Oskar Matute (Barakaldo, Bizkaia, 1972) es uno de los seis diputados de EH Bildu en Madrid. Cuenta con una larga trayectoria política a sus espaldas en Euskadi, primero en Ezker Batua-Berdeak (la marca vasca de Izquierda Unida) y después en Alternatiba, que se define como un partido soberanista y de izquierdas, y que en 2011 se integró dentro de la coalición de Euskal Herria Bildu. Matute celebra los pasos que ha ido dando su formación desde hace más de una década en su interlocución con el Estado y asegura que «ojalá» se dieran esos avances en otras formaciones. Afirma que su compromiso el 23J era «parar al fascismo» y por ese motivo no exigieron ninguna contrapartida para investir a Pedro Sánchez. Sin embargo, también advierte de que su formación no aceptará ningún tipo de «retroceso» aunque haya «pulsiones conservadoras», en referencia al PNV y a Junts, que traten a arrastrar al Gobierno en esa dirección.
Su formación fue la única que no negoció contrapartidas con el PSOE para la investidura. El PP, de hecho, llegó a decir que eran a cambio de “la amnistía etarra”. ¿Por qué tomaron esa decisión?
El PP vive en una burbuja y probablemente no conoce lo que pasa en Euskal Herria. Cualquier conjetura sobre qué hemos podido conseguir a cambio está tan cerca de la realidad como yo de ordenarme sacerdote. Nosotros ya le dijimos a la gente en campaña electoral que cuando el fascismo llama a las puertas, nuestra primera labor y compromiso es pararlo. Nuestros votos han servido para eso, para impedir que la extrema derecha y la derecha extrema alcancen el poder, muy en la onda de la tradición europea de todas las corrientes políticas, incluso la conservadora.
Eso no significa en modo alguno, lo digo para que nadie se lleve a engaños, que Euskal Herria Bildu vaya a ser un acompañante silente y complaciente de lo que pasa en el Gobierno. No vamos a renunciar a ninguno de nuestros objetivos para mejorar las condiciones de vida de los vascos y las vascas. Nos avala el recorrido realizado en los últimos cuatro años, pero que nadie dé por sentado que vamos a estar ahí para ser el convidado de piedra de cualquier pacto. Si las medidas suponen avances en derechos y libertades, estaremos. Si nos quieren colar retrocesos y una agenda que podría impulsar cualquier formación de derecha, aunque sea maquillada, no estaremos.
¿Teme, precisamente, que nos encaminamos a una legislatura más conservadora en lo social? ¿El PNV y Junts pueden tener más peso que el bloque de izquierdas?
Su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, se ha mostrado dispuesta a crear una suerte de “frente amplio” de izquierdas con ERC, BNG y también con Podemos, esta legislatura. ¿Lo ve viable?
La expresión de frente amplio nos gusta mucho, nunca hemos negado u ocultado que buena parte de la evolución de Euskal Herria Bildu está inspirada en el frente amplio uruguayo de Pepe Mújica. A partir de ahí, los componentes y el alcance de esas alianzas dependerá de de la voluntad de las partes. En el caso de Esquerra Republicana, del BNG y de Bildu hay una alianza de carácter estratégico para nuestra acción conjunta en Congreso y Senado. En cuanto a Podemos, son ellos quienes tienen que resolver esa incógnita. Relacionándolo con la pregunta anterior, contando sólo a ERC, BNG y Bildu sumamos 14 diputados frente a los 12 del nacionalismo de corte más conservador representado por PNV y Junts. Si se sumara Podemos hablaríamos de una diferencia de 19-12 y tendríamos todavía más capacidad para doblar la acción del Gobierno hacia políticas más de izquierdas. Nuestra relación e interlocución con Podemos siempre ha sido positiva, pero quiero ser respetuoso, especialmente en un contexto en el que parece que lo que no prima en la izquierda es la calma y el amor.
¿Le sorprendió que en la pasada legislatura Bildu adquiriera la etiqueta de ‘partido de Estado’ por sacar leyes para el conjunto del país, anteponiéndolas incluso a las demandas territoriales?
