Matute: «Antes como ahora, solo cabe defender la democracia del pueblo y los valores republicanos»

En un acto organizado conjuntamente por EH Bildu y la organización memorialista Ahaztuak 1936-1977 en la plaza Unzaga de Eibar, el portavoz de Alternatiba y paramentario de EH Bildu ha remarcado los valores de la segunda república y ha reivindicado la República Vasca. Esta es su intervención:

Hoy, con este sencillo pero sentido acto queremos conmemorar el 85 aniversario de la proclamación de la segunda república, aquí en Eibar, como no podía de ser de otra manera.

Porque aquí se proclamó antes que en ningún otro sitio, una realidad que venía a acabar con la monarquía, que señalaba querer caminar por la senda de la libertad, la fraternidad y la igualdad. Y ante eso, ni antes ni ahora, las gentes de izquierdas de Euskal Herria no somos insensibles.

Frente a regímenes monárquicos privilegiados y contrarios al interés de las clases populares, tanto antes como ahora, solo cabe defender la democracia del pueblo y los valores republicanos. Valores y defensa del pueblo que nosotros y nosotras, como EH Bildu, unimos de forma clara y decidida en la reivindicación de una República Vasca soberana.

Euskal Errepublika eraikitzea baita gure helmuga, guztion eskubide guztiak bermatuko dituen Errepublika askea, non jendearen bizitza duina, jarduera politikoaren eta instituzio publikoen erdigunean egongo den. Eta bide horretan, aurrera begira gaudela, iraganari ere begiratzea aberasgarria zaigu.

Porque esa segunda república la quebró la reacción de quienes temían que la democracia acabara con sus privilegios; y frente a ellos lucharon y dieron su vida, miles de vascos, gudaris y milicianos, nacionalistas, socialistas, comunistas, anarquistas… unidos frente al fascismo.

Por ellos, por el respeto que nos merecen nos reunimos hoy de nuevo aquí. Y en estos tiempos en los que asistimos a la putrefacción de un modelo y un estado sobre el que se asienta, el español, con patriotas de pulserita rojigualda y cuentas offshore en Panamá. Con partidos políticos postrados ante los poderes económicos que no son sino sanguijuelas que se enriquecen con el dinero de todas y todos, con el empobrecimiento colectivo. Con silencios mediáticos cómplices de corrupciones, leyes mordaza que sancionan a medios como Argia por informar, cómplices de torturas, recortes de derechos sociales y laborales… y no podemos sino reiterar nuestro compromiso y convicción en la necesidad de generar una nueva realidad, más justa, más digna, más decente. Y esa realidad que queremos y sobretodo necesitamos nacida desde este pueblo y para servir a este pueblo se llama República Vasca.

Una república vasca solidaria, con hondas raíces internacionalistas y decididamente anclada en los valores socialistas, capaz de ser solidaria con el empeño de otros pueblos, más o menos cercanos, por alcanzar mayores cotas de dignidad y justicia.

Gerratik zein pobreziatik, ihesean daudenentzat ateak zabalik dituen Euskal Errepublika nahi dugu, hipokresiaren gainetik eskubide guztiak babestuko dituena. Hipokresia baita orain Gipuzkoako PNV eta PSEren gobernuak saltzen dutena, errefuxiatuak ongietorriak direla diote, baina gero bertoko zein kanpokoek dituzten beharrak asetzeko diru laguntzak kentzen dituzte. Aitor dezatela, haientzat Gipuzkoan ongietorriak diren bakarrak aberatsak direla, zergarik gabeko paradisu fiskala nahi dute haientzat hemen. Estatuan PP eta gainerakoek erakusten duten abertzaletasun bera azaltzen dute: bandera eskuan eta milioiak poltsikoan… edo Panaman.

Recordamos porque pisamos el presente, miramos al futuro y no olvidamos el pasado. No olvidamos que somos las hijas y los hijos de los obreros que no pudieron matar, que somos nietas y nietos de quienes perdieron la guerra civil, pero no la dignidad.

Hoy igual que entonces, en Eibar, en Intxorta, Legutio, Sartaguda, Gernika o Bilbao, estamos los vascos y vascas de piedra blindada que decía Miguel Hernández dispuestos a defender los vientos del pueblo y generar un nuevo tiempo para este país, para que pase del lugar donde se encuentra varado en la actualidad hacia un lugar de libertad, dignidad, justicia e igualdad para todas y todos, la República Vasca.

Gora Euskal Herri gorri, berde eta morea!
Gora Euskal Errepublika!

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Aclarando algunas cosas (en respuesta a Angel Rekalde)

Joxe Iriarte, Bikila – Alternatiba

0.- Por distintas razones llevaba varios días sin entrar en Rebelión, y al hacerlo me he topado con la critica que Ángel Rekalde realiza a mi articulo “EH-BILDU Y PODEMOS. SOBRE PATRIOTISMO Y PATRIAS”[1]. Aunque de forma tardía, intentaré responder de la forma más breve posible, dada la amplitud de los temas Ángel introduce en el debate.

De entrada quiero aclarar que dicha crítica me ha sorprendido bastante, tanto por su forma como por su contenido, ya que buena parte de la misma (puedo estar incluso de acuerdo con ella), a mi entender, no va ni con el contenido ni con la intención de mi artículo, el cual salvo en lo relativo a atribuir a los colectivos Orreaga y Nabarralde estar influenciados por el historicismo y la cohesión identitaria (aquí se puede debatir) se centra exclusivamente en la polémica con Podemos. [2]

1.- Introduce debates, por ejemplo, en lo relativo a la polémica existente en relación a la zonificación del euskera en Navarra y la posibilidad de estudiar en el modelo D. Debate pertinente respecto a las posiciones de la derechona regionalista-españolista navarrista y el PSN, y también con Izquierda-Ezkerra y Podemos (reflejadas en las disensiones habidas a nivel del cuatripartito que gobierna Navarra) que nada tiene que ver con mi artículo; máxime, teniendo en cuenta que me identifico con las posiciones mantenidas por EH-Bildu de Nafarroa.

Entiendo menos a que viene la puya sobrelos Reyes Católicos como referente de la unidad, la religión, el imperio, o la menciónalnacionalismo banal que pasa desapercibido: el mapa del tiempo, el diario que se lee, los sellos con cara del rey, el equipo de fútbol (y la liga en que interviene)… o que hagamos abstracción detoda la violencia con que se ha construido ese Estado, cuyo origen es un imperio genocida, que nos ha conquistado –como en su tiempo a otros muchos pueblos y naciones-… aspectos estos, al igual que en lo lingüístico, tienen que ver con las posiciones de la derecha Navarra y ciertas izquierdas, pero desde luego no conmigo.

Y me parece fuera de lugar que en el tema del patriotismo español me atribuya hacer abstracción de toda la violencia con que se ha construido este estado, ya que afirmo con toda rotundidad: “A diferencia de los patriotismos de las naciones sin estado, para lograr un patriotismo español diferente al mayoritario e imperante en el Estado español (…) hay que expurgar muchos elementos adheridos a un patriotismo de rancio abolengo colonialista, imperialista y opresor de las nacionalidades internas. Y es que el patriotismo existente en países de larga tradición imperialista, de uso y abuso del término para defender los intereses de las clases dirigentes, no es fácil de ser suplantado por otro de signo izquierdista, popular y emancipatorio. La II Republica, a pesar de su carácter democrático, no superó ese déficit, ni en relación a las colonias ni en lo relativo a las naciones interiores. El imaginario nacional español está impregnado de un pasado colonial, de la España una y unida, de Ceuta y Melilla como tierras españolas y de Gibraltar también; es la “marca España”, de indiferencia, cuando no desprecio, a lo que, aunque formalmente se consideran lenguas españolas no castellanas, en la realidad se piensa lo contrario, en caso contrario no habría tanta resistencia en aprenderlas. España, no es Venezuela, ni Cuba, donde hay un patriotismo antiimperialista, España se asemeja más a la Francia de la Grandeur y a la Gran Bretaña (salvo en la tradición democrática), aunque no jueguen en la Champions”.

