Caer en la trampa del 8M

Ander Rodríguez – Ex diputado de Política Social de la DFG y compañero de Alternatiba

El presente no puede existir desconectado del pasado. Por eso, reconstruirlo a través de fechas como el reciente 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, nos da la oportunidad no sólo de recordar que la pelea del movimiento feminista por los derechos de las mujeres ha estado ligada a la lucha por un mundo mejor para el conjunto de la humanidad, sino, también, de encontrar en él las claves para entender los conflictos de hoy. Sin embargo, conviene estar alerta sobre quién utiliza los sueños feministas de emancipación para seguir engrosando las ansias de lucro de unos pocos, manipulando el pasado y dando voz a algunas mujeres para acallar a otras: a las empleadas domésticas, las cuidadoras profesionales, las trabajadoras sexuales, las mujeres pobres o las asalariadas con miedo. 

Existe una contradicción irresoluble en el modelo de producción capitalista que amenaza la vida del planeta, humana y no humana. Un conflicto que necesita ser invisibilizado y, con ello, alejado de toda discusión política y social que busque su superación. Este mecanismo se impone, en primer lugar, ocultando cómo y dónde se está resolviendo la vida. Hace décadas que los feminismos señalaron que, si miramos todos los trabajos, no sólo los que se hacen a cambio de una remuneración, observamos que la inmensa mayoría de la población desempeña alguno. Frente a la idea extendida de que el bienestar depende de la minoría empleada por el mercado (trabajo productivo), lo que vemos es que hay una mayoría de bienes y servicios que contribuyen a éste, pero que no se ven ni se valoran (trabajo reproductivo). El sistema económico aparece representado como un iceberg, porque hay todo un mundo de trabajos, tiempos y sujetos (mujeres) que resuelven la vida y sostienen al conjunto sin ser vistos ni valorados.

En segundo lugar, se impone en un marco donde la incorporación de las mujeres al mercado laboral se ha acompañado de la transformación del Estado en un actor cómplice de la rebaja de los niveles salariales y el abandono de su papel como garante de ciertas certidumbres frente a los riesgos de la vida. Esto es: la aspirada autonomía económica de las mujeres se convierte en una trampa que va acompañada de la mercantilización de servicios públicos y una nueva realidad: que tener salario no significa no ser pobre, especialmente, si eres mujer.

Por tanto, es falso que dependamos de la producción para sacar la vida adelante, y lo cierto es que la pobreza salarial y la retirada de las instituciones públicas obliga a los hogares – y, dentro de ellos, a las mujeres – a hacer todo aquello de lo que mercado y Estado han dejado de hacerse cargo. Eso explica la persistente precariedad vital de las mujeres, y que la Encuesta que mide la Pobreza de Tiempo en Gipuzkoa arroje como resultado que las guipuzcoanas, hoy, tienen más trabajo, pero son más pobres.

En ese marco, florece la idea del “emprendizaje” femenino como antídoto contra la pobreza y la subordinación de las mujeres. Crea tu propio empleo, hazte empresaria de ti misma y triunfa, gritan, aunque el 40% de las empresas creadas por mujeres en Gipuzkoa, por ejemplo, fracasa a los dos años de nacer. El nuevo ideal se refuerza con premios a las empresarias del año como referentes de un feminismo, aparentemente empoderado, y cuya virtud está en su esfuerzo individual, con MBA. Es este ideal el que ha abanderado la Diputación Foral de Gipuzkoa este último 8 de Marzo, con el paquete de premios a empresarias del año y con unas jornadas que querían «compartir palabra» con mujeres referentes del mundo empresarial. Entre ellas, las de la patronal Adegi, para hablarnos de igualdad en el “trabajo”.

