Entrevista a nuestro compañero de Alternatiba y diputado de EH Bildu, Oskar Matute en The Objective hablando de ETA y los fantasmas del pasado, las elecciones en el País Vasco, la identidad de la izquierda española y la gestión del Gobierno de la crisis del coronavirus.
Oskar Matute se define como antimilitarista y pacífico, que no pacifista. «Yo soy pacífico, soy insumiso y me negué a hacer el servicio militar obligatorio. Lo hice porque yo no quería aprender a manejar las armas y porque siempre huyo de cualquier resolución de un conflicto por método violento». El diputado de Euskal Herria Bildu en el Congreso tiene apellidos compuestos –García de Jalón- «pero nada tienen que ver con los apellidos compuestos de Vox», nos dice. Tras iniciarse en el activismo social de la mano de los movimientos de insumisión al servicio militar y el movimiento pacifista Elkarri, Matute ejerció como coordinador de la Presidencia de Ezker Batua-Berdeak y de la Presidencia Federal de Izquierda Unida.
«Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir», esa es la frase de tu cabecera de Twitter. ¿A quién no hay que dejar dormir?
Es una frase de la que no puedo certificar la autoría, pero que decía muchísimo Periko Solabarria, un cura obrero de la margen izquierda que empezó de cura en los montes de Triano, en Gallarta, y que después de dejar el hábito, siguió siendo un militante infatigable de las luchas sociales en toda la margen izquierda y es un tipo icónico que estuvo hasta el último día de su vida en el tajo, peleando contra todo tipo de injusticias.
Yo creo que la frase siempre va a tener vigencia mientras estemos en un mundo desigual, con unos pocos ricos y la mayoría pobres, con las mujeres sin igualdad efectiva de derechos respecto a los hombres, en un mundo en el que haya gente que por haber nacido en un determinado lugar o por tener unos recursos de los que otros carecen, miren por encima del hombro a otro en función de su raza, sexo, religión. Mientras todo eso exista, no habrá que dejarles dormir.
¿Cómo calificas la gestión de la crisis del coronavirus por parte del Gobierno?
Creo que es una gestión que a veces avanza en la buena dirección, pero que va siempre con el freno de mano echado. No tiene tanto que ver con la voluntad que puedan querer mostrar de intentar proteger a los sectores más vulnerables, como de no ser capaces de sacudirse la presión que los poderes económicos les infringen.
El verdadero poder no está en el Congreso de los Diputados. El verdadero poder lo tienen aquellos que se sientan en consejos de administración y que consiguen que su voto valga más que el de cualquier otro ciudadano o ciudadana y determinar los rumbos y los designios de una sociedad. Ese poder es el que ahora mismo tengo la impresión de que está presionando de manera muy intensa a ese Gobierno para que no vaya más lejos.
¿Qué le reclama EH Bildu al Gobierno?
Nosotros insistimos siempre al Gobierno que apriete, porque en definitiva, si aceptamos que estamos en un cambio de época y que estamos a las puertas de una crisis brutal, lo que hay que hacer es tener decisiones claras y firmes y tener una dirección clara.
No vale decir que ayudo a los trabajadores y trabajadoras con ERTE, pero luego a la vez a los bancos les permito que compren dinero al 0,25% que emite el Banco Central Europeo y que luego me lo venda a mí al 1%. Y todo esto en una transacción de una hora, no estoy hablando ni siquiera que tengan que hacer hoy ningún proceso de elaboración o transformación del producto. Lo cojo y lo paso de una mano a otra y me quedo en medio con un 75%.
Cuando este tipo de cosas se hacen, es decir, una especie de equilibrio inestable entre la clase dominante y las clases populares, en un contexto como éste, que está llevándose por delante todos los niveles de protección social que habíamos conocido y todas las certezas que cada uno de nosotros y nosotras podíamos tener de cara al futuro, pues es tiempo perdido.
Nosotros le decimos al Gobierno socialista que elija entre la reconstrucción del modelo neoliberal o la transformación hacia un nuevo modelo económico y social que, por ejemplo, no contemple sólo el crecimiento económico en términos clásicos de producción, sino que también incorpore la economía del cuidado, y nosotros estamos en la segunda opción, evidentemente. Si elige reconstruir el modelo neoliberal, entonces no vale decir que no va a quedar nadie atrás, no vale decir que la sociedad va a ser justa y equilibrada, porque el propio Banco de España señalaba que en 2019 la sociedad española de 2018 era más desigual que la de 2008.