Nosotros nos echamos a temblar cuando alguien dice que tiene razón de Estado, porque bajo ese argumento se han cometido auténticas tropelías. Preferimos hablar de sentido común y creo que no hacemos otra cosa que aplicarlo. Un sentido común que probablemente difiere mucho del de las élites. En el fondo estamos librando eso que la ultraderecha llama la guerra cultural. Nosotros la disputamos desde la izquierda y no tenemos miedo en hacerlo porque, además, la sociedad vasca responde. Quizá lo hace porque está más a la izquierda que otras sociedades.
¿Por qué EH Bildu definió como un “hito” la fotografía con el presidente del Gobierno? ¿Cree que en el pasado se equivocaron al no tener una postura más colaborativa con el Estado?
Porque era la primera vez que el presidente del Gobierno se sentaba con Euskal Herria Bildu. Nosotros nacimos en el 2011 y hasta ahora no habíamos tenido ese nivel de interlocución, que es el nivel máximo que se puede alcanzar por ser el representante del Estado español. La otra alta representación, que es la monarquía, no nos interesa demasiado como republicanos y defensores de la República vasca que somos. Pero si al final alguien plantea lo que me trasladabas ahora, de qué podríamos haber hecho para que se produjera antes, la respuesta depende de dónde fijemos el pasado. Si lo fijamos en el surgimiento de EH Bildu, estamos razonablemente satisfechos con nuestra evolución en relación a lo que demanda la sociedad vasca, que es a quien nos debemos en primera y última instancia.
Si uno coge el pasado desde más atrás, porque entiendo que mucha gente ve a Euskal Herria Bildu como una continuidad de lo que pudo ser la izquierda abertzale, creo que hay diferentes momentos que nos tendrían que hacer reflexionar a todos. El Congreso siempre pasa de puntillas ante un hecho que probablemente parte de la sociedad del Estado español desconoce y es que el único diputado en activo que ha sido asesinado por la violencia política, en este caso de la extrema derecha, se llamaba Josu Muguruza y era diputado de Herri Batasuna. Yo puedo responder y hablar del EH Bildu que nace en el 2011 y creo que nadie puede criticar ninguno de los pasos que hemos dado. Alguien podrá plantearse si se hacía falta más o menos velocidad, pero al final esos pasos se han dado. Ojalá se diera siquiera uno en otras organizaciones.
Ustedes han definido esta legislatura como «la de la plurinacionalidad». ¿Qué cambios o medidas les gustaría impulsar en ese sentido?
Es tanto lo que se puede avanzar que resulta muy difícil hacer una lista de prioridades. Lo que toca es empezar a demostrar si el Estado español se ve a sí mismo como una realidad plurinacional y que eso pase a estar reflejado en la cotidianidad. El Congreso ha dado ya un primer paso para que se puedan hablar en las diferentes lenguas oficiales, pero hay más. Es decir, podríamos hablar de la oficialidad de las selecciones deportivas o de la oficialidad del uso de nuestra lengua en todo tipo de instancias públicas. Pero la gran asignatura pendiente del Estado español es hablar de lo que significa la plurinacionalidad, por eso vemos que tocamos nervio cuando planteamos este debate en los sectores más reaccionarios del Estado español. Porque esto no hace sino obedecer aquello que el dictador dijo antes de morirse, que lo dejaba todo atado y bien atado, con la monarquía y con su traspaso de poderes y con una transición que se comprometía a no tocar ese nervio.
¿La ley de vivienda está siendo realmente efectiva? Su formación fue determinante para la aprobación, pero no se está aplicando en las autonomías y se siguen sucediendo casos de desahucios o expulsiones forzosas.
