriores estancias en hospitales penitenciarios, sus conflictos con las instituciones penitenciarias y los recuerdos de la clandestinidad. Este autor y su obra sí entran de lleno, con todo derecho y rigor, en tanto que es un relato personal afín al mundo de ETA14.
Como guinda del pastel: “Orpoz Orpo”15, aventuras de un joven clandestino de ETA cuyas peripecias sexuales no desmerecen en intensidad de las estrictamente militantes. Sexo, humor, paranoias y no pocas alucinaciones.
Diferenciando, por rigor, el durante y después del franquismo, esta literatura es variada y plural, tanto desde las miradas más críticas y severas, como las más neutrales y/o condescendientes.
Así que si la pretensión de Aramburu de propiciar “la derrota literaria de ETA” y zanjar el tema, al menos en lo que al terreno de la narrativa se refiere, es una embestida nada quijotesca contra molinos de viento. Un cruzada contra una obra inexistente, pero pura carnaza para los que esperaban un relato según su deseo y visión del conflicto vasco. De ahí (y el acierto de su formato) su éxito. Estamos en plena batalla “por” el relato, y todo vale. El escritor y crítico literario Txema Arias, se preguntaba16 cómo es posible que “los escritores euskaldunes traducidos al castellano sean tan ninguneados por quienes ensalzan a Patria por considerar que es la novela esperada por la sociedad española sobre el conflicto vasco”. La cuestión no es reflexionar, sumergirse y tratar de entender el conflicto vasco en su complejidad, sino proyectar y deleitarse en un relato del conflicto al gusto de un público (muy mayoritario en España) que lo ha estado deseando. Para ese público, Patria, cumple sus expectativas.
Y sin embargo no existe una versión única y unívoca, ni siquiera en el campo más heterodoxo17. Y desde luego, y en eso también tiene razón Zaldua, habrá un suma y sigue, si bien visto lo visto, la descompensación entre el peso de los autores y del público, se dará más desde un desde un lado que desde el otro… porque la literatura seguirá contaminada.
¿Adiós a las armas?
La noticia y posterior escenificación de la entrega del los arsenales de ETA, está abriendo las puertas a la imaginación. Hasta las pistolas se han puesto a hablar. Una de ellas mediante la pluma del escritor Pako Aristi nos daba fe de su testamento. Su nombre: Firebird, Sig Sauer, Walter P38, es lo de menos. Creada como arma para los cuerpos de élite de los ejércitos y policías de todo el mundo, la narradora se descarrió por vericuetos clandestinos. Sus primas hermanas, la mayor parte, destinadas a convertirse en glorias patrias, en servidoras del orden establecido, o al comercio del narcotráfico, gozan del privilegio de participar en desfiles y ser expuestas relucientes y engrasadas. Las menos, ovejas negras como nuestra narradora, están ocultas y estigmatizadas como terroristas. “La política consiste en saber cuándo y contra quién apretar el gatillo” decía Vito Corleone. No era un político, pero manejaba políticos. Ala del cuento le llegó la hora de comparecer ante el patíbulo. Ser entregada y destruida. ¿Y las otras? ¡Ay las otras! Todo depende donde naces y a qué familia perteneces, solo unos pocos cambian de sino. La mayoría, cumple el papel para el cual ha sido creado. Adiós a las armas de unos… pero las armas no desaparecerán.
Un título, tendencioso: Patria
La obra de Amin Maalouf “Identidades asesinas” trata de la identificación del fundamentalismo (sobre todo) religioso con su propensión al asesinato. De forma pertinente, Mª Dolores Martín-Consuegra Martín-Fonte18 nos alerta de que “el título de la obra –y puntualizo, sobre la novela patria- resume el contenido de la misma. Si se realizara una encuesta sobre lo que sugiere, es posible que la mayor parte de las personas encuestadas identificaran lo de “Identidades Asesinas” en una dirección unívoca, y esta posibilidad la expresarían con menor tibieza que el autor. Identidad-Patria. De forma más o menos sutil unas patrias, unas identidades son las asesinas. Y sin embargo, no hay identidades -esencialmente- asesinas, hay asesinatos y genocidios que se realizan en nombre de tal o cual identidad, sin embargo poco se menta a las identidades asesinadas, sea por quienes dicen no ser identitarios, por ejemplo los impulsores de la globalización neoliberal y los Estados Nacionales y sus ideólogos, o por fundamentalismos varios: el ISIS contra los azaríes.
