La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas y el PNV
Joseba Barriola – Alternatiba
Cuanto más trata uno de reconstruir la memoria de los matxinos de 1766 (hace 250 años) y se dibuja el panorama de los varios conflictos que se expresaron violentamente en la Matxinada de aquel año, en la Gipuzkoa Foral de entonces, más llama la atención la similitud entre el actuar de los jauntxos y handikis de entonces y el actuar de los jauntxos y handikis de ahora, es decir, el PNV.
Toda la ambición de la Compañía Guipuzcoana de Caracas era sacar tajada del Imperio Español. Partía de un control absoluto de las instituciones forales, de una acumulación originaria de capital proveniente de la primera hornada de indianos-conquistadores- expoliadores, de un servicio multisecular servil hacia la Monarquía imperial española. Con todo ello, consiguió unos privilegios de monopolio para el expolio de Venezuela y a cambio, aceptó (nueva fuente de enriquecimiento), ser además de compañía comercial, también compañía militar. Los barcos de la Compañía llevaban mercancías de Europa y llevaban marinería de guerra para enfrentarse a los barcos de guerra de Holanda. Todo ello, en servicio, a la par, de la monarquía española y del enriquecimiento de los nobles guipuzcoanos.
No había servicio militar obligatorio (esto vino tras las guerras carlistas), pero de hecho el sistema foral aceptaba la leva forzosa para la marina de guerra del Imperio Español en la zona de la costa y los barcos de la compañía eran barcos de guerra y algunos exclusivamente de guerra (los barcos corsarios).
La Compañía Guipuzcoana de Caracas tenía como primer socio al ¨Rey Felipe V, y como segundo socio institucional la propia Diputación de Gipuzkoa, y les seguían la flor y nata de los ricachones guipuzcoanos, alaveses, vizcaínos y luego, más tarde, navarros, madrileños y colonos venezolanos.
La Diputación y el Comandante de las “milicias de los ricachos guipuzcoanos”, el señor alcalde de San Sebastián, señor Arriola (todos ellos en franca armonía con la Compañía Giupzkoana de Caracas) respondió a la Matxinada con una represión total y unas ganas absolutas de ejecutar por orden sumarial a unos cuantos machinos para escarmiento del que llamaban “monstruo indómito”. Porque esos machinos indignos de ser llamados hijos de la Provincia, eran un monstruo que tuvieron la osadía de levantarse y hacerlo con armas, contra el hambre, contra la austeridad exigida por el mercado libre, contra la corrupción, contra la especulación, contra la dictadura de las élites. Pues así era la situación. Tanto en la “democracia foral” (en ´Donostia, de 10.000 habitantes sólo había 200 concejales—personas con derechos a voto y a ser elegidos–; y el amiguismo en las decisiones de las autoridades de ayuntamientos y diputación, el apaño de negocios, los fraudes, el control político de la libre expresión…) como en la Compañía de Caracas (desde un contrabando enorme, una exhibición de nuevos ricos escandalosa, trata de negros, fraudes en impuestos a las mercancías, compra de administradores del estado…).
Y es justamente estas cuatro características centrales de los poderosos de aquellos años los que se repiten 250 años después, por parte del PNV. Los mismos ejes de actuación.
1.- “Monstruo Indómito” sigue siendo todo aquel que proteste y se atreva a hacer frente a los dueños del “cortijo a la vasca”. Los que se levantan contra Lemoniz, los que luchas contra la reconversión industrial, los que se oponen a la Incineradora y a la AHT, los que no acepten la privatización de Kutxabank, los que se opongan el Superpuerto, los que critiquen el TTIP, las que se atrevan a hablar contra una instituciones machistas… todos ellos son monstruos indómitos, indignos de ser vascos. Su expresión refinada la da Ortuzar cuando dice: “Hay que elegir: abertzales o de izquierdas”. Porque el PNV, al igual que la Compañía de Caracas, se cree con el poder divino de decidir el nombre de las cosas. La Diputación Foral de la Compañía decía: “monstruo indómito!”; Ortuzar del PNV dice “de izquierdas!” y Egibar balbucea: “chavistas!” Si algo no soporta el PNV es un pueblo autoconstituído y rebelde.
