Matute: «Consideramos necesario que las bases de EH Bildu tengan espacios para ir tomando decisiones»

El portavoz de EH Bildu y compañero de Alternatiba Oskar Matute ha anunciado en una rueda de prensa que ha tenido lugar, esta mañana en Bilbao, que EH Bildu va a poner en marcha un proceso de participación para que las bases de EH Bildu decidan en qué forma y con qué personas se presentará EH Bildu a las elecciones al Congreso y al Senado. Matute ha subrayado que “se trata de un proceso de participación transparente, que se desarrollará de abajo a arriba”. Ha añadido que “Nuestro objetivo es que la militancia de EH Bildu cuente con espacios para tomar sus decisiones; en ese sentido, la iniciativa que vamos a iniciar los próximos días es un primer paso para la profundización de la democracia interna”.

Matute ha recordado que el pasado mes de julio EH Bildu adelantó que sería en septiembre cuando respondiesen al emplazamiento realizado por un grupo de profesores de la UPV para que las fuerzas que trabajan por el cambio político y social presentasen listas unitarias a las elecciones generales. “Ya explicamos en julio que la propuesta era interesante, pero que serían las bases de EH Bildu las que tomasen la última decisión. Ha llegado septiembre y vamos a poner en marcha un modelo participativo transparente para que nuestras bases decidan cómo valoran la propuesta de los profesores de la UPV”.

De esta manera, entre los días 16 y 24 de septiembre se celebrarán asambleas en todos los municipios de Hego Euska Herria a la que serán convocados todos los y las militantes de EH Bildu de esa localidad. En este procedimiento no se tendrán en cuenta las decisiones de la asamblea en su conjunto, sino que se computará el voto de cada militante.

Pero no será esta la única decisión que tengan que tomar las bases de EH Bildu de cara a las elecciones generales. Entre los días 16 y 30 de octubre se volverán a convocar asambleas en los municipios para elegir a las y los candidatos de cada circunscripción para el Congreso y el Senado.

Matute ha destacado que con la puesta en marcha de este proceso participativo “queremos ser honestos y coherentes con nuestro principio ideológico de empoderar a la ciudadanía. Consideramos necesario que las bases de EH Bildu tengan espacios y herramientas para ir tomando decisiones, y el paso que vamos a dar los próximos días es el primero en esa dirección”.

Del «Welcome Refugees» al «Go home» a la injerencia

Ayem Oskoz, Iñaki Irazabalbeitia, Maite Ubiria y Lorena López de Lacalle
EH Bildu

La Unión Europea aborda hoy, con evidente retraso y un enfoque deficiente, la llamada crisis de los refugiados, causada mayoritariamente por la guerra en Siria. Esas imágenes que han tomado al asalto las conciencias de la ciudadanía europea son, no lo olvidemos, parte de un fotograma mucho más largo y dantesco. Esa película de horror y muerte tuvo su prólogo en los conflictos militares inducidos en Irak y en Afganistán, en un modelo de intervención que, de un modo u otro, se ha exportado a otros estados de la región, entre ellos Libia y Siria.

La llegada de miles de personas refugiadas y la actitud hostil de las autoridades que han encontrado en las fronteras de Hungría y Serbia, pero también en buena parte de los gobiernos de la UE, ha dado un nuevo alcance a una situación insostenible.  

Como en las colonias africanas del Reino de España, en el extremo oriental, Turquía ha mantenido a raya una frontera que, como todas las construidas para contener las injusticias, terminan por ceder un día u otro. La campaña pre-electoral del islamista Erdogan, al que se ha consentido que ataque a la población kurda, la que ha enfrentado con más decisión al Estado Islámico, guarda relación directa con este «incómodo» desbordamiento de la situación. Las cosas pocas veces ocurren porque sí y no es baladí el momento en que se producen.