Pero no podemos olvidar que esas mismas mujeres representan a una asociación empresarial que denunció al anterior Gobierno de la Diputación de Gipuzkoa por “alterar” la relación de fuerzas en la negociación colectiva de un sector profesional tan feminizado como el de las empleadas de las residencias y centros de día para personas mayores. No podemos olvidar que representan a una patronal que emprendió acciones legales contra el Gobierno foral por decir que no es lícito obtener beneficios empresariales a costa de precarizar la vida de las trabajadoras. Y por querer aumentar la inversión de dinero público para valorar y dignificar un trabajo que consiste, nada menos, en cuidar la vida de las personas cuando ésta se hace durísima.

Hay que repetirlo: conviene estar alerta de quién utiliza los sueños feministas de emancipación de las mujeres. Y conviene denunciarlo una y otra vez, porque son utilizados para construir un relato manipulado del pasado que facilite el lucro de unos pocos. Conviene estar alerta de esos gobiernos que sólo dan voz a las directivas de Adegi, aunque representen a una institución que desprecia al ejército de mujeres que sostienen nuestras vidas, mientras acalla las voces de las empleadas domésticas, de las cuidadoras profesionales, de las trabajadoras sexuales, de las mujeres pobres, de las asalariadas con miedo. Sincerar el conflicto los 8 de Marzo y defender su memoria tejida de pelea es la única manera de evitar que su robo condene a las mujeres a la confusión que las quiere como ejecutoras y sirvientas de lógicas que siguen reproduciendo la explotación, las desigualdades y dolor de las mismas.

Publicado en Diario Vasco

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Nos falta mucho para ser ejemplares en igualdad

En 2018 la conferencia “Igualdad, diversidad e inclusión” recalará en Bilbao, una ciudad cuyo gobierno apoya el TTIP, desprecia iniciativas como Correscales y las políticas de igualdad no tienen cabida en el Plan de Gobierno 2015-2019. En el presente artículo, la compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu Bilbo Alba Faturate reflexiona al respecto.

Alba Faturte – Alternatiba

El pasado jueves, a escasos días del 8 de marzo, se publicaba en prensa que Bilbao ha sido la ciudad escogida por el Consejo de Municipios y Regiones de Europa para acoger en 2018 su próxima conferencia sobre “Igualdad, diversidad e inclusión”. Curioso, cuando menos, que la ciudad del alcalde que no sabe qué más hacer contra la violencia machista sea la que acoja este evento.

Y es que cabe suponer que Bilbao, como ciudad anfitriona, tendrá un espacio destacado para explicar qué está aportando en este ámbito y enumerar las decenas de planes, protocolos y acciones puestas en marcha en el ámbito de la igualdad. Lo que seguramente no dirán los responsables municipales será lo que muchas constatan: Que un asunto que debería estar en la primera línea de acción de las políticas públicas no está en la agenda de este gobierno y que ocupa un lugar marginal cuando no anecdótico dentro de las prioridades de este ayuntamiento. Y para muestra un botón: en el Plan de Gobierno 2015-2019 presentado a bombo y platillo ante la prensa, las políticas de igualdad no tienen cabida entre sus 10 ejes estratégicos y la palabra feminismo ni siquiera se menciona en todo el documento.

Tampoco explicarán ante sus ilustres invitados que el equipo de gobierno formado por PNV y PSOE se ha posicionado a favor del TTIP en el Pleno del Ayuntamiento de Bilbao, o en contra de apoyar iniciativas como la carrera contra la precariedad Correscales. Iniciativas diversas y con diferente procedencia, pero que tienen un denominador común: denunciar un sistema que necesita del patriarcado, de la opresión de las mujeres, para sobrevivir; para seguir poniendo los intereses de los poderosos por encima de la vida de la mayoría, de los derechos y de la dignidad de las personas; un sistema que castiga doblemente a las mujeres, que se basa en arrebatarnos derechos a la mitad de la población para perpetuar los privilegios de la otra mitad; que necesita que las mujeres demos a luz a mano de obra barata mientras cuidamos gratis y por amor; que nos precariza, nos empobrece, nos viola y nos mata; que nos intenta vender la imagen de una sociedad en paz, aunque manejemos a diario cifras de guerra.