2.-El PNV, tiene un eje central en toda su actividad: la defensa de la parte del pastel que le pueda corresponder a los ricos vascos, y por lo mismo la defensa del pastel (defendamos la OTAN, la Troika, El Reino de España del Régimen del 78… porque a través de ellos pueden los ricos vascos tener parte en el botín del expolio de los pobres aquí y en todo el planeta; pero defendamos en todo ello nuestra parte, nuestra autonomía, nuestra parcela del imperio reservada para nuestros ricos). Este es el modelo económico del que habla Ortuzar. Tener una parcela (el territorio autonómico, porque el navarro queda ya descartado) en la que el capital autóctono pueda desarrollarse, teniendo para ello vía abierta en la selva de la criminal competencia del neoliberalismo capitalista. Dice: “Seremos parte en el expolio de los proletarios autóctonos, de los emigrantes, participaremos en el expolio globalizado de los trabajadores, sostendremos en nuestra tierra el sometimiento de la capacidad reproductiva de la mujer a los intereses de la acumulación de capital. Apoyaremos la política antiterrorista –dispersión, tortura, apología de la “democracia española”–junto a los más terroristas que en esta tierra hayan sido en los últimos 35 años: Juan Carlos (23 F), (González: OTAN y GAL), Aznar (Irak). Todo es necesario para que “nuestra nación” prospere (la nación del PNV se llama Kutxabank, Adegi, Confebask, Petronor, Iberdrola, BBVA… añadiendo aquellos vascos que sean sumisos a las élites dirigentes, sea lo que sea que hagan).
3.- En función de ese eje central, hace el plan de relaciones con los estados francés y español. Así, parece que es un “fuerista” enérgico, un defensor de lo más importante, que es Euskadi! Y señala, para el futuro, el horizonte de la independencia, un estado más en Europa! Pero no nos confundamos: en la Europa Neoliberal!!! Pero ni eso. Señala un horizonte los días de fiesta, y los días entre semana se dedica a poner obstáculos y trabas y muros contra esa misma independencia. El ejemplo más clamoroso es su posición en el referéndum de la OTAN y su posición ante el TTIP. Soberanía sí, pero a renglón seguido, opta por la negación total de soberanía para cualquier país, incluido, claro está, el País Vasco.
4.- Ese eje central vertebra todas las medidas que propone el PNV en su política en todos los ámbitos.
La combinación publico privado para mayor gloria de los intereses privados, de los ricos hombres. Exactamente igual que la Compañía de Caracas.
La utilización de las fuerzas represivas (antes milicias provinciales de los ricos, ahora Ertzaintza) para asegurar que se cumple la legalidad del poder español (antes Monarquía Imperial ahora poderes constitucionales), para dominar a los indómitos y para blanquear o disimular todo tipo de corrupciones.
La conversión de la cultura en un espectáculo cuyo termómetro de calidad superior es la cantidad de beneficio económico proporciona. La Companía de Caracas organizaba lujosas y espectaculares fiestas de San Ignacio, para exhibir las grandes fortunas labradas en el expolio de Venezuela. Llarramendi da clara cuenta de esas fiestas obscenas, mientras miles de jóvenes guipuzcoanos morían en esa aventura, y se forjaba una cadena de censura para que esa noticia no se divulgase.
5.- Y si hace falta, si la gente tiene mucho enfado, para no quedar demasiado en evidencia…. Hace malabarismo. Lo mismo hizo el alcalde Arriola y la Diputación en la matxinada de 1766. Salió en Donostia a la calle de kalejira con txistus, barricas de vino y un bando bajando el precio del trigo, para aplacar a los donostiarras. A la semana montaba sus milicias de nobles gipuzkoanos para apresar y juzgar a los gipuzkoanos sin derechos. Semejante es la actitud general del PNV.