Sobre el tema del confusionismo, desmovilización, y desmotivación, motivada por la desactivación delcomponente abertzale de las estrategias vascas, supuestamente para favorecer así (¿?) el independentismo sin color, marca blanca de supermercado, creo que el tema merece un debate en profundidad, pero Ángel lo simplifica, además de no ser fiel a la realidad. De entrada, nada se dice de las muchas iniciativas presentes en la sociedad vasca (por ejemplo las pasadas movilizaciones y consultas soberanistas propiciadas por Gure Esku Dago, jornadas de Aberri Eguna, etc.) que movilizan y organizan a miles de personas; así como a la riqueza de los debates programáticos, estratégicos e ideológicos que se están dando, y en todo caso, las dificultades existentes para situarnos en una nueva coyuntura donde nada es igual respecto al pasado (salvo la actitud obstruccionista del estado). En lo relativo al bajón respecto a épocas pasadas, que es real, no creo que sea debido a las negativas influencias de unos intelectuales, o si se quiere, a las directrices de la actual dirección de EH Bildu, por muchas que sean las deficiencias y los errores de orientación.

Sufrimos unaresaca producto de muchos factores (que afecta también al Movimiento obrero y los movimientos sociales de Euskal Herria), entre ellos los efectos de un reciente pasado marcado por la existencia de ETA, y que todavía costará su tiempo superar, y que afectan a estrategias y modelos organizativos.

Los debates en torno al independentismo lejos de ser incoloras, o supuestas líneas blancas, son multicolores, incorporan nuevos sujetos y subjetividades, y están cambiando las agendas reivindicativas; otra cosa es si gustan o no gustan los nuevos tonos que va adquiriendo el debate, entre ellos lo relativo a lo identitario. En este aspecto, diferencio el identitarismo étnico (que no comparto pero que entiendo que tenga su peso en un pueblo de las características del vasco, que todavía sufre las consecuencias de un proceso asimilación forzada) y los elementos identitarios, presentes en todo proceso de construcción nacional (notablemente el idioma), y que desde luego forman parte de mi ideario ideológico y al cual he dedicado grandes esfuerzos que me han dado no pocas satisfacciones en el ámbito cultural y afectivo (por ejemplo mi producción literaria).

Ocurre lo mismo con los términos nacionalismo (ideología que no comparto aunque lo considero lógico en nuestro contexto) y nacional, (componente imprescindible en todo proceso de liberación o democratización nacional). Tal diferenciación lo expresa EH Bildu en los siguientes términos: NO SOMOS UN PROYECTO NACIONALISTA, PERO SÍ QUEREMOS SER UN PROYECTO NACIONAL. No tenemos una sola idea inequívoca de país, ni nos une un solo imaginario que lo recoja. Sin embargo, aspiramos a ser un proyecto de país, para todo el país, para todos los países que en él coexisten. Hay que trascender los límites –políticos, sociológicos, culturales- autoimpuestos por la tribu para hablar y hacer política con todos y todas las vascas y no solo con quien más se parece a cada una de nosotras” (Propuesta política a debate en EH Bildu).

Pero repito, diferencio el identitarismo étnico (la homogenización) de las demandas identitarias inherentes a todo proceso de emancipación nacional, tales como el idioma, la cultura, los procesos colectivos de adhesión, etc., que para los componentes de las naciones opresoras o mayoritarias no forma parte de su exigencia cotidiana (mientras no se sientan atacados o perjudicados, cosa que suele ocurrir a la menor pérdida de hegemonía) dado que lo tiene resuelto. Es la histeria nacionalista y no la realidad lo que solivianta al nacionalismo español en su disputa con el catalán y el euskara, y no ningún peligro identitario o de supervivencia del idioma que cuenta con millones de hablantes. No es el caso del euskara en dura lucha por su normalización cuando no de mera supervivencia.

En lo relativo a la interrelación de lo social con lo nacional, blanco sobre negro hice mías la tesis de M.E.R Palop en su debate con el PSOE (y yo con Podemos) [3]: Que no hay derechos sociales, sin derechos políticos y no hay derechos políticos sin soberanía y sin autogobierno. Y que el autogobierno tiene mucho que ver con la identidad y el relato común. Vaya, que no se puede distribuir la riqueza sin hacer comunidad (…) que eso solo puede hacerse desde una comunidad “política” democráticamente organizada, en la que los factores endógenos, la identidad y el relato propio jueguen el papel que les corresponde“.

Sobre el modelo nacional. Me remito al artículo de VS (Patria) escrito hace ya 10 años[4], cuyo resumen sería: “Siempre me ha parecido artificial la división tan tajante que se hace, entre el modelo nacional alemán (supuestamente romántico-étnico) y el francés (supuestamente, republicano-ciudadano); igualmente la que se realiza entre, el modelo historicista y el del plebiscito diario, ya que no hay nación (salvo en situaciones de dictadura) que no asuma en sus constituciones valores cívico republicanas, y que a la vez que no se reclame de una determinada historia y sustrato nacional, o que deje de defender su lengua considerada nacional (la Francia republicana, considera una reivindicación étnica la oficialidad del euskara, pero acaba de convertir al francés en lengua oficial y nacional). Ocurre otro tanto, en relación, al cosmopolitismo y el patriotismo. El humanismo cívico, según expresión del federalista canadiense Charles Taylor «necesita una vinculación sólida con la comunidad». Dicho de otra forma, «el patriotismo es tan necesario como el cosmopolitismo porque los Estados democráticos modernos son empresas comunes sumamente exigentes con el autogobierno». En consecuencia, «la batalla a favor de un cosmopolitismo civilizado se debe de librar desde un patriotismo abierto a las solidaridades universales».

Sin embargo, no comparto que se considere escandaloso el legítimo intento de Podemos de generar un patriotismo español, diferente al de la derecha, por más que sea muy escéptico al respecto (y lo soy) respecto a las posibilidades de una España democrática que reconozca el derecho a la autodeterminación (una de las razones por las que en su tiempo terminé inclinándome a favor de la independencia). Es más, les animo a que lo sigan intentando. Dos patriotismo democráticos, aunque enfrentados, pueden llegar a entenderse mediante el derecho a decidir: ¿independencia, libre asociación? ¡Que la ciudadanía de cada parte decida!

El propio V.I. Lenin, años antes de la revolución de Octubre, escribió: Nada nos duele tanto como ver y sentir las violencias, la opresión el escarnio a que los verdugos zaristas, los aristócratas someten a nuestra hermosa patria (…) Nos invade el sentimiento de orgullo nacional porque la nación rusa ha creado también una clase revolucionaria, ha demostrado también que es capaz de dar a la humanidad ejemplos formidables de lucha por la libertad y el socialismo”.

El quid de la cuestión estriba (y ahí esta la gran diferencia entre el proyecto originario soviético, posteriormente adulterado, y el de las izquierdas españolas) en que la Revolución socialista, no se edificó sobre la identidad ni la acepción nacional rusa, sino soviética ósea popular y de clase. Aspecto este que en su tiempo llevo al comunista vasco Larrañaga a afirmar que una España Roja sería una España rota. Lo lamentable es que las actuales izquierdas de ámbito español, como se ve con el caso catalán, estén más preocupadas por mantener la unidad del estado que por fraguar unas alianzas que posibiliten un cambio de su naturaleza social.

