Entrevista a Babestu-Pentsionistak Martxan.
Ya antes de estallar la pandemia, el confinamiento y la sangrante situación de las residencias, Babestu y Pentsionistak Martxan llevan tiempo reivindicando unos servicios de cuidados de calidad y dignos, tanto para personas usuarias como para quienes trabajan desempeñando esas labores. Hace unos meses que ambas asociaciones publicaron ‘Mirando al futuro’, un libro que aborda todas estas cuestiones y del que trata esta entrevista. Señalar que fue realizada antes de la situación emergencia sanitaria, y que al final de la misma se amplía con preguntas que ya contemplan la nueva situación.
‘Mirando al futuro’ es una visión crítica del cuidado a mayores en Bizkaia. El libro recoge y desarrolla el contenido de unas jornadas desarrolladas hace dos años.
Efectivamente, el libro nace como consecuencia del análisis de la realidad, llevado a cabo por dos asociaciones: Babestu, organización formada por familias con algún componente en estado de dependencia, que analizan la situación de los sistemas de atención que reciben sus familiares afectados en las diferentes residencias existentes y Pentsionistak Martxan, que analiza la situación de la Dependencia en Bizkaia desde 2017, detectando que la población de la tercera edad está aumentando, lo que conlleva que aumenten los problemas de salud. Los mismos aumentan en la última fase de la vida con lo que pasan de ser personas totalmente autónomas a personas semiautónomas en una primera fase y acabar finalmente siendo dependientes.
Ante esta situación, constatando que serán necesarios cada vez más recursos públicos de atención a las mismas, se decide trabajar en común para obtener finalmente un análisis de la situación real y conocer dónde se está actualmente y a donde se quiere llegar. Como primer paso, para completar dicho análisis, ambas organizaciones deciden contactar con especialistas que estén trabajando en los diferentes espacios de atención a la dependencia, desde el punto de vista político, económico, laboral, médico y de atención social. Contactadas dichas personas, se realizan las Jornadas Divulgativas en 2018. Con el material recogido se edita este libro.
Babestu nació precisamente en un contexto especial en el que los cuidados estaban sobre la mesa, con una larga huelga en las residencias en Bizkaia. ¿Por qué surgió?
Surge con objeto de evaluar en qué situación están los servicios prestados y en qué situación deberían estar para cumplir unos mínimos recursos que gestionen un final de la vida digno avalado por la atención controlada de los servicios sanitarios, de higiene, de alimentación, lúdicos y de atención personalizada, necesarios para tal fin. Todos los servicios necesarios de atención y cuidado deberán de ser asumidos por la entidad pública correspondiente, quedando para las familias la atención de cariño complementario y fundamental en esta fase de la vida.
Pentsionistak Martxan tiene más trayectoria y protagoniza todavía una lucha vigente, la de las pensiones dignas. ¿Casi todo el mundo ve que las pensiones justas son un derecho, pero es igual con los cuidados dignos?
Ambos conceptos son imprescindibles. Llegando a la tercera edad, después de años de trabajo bien en el domicilio o en la vida laboral, que si bien en este último supuesto han podido significar hasta más de 45 años de dedicación al trabajo a realizar; en el primero de ellos que ha afectado prácticamente en un 100% a las mujeres (trabajos en la gestión integral domiciliaria) y que ha supuesto una media de más de 40 años de dedicación, con jornadas de trabajo superiores a las 8 horas, sin fines de semana y sin vacaciones anuales, y todo ello sin un sueldo ni derecho a jubilación; qué menos que considerar que todas las personas físicas tiene derecho a una pensión de jubilación digna.
Este principio, es una demanda de la carta social europea que en el caso de nuestro país significa una pensión mínima de 1.080€ al mes. Además, junto con esta petición y con lo previsto en la misma carta se demanda un Sueldo Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.200€.
Decíamos antes que el libro parte de un trabajo de hace dos años. En este periodo, ¿ha mejorado en algo la situación?
Desgraciadamente no solo no ha mejorado la situación, sino que ha empeorado en todos los campos. Hemos de decir que los recursos dedicados por las instituciones públicas no cubren las necesidades cada vez mayores y que incluso, están disminuyendo respecto a la cantidad de personas con necesidad de ser atendidas.
Son servicios públicos, por tanto, que se ofrecen de forma privada. Si se privatiza un servicio que debe ser público, se prioriza el rendimiento económico sobre la atención sanitario social, lo que obliga a disminuir esta última, que se traduce en un menor ratio de personal; menos horas por residente de atención sanitaria y social; jornadas laborales más estresantes; contratos laborales precarios económicamente y de carácter temporal. Creemos necesario añadir que el concepto “privatización” viene acompañado de la figura del “intermediario”, y que la subcontratación de un servicio esencial como los cuidados de larga duración supondrá necesariamente que un elevado porcentaje del siempre escaso dinero público acabe convirtiéndose en beneficio empresarial.