¿Presos? PNV es el juez de la balanza de la justicia, él es la ética, y juzga: arrepentíos! (El, impoluto, no se arrepiente de la dispersión); condenad la violencia! (El, inquisidor, vota por la OTAN y arma a la Ertzaintza y la utiliza)… Pero así y todo, si prohíben la mani de presos de enero en Bilbao, hará el gesto de apoyar, pero dejando claro que nada de defender derechos de los presos, sino exclusivamente derecho de manifestación. Para el PNV, tan ético, tan universal… ¿tienen derechos los presos?
¿Y Gure esku dago? Tomemos parte, porque muchos votantes lo desean… pero hagamos de modo que no se desmadre exigiendo derecho a decidir sobre Kutxabank, sobre AHT, sobre Kukutza, sobre la ley Wert, sobre los derechos de los migrantes, sobre la incineradora.
Es curiosa la transmisión de los “genes” de la opresión, de generación en generación hasta nuestros días.
Carta abierta de Oskar Matute a Pablo Iglesias
Oskar Matute, candidato de EH Bildu al congreso por Bizkaia
El 12 de enero de 2010, un viejo militante de LKI me telefoneó para anunciarme la muerte de Daniel Bensaïd. El Bensa, militante de la LCR francesa y uno de los dirigentes estudiantiles más dignos del mayo del 68, ocupaba junto a Alain Krivine los altares de nuestra mitología juvenil, la de aquellos que en los 90 nos negábamos a aceptar el discurso oficial del fin de las utopías. Tú lo sabes, Pablo, porque igual que yo fuiste parte de los movimientos altermundistas. En los muchos homenajes que recibió tras su muerte, recordábamos un revelador pasaje de su autiobiografía Una lenta impaciencia. «Nos hemos equivocado a veces, incluso a menudo, y sobre bastantes cosas. Al menos, no nos hemos equivocado ni de combate ni de enemigos».
El pasado 11 de mayo, EH Bildu hacía pública mi candidatura al Congreso. Muchos medios de comunicación insistieron en presentarme como «el candidato que vino a frenar a Podemos». Hemos sido muy claros cada vez que nos han preguntado, y el recuerdo de Bensaïd era más pertinente que nunca: no nos equivocamos de enemigo. Nuestro enemigo son aquellos que niegan los derechos fundamentales de las personas y los pueblos. Nuestro enemigo es el régimen del 78 y su monarquía bipartidista, sus tribunales especiales, sus élites empresariales, su mafia bancaria. Hace cuarenta años que PP y PSOE sostienen a turnos un sistema fracasado y en proceso de descomposición. Nuestra tarea ahora es construir un país digno al margen de aquellos que han gestionado nuestra ruina.
Parece que la frase de Bensaïd hizo fortuna en las redes sociales y muy pronto se la escuchamos a Iñigo Errejón. Vuestros seguidores comenzaron a repetirla como un mantra, un juguete nuevo que justificaba vuestro cambio de discurso. A ti, Pablo, te la escuché varias veces durante el debate a cuatro. «El PSOE no es nuestro enemigo», repetías, en una reinterpretación extraña de los principios de Podemos. «El PSOE es nuestro aliado para el cambio», repetís ahora, como si se hubiera borrado de un plumazo toda nuestra memoria reciente. Era el PSOE quien gobernaba cuando el 15-M acampó en Sol al grito de «no somos mercancía en manos de políticos y banqueros». El mismo PSOE que rescató la banca privada con nuestro dinero mientras aplaudía la eficacia de los desahucios. El PSOE que aprobó una reforma laboral que regalaba el despido a gusto de la patronal. El PSOE que aprobó una reforma de las pensiones que retrasa la jubilación a los 67 años. El PSOE que cambió junto al PP el artículo 135 de la Constitución a pedir de boca de la Troika. El PSOE que se cepilló el Estatut hinchando el pecho. El PSOE que llenó las cárceles de militantes políticos –entre ellos Arnaldo Otegi– en redadas propagandísticas que no escatimaban en celdas de incomunicación y tortura. Quienes ayer eran casta se han convertido de la noche a la mañana en honorables candidatos a repartirse ministerios con Podemos. Amigo Pablo: si nos roban la memoria, nos roban la dignidad en la rebeldía.