¿Qué patria resulta del título de la obra? La vasca. ¿La defensa de la patria vasca, da cobertura al asesinato? El patriotismo PNV-ista incluso durante la dictadura (ahora dispone de la Ertzaintza la cual con otras fuerzas de seguridad se asigna el monopolio de la violencia) tenía por seña de identidad la resistencia pacífica, y el lehendakari Leizaola consideró el magnicidio de Carrero Blanco por parte de ETA, como un acto indigno y de malos vascos. Ni lo uno ni lo otro. Ningún patriotismo es de dirección única. Se da el ¡Patria o muerte! de la revolución cubana. Y el ¡Todo por la patria! de la Guardia Civil.
Es imposible negar que en defensa de la patria vasca (y de una forma de concebirla, pues hay diferentes formas de concebir y defender dicha patria vasca) se ha vertido sangre. El Eusko gudariak es un himno guerrero y un canto a favor de verter la propia sangre (y la ajena) en defensa de la patria. Así lo hicieron los gudaris en el 36, derramando la propia y la ajena, y los milicianos y el ejército popular en defensa de la república. Y posteriormente ETA en la lucha contra la dictadura; y siguieron vertiéndola contra el régimen del 78, entrando en una espiral incontrolada que arrastró tras si antiguas referencias políticas, éticas y morales19.
En realidad no hay causas (ni símbolos) emancipatorias, sean de carácter patriótico o de otro género, que no hayan sufrido diferentes grados de contaminación que contradicen su aspiración última, y que son difíciles de expurgar20. Pero llama la atención que Aramburu mente la lacra de la tortura, pero no la relacione con la defensa de la Patria, la española, que «con razón o sin ella,- afirma Rafael Vera- la patria al igual que la madre, siempre debe de ser defendida”. El recientemente fallecido Ion Arretxe, narró en su libro la “Sombra del nogal” las torturas sufridas en el cuartel de Intxauorrondo (nogal en euskera) donde el ¡Todo por la Patria! luce en todo su esplendor.
Está fresca en mi memoria la sentencia de Mikel Azurmendi, antropólogo euskaldun, antiguo militante de ETA y posteriormente protegido del PP, quien llegó a renegar públicamente de su lengua natal el euskera por considerarla idioma de asesinos. Renegar del euskera, no del castellano ni del inglés, idiomas en cuyo nombre se han propiciado genocidios, asesinatos físicos y culturales, y que sin embargo, sería absurdo endilgarles una naturaleza asesina. Los idiomas, las lenguas, no asesinan; las identidades tampoco, son las personas y los hablantes los que asesinan, lo hagan en nombre de lo que lo hagan.
Sin embargo en esa guerra sucia y desigual, camuflada de literatura, es útil identificar asesinatos con determinadas patrias, idiomas, religiones, pero ocultando las que están agazapadas. El patriotismo vasco, tiene sus lacras (¿qué patriotismo no las tiene?) señalar la paja del ojo ajeno cuando en el propio hay tamañas vigas, es cuando menos curioso.Pienso que hay patrias y patrias, que cada cual elija la suya21 si puede hacerlo.
Escribí ya hace tiempo22: “Conviene no olvidar que las primeras revoluciones de la época moderna, la francesa y la americana, fueron realizadas por gentes que querían dotarse de una patria. Ciertamente se trataba de un patriotismo republicano y no romántico, más ligado al mundo de las libertades cívicas y el autogobierno del pueblo, que a las reivindicaciones étnico-culturales. Pero no hay que exagerar la distinción. Siempre me ha parecido artificial la división tan tajante que se hace, entre el modelo nacional alemán (supuestamente romántico-étnico) y el francés (supuestamente, republicano-ciudadano); igualmente la que se realiza entre el modelo historicista y el del plebiscito diario, ya que no hay nación (salvo en situaciones de dictadura) que no asuma en sus constituciones valores cívico republicanas, y que a la vez que no se reclame de una determinada historia y sustrato nacional, o que deje de defender su lengua considerada nacional (la Francia republicana, considera una reivindicación étnica la oficialidad del euskara, pero acaba de convertir al francés en lengua oficial y nacional). Ocurre otro tanto, en relación, al cosmopolitismo y el patriotismo. El humanismo cívico, según expresión del federalista canadiense Charles Taylor ’necesita una vinculación sólida con la comunidad’. Dicho de otra forma, ’el patriotismo es tan necesario como el cosmopolitismo porque los Estados democráticos modernos son empresas comunes sumamente exigentes con el autogobierno’. En consecuencia, ’la batalla a favor de un cosmopolitismo civilizado se debe de librar desde un patriotismo abierto a las solidaridades universales’”.
