Los árboles que no dejan ver el bosque > Mariano Gómez (Alternatiba)

Una vez más la socialdemocracia sale al escenario como el más firme defensor del sistema capitalista, del neoliberalismo puro y duro, del recorte progresivo de lo que va quedando de lo que en su día se llamó estado del bienestar. 

Han quedado en el olvido la necesidad de refundar el capitalismo, la de hacer un capitalismo con rostro humano. Frases hechas en el momento álgido de la crisis financiera y especulativa mundial, para aplacar iras y calmar algunas malas conciencias. 

No, ahora sólo llegan ayudas a los que ocasionaron la crisis, y recortes y más recortes a los que más la padecen (trabajadores con sus puestos de trabajo en vilo, pensionistas, parados, dependientes), a la sanidad y a la educación pública, aumento de ratios en alumnos y pacientes, menos sustituciones, más cargas de trabajo con, en el mejor de los casos, el mismo personal o con menos, nueva contrarreforma laboral. 

Y de tapadillo para distraer al personal sólo hablan de la reducción de sueldos a los empleados públicos, que, siendo una medida grave e injusta, es posiblemente la menos grave de todas las que se vienen tomando, y hasta no se vende mal ante una parte de la sociedad. 

Se habla de recortes en la inversión pública y no se aprovecha para replantearse megaproyectos de dudosa rentabilidad económica y social, y con gran coste ecológico, apostando por la mejora de las redes de transporte públicas ya existentes, con una mayor eficiencia. Ni de la lucha contra el fraude fiscal, ni de la desaparición del impuesto del patrimonio, ni de la rebaja del de sociedades. 

Y todo desde una cierta apatía, resignación, por parte de la mayoría social. Debemos romper ese muro, convertir la apatía y resignación en rabia y cabreo no disimulado. Debemos recuperar el discurso de la necesidad de un cambio de modelo económico y social que se ponga al servicio del ser humano, de su desarrollo integral, y no de los beneficios de los de siempre y del desarrollismo depredador. 

Todo esto no pasa lejos de nosotros, ni siquiera pasa sólo en el Reino de España, sino que lo estamos viviendo aquí, en esta parte de este pequeño país, donde el Delegado del Gobierno Central, el lehendakari ilegítimo, aunque legal, ya está poniendo en marcha desde hace tiempo muchas de estas medidas (algunas, no nos engañemos, ya empezadas por el Gobierno anterior) y se ha puesto firme ante su jefe y cicerón. 

La izquierda política, social y sindical vasca tiene que dar una respuesta continua, mantenida en el tiempo, sin quemar naves que nos hagan caer en la desilusión, poniendo el acento en la lucha y en la recuperación de la calle, sí, pero también en la labor pedagógica, en la disputa de la hegemonía a los valores dominantes y al discurso oficial. Y no se está haciendo nada mal. Se empezó con la huelga general de hace ahora un año, y desde entonces, corrigiendo errores, se ha sabido mantener ese mismo discurso, primero en el interno de los sindicatos, con delegadas y delegados, después transmitiéndoselo al conjunto de los trabajadores en los diferentes conflictos, por sectores, por comarcas, contagiándoselo al resto de la izquierda política y social. Pero aún queda mucho por hacer: la avidez del FMI , del banco mundial, de los grandes grupos financieros y especulativos, y de todos sus testaferros, no tiene fin. 

Empieza una nueva época, una nueva etapa, y todos nos vamos a tener que ir retratando, ¿ a qué lado de la balanza nos vamos a situar?. Vamos a apostar por seguir siendo la pata izquierda del sistema, su soporte, o por ir situándose en el lado de los que sufren, ayudando a construir la alternativa al mismo. Si hay una nueva huelga general ¿se va a seguir la lógica que dicten desde Madrid, o se va a estar, cada uno desde su especificidad, con la mayoría sindical vasca?. No nos podríamos permitir una doble convocatoria. 

Y no negamos que habrá  momentos en los que tengamos que luchar por restañar heridas, por poner parches, por mantener los derechos sociales que nos van recortando poco a poco, pero, si algo ha quedado claro con esta crisis, es que el problema es el propio sistema, el capitalismo, el neoliberalismo. Y hay que hacerlo saber, y no mirar los árboles caídos sino el bosque que los genera. 

Digámoslo claro y escribámoslo en mayúsculas: Si hay alternativa, pero no dentro de este sistema depredador, y entre todos tenemos que luchar por conseguir que se vaya viendo que puede ser posible llevarla a efecto. 