Pero permíteme que regrese al debate a cuatro. Allí ofreciste sacrificar el referéndum catalán para formar gobierno. A decir verdad, se generó una disputa en la que los cuatro candidatos pugnabais por demostrar qué método es más eficaz para salvaguardar la unidad de España. En un reparto de papeles entre el poli bueno y el poli malo, unos negaban el derecho a decidir por la vía de la fuerza mientras tú te atribuías el mérito de vencer al independentismo gracias a un discurso amable. Creíamos que eran otros quienes se equivocaban de enemigo. En todo caso, la defensa del derecho a decidir no puede ser una bonita declaración de intenciones sobre un papel, sino una praxis. Decidir no es una promesa, es una acción. Ocurre que allí donde la iniciativa ciudadana Gure Esku Dago nos ha abierto las urnas para decidir, Podemos se ha echado a un lado.
Amigo Pablo, recuerdo que nos encontramos en Cataluña cuando Podemos ni siquiera era todavía una posibilidad. Compartíamos mesa de debate con el gran David Fernández. Allí rechazaste la unidad de la izquierda entendida como acumulación de siglas. Rechazaste un frente común con las izquierdas vasca y catalana. Tu propuesta era aprovechar la crisis del régimen del 78 para generar un movimiento popular que no se aglutinara sobre la identidad clásica de la izquierda sino sobre la identidad de la patria. Vuestra patria es la gente, proclamáis ahora, como si las demás patrias fueran extraterrestres. «La patria es defender el Ejército», mantenéis ahora, y nos hacéis temblar de miedo a quienes dijimos mayoritariamente no a la OTAN o a quienes hemos sido insumisos al reclutamiento.
Entre 2010 y 2016, Arnaldo Otegi no dejó de alentarnos desde su celda de Logroño. «Sonreíd, porque vamos a luchar y vamos ganar» nos decía carta tras carta. El 15 de noviembre de 2014 asistí a Madrid como invitado a tu proclamación como secretario general de Podemos. «Sonreíd, porque vamos a ganar», repetiste ante una marea de cámaras y micrófonos, y aquello se convirtió en un celebrado titular y en vuestro lema de cabecera. «No nacimos para resistir, nacimos para vencer», dijo Otegi en 2009 antes de ser encarcelado por la policía del PSOE. «No nacimos para resistir, nacimos para vencer», repetís ahora una y mil veces.
El pasado 5 de marzo, miles de personas nos reunimos en el Velódromo de Anoeta para celebrar la liberación de Arnaldo Otegi. Entre otras cosas, lanzó un mensaje solidario para los sectores populares de la izquierda española. «Estamos dispuestos a colaborar para democratizar el Estado, pero cuando comprobéis que es imposible, os pedimos que nos ayudéis a poner en marcha un proceso constituyente para Euskal Herria». Desde el respeto y desde la humildad, esperamos con ansia el día en que comencéis por fin a repetir este nuevo lema.
Suspendemos los actos de campaña de hoy por el asesinato machista de Gasteiz
EH Bildu ha decidido suspender todos los actos de campaña del día de hoy, para denunciar el asesinato machista que se ha producido hoy en Gasteiz. EH Bildu quiere denunciar con firmeza el este último asesinato machista y muestra su apoyo y solidaridad a los familiares y amigos de la mujer asesinada en Gasteiz.
