Para este número del Alterkaria hemos tenido la oportunidad de charlar largo y tendido con Bel Pozueta Fernández (Altsasu, 1965), que ocupa nuestra portada. Socióloga y experta en coeducación y sexología clínica, tiene muchas claves para abordar la realidad sociopolítica, aunque lamentablemente haya pasado a ser conocida como una de las madres de Altsasu. La solidaridad recibida durante la lucha reclamando justicia para su hijo, la llevó a querer devolver algo a la sociedad navarra que tanto la apoyó, y decidió hacerlo representándola en el Congreso de Madrid como diputada de EH Bildu. Empezamos:
El caso Altsasu ha llegado a Estrasburgo. La justicia europea es lenta, pero quizá de su mano llegue la justicia que no habéis encontrado en el Estado español. ¿Esperáis algo de este nuevo paso? El hecho de que haya llegado ahora a Europa no quiere decir que lo admitan y que Europa vaya a dar la sentencia que esperamos. Quiere decir que vamos dando pasos, que hemos dado pasos en la justicia española sin encontrar lo que llamamos justicia en mayúsculas, y que esperamos que desde Europa haya una llamada de atención mostrando que ha sido un juicio injusto. Esperamos que se demuestre que no se ha contemplado ni garantizado los derechos que tenían nuestros hijos.
Sabemos que es un proceso largo, que van a pasar años y que en esos años nuestros hijos habrán cumplido la sentencia. Pero esperamos también que nuestro caso sirva para más adelante, para que la justicia española no tome las medidas que ha tomado. Han querido hacer ejemplarizante nuestro caso con objetivos claros: desmovilizar, generar otra vez un espacio de confrontación… queremos también que la justicia europea diga a la justicia española que ya vale y que sirva para que no se vuelva a repetir. ¿Esperanzas de que vaya a hacer eso Europa? No lo sé. Todo este caso nos ha mostrado también cómo se utiliza la justicia para hacer política.
¿Asusta lo que ha pasado con Bateragune, que pueda volverse en contra? Cabe esa posibilidad, pero vamos a apostar por que se llame la atención y se ponga en su sitio a la justicia española por no haber sido justa.
Inevitable recordar la solidaridad que habéis recibido, también desde la cultura. Escribía Jon Maia “txarrenari onena atera diozu”. Altsasu se ha convertido en símbolo también de solidaridad. ¿Se ha superado esa terrible campaña contra todo un pueblo? A veces pensamos que sí y luego de repente volvemos a despertarnos otra vez en el juego mediático. Las mismas fuerzas que generaron este caso, tienen interés en seguir estirándolo. En otro tiempo hubo mucho silencio en los medios de comunicación con casos que se vivían en Euskal Herria y, sin embargo, con el nuestro, algunos medios han hecho de altavoz. La gente estaba viendo que podían ser ellos los padres y las madres, y que sus hijos podían haber terminado como los nuestros. Muchísima gente estaba viendo que lo que denunciábamos era un montaje. Entendían que peleas o historias de bar hay cada fin de semana por desgracia, y ninguna había sido denominada como terrorismo. Mucha gente entendió muchas cosas y eso provocó esta explosión de solidaridad, que nos ha ayudado en este recorrido de manera importantísima. Me parece que es de las cosas que más tenemos que agradecer y poner en valor: la solidaridad.
Hemos tenido una suerte inmensa, que mucha gente que ha vivido casos parecidos a los nuestros no ha tenido. ¿Qué ha pasado con nuestro caso? Por una parte, por el momento político. Un momento en el que ETA ya había dejado de actuar, un momento en el que había otro planteamiento político y se miraba al futuro con ilusión. Pero aquí había intereses, cómo sigue habiendo actualmente, de quien quiere mirar atrás y seguir sacando rédito.
Hemos trabajado como hormigas. Hemos visto que había que sacarlo, que había que denunciar, y cada padre, cada madre y cada persona casi de este pueblo, vio lo que, en su medida, podía hacer para trabajar contra esta injusticia. Hemos coincidido también con la situación política de Catalunya, que ha vivido nuestro caso, pero con un año de retraso. Iban viendo que lo que nos había pasado estaba siendo calcado. La represión y la respuesta judicial. Ha habido una empatía total. En el Estado español ha habido también una empatía de entendernos y de respeto, y eso ha hecho que se hayan abierto muchos cauces.