El 25 de Mayo tuvimos una cita importante, una movilización en defensa de lo público, de unos servicios públicos de calidad, de la sanidad, de la educación, por unas pensiones dignas, contra los recortes sociales. Ahí nos hemos vuelto a encontrar, al igual que debemos hacerlo este sábado,12 de Junio en Bilbo, en la manifestación nacional,  y en la más que probable Huelga General tras la nueva contrarreforma. Debiendo ser todo ello un peldaño más en la escalera de ir construyendo esa alternativa tan necesaria para este país.  

La crisis y su gestión es un argumento que no podemos dejar de enarbolar a la hora de construir sociedad, de construir país. Ahí estamos hablando de lo más básico, de los problemas que «de verdad preocupan a la gente» (eso que algunos tanto nos han repetido una y otra vez). 

Y no olvidemos nunca, cuando hablamos de la recomposición de la izquierda, de la creación de ese gran bloque de izquierda soberanista y alternativa, amplio y plural, el que junto con la defensa del derecho a ser, a existir, a decidir como pueblo,  junto a la defensa de todos los derechos, de todas las personas, de todas las ideas debe estar siempre la reivindicación de otro modelo económico y social,  y de otra forma de ver y de entender la política, desde abajo y a la izquierda.

En el Estado español ya existe cadena perpetua

Diagonal – En el Estado español ya existe cadena perpetua

«En el Estado español, tras una reforma del Gobierno de Aznar en 2003, el límite máximo de cumplimiento de las penas llega hasta los 40 años, incluidos los casos sin que se haya cometido un delito de sangre. Esa elevación del tope punitivo, sumada a otros obstáculos aprobados anteriormente para impedir el acceso a los permisos penitenciarios, al tercer grado o a la libertad condicional a ciertos colectivos de presos, supuso un cambio fundamental, sin parangón en el entorno europeo, en el contenido de la pena de prisión.»

BDS Israel – Euken Barreña (Alternatiba)

El ataque militar por parte de Israel a una expedición de activistas desarmados que transportaban ayuda humanitaria a la Franja de Gaza en aguas internacionales, saldada con la muerte de nueve personas y un número de desaparecidos aún sin concretar, se ha convertido en el último episodio de la deliberada política de violación de los derechos humanos que, con total impunidad y despreciando el derecho internacional, practica desde hace más de 60 años el Estado de Israel. 

Esta realidad se refleja en la actuación de todos los poderes públicos de Israel. Así, las políticas públicas promueven la colonización judía mediante la confiscación o anexión de  tierra palestina, invierten la composición demográfica persiguiendo el predominio judío y discriminan a los ciudadanos/as palestinos/as en la asignación de recursos. En los territorios ocupados la segregación, la demolición de casas y una red de más de seiscientos checkpoints que impiden la libertad de movimiento de la población palestina son otros medios para avanzar en la colonización. 

Desde la Nakba de 1948, el Estado de Israel ha impedido el retorno de la población refugiada palestina por medio de la fuerza, la legislación y las resoluciones judiciales. Los tribunales israelíes niegan a las víctimas palestinas el derecho a  procesos con garantías judiciales: el Tribunal Supremo ha autorizado el asesinato extrajudicial, la “detención administrativa” – que ampara la tortura y los maltratos – y comisiones oficiales de investigación han declarado inocentes a muchos soldados y colonos culpables de haber asesinado a civiles palestinos en casos documentados por organizaciones de derechos humanos. 

Por su parte, el Parlamento israelí ha aprobado nuevas leyes discriminatorias y ha enmendado las leyes existentes con el fin restringir los derechos de los palestinos y su acceso a las indemnizaciones.  

En el plano internacional Israel no ha acatado la resolución del Tribunal Internacional de Justicia sobre el Muro y niega que de su prolongada ocupación deriven obligaciones jurídicas de la IV Convención de Ginebra y del derecho humanitario internacional. Para mayor gravedad, estas posturas han sido avaladas en gran parte por el Tribunal Supremo. 

En la Franja de Gaza, donde 1,4 millones de palestinos malviven atrapados, Israel prohíbe la circulación de personas y bienes, excepto en contados casos de primera necesidad. Sólo a un reducido número de personas enfermas se les permite salir para recibir tratamiento, mientras decenas han muerto esperando un permiso. Este bloqueo cuyo objetivo declarado es debilitar a los grupos armados, castiga a toda la población y sus efectos se hacen sentir especialmente entre los más vulnerables: los niños y las niñas y las personas ancianas o enfermas. En virtud del derecho internacional, Israel, como potencia ocupante, tiene el deber de garantizar el bienestar de la población de Gaza, incluido su derecho a la salud, la educación, los alimentos y una vivienda adecuada. 

