Entrevista a nuestro compañero y diputado de EH Bildu, Oskar Matute, de la mano del periodista Sato Díaz de Cuarto Poder en plena crisis de Covid19.
En plena pandemia y estado de alarma, con una aguda crisis sociosanitaria presente, algunos políticos se han empeñado en ser protagonistas estas últimas jornadas. De esto habló ayer la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, en el Congreso. El Gobierno presentaba ayer miércoles al Congreso una nueva prórroga del estado de alarma y hasta pocas horas antes no tenía los apoyos ni negociados ni cerrados. Tensión política generada en un momento crítico para la sociedad. El paso de ERC al ‘no’ da alas a Ciudadanos, formación que andaba malherida desde el batacazo en las elecciones de noviembre. El Gobierno saca la calculadora y puede sumar sin contar con la mayoría de la investidura. De todo esto hablamos con Óskar Matute (Barakaldo, Bizkaia, 1972), diputado de EH Bildu en el Congreso.
Esta semana, las disputas políticas sobre la prolongación del estado de alarma han tenido un especial protagonismo, mientras siguen habiendo centenares de muertos semanales por covid-19. ¿Qué valoración hace del comportamiento de los políticos?
Penoso. Puedo adornarlo más, pero se entiende mejor si digo que penoso. Llevamos tiempo escuchando eso de que en los momentos difíciles es cuando emergen los líderes y aquellos que solo los gestores se desnudan como tales, como gestores. Estamos viendo durante toda la pandemia a gestores que no saben liderar, en la Comunidad Autónoma Vasca principalmente. También lo estamos viendo en el Estado, en la clase política.
La clase política está más preocupada de su trinchera, de cómo afianzar sus posiciones para una escalada al poder que de las condiciones materiales de la gente, que son duras ahora y lo peor parece que también será duro lo que venga después. Creo que hace falta el sentido común, más pegado a los comunes, a la gente de la calle. Nosotras es lo que estamos intentando hacer. Nos sorprenden para mal determinados espectáculos penosos, que utilizan las peores prácticas de la política.
Utilizar este momento para buscar ventajas para tus posiciones políticas no es edificante para nadie. Si además se convierte la política en un bazar, en un casino, donde los votos sirven para ver si se rascan tres o cuatro cosas, no creo que sea ejemplarizante. Esto no depende de tener una cosmovisión independentista o centralista. Ahora lo prioritario es garantizar el derecho a la salud y, después, el derecho a una vida digna. Para una vida digna, hacen falta condiciones materiales, es lo que toca ahora. No vamos a dejar de ser independentistas, ni de aspirar a construir una república vasca, de izquierdas, socialistas, pero ahora toca acabar con esta pandemia cuanto antes.
Finalmente, el PNV pactaba con el Gobierno votar ayer a favor de la ampliación del estado de alarma. Entre otras cosas, las comunidades autónomas podrán cogestionar las medidas de la desescalada. ¿Qué le parece?
Creo que esto debería haber existido desde el principio. Ha habido una torpeza muy evidente por parte del Gobierno central a la hora de interpretar la lealtad como uniformidad, la necesaria colaboración como adhesión inquebrantable. Eso lo ha leído mal el Gobierno y ha decidido mandar a las comunidades autónomas lo que tenían que hacer sin dejarles espacios para la aportación. Si la salida tiene que ser asimétrica, es porque la realidad es asimétrica. Lo lógico hubiera sido que, desde el minuto uno, la colaboración hubiera estado encima de la mesa.
Pero, siempre hay que predicar con el ejemplo. No puedes quejarte de que es Ejecutivo central no genera espacios de colaboración cuando en tu comunidad autónoma, en este caso Euskadi, no generas espacio de interlocución con el resto de formaciones políticas que no sean la tuya o la otra que sustenta al Gobierno.
Siempre hemos dicho que la crisis originada por la pandemia era una crisis global, no que naciera en el Estado español, sino que afecta al conjunto del planeta. Es lógico que los sistemas de coordinación funcionen, como lógico sería que todos siguiéramos las recomendaciones de la OMS. Sin embargo, vemos, y no hace falta irse al loco de Trump, cómo hay gente más preocupada de atender a los grandes empresarios, a las patronales, que a la propia OMS.
