El Congreso de los Diputados ha aprobado hoy una Proposición no de Ley que consta de tres puntos. En el primero se insta al Gobierno a no reabrir la central nuclear. El segundo, recoge que se debe comenzar el proceso de desmantelamiento en condiciones de seguridad, bajo la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear. Y en tercer lugar, se insta al Gobierno a poner en marcha un plan alternativo y específico de reindustrialización de la comarca afectada. El texto, que ha sido transaccionado entre varios grupos parlamentarios, es el mismo que se aprobó en la comisión de industria el pasado 22 de febrero.
Oskar Matute ha exigido al PP que escuche el “clamor” de la sociedad vasca. “La mayoría de la sociedad vasca se lo ha dicho. Hoy se lo dice la mayoría de este Congreso y, por lo tanto, destierre esa amenaza de nuestras vidas”, ha señalado. En ese sentido, el diputado soberanista ha afirmado que la medida más “segura” para evitar una “desgracia” es la preventiva, a lo que haañadido que “desmantelar Garoña es curarse en salud”. Aquí el texto completo:
Nuevamente aquí, en esta Cámara, tenemos la oportunidad de poner encima de la mesa una cuestión sangrante, la pervivencia aún hoy de la central nuclear de Santa María de Garoña y, probablemente, sea un capítulo más en una larga historia. Y ya que hablamos de capítulos, permítanme que comience con la alusión a otro capítulo, en este caso un capítulo de Los Simpsons. En él, la central nuclear de Springfield recibe una inspección sorpresa de seguridad. El señor Burns, el dueño de la central, sabiendo que no cumple los mínimos de seguridad requeridos, improvisa una excusa: Lo siento, señores, se han equivocado. Esto no es una central nuclear, es una fábrica de galletas. Yo sé que ustedes jamás tendrán que echar mano de un argumento tan peregrino para tapar la propia existencia de Garoña y sus evidentes carencias. Tienen al Consejo de Seguridad Nuclear de su parte; al fin y al cabo lo nombran ustedes mismos. Pero, ¿han pensado alguna vez qué diría su señor Burns, el presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, si recibiera una inspección de seguridad independiente? ¿Qué les diría cuando vieran que la central tiene cuarenta y siete años, que se construyó en el franquismo, que está obsoleta y que debería hacer sido cerrada y desmantelada ya en 2009? ¿Qué les diría ante las 137 incidencias conocidas y reconocidas, recogidas en la central de Garoña en sus años de funcionamiento? ¿Qué les diría de una piscina colmatada de residuos que no saben adónde llevar porque tampoco saben dónde construir ese cementerio nuclear? ¿Cómo les justificaría su vigencia siendo esta, la central nuclear de Santa María de Garoña, un vestigio del pasado coetánea con la hoy cada vez más innombrable Fukushima? ¿Les hablaría quizás de rentabilidad económica? Difícil, porque para Nuclenor, en todo caso -y no tanto por lo que produce la propia central de Santa María de Garoña, que es un porcentaje ínfimo de la producción energética, como ya se señaló en la Comisión-, no supone ni siquiera un elemento importante en sus cuentas de beneficios.
Tal vez con el debate sobre el no cierre o el no desmantelamiento de Santa María de Garoña haya quien esté pensando en la posibilidad de mantenerla abierta y en stand by para así poder pedir algo para lo que el Estado es sumamente generoso, el famoso lucro cesante, la famosa indemnización por lo que podían haber ganado las grandes empresas que lo gestionan. Pero, como les decía, ni Endesa ni Iberdrola necesitan -en definitiva, son quienes componen Nuclenor- de Garoña para la viabilidad de sus empresas. Lo comentábamos en la Comisión, 137 millones de euros se han repartido 243 ejecutivos de Iberdrola como beneficios durante este periodo. Somos conscientes de la estrecha relación de algunos partidos de esta Cámara con dichas empresas, Iberdrola y Endesa, porque sabemos el lugar tan honorable que ocupan en sus consejos de administración. Baste como muestra un botón, el otrora ministro de Interior, señor Acebes, ahora flamante -y supongo que alumbrador- miembro del consejo de Iberdrola. Sabemos, como les decía, de esa relación pero ustedes se deben, en su caso, a sus administrados y sus administrados son la ciudadanía que se encuentra en su territorio. En política el interés general debería prevalecer sobre cualquier otra consideración pero parece que el interés general se conforma en aquello que salvaguarda los derechos de los ciudadanos y las ciudadanas, que les garantiza una mayor protección y una mejor calidad en sus vidas, pero también atiende a las mayorías sociales y a las mayorías políticas. Parece evidente y es constatable que la mayoría social, por lo menos de nuestro país, Euskal Herria, está en contra de la pervivencia y de la existencia de la central nuclear de Santa María de Garoña, de todas las centrales nucleares diría por extensión, y clama por su cierre y desmantelamiento. Y también lo están cada vez más instituciones, como las Juntas Generales de Álava, el Parlamento de Gazteiz y parece que también este Congreso de los Diputados.
