Entrevista a Joxemari Carrere, una cara nueva en las Juntas Generales de Gipuzkoa. Un incansable militante de Orereta, que desde las juventudes de EMK hasta hoy, nunca perdió la sonrisa.
¿Quién eres, de dónde vienes y a dónde vas?
Soy Joxemari Carrere Zabala, de Orereta. Llevo toda mi vida trabajando de actor y narrador de cuentos, aunque he sido también profesor de euskara en AEK, estibador en el puerto de Pasaia, morroi en un caserio en Iparralde, reponedor de productos en Pryca, cobrador de facturas… Lo normal en un actor que se precie. Politicamente comencé a militar con 15 años en las juventudes del EMK, después nos fusionamos con LKI y surgió Zutik, donde estuve hasta su disolución y creamos Gorripidea y finalmente nos integramos muchos de sus militantes en Alternatiba.
En EH Bildu no suele haber peleas por ocupar puestos, y sin embargo han conseguido convencerte. ¿Qué esperas encontrarte entre las paredes de la institución?
En las paredes de la institución, las Juntas Generales de Gipuzkoa, espero encontrar puntos débiles para poder abrir agujeros y que entren el aire fresco y las voces del exterior. Una institución no puede ser un castillo donde se reune la nueva aristocracia, sino un lugar abierto como el campo y extenso como el mar.
Las Juntas Generales son un territorio un tanto desconocido por la gente. ¿Cómo le explicas a la gente de tu entorno dónde vas a pelearte con el gobierno?
Es curioso, pero antes de pisar las Juntas, gente de mi alrededor ya me está pidiendo lo que tendría que hacer, que no es si no pelear por que no se salgan con la suya todos esos apoltro- nados y llevar las reivindicaciones de la calle a ese lugar. Y a mi me gusta hacer caso a mis colegas.
¿Crees que es posible mantener aquello que defendemos de “un pie en la institución, mil en las calles?
No solo es posible sino necesario. Puede sonar a tópico pero es así. De lo contrario, ¿para qué vamos a ir a un sitio lleno de telarañas, que huele a naftalina y enclavado en una realidad paralela? Las instituciones no tienen que ser un fin en si mismo, sino un instrumento más, como lo son los organismos sociales y populares, las movilizaciones, para avanzar en una sociedad
más justa e igualitaria. Para calentar un sillón ya tengo uno en casa.