La impunidad con la que actúa el gobierno israelí es fruto de la complicidad de la comunidad internacional,  poco interesada en exigir responsabilidades a Tel Aviv por el régimen de ocupación, colonización y apartheid al que somete al pueblo palestino. 

Ninguno de los integrantes del “Cuarteto”  ha tomado medidas para garantizar el respeto y acatamiento del derecho internacional, las resoluciones de NNUU o del TIJ por parte de Israel. Al contrario, la comunidad internacional y los medios de comunicación mayoritarios han adoptado una postura equidistante, situando al mismo nivel las violaciones del derecho humanitario realizadas por parte de actores no estatales palestinos en un contexto de resistencia y acoso sistemático y las violaciones cometidas por el Estado de Israel, transmitiendo la falacia de que se trata de un conflicto armado entre dos Estados.  

Esta caracterización no deja de ser una lectura interesada del conflicto, que en el mejor de los casos presenta la resolución del mismo como inalcanzable debido a los extremismos de ambas partes que se retroalimentan continuamente o, en su versión más perversa, justifica las agresiones de Israel, considerándolas la respuesta inevitable a los ataques palestinos. Esta visión no es ajena al aumento de la islamofobia en Occidente y la consideración del Estado de Israel como un bastión de la civilización judeo-cristiana en Oriente Medio, al que se le ha dado carta blanca en su papel de gendarme de los países árabes. Estos postulados invisibilizan la existencia de una alternativa de lucha no violenta, formulada por la sociedad civil palestina y desmovilizan la opinión pública internacional, incómoda ante la perspectiva de no poder tomar partido más que por actores violentos. 

Israel es un estado basado en el apartheid, el colonialismo y la ocupación. Sus orígenes se encuentran en un proyecto colonial sionista, basado en la concepción de Palestina como tierra deshabitada destinada a ser un estado exclusivo para la población judía. Este modelo se puso en marcha mediante la colonización de la Palestina histórica y el traslado forzoso de la población árabe originaria y se consagró con la proclamación del Estado de Israel en el que se ha institucionalizado un régimen de discriminación racial que oprime de forma sistemática a la población palestina. Así, las leyes de nacionalidad y de retorno permiten a los judíos mantener la nacionalidad y la ciudadanía, mientras que a los habitantes originarios palestinos sólo se les reconoce la ciudadanía y se les dispensa un trato discriminatorio. Además, desde 1967, el régimen militar represivo aplicado por Israel a la población palestina que vive bajo la ocupación, ha permitido extender el sistema de apartheid, caracterizado por la segregación, el asesinato selectivo, las torturas, la demolición de casas, las detenciones arbitrarias, los encarcelamientos ilegales y los castigos colectivos a la población, como en el caso de Gaza. 

En consecuencia, en julio de 2005 un conjunto de asociaciones, sindicatos y organizaciones, inspirados en la experiencia sudafricana, realizaron un llamamiento para la puesta en marcha de  una campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel. Esta campaña tiene como objetivo concienciar a la opinión pública sobre el régimen de apartheid del Estado de Israel y presionar desde la sociedad civil a los estados y NNUU hasta conseguir el fin de la ocupación y el respeto de los derechos del pueblo palestino. 

En el marco de esta campaña se están impulsando una serie de iniciativas variadas: sensibilización pública sobre la realidad del régimen israelí; presión sobre NNUU, gobiernos y sector privado para suspender la cooperación económica, académica, cultural y deportiva con el Estado de Israel; suspensión del acuerdo de asociación entre la UE e Israel por no respetar el Estado israelí los estándares europeos de derechos humanos; procesamiento de israelíes responsables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad… 

Estas acciones ya están obteniendo resultados tangibles a nivel europeo, por ejemplo en el Reino Unido, donde varias universidades ya han boicoteado a homólogas israelíes, empresas británicas han dejado de hacer negocios con fabricantes israelíes por la presión de sus clientes o las demandas ante sus tribunales forzaron a Tzipi Livni, jefa de la oposición israelí a cancelar un viaje a Londres para pronunciar una conferencia. 

