Hay quienes insisten en recordar a EH Bildu que el PSOE no es de fiar, que no es de izquierdas, que es el enemigo. Y yo, cabizbajo, me pregunto, a quién se lo están diciendo, en qué momento las gentes de EH Bildu han podido olvidarlo… Es un juego con las cartas marcadas en el que ellos reparten la mano, por supuesto, aunque ya tras tantos años, tras tanta experiencia acumulada, en la izquierda vasca se conoce perfectamente la existencia y el significado de cada marca. Pero claro, quienes insisten en recordarlo realmente no creen que se haya olvidado nada, simplemente no comparten la estrategia.
La estrategia, qué peligro. El posibilismo pisa la ortodoxia para ceder terreno ideológico al enemigo. Empujar el marco desde el centro del tablero. El enemigo que al mismo tiempo es el objetivo: la inalcanzable hegemonía. La pescadilla que se muerde la cola…, David contra Goliat…, abrazo del oso…, el pez grande que se come al chico. Ortodoxia, heterodoxia, ceder o ganar terreno, hegemonía, ideología. Lenin, Argala, Zizek, Gramsci, Guevara, Chomsky, Butler, Laclau… Hoy no habrá citas.
Mi madre me contó que su abuelo -mi bisabuelo- murió cerca del cinturón de hierro defendiendo una Euzkadi que hasta hacía poco le debía resultar un tanto ajena. Nunca hemos hablado mucho de esas cosas. Hablarlo con su abuela, una de esas mujeres curtidas con el coraje de echar la familia adelante siendo viuda de un rojo, pudo ser más complicado. Un minero militante de un yunque y una pluma hoy convertidos en puño y rosa; uno de esos gallegos que vinieron a luchar junto a la ikurriña y perecieron en el Bizkargi en mayo de 1937. 42 años después, el mismo año en el que nací yo, el PSOE renegaba de sus postulados históricos y daba pistoletazo de salida a los planes de Isidoro: el PSOE monárquico de las cloacas; el de la desmemoria; la guerra sucia; las torturas; la energía nuclear; los fondos reservados; el GAL; la OTAN y los delitos internacionales; la dispersión de los presos políticos y la política penitenciaria criminal con los enfermos; las privatizaciones; el encarcelamiento de los insumisos; el plan ZEN; el cierre del tejido industrial; la Europa de los mercados; la represión de la lucha obrera; el todo es ETA; la corrupción convertida en institución y partido -desde Filesa a los ERE-, la ley Corcuera de la patada en la puerta; el apoyo a la Ley de Partidos; el cepillado al plan Ibarretxe y al estatuto de Catalunya; el pacto del Euro; la reforma laboral; el recorte exprés a la constitución española; el rescate a los banqueros; los CIEs y las concertinas; la abstención para que gobernara el PP; la complicidad en la represión del 1-O y en la aplicación del 155… el PSOE que es cimiento, pilar y mobiliario de un régimen del 78 que es reforma del régimen franquista.
Hoy tenemos un “Unidas Podemos” diciendo “no se pudo”, resignado a ser la “Izquierda Unida” renovada del mapa político. Es decir, un partido que confía en que “sí se puede” mover hacia abajo y hacia la izquierda a un PSOE que conocemos bien y al mismo tiempo pone sus esperanzas en ampliar la confianza del electorado estatal con los años -poco que ver con un asalto a los cielos-. Lo hacen entre otras cosas, agarrándose en campaña a la misma Constitución española que se ha utilizado tantas veces contra la ciudadanía, enfrentándose a lo que les dió forma. La única manera de llegar a este punto coralmente en Podemos ha sido someter su estructura a una purga detrás de otra, demostrando una democracia interna a la vista de su electorado menor que la del propio PSOE (el mismo PSOE que esperan mover hacia abajo).
Y llego a este punto sin haber hablado de trifachitos. Un Régimen en eterna crisis se revuelve contra la situación actual con un nuevo parche: el fin de la agrupación de la derecha, resucitando al PSOE frente a un franquismo sin caretas y recogiendo todos los trozos de un PP en clara descomposición. En campaña los bloques se clarifican, y ya tendrán tiempo de romperse tras ver los resultados. Ciudadanos huye de mostrarse bisagra, hay que acumular voto conservador y reaccionario desde el centro derecha, que por la derecha extrema ya pone el caldero Vox. No creo en grandes conspiraciones. Si algo une al neofranquismo es el neoliberalismo. Si no fueron los mismos que pusieron dinero para impulsar Ciudadanos, son otros parecidos poniendo capital a Vox como proyecto aún más rentable en el corto plazo gracias a estrategias ya experimentadas en otras regiones del planeta.