No es precisamente la mejor carta de presentación para acoger una cumbre donde dar a conocer y contrastar el compromiso y el trabajo que realizan los municipios de toda Europa para el fortalecimiento de las políticas locales de igualdad.

Pero trascendamos la crítica. Esta puede ser una gran oportunidad. 2018 podría ser el horizonte para dar ya un giro de 180º y un verdadero impulso a las políticas de igualdad en esta ciudad. Aumentemos el presupuesto dirigido a políticas de igualdad (a día de hoy solo supone un 0,13% de un presupuesto total de más de 500 millones de euros); escuchemos las reivindicaciones del movimiento feminista de Bilbao, uno de los más activos y diversos de Euskal Herria; dejemos de ser la única capital de la CAV sin escuela de empoderamiento ni Casa de las Mujeres; invirtamos todos los recursos que sean necesarios para que las calles y la noche no sean territorio hostil para la mitad de la población bilbaína; apoyemos espacios autogestionados por y para las mujeres; seamos imaginativas, valientes, transformadoras en nuestras propuestas. Aportemos algo a esa conferencia más allá de protocolos de actuación y manidas campañas de sensibilización; aportemos ideas radicales –porque aborden la raíz- dirigidas a erradicar la violencia sistémica.

2018 está a la vuelta de la esquina y este ayuntamiento tienen muchos deberes que hacer si quiere llegar a ser en dos años una digna sede de una conferencia sobre políticas de igualdad, algo que solo se puede lograr destinando recursos y poniendo voluntad política encima de la mesa.

EH Bildu Bilbo

Fatuarte: «No entendemos por qué PNV-PSE siguen dando con las puertas en las narices al feminismo»

PNV y PSOE unieron sus votos en el último pleno de Bilbao para oponerse a la creación de la Casa de las Mujeres, tal y como proponía en su moción la Coordinadora Feminista de Bilbo. Aquí os dejamos la intervención de nuestra compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu Alba Fatuarte:

No podemos empezar nuestra intervención sin felicitar y agradecer a las representantes feministas la propuesta que nos han trasladado hoy aquí.

El día hoy, tal y como dice la canción, puede ser una gran día. Y lo es señor alcalde, porque la moción que presenta hoy la Coordinadora feminista de Bilbao, podría servir para que este ayuntamiento llene de contenido todos los discursos vacíos que se escuchan en el mismo, al menos dos veces al año. En dos fechas muy concretas para más señas. Dos días al año en los que se les llena la boca de lo que ustedes convierten en entelequia, la igualdad. Podríamos decir que eso supone 363 días de silencio, pero lamentablemente la persistente sangría de agresiones contra la libertad sexual o la vida de las mujeres, les hace repetir los mismos discursos vacíos con frecuencia dolorosamente habitual.

Pero insistimos, la de hoy es una oportunidad de oro. Una que no debería dejar pasar, ni rechazándola, ni desdibujándola con enmiendas tan vacías como sus discursos y sus puntos morados de escaparate. Y es que siguiendo la popular canción del cantautor catalán, “aprovecharlo O que pase de largo, depende” de este ayuntamiento.

Hemos escuchado los argumentos, hemos escuchado las cifras. Tenemos referentes. Por eso desde EH Bildu pedimos encarecidamente que aprovechemos la oportunidad, porque lo que estaríamos dejando pasar de largo son nuestros derechos; los de la mitad de la población, los de nosotras.

Aprovechen la oportunidad para pasar de las palabras a los hechos al hablar de políticas de igualdad. Porque admítanlo, hasta la fecha su compromiso con la igualdad entre hombres y mujeres apenas supera el referirse a bilbaínos y bilbaínas cuando arrancan sus discursos. No tienen ninguna intención de abordar las causas estructurales, y reales, que someten a las mujeres en una sociedad donde el machismo nos precariza, nos invisibiliza, nos agrede y nos mata.