Esta crisis de refugiados no arranca con ese camino sobre las vías del tren ni la construcción de verjas en el extrarradio de la Unión Europea, sino que tiene su origen en la política intervencionista seguida por los gobiernos comunitarios, en este caso en Siria.  De ahí que no tengamos derecho a olvidar que son los mismos dirigentes que, bajo la presión de la ciudadanía, articulada bajo esa consigna de dignidad que es #WelcomeRefugees, los que hasta anteayer apadrinaban a la oposición siria, a cuya cruzada militar contra al-Assad daban pleno marchamo democrático, aunque en la hora actual la engloben en el magma del «terrorismo yihadista». Y a cual ahora, paradójicamente, empiezan a reconsiderarlo como interlocutor necesario.

Esa voz aparentemente emocionada de François Hollande ofreciéndose a recibir a 25.000 refugiados contrasta con el discurso guerrero con el que agasajó a la oposición que aspiraba a derrocar al régimen antidemocrático de al-Assad en el Elíseo, allá por 2012 y de paso marcar territorio frente a Rusia, como potencia aliada del régimen sirio. Como un año más tarde se comenzó en Ucrania.

En esos tres años de amnesia, la muerte se ha instalado en Siria, y los países vecinos, con menos medios a su disposición, se han llenado de refugiados. Solo Líbano, país en que miles de palestinos siguen esperando el regreso a un país ocupado, recoge a 1,5 millones de refugiados causados por la guerra azuzada en Siria, entre otras, por la potencia colonial del país del cedro, Francia. Sirva el frío dato para discernir siquiera entre solidaridad y racanería.

Mientras desde el ámbito local, con menos medios, se ponen en marcha iniciativas que sirven para despertar las conciencias de una Europa entumecida, en los órganos de poder, tan sensibles a los vaivenes de opinión pública, se juega una partida macabra, consistente en simular un impulso humanitario donde hay una frenética búsqueda de «apaño temporal» ante un incómodo problema y, a tenor de algunas declaraciones, un intento de trasladar el foco de atención al origen. Otra vez mediante la guerra.

No hay propósito de enmienda respecto a la política pirómana que han llevado los socios europeos de la mano de EEUU en Oriente Medio, sino más bien un sondeo sobre los eventuales apoyo para dar mayor dimensión a la intervención externa contra el Estado Islámico, receta que aunque todas sabemos que solo contribuiría a aumentar las dimensiones de la tragedia humana, tendría a ojos de Bruselas la ventaja de que los muertos, como hasta ahora por cierto, se situarían mayoritariamente en origen, sin deslucir las costas europeas.

Esa parece ser la propuesta que cohesiona la errática política comunitaria: la de poner vallas que traten de contener la miseria, y la de dotar de unas mínimas coordenadas geográficas, a una guerra que sólo deviene un problema cuando salta a la escala global.

No se trata de diluir la presente crisis en un debate geopolítico que traslade a la ciudadanía la falsa idea de que ni debe ni puede hacer nada para tratar de combatir las injusticias concretas, dada la complejidad de las causas y responsabilidades que aparecen tras los conflictos.

Sin embargo, ahora y aquí, cuando el frenético ritmo de la actualidad no ha barrido todavía el poso que hayan podido dejar en nuestras conciencias esos éxodos que nos conducen a nuestros propios destierros, no está de más recordar que la crisis humanitaria con mayúsculas estalla sobre el mapa de las operaciones de rapiña imperialistas en Afganistán, Irak, Libia, Kurdistán, Gaza on en el África sub-sahariana (Eritrea, República Centroafricana, Malí, Sudán del Sur)…

No está de más, sin perderse en el inmenso océano, acompasar las actuales muestras de solidaridad con gotas de pensamiento crítico, y sobre todo de constancia, para horadar con más eficacia la política que aplica Bruselas, y abordar la tarea pendiente de forjar alianzas para dar una alternativa a escala continental a esa injerencia militarista que hoy se conjunta con el asalto a la soberanía y el rapto a la democracia en el propio marco de la UE, como se ha puesto de manifiesto en Grecia. En un caso u en otro, la lógica motora es la misma: responder a las necesidades de las élites económicas capitalistas, y despreciar los derechos fundamentales y hasta la más mínima dignidad humana.