Eh Bildu también defiende crear un impuesto a la riqueza para salir de la crisis.
Así es. Nosotros pusimos en marcha ese impuesto cuando gobernamos en Guipúzcoa como Bildu. Era un impuesto que iba dirigido al 1% de la población de Guipúzcoa, que era la que tiene la suerte de cotizar en sicavs o de generar sicavs para hacer algo que no es ilegal, pero éticamente es muy reprochable, que es la elusión fiscal. No hablo de la evasión, hablo de la elusión, de utilizar todo tipo de subterfugios para pagar menos de lo que pagas. Y nosotros creemos que un impuesto a la riqueza ahora tiene más vigencia que nunca en este país.
Digamos que lo primero que hay que plantearse es ¿ a quién pertenece el país? Si el país pertenece a sus gentes y por tanto, no le pertenece a nadie, ni siquiera un cachito y pedacito en exclusiva, todos tendrán que aportar en función de sus posibilidades. En un contexto como éste, en una crisis como la que estamos viviendo, se hace más vigente que nunca la frase de Marx, aunque esto le puede molestar a alguna gente, «de a cada cual según sus necesidades y de cada cual según sus posibilidades», y quien más tiene, más tendrá que poner.
¿Crees que en esta crisis ha primado el interés político frente al bienestar y la seguridad de los ciudadanos?
Seguramente entre quienes gobiernan hay un ojo puesto en no desatender el clamor social, pero hay otro ojo puesto en no perder la posición de dominio que tienes. Y esa posición de dominio que tienes, como te he señalado antes, no sólo viene dada por los votos, sino viene dada porque los dueños del Ibex35 te permiten hacer cosas, porque cuando los tienes enfrente son capaces de asfixiarte, de invertir dineros ingentes en montar campañas que acaben calando en la sociedad, como el sirimiri, gota a gota, y que acaben incluso haciéndola más proclive a sus planteamientos que a los tuyos, cuando tú en realidad estás defendiendo a gente de determinadas prácticas casi oligárquicas.
Hay países que nada tienen que ver con líneas de acción política de izquierdas que se están atreviendo a hacer más cosas que el estado español, por eso decía lo del freno de mano puesto. Yo he oído reflexiones en Alemania, en Francia y en Italia que hablan de nacionalizar empresas. Aquí sólo se nacionalizan empresas, como por ejemplo Bankia, cuando están hundidas para meter dinero público, reflotarlas, y cuando están reflotadas, volverlas a vender.
Creo que ha llegado el momento de que no sólo socialicemos las pérdidas, sino que socialicemos los beneficios, porque hasta ahora en España se socializan las pérdidas y las pagamos entre todos, como la de los bancos, pero luego se privatizan los beneficios. Igual ha llegado el proceso inverso. Igual hay que coger empresas en sectores estratégicos como la luz, el agua o la electricidad, y nacionalizarlas. Seguramente esas empresas darán beneficios y cuando den beneficios, que reviertan en la sociedad o en el poder público que las sostiene, no como ha pasado hasta ahora.
Creo que hay una timidez o un temor a la clase económica del estado español, que no se las gasta muy bien, es cierto, pero que si no les haces frente en un momento como éste, cuando te plantees ser valiente, ya no vas a tener nadie detrás porque se habrán caído todos por el precipicio de esta crisis.
¿El PSOE ha perdido su identidad socialista?
Yo no le he conocido identidad socialista al Partido Socialista y tengo 47 años. Me considero una persona de izquierdas y, desde hace 29 años que tengo la edad adecuada para votar, nunca nunca se me ha pasado por la cabeza votarles, porque nunca los he considerado un partido socialista, ni siquiera socialdemócrata, si te soy honesto. Yo intento desligar mis emociones de mi lado racional y ni siquiera me dejo llevar por la guerra sucia que tuvo mucho que ver con el Partido Socialista en mi tierra; ni siquiera me dejo llevar porque ellos llevarán a la cárcel a miles de insumisos y eso sí lo viví directamente como insumiso.
Dejando de lado todo eso, y siendo consciente de que al final represento una opción política y que lo que tengo que hacer es pensar en el colectivo y no tanto en mis filias y fobias, pocas veces he visto en el Partido Socialista posiciones socialistas. He visto posiciones progres, en el sentido más naïf de la palabra y sin que se ofenda ninguno que tenga a bien llevar la palabra progresista, aunque a mí no me guste demasiado como distintivo o calificativo de sí mismo.
