Entrevista del periodista de DEIA, Mikel Aizpuru, al portavoz de Alternatiba y cabeza de lista de EH Bildu al Congreso, Oskar Matute, publicado el 5/11/19.
¿Tiene algún sentido esta segunda ronda de elecciones?
Sí, otra cosa es que sean deseables o que hubieran sido evitables. Desde luego, nosotros sabemos que se deben a una obstinación de Pedro Sánchez para mejorar sus números y para no depender de los soberanistas. En cualquier caso, en la medida en que son elecciones y se va a reconfigurar el peso político de cada cual en el congreso, tienen pleno sentido. Desde el Congreso emanan leyes que afectan a la vida diaria de los ciudadanos vascos.
¿Pero cómo se le dice al ciudadano de a pie que vaya a votar por cuarta vez en cuatro años?
Votar no cuesta demasiado, son unos minutos en la vida de alguien. En cualquier caso, tenemos una nueva oportunidad de intentar fortalecer proyectos democráticos que mejoren la vida de la gente, dignifiquen a las personas y pongan en salvaguarda los derechos de los pueblos. Es una oportunidad que el Estado español rara vez concede, porque la democracia en el Estado es absolutamente precaria. Aprovechemos las pocas oportunidades que quedan para abrirles grietas.
Sin embargo, más que del eje social de lo que se está hablando es de Catalunya.
Más que de Catalunya, se está hablando de democracia. Es verdad que el escenario elegido es Catalunya, pero el debate de fondo es sobre las capacidades de profundización democrática o, por el contrario, de involución democrática. Mantenemos una actitud de solidaridad total con Catalunya, en tradición y sintonía con lo que muchos vascos hicieron en otros tiempos. El pueblo catalán está siendo reprimido salvajemente por haber hecho algo tan peligroso como votar.
EH Bildu lleva tiempo alertando de esa involución democrática. ¿Está yendo a más?
Por desgracia, acertamos en su momento cuando dijimos que el Estado español se estaba encaminando a esa involución. Ante el cuestionamiento del régimen del 78
había dos salidas: la de profundizar en aquello que se nos dijo que no se podía hacer por el ruido de sables y por el miedo a los poderes fácticos todavía fuertes de la dictadura, o la de entender que el Estado de las autonomías había llegado a su tope en cuanto descentralización y autogobierno y lo que tocaba era una recentralización para evitar veleidades soberanistas. El Estado español ha optado por esta segunda.
Y sin embargo ustedes se abstuvieron gratis en la investidura fallida de Sánchez en julio.
Siempre hemos dicho que si existiera alguna posibilidad de conformar un Gobierno donde las derechas no tuvieran peso y dimensión, y que estuviera capacitado para desarrollar una agenda que ahondara en la plurinacionalidad o en la reversión de los recortes contra las clases trabajadoras, no íbamos a ser un obstáculo. Cumplimos con nuestra palabra y fueron quienes tenían que haber conformado ese Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, quienes no fueron capaces de llevar a buen puerto ese deseo, que fue lo que hizo que las derechas retrocedieran tantas posiciones el 28 de abril.
¿Se ha perdido ahora el miedo a Vox que influyó en la derrota de la derecha?
No lo sé, pero no debería. La entrada de Vox ha supuesto que desde el Congreso se blanquee a fascistas de manera natural, fascistas como Matteo Salvini o Viktor Orbán. Además, ninguna experiencia de la extrema derecha en Europa entra y desaparece. Normalmente entran, tienen un cierto periodo de adaptación al medio, y su discurso acaba encontrando en unas sociedades inestables y temerosas de su futuro un caldo de cultivo ideal para seguir creciendo. De cara al escenario postelectoral,
sus socios de ERC ya han advertido de que no facilitarán en esta ocasión una investidura de Sánchez.
¿Qué postura sigue EH Bildu?
Nosotros decimos que, quien quiera levantar una propuesta de Gobierno que quiera profundizar en la democracia y en el reconocimiento de derechos sociales y colectivos como el derecho a decidir, no tendrá en nosotros un enemigo. Quien quiera gobernar tendrá que elegir: o seguir la senda de la involución y el autoritarismo, o apostar por la profundización democrática, reconocimiento de derechos sociales y plurinacionalidad.
El PSOE cada día se aleja más de esta segunda vía.
Es evidente que el PSOE está haciendo un esfuerzo por presentarse como un partido de orden español y central en la estabilidad. Son lemas que utilizan muchos partidos, también en Euskadi. Pero la estabilidad es buena para el que está bien, para los muchos que están mal la estabilidad no es sino la perpetuación de una situación que hay que revertir. El PSOE está encaminado a obtener una victoria sobre unos cimientos que no son nada optimistas para nuestro pueblo, pero también es cierto que el PSOE a las anteriores elecciones llegó diciendo que iba a profundizar en la izquierda y después hizo todo lo contrario. Son los campeones de las promesas
incumplidas.
De persistir el bloqueo, ¿podría llegarse a las terceras elecciones?
Creo que no se dará el caso de unas terceras elecciones porque tengo la sensación de que ante esa tesitura se llegará a un gran pacto, de carácter extraordinario, entre el PP y el PSOE.
Con los grandes partidos estatales cada vez más reacios al diálogo, ¿que puede hacer EH Bildu en el Congreso para avanzar en clave soberanista?
Se están haciendo cosas y tenemos que seguir haciendo muchas más cosas. La declaración de la Llotja de Barcelona, entre el soberanismo catalán, el BNG, los partidos valencianos y baleares, y nosotros representando a parte del soberanismo vasco, ya ha supuesto un paso importante que tiene que ver con la unidad de acción y sincronización de las agendas, que no tienen por qué ser las mismas. EH Bildu no busca mimetizar la agenda catalana, tendremos que tener nuestro propio proceso con nuestros tiempos y nuestros acentos, y siendo conscientes de lo que ya hemos vivido y a lo mejor no queremos volver a vivir.
Después de lo vivido en los últimos dos años, ¿sigue siendo el ‘procés’ el modelo a seguir para Euskadi?
No. Hay partidos que intentan trasladar que EH Bildu quiere catalanizar la sociedad vasca, pero nosotros queremos que Euskal Herria tome su propio rumbo y su propio camino.
¿Cuentan para ello con el PNV?
Estamos dispuestos a ello. Yo no me paro ni un minuto a buscar una confrontación que es estéril. Si el PNV defiende que este pueblo pueda decidir libre y democráticamente lo que quiere ser, y yo también lo defiendo, a lo mejor es tiempo de que nos empecemos a sentar y a trabajar para ver qué podemos hacer.