Pero este mecanismo cruje donde era previsible, lo más probable es que los propios partidos que buscan romper el statu quo a través de la autodeterminación, sean llave de la gobernabilidad del Estado español. Y es difícil prever el futuro a partir de ese momento. Tras unas elecciones en 2015 infructuosas de cara a formar gobierno, las dificultades para formarlo tras las siguientes de 2016 -dificultades que llevaron a una doble recomposición del PSOE-, una moción de censura aprobada con una composición de votos muy compleja, y una legislatura sin presupuestos del partido gobernante disuelta sin agotarse, es difícil prever qué efectos tendrá en el Estado español que los partidos de izquierda soberanista tengan en su mano la gobernabilidad…
Difícil, pero algo sabemos. Sabemos quiénes estarán en frente, dos bloques que trascenderán partidos o al menos se mostrarán ligeramente dinámicos: el bloque neofranquista empujando una contrarreforma y el bloque de los valedores del Régimen. Sabemos que ambos bloques al menos nos temen en mayor o menor medida, cuando no nos odian abiertamente. Y sabemos bastante bien quiénes somos, principalmente porque sabemos lo que queremos construir.
Si los soberanistas de izquierdas somos decisivos, podremos parar la involución en el Estado. Desalojaremos y nos enfrentaremos gratuitamente al trifachito pero sin extender cheques en blanco a nadie. Lucharemos por revertir una parte de lo destruido, y lucharemos sobre todo por empujar nuestro proyecto de democracia, libertades, derechos, feminismo y justicia.
Si somos la clave, podremos mostrar la república que defendemos y empezar a hacerla efectiva allí donde nos lo niegan. Una república en la que los símbolos serán símbolos sólo si representan los derechos y libertades de quienes la conforman, en la que cualquiera pueda defender y mostrar su identidad en libertad. Una república de iguales construída entre diferentes que nunca dejarán de serlo, en la que la memoria, el dolor, el éxito, la reconciliación, la diversidad y la solidaridad sean ladrillos tan importantes unos como otros. Una república que sea aquí Euskal Herria, y otra allí que sea Catalunya, y otra Galiza, y otra Aragón, Asturias, Canarias… unas repúblicas que rompan el Régimen en mil pedazos que los pueblos recogerán con toda la ilusión que puede suscitar construir algo nuevo, bien entrado el siglo XXI, desde la justicia social, en lugar de los rescoldos de un golpe de estado perpetrado hace más de 80 años.
Y terminaría aquí, pero quiero recordar en este último párrafo las elecciones generales de 2011. Entonces Amaiur se convirtió en la quinta mayor fuerza del congreso español, por encima de partidos como PNV, UPyD o ERC. La verdad es que hay algo que no puedo olvidar del día del recuento, y es la estupefacción y sumo cabreo que suscitaron los resultados de Amaiur en el canal de televisión Intereconomía (sí, vi el recuento en Intereconomía, hay que saber disfrutar esos momentos). El objetivo es ampliar la representación y de esta forma ser determinantes, pero si EH Bildu repitiera los resultados de Amaiur de 2011, todo apunta a que Maroto se quedaría en casa y el trifachito no obtendría ni un escaño en la CAV (por desgracia Navarra Suma seguiría obteniendo uno o dos escaños). EH Bildu ha sido vetada en todos los debates de ámbito estatal. En el debate a cuatro de TVE han nombrado a EH Bildu siete veces y a Arnaldo Otegi nueve (dos de ellas con foto). Naturalmente si por lo que sea no pudiste hacerlo en su día, no te voy a quitar la oportunidad, pero si en 2011 votaste Amaiur, sin duda te animo a repetir la experiencia votando EH Bildu y así dar un buen disgusto al trifachito. Está en nuestra mano.
Iagoba Itxaso – Militante de Alternatiba
Artículo de opinión extraído del blog «Ignominia por fascículos«.