El asesinar, descuartizar y tratar como basura a una mujer no se puede entender como un acto aislado o excepcional. La violencia machista es un tipo de violencia que se encuentra dentro del ADN de la violencia machista patriarcal. Se trata de una violencia estructural y una herramienta fundamental para el funcionamiento del sistema; la violencia machista es un instrumento potente para mantener las relaciones de poder entre mujeres y hombres.
En la medida que la violencia machista no es un hecho aislado y en la medida que lo vivimos en nuestro día a día, se trata de un problema de primer orden para EH Bildu. Por eso no podíamos seguir con normalidad con nuestra campaña electoral. Por todo ello, hemos decidido suspender todos los actos de la campaña electoral, porque así nos lo dicta el protocolo interno que tenemos activado durante años para hacer frente a la violencia machista. Y también por eso hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que participe en las concentraciones convocadas por el movimiento feminista para pasado mañana.
La violencia machista se manifiesta de muchas maneras; está presente en muchos espacios sociales, políticos, económicos, culturales, jurídicos, simbólicos e ideológicos. Y es responsabilidad de todos y de todas dar pasos para construir nuevos modelos sociales, para construir ciudadanías libres, soberanas y vivas. Porque las mujeres queremos vivir sin que nadie sea dueño de nuestras vidas ni de nuestras muertes.
Como ayer, también hoy queremos hacer público nuestro compromiso para erradicar todo tipo de violencia machista y para seguir aportando en el camino de la construcción de una sociedad feminista. Por eso estaremos con las ciudadanas y los ciudadanos en las concentraciones de pasado mañana.
Un debate real sobre la pasante de metro
Jon Albizu – Alternatiba
Llevamos unos años en los que, desde algunas instituciones y partidos políticos. se viene dando un debate sobre lo que viene a denominarse «Metro de Donostialdea». Desde EH Bildu venimos trabajando un plan que afronte todos los aspectos relacionados con la movilidad, incluido el desarrollo ferroviario.
El uso inteligente aunque torticero que se ha hecho de esa palabra «metro» es un ejemplo de la falta de profundidad que se ha dado en este debate, que ha apelado más a emociones y tópicos que a un debate real sobre las necesidades de movilidad de las y los donostiarras y guipuzcoanos.
Lo cierto es que antes de este supuesto debate sobre el metro, Donostia contaba –y sigue contando– con dos servicios ferroviarios que atravesaban la ciudad y no sólo conectaban a Donostia con localidades a medio o largo recorrido, sino que también ponía en relación a barrios de la ciudad y localidades muy cercanas entre si. Se trata de la línea Renfe que, entrando desde Pasaia Antxo, recorre Donostia hasta Hernani, y la línea Euskotren que, con una entrada similar, continúa hacia Lasarte-Oria. Es decir, Donostia ya tenía dos líneas de tren que interconectaban varios barrios, y dicha red ferroviaria se podría conocer como «metro», siempre y cuando se actualice y mejore como es debido.
Así pues, Donostia cuenta con dos infraestructuras importantes, que precisan modernización y ampliación, pero que ya dotaban a la ciudad de una conexión ferroviaria interesante. Retos como la estación intermodal de Riberas que combine los servicios de Renfe y Euskotren (no digamos ya con una estación de autobuses realmente intermodal) y el desdoblamiento de líneas para mejorar frecuencias, sin embargo, estaban y están aún en el limbo de los sueños.
En este contexto es en el que nace eso que astutamente se ha llamado «Metro de Donostialdea». Lo cierto es que Donostia contaba con un recorrido ferroviario urbano de mayor implantación que el de la capital vizcaina, pero le faltaba uno de los elementos más clásicos que definen un metro. ¿Ser subterráneo? No: lo que realmente diferencia un servicio de metro son unas frecuencias que lo hagan atractivo, normalmente por debajo de 10 minutos.