La coordinación a nivel europeo y estatal de las diferentes campañas e iniciativas es vital para que la sociedad vasca realice su contribución en la lucha no violenta emprendida por la sociedad civil palestina, exigiendo en este caso que la investigación sobre al ataque a la flotilla se realice por parte de expertos  relevantes de Naciones Unidas y no quede en manos israelíes, como preconiza Estados Unidos, dada la continua falta de credibilidad de las investigaciones israelíes sobre violaciones de derechos humanos en el contexto del conflicto de Gaza. 

En definitiva, el apoyo e impulso de la campaña BDS es nuestra mejor arma para detener las agresiones del Estado israelí, desenmascarando la naturaleza racista de su régimen y contribuyendo a la lucha no violenta del pueblo palestino por el respeto de sus derechos fundamentales.

Fotografía: Le Mur – The Wall – Palestine

Yo también soy insistencialista > Oskar Matute (Alternatiba)

Proceso de paz

Hace ya algunos años, los amigos y amigas de Elkarri acuñaron un término que les definía a ellos y ellas y su propio papel en el conocido conflicto vasco. Se definían como insistencialistas. Hacían pues de la necesidad de insistir, una y otra vez, caída tras caída uno de los motores necesarios para que algún día fuese posible alcanzar la paz en Euskal Herria.

Yo comparto con ellos esta visión, y si me lo permiten esa denominación. Creo que en momentos como estos, con perspectivas de resolución más claras que en épocas anteriores, sigue siendo necesario insistir.

Insistir en la necesidad de una paz justa. Una paz que pueda ser presentada por todas las partes involucradas en el mismo como un escenario de ventaja sobre el mantenimiento de la actual situación.

Insistir en el valor de la palabra. El diálogo y la negociación son el camino para la resolución de este y cualquier otro conflicto. Es el uso de estas herramientas para desbloquear situaciones enquistadas la que nos confiere hondura democrática. Aun cuando en este país la alusión a la testosterona tenga más adeptos que el empleo de las neuronas.

Insistir en la posibilidad de que esta vez si sea la definitiva. Son muchos los procesos vividos con final amargo. Hacernos los resabiados para negar las potencialidades del momento presente, desatadas de manera importante, y no hay que negarlo, tras los pasos dados por la izquierda abertzale ilegalizada, no ayuda. Tan solo sirve para investirnos con la triste vitola de videntes del caos.

Insistir en la democratización de la toma de decisión. Los amigos y amigas de Lokarri son un claro ejemplo de cómo es necesario articular una respuesta civil que parta de la misma sociedad civil y que permita al pueblo tomar las riendas del proceso y convertirse en protagonista principal. Esto es más importante si cabe si uno ve cómo los anteriores procesos, bastante opacos, han tenido el resultado que han tenido.

Por eso quiero reclamarme como insistencialista. No me importa que alguien pueda pensar que nuestra buena intención es utilizada por terceros para favoreces estrategias que nada tienen que ver con la paz. Yo insisto en la búsqueda de la paz, del diálogo y la negociación, del derecho a decidir de la sociedad vasca. Y si de esta no lo logramos, no será porque hayamos puesto palos en la rueda.

Me consta que también hay insistencialistas de signo contrario. Aquellos que instalados en el poder,niegan la posibilidad de que se puedan dar avances, los sacan de la ley, los obstaculizan o directamente los niegan. Claro que para muchos políticos, que no todos, el cambio de chaqueta es una práctica inoculada en su ADN. Eso sí a la hora de ponerse medallas los primeros.

Cuanto mejor le iría a este país si todos, repito todos y todas, en todas las facetas de la vida, entendiéramos que la vida y la historia de este país estaba antes de que naciéramos y seguirá después de que nos vayamos. De mientras yo seguiré insistiendo, aunque solo sea por quebrar el pensamiento único.

Crece la pobreza en Gipuzkoa

? ANDER RODRÍGUEZ: «YA ES HORA DE QUE ETXANIZ DÉ LA CARA Y EXPLIQUE CÓMO VA A EVITAR QUE MÁS FAMILIAS SE VEAN ABOCADAS A LA INDIGENCIA»

DONOSTIA, 7 DE JUNIO DE 2010 – El grupo de Alternatiba en las Juntas Generales de Gipuzkoa ha manifestado hoy su preocupación ante los datos sobre el aumento de la pobreza en el territorio que recientemente ha revelado Cáritas en su Memoria de 2009, donde se advierte de que, en sólo un año, se ha incrementado un 25% el número de personas con graves dificultades para subsistir.