EH Bildu permitió la investidura de Pedro Sánchez con su abstención…
Lo que planteábamos cuando con la abstención permitimos este Gobierno eran dos cosas básicas: primero, darle una oportunidad y ver si el Sánchez que iba a gobernar era el Sánchez que hablo con Jordi évole en Salvados denunciando el papel de los poderes económicos, señalando como el estado español estaba secuestrado por unas élites en su toma de decisiones y eso no permitía girar a la izquierda; o si nos encontrábamos con el Pedro Sánchez continuador de todas las estructuras organizativas del Partido Socialista anclado en el poder.
Esa oportunidad sigue ahí. Tampoco voy a decirte que nos estemos reconciliando con él porque estemos viendo cosas maravillosas. Es verdad que hay cosas que hacen bien, también el Gobierno está con Unidas Podemos y ellos apretarán lo suyo, pero creo que nos parecen tímidas y desde luego no clarifican hacia hacia dónde nos van a llevar a caminar.
Cuando nos abstuvimos también fuimos muy claros: teníamos un mandato de nuestros votantes, de las bases sociales y electorales, de la izquierda abertzale o de la izquierda soberanista independentista vasca, que nos decía que teníamos que ser, como en la historia lo ha sido siempre la izquierda vasca, una barricada y a poder ser insalvable frente a la extrema derecha. Es decir, que nos acercó más a la posibilidad de investir a Sánchez el pavor a que gobernara la extrema derecha que la confianza en lo que pudiera hacer el propio Pedro Sánchez.
Pero bueno, se suele decir que en momentos de calma cualquiera puede despuntar como gestor. Solamente tiene que saberse rodear de técnicos eficientes, pero que en los momentos de dificultad, de zozobra, es cuando cuando emergen los estadistas. Ahí tiene una oportunidad magnífica para demostrar que es un estadista y que no es un mero gestor preocupado de perpetuar las siglas del Partido Socialista y de tenerlas cerca de los círculos de poder.
¿EH Bildu se esperaba más de Unidas Podemos en el Gobierno?
Es verdad que seguramente el programa que pactaron con el Partido Socialista, que incluía medidas interesantes y algunas que no compartíamos, pues ha quedado obsoleto, desde que ha tenido obsolescencia programada fulminante por la propia pandemia de coronavirus. Entendemos que esa pandemia dificulta en buena manera la posibilidad de hacer todos los avances que en el programa de gobierno firmaron y querían llevar adelante.
No obstante, también creemos que corren un riesgo. Pueden llegar a tener la tentación de hacer un análisis político que a ellos les puede resultar efectivo para cohesionarles, pero que puede ser poco útil, que es pensar que por el mero hecho de estar ellos en el Gobierno, las cosas se hacen de manera diferente que si no lo estuvieran. Y puede ser verdad que en determinadas pinceladas así sea, pero al final la acción global de tu Gobierno te lleva hacia un horizonte donde tú te desdibujadas ante los ojos de tus electores. Tú dejas de ser un instrumento eficaz para alcanzar sus sueños, y eso es lo peor que le puede pasar a una formación política.
No quiero ser ni capitán a posteriori, ni Nostradamus. Ojalá esto no pase y puedan solventarlo, y la recuperación económica sea en uve brutal, pero lo dudo mucho. Yo creo que la única uve que los ciudadanos tienen delante en términos de muro vertical es la de la crisis económica, no la de la recuperación.
Nosotros creemos que lo que hay que hacer es actuar con responsabilidad, sin renunciar a ninguno de nuestros principios, pero siendo muy conscientes de que nosotros, Euskal Herria Bildu, nos debemos a nuestro pueblo y a nuestra clase, y nuestro pueblo es Euskal Herria y nuestra clase es la clase trabajadora vasca.
No es raro el día en el que a EH Bildu se le relaciona con ETA.
Yo diría que día sí y día también. Creo que es un mantra que van a seguir utilizando porque, seguramente, ha habido tiempos en el estado español en los que determinadas asociaciones de víctimas del terrorismo, no hablo de las víctimas, hablo de determinadas asociaciones, ejercían un papel de lobby de presión y eran muy capaces de llegar a muchos lugares de la sociedad, porque tienen entrada directa en los medios de comunicación, y eso metía presión al Gobierno de turno. Zapatero lo vivió con las manifestaciones que le montó la derecha.