El Decreto 185/2015 conocido como “Decreto Cartera”, de aplicación obligatoria desde enero de 2017, sigue sin aplicarse en todos sus términos. El paso inmediato que debería haber dado el Gobierno Vasco es la aplicación al 100 % de lo recogido en dicho Decreto.
El libro aporta diferentes puntos de vista de los cuidados, entre ellos, el feminista. Con su lucha en auge, ¿tomamos conciencia al fin de que los cuidados no deben restringirse al ámbito privado y a las mujeres e hijas que cuidan a sus mayores “por amor”?
No cabe duda de que la aportación de las mujeres, que ha sido muy importante a lo largo de la historia en todos los ámbitos científicos, sociales, culturales… ha sido habitualmente minusvalorada, cuando no ignorada en su totalidad. Los tímidos avances en el reconocimiento del derecho a la igualdad en todos los ámbitos, se están dando en el mundo laboral, no se están efectuando en el ámbito de las labores de cuidado privado familiar y, así, nos encontramos con que las mujeres que han sido hijas, parejas, madres, gestoras de la familia (cuidadoras de todas las personas que la integran), economistas, amantes, educadoras, enfermeras…
Se sigue considerando que efectivamente en la última etapa de su vida, tiene que seguir cargando con la responsabilidad del cuidado de las personas dependientes de la familia, responsabilidad que en general sigue sin seguir afectando al hombre y, efectivamente, se considera erróneamente que lo hace por amor, teoría que en absoluto puede ser defendida por ningún hombre con principios sociales básicos de igualdad de derechos y deberes para todas las personas. No cabe duda que queda un largo camino por delante y que es una lucha que no solo tiene que llevar adelante las mujeres.
Otro importante pilar de los cuidados es la situación de las trabajadoras del hogar, un sector feminizado e invisibilizado donde los haya. ¿En qué situación está el sector en nuestro entorno?
Ante un panorama desolador de explotación y esclavitud, con sueldos de miseria en función de las jornadas laborales que realizan y que afecta igual y principalmente a las mujeres y que además está favoreciendo a la economía sumergida y promocionando que las mismas lleguen al final de su vida laboral sin una pensión digna. La responsabilidad de estos sueldos mínimos para horarios máximos es de quien está consintiendo, que empresas subcontratadas con ayudas institucionales.
El trabajo aborda el mapa institucional del cuidado. Las instituciones, todas en manos del PNV, presumen de ser un oasis en políticas sociales. ¿Cuánto hay de verdad en esto, y cuáles son las principales carencias?
En manos del mismo partido que, hasta ahora, está haciendo caso omiso de las peticiones que tanto la sociedad como algún grupo político le están realizando, no solo en el tema de las Pensiones y en el de la Dependencia, si no en el conjunto de temas que afectan a la sociedad.
El oasis en políticas sociales, y sobre todo económicas, únicamente les afecta a miembros, familiares y amigos de dicho partido. El resto de la sociedad vive en el extrarradio de dicho oasis y no podemos olvidar a la cantidad de personas que viven en pleno desierto. No se puede consentir que cualquier grupo político que tenga un mínimo nivel de honestidad, ignore las peticiones de la sociedad.
Recordar el número de asociaciones que están demandando un cambio en la planificación y ejecución de proyectos que está llevando a cabo el gobierno de la CAV, así como en los controles de otros que estando en servicio, funcionan con ocultación de datos de control que finalmente aparecen cuando generan un problema de mayor trascendencia afectando a la sociedad y ya no pueden seguir ocultándolos.
Abordáis también una perspectiva ligada a la salud, con cuestiones como la dependencia e incluso el derecho a una muerte digna. Son debates de plena actualidad. ¿Qué aportaciones ofrece el libro al respecto?
En el tema de la dependencia conocer la situación actual expuesta por las personas ponentes da una perspectiva de la situación y, en consecuencia, de las actuaciones que se deben poner en práctica para subsanar dicha situación. No es necesario inventar nada, simplemente que tomen como referencia las soluciones adoptadas en los países más avanzados del norte de Europa y apliquen los mimos criterios de recaudación económica y distribución de los ingresos obtenidos, en función de las necesidades más perentorias para una vida digna.
Consideramos que una vida digna debe de terminar, igualmente, con una muerte digna, de este tema concreto resaltar el punto de vista desarrollado por el doctor Don Luis Montes en su participación en las Jornadas. Como muy bien indicaba, «La muerte es de las pocas verdades absolutas que hay». La vida se nos da, pero luego en mayor o menor medida, la vamos gestionando cada persona y por tanto parece lógico que, si es así, de la misma manera podamos gestionar el final de la misma, e incluso el momento posterior a la muerte.
Una propuesta posible en estos momentos es la posibilidad de hacer un Testamento Vital con el aval del organismo correspondiente, en el cual se pueden recoger todos los deseos de la persona que lo realiza con plenas facultades en el momento de redactarlo, no solamente de cómo desea tener dicha muerte si no de lo que desee personalmente que se haga después.
En la presentación hablasteis de que esta es una obra más de trabajo, que permite abrir debates trascendentales, más que para ser leído y guardado. ¿Por qué?