La OMS dice que cuidado con activar sectores industriales que puedan generar, por su funcionamiento y movilidad, una expansión del virus y aquí, las grandes patronales, tanto la vasca como la española, quieren poner a trabajar a todo el mundo como antes, aunque no haya condiciones sanitarias. Lo que se está haciendo es lidiar con la pandemia en lugar de trabajar para minimizar la pandemia. Ahí debemos poner el acento desde la izquierda, el objetivo común debe ser vidas dignas y apostar por el bien común y luego ya tendremos que lidiar con el choque de modelos que se nos viene encima, con una Thatcher revivida.
Otra de las cuestiones del acuerdo entre el Gobierno y el PNV es que los territorios enclaves tengan consideración de provincia.
Esto no es una cuestión del PNV, es una reivindicación histórica de la ciudadanía de Treviñu, que pertenece a la provincia de Burgos pero está rodeado de territorio alavés. Tiene su origen en estas cosas marcianas que vienen de la Edad Media, y esa reivindicación viene sostenida desde hace décadas por todos los partidos políticos. Maroto llegó a solicitar la incorporación alavesa de Treviñu, cuando se hizo senador por Castilla y León decidió que ya no tocaba, las coherencias del señor de Sotosalbos.
Los ciudadanos de Treviñu están pidiendo seguir con los ritmos de desescalada de la realidad que le rodea, porque no van al hospital a Burgos, sino a Gasteiz, o no va a hacer las compras a una población de Burgos, va a una población alavesa, porque está más cerca. Los servicios más básicos los tienen en Araba. Por supuesto, nosotros seguiremos reivindicando que Treviñu es Araba, pero ahora no está el debate en eso. He venido en coche desde Barakaldo a Madrid y las tertulias hablaban de cambios en la territorialidad, ahora es sentido común, que esos ciudadanos sean desconfinados en relación con la realidad en la que viven.
También ha acordado el PNV la colaboración entre ejecutivos para la celebración de elecciones vascas. Suena el mes de julio. ¿Qué le parece esa opción?
Vuelvo a apelar al sentido común. El sentido común dice que la mayoría de ciudadanos vascos no está pensando en elecciones y en las ganas de ir a votar a una urna, están pensando, como el resto de ciudadanos del Estado español y del mundo, en cómo van a salir de esta pandemia, cruzan los dedos para poder decir que han salido ilesos, y en cómo van a afrontar ese Everest económico que parece que tenemos a las puertas.
Le pedimos al lehendakari Urkullu que se olvide por un momento de las elecciones, que planteé las medidas necesarias y urgentes para la salud de las personas y dotar de condiciones materiales y recursos para afrontar las situaciones severas de los próximos meses, situaciones como no poder pagar los alquileres, la luz, el agua, vivir en situación de pobreza. Eso es lo que nos tendría que preocupar y luego vendrán las elecciones, ya nos mediremos y se darán los resultados que se tengan que dar.
Sin embargo, nos sorprende que el PNV use como uno de los elementos de batalla para este apoyo a la prórroga del estado de alarma el que se celebren las elecciones en julio haya o no haya, entonces, estado de alarma. Es que si hay estado de alarma, porque, y no lo deseamos nadie, se produce un rebrote de la pandemia, y no está garantizado que no pueda ser así, lo mismo nos encontramos con que en julio no se dan las condiciones materiales. La propia campaña electoral, si no se pueden realizar una serie de actos, ¿va a ser solo por las redes y los medios de comunicación convencionales? A mí no se me escapa, tonto del todo no soy, el PNV tiene un medio convencional a su alcance y que maneja a su antojo, la EiTB, que les hace partir con ventaja.