El Mediterráneo, o los caminos terrestres que dan entrada a la coraza de la UE, no pueden convertirse en una fosa común, ni Europa puede seguir viviendo en la esquizofrenia que le lleva a deslindar su papel en el devenir de esos países de la mal llamada política de seguridad.

Ni este nuevo drama, que se solapa sobre el horror permanente, duradero, silenciado, de tantos conflictos silenciados, puede convertirse en el comodín de formaciones políticas, algunas con responsabilidades de gobierno en nuestro país, que hoy se amparan en el discurso humanitario mientras mantienen una política continuada de apoyo a planteamientos injerencionistas y de marcado contenido tensionador o directamente belicoso –en Ucrania, en Venezuela…– o de fiel alineación con la OTAN.

Un repaso, por ejemplo, a iniciativas en el Parlamento Europeo nos permitiría dirimir mejor sobre el papel de cada cual en situaciones de alta emocionalidad como la generada por esta crisis, o hace un año con el asedio contra población civil en Gaza, o…

Es urgente reclamar un cambio radical en las políticas de acogida y ayuda a los refugiados, y exigir la reposición del derecho de asilo. Como urgente es desenmascarar las políticas de intervención militar y de neocolonialismo económico en la raíz de los éxodos forzosos.

Es urgente convertir en fenómeno viral la solidaridad entre los pueblos, el respeto a la soberanía de los países y la resolución por medios políticos de los conflictos internacionales.

No se puede desligar, o al menos nosotros no lo hacemos, la respuesta inmediata, necesaria, a esta crisis, de la crítica feroz al laxismo de los dirigentes de la UE ante este drama humano, y de la denuncia sin tapujos de la responsabilidad del modelo neoliberal al que sirven en la situación de las personas migrantes, sean estas refugiadas políticas o económicas.

Para nosotros, decir Welcome Refugees es también gritar un viejo, reconocible y actual Go home a las políticas de agresión militar, al imperialismo, que son causa de muerte e injusticia, fuera y dentro de Oriente Medio.

Publicado en Naiz

Amb la CUP-CC: Construyendo poder y unidad popular pueblo a pueblo

Oskar Matute – Alternatibaren Koordinakunde Nazionala

El próximo 27 de Septiembre el pueblo catalán está llamado a las urnas. No es, desde luego, una cita electoral más. Es, sin lugar a dudas, un hito de especial relevancia en la contienda que una nación sin estado, Països Catalans, mantiene contra las estructuras de un estado que le niega su capacidad de ser, existir y decidir su propio futuro.

Por ello, y siendo conscientes de la entidad de tal plebiscito ante las urnas, las gentes de Alternatiba queremos hacer público nuestro apoyo claro, explicito y directo a la candidatura de ruptura de la CUP-Crida Constituent. Porque creemos que ante el reto del día 27 no vale con observar, con anhelar un resultado, con mostrar solidaridad y empatía desde la distancia. Queremos dejar constancia de nuestra identificación y compromiso activo con el trabajo, la agenda política y los objetivos que la CUP-CC sostiene para su propio país, por ser esta análoga a la que nosotros y nosotras deseamos para Euskal Herria.

Y no es menos cierto que lo que en Catalunya suceda el día 27 excederá los límites de su nación y su propia contienda por cuanto afecta a uno de los nudos gordianos en la que nos vemos atrapados todas las naciones, personas y pueblos que apostamos por romper un falso periodo de estabilidad, armonía y concordia denominado así por los apologetas de la transición y su posterior desarrollo.

La ruptura que asoma por los limites de Catalunya, la salida de la larga noche de la transición para alumbrar una nueva realidad es no solo una oportunidad para los y las personas que viven en Catalunya sino que es una oportunidad para el resto de pueblos, naciones y personas sometidas a un mismo estado garante de un sistema y un modelo económico depredador y deshumanizado, de una democracia secuestrada por élites inmutables y de una visión ultra reaccionaria de los derechos de las personas y sus capacidades para desarrollar sus propios proyectos emancipatorios.