En realidad, el debate con A.R., desde mi punto de vista se circunscribe sobre si Nabarralde está o no está influenciado por el historicismo. Por mi parte, si ese es el tema de disputa, prefiero esquivarlo y centrarme en los contenidos más que en el adjetivo (que igual utilicé de forma no conveniente).

2.- Ciertamente, cometí unerror de trascripción (bastante nimio) poniendo Naparralde en vez de Nabarralde, que es lo mismo. Reconozco que no soy un experto en Nabarralde y se me escapan muchas de sus opiniones y posicionamientos, pero en absoluto significa que  hable  de “oídas” y me fundamente en “rumores y chascarrillos”. En el pasado leía su revista en papel, y ahora de vez en cuando repaso su revista digital. He leído los libros y escritos publicados por sus historiadores mas representativos, Pedro Esarte, Tomas Urzainqui, Mikel Sorauren, y algo sé de las diferencias surgidas (y publicadas) entre varios de sus componentes, incluso de sus disidencias, por otra parte cosa habitual en todo colectivo. Valoro las aportación de Nabarralde, su esfuerzo por “descolonizar” la historia frente a la versión dominante, personificada en la derecha navarra, lo cual no significa que esté siempre de acuerdo con sus conclusiones políticas.

Comparto la tesis defendida por Nabarralde de que el Reino de Navarra (peninsular) fue conquistado manu militari, con apoyo interior, pero no ocurrió lo mismo con la Navarra continental, anexionada a Francia en virtud de Enrique III de Navarra convertido en Enrique IV de Francia. Y de paso, de ser hugonote a católico. ¿Pero de tales acontecimientos qué conclusiones sacamos para el presente? ¿El ser conquistado militarmente (el sur) o anexionado por voluntad real (el norte) y no del pueblo (que a la sazón no era soberano) hace menos dramática el proceso integración y asimilación político cultural? Más todavía. Aunque en su momento ambas anexiones hubieran sido con acuerdo de las respectivas monarquías (como fue la constitución del Reino Unido entre Inglaterra, Gales y Escocia) argumento este último tan decisivo para la derecha españolista Navarra, ¿supondría una desvalorización o ilegitimación en el presente de la demanda soberanista e independentista actual, como por ejemplo en Escocia?

Corresponde a la ciudadanía, al pueblo real justificar la demanda independentista en el presente. Y tal demanda no adquiere mayor o meno legitimidad (si bien puede ser un argumente para el debate histórico) porque el pasado certifique una anexión por la fuerza o por el pacto de las élites. Son las aspiraciones de hoy y la adhesión o no por la mayoría de la ciudadanía lo que posibilitará que tal demanda vaya a buen puerto. Demanda, que de seguro será argumentada de forma plural, pues la unidad en el objetivo no supone necesariamente la misma argumentación, sobre todo desde los diferentes sujetos sociales que forman la nación. Lo mismo ocurre con el origen y su importancia respecto al destino final. Lo importante no es de donde venimos sino a donde vamos. Curiosamente en Cataluña han sido las fuerzas de ámbito estatal las que más han apelado al origen para impedir que la descendencia de la emigración se adhiera al independentismo.

En realidad, mi intención al entablar la polémica con Podemos, fue establecer puentes que eviten compartimentos estancos y nos permitan enriquecernos en un debate que, a día de hoy, está en pleno movimiento, con una intensidad sin precedentes desde la década de los 60. Y es que es así, tanto para la izquierda abertzale como para las izquierdas soberanistas vascas y españolas federalistas.[5] Mi mención a Nabarralde, Orreaga y los intelectuales era puramente indicativa (en la versión resumida publicada en GARA no aparecía) con vistas al lector del Estado español, que como es obvio no conoce todos los sujetos de la geografía vasca.

Previo a establecer el marco de debate con Podemos vi conveniente precisar que también la  actual izquierda abertzale (entendido en tanto que fenómeno socio-político plural y diverso, y cuyos elementos no todos están ubicados en EH Bildu, aunque sí su parte fundamental) esta teniendo fuertes debates entre diferentes corrientes de pensamiento que en algunos aspectos marchan en direcciones separadas, unos muy influenciados (influenciados, no afirmaba que fuesen plenamente, o simplemente) por el historicismo y la cohesión identitaria y otros orientados en un sentido contrario, representados por una nueva generación de ideólogos universitarios, con diferentes enfoques o matices pero que coinciden en la necesidad de articular un independentismo cívico desetnizado y de fuerte contenido social. Corrientes ambas que están produciendo movimientos telúricos de distinto calado y que van penetrando en las propias formaciones políticas abertzales, si bien están evolucionando con ritmos y formas más pausados; entre otras cosas, porque no es fácil compaginar los retos electorales, la presión del día a día y la reflexión ideológica.

De entrada, no aclaro con cual de ellas me identifico, sea plena o parcialmente. Pues puede ocurrir, y es mi caso, que constatando que en algunos aspectos tales posiciones marchan en direcciones divergentes, cabe establecerse puentes de entendimiento. Las escuelas ideológicas tienen tendencia a encerrarse en un coherencia excluyente, pero no tiene porque ser así, sobre todo en sus expresiones políticas.

Yo abogo por articular un abertzalismo democrático, inclusivo, de contenido social, partidario de construir políticamente Euskal Herria, y donde el euskera y la cultura vasca (como toda cultura en evolución) cuenten con el beneplácito de la sociedad y sus instituciones. El euskera, ni siquiera en Internet (un nuevo campo) tiene un territorio estable donde normalizarse y lo poco que tiene lo tiene en Euskal Herria, en un territorio minado dada la supremacía del castellano y del francés (en todos los medios de comunicación y de ocio). Eso la diferencia del resto de las lenguas que cohabitan en el mismo ámbito geográfico. No concibo una nación vasca, en los términos históricos actuales (el futuro dirá, pero no estaré vivo) sin ese componente lingüístico identitario euskaldun, que no excluye la existencia del castellano, el francés y más recientemente el inglés.

Va de suyo. No existe construcción nacional (dejo claro: construcción nacional, esa es una diferencia con el patriotismo de los estados ya constituidos) y estatal sin elementos identitarios, sin patriotismo político y convivencial. Su naturaleza debe ser el tema de debate.Hago mía, la expresión arriba empleada por EH Bildu: No tenemos una sola idea inequívoca de país, ni nos une un solo imaginario que lo recoja. Sin embargo, aspiramos a ser un proyecto de país, para todo el país, para todos los países que en él coexisten.

Gaizki esanak barkatu ondo esanak onartu!



[1]
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209321&titular=sobre-patriotismos-y-patrias

[2]I. Errejón: “Abriendo brechas: apuntes estratégicos tras las elecciones generales”, http://blogs.publico.es/dominiopublico/15529/abriendo-brecha-apuntes-estrategicos-tras-las-elecciones-generales/

[3]M.E.R. Palop, “Sin derecho a decidir no hay futuro para el PSOE” (2016), https://www.vientosur.info/?article10872

[4]“Diccionario para la resistencia”  revista VIENTO SUR en ocasión de su nº50, en junio del año 2000, (https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157).

[5]http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209321&titular=sobre-patriotismos-y-patrias

Para vivir sin dominaciones

El domingo 27 de marzo la izquierda soberanista volverá a celebrar el Aberri Eguna, un día para reclamar una Euskal Herria libre y soberana. Porque queremos y necesitamos un pueblo soberano. Y no para cambiar de dueño, sino para vivir sin dominaciones. Queremos caminar por una senda libre de dominación y represión por parte de estados totalitarios que dan buena muestra de su carácter cuando pactan cerrar las puertas de Europa a las personas que huyen de las guerras que provocamos, armamos o alentamos.