Lamentablemente sigue habiendo montajes, no solo en Euskal Herria. En Madrid has compartido espacio con el colectivo Madres contra la Represión. ¿Qué tenéis en común? En 2017 estuvimos en unas jornadas de la Xarxa Solidària Antirepressiva formada por familias de jóvenes que estaban viviendo montajes policiales-judiciales en todo el estado. Ahí conocimos a mucha gente, a las Madres contra la Represión, a familias de diferentes casos en Catalunya… Teníamos en común, sobre todo, una lucha por mostrar claramente que nuestros hijos estaban sufriendo un montaje, y que no íbamos a parar hasta aclararlo.
También en 2017 nos pusimos en contacto con los padres de otros casos en Euskal Herria. Poder escuchar cómo habían vivido, cómo habían actuado, qué aprendizaje habían tenido, eso también hemos ido compartiendo a lo largo de estos años con otras familias, sobre todo la lucha y el apoyo, es muy importante.
Yo recuerdo cuando conocí a Elena (Ortega, madre de Alfon), veía que su vida funcionaba en torno a lo que le había ocurrido a su hijo. Un día tenía una charla en Barcelona, otro en Sevilla, su vida giraba en torno a eso. Yo comenté que no quisiera terminar como Elena y casi hemos terminado, la mayoría, como ella. Hemos sido madres y padres a los que el sufrimiento da fortaleza, sabiendo que es muy legítimo lo que estamos defendiendo; hemos ido a Estrasburgo, Bruselas, hemos estado en diferentes parlamentos…
La madre Alfonso decía en una entrevista que el denominador común es un estado represivo en el que los montajes responden a algo. Hemos dejado en evidencia que estamos viviendo en una pseudo democracia con un nivel de represión altísimo. Quién cuestiona los planteamientos del poder al final lo paga. Cuando se nos habla de democracia, de que la justicia es igual para todos y para todas… ¿cómo se pueden atrever a decir eso? Cuando nos han venido del PSOE y PSN, y en algún momento también de PNV, y nos decían que confiáramos en la acción de la justicia, que vivimos en un Estado de derecho… y nosotros viendo las relaciones de Espejel (con la Guardia Civil), el juicio que hemos tenido o a Lamela qué recorrido ha tenido. El juicio lo ganamos por argumentación jurídica y, sin embargo, la sentencia fue ejemplarizante y represiva. Utilización de la justicia con fines políticos.
¿Has tenido ocasión de ver la serie de EiTB sobre Altsasu? Sí. En cuatro capítulos es difícil resumir lo vivido. A mí me ha ocurrido que veía algo que no me parecía que estuviera mal, pero que me faltaba lo anterior y lo siguiente. Me parece que se ha acercado en muchos casos a la realidad, sin perder la perspectiva de que es ficción. Creo que el tratamiento se ha dado con respeto a lo ocurrido aquí, sin olvidar que no es una serie que nosotros hayamos promocionado; no sale de nuestra iniciativa. Es llamativo como estos casos se convierten en un producto con intereses políticos y en este caso, también, económicos.
Es un producto de una televisión autonómica, pero hay historias de Euskal Herria que han dado el salto a grandes plataformas como las numerosas producciones en torno al conflicto vasco. ¿Sería positivo llegar a millones de personas? Yo hacia la comparativa, por ejemplo, con las películas que hemos visto sobre Irlanda como “En el nombre del padre”, y supongo que alguien que ha vivido el conflicto ve esa película y quizás tenga críticas. Yo lo veo desde aquí y me parece que me ayudaba a situarme. Una serie que cumpla unos mínimos de respeto con lo que hemos vivido a mí me parece que podría ayudar a sensibilizar en una labor de pedagogía de lo que se vive en Euskal Herria, de lo que hemos vivido aquí, no solamente con este caso sino la historia anterior y para que no vuelva a ocurrir en el futuro.
Antes de embarcarte en el salto al Congreso, ¿cuántas veces leíste el libro de Sabino Cuadra ‘Arrojado a los leones’? Lo leí por encima para situarme, y me reí también. Le di vueltas, pero si buscas que te digan qué va a ocurrir en el futuro, que te lo concreten para tener plena seguridad, me hubiese quedado en casa. Yo sabía que era un reto importante y lo que suponía, y veo actualmente, lo importante que es que Navarra tenga una representante de EH Bildu en Madrid. Me parecía un reto importantísimo y que había ilusión, y el hecho de que pudiera estar yo podía acercar a gente que igual en otros momentos no se había acercado a EH Bildu. Lo que antes hemos comentado con respecto a Altsasu, me parece que hemos recibido, y yo personalmente veo, tanto de la sociedad, que tiene que haber una vuelta. Si yo puedo aportar, y de esa manera lo he hecho, pues ahí estoy.