Entonces, creo que exhibir esa cierta dureza ante nosotros durante un tiempo, equiparándonos con ETA y señalándonos como terroristas, como hienas, como sanguinarios, como todo lo que nos han llegado a decir, pues seguramente que en algún momento les daría votos, porque el estado español ha estado durante décadas sometido a un proceso de viraje hacia una determinada manera de entender y de ver lo que pasaba en Euskal Herria. No digo que lo que ahí se señalaba no existiera, simplemente digo que era una foto parcial y, con esa foto parcial, no consigues ver la totalidad de lo que has fijado, el objetivo, y seguramente te hace entender la foto de una manera diferente o por lo menos con matices.
Ser militante de ETA está penado y tipificado el Código Penal, y si nosotros fuéramos colaboradores o fuéramos miembros de ETA, como se nos dice, la justicia estaría demostrando ser bastante inútil porque tendría que ponernos a disposición de la misma y seguramente enjuiciarnos, y si no lo hace es porque no hay ninguna prueba.
Yo creo que ahora, lo de imputarnos todo el día ese tipo de connivencias y de delitos, ya no lo hacen tanto en términos de eficacia electoral como de dique de contención. Mientras se hable de eso, probablemente no se hable de otras cosas. Es como todas las estupideces, y perdóname la expresión, que dice Díaz Ayuso y todo el tiempo que emplea la izquierda en analizar cada una de las estupideces que dice Ayuso. Probablemente eso nos desvía del foco. Algunos caen en la trampa , yo intento no hacerlo, de hablar de las ayusadas, por decirlo de alguna manera, que son esas frases absurdamente histriónicas sin sentido y que esconden, desde mi punto de vista, un nivel intelectual que, sinceramente, he visto niveles de intelectualidad mayores en capítulos muy básicos de Barrio Sésamo.
¿Condenas la violencia de ETA?
Yo he sido crítico con la violencia de ETA en muchísimas ocasiones, lo he sido antes de estar en Euskal Herria Bildu, porque sabido es que yo vengo de una trayectoria diferente a la de la izquierda abertzale clásica, y lo he sido desde que nació Euskal Herria Bildu, que ya va camino de su décimo aniversario. Es más, Euskal Herria Bildu ha rechazado cualquier tipo de violencia, incluida la de ETA, por activa y por pasiva.
Por supuesto que ETA ejercía violencia, y yo me he posicionado en contra de esa violencia en muchas ocasiones, pero han existido más violencias en Euskal Herria: las del GAL, las del Batallón Vasco Español, etcétera. Pero existe también la violencia policial o institucionalizada, no ya sólo por el monopolio del ejercicio de la violencia por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, sino también cuando, siguiendo el Protocolo de Estambul, que es un protocolo internacional y además hecho suyo por Naciones Unidas, se tipifica por gente independiente y a través del Gobierno vasco, que está controlado por el PNV y por el PSOE, y no por nosotros, que en Euskal Herria han existido más de 6.000 personas que han sido objeto de torturas.
Hay muchos escenarios o muchas prácticas violentas que habría que desterrar, como hemos conseguido hacer con ETA. Yo estoy contento de que ETA haya desaparecido de la ecuación política. Estoy contento de que una de las violencias que ha marcado la vida de cualquier vasco o vasca durante los últimos 40 años ya no sea un objeto incluso de controversia o fricción dentro de las izquierdas. Desde mi punto de vista, lo que hacía imposible que avanzáramos juntos era la propia existencia de la violencia y las valoraciones y caracterizaciones que cada uno de nosotros y nosotros hacíamos ante ella.
Euskal Herria Bildu ha pasado el filtro la Ley de Partidos, que fue mirada con lupa para quien no lo recuerde. Nuestros estatutos son cristalinos, y para poder pasar a ley de partidos tienes que mantener una posición clara y rotunda de rechazo a toda expresión de violencia. No obstante, sé que habrá mucha gente interesada todavía en no querer ver todo esto, porque será mucho más fácil para que no quiebre su su mecanismo de pensamiento mental, equiparable al de un sonajero en muchas ocasiones.
¿Y qué pasa con los presos vascos?
No se han resuelto muchas de las claves necesarias en cualquier proceso de resolución. Es decir, es la primera vez que, por lo menos de lo que yo conozco, que una organización decide desarmarse, se lo ponen hasta complicado para que se desarme. Casi parece que desearan mantenerse en el anterior esquema de una ETA que actúa, pero a la que luego tú le sacudes y sabes que por dimensión y por fortaleza de los aparatos del Estado y sus alianzas internacionales, nunca va a poder tumbar al Estado. Pero te sirve de cortina de humo para que no se hable de otras cosas.