El objetivo de la izquierda de este país ha de ser la construcción de una nación libre formada por personas libres y emancipadas. Y esto significa mucho más que ondear una u otra bandera; significa poner en pie muros de resistencia frente a las imposiciones de instituciones opacas y antidemocráticas contra los derechos y la dignidad de las clases populares de nuestro pueblo. Significa tejer alianzas para activar las luchas por la solidaridad, la ecología, el feminismo, el internacionalismo y la democracia, y desde Alternatiba defendemos la reivindicación de dar la palabra al pueblo para hacer todo esto desde una Euskal Herria libre y socialista.

Por todo ello, desde Alternatiba participaremos y llamamos a participar en los diferentes actos convocados para el domingo en Iruñea, como la manifestación que partirá de los Golem a las 12:00.

Sobre patriotismos y patrias, EH Bildu y Podemos

Joxe Iriarte («Bikila”) – Alternatiba

Opino que EH Bildu y Podemos deben entenderse, ser capaces de establecer acuerdos operativos de diferente nivel, tanto en el terreno institucional como, sobre todo, en el político, con el fin de propiciar un proceso constituyente rupturista respecto al régimen. Acuerdos de amplio contenido democrático, feminista, ecologista, nacional y social, que sean el campo fundamental de entendimiento.

Desde mi experiencia personal puedo afirmar que ello es posible/1.

Paralelamente, es necesario establecer un debate conceptual e ideológico sobre diferentes temas, con el fin de precisar y esclarecer aquello que nos une y nos diferencia (y a veces separa), sobre todo en lo relativo a la llamada problemática nacional y social que siguen marcando y afirmando determinados espacios. Y ello no sólo para esclarecer acuerdos y diferencias, sino, también, para establecer puentes que eviten compartimentos estancos y nos permitan enriquecernos en un debate que, a día de hoy, está en pleno movimiento- Y lo está, con una intensidad sin precedentes desde la década de los 60, momento en que, por una parte, las izquierdas de ámbito estatal incorporaron el derecho de autodeterminación (concepto que salvo en el POUM apenas tuvo peso durante la segunda república ya que en el PCE, si bien lo asumió en su programa, cubrió un papel muy secundario en relación al patriotismo español republicano y antifascista que fue su elemento nacional determinante) y, por otra, el componente nacionalista revolucionario vasco, reescribía (entre otras cosas -estrategia, naturaleza de clase, etc.- ) los elementos definitorios de la nacionalidad vasca/2.

Nuevos debates

En lo referente a la actual izquierda abertzale (entendido en tanto que fenómeno socio-político plural y diverso, y cuyos elementos no todos están ubicados en EH Bildu, aunque sí su parte fundamental), se están configurando corrientes de pensamiento que en algunos aspectos marchan en direcciones separadas, unos muy influenciados por el historicismo y la cohesión identitaria/3 y otros orientados en un sentido contrario, representados por una nueva generación de ideólogos universitarios/4, con diferentes enfoques o matices pero que coinciden en la necesidad de articular un independentismo cívico desetnizado y de fuerte contenido social. Corrientes ambas que están produciendo movimientos telúricos de distinto calado y que van penetrando en las propias formaciones políticas abertzales, si bien están evolucionando con ritmos y formas más pausados; entre otras cosas, porque no es fácil compaginar los retos electorales, la presión del día a día y la reflexión ideológica.

Está, además, Podemos, de reciente irrupción, pero que ya ha contribuido a propiciar cambios en el panorama político-social, el ideológico y el identitario (por más que digan que no es lo suyo). Dicha organización en Euskal Herria -a diferencia de su centro irradiador que está en la capital del Rein- se encuentra, de momento, en un fase de consolidación organizativa propia y no termina de despejar determinadas incógnitas programáticas relativas a su proyecto de País, viviendo sobre todo de las rentas del éxito a escala estatal y de la atracción de sus líderes centrales. Esto dificulta hacerse una idea de sus presupuestos políticos y programáticos, pues dependen de la corriente interna de Podemos a la que representen, aunque en teoría exista una dirección oficial. Ello no significa que, poco a poco, no vayan haciendo camino, estableciendo pautas comunicativas y discursivas.

En estos momentos, su principal mensaje consiste en presentarse como la alternativa para descabalgar al PNV de Ajuria Enea, (con lo cual ha dado un paso por delante de EH Bildu en la carrera electoral, si bien el arrancar primero no significa llegar en esa posición a la meta). El segundo mensaje se basa en afianzar sus diferencias con EH Bildu.

A escala estatal, según Errejón/5, “La plurinacionalidad ha demostrado ser una apuesta ganadora: Una alianza fraternal y en pie de igualdad entre una fuerza nacional-popular española -ingrediente que ha faltado en otros intentos- y fuerzas nacionales o soberanistas en las periferias (…). Hemos demostrado que la fraternidad multiplica y puede construir una candidatura ganadora en Madrid, en Las Palmas de Gran Canaria, en Valencia, en Barcelona o en Donosti“(sic!). En lo relativo a Euskal Herria, salvo en espacios muy concretos (ayuntamientos, JJGG y algunos movimientos sociales y en Navarra, la excepción, el acuerdo de Gobierno) no se han esforzado en establecer lazos cooperativos; es más, ni entraron a discutir la posibilidad de una candidatura unitaria para las elecciones generales, tal como lo propusieron Ramón Zallo, Petto Idoiaga y otros (lo cual no significaba que al final la cosa cuajase). En Euskal Herria, Podemos antepone su desmarque frente a EH Bildu a cualquier atisbo de alianzas “plurinacionales”.

Y a la frecuente pregunta: ¿qué os diferencia de EH Bildu? suelen responder con rotundidad: no somos abertzales y nuestra prioridad es la cuestión social. Este enfoque, sin embargo, es cuestionable, tanto en un aspecto como en el otro.

Al respecto la profesora María Eugenia R. Palop/6, polemizando con el PSOE, responde de forma clara y contundente: “Lo más preocupante es que buena parte del PSOE no haya entendido todavía que es imposible defender los derechos sociales, como pretende, obviando el elemento comunitario y democrático que los sustenta. Que una sociedad igualitaria, con derecho a la educación, la sanidad o la vivienda, es necesaria pero no es suficiente. Que no hay derechos sociales, sin derechos políticos y no hay derechos políticos sin soberanía y sin autogobierno. Y que el autogobierno tiene mucho que ver con la identidad y el relato común. Vaya, que no se puede distribuir la riqueza sin hacer comunidad, y que para hacer comunidad es imprescindible conocer, en primer lugar, y respetar, después, lo que tal comunidad es, piensa y quiere (…) hay que tener un concepto muy extraño de la justicia social para defenderla obviando el sentido de pertenencia a una u otra comunidad, porque la justicia social no se ocupa únicamente de la distribución sino que también ha de considerar y valorar los vínculos que garantizan y cultivan dicha pertenencia (como bien señala Sandel, la justicia no solo trata de la manera debida de distribuir las cosas, sino también de la manera debida de valorarlas). En una sociedad realmente justa la gente no solo disfruta de un cierto bienestar, sino que puede razonar sobre el significado de lo que es y de lo que quiere ser, y, desde luego, puede tomar decisiones al respecto (creando, por supuesto, una cultura pública que acoja las discrepancias). De modo que garantizar la libertad de elección y los derechos sociales exige también estimular (y no impedir) una política de participación ciudadana y de cohesión social; fortalecer ese espacio en el que puedan discutirse nuestras ataduras, nuestros afectos, nuestras lealtades y nuestras convicciones, y en el que sea posible definir y redefinir nuestros bienes comunes. Y está claro que eso solo puede hacerse desde una comunidad “política” democráticamente organizada, en la que los factores endógenos, la identidad y el relato propio jueguen el papel que les corresponde “; la cita es extensa, pero ilustrativa!