Entras en una legislatura excepcional, no solo por el Covid-19. EH Bildu recuperó fuerza y, además, consiguió superar el porcentaje para conformar grupo propio en Madrid. ¿Imaginaste que EH Bildu alcanzaría la repercusión ha alcanzado? Recuerdo que en la campaña decíamos: no vamos a Madrid para estar. Vamos a Madrid para condicionar. Vamos a Madrid para marcar una política concreta. Vamos a Madrid con una idea clara de que las políticas que se puedan hacer traigan bienestar a las personas de Hego Euskal Herria, y también a las personas del resto de las naciones del Estado. Decíamos esto claramente, pero, hasta ir viendo qué pasó y cómo se ha ido condicionando, para nada pensaba que pudiera ser tan trascendental.
Inevitable preguntarte por tus compañeras y compañeros, y en particular (por ser esto la revista de Alternatiba), por nuestro compañero Oskar Matute. ¿Qué has aprendido de ellas y ellos? He tenido la suerte de juntarme con un grupo de personas muy diversas, que vienen de historias también diversas y con un aprendizaje muy importante. Oskar, políticamente, tiene un bagaje increíble; humor, humildad. Escucharle y tenerle cerca, muchas veces, me parece mentira. Son personas con una capacidad muy importante, con una historia de vida larga.
La capacidad de escucha y además saber que, aunque en algunos momentos podamos sentir que vienen mal dadas, la capacidad de recomponernos y ‘venga que mañana es otro día y hay que seguir luchando’, y con humor, nos hace llevar las cosas con actitud muy positiva. Nos hemos ido conociendo día a día. Los primeros meses fueron importantes porque nos juntábamos. Teníamos momentos tanto de trabajo como de ocio que hacían que se fuesen forjando nuestras relaciones, pero la pandemia cortó esa dinámica. Para mí el trabajar en grupo es muy importante, me da tranquilidad y seguridad.
Mertxe tiene un recorrido profesional y político amplio, con una capacidad de escucha, de gestionar políticamente las alegrías que hemos tenido cuando se han conseguido cosas, pero también cuando nos la han jugado. A Gorka lo he conocido ahora también. Le escucho sus historias en diferentes momentos, en diferentes escenarios políticos de conflicto, también esa capacidad de escucha, de negociar y de conciliar con su sonrisa. Jon es insistente, muy trabajador y cuando se centra en un tema da la batalla hasta conseguir lo que se propone. A Idurre la he conocido ahora, aunque estuvimos en un momento que no sabía ni si quiera que íbamos a coincidir, hablando en un acto político, y comentaba su experiencia en la alcaldía (de Bermeo). Con Iñaki yo al menos me sentía como los hermanos pequeños que van con los mayores que tienen experiencia y nos enseñan por dónde ir; y fíjate que Iñaki tiene experiencia política. Yo he sido la que menos experiencia política ha tenido y la que más tiene que aprender, aunque al final, aprendemos todos de todos.
EH Bildu ha llevado una unidad de acción con otras fuerzas políticas (Llotja de Mar) pero, más allá de estas alianzas, ¿con qué apoyos inesperados te has encontrado en Madrid? No sé si ha habido apoyos inesperados. Puede haber buena sintonía en algunos momentos, en las comisiones que coincides con personas que, en mi caso, ahora voy conociendo y percibes esa buena sintonía. Quizás en algunos momentos caemos en lo que se construye con respecto a nosotros. Igual también creamos nuestro propio escudo de protección e igual te sorprende cuando te viene muchísima gente del PSOE y te está hablando de tú a tú.
Una década sin ETA ¿Cómo vives esa obsesión interesada por parte de grupos políticos y mediáticos por mantenerla viva obviando la realidad? Esto es lo que hemos vivido en el caso Altsasu. ¿Qué interés hay para volver a un escenario que ya está superado? ¿Qué réditos se ha sacado? ¿Cómo se puede ser tan infame? Es increíble. Cuando estamos escuchamos que hijos e hijas de víctimas digan: ¡por favor, dejadnos en paz! Pero cada día tienes que escuchar que eres filoetarra, asesina… a mí realmente no me extraña porque lo hemos vivido durante años. No hay argumentos políticos, no hay otra alternativa que ofrecer. Que por ejemplo Adanero y Sayas no tengan otro argumentario, otra manera de hacer política, que solamente su actuar en Madrid sea a base de decir qué malos son los de EH Bildu… No sé qué pensarán sus votantes. En el día a día, a nuestro lado están en las representantes de CUP y después Adanero y Sayas. Los tenemos allí, y las barbaridades que dicen. Ellos dos son VOX, claramente. En las próximas elecciones, si se presenta VOX, tendrán que optar por VOX o por UPN. Si optan por UPN, tendrán que cambiar de argumentario.