Por todo ello, tomamos partido, y lo tomamos por la lista de CUP-CC. En sus gentes y en su práctica vemos el empuje de los sectores de la sociedad catalana consciente y concienciada en la lucha por un mundo más justo, más libre y más igualitario. En su ejemplo de lucha, en las instituciones y en las calles vemos la savia que debe jugar un papel fundamental para construir una nación catalana soberana, independiente, libre, de los y las catalanas y no de las grandes empresas.

Porque compartimos con ellos y ellas la necesidad de reforzar el poder popular, de unir la dimensión nacional a la social, de confrontar contra el capitalismo para acabar con él, y de hacerlo desde los parámetros emancipatorios que surgen de las luchas de las izquierdas frente al capital. Frente al patriarcado, frente a la sumisión y la obediencia al poder financiero, frente al austericidio y los recortes de quienes comparten defensa de modelo aunque no de nación, frente a quienes nos hablan del fin de las ideologías cuando se afanan en imponer la suya. La izquierda política, los movimientos emancipatorios, necesitan referentes y espejos en los que mirarse, también nosotros y nosotras y en la CUP-CC lo vemos.

Hace tres años irrumpieron en el parlament con la fuerza y determinación de un pequeño David contra Goliat. Lejos de sucumbir a la política institucionalista, sus representantes y las miles de personas sobre las que sustentan su trabajo, nos han enseñado a todos y todas que se puede y se debe de hacer las cosas de otra forma, con el pueblo y para el pueblo.

Así, la población migrante, el feminismo, el ecologismo, la clase trabajadora y quienes sufren exclusión, han encontrado una opción combativa, inteligente, participativa y dinámica que asume que no es portavoz de nadie ni de ninguna lucha en la institución. Solo es parte de esas luchas, de esas realidades que muchos desean invisibles o silenciadas. Por eso el poder las ataca con virulencia, consciente de que el empoderamiento popular que plantea CUP-CC puede llevarles a perderlo todo.

Y ahora toca reforzar posiciones, hacer más presentes las voces rebeldes e insumisas. Porque la Catalunya que está por venir, la soberana, solo será una oportunidad para el desarrollo y progreso de las clases más desfavorecidas en la medida en que la CUP-CC tenga fuerza para condicionar la agenda del país y sus instituciones. Su visión de una Catalunya abierta al mundo pero orgullosa de su pasado, consciente de su presente y confiada en su futuro, es la oportunidad para que todos esos sectores antes mencionados puedan tomar las riendas del país y dar un ejemplo al resto.

Si la dignidad, la propuesta y la respuesta colectiva y desde la izquierda merece recompensa en un contexto de negación de derechos, violencia institucional y saqueo financiero esa ha de ser, desde nuestro punto de vista, para aquellos y aquellas que con su esfuerzo, su compromiso y su ejemplo han sido la trinchera de quienes luchan por la mayoría y no por minorías privilegiadas. Por eso deseamos a las candidaturas de la CUP-CC el mejor de los resultados posibles, y desde Euskal Herria animamos a la gente de aquí y de allá a participar activamente en el apoyo firme y decidido para ellos y ellas.

Oskar Matute: “El drama de los refugiados ha hecho aflorar la hipocresía de muchos gobiernos”

Esta mañana en Kalegorrian hemos entrevistado a Oskar Matute, portavoz de Alternatiba y parlamentario de EH Bildu en la cámara de Gasteiz. Entre otras cuestiones, Matute ha explicado la Ley de Consultas que propondrá la coalición soberanista proximamente en el Parlamento de Gasteiz y ha valorado la respuesta que el PNV dió esta semana a la citada propuesta a través de Josu Erkoreka.. Sobre la situación de los refugiados que tratán de llegar a la UE, el portavoz de Alternatiba ha criticado que “el drama de los refugiados está aflorando la hipocresía de muchos Gobiernos europeos”.