Hablando en plata, cuando hay un litigio sobre la pertenencia comunitaria y el derecho a decidir, no se puede ir por las ramas afirmando que lo principal es lo social. Algo tan social, por ejemplo, como la gestión de la seguridad social, el marco de relaciones laborales y la capacidad para decidir sobre temas como el fracking, por poner unos ejemplos, que el Estado español, de forma pertinaz nos impide gestionar y que dependen de la capacidad de autogobierno de la comunidad.

Desgraciadamente, Podemos Euskal Herria, con este argumentario hace frente común con el PSOE, que siempre sale con la misma cantinela, si bien en España la negativa a permitir un referéndum de Catalunya (que puede cuestionar la unidad de España) lo antepone a la posibilidad de un gobierno social. Felizmente, Podemos España da la impresión de no realizar tan arbitraria división entre lo social y lo nacional, entre lo prioritario y lo secundario, y da la importancia que tiene a la reivindicación catalana. Y sería deseable que Podemos Euskal Herria presentase en el tiempo más breve posible su proyecto integral para Euskal Herria, yendo más allá de la proclama del derecho a decir (lo cual tiene su importancia y puede ser un nexo en común) y esclareciéndonos el modelo nacional y social que propone así como su engarce con la España plurinacional, diferente a la “independencia” y a la “una grande y libre”. Esto nos permitiría (EH Bildu y Podemos) indagar en lo que nos une y separa y encontrar nexos en común para el cambio democrático y social (nacional, feminista, ecologista, etc.).

Por otra parte, en lo relativo a la preocupación en lo “social” y su importancia, más allá del marketing, de momento Podemos no aporta ninguna prueba que demuestre que, en ese terreno, son más activos, contundentes e imaginativos que EH Bildu. Por el momento, yo diría que es lo contrario (junteros de Podemos Gipuzkoa reconocieron en un artículo de opinión la sorpresa que experimentaron al comprobar que sus propuestas en materia social habían sido ya presentadas, y algunas puestas en marcha por EH Bildu durante la anterior legislatura) . Simplemente se valen de su aceptación del plano estatal del cual no quieren desanexionarse, sino, todo lo más, democratizarlo, por lo cual no necesitan dar la matraca con el proceso independentista, limitándose a apostillar el derecho a decidir para todo (como si EH Bildu desconexionase el derecho a decidir en el modelo de Estado con su naturaleza social).

Quien tenga patria que la honre y, quien no, que la conquiste” decía José Martí. Podemos tiene una patria a quien honrar, y en cierto modo conquistar (para su proyecto nacional-popular). EH Bildu la tiene que conquistar, ya que carece de ella, y a la vez darle el contenido socio-ecologista-feminista, etc. De ahí su dificultad para articular todo ello, sin que dé la impresión de que lo primero oculte lo segundo, o demostrar que ambos son o deberían ser lo mismo. En este terreno Podemos juega con ventaja, en relación a los sectores sociales vascos que se identifican o se sienten españoles, ante los cuales puede presentarse como “el partido de lo social” (lo nacional ya lo tienen resuelto) frente a los independentistas obligados a remarcar una y otra vez el conjunto de su proyecto, si bien ello no significa que los acentos varíen según la coyuntura. Ciertamente, lo que en la coyuntura vasca le favorece a Podemos, en la catalana se le vuelve en contra. El éxito de Podemos en Comú (con Ada Colau) en las estatales, no tapa el fracaso de Catalunya Si que es Pot en las autonómicas. Además, han jugado a su favor los errores y las deficiencias de EH Bildu en las últimas elecciones al acompasar su doble mensaje.

Sin embargo, la cosa se le complica con el encaje del patriotismo plurinacional a escala estatal y su no patriotismo a escala vasca: “no somos abertzales, en realidad, no somos abertzales vascos” afirman con contundencia.

Y es que Errejón (al igual que Iglesias y otros líderes estatales) defiende –ver enlace de la nota 5- el patriotismo español sin ningún tipo de ambages: “Podemos llegaba a las elecciones habiendo hecho una adaptación y refinamiento de la hipótesis nacional-popular que está en el corazón de su nacimiento como fuerza política(…) El descontento y la desconfianza generalizados y transversales pero desanclados -que no encontraban cauce o contención en las identidades disponibles- posibilitaban una identidad política nueva: un espacio para un discurso patriótico de nuevo tipo, refundacionalista/7, que identificase los intereses nacionales con los de las mayorías golpeadas y maltratadas en los años del ajuste y la regresión democrática: la “gente” o un pueblo ya escasamente representado por un sistema político que da muestras de agotamiento. (…) La hipótesis nacional-popular, así, se ha enriquecido, diversificado y reforzado con lo plurinacional y lo ciudadano, ganando en capacidad de articular sectores culturalmente diversos (…) Las posibilidades de hacer de las razones de los de abajo el interés general de un nuevo país se veían, en España, lastradas por el bloqueo de la identidad nacional española para proyectos progresistas, hegemonizada y cautivada por los sectores más reaccionarios que se alimentan de la confrontación con las naciones periféricas”.

Pero lo que en España sería un valor, un acierto unificador y aglutinante de lo popular, en Euskal Herria según sus dirigentes, el patriotismo –el vasco claro- se identifica con lo identitario, es decir, la postergación de lo social en aras de lo nacional, por otra parte elemento de división.

En realidad, son conscientes de que además de diferentes patriotismos en cuanto al contenido democrático y social (el popular republicano y el de derechas), se da el de la diferente opción nacional (vascos y/o españoles) cosa harto difícil de explicitar y/o compaginar al mismo nivel. Hasta el presente, hemos conocido dos tipos de patriotismo vasco y español (también apátridas y/o cosmopolitas varios), pero no una síntesis de ambos con patriotismos a compaginar en cada espacio cambiando de camiseta, hoy del Real Madrid mañana del Athletic. Y aunque líderes estatales como Errejón (ver enlace de la nota 5) afirmen que “Podemos está logrando un encaje inédito: es al mismo tiempo la fuerza que más abiertamente reivindica un patriotismo español identificado con las condiciones de vida de la gente, con la defensa del pueblo olvidado por los de arriba, y la fuerza estatal de relevancia más firmemente defensora y comprometida con la plurinacionalidad –dado que en España convivimos diferentes naciones- y el derecho a decidir como pegamento para decidir qué encaje para un futuro compartido entre ellas. Ante el choque de trenes del unilateralismo y el inmovilismo, esta aparece como la única receta sensata en el actual escenario político, la única llamada a reconstruir entendimiento y, además, a multiplicar fuerzas por el cambio político y la transformación constitucional desde la igualdad y el respeto a la diferencia”.

¡A ver cómo se explica eso Euskal Herria! De momento, Podemos Euskal Herria no ha encontrado algo que concilie tal formulación con el patio vasco, prefiriendo salirse por la tangente, catalogarse como “no abertzales, esto es, no patriotas”. En realidad no patriotas vascos, porque españoles si lo son (con toda legitimidad) en la medida que, mientras no se demuestre lo contrario, comparten el proyecto estatal.

Mi opinión es que Podemos Euskal Herria es consciente de la dificultad de compaginar un patriotismo de doble rostro, cuando hasta el presente los dos patriotismos (el vasco y el español) han sido refractarios y no dos caras de la misma moneda, pues tendrían (esperemos que al final lo logren) que esclarecer en qué términos ideológicos y programáticos tal propuesta de patriotismo plurinacional es compatible como proyecto estatal (por ejemplo, ¿una Confederación entre las diversas naciones, donde cada nación tiene su propio patriotismo cultual y el de Estado, que se compagina con otro de carácter ciudadano y constitucional correspondiente al de la Confederación, que a su vez complementa otro de carácter supranacional de ámbito europeo?).