De lo primero ni se molestan en hacer valoraciones, porque les parece natural que las mujeres ocupen trabajos precarios, a tiempo parcial, como los que requiere su modelo de comercio de trabajar en festivos. Acaso les parece normal que las mujeres ganemos de media 8.000 euros menos que los hombres al año y que la brecha salarial diste mucho de disminuir? Qué van a hacer ustedes para que las mujeres dejemos de ocupar trabajos invisibles pero necesarios para sostener la vida, es decir, los trabajos de cuidados que ocupamos mayoritariamente y sin remuneración?

Lo único que les hace romper con sus agendas es la eventual muerte de una mujer en manos de su pareja. Cuestión que se produce con repugnante frecuencia, pero que no es más que la punta del iceberg de la desigualdad. Y ante esto; no pretenden ir más allá? No nos vale que nos digan que es difícil, no nos vale que nos digan no saber qué más se puede hacer, no nos vale que nos hablen de lacras ni de males sobrevenidos. Queremos compromisos serios ya. Compromisos presupuestarios y compromisos con el movimiento feminista.

Pero ustedes no quieren ni pretenden asumir compromisos reales. Por ejemplo, compromisos presupuestarios que pongan en pie políticas capaces de combatir esa desigualdad estructural y sus causas. Porque debemos recordar al gobierno que los presupuestos municipales arrojan la sonrojante cifra de 15.000 euros para subvencionar el movimiento asociativo feminista en la villa. Cifra irrisoria que queda por debajo, por seguir aportando ejemplos, de los 26.000 euros gastados por el señor Gil en su última ocurrencia que ha sido ese poste de ahí abajo, cuya indispensable función es la de contar las bicis que pasan por delante.

Asumir compromisos reales es mirar al entorno y ver como una veintena de municipios vascos ya cuentan con casas de las mujeres y con excelentes resultados. Capitales como Donostia ya cuentan con este servicio y en Gasteiz, el gobierno ya ha comprometido su puesta en marcha. Dolorosa excepción la nuestra señor Aburto.

Los compromisos se asumen, además con la ciudadanía protagonista de las reivindicaciones. Y hoy estamos hablando de una reivindicación histórica del movimiento feminista de esta ciudad. No entendemos por qué siguen cerrando las puertas en las narices de este colectivo. Porque debemos tener muy claro que si logramos vencer la desigualdad, será por las conquistas de las mujeres que individual y colectivamente luchan por sus derechos, y no por la acción de las áreas de igualdad de las instituciones.

No bastan palabras de condena; no basta con vestir las fechadas con puntos morados una vez al año. Debemos vestir tanto las calles como las instituciones de morado para combatir la desigualdad, y debemos hacerlo reconociendo al movimiento feminista como vanguardia de un cambio social que, recordamos, tan solo persigue la aparentemente peligrosa idea de que las mujeres somos personas y tenemos derechos.

EH Bildu Bilbo

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Diana Urrea: «A los jóvenes solo se les dan tres opciones: irse por tierra, mar o aire»

Octavio Igea realiza una entrevista para El Correo enmarcada en una sección quincenal que pretende «radiografiar los sueños e inquietudes de la juventud vasca a través de personas que, sin superar los 30 años, ya destacan en sus profesiones o presentan un futuro prometedor».
 
Diana Urrea (Colombia, 1987) no se considera un icono social, pero lo cierto es que desde hace cuatro años es la integrante más joven del Parlamento vasco, donde aprovecha cada oportunidad para reivindicar su condición de mujer inmigrante. Reconoce al menos que es un ejemplo de que su generación empieza a tener voz, aunque los menores de 30 siguen «apabullados» por la falta de oportunidades y perspectivas. «Nos preparamos como nunca y resulta que solo nos dan tres opciones: que nos marchemos por tierra, mar o aire a buscarnos la vida fuera». ¿Y cómo responden los afectados? «Protestamos poco para lo que deberíamos, tal y como está el panorama», asegura, «aunque en Euskadi nos movemos bastante y esa insolencia hace que muchas veces se nos criminalice».