Al hablar de Metro de Donostialdea se habla de realizar unas obras ya previstas, como la de Intxaurrondo, y de nuevas obras de gran interés como la nueva de Altza, que desgraciadamente nacerá coja a la espera de acabar su conexión con Galtzaraborda. Pero se plantea, sobre todo, un trazado subterranéo por la Concha para acabar con el fondo de saco de Easo. Y eso, en lugar de llamarlo «pasante» y analizarse en conjunto frente a otras necesidades, se viene a llamar «Metro de Donostialdea» apelando claramente a la contraposición con otros lugares.
Una de las primeras y más importantes necesidades que se dieron para justificar esta obra es que los trenes pudieran pasar cada 7,5 minutos, en lugar de los 15 actuales en la línea conocida como «Topo» (Hendaia/Lasarte-Oria). Basta acudir a la hemeroteca para encontrar como se justificaba esta obra en la necesidad de mejorar las frecuencias. Pues hete aquí que sin haber realizado la pasante de marras, a pocos meses de las elecciones autonómicas, el Gobierno Vasco ha anunciado mejoras de frecuencia en esa línea a 7,5 minutos.
Que los trenes podían circular por Donostia cada 7,5 minutos, sin necesidad de ninguna pasante en la Concha –aunque nos vendieran lo contrario–, ya lo sabíamos. El anterior Gobierno Vasco –casualmente también antes de elecciones autonómicas– ya había puesto algunos servicios dentro de Donostia cada 7,5 minutos (primera hora de la mañana, por ejemplo; se puede comprobar en la propia web). Es una de las pocas partes positivas de las elecciones, que ha traído mejoras en las frecuencias de Euskotren; aunque desgraciadamente parece que son de mejor venta mediática las grandes obras faraónicas, que, junto con las pequeñas mejoras a las y los usuarios, nos cuelan las grandes inversiones que pagamos de nuestro bolsillo… y servicio. Cabe recordar que esa Diputación Foral que tanto dice apostar por esta obra está recortando servicios en Lurraldebus, y no precisamente en las zonas que «taparían» las mejoras de Euskotren.
Podríamos decir, por tanto, que uno de los principales argumentos (sino el principal) para hacer un agujero de cientos de millones de euros por la Concha era que el fondo de saco de Easo impedía mejorar frecuencias. Pues, mire: era tan sencillo como poner más dinero o que llegarán unas elecciones autonómicas.
Claro que cuando algunos han estado vendiendo a la ciudadanía la necesidad de esta obra, y posiblemente haya amigos o conocidos interesados en que esa obra se lleve a cabo, lo último que harán es reconocer que esa obra no es tan prioritaria. Es cierto que esa obra tiene algunas ventajas, especialmentre acercar la parada de Euskotren a las universidades, pero es algo que se puede mejorar con la intermodalidad tren+bus. Y, desde luego, es menos prioritario que otras actuaciones de seguridad y rapidez como el desdoblamiento de vías, la intermodalidad de Renfe y Euskotren en Riberas o finalizar con dignidad la estación de Altza conectándola con Galtzaraborda.
La estación de Altza, que pretenden dejar como fondo de saco absolutamente aislado, es el mejor ejemplo de la finalidad política (y económica) de quienes promueven este proyecto que puede hipotecar otras inversiones que mejorarían nuestra movilidad diaria.
Por ello, sería conveniente que desde las instituciones se promoviera un debate real sobre las prioridades en infraestructuras y servicios y que la ciudadanía sea tenida en cuenta a la hora de ejecutarlas. No sería la primera vez que deciden sobre el transporte público personas que jamás lo usan; personas que, cuanto más hablan de él como el transporte de los trabajadores y trabajadoras, sólo demuestran intereses ajenos a los de la movilidad sostenible y a los de la clase trabajadora.
Publicada en Naiz