Otra salida, seria la declaración de un cosmopolitismo o internacionalismo supranacional que huye de cualquier patriotismo (vasco o español) como gato escaldado del agua, y que se limite a defender el derecho a la autodeterminación, sea en un sentido independentista (cosa difícil de contemplar según sus actuales presupuestos) o de libre unión o libre federación, o confederación. Enfoque este que, de seguro, se ajusta a alguna de las corrientes internas de Podemos, pero desde luego no a las del centro irradiador que desprecia ese “infantilismo izquierdista”, y es, por ahora, quien escribe la música, también para Euskal Herria.

24/02/2016

* Joxe Iriarte («Bikila”) es miembro del partido vasco Alternatiba (integrado en la coalición EH Bildu). Autor de numerosos artículos sobre la cuestión nacional vasca, explicó qué quiere significar cuando afirma ser abertzale (patriota), al redactar el contenido del término “Patria” (pp. 112-115) que en su “Diccionario para la resistencia” publicó la revista VIENTO SUR en ocasión de su nº50, en junio del año 2000, (https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157).

Notas:

1/ Concretamente, independientes y libertarios, gentes de EHBildu y Podemos, trabajamos conjuntamente desde hace varios años en el Grupo Oarso Taldea, que opera sobre todo en Orereta- Errenteria (Gipuzkoa). El hecho de que con el transcurso del tiempo partes nos hayamos ido integrando en EH-BILDU y PODEMOS no ha alterado el ambiente de compañerismo y en todo caso nos ha dotado de mayor capacidad e incidencia en la localidad al poder incidir también en el interior de ambas formaciones políticas.

2/Según el fundador Sabino Arana, los fundamentos del pueblo vasco son: por un lado religión y la tradición: “Jangoikoa eta Lege Zaharra” (Dios y Fueros) y la raza. Este segundo factor excluía, de entrada, a quien no formaba parte de ella. Los nuevos ideólogos fundadores de ETA (como Txilardegi etc..) pusieron en la recuperación del idioma, el euskara, lo determinante de la nacionalidad, lo cual, de entrada también, abre las puertas a todo el que quiera formar parte de la comunidad lingüística; poco después, en la Vª Asamblea de ETA, se dio un salto copernicano, definiendo al Pueblo Trabajador Vasco, compuesto por quienes “viven y trabajan en Euskadi”, si bien esto se podía entender de diferentes maneras. En todo caso el sentido de pertenencia pasaba a ser cuestión sobre todo de la voluntariedad, de la adhesión a un proyecto nacional de base ciudadana abierto y democrático.

3/Identificadas sobre todo en colectivos como Naparralde y Orreaga.

4/Ver, por ejemplo: A. Olariaga, I. Galparsoro, U.Apaolaza y J. Goikoetxea, (2015), Editorial Txalaparta.

5/I. Errejón:, “Abriendo brechas: apuntes estratégicos tras las elecciones generales”, http://blogs.publico.es/dominiopublico/15529/abriendo-brecha-apuntes-estrategicos-tras-las-elecciones-generales/

6/ M.E.R. Palop, “Sin derecho a decidir no hay futuro para el PSOE” (2016), https://www.vientosur.info/?article10872

7/ Loable tarea pero difícil, ya que, a diferencia de los patriotismos de las naciones sin estado, para lograr un patriotismo español diferente al mayoritario e imperante en el Estado español, que es el que preside las casas cuarteles de la benemérita, hay que expurgar muchos elementos adheridos a un patriotismo de rancio abolengo colonialista, imperialista y opresor de las nacionalidades internas. Y es que el patriotismo existente en países de larga tradición imperialista, de uso y abuso del término para defender los intereses de las clases dirigentes, no es fácil de ser suplantado por otro de signo izquierdista, popular y emancipatorio. La II Republica, a pesar de su carácter democrático, no superó ese déficit, ni en relación a las colonias ni en lo relativo a las naciones interiores. El imaginario nacional español está impregnado de un pasado colonial, de la España una y unida, de Ceuta y Melilla como tierras españolas y de Gibraltar también; es la “marca España”, de indiferencia, cuando no desprecio, a lo que, aunque formalmente se consideran lenguas españolas no castellanas, en la realidad se piensa lo contrario, en caso contrario no habría tanta resistencia en aprenderlas. España, no es Venezuela, ni Cuba, donde hay un patriotismo antiimperialista, España se asemeja más a la Francia de la Grandeur y a la Gran Bretaña (salvo en la tradición democrática), aunque no jueguen en la Champions.

Publicado en Viento Sur y Rebelión

Conclusiónes de Alternatiba tras el 20D para rearticular la izquierda vasca

En la pasada Asamblea Nacional de Alternatiba celebrada el 16 de enero de 2016 en Vitoria-Gasteiz, se planteó un documento para la articulación del debate político. A continuación se recogen las 15 conclusiones extraídas tras el debate:

1. Si nos ceñimos a los resultados electorales de EH Bildu los resultados son malos, pero existe una quiebra del régimen a la vista de los resultados electorales y eso es algo positivo, se atisba un cambio social que en un futuro puede dar posibilidad a generar nuevas mayorías. Hay que generar puentes.

2. Debemos aceptar que nos enfrentamos a un nuevo escenario post-político (en sus formas y formatos convencionales y afianzados aquí desde la reforma del 78), que no post-ideológico, donde no operan igual que hasta ahora los ejes izquierda / derecha y nacionalismo vasco / nacionalismo español. Se impone, fundamentalmente desde el centro a las periferias un nuevo sentido común de lo nuevo frente a lo viejo en el que los espacios sociológicos tradicionales empiezan a sonar a antiguo. Los resultados electorales del 20-D en los municipios donde existen candidaturas locales que han entendido esta lógica, y la desafección de los y las jóvenes en gran medida a opciones que no responden a los nuevos significantes (incluido nosotros y nosotras), son un buen espejo de hacia dónde camina la representación política institucional.

3. No trasladamos un mensaje claro sobre nuestra participación en las elecciones generales. Vamos a ser la voz, jugaremos un papel activo, no son nuestras instituciones, perfil bajo en campaña… ideas contradictorias. Cometemos un error al hacer parecer que no nos interesan las elecciones al estado español cuando nos interesan las de Grecia, Quebec, Córcega, Escocia, Venezuela… Las elecciones al estado español y sus resultados nos afectan directamente, es una realidad.

4. Ante un gobierno del PP, en unas elecciones generales condicionadas por su acción de gobierno la respuesta social debe articularse contra ellos y fundamentalmente contra ellos. Así resulta contraproducente despistar la línea de ataque y desviar disparos hacia el PNV, PSOE o Podemos. Solo de esa manera nos presentamos a los ojos de la gente como la garantía de no repetición de sus políticas en Euskal Herria y como los defensores de nuestros derechos y, por ende, entre los impulsores principales de un proceso constituyente propio que coadyuve a acabar con el régimen pseudo-democrático impuesto desde 1978.

5. Al centrar nuestra campaña en buena medida en la independencia estamos limitando nuestras posibilidades de crecimiento al público convencidamente independentista. Es decir, cerramos las puertas a sectores que reconocen el derecho de autodeterminación implícita o explícitamente. Esa definición a priori autoexcluye a mucha gente de acercarse a nuestro espacio o sentirse parte del mismo por cuanto no ha decidido aún su posición o no ha llegado de momento al convencimiento de la necesidad de apostar por esta vía el día que podamos decidir.

