Entrevista a nuestro compañero Jon Lasa de Ainhoa Muñoz para Diario Vasco (18 marzo de 2019)
Apenas rozaba la mayoría de edad cuando vivió su primera experiencia política. Jon Lasa (Donostia, 1950) aterrizó en 1969 en la Universidad de Zaragoza para estudiar Medicina cuando, de pronto, se topó con aquel bullicio estudiantil que se revolvía contra el régimen franquista. Y aquello le cautivó. «Me metí en los líos aquellos de las asociaciones estudiantiles afiliándome al Partido Comunista», recuerda.
Aquellas primeras siglas fueron tan solo el inicio de una carrera política que llevaron a Lasa a desfilar por Euskadiko Ezkerra, Ezker Batua, Altematiba, EH Bildu… hasta cinco formaciones que, según argumenta, tienen un denominador común: «Defender las políticas de izquierdas». Lo que siempre, dice, le motivó.
Pero aquel acicate por querer cambiar las cosas desde su prisma también metieron a un joven Lasa en más de un embrollo. Le llegaron a detener hasta en tres ocasiones y tuvo que pasar un tiempo en la cárcel. ¿El motivo? «Me detuvieron y el Tribunal de Orden Público me condenó. Estuve tres meses en la cárcel por una manifestación contra las bases americanas en Zaragoza», relata.
En 1970, cuando España estaba sumida en el juicio por el proceso de Burgos, Lasa se dedicó a fabricar pegatinas «en contra del estado de excepción». Y aquello volvió a ponerle en el punto de mira del Tribunal de Orden Público. «Me fueron a buscar, pero conseguí escaparme», asegura.
A comienzos de 1971, Lasa se marchó a Alemania. «Llegué solo, sin conocer a nadie… Me acogió en un convento de Münster el franciscano Joxe Azurmendi». Lasa, entonces, se matriculó en Psicología para continuar con sus estudios hasta que, tres años después, en 1974, se vio obligado a regresar a España para que no le declararan prófugo. Tenía que hacer la mili.
Lasa volvió a Donostia en 1979 después de finalizar sus estudios en Barcelona. Apenas dos años después, nació Euskadiko Ezkerra tras la fusión del Partido Comunista de Euskadi con EIA. Y entonces sí, sin pretenderlo
ni habérselo imaginado jamás, Lasa se convirtió en cargo público. «Nosotros, cuando entrábamos en política no teníamos ninguna intención de tener cargos, lo que queríamos era cambiar las cosas y acabar con la dictadura de Franco. Yo no veía la política vinculada a la institución», dice.
Sin embargo, en 1987 arrancó su camino en la política más profesional, un recorrido que siempre compaginó con su labor en el Departamento de Educación del Gobierno Vasco. Lasa salió elegido en el 87 concejal de Euskadiko Ezkerra en el Ayuntamiento de San Sebastián. Cargo que ocupó hasta 1991 con Xabier Albistur como alcalde. Pero tras la ruptura de Euskadiko Ezkerra en 1992, Lasa se quedó en una especie de limbo que le llevó a incorporarse, en 1995, a Ezker Batua. Año en el que Lasa pasó del terreno municipal a ser juntera en Gipuzkoa. «La política municipal es mucho más directa, de acción diaria y de contacto con la gente. Las Juntas no dejan de ser un Parlamento en el que de vez en cuando uno interviene», recuerda.
Biografía Nació el 26 de junio de 1950 en Donostia. 1969 Se afilia al PCE. 1917-91 Concejal de Euskadiko Ezkerra en Donostia. 1995-1999 Juntero en Gipuzkoa por Ezker Batua. 1999 Candidato a la Alcaldía. 2003-2011 Juntero en Gipuzkoa. 2007-2011 Concejal. 2008 Nace Alternatiba. 2011 Entra en el Gobierno de la Diputación de EH Bildu como director de servicios sociales
El Pacto de Lizarra.
Durante aquella legislatura en las Juntas, Lasa vivió una de las épocas más intensas de su andadura política: el Pacta de Lizarra. «Para mí fue un momento de esperanza, lo viví como un paso para facilitar que ETA dejara la violencia. Lo cogimos con mucha ilusión», recuerda. Sin embargo, dice, «hablando con gente de otros partidos, sobre todo del Partido Socialista, me hacían ver que desde el otro lado se vivió con bastante dolor porque la persecución en la calle había sido más potente que en la época anterior», continúa. Y para él, que se había involucrado en primera persona, «fue un gran palo cuando ETA volvió a matar».
Lasa reconoce que «uno de los días más duros» fue cuando regresaba de la manifestación en Bilbao por Miguel Ángel Blanco. «Yo participaba en las manifestaciones que había en aquel momento, cuando ETA secuestraba, cuando había atentados, solía participar con Gesto por la Paz», relata.
Porque si hay algo que, dice, siempre diferenció al partido que representaba con Batasuna fue «el tema de la violencia». «En temas ideológicos de izquierdas teníamos bastantes puntos en común, y sabíamos que el día que desapareciera la violencia era muy probable que coincidiéramos en muchas cosas», insiste, como «el derecho a la autodeterminación».
Lasa regresó en 2003 a las juntas, y compaginó aquel puesto con la concejalía de Deportes y Educación en San Sebastián (2007-2011). Una época que recordará siempre con satisfacción al conseguir, junto con Ramón Etxezarreta, la primera regata femenina en Donostia. Aunque no todo fueron alegrías. En medio de aquella legislatura, las «diferencias serias» con el entonces líder de Ezker Fatua, Javier Madrazo, llevaron a la creación en 2008 de Alternatiba —hoy integrada en EH Bildu— con el objetivo de ser un nexo de unión entre las izquierdas vascas. Hasta hoy.
Lasa continuó de la mano de la entente abertzale cuando EH Bildu arrasó en las elecciones de 2011. Lo hizo como director de Servicios Sociales de la Diputación. Hasta que en 2013, a los 63 años, se jubiló. «Desde entonces hago vida de jubilado. Leo, intervengo en asuntos del barrio, Amara». Pero siempre con un ojo puesto en la actualidad política. «Los que entramos en política en nuestra época, siempre seguirnos pendientes».