Ana Etxarte y Carmen Garcia – Alternatiba Bilbo
Parece evidente que la sociedad está cada vez más alejada de las religiones, y muy especialmente de la Iglesia católica, como consecuencia de no representar en absoluto los valores y creencias de la mayoría social. Sin embargo, hay instituciones como el Ayuntamiento de Bilbao, que siguen empeñadas en mantener esa estrecha relación Estado-Iglesia, muy alejada de la aconfesionalidad que deberían ejercer.
Esta estrecha relación, este trato de favor del Ayuntamiento para con la Iglesia Católica lo hemos podido ver en el último Pleno, al presenciar el apoyo del PNV a una propuesta del PP por la cual se declarará la Semana Santa de Bilbao Bien Cultural Calificado, por serel cristianismo, dicen los populares, el credo religioso mayoritario en Bizkaia.
Cabe preguntarse, cuando menos, si está suposición es cierta. Así, a bote pronto, negamos la mayor; solo hay que acercarse a la puerta de una iglesia tras la misa de turno para constatar que, a día de hoy, no son precisamente multitud las personas que acuden a practicar su fe, presuntamente mayoritaria, a los templos cristianos.
Pero es que además, los datos confirman nuestras sospechas. Un reciente estudio del Gobierno Vasco refleja que el 54% de la juventud vasca se declara atea, agnóstica o indiferente. Este porcentaje, que año tras año va en aumento, se contrapone al 34% que se declara católica, aunque sólo un 4% es practicante.
Esta es la realidad actual, frente a oscuros tiempos donde la religión hegemónica invadía todos los espacios públicos, la sociedad está cada vez más alejada de ésta y no profesa credo alguno.
Pero parece que el PP obvia estos datos, y prefiere centrarse en los de la propia Iglesia Católica, que cuenta como feligrés a toda persona bautizada. Da igual que dicha persona no practique, no crea, e incluso que quiera apostatar. Para la Iglesia, con un claro fin económico y negociador para con el Estado, para toda la vida se es feligrés. Como en toda secta que se precie, se entra pero no se sale.
Lo más grave de la decisión del PNV al nombrar la Semana Santa de Bilbao Bien Cultural es que atenta directamente contra la aconfesionalidad y el laicismo de nuestra sociedad. Hoy en día, existe una ingente la cantidad de actos, festividades y realidades públicas que están definidas en función de la religión católica. Esta decisión ahondará aún más en esta lógica injusta, ajena a una sociedad en la cual las tradiciones católicas y su seguimiento por parte de la ciudadanía es cada vez menor; en la que la variedad de confesiones es muy amplia; y en la que éstas deberían estar circunscritas al ámbito privado.
Necesitamos más laicismo, y es en esa dirección en la que debemos avanzar. Éste es el único marco que asegura una mejor convivencia de personas que tienen diferentes creencias. Y no cumplir este principio supone discriminar, imponer los valores de unas personas sobre los de otras y, en definitiva, vulnerar un derecho fundamental como la libertad de conciencia.
Separar la administración pública de las diferentes confesiones religiosas supone dejar de recoger en la publicidad municipal las procesiones de la Semana Santa como parte de nuestro patrimonio y personalidad, ya que muchas personas no nos sentimos identificadas con la religión católica. Pero también supone, y esto sí que es importante en tiempos de recortes, dejar de financiar con dinero público -este año han sido 9.000 euros-, este tipo de actividades. Mejor sería invertir este dinero en otras actividades culturales más respetuosas con las creencias de todas personas, como las fiestas de los barrios.
Desgraciadamente, a la vez que el PNV dice no a una moción de Bildu que permitiría celebrar funerales civiles en lugares públicos y locales municipales, dice sí a esta propuesta que recoge la esencia de las derechas bilbaínas PP y PNV: conservadurismo religioso aunado con una obsesión por convertir Bilbao en una ciudad escaparate y enfocada al turismo. Todo esto a costa de los barrios, del pequeño comercio y de los derechos laborales.
Queremos decirle a Azkuna y a su equipo que la ciudadanía de Bilbao prefiere que sean otro tipo de actividades las que sean declaradas Bien Cultural. Actividades respetuosas con las creencias y derechos de todas las personas, y que no estén relacionadas con el sufrimiento, la culpa, la sangre y la marcialidad, características que definen a la Semana Santa. Para sufrimiento, tenemos más que suficiente con las reformas y los recortes que las derechas están poniendo en marcha.