El mercado de la vivienda ha sido un mercado absolutamente desregulado en la mayor parte de los sitios y donde ha sido regulado se ha hecho con las cautelas suficientes como para que los propietarios no encontraran obstáculo a su negocio por encima del derecho a la vivienda de la gente. El verdadero debate que hay que dar es si la vivienda es un derecho o es un bien especulativo. Si es lo primero hay que hacer muchísimo más, siempre desde el respeto a las competencias de cada cual. Es verdad que buena parte de las políticas que se pueden desplegar en materia de vivienda obedecen a competencias autonómicas y muchas comunidades, la mayoría la inmensa mayoría gobernadas por el Partido Popular, no han tenido ninguna voluntad de desplegar las herramientas que tenían a su alcance para poder hacer más en materia de vivienda. Lo que tiene que hacer la administración pública son políticas que prioricen el acceso a la vivienda para quien no la tiene sobre el derecho que pueda obtener otra gente a tener un mayor o menor beneficio
La nueva ministra del ramo, Isabel Rodríguez, ha recibido críticas por ser arrendadora y por decir que hay que proteger a los pequeños propietarios.
No nos hagamos trampas. Si tú regulas el acceso a la vivienda y entiendes que la vivienda es un derecho antes que un bien eso no significa en modo alguno que no puedas tener una o cinco viviendas, de igual manera que todos entendemos que los impuestos son progresivos y eso no te impide ganar 200.000 euros al año. Yo no estoy diciendo a la gente que no puedan invertir en sus viviendas, sino que entiendan que debe estar sometida a unos marcos de razonabilidad, al igual que sucede con los impuestos. Es decir, que si tiene una vivienda en una zona tensionada acepte que haya unos topes. Y garantizo que, si eso sucede, la rentabilidad va a seguir siendo mayor que tener dinero en el banco.
¿Qué hará EH Bildu si Europa vuelve a recetar políticas de austeridad con la reducción de los fondos de resiliencia y el Gobierno español las aplica?
No vamos a apoyar ningún recorte en derechos para la gente ni ninguna medida que suponga devaluar las condiciones de vida de la clase trabajadora. No vamos a estar nunca en la justificación como mal menor de políticas que priven de derechos que tanto han costado conquistar a los trabajadores. Si alguien tiene que recortar en algún momento porque, como tú bien dices, se impone nuevamente una senda de austeridad, EH Bildu no va estar pero si les puede sugerir espacios en los que recortar no sería doloroso o grave para la ciudadanía en general y para la clase trabajadora en particular. Por ejemplo, reducir el gasto de la monarquía, del Ejército o de otros espacios que no afectan de manera significativa las condiciones de una vida digna para todos.
Su formación aún no ha revelado quién será el candidato a lehendakari. ¿Tiene alguna preferencia?
No. Yo soy miembro de la mesa política, el máximo órgano entre congresos de EH Bildu, y tendremos que tomar una decisión que elevaremos a las bases a mediados de diciembre. Ahí es donde debatiremos y se pondrán encima de la mesa las posibilidades. Yo defendí la vigencia de Arnaldo Otegi como candidato a lehendakari en 2017 y dos años antes los tribunales españoles decidieron que eso no era posible. Por tanto, desde Arnaldo hasta el último de los militantes de Bildu me parecen candidatos perfectos e idóneos.
¿Usted mismo también?
No. Creo que en Euskal Herria Bildu, por fortuna, hay muchísima gente más capacitada que yo para representarse a lehendakari. Y estoy convencido de que acertaremos.
¿Le gustaría que fuese una mujer?
¿Por qué no? Hemos ido apostando en diferentes elecciones por que las mujeres ocupen el espacio en política que se les ha negado durante décadas. Y, además, creo que la sociedad vasca entiende muy bien lo que significa el feminismo. Y no es sólo una cuestión de posicionamiento ético. Es un compromiso constante y contiene diferentes espacios, también el de la representatividad.
¿Cree que, a diferencia de lo que ha ocurrido en Vitoria y otras ciudades, el PSOE sí se abrirá a apoyar a un candidato de EH Bildu?