Siempre he oído a Arnaldo Otegi que lo primero que tiene que hacer un político es no mentir. Creo que la causa de hacer las elecciones en julio no es tanto que puedan garantizar que estemos en una especie de letargo del virus, sino que temen las medidas que va a tener que tomar ese Gobierno a partir de septiembre u octubre. Quieren adelantar las elecciones para, con esos medios convencionales a su favor, poder obtener un resultado que durante cuatro años les permita lidiar con una situación difícil. A mí eso no me parece ético. Ahora creo que toca la salud, luego medidas de choque en lo económico, luego elecciones, pero diciendo la verdad. Lo que viene es muy duro y habrá que decir qué apuesta se hace, si contentar a Confebask y a las grandes empresas del Ibex, a seguir la senda neoliberal, o te atreves a soñar y construir la realidad que teníamos para garantizar vidas dignas. Esa es la batalla.
Pongamos que haya elecciones, tal y como parece, en julio. ¿Con qué ideas principales se presentará EH Bildu?
Lo bueno es que tenemos una trayectoria, no somos nuevos. Además, EH Bildu es una fuerza de marcado renombre municipalista, nacemos de los pueblos, no somos una marca creada en un laboratorio que luego, con impulso mediático o de otra plataforma, consigue llegar al último rincón. Nosotros, desde todos los rincones de Euskal Herria, conseguimos construir EH Bildu. Estamos presentes en todas las luchas sociales, sindicales y políticas de nuestro país, y la presencia en el movimentismo vasco también es evidente.
¿Cuáles son nuestras propuestas? Las que siguen la senda de todo lo que hemos venido haciendo y nos han caracterizado: una fuerza política al servicio de su pueblo, y cuando decimos al servicio de su pueblo nos referimos a la defensa de las clases populares de nuestro país, son las clases mayoritarias, pues representan a un 90% de la población, y son aquellas que antes se llamaba clase obrera. Ahí es donde deben estar las propuestas de EH Bildu: cómo decimos a la gente que no podemos seguir por el mismo camino que hemos seguido hasta ahora, porque cuando nos vienen mal dadas nos dejan tirados y volvemos a ser los daños colaterales de un régimen económico que nos suele tratar mal incluso en tiempos de bonanza. Tenemos que construir algo nuevo.
En ese algo nuevo, están saliendo cosas muy interesantes. Por ejemplo, hace unos días, 350 personas vinculadas al mundo universitario del País Vasco firmaron un manifiesto por una economía ecológica. Nos están señalando el camino: la necesidad de no transitar hacia una nueva normalidad desde la óptica de la reconstrucción de lo que había, sino caminar hacia una nueva realidad desde la transformación de lo que había. Ahí tenemos que tocar la ecología, los cuidados, el bien común, reforzándolos.
Esos van a ser los ejes de campaña. Todo eso lo hacemos señalando a nuestra gente, los ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca, esa parte de Euskal Herria que le toca ir a las urnas, que si tuviéramos herramientas propias, probablemente por la correlación de fuerzas en nuestro país y esa mayor sensibilidad hacia la izquierda, estaríamos en condiciones de hacerlo mejor y más rápido. Nosotros vamos a seguir defendiendo esa necesidad de blindar los derechos de todas las personas, con independencia de cuál sea su nivel de renta y los padrinos que le acompañan a lo largo de su vida.
Habla de la raigambre municipalista de EH Bildu. ¿Qué valoración hace de que el actual Gobierno no permita gastar el superávit de los ayuntamientos por la regla de gasto?
Nos parece mal, y nos parece más preocupante que nos digan que se los va a quedar para emplearlo en los planes que han presentado. Nos parece mal, los ayuntamientos son esa realidad a la que un ciudadano toca a la puerta cuando tiene un problema porque es la institución más cercana. Tanto en una ciudad como un pueblo, pues la cercanía es mayor con la persona que haya sido elegida.