6. Euskal Herria no es Catalunya. El paradigma catalán no existe aún aquí y la réplica de escenario no se entiende. Allí, el movimiento independentista se ha gestado del movimiento popular y a partir de una sucesión de agravios que no aparecen en el caso vasco. El PNV ha jugado sus cartas mucho mejor en la defensa de la soberanía nacional jugando a la centralidad, sin posturas extremas que no se corresponden con el sentimiento mayoritario, y sin excluir a nadie. Se trata de definir un proyecto nacional más que nacionalista. Solo de ese modo podremos acercarnos a gente que tiene serias dificultades para autocalificarse como abertzale y deja abierta su posición sobre si es independentista o no al momento en que pueda ser posible definirse mediante referéndum. Más profundización en la apuesta por ser vertebradores de la izquierda soberanista en sentido amplio.

7. Nuestra estética, nuestra puesta en escena, nuestra identidad al fin y al cabo, puede resultar  excluyente. No apelamos a la mayoría de la sociedad vasca sino a la gente que ya está convencida. Si queremos ser una fuerza de país, un proyecto nacional, más vale que apostemos por identidades no excluyentes. Los ciudadanos con identidad española por defecto, que son muchísimos en dichos ámbitos, nos ven como extranjeros en su propio país o nos rechazan para no sentirse extranjeros en el mismo.

8. El derrumbe de Gipuzkoa por comparación con el resto de herrialdes es escandaloso. Existe una desafección enorme en la que no dudamos que ha intervenido el desencuentro entre las bases y la dirección, algo que ya vimos en las elecciones municipales y que se ha profundizado con la confección de listas. Parece evidente que se hace imprescindible el fortalecimiento y ensanchamiento de la democracia interna dando contenido y tiempos concretos a la siguiente pregunta: ¿frente amplio: cómo potenciarlo y cuándo?

9. La llamada a formar un frente común junto a Podemos ha sido tan estéril como la llamada de Garzón a Pablo Iglesias. No advertíamos que son ellos quienes estaban en posición de fuerza para ofrecer alianzas, y rechazar la llamada no les ha pasado ninguna factura.

Debemos articular un discurso claro, capaz de competir de tú a tú en todos los territorios de la plural Euskal Herria y de sostener una posición clara de compromiso con el cambio político y social en nuestro país desde la profundización democrática (más primarias, más apertura de EH Bildu, mas decisión en las bases como ejemplo del modelo de participación de la sociedad que queremos), la presencia y la animación de movilizaciones sociales (necesitamos contribuir a articular un espacio de movilización social continua que haga de la lucha institucional un acompañante y no el único espacio de acción política de la izquierda soberanista de Euskal Herria) y agenda de luchas u objetivos claros, sencillos de defender y entender. Por ejemplo no pagar deuda a Madrid (600 millones euros anuales hasta 2040 en presupuestos de la CAV) para reforzar sanidad, educación y políticas sociales; o derecho a una vida digna donde el papel de las mujeres no quede relegado a espacios de cuidados sin reconocimiento ni apoyo; o un plan de empleo juvenil que nos permita mediante la apuesta por el I+D+I conseguir que vuelvan todos los exiliados económicos forzosos, jóvenes principalmente; o una energía limpia y renovable frente a las contaminantes (Fracking, etc.) que nos permita ser autosuficientes o soberanos y liberarnos del chantaje en el precio de la luz que las eléctricas hacen a los y las personas. Y así unas cuantas que nos permitirían tener un discurso armado, comprensible, reconocible por la gente en sus problemas diarios, y capaz de ser replicado y trasladado por nuestra base social, en sus ámbitos de actuación, de forma fácil rompiendo así los bloqueos mediáticos.

10. El eje y el foco mediático estaba sobre nosotros en 2011 y no lo está en 2015. Quienes detentan el poder de la propaganda han entendido que es mejor someternos a la censura que a la difamación. Recuperar la centralidad mediática en el Estado Español (que es donde se cuecen las habas de la opinión pública) es complicado aunque no debamos darlo por perdido. Sin embargo, nuestra capacidad de mejora en la comunicación política es muy evidente: puede dar la sensación de que nos conformamos con disputar un espacio en EiTB y quejarnos de lo mucho que nos esconden y boicotean. Hemos sido incapaces de poner en pie herramientas de comunicación política más allá de redes sociales y medios alternativos.

11. Debemos entender que la gente que quiere cambio espera y confía que este sea, a ser posible, de la forma menos traumática posible. No podemos culparles de no darse cuenta de que no haya forma amable de lograr nuestros objetivos con un estado que hace de la negación de nuestro pueblo y otros la esencia de su propio ser. Debemos hacer pedagogía e ir señalando de forma martilleante y constante la necesidad de avanzar por el cambio sin entrar a la forma. Esa, si ha de ser más o menos amable, será defendida por cada vez más gente cuando vayan viendo la reacción y la coerción del propio estado y la imposibilidad de reforma profunda del mismo en términos constituyentes de una nueva realidad.

12. Nuestra agenda y prioridades no coincide exactamente con lo que la gente entiende como urgente o necesario. Así la independencia y la solución del conflicto son puntales de nuestro imaginario pero no tanto así de la sociedad vasca. 

13. En EH Bildu tenemos que ser capaces de proyectar sentimiento en nuestros mensajes para con la gente que peor lo está pasando.

14. Nuestra búsqueda incesante de nichos no consigue el efecto esperado. Por un lado aleja a la gente más ideologizada y de otro no acerca a quienes no están por cuanto no ven clara la línea estratégica que anima nuestros guiños. En resumen, definamos nuestra línea política como una línea de refuerzo de la izquierda soberanista de EH más abierta, inclusiva y receptiva a la gente que vive, trabaja o sobrevive en Euskal Herria para construir, para ganar un país para ellos y ellas.

15. EH Bildu debe atender a la situación socio-política de los movimientos sociales en EH, el papel que han jugado durante décadas y la falta de autonomía y de incidencia social en la actualidad. Existe una crisis terrible en este ámbito.

Extraídas estas conclusiones consideramos fundamental iniciar una recuperación y fortalecimiento del proyecto político que supone EH Bildu, ahora toca trabajar e incidir para hacer de este el proyecto que queremos y que las gentes de izquierdas de Euskal Herria esperan.

http://alternatiba.net/old-files/160116AsambleaNacionalAlternatiba.pdf

Vidas amenazadas

Oskar Matute – Alternatiba

Sí, soy consciente de que el titulo puede inducir a quien lea esto a pensar que se enfrenta a la lectura de un articulo más, otro más, sobre las violencias en una u otra latitud y bajo sus formas de mostrarse más convencionales traducidas en sangre, muerte y destrucción. Y sin embargo no, no es de eso de lo que va este texto.

Porque es fácil entender que nuestra vida, la de nuestros vecinos, la de nuestra gente, está amenazada o en riesgo de acabarse cuando el ataque o agresión es clara, directa, fácil de captar en un solo hecho o gesto, la agresión. Pero a la sociedad en la que vivimos, y de la que somos parte, le cuesta mucho más entenderlo o percibirlo con la severidad que merece cuando esa amenaza se cierne sobre la gente en forma de acciones o decisiones políticas sostenidas y una  propaganda mediática interesada y narcotizante que hace que nos parezca normal o inevitable que nuestra dignidad sea pisoteada y nuestros derechos derruidos para que la cosa “siga marchando”.

Y esa es la instantánea del tiempo político que vivimos y de la confrontación que existe en nuestra sociedad. Si antaño existía un claro eje de confrontación en la dialéctica entre capital trabajo (izquierda-derecha) o en la colisión de identidades (independentismo-autonomismo) hoy la mayoría de la gente se ve involucrada en una fase del capitalismo que supera esas líneas de confrontación, o las relega a un segundo plano en sus urgencias vitales, por otra donde la contienda es entre el capital y la democracia. Entre la reproducción del capital o la sostenibilidad de la vida.