El juntero Ander Rodríguez ha subrayado que esta alarmante realidad sobre la pobreza y el riesgo de exclusión social que sacude a Gipuzkoa

exige la comparecencia de la diputada de Política Social, Maite Etxaniz: «Ya es hora de que dé la cara y explique qué pretende hacer su departamento para evitar que más guipuzcoanos y guipuzcoanas se vean abocadas a la pobreza».

El juntero de Alternatiba ha subrayado que «la crisis actual no ha hecho sino disparar las situaciones de pobreza en nuestro territorio, pobreza que, como demuestran los datos aportados por Cáritas, no se ha visto reducida ni frenada por las medidas articuladas por la Diputación». Esto constata, a su juicio, la necesidad de una Renta Básica de Ciudadanía, así como «la escasa o nula efectividad de la actual estructura de subsidios condicionados como mecanismos de prevención o erradicación de la pobreza y las desigualdades sociales».

Rodríguez ha recordado que «es de sobra conocido que la Diputación ignora cuál es la situación económica de las familias en Gipuzkoa, ya que se niega a dotarse de una herramienta estable de medición de los índices de pobreza». Los últimos datos oficiales, por tanto, son los aportados por el Eustat en 2008: «Hace dos años, uno de cada cinco habitantes de Gipuzkoa no alcanzaba los niveles mínimos de bienestar y, en algunos casos, se encontraba en una situación de extrema pobreza. Mucho nos tememos que esta situación se haya agravado debido a la crisis».

Por todo ello, Alternatiba ha requerido la comparecencia de la diputada para que responda a las siguientes preguntas:

  • ¿Qué análisis le merece al Departamento de Política Social el progresivo incremento de la pobreza en nuestro Territorio Histórico?
  • ¿Cree necesario el Departamento de Política Social el establecimiento de medidas correctoras por parte de la Administración de los repartos de renta que realiza el mercado?
  • ¿Tiene el Departamento de Política Social algún nuevo planteamiento concreto para prevenir o erradicar la pobreza de nuestro Territorio Histórico?
  • ¿Tiene el Departamento de Política Social previsto articular algún tipo de medida para garantizar la vida digna de la ciudadanía de nuestro Territorio Histórico?
  • ¿Está ahora dispuesto el Departamento de Política Social, ante el fracaso de los subsidios condicionados, a estudiar otros planteamientos como la Renta Básica de Ciudadanía?

Perú, un año después de la matanza de Bagua

Amnistía InternacionalA un año de Bagua, consulta prometida pero verdad, justicia y reparación todavía una deuda pendiente

«Las normas internacionales de derechos humanos que protegen a los pueblos indígenas contra el despojo de sus tierras y recursos en nombre del desarrollo han surgido para poner fin a modelos históricos de toma de decisiones que se les han impuesto y a condiciones de vida que han amenazado su supervivencia.»

No hipotequéis Gasteiz: AHT gelditu orain

GASTEIZ, 4 DE JUNIO DE 2010 – Alternatiba ha hecho hoy un llamamiento a la ciudadanía para que acuda a la manifestación que partirá mañana, a las 18.00 horas, desde la plaza de Bilbao de Gazteiz bajo el lema No hipotequéis Gasteiz: AHT gelditu orain. Del mismo modo, ha invitado a las personas interesadas a participar en las jornadas que se desarrollaran en el Centro de Cultura Aldabe, el mismo día, a las 10.00 horas.

Alternatiba ha subrayado que es necesario salir a la calle para protestar contra la mega infraestructura de la alta velocidad, que va a tener un impacto muy negativo en la ciudad, con graves afecciones al medio ambiente e importantes incomodidades para los ciudadanos y ciudadanas durante las obras.

En este sentido, la formación de izquierdas ha recordado que la construcción del Tren de Alta Velocidad incidirá de forma negativa sobre los Humedales de Salburua y al Parque de Arriaga, del que serán eliminados medio millar de árboles, lo que supone un 30% del total.

La financiación de esta macro-obra, además, supone un autentico derroche de dinero público, nada menos que 511 millones de euros, mucho más dinero que el presupuesto para la ciudad de Gasteiz para todo un año (unos 380 millones de euros). A juicio de Alternatiba, «este despilfarro es un insulto, y más en plena crisis y con los vergonzosos recortes sociales que plantea el Gobierno del Reino de España».

Por todo ello, Alternatiba ha pedido a la ciudadanía que salga a la calle para parar el TAV.

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