Nos parece mal desproveer a los ayuntamientos de los recursos que son necesarios. Los ayuntamientos que gobernamos, que no son pocos, llevan, desde que empezó esta crisis sociosanitaria, empleando recursos municipales para llegar a dar coberturas sociales que no estaban siendo ofrecidas por ninguna institución superior. Desde la asistencia con dispositivos electrónicos para los alumnos que no tenían para que pudieran seguir las clases con normalidad, hasta redes de ayuda para las personas mayores, etc. Eso lo hacen los municipios y el voluntariado. Si a esas instituciones les quitas recursos, no hay garantías de que esa gente que está siendo atendida, que no es poca, es muchísima, no vaya a quedar a la intemperie. Esa no puede ser la solución.
Si necesitan dinero, que no me cabe duda de que lo necesiten, hay lugares más interesantes y jugosos en lo económico para extraer recursos. Está la monarquía y todo lo que se han llevado o los 60.600 millones de euros a la banca que parece que nadie quiere recuperar. Se los dieron con un préstamo a fondo perdido y crédito cero, ya me gustaría a mí que cualquier ciudadano lo pudiera tener. Ahí hay capacidad para obtener dinero. Hay otra posibilidad, ¿por qué no se hace un impuesto sobre la riqueza? ¿Por qué se permite que Madrid siga siendo un paraíso fiscal? La Comunidad de Madrid, el corazón de la España imperial que algunos tienen en su cabeza, es un paraíso fiscal donde las empresas cotizan lo mínimo y donde los impuestos están absolutamente olvidados para las empresas.
Si esto les parece difícil o poco, tienen una más fácil. La Airef decía que la corrupción en el Estado español significaba al año 90.000 millones de euros. 50.000 millones lo que unos listos se llevaban a su bolsillo siendo de todos y 40.000 lo que empleaba el Estado intentando recuperar ese dinero. 90.000 millones de euros al año. Ahí tienen una oportunidad magnífica para recuperar dinero y no atacando realidades como las instituciones municipales que están en contacto directo con sus administrados y están siendo la malla de protección básica para mucha gente, para tener una cesta de alimentos básica, suministros como la luz, agua y calefacción, para poder pagar el alquiler o tener una red garantizada de cuidados.
Hablaba de meterle mano a la monarquía. Menuda cacerolada se llevó en marzo…
Hay quienes la comparan con las de la extrema derecha, tengo la suerte de no tener que soportar ninguna cacerolada de la extrema derecha por vivir donde vivo. Creo que no fue casual que saliera ese comunicado real justo cuando estábamos en pleno momento de shock por el inicio del confinamiento. Diría que fue muy mezquino y también muy triste que una institución que, día tras día, nos dicen que es ejemplar tuviera que utilizar ese estado de shock para colar de rondón, como se dice, un comunicado que decía que lo que había hecho el emérito era cosa suya y que mal estaba. Faltaba la escenografía del elefante y el “lo siento no volverá a ocurrir”. Creo que la monarquía tiene un serio problema de credibilidad.
¿Cómo valora la comunicación que está estableciendo el Gobierno con EH Bildu, teniendo en cuenta que su postura en la investidura fue necesaria para que Pedro Sánchez esté donde está? ¿Les ha llamado para sacar adelante las iniciativas?
Hay como dos partes, desde la investidura hasta el inicio de la crisis sociosanitaria y desde el inicio de la crisis de la covid hasta ahora. Desde la investidura hasta ese momento, habíamos conseguido construir mecanismos de comunicación fluidos entre el PSOE y su grupo parlamentario y EH Bildu. De hecho, la semana anterior a que la covid nos invadiera nuestras vidas, alcanzamos un acuerdo que tenía que ver con, precisamente, permitir a los ayuntamientos gastar más de lo que el techo de gasto permitía si habían tenido superávit, las cuentas saneadas, para dedicarlo a sus vecinos y vecinas. Fue un acuerdo que, además, públicamente reconoció la ministra de Hacienda desde el atril y que yo, quien lo defendió, lo señalé.
Ese acuerdo tenía una secuencia lógica con lo que habíamos señalado en la investidura, que los votos de EH Bildu servirían para frenar a la extrema derecha ahora y siempre, pero que no eran votos gratis para hacer cualquier tipo de política. Pedíamos cambios y se iba por una buena senda, para una gente más lento de lo que se debiera y para otra, demasiado rápido. Iba en la buena senda.