Además, en todos los procesos de paz ha habido un escenario de negociación. Incluso el estado español al inicio de la democracia lo tuvo con ETA Político Militar, una de las escisiones de ETA, que supuso una amnistía total y general para todos los presos. Aquí no ha habido nada de eso.
Oskar Matute: Miles de personas se manifiestan en Bilbao en 2018 para exigir que los presos de ETA sean trasladados a las cárceles más cercanas a sus hogares. La pancarta dice «Prisioneros afuera». | Foto: Alvaro Barrientos / AP.
No se han avenido a hacer un proceso de que podría venir bien para la reconciliación social. No ha habido ya una amnistía, sino que incluso no ha habido ni siquiera una modificación de aquellos elementos que en el Código Penal estaban exprofeso para castigar a un determinado tipo de presos respecto al conjunto de presos. de la comunidad penitenciaria. Me refiero, por ejemplo, a las políticas de dispersión, que todavía hoy se siguen manteniendo y que se basan en mandar a los presos a los centros más lejanos posibles a su lugar de residencia, cuando la ley penitenciaria lo que establece es justo lo contrario.
¿Y con las víctimas de ETA?
Sé que todo esto que estoy diciendo le puede sonar mal a mucha gente, pero no es desmerecer el derecho a la verdad, la justicia y la reparación que tienen todas las víctimas, que lo defenderé siempre. Es curioso que el estado español nos quiera dar lecciones a una parte de la sociedad vasca sobre lo que tiene que ser la verdad, justicia y reparación cuando tiene más de 130.000 muertos en las cunetas por la guerra civil y no ha hecho ni verdad, ni justicia ni reparación. Cuando les interpelan sobre eso, lo que se atreven a decir es que eso es remover cosas del pasado y que es mejor no tocarlo.
Nosotros estamos dispuestos a reabrir heridas y a mirar nuestro pasado y hacer autocrítica y lecturas críticas de lo que ha podido hacer cada uno de nosotros y nosotras en relación con el conflicto, aunque lo que tengamos sea poco o nada que ver con él, como es mi caso. Yo estoy dispuesto a hacerlo, pero es cínico que se me pida hacer eso para obtener una vitola democrática que se da para sí mismo cuando no es capaz de hacer eso para los de las cunetas.
Desde Euskal Herria Bildu defendemos verdad, justicia y reparación para todas las víctimas y pedimos medidas penitenciarias acordes a la legalidad vigente para todas las víctimas, también las de ETA, sea cual sea el delito.
¿En este país se ha usado políticamente a las víctimas?
Sí. Yo entiendo el dolor de las víctimas. Incluso puedo entender que no se planteen perdonar, porque eso es un sentimiento muy humano. Yo no le puedo pedir a nadie que tiene un dolor que le va a acompañar de por vida que perdone a alguien por haber infringido ese dolor. Yo lo único que planteo es que seamos capaces de construir un horizonte de convivencia y que nuestros hijos y nuestras hijas no hereden nuestros dolores, no hereden nuestras nuestras espinas clavadas, que tengan sus diferencias, que las confronten, que construyan una sociedad plural, diversa, mestiza, pero que lo hagan desde sus propios parámetros, que no les hagamos heredar porque no sabemos resolver ahora nuestros problemas.
Oskar Matute: Un hombre camina junto a una pintura de la bandera vasca en Bayona con una inscripción que dice «La gente quiere vivir». | Foto: Bob Edme / AP.
Y por supuesto que ha habido politización, claro. Hay asociaciones de víctimas que han decidido jugar un rol político, y ha habido gobiernos que han decidido darles un rol político a las asociaciones de víctimas y a exsecretarios generales de víctimas, que son diputados, como por por ejemplo Vox. Estas asociaciones tienen un sesgo político partidista muy evidente, muy descarado, que a veces poco o nada tiene que ver con las líneas de trabajo que como víctimas quieran o puedan desarrollar de manera más lural los hijos de las víctimas directas.
Yo quiero creer y sé y me consta que hay víctimas que no piensan igual que esas asociaciones. Y de hecho, yo mantengo una buena relación con algunas víctimas de ETA, e incluso algunas de esas víctimas en algunas de estas peleas que están en las redes sociales han intervenido a mi favor y a favor de Euskal Herria Bildu, por ejemplo.
Sobre las próximas elecciones en Euskadi: ¿Un mensaje para las nuevas generaciones vascas?