El modelo capitalista en su fase neoliberal encuentra un obstáculo fundamental a la hora de mantener sus expectativas de perpetuación en los sistemas que depositan alguna parte del poder en la toma de decisiones en la ciudadanía.

Así la democracia se constituye en un obstáculo y una demora innecesaria para sus intereses. Baste ver el TTIP como ejemplo evidente de esta lectura perversa.

Si además de permitir decidir la gente en las cuestiones importantes se les otorga derechos que preserven ciertas dignidades vitales, aunque eso suponga una merma en la potencia de desarrollo que desea el capitalismo, es decir si se pone en el centro a las personas y no al dinero entonces el conflicto está servido.

Y para resolver ese conflicto de clases con intereses contrapuestos ya no hace falta echar mano, al menos en las latitudes occidentales, a la lógica militar. Con el ahogamiento económico y el empobrecimiento colectivo de la población “rebelde” basta para hacer hincar la rodilla al más resistente. Solo hace falta mirar a Grecia y su OXI que acabo en “de acuerdo” con los deseos de la troika.

Así desde la izquierda, desde una parte importante de la izquierda de este país, Euskal Herria, debemos ser capaces de armar una posición solida, profundamente democrática y claramente revolucionaria que nos permita hacer frente a una fase que no solo puede llevarse por delante nuestros derechos adquiridos con años y décadas de lucha sino que puede acabar con todo sesgo de dignidad en nuestras vidas, y si atendemos a lo expresado por Christine Lagarde (directora del FMI) sobre la excesiva longevidad de la gente, hasta con nuestras propias vidas.

Pero ¿cómo podemos llevar a cabo ese rearme ideológico que nos lleve a una lucha clara por la hegemonía para construir un nuevo país? En primer lugar con más democracia. Con una apuesta clara hacia dentro y hacia afuera por formas de funcionamiento y toma de decisiones colectivas que den valor a lo colectivo frente al vanguardismo unipersonal. Que frente a su lógica de reducción del contenido inserto en la democracia nosotras y nosotros seamos capaces de señalar las ventajas de la decisión colectiva, de profundizar en la democracia, haciendo de esta un lugar  donde las personas y sus preocupaciones y necesidades están en el centro.

En segundo lugar con una agenda de concatenación de luchas sociales que vaya construyendo contrapoder desde la calle y en contraposición con la política institucional bunkerizada. Saber dar un marco global y animar  las diferentes luchas que se dan o se puedan dar en Euskal Herria es un reto fundamental para construir algo nuevo sobre cimientos sólidos.

Debemos comprender que la movilización contra el fracking, la violencia machista o contra el TAV o la LOMCE son tan importantes como la pelea por un albergue en Ezkerraldea o de los vecinos de Alonsótegi para denunciar los chanchullos de anteriores alcaldes.

Todas las lógicas de movilización que aspiren a mejorar las condiciones de vida de la gente, a acabar con imposiciones o erradicar desigualdades son pasos hacia un refuerzo de las tesis de confrontación frente a un modelo liberticida.

En tercer lugar debemos ser conscientes de que no estamos en el éter. Vivimos en una realidad que queremos cambiar pero que a día de hoy es la que es y para cambiarla la primera regla es entender el principio de realidad para hacer un buen diagnostico y darle la vuelta. Nuestra mano tendida a las gentes de Euskal Herria para dar comienzo a un nuevo tiempo en el que construir un nuevo país ha de ser consciente de que Euskal Herria es plural y que dentro de ella hay realidades que no pueden ser abordadas de forma igual porque a día de hoy no lo son.

No son igual las preocupaciones en Oion, Sestao o Orereta donde el desempleo supera con holgura el 20% que en Gizaburuaga o Altzaga donde el mismo no supera el 2%. No está igualmente extendida la identidad nacional vasca y normalizado el uso de nuestra lengua en Barakaldo o Ermua que en Ataun o Bera.

Y para ese país que queremos construir tenemos que ser capaces de trasladar con claridad que no sobra nadie ni excluye a nadie.

En resumen nuestra apuesta por respetar la dignidad de las personas, por garantizar una vida digna y un futuro a la gentes que viven y vivirán en Euskal Herria nos hace defender más democracia, más derechos, más igualdad y más justicia. Y todo eso que pedimos no lo vamos a obtener en un estado plegado a los deseos de la troika, todo eso lo podemos construir desde la apuesta colaborativa y colectiva desde lo pequeño hacia a lo grande desde Euskal Herria hacia el mundo. Por eso defendemos la soberanía. Por eso confrontamos con el capitalismo.

Publicado en El Periodista Canalla

Caja B, Cara B, Plan B

Iagoba Itxaso – Alternatiba

La caja B de las finanzas, los números ocultos, los activos que se convierten en tóxicos. El eufemismo del engaño y del robo perpetrado a la cara. Un secreto a voces y una muerte anunciada. Los ciclos del capitalismo o el tira y afloja del mercado. Pero no hay curva creciente donde no se sitúa el capital financiero, y el capital financiero se sitúa donde puede crecer mejor, donde puede presionar más y mejor, donde sus armas se imponen.

La cara B de la civilización, las armas. Las de siempre: las que directamente matan por un lado, y por el otro las que matan menos pero ahogan mucho. Las primeras, se agolpan cada vez más junto al capital financiero y se alinean con las transnacionales. Las segundas, el control de los recursos, aunque pueden parecer estar en manos de similares poderes fácticos, honrosas excepciones nos demuestran que no es algo inamovible.

El plan B, la búsqueda de excepciones y su potenciación. Confiar en crear algo nuevo, una nueva forma de organizarse y de confrontar. La forma de desembarazarse de un modelo anterior en crisis, un modelo que nunca ha funcionado: capitalismo heteropatriarcal en un parlamentarismo representativo, frente a empoderamiento popular poniendo la vida en el centro. Ningún concepto nuevo, sólo transformación y una nueva oportunidad. Asambleas populares, espacio de confluencia europeo…, lo que importa es el pulso por la soberanía. Tomar consciencia de una guerra por los recursos, por el control de nuestras vidas, hasta convertirnos todos en guerrilleros de la misma. El enemigo es el capital financiero. Simple y llanamente: el dinero debe valer menos, debe valer para menos.

Una guerra de guerrillas que comenzó hace mucho, realizada con cestas de productores locales; con una marcha de apoyo a una lengua y una cultura; con una moneda de comerciantes del barrio; con un artículo poniendo la verdad negro sobre blanco; con una moción enfrentándose a una instancia supuestamente superior; con software y hardware abiertos en un proyecto municipal de control y seguridad vial; con una huelga exigiendo nuestros derechos laborales; con una incineradora cancelada y aumentando la tasa de reciclaje; con una asociación cultural de turismo crítico; con una iniciativa industrial energéticamente soberana y en cooperativa; con un banco alternativo de servicios profesionales; con una red de trabajo interdisciplinario sobre los cuidados en la región…

Plan B, para Europa, para la masa organizada, para cada uno de nosotros, o para quienes lo logremos y podamos ayudar a otros a lograrlo. Ahora todos escribimos nuestro plan B. Porque sabemos que ahora en todo hay caja B, que todo lleva una cara B y que realmente necesitamos ese plan B. Una lucha por nuestra soberanía, defendiendo nuestras vidas ante el ataque de “los mercados”.

Ya sea en la trinchera de la de la Vía Vasca, en la de la Europa de Varoufakis, en la de los ayuntamientos del cambio, en la de la marea azul de Correscales o en todas ellas, encontrarán implicados guerrilleros anónimos de una guerra que se disputa día a día en nuestros trabajos, en nuestros hogares y en nuestra forma de convivir, de consumir, de cuidarnos, de disfrutar y de implicarnos…

Del Blog Ignominia por fascículos

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