Te has adelantado a la pregunta. Dicen que hay 52 diputados de ultraderecha en el Congreso, pero tú sumas 54. Teníais que ver la complicidad que hay entre ellos y los comentarios. A veces decimos que los tenemos que grabar. Una de las últimas actuaciones de Adanero, cuando subía, todos los diputados de Vox levantados, aplaudiendo. Eso no se ve en las cámaras, pero existe. Uno le dijo: “soy tu mayor fan” o algo así. Es increíble. Ellos se crecen, y están hablando para la derecha que está allí, para la extrema derecha de VOX, y no tienen otro argumento que ofrecer: Navarra-España y los filoetarras. No hablan de Navarra. Su política está centrada en ir contra, en alimentar ese imaginario: ir contra la izquierda abertzale, contra lo que es ser vasco, recordar continuamente las consecuencias del conflicto armado. No entienden que hay otro escenario en el que llevamos tiempo. No hablan para nada de reconocimiento, de convivencia, de entendimiento… Hablan desde una lógica de ‘yo te aplasto’.
Quizá con un proyecto de coeducación basado en los valores como Skolae -en cuya elaboración participaste- aplicado hace unas décadas a estos señores de los que hablas… ¿hubieran tenido otro comportamiento? Con un Skolae pero aplicado hace casi un siglo para que ya les viniera un poco en el ADN. Un programa de coeducación, es algo indispensable en la educación. Por ejemplo, lo que esta gente ha hecho no es poner el foco en eso, que fíjate si es importante. Han puesto el foco en buscar el morbo y llevarlo a situaciones extremas. Han querido focalizar que se estaba fomentando la pederastia, una barbaridad. Llevan también el mismo debate que lleva VOX: la no existencia de la violencia hacia las mujeres. Ponen también límites sobre las edades, hablan de perversión, niegan el derecho a decidir sobre el placer, sobre el cuerpo, sobre una vivencia sexual o la diversidad. Es un argumentario totalmente ultraconservador, qué es lo que está llevando VOX, y aquí en Navarra lo lleva UPN-Navarra Suma.
En Nafarroa se vienen experimentando los llamados “gobiernos del cambio”. Tafalla, Lizarra o Iruña, donde EH Bildu llegó a la alcaldía. ¿Crees que está consolidado ese giro o hay un peligro de involución? El PSN tiene un peso y una responsabilidad importante sobre lo que ha ocurrido y sobre la política involucionista, conservadora, de derechas, que hemos tenido durante muchísimos años; es más, lo ha fomentado y alimentado. Si nos encontramos con un PSN que no dependiera tanto del PSOE, igual se podrían hacer cosas. Pero si nos encontramos con un PSN que depende de lo que Madrid diga, mande y plantee, sin tener en cuenta la realidad de aquí, es complicado. Un PSN que está funcionando igual que un PSOE en cuanto a no plantear una política clara de izquierda, en cuanto a no atreverse a romper con las amarras que tiene con los intereses económicos, que está mirando hacia la derecha claramente, es un PSN que no avanza…
Es importante estar junto al PSN, acercarle y llevarle hacia la izquierda, pero no podemos olvidar que, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Iruña está el PSN con Navarra Suma y que está haciendo políticas y posibilitando también una gobernanza de la derecha conservadora; y que está posibilitando que se hagan cosas que van en contra de avances de la anterior legislatura con Asiron. El PSN juega ahí siempre. No son de fiar por lo que vemos aquí en Navarra y no son de fiar, por lo que han hecho y por lo que hacen. Lo mismo que el Madrid.
Uno de los retrocesos en Iruña ha sido en educación y con el euskara. ¿Qué pasos faltan para el reconocimiento oficial en todo el territorio superando la zonificación? Claramente la zonificacion tiene un objetivo de no reconocimiento. La lengua no es solamente hablar. Es un pensamiento, una manera de percibir la realidad y de transmitirla. Dar oxígeno al euskera, ellos entienden claramente qué puede suponer, y tienen miedo. Desde un planteamiento de un nacionalismo español que no reconoce una identidad vasca, es la confrontación con respecto a la lengua. Si no se tiene en cuenta la realidad y la demanda que existe en Navarra, va a seguir generando conflicto. Va a seguir generando un no reconocimiento de los derechos tanto de las personas euskaldunes, como de las personas que se plantearían aprender, o que estuviera ahí como parte de nuestra propia cultura navarra.