Con la llegada de la covid a nuestras vidas, todo entra en una especie de parón. A partir de ahí, lo único que ha habido ha sido las conversaciones oficiales entre el presidente del Gobierno y nuestra portavoz parlamentaria, Mertxe Aizpurua, en dos momentos concretos. La primera, con el primer estado de alarma; la segunda, para esto que se llamó nuevos Pactos de la Moncloa y luego Pactos de Reconstrucción. Esos han sido los dos contactos formales y reales.
A partir de ahí, hemos visto que un PSOE, casi en modo histérico hace tres días buscando votos para sacar la renovación del estado de alarma, no se digna a hablar con nosotros, que hemos demostrado una cierta responsabilidad y una cierta cercanía con el sentido común. No hemos planteado en ninguno de estos debates posiciones inasumibles, ni chantajistas, ni exigencias inalcanzables para nadie, hemos planteado cuestiones que oímos a la gente de la calle: qué pasa con su trabajo, con el ERTE, con las ayudas sociales que no llegan…
Yo vivo en la Ezquerraldea y 1.000 hosteleros han firmado una carta preguntando qué va a pasar con sus negocios. Porque la realidad que se plantea para la reapertura de negocios está pensado para el modelo del levante, con las terrazas, pero en la Ezquerraldea es diferente por la propia climatología. Hemos intentado siempre traer al Congreso preocupaciones que palpábamos en la calle, por eso no entendemos que no hayan contado con nosotros. Va a conseguir sacar el estado de alarma, pero viendo lo que decían diferentes intervinientes, incluso aquellos que le han apoyado, parece que van a tener que pagar precios muy altos. Tendrá que intentar buscar un acuerdo de mínimos basados en la responsabilidad, ahí estaremos.
Le he preguntado por el Gobierno y ha hecho referencia a la relación con el PSOE. ¿Nota alguna diferencia en la relación con Unidas Podemos, la otra pata del Gobierno?
Siempre hemos tenido mayor cercanía política con Unidas Podemos en las propuestas políticas. Cada vez que ha habido propuestas de izquierdas, ha sido más fácil encontrarnos con los compañeros de Unidas Podemos que con los del PSOE. Eso es así, y no creo que mis palabras les hagan mayor daño a los de Unidas Podemos. Es normal que tengamos una mayor facilidad de interlocución con aquellos con los que coincidimos más veces.
Pero nuestra disposición para hablar con el Gobierno es igual, sea el ministro del PSOE o de Unidas Podemos. Nos gustaría que ellos tampoco hicieran distinción, siempre hemos dicho que no nos negamos a hablar con el Gobierno, incluso estamos deseando intercambiar opiniones. Lo he podido hacer con la ministra de Trabajo en algunas ocasiones y me gustaría poderlo hacer con el resto de ministros con los que me toca interlocutar por las materias que llevo en el grupo parlamentario. Pero, a día de hoy, la realidad es esa.
ERC ha votado que no en la renovación del estado de alarma. ¿Qué valoración hace de este voto de compañeros suyos de viaje?
Hay argumentos de peso para entender lo que ha hecho ERC muy vinculados a aquello que señalaba de la confusión casual o causal del Gobierno a la hora de entender lealtad con uniformidad, o lealtad con la adhesión inquebrantable, que es lógico que haya molestado al Govern de Catalunya y que, en ese sentido, haya habido una reacción ahí. También entiendo que, si eran interlocutores con un alto nivel de preferencia para la investidura, ERC se haya podido ver defraudada si no lo han sido para la prórroga del estado de alarma.
Y eso, además, dentro de una dinámica catalana, que no se me puede escapar más lo que pueda tener que ver con la propia pugna que exista en Catalunya por liderar el futuro y pueda haber determinado el sentido de su voto. Yo creo que esos son los factores.