Decía el señor presidente del Gobierno en respuesta a una pregunta sobre este tema que estaba en una fase de escucha activa, que lo que le tocaba ahora es escuchar lo que decían y opinaban diferentes entidades o entes para, a partir de ahí, tomar una decisión. Si está en esa fase activa, este Gobierno tiene la oportunidad de escuchar a la Cámara más representativa de su Estado, esta, el Congreso de los Diputados, para, a partir de ahí, proceder al cierre y desmantelamiento definitivo.
Hasta la fecha este Gobierno, con su presidente a la cabeza, nos ha abrumado en muchas ocasiones con palabras -algunas más afortunadas que otras-, pero ha demostrado en muchísimas más ocasiones no tener palabra. (Rumores). Digo esto porque estamos hablando de la salud y la seguridad de más de tres millones de personas. Como aclaración, soy consciente de que Santa María de Garoña se encuentra enclavada en el Valle de Tobalina, que pertenece a Burgos, y como no me guía ningún afán expansionista -no comparto la tesis que he oído por Internet de un portavoz de Ciudadanos de que Portugal es España y Cuba es España, creo que era un vídeo del señor Girauta- les diré que lo hago para garantizar la salud, la dignidad y el derecho a una vida digna de los ciudadanos y las ciudadanas vascas que serían potencialmente afectados, pero también de los ciudadanos y ciudadanas del Estado español. Es evidente que en nuestro pueblo, Euskal Herria, no queremos centrales nucleares, que no queríamos la central nuclear de Lemóniz y que no queremos ninguna central nuclear, pero mientras estemos en el Estado español y podamos hacer algo para evitar que las consecuencias de un posible accidente en cualquier central nuclear afecten a la población vasca, nuestra obligación es intentar sumar fuerzas para que estas cierren. Como decía, el derecho a la salud debería estar por encima de los beneficios de unos pocos, que no de todos, y tampoco parece sensato que alguien especule con la posibilidad de cerrar o no Garoña en función del apoyo o no a unos presupuestos.
Con el tiempo todo cambia, las tecnologías también, la conciencia ecológica crece en un mundo finito que estamos devorando porque no somos capaces de acompasar nuestro crecimiento a los límites del planeta. Aquí lo que se hace es arrinconar las energías renovables. Pero hay actitudes que no cambian. No ha variado la manera de pensar de aquellos que construyeron la central nuclear de Garoña en plena época franquista como parece no variar la de quienes hoy se empeñan en mantenerla abierta. Siendo esto así, evítense el bochorno de tener que, en el caso de que se produzca un incidente nuevamente en la central nuclear de Santa María de Garoña, recurrir a hilillos de plastilina como con el Prestige para justificarlo o, aun peor, de tener que ponerse el bañador y bañarse en el Ebro para emular a Fraga en Palomares.
Vamos a apoyar una enmienda transaccional que firma la mayoría de grupos de esta Cámara porque, aunque no pide la dimisión del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, sí recoge lo fundamental, que es el cierre definitivo, el desmantelamiento y la reactivación económica. Nos hubiera gustado que también se incluyera la dimisión del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear porque, como dije en Comisión y para enlazar con el inicio de mi intervención, Homer Simpson merece más fiabilidad para manejar estos asuntos que el propio presidente del Consejo de Seguridad Nuclear.
D.S. texto íntegro PDF
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