El curso pasado existía la posibilidad en Mendigorria de abrir un aula modelo D y el PSN podía haber hecho un gesto; no de delegar, sino un reconocimiento de derechos. Se cumplían todas las condiciones, y no han sido capaces. Si en ese punto no se atreven, es porque han alimentado un monstruo tan grande que ahora le tienen miedo. Va a tener que haber mucha presión.
En Nafarroa, fuera de EH Bildu hay una fragmentación entre fuerzas de izquierda. Hemos visto rupturas, partidos nuevos y desapariciones, ¿crees que el soberanismo de izquierdas de EH Bildu puede dar cabida a las gentes de izquierdas de Nafarroa que no se sienten abertzales? Ese es uno de los retos más importantes que tenemos en EH Bildu Nafarroa. Me parece que tal y como nos estamos mostrando, la manera de hacer política, la manera de ser leales a lo que decimos, de dar alternativas, no encaja con ese discurso de que somos los del no a todo. Se están dando y planteando alternativas de izquierda y hay cada vez más gente entendiendo que ser soberanista puede ayudar a avanzar desde planteamientos de izquierda.
Todavía se dan debates de soberanistas frente a la lucha de clases. Estamos viendo que podemos llevar un planteamiento de izquierdas, de izquierda soberanista. Aquí, en Navarra, otras fuerzas en estos últimos años han entendido que podían ser una alternativa de izquierdas. Luego se han desinflado en luchas intestinas de poder, y muchas personas han quedado huérfanas. Yo entiendo que EH Bildu puede ser quien recoja a esas personas que se han sentido huérfanas, por ser la alternativa y por los planteamientos que da desde una perspectiva de izquierdas y soberanista.
EH Bildu puede recoger a esas personas desde la izquierda, y también a personas que apostaban por fuerzas soberanistas como Geroa Bai. Ahora pueden ver EH Bildu de otra manera que no es la que se les vendió. Estamos haciendo una función de avance tanto en Nafarroa como en Madrid. Me parece que sí que puede ser una alternativa, sin duda, tanto para personas adultas como para jóvenes. Aunque entiendo también que desde la juventud puede haber una sensación de que nadie los representa. En EH Bildu también nos tenemos que plantear una reflexión grande con respecto a esto, cómo ser una alternativa para las personas jóvenes.
Otro hecho doloroso que se convirtió en símbolo fue la brutal violación en sanfermines cuyo proceso judicial es símbolo de la lucha contra la justicia patriarcal. ¿Cómo ves el movimiento feminista en Nafarroa? El movimiento feminista en Nafarroa tiene mucho oxígeno, tiene una capacidad inmensa y además abarca personas muy diversas. Veo también la referencia en la juventud el movimiento feminista, tanto chicas, como chicos jóvenes muy diversos que ven la necesidad de la lucha feminista y de que el feminismo esté implementado en todos los ámbitos de la vida. Tiene futuro.
Hay algo que me preocupa. Me preocupa que cuando el feminismo está siendo referente en las luchas para muchísima gente, de repente, ahora empiezan las luchas intestinas dentro del feminismo. Esto no es nuevo, pero ahora que teníamos tanto oxígeno y que podía ser además una referencia en la lucha para otros ámbitos, veo sobre todo en el feminismo estatal que hay unas luchas intestinas de ‘contra ti y además no te escucho y va a ser lo que yo digo’, de imposición. Esto, ojalá, no se traslade así, pero también aquí se empiezan a ver esas luchas. No perdamos el referente y no caigamos en eso.
Otro movimiento fuerte en Nafarroa ha sido el antimilitarista. Sin embargo, Nafarroa es un campo de tiro. En lo que debería ser una reserva natural respetada se realizan maniobras militares. ¿Cuándo veremos Las Bardenas libres de militares? Ese es uno de los objetivos de legislatura: la lucha contra del campo de tiro de Las Bardenas. Hace un mes me reuní con representantes de la Plataforma contra el Polígono de Las Bardenas y, aparte de la PNL, el objetivo que planteamos es claro: cerrar el campo de tiro. ¿Es posible? Tenemos que poner los pies en el suelo. Es cierto que hay unos intereses grandísimos, no solo en Madrid si no aquí, en Nafarroa. Se recibe mucho dinero, y los ayuntamientos congozantes están realizando actuaciones municipales que sin ese dinero no harían.
¿Qué debemos hacer? Por lo pronto, los ayuntamientos en los que EH Bildu tiene representación, tienen que defender claramente que no nos podemos vender a lo que desde Madrid se está dando para tener la boca cerrada y admitir que haya un campo de tiro en Nafarroa para aviones y ejércitos de otros países que hacen guerras en el mundo que no compartimos. Esa va a ser una de las luchas importantes.