Las Juntas Generales de Gipuzkoa han aprobado recientemente, a propuesta del grupo EHBildu y con el acuerdo unánime de todos los grupos, una resolución a favor de las librerías. En un dicho acuerdo se insta a la Diputación Foral a desarrollar los siguientes puntos:
- Que mantenga la iniciativa del Bono Cultura, manteniendo un reparto equilibrado del mismo en el conjunto del territorio de Gipuzkoa, discriminando de forma positiva el comercio cercano en su reparto.
- Que realice un mapeo de las librerías ubicadas en municipios de Gipuzkoa, analizando sus necesidades, las dificultades que padecen y la importancia que tienen en el ecosistema cultural local.
- Que realice, junto con el resto de instituciones públicas y agentes del sector, una campaña a favor de la lectura, poniendo en valor la literatura creada aquí y las y los autores locales.
- Que fomente, junto con los ayuntamientos guipuzcoanos, las librerías cercanas del territorio, impulsando la compra de libros en librerías locales, poniendo en valor la relación presencial que ofrecen las librerías cercanas.
Esta pandemia que está afectando a todos los sectores económicos, humanos y sociales, requiere que desde las instituciones públicas se tomen medidas para hacer frente a dicha situación, para así aliviar los efectos derivados de ella. La situación a la que se enfrentan las librerías de proximidad, o tradicionales, se pone de manifiesto en dos planos. Por una parte, la lamentable situación en la que se encuentran los comercios de cercanía, con la continua amenaza de las grandes superficies y las plataformas multinacionales que operan en internet. Por otro lado, al formar parte del ecosistema cultural, sufren la crisis del mismo, en lo que se refiere, principalmente, al sector del libro. Las librerías son un eslabón más de la cadena de valor del libro, que comienza con la escritora, le siguen la editorial y la distribución, para acabar en la venta del mismo al lector. Un libro no existiría sin una creadora que trabajase innumerables horas en el mismo; si no se editase, distribuyese y, por fín, se expusiese a la venta. Esa cadena tradicional no ha cambiado en lo fundamental, aunque tome distintas formas contemporáneas. La cuestión es en manos de quién queda este proceso, y qué consecuencias tiene el que esa cadena se organice de una u otra manera.
La importancia de las librerías en esa cadena de valor no viene dada exclusivamente por el hecho de vender libros, sino de integrarse en el ecosistema cultural del lugar en el que se asienta. Además de ofrecer una relación directa con los lectores, con lo que tiene de humanización, en una librería puede conocerse directamente a la escritora cuando presenta su libro, se puede acceder a distintas ofertas culturales relacionadas con la literatura, se pueden tocar y oler los libros y ,de vez en cuando, descubrir pequeñas joyas. Las librerías, como la lectura, necesitan de tiempo. Son espacios contra la prisa. La escritora Remedios Zafra nos dice que “la prisa es un invento del capitalismo”; y no le falta razón. El mercado capitalista no puede perder tiempo, “el tiempo es oro”. El modelo de librerías de proximidad es imprescindible que se funda con una vida más humana y social. Y las plataformas representantes de ese mercado capitalista que pone en riesgo este modelo tienen prisa; prisa para vender, prisa para conseguir compradores, prisa para aumentar sus ganancias, prisa para ser los primeros. El mercado sentencia que los pequeños no tienen cabida, y se calzan las botas de siete leguas para dar pasos de gigante, sin importar a quien aplasten.
¿Cuántas librerías de proximidad tenemos en Gipuzkoa? ¿Las gipuzkoanas y gipuzkoanos, qué oportunidad tenemos para adquirir libros en librerías cercanas? Este es un tema a tener en cuenta cuando hablamos de ecosistemas culturales. Las instituciones públicas deben abordar esta cuestión junto con los agentes culturales. Promocionar las librerías no es solamente defender el comercio de proximidad; además de eso, es reivindicar un ecosistema cultural cercano a nuestras vidas. Impulsar un modelo cultural no basado en intereses mercantilistas sino en valores humanos y sociales, nos pide imaginar otro modelo de sociedad, que ponga a las personas en el centro. Poder adquirir los libros que deseamos en una librería cercana es un paso en ese camino.