El irlandés James Conolly fundador del Partido Republicano Socialista Irlandés y uno de los revolucionarios patriotas, fusilados tras la derrota de la Insurrección de Pascua, consideraba que “el verdadero patriotismo busca el bienestar de cada uno en la felicidad de todos, y está en desacuerdo con el deseo egoísta de una riqueza mundial, que solo puede alcanzarse con la explotación de unos mortales menos favorecidos. Es misión de la clase obrera el dar al patriotismo esta significación superior y mas noble”23.
Publicado en Viento Sur
1http://vientosur.info/spip.php?article12288;
2http://vientosur.info/spip.php?article12381
3La literatura de la Patria o la patria de la literatura, de Jabo H. Pizarroso http://www.criticoestado.es/la-literatura-de-la-patria-o-la-patria-de-la-literatura/, y Apátridas de Alberto Moyano http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2017/02/12/apatrida/.
4“Esos escritores están subvencionados, así que si abren la boca se acabó y no son libres» dijo Aramburu… Así que los que escribimos en español, y encima nos publican en Barcelona, tenemos otro recorrido y podemos hablar» explicó Aramburu en la Feria del Libro de Guadalajara (México).
5Ekaitz aroa, (2002) editorial Txalaparta, autor Joxe Iriarte, Bikila. Kamaradak (2016) Editorial Txapalarta, autor Joxe Iriarte, Bikila.
6Etarren amek asko sufritzen dute, semeak hiltzen dizkietenean eta batez ere semeek hiltzen dutenean... Josefa Mendizabal era la madre de Txikia, dirigente militar de ETA V, muerto por la policía en 1972 en Algorta)
7Arragoa (1997) Editorial Txalaparta, Autor Jon Urrejulegi.
8100 metro. (edición 1985) Editorial EREIN, autor. R. Saizarbitoria
9Exkixu, (1988) editorial Elkar, Jose Luis Alvarez Enparantza “Txillardegi”
10Mientras escribo estas líneas se esta trasmitiendo la noticia del fallecimiento de Hasier Etxeberria, escritor, critico literario (y productor de Sautrela el programa de ETB1 sobre literatura) que, cosa hasta entonces inaudita, fue amonestado en el 2002 Zutabe, órgano clandestino oficial de ETA.
11Lagun Armatua (2007) Der bewaffnete Freund.(título original) Editorial Txalapata, autor Raul Zelik
12Despedida final entre los dos amigos. ¿y qué supone ganar?- ¿Lograr unos derechos?. No estoy seguro qué me quiere decir , ni siguiera si el lo sabe de verdad, pero no le voy a pedir que me lo repita”. Traducido de la versión en Euskera.
13Autor Mikel Antza. Anteriormente había escrito : Lehen bilduma (82-84); Beteluko balnearioko mirariak (85); y Odolaren usaina (1987) los tres con la editorial SUSA. A modo de biografia esta también Borrokaren gorrian (1999) editorial Txalaparta, autor Joxe Iriarte, Bikila.
14Autor, Mikel Antza. Ospitalekoak (2010) Editorial SUSA, Bakarkako Koroniak (2011) Editorial Ateramiñe y Atzerri (2012) Editorial SUSA.
15Orpoz Orpo, de Ernesto Prat Urzanki (2012) editorial Txalaparta, colección Ero-literatura,
16ETAk Zapuztutakoa. (kultura-Berria) 23-2-2017. “Nola da posible erdarara itzulitako euskal idazleok hain predikamendu eskasa izatea, “Patria” goresten duten kritikarien lelo nagusia “espainiar gizarteak euskal gatazkari buruz esperoan zuen nobela” izanda.”
17http://vientosur.info/spip.php?article424
18http://revistaselectronicas.ujaen.es/ind
19No por frecuentemente citada, deja de ser válida la diferencia de criterios éticos entre los que impulsaron la socialización de la violencia y los que sufrieron el estallido de la bomba en el intento de desactivarla al enterarse que había trabajadores en el lugar (redacción de El Correo de Eibar) donde la habían colocado.
20http://vientosur.info/spip.php?article424
21http://vientosur.info/spip.php?article11004
22https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157
23James Conolly: Socialism and Nationalism