Más allá de eso, desde EH Bildu ya señalamos que nuestra apuesta con ERC, CUP, BNG, JxCat y aquellas fuerzas políticas que firmaron la declaración de la Llotja, con ERC más porque ya habíamos firmado un acuerdo estratégico, sigue intacta. Podremos disentir o divergir en votaciones como la de hoy, pues por todo lo que he señalado antes, nuestra lectura es que ahora lo que toca es no dejar tirado a ningún trabajador de nuestro país ni del Estado español, y luego ya tocará lo demás.
Más allá de esa divergencia, apostamos por el acuerdo estratégico con ERC, creemos que el soberanismo no ha dicho, ni mucho menos, su última palabra. Dijimos en campaña electoral que el soberanismo iba a ser determinante para estas elecciones y lo acabó siendo para la investidura de Sánchez. Dijimos que el soberanismo puede ser la palanca de cambio real y efectiva para ir hacia un estado más democrático, plurinacional y fuerte en derechos y libertades y seguimos pensando que es así. Por tanto, el recorrido conjunto que podemos hacer desde EH Bildu con otros compañeros catalanes, gallegos o de otros lugares en clave soberanista sigue siendo fundamental. Vamos a seguir trabajando ahí.
Dice que no se ha roto la colaboración entre ERC y EH Bildu, pero Otegi presentaba el lunes unas enmiendas, que pretendían ser conjuntas para todo el soberanismo, al estado de alarma y finalmente se han convertido solo en las de EH Bildu, ERC no ha accedido.
Hemos intentado que esas enmiendas fueran del conjunto de los firmantes de la Llotja de Mar y no ha sido posible, es así y no hay mucho más que añadir. Yo sí pondría encima de la mesa que en anteriores debates de la prórroga del estado de alarma ERC ha presentado sus propias enmiendas, JxCat, las suyas y EH Bildu, las propias y no ha habido ninguna controversia ni de matiz de divergencia, se ha entendido. Ahora podría considerarse igual.
De igual manera, ERC ha votado, en diferentes escenarios de la prórroga del estado de alarma de manera diferente a EH Bildu, ya fuera para que fuera tramitada como proyecto de ley alguna cuestión o algunos decretos, y no ha pasado nada. Nuestra unidad estratégica tiene que ver con los cinco puntos de la Llotja de Barcelona que tiene que ver con los presos, con mayor democracia en el Estado español, con una restitución de derechos y libertades, con un Estado que proteja a las personas y, fundamentalmente, a las clases populares…
Ese es el motor del acuerdo estratégico, hay que seguir alimentándolo y nosotros estamos volcados en sacar iniciativas conjuntas de esos principios que creemos que, por la posición de fuerza que ahora tiene el soberanismo catalán, gallego y vasco en el Congreso, si se llevan adelante no solo va a ser bueno para nuestras respectivas naciones, Euskal Herria, Galicia o Catalunya, sino para las clases populares de todo el Estado español, en el que gran parte de nuestras naciones están inmersas. Una parte de la nuestra, la otra, en Francia.
Lo más llamativo del ‘no’ de ERC es la centralidad política que le ha dado a Ciudadanos.
Sí. Y eso es algo que me preocupa. Rufián ha dicho, en más de una ocasión, y estoy de acuerdo con él, que a nosotros nos ha unido el espanto de la extrema derecha que tenemos en la bancada de enfrente. Es más la aversión que tenemos a las extremas derechas que la sintonía con determinados puntos políticos del PSOE. También ha señalado, en más de una ocasión, que a este Gobierno había que obligarle a hacer cosas, porque si no podría tener la tentación de quedarse parado para no inquietar a los poderes fácticos del Estado español, que siguen existiendo y empujando de una manera muy intensa.
Yo, que comparto estas dos posiciones, si veo ahora con temor que Ciudadanos ocupe una posición de centralidad, porque creo que eso puede motivar al PSOE a caer en la procrastinación, en dejar para mañana lo que puede hacer hoy, en no hacer cosas para no molestar a otros porque los votos que puede perder por un lado los puede garantizar con Ciudadanos, que está en esa fase de la vida de definir qué quiere ser de mayor.