El proyecto final a desarrollar con la edición del libro es dar una serie de charlas a petición de las personas o grupos que lo soliciten, en las cuales, con las ideas aportadas por las personas ponentes de las jornadas, plantear una serie de cuestiones a debatir, con objeto de seguir avanzando. Con la obtención en las mismas de datos complementarios y con las aportaciones recibidas, preparar un documento con exigencia de cumplimiento, por parte de las instituciones públicas.
Quisiéramos finalizar señalando que creemos en un sistema de cuidados de larga duración que garantice servicios ajustados al derecho subjetivo y universal; un sistema cuyos principios básicos sean los siguientes: que sea público, universal y suficiente; aplicado mediante la prestación directa de servicios y con empleo público; con gratuidad del cuidado y asegurando la equidad de género y la equidad territorial. Creemos que ese sistema es viable y social y económicamente rentable, y que merece la pena poner estos hechos en conocimiento de la población para que la ciudadanía estimule en nuestros gestores los cambios necesarios para su consecución.
Las anteriores preguntas fueron respondidas antes de la pandemia, por lo que desde Alternatiba volvimos a contactar con Babestu y Pentsionistak Martxan para desarrollar algunas de las cuestiones relativas a la crisis del Covid-19.
¿La pandemia ha puesto de manifiesto la cruda realidad de las residencias?
No solo ha puesto de manifiesto la realidad de las residencias geriátricas, sino que también ha evidenciado la cruda realidad de otros campos como el de la sanidad, la tecnología, la incidencia en la economía y su gestión posterior, los recursos propios y sobre el sector primario. Sin duda, algo positivo ha sido el comportamiento de las personas trabajadoras en los distintos campos afectados.
En el tema sanitario, lo que más ha afectado a la situación de las residencias ha sido el déficit detectado en el sector de la sanidad, en el que ya conocíamos la situación deficitaria de personal en la Atención Primaria en Osakidetza, y en la que nos habíamos implicado con la recogida de firmas pidiendo que se incrementaran las plazas existentes, tanto en la detección de la enfermedad de las personas afectadas, como en las intervenciones quirúrgicas posteriores.
La pandemia ha demostrado la carencia de personal y de medios, lo que ha obligado al personal de los hospitales a una extraordinaria sobrecarga de trabajo junto con la necesidad de contratar personal adicional, lo que demuestra fehacientemente que ninguna Sanidad estaba preparada para esta contingencia. Si algún representante político no lo reconoce, simplemente está mintiendo.
Nuestro reconocimiento a la labor realizada por todas las personas sin distinción de categorías, que han estado trabajando en los centros hospitalarios en estas circunstancias. Sin embargo, se tiene por nuestra parte la impresión de que el Gobierno Vasco ignora este aspecto y están rescindiendo contratos en hospitales.
Buena parte de los fallecimientos se ha dado en residencias.
En efecto. Si a la deficiencia de personal sanitario detectada en la mayoría de las residencias geriátricas, se le añade el problema citado y ello ante un gravísimo problema que ha afectado de forma especial a la población de más edad, junto con la dificultad de cumplir los protocolos indicados, ha llevado a que una gran mayoría de los fallecimientos originados hayan afectado al personal usuario de las mismas.
Nuestro agradecimiento en este punto a la labor realizada por el personal trabajador de las residencias, independientemente y a pesar, en muchos casos, de sus condiciones laborales.
¿Qué reivindicaciones añadís ante esta nueva situación?
Podemos empezar reclamando el derecho del suministro de las mascarillas de forma gratuita, sobre todo para personas con mayor índice de riesgo y con menores recursos económicos. Esta situación ha llevado a que productos que se pueden considerar fundamentales en la civilización actual no hayamos sido capaces de haberlos producido en nuestro entorno, como han sido los casos de las mascarillas de distintas características o de los respiradores, teniendo que recurrir a las empresas que originariamente fabricaban ambos productos, para descubrir finalmente que tampoco era la solución. Esta última circunstancia ha llevado a la clase política a no informar verazmente.
A la sociedad hay que transmitirle la realidad de forma sencilla y entendible, con lo que se conozca en cada momento e indicando lo que no se conoce y se está investigando, así como los pasos a realizar para superar el problema, transmitiendo con sinceridad la situación y creando fidelidad y seguimiento de la persona informante.
No se pueden decir cosas tan absurdas e incoherentes como “No damos los datos reales para no alarmar a la sociedad” (palabras del Diputado General de Bizkaia, Unai Rementeria, sobre los datos de personas fallecidas en residencias geriátricas), cuando el motivo real ha sido el sistema de funcionamiento de las mismas, al estar gestionadas como negocio y dejar en evidencia la nefasta gestión desarrollada por la Diputación.
También hace falta un cambio de la filosofía de funcionamiento de las residencias, pasando de gestionarse como residencia hospitalaria a ser gestionas como residencia familiar. Todas las residencias públicas o privadas deberían someterse a un control real por parte del Gobierno Vasco de la gestión global que realizan, así como del costo económico desglosado y total que generan.