El próximo sábado el movimiento feminista volverá a movilizar en las calles a miles de personas para manifestarse contra la violencia machista. Y de nuevo, como los últimos años, los medios reflejarán, como en un ritual repetitivo, ciertos números, declaraciones e imágenes.
Seguirán destacando el número de mujeres asesinadas, pero se hablará muy poco sobre otras agresiones y violencias machistas que sufren las mujeres y otros cuerpos disidentes que no acaban en muerte, sobre sus causas e impactos. Tampoco sobre los presupuestos y recursos que se dedican a las políticas contra la violencia machista.
Las declaraciones institucionales lamentarán la violencia como una lacra social y animarán a la sociedad a implicarse y las mujeres a denunciar, pero no se comprometerán dedicar más recursos económicos y personales a la atención de los distintos tipos de violencia machista y mucho menos a revertir las políticas económicas, educativas, sociales y culturales que reproducen el heteropatriarcado y el capitalismo, creador de la desigualdad estructural que hace posible la violencia.
Y las imágenes reflejarán a las autoridades de turno tras una pancarta —con el morbo añadido de la ausencia de la extrema derecha negacionista—, tapando otras imágenes, las que prueban su blanqueamiento político y mediático cotidiano.
Frente a esta realidad, las feministas volveremos a llenar las calles exigiendo otros números, declaraciones e imágenes, que reflejen el fin de las políticas económicas que precarizan las vidas, no apuestan por la coeducación y la educación sexual feminista, no reconocen las distintas formas de violencia machista que existen más allá de la violencia de género, no dotan a los servicios de atención de los recursos económicos y humanos necesarios, no interpelan a los hombres de todas las edades y no atajan el machismo del sistema judicial y policial.
Y, como hasta ahora, seguiremos visibilizando todos los tipos de violencias machistas, exigiendo apoyo y reparación feministas para víctimas y supervivientes, reflexionando sobre soluciones no punitivistas, denunciando el negacionismo ultra —pero también el lavado morado institucional— e incomodando a los machitos privilegiados. Exigiendo, en definitiva, menos postureo y más acciones reales, el 25 de noviembre y el resto del año. Además, el próximo 30 de noviembre tenemos otra jornada fundamental de lucha, la huelga general feminista para exigir el derecho colectivo al cuidado. Cuidar la vida significa también hacer frente a las violencias machistas. Así que, para hacer frente a estas dos luchas que son una, salgamos a las calles los próximos 25 y 30 de noviembre.
Alternatibako Mahai Feminista