No es lo que dice el secretario general del Partido Socialista de Euskadi, pero no nos preocupa. Lo que nos ocupa es seguir ampliando nuestra base social en Euskal Herria y fortalecer el músculo de la izquierda soberanista. A partir de ahí, tenemos nuestra mano tendida hacia todas las formaciones políticas que quieran un cambio. Y, la verdad, no vendría mal abrir las ventanas para romper con las lógicas privatizadoras que hacen que vivir se convierta en una gincana para la gente que menos tiene.
¿No lo plantean, entonces, como un ojo por ojo? ¿Seguirán dando su apoyo al PSOE en el Congreso aunque no apoyen a sus candidatos?
Si nosotros, como hacen muchas formaciones, planteáramos la política en torno al ojo por ojo se quedaría media sociedad tuerta. Porque es cierto que tenemos una lista de agravios importante, antes señalabas algunos, pero es que el 28M fuimos la formación más votada en Guipúzcoa y nos arrebataron la posibilidad de alcanzar acuerdos con otras formaciones políticas para poder gobernar. También en Iruña o en Gasteiz. Si nos hubiéramos guiado por eso seguramente Sánchez hoy no sería presidente del Gobierno. Pero no estamos en política para convertirla en un instrumento de revancha, o para estar al servicio de las necesidades de nuestro partido. Nosotros queremos hacer de la política un espacio de batalla para ampliar los derechos de nuestro pueblo. Como suele decir Arnaldo Otegi, primero está el país y luego el partido.
Mencionaba ahora el 28M. Su formación fue la protagonista de esa campaña por incluir a siete personas condenadas por delitos de sangre (aunque después renunciaron y no tomaron posesión del acta). ¿Por qué se tomó esa decisión en primer lugar?
Porque las listas en las elecciones municipales las hacen los pueblos y Bildu es la única formación política de Euskal Herria que está presente y presenta listas en todos los pueblos, salvo en aquellos en los que hay candidaturas de carácter independiente donde participamos gente de diferentes partidos y con una tradición de décadas. Nosotros damos autonomía a los pueblos para que presenten esas listas y seguramente les habrá pesado más la trayectoria de esas personas desde que cumplieron sus condenas. No tienen asuntos pendientes con la ley y tienen restablecidos sus derechos, eso es inequívoco. Además, estas son heridas que en muy buena medida están superadas en la sociedad vasca. Y no generan esa utilización partidaria que se hace en la sociedad española.
Pero cuando vimos que se levantó ese revuelo y se convertía en el enésimo caballo de batalla contra la gente de la izquierda soberanista, e incluso se utilizaba como ariete para otras formaciones políticas, decidimos hacer lo que estaba en nuestra mano, que era retirar a esas personas, sustituirlas por otras y seguir desarrollando nuestra capacidad para explicar cuál es nuestro proyecto.
¿Considera entonces que la inclusión de estos nombres penalizó en las urnas a las opciones de izquierdas el 28M?
A la izquierda lo que penaliza es acobardarse. En Euskal Herria, en el Estado español, en Europa y en el mundo. Cuando la izquierda se acobarda, y empieza a actuar con complejos por los marcos que le fija la derecha y la extrema derecha es cuando pierde. Porque entonces tiene que estar justificando todo lo que hace en función de marcos que son bastante sesgados y tramposos, que además se parecen más a las tácticas de manipulación de Goebbels que a toda una lectura política de las cosas y de la realidad. En la última campaña si hay alguien que salvó los muebles a la izquierda española fue el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Y no soy yo miembro del club de fans de Rodríguez Zapatero, no lo era cuando gobernaba y no lo soy ahora, pero al César lo que es el César. Y lo hizo actuando con valentía, discutiendo y desmontando las mentiras de la derecha. Desde luego lo que no funciona es ir pidiendo perdón a cada mantra que levanta la extrema derecha.
Uno de esos marcos que repite la derecha constantemente es que su formación es ETA. ¿Deberían ser más contundentes en su condena y no hablar de todo tipo de violencias, sino de la cometida por la banda terrorista?
