Oskar Matute
El pasado lunes día 26 de junio Luis Bárcenas compareció en el seno de la comisión para la investigación de la financiación irregular del PP del Congreso de los Diputados de Madrid. Durante su comparecencia, pocas fueron las palabras o respuestas que conseguimos arrancarle los diputados allí presentes. Y es que bajo el supuesto del silencio como legítima defensa, cada vez parece más claro que se esconde realmente un «Omerta», un pacto de ley de silencio, que salve al PP de sus presuntas responsabilidades y minimice el castigo para la cabeza de turco de este modelo de corrupción tan evidente como presente en el funcionamiento del estado español y su modelo económico.
En dicha comisión, tanto desde ERC como desde EH Bildu, sostuvimos una tesis: la corrupción es sistémica y no coyuntural, generalizada y no eventual, evidente y no sorprendente. Y Luis Bárcenas no es sino un peón de un modelo de negocios y relaciones de la economía con la política donde estás prácticas de sobresueldos, donaciones al partido recompensadas con obra pública, puertas giratorias y enriquecimientos vertiginosos son lo habitual, lo inherente al milagro español.
¿Y por qué sostenemos lo que acabamos de decir? Las evidencias, desde nuestro punto de vista, son varias y muchas de ellas vienen plasmadas en todo lo que acompaña a los «papeles de Bárcenas» y se materializa en las concesiones de obra pública a lo largo y ancho de la geografía del actual estado español, con un papel notable e incluso estelar de las obras del Tren de Alta Velocidad en nuestro país.
Bárcenas sostiene que las donaciones que diferentes empresarios realizaban al PP, por encima de lo legalmente permitido (nuevamente el poder económico por encima del poder político), eran donaciones realizadas desde el afecto, simpatía o adhesión con el partido y sin contraprestación por parte de este a los donantes en modo alguno. Así, surgen al menos dos cuestiones relevantes a analizar. De un lado si todas las empresas implicadas en los papeles de Bárcenas son o eran afines al PP, y de otro si estas no se beneficiaron a posteriori de «ayudas» bajo la forma de concesiones de obra pública. Vayamos por partes:
Es evidente que muchos de los donantes son afines a quienes nos malgobiernan, dado que las políticas de estos siempre les benefician a ellos, unos pocos, en detrimento de la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas pero… ¿todos los donantes son afines?
Entre los donantes aparece una empresa vasca, Urazca con 90.000 euros en el 2007 por parte del entonces consejero delegado de la firma, Ignacio Ugarteche y cuyos fundadores han estado vinculados de forma mucho más estrecha y directa a otro partido, de gran implantación en la Comunidad Autónoma Vasca o Bruesa en las personas de Antonio Pinal Gil o Emilio Álvarez López con 48.000 euros en 2006 que siempre han presumido de sus estrechas relaciones con otro partido estatal fuerte que no resulta ser el PP. ¿Seguimos sosteniendo que son donativos hechos desde la adhesión ideológica al PP de las empresas, incluidas estas que hemos citado, o pasamos a sopesar la posibilidad de que cualquier empresa que quiere entrar en la ruleta de la concesión de obra pública del estado debe pasar por caja? Por la caja B, por supuesto.
En respuesta a una solicitud de información por escrito que desde EH Bildu realizamos el 14/9/2016 y que nos fue remitida el 31 de mayo del 2017 relativa a las empresas adjudicatarias de los tramos del TAV ejecutados por ADIF en nuestro suelo (lo relativo a la conocida como Y vasca ferroviaria) encontramos respuesta a nuestra sospecha expresada en el párrafo anterior. En la relación de empresas adjudicatarias están prácticamente todas las empresas que aparecen en los papeles de Bárcenas y que, en consecuencia, figuran como imputadas en el proceso sumarial abierto. Entre los adjudicatarios de tramos del TAV están OHL, Sacyr Vallehermoso, Azvi, FCC y Urazca entre otras que, casualidades de la vida, en muchos casos expresan su necesidad de ser altruistas mediante donaciones al PP en los meses posteriores o anteriores a la adjudicación de algún tramo o trazado del TAV en nuestro país a lo largo de, al menos, 8 años desde el 2000 al 2008. ¿Es casualidad o causalidad? Para nosotros y nosotras, sin duda se trata de lo segundo.
El trabajo de la comisión no ha hecho sino comenzar y nos quedan por delante muchos comparecientes por escuchar y a quienes preguntar, además de toneladas de papeles que estudiar. El lunes fue el, por algunos llamado «Luis el Cabrón», quien abrió la ronda. Sus papeles aterrizan el debate y ponen nombres y apellidos a un latrocinio constante de dinero público y a una sumisión obscena de lo público para el beneficio de las élites de siempre. Pero habrá más, llegará Álvaro Correa, cerebro de la Gürtel, y otros más que señalan con claridad este expolio y sus formas de operar.
Desde EH Bildu seguiremos peleando por desenmascarar a los chorizos que se llevan el dinero público de todos y todas, que sacrifican nuestra dignidad a golpe de recortes en sanidad, educación y servicios sociales para que estos, los de siempre, se forren con cemento y obras faraónicas de dudosa o nula utilidad y rentabilidad económica, social y medioambiental como el TAV. Pero algo ya tenemos claro y esto no ha hecho más que empezar en dicha comisión. La corrupción es una hidra que trepa por todo el sistema económico y político imperante en el estado español y la mejor manera de hacerle frente es levantar desde nuestra propia realidad un edificio con cimientos sólidos y firmes que se libre de esa «aluminosis» que corroe el edificio del estado español. Esa realidad por construir de forma sana, justa y digna se llama Euskal Herria.