La Coordinadora Nacional de Alternatiba se ha reunido hoy, por primera vez desde el inicio de la pandemia de manera presencial.
Ha presentado los ejes principales que desarrollará en su acción política, bien sea en las instituciones, a través de nuestra participación en EHBildu pero, sobre todo, en las calles, que sin duda, volverán a ser escenario de luchas y reivindicaciones ante la crisis económica y los recortes que ya sufre la ciudadanía.
En esta coyuntura, constatamos que nos jugamos mucho más que el tiempo que tarde en llegar una vacuna; está en juego el modelo social, no solo del presente, sino el que dejaremos a generaciones venideras. Por eso, nos reafirmamos en la necesidad de poner la vida y los cuidados en el centro de la acción política. Pero no desde luego como lo ha hecho estos días el Lehendakari Urkullu, que habla de poner la vida en el centro mientras defiende las grandes infraestructuras, y pretende que sean las macroempresas las que reciban los fondos europeos.
Es lamentable que el gobierno dedique más recursos a criminalizar a los sindicatos y las y los trabajadores que reivindican recursos para los sectores en primera línea, como la sanidad, la educación o el sociosanitario, que en reunirse con ellos y poner soluciones encima de la mesa. Queremos recordarle al PNV que las manifestaciones y las huelgas, no son solo herramientas legales y legítimas, sino también imprescindibles cuando la administración responde con unilateralidad y negación.
Porque poner la vida en el centro no es un lema vacío: es, como nos ha enseñado el feminismo, una propuesta radicalmente transformadora. Es repensar nuestras estructuras y formas de organización, de modo que sirvan para sostener y cuidar dignamente la vida, en todas sus fases.
Es garantizar salud, educación, vivienda, alimentación y cultura, del modo que decidamos entre todas y realmente para todas las personas, sin ciudadanía de segunda o tercera categoría, como sucede a día de hoy. Y es hacerlo teniendo en cuenta el género, la clase, la raza y el origen; porque ante los mantras neoliberales de falsa igualdad, esas variables importan, y mucho.
Afrontamos una situación en la que garantizar la vida digna de las personas es más necesario que nunca, y no solo en términos sanitarios, y ahí tenemos el ejemplo de Madrid como laboratorio de las peores políticas neoliberales, aunque desde luego aquí no somos ajenos a estas prácticas, porque aquí también vemos cómo el dinero público ha ido apuntalar la riqueza de unos pocos, y no a mitigar la difícil situación de la mayoría.
Desde Alternatiba decimos con claridad que esta realidad que padecemos tiene dos caminos: Uno, el de sanear el modelo para seguir haciendo lo mismo, condenando a la precariedad y a la exclusión, con un estado cada vez más desaparecido para las necesidades de la gente, pero más presente para defender los intereses de las élites; o una oportunidad para transformar el modelo injusto e insolidario, hacia otro que ponga la vida en el centro, y haga de las políticas públicas un factor fundamental, que haga de la economía un instrumento al servicio de la política, y no al revés. Sería un fracaso colectivo aceptar que las generaciones venideras tengan que resignarse a vivir peor que sus progenitores.
Los tiempos de crisis acarrean riesgos, porque el descontento puede derivar en la generalización del miedo y amparar al autoritarismo y a la regresión. La extrema derecha lo tiene claro, pero lo que nos toca es participar de la respuesta de la izquierda. Debemos desmontar cada mentira del fascismo, y debemos contraprogramar sus soflamas reaccionarias con propuestas que amplíen los derechos de todas las personas. No podemos permitir que logren su objetivo, que no es otro que las más pobres se peleen por las migajas; las últimas contra las penúltimas en la cola de la pobreza. Y mientras, el más rico mira complacido llevándose la práctica totalidad del pastel.
Esto, y no otra cosa es lo que vemos y a lo que asistimos con preocupación, con empresas como Gestamp, que han tenido beneficios de 211 millones de beneficios el año pasado, y hoy se plantean despedir a 232 trabajadores. Las ayudas públicas no pueden servir para salvar los beneficios de las empresas.
Por eso, cuando la derecha se inventa una alarma okupa, toca negarla con los datos en la mano; pero sobre todo, toca defender a pie de portal, con el movimiento anti-desahucios, que personas como una vecina de 88 años de Santurtzi no sea expulsada de su casa por un fondo buitre. Hay más casos, en Bilbao y en Hernani. Porque el mayor drama en vivienda, siguen siendo los desahucios, eso que la banca, la mayor propietaria de pisos vacíos, oculta tras el eufemismo de “Recuperaciones”.
Ante quienes alertan ante una “dictadura feminista” y hablan de “denuncias falsas” contra la violencia machista, debemos apostar por romper decididamente con la desigualdad, repartiendo todos los trabajos, tanto los remunerados como los que no lo están. Y debemos romper todas las brechas que provocan que las mujeres sufran mayor vulnerabilidad.
Ante las alarmas por la migración, debemos evitar las trampas de la derecha, generando espacios de convivencia y solidaridad. Ante el negacionismo desarrollista, debemos tener presente los límites físicos del medioambiente, porque si seguimos dándole la espalda a la naturaleza sin afrontar realmente una transición ecológica, una futura crisis puede ser la definitiva.
A la voluntad de retroceder en derechos laborales, tenemos que responder con la derogación de la reforma laboral. Y a la desmemoria parcial e interesada, combatirla con la reivindicación de verdad, justicia y reparación de todas las víctimas de todas las violencias.
Esta es la lectura política que hacemos desde Alternatiba, que pasa por resolver dignamente las necesidades reales de la gente e interpela a lo público y a lo comunitario para transitar hacia sistemas de cuidados y sostenimiento de la vida. Será la que guíe nuestros pasos en los próximos meses, tanto en el seno de Euskal Herria Bildu como en nuestro esfuerzo militante en las calles, acompañando a las luchas populares.
Coordinadora Nacional de Alternatiba
En Bilbao, a 9 de octubre de 2020