Podríamos ser más contundentes utilizando su lenguaje. El señor Feijóo está convirtiéndose en un plusmarquista a la hora de demostrarnos ciertos niveles de estulticia que probablemente tenía ocultos. Lo presentaron como un hombre de Estado y cada vez que habla sube el pan. También nos dijo que éramos unos encapuchados. Nosotros no vamos a entrar a ese juego, yo creo que eso le califica al mismo. Nos parece que demuestra un nivel de ignorancia bastante atrevido, pero hasta ahí. Porque incluso quien es ignorante puede dejar de serlo a base de leer y aprender. No vamos a entrar siquiera a las descalificaciones que nos plantean con más exabruptos. Y tampoco voy a entrar a lo que ellos me piden porque cualquier cosa que haga Bidu siempre les va a parecer insuficiente, porque le rompería el relato. Pero eso ya lo dijo Margallo, no fui yo. Hace unos años dijo esa frase tan lapidaria sobre su falta de proyecto desde que la violencia de ETA cesó, probablemente hablaba con conocimiento de causa.
Durante la campaña electoral del 23J, sí respondió, por ejemplo, la pregunta del exportavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, sobre dónde estaba cuando la gente se manifestaba en contra del asesinato de Miguel Ángel Blanco. ¿Eso es entrar en su marco o hay que dar ese tipo de respuestas?
Sí, en el fondo no fui cruel. Se suele decir que en la vida es mejor parecer ignorante y permanecer callado que hablar y demostrarlo. Él habló y lo demostró y yo lo que hice fue enfrentarle a la realidad de su planteamiento. Lo único que pretendía con esa respuesta era, primero, rendir homenaje a la verdad, porque parece que es lo que menos importa en política para alguna gente y, en segundo lugar, demostrarle a los ciudadanos y ciudadanas del Estado español que podrían estar viéndonos que saben entre poco y nada de lo que es Euskal Herria. Algunos partidos políticos y muchos medios de comunicación se han empañado para que eso ocurra, por que así se nos anula como actor político y se impiden mayorías progresistas.
¿Cree que usted representa a un sector de su formación distinto del de, por ejemplo, Mertxe Aizpurua? ¿O lo considera parte de una estrategia para dividir a su formación en dos categorías?
Lo que puedo decir es que Mertxe Aizpurua y yo podríamos firmar en toda su extensión verdad, justicia y reparación para todas las víctimas de todas las violencias, que la apuesta de Euskal Herria Bidu tiene que ser exclusiva e inequívoca por las vías políticas, pacíficas y democrática y que estamos a favor de que se den las condiciones para que que nadie en Euskal Herria nunca tenga que vivir por lo que hemos vivido. También estamos a favor de que las víctimas tengan el espacio de reconocimiento que tienen que tener. Yo no sé si eso es insuficiente, pero eso desde luego deja poco espacio de diferencia entre Mertxe Aizpurua y yo mismo.
Hemos construido una cultura democrática desde 2011 que es poderosa y que nos hace además ser cada vez más. Nosotros no somos el refugio espiritual de la izquierda abetzale, lo dijimos así desde que nacimos, queremos ser el proyecto que gane el país. Y para eso teníamos que dar pasos, romper barreras y muros que se habían abierto con la izquierda abertzale. Lo digo yo, que no vengo de esa tradición, pero hemos dado pasos y lo hemos hecho juntos. No creo que sea fácil encontrar grandes debates de fisuras internas, quiebras y disidencias y traidores y estas cosas que se leen a otras izquierdas en el mundo de Bildu. Nosotros hacemos los debates en casa y cuando alcanzamos los acuerdos vamos todos a una.
Por último, su máxima aspiración en política es…
Ser útil para mi pueblo y para mi clase, no tengo otra. Mis aspiraciones están colmadas antes de llegar al Congreso de los Diputados, no vivo esto como una carrera de méritos, soy bastante anti-meritócrata, así que con ser útil me doy por satisfecho. Al final es por lo que han votado y, si ellos entienden que les has ayudado, creo que ya he cumplido.
Leer en infoLibre.