Que sepan que están en un momento histórico y que cuando sean las elecciones se empieza a construir el futuro que van a tener. Y que ese futuro puede ser el futuro que le construyan otros, y nada parece indicar que si se lo construyen otros, probablemente no les reserven grandes espacios en los libros de historia para ellos y para ellas y para la dignidad que seguramente se merecen, como todo ser humano. Por contra, ellos y ellas tienen la oportunidad de intentar construirlo, y yo les animaría a que tomen partido, que tomen partido y que se impliquen.
Lo que viene aquí a la vuelta de la esquina, eso que llaman la crisis económica, es algo que puede pisotear sus derechos y su dignidad, y que no es verdad que tengan que vivir peor que sus padres y que no es verdad que tengan que aceptar que tiene que haber siempre ricos y pobres y que tiene que haber cada vez más desigualdad y que no es decente, además, vivir sin protestar en una sociedad donde el 10% de la gente acumula el 90% de la riqueza del conjunto.
Yo creo que tienen que rebelarse y tienen que pelear en la sigla que decidan, con la intensidad que decidan, poniéndole el acento verde, el morado, el rojo, el soberanista, el abertzale o el federalista, pero que peleen, que peleen.
Hay quien dice que Euskadi solo funciona bien bajo el Gobierno del PNV.
Los vascos, como seguramente muchas otras realidades, somos animales de costumbres y conviene no olvidar que, salvo ese lapso del Gobierno del PSOE con el PP o de Patxi López con el apoyo del Partido Popular, el PNV ha gobernado siempre el País Vasco y eso ha generado una cierta inercia y un cierto sentimiento de eficacia. Pero yo creo que para comprobar esa eficacia habría que comparar modelos y eso no ha sido muy posible, salvo, con excepción, que no fue nada afortunada, de Patxi López.
Pero además, creo que hay episodios recientes que ponen muy en evidencia que su eficacia no parece tan alta. Es decir, que ese oasis vasco en el que nos decían que vivíamos no lo era tanto porque estamos a los mismos pies de los mismos caballos que otros que se considera que están peor, porque estamos viendo casos de corrupción muy fragantes y con condenas, a la espera de sentencia firme, de personas que ocupaban cargos en el Partido Nacionalista Vasco y que que dejan en muy mal lugar al partido.
Es verdad que nosotros todavía no les hemos podido ganar la Lehendakaritza, pero no es menos cierto que nosotros no paramos de subir de manera sostenida y que ellos no han conseguido nunca acabar con el sector social y popular que apoya a Bildu, que es el de la izquierda soberanista independentista o de la izquierda abertzale, en último término, y que está más fuerte que nunca.
Yo creo que 40 años de red clientelar en Euskadi da para muchas cosas. No hay más que ver cuántos consejos de administración ocupan. Por ejemplo, yo respeto mucho a los periodistas, pero creo que EITB es un medio de comunicación hecho muy a medida del PNV. Me produce auténtico bochorno la linea editorial de EITB, los tiempos que se dedican a cada formación política en los informativos y el enfoque de las noticias en los informativos.
¿Qué puede ofrecer Bildu al País Vasco que no ofrezcan otros partidos?
Lo primero, verdad. Nosotros lo que les decimos a la gente es lo que creemos que pasa, no lo que nos gustaría que pasase o lo que creemos que quieren oír. Lo segundo, honestidad. Nosotros cuando planteamos la apuesta por un nuevo modelo económico social, no le decimos a la gente que vaya a llover oro en lugar de agua, les decimos que va a ser un tránsito complicado, pero no más complicado que el de seguir soportando este modelo económico y social que ya sabemos lo que hace cada vez que necesita regenerarse, que es echar a la gente a la exclusión social e invisibilizarla.
En tercer lugar, estamos presentes en todos los barrios y pueblos de nuestro país, en los movimientos sociales, en todos los sindicatos. Somos reconocibles y podemos gustar más o menos, pero nadie podrá decir de nosotros y de nosotras que no vamos de frente, que no tenemos proyecto. Euskal Herria Bildu se proyecta y se ofrece como una opción de unidad de la izquierda vasca, siendo también capaz de interactuar con otras izquierdas vascas y entendiendo la unidad de la izquierda vasca como un proyecto de suma continuo que nunca está acabado porque siempre va a haber gente que incorporar.
La sociedad vasca actual en valores, en manera de verse asimismo, cada uno de esos individuos y de proyectarse como sociedad, se parece mucho más a lo que defiende Euskal Herria Bildu que a lo que defiende el PNV. Hagámoslo real también en el poder político.