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Los daños colaterales de tu sistema

La guerra siempre ha sido el negocio perfecto para el capital, el mejor revulsivo económico, y mejor si ésta se desarrolla lejos de nuestras fronteras, allí donde la sangre no estropee sus trajes de Armani o sus vestidos de Dior. La guerra es un mal necesario en el argot económico, porque la guerra lo tiene todo para los grandes “emprendedores”. De las guerras han surgido las más grandes fortunas, los mayores emporios. De modo que no se escandalicen si digo que la guerra es el mayor progreso de la humanidad, es el fin en sí misma. Y ahora háganse cruces, oféndanse, trátenme de loco, y justifiquen cada uno de los miles de asesinatos diarios ocurridos en alguna de las decenas de guerras actuales. Digan que son por la seguridad, por el bienestar, por la democracia, o la mejor de todas, por la paz. Díganselo y váyanse a dormir tranquilos, no sin antes sentir lástima por las últimas imágenes de miles de personas huyendo de la miseria y el terror. Pero duerma tranquilo, ellos y ellas no llamarán a su puerta, para eso están las vallas, los espinos, las balas, y los medios de comunicación que en breve considerarán que esas imágenes ya no son noticia y usted podrá seguir viendo el futbol y tele5 sin interrupción.

La guerra, o mejor dicho los previos a la declaración, genera inestabilidad económica, y a río revuelto… Las empresas armamentísticas necesitan bancos de prueba y colocar sus productos. Las reconstrucciones alimentarán a las industrias de los vencedores y habrá Bienvenidos Mr.Marshall recibiendo a las grandes multinacionales. Se regulará la población, y si la zona era emergente, o simplemente no comulgaba con nosotros mejor inestabilizado que en paz. Todo son ventajas, sin duda. La guerra es el mercado, y el mercado es guerra. Pero como hay sangre y la sangre no vende, a nadie se le ocurre tener un Ministerio de la Guerra, eso es de un tiempo pasado, cuando éramos bárbaros, ahora nuestros gloriosos ejércitos  son Hermanitas de la Caridad, matan por amor.

De los motivos que las desencadenan ya lo he comentado, que si reinstaurar la democracia, que si defender la paz ante los violentos, que si la seguridad, todo en regla. Nadie reconocerá oficialmente otras razones, económicas, geo-estratégicas, la razón de una guerra siempre es Santa aunque el Dios que pide el sacrificio en realidad se llame Dolar, Euro o Rublo.

Sin embargo la guerra no es limpia, ese es su problema, por mucho ambientador que utilicemos siempre nos llega el hedor de la sangre, de los muertos, y si por desgracia nuestro cálculo no ha sido todo lo correcto que esperábamos y la frontera no está tan lejos cómo pensábamos, entonces llegarán a nuestras puertas ríos de personas expulsadas de sus hogares, de sus trabajos, de sus pueblos, de sus familias, sin nada en los bolsillos salvo el polvo del camino y el dolor, dolor inhumano que sólo ellos y ellas conocen de verdad. Y esos ríos nos molestan, aunque claro, tampoco tanto cómo aseguramos. Hasta en eso somos hipócritas, porque de ese dolor y sufrimiento también sabrá sacar beneficio el Capital, mano de obra barata, asustada y necesitada.
 
La guerra es por tanto el Sistema, el Sistema es una gran guerra y por eso, porque ya hace tiempo que lo he comprendido tarareo a Evaristo “las guerras que no provoco/ya no me provocan nada/ que somos de clase baja/pero no, gilipollas” Hace tiempo que no voy de Miss Universo, y no pido la paz en el mundo, exijo el fin del Sistema, lucho contra el mismo porque sólo habrá paz cuando la guerra no sea EL negocio, cuando el negocio no sea lo que mueva el mundo, cuando por fin seamos conscientes de que eso que llamamos progreso no es sino guerra y saqueo para tener el último móvil o el vehículo más rápido. Mientras esto sea así, las clases bajas sólo seremos daños colaterales de sus negocios.
 
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