Eso me preocupa, no es un ataque de celos, desde EH Bildu nunca vamos a estar formando parte de un Gobierno español, que se queden tranquilos en la ultraderecha, pero sí me preocupa lo que puede derivarse de un acuerdo con Ciudadanos, una agenda neoliberal. Una agenda que nos obliga a percutir por la misma senda de equivocaciones que ha venido recorriendo el Estado español: un reparto desigual de la riqueza, la concentración de la riqueza en muy pocas manos, el estímulo a políticas económicas que piensan que hay que mimar al empresario, porque es el que genera riqueza, olvidando que no hay empresario que genere riqueza sin el esfuerzo y la plusvalía, que decía un barbudo, de los trabajadores.
Ahí sí que nos preocupa que Ciudadanos pueda hacerse fuerte por la necesidad del PSOE. Es algo que habría que corregir o que el PSOE tendría que aclarar. Si quiere volver a moverse por los mundos del social liberalismo, no va a poder contar con EH Bildu. Y quien esté amarrado a ese Gobierno tendrá que explicar qué hace en ese Gobierno. No sería nuestro caso, ni estamos, ni nos esperan, ni vamos a estar, para tranquilidad de los fachas.
Ha dicho que ha venido en coche desde Euskadi a Madrid. No le habrá parado la Guardia Civil…
No, es gracioso esto. Yo vine en una ocasión anterior a lo de Iñarritu, ya con el estado de alarma, vine a Madrid y me pararon dos veces. A nada que le expliqué los motivos por los que me desplazaba, no tuve ningún problema. Claro, los temas que me tocan son los laborales, sociales… Como Iñarritu está con los temas de la Guardia Civil y del Ejército, creo que alguno le reconoció. No me ha parado nadie.
¿Qué valoración hace del abuso de las leyes mordaza que se está haciendo durante el estado de alarma?
Muy preocupante. Cualquiera que me conoce sabe que a mí no me va nada el rollo de policía de balcón. No me va nada el rollo militarista, ni del control social, ni de la coerción, ni nada por el estilo, pero me llama mucho la atención que todos los días salgan a echarnos la bronca. Esto lo hacía Julio Anguita, iba a un mitin y echaba la bronca a los del mitin del copón, esto lo hacía Anguita y a él se le podía permitir, pero lo normal no puede ser esto.
No se puede entender que salga uno y diga que el comportamiento de la ciudadanía está siendo ejemplar, cívico, que la desescalada no podría ser posible sin el compromiso y la actitud cívica y responsable hasta el extremo de los ciudadanos… Si esto es así, que nadie tendría que dudarlo, ¿por qué ha habido tantas denuncias? Si uno compara las denuncias que ha habido en el Estado español, con unos 47 millones de habitantes, con las que ha habido en Portugal, creo que con 7 millones de habitantes, la diferencia es exponencialmente bruta lo del Estado español… Hace unos diez días lo leí, en Portugal llevaban 700 denuncias y en el Estado español, 78.000. La regla de tres sale muy bruto lo del Estado español.
¿Miente quien dice que el comportamiento es ejemplar o hay un exceso de celo por parte de algunos estamentos policiales que tiene más que ver con una mentalidad de sabueso que con hacer cumplir la ley? Se puede hacer cumplir la ley de muchas maneras y hemos visto algunas muy dantescas. En las redes sociales hemos visto comportamientos muy criticables, en el estado de alarma y fuera del estado de alarma, como golpes injustificados, actitudes chulescas o prepotentes, xenófobas, lo de Benidorm… No se está haciendo bien y me preocupa.
Como explicaba Naomi Klein en La doctrina del shock, me da miedo que en una sociedad con miedo se acabe aceptando la ley mordaza como un mal menor. La ley mordaza era algo que, por lo menos hasta que empezó el estado de alarma, todos en la izquierda, y más allá de la izquierda, teníamos claro que había que derogar, pues era un elemento de coerción y control social. Dicho esto, no deja de ser cínico ver a Pablo Casado criticar la ley mordaza, que lo hubiera hecho cuando con sus votos podría haber evitado que se aplicara.
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