La fragilidad de la democracia (Josu Perea)

La afirmación de que el liberalismo preconiza el Estado limitado, o lo que es lo mismo, el no intervencionismo del Estado en la economía y el carácter autorregulatorio de la misma, (aquel principio liberal de la separación de la política de la economía), paradojas de la vida, salta por los aires para consagrar el intervencionismo puro y duro del Estado. El liberalismo, la gran mentira conceptual, no ha pasado repentinamente de gobernar lo menos posible, a gobernar absolutamente todo. El capitalismo nunca ha sido liberal, siempre, necesariamente, ha sido capitalismo de estado. El estado interviene, ahora y con anterioridad, para salvaguardar los intereses de las élites económicas y financieras, a la vez que impone a la población, a la ciudadanía, el pago de los costes políticos y económicos.

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