 
– Llevo tres años haciendo entrevistas a menores de 30 y todos coinciden en criticar que faltan políticos dispuestos a dar la razón al contrario cuando la tiene. ¿Qué responde?
 
– Soy capaz de dar la razón a alguien de otro partido si lo que dice es consecuente con mis pensamientos. Y mirando por el bien común no debería haber problemas para hacerlo.
 
– Cuesta ver eso públicamente.
 
– Es que partimos de puntos de vista políticos muy diferentes, es obvio que hay gente con la que no vas a coincidir nunca.
 
– ¿Se ha alejado la política de los jóvenes o son los jóvenes los que se han alejado de la política?
 
– Lo primero. Las instituciones y sus políticas no han ido a la raíz de los problemas de los jóvenes y no han defendido sus intereses por encima de otros.
 
– Llegó al Parlamento vasco con 24 años, ¿recuerda su primer día?
 
– Buufff…. Estaba muy nerviosa, la institución me imponía mucho y solo quería acabar. Me sentía súper extraña.
 
– ¿Y después?
 
– Ya no me impresiona, he comprobado que hay políticos que no estaban acostumbrados a que les reproches cosas y yo no me corto. Pero ha habido días… recuerdo una vez que estaba interpelando al lehendakari sobre la Ley de Transexualidad y le pedí que se transformara para ponerse en la piel de los afectados. Todo el parlamento empezó a reírse.
 
– ¿Y se consiguen cosas en un hemiciclo?
 
– Se avanza. Quizá no tanto como te gustaría, porque a veces hay que descafeinar tus propuestas para conseguir consenso, pero se avanza. Eso no quita para que el Parlamento vasco sea una institución anacrónica y patriarcal.
 
– Para llegar a una institución política a su edad hay que tener los ideales muy claros desde muy joven, ¿cuestión de precocidad o de clarividencia?
 
– Algo te transmiten en casa, pero creo que migrar me ha hecho vivir experiencias muy concretas y sentir desigualdad. Piensas, buscas respuestas… y ahí nacen las inquietudes. Siempre he estado vinculada a movimientos sociales, pero jamás pensé que acabaría en un parlamento.
 
– Le preguntaba lo de la precocidad porque un tercio de los menores de 30 años no tenía claro su voto 24 horas antes de las últimas elecciones generales.
 
– Un 40% de los jóvenes están en paro, hay precariedad y miseria, es normal que muchos no vean alternativas. Algunos pensamos que deberían ser una prioridad y ser escuchados, y creo que mi llegada al Parlamento vasco lo demuestra.
 
– ¿Se siente un icono?
 
– Nooo.
 
– ¿Un referente?
 
– No, no.
 
– Me refiero a que es un ejemplo claro de que se puede ‘crecer’ siendo joven, mujer e inmigrante. Sale en la tele…
 
– Bueno… mis padres tuvieron que pedir comida a la Cruz Roja al llegar a Euskadi y yo limpiaba casas y trabajé en una pastelería para pagarme la universidad. Ciertamente hay mucha gente que se alegra de que yo esté donde estoy y pueda aportar mi punto de vista.
 
– Hablando de televisión, vuelven a estar de moda la crítica social y los debates políticos… pero lo más visto siempre es ‘Gran Hermano’.
 
– Si lo viera lo diría, no tendría ningún problema, pero no es el caso. Me da mucha pena, creo que es una forma muy evidente de ‘aborregar’ a la gente para que no se queje por otras cosas que nos deberían tener en la calle protestando en todo momento.
 
El ejemplo de Colombia
 
– Nació en Colombia, otro país marcado por décadas de violencia. ¿Cuántas generaciones deben pasar para borrar la huella de ETA?
 
– Si en un país como Colombia, en el que hay más de 5 millones de personas desplazadas, 200.000 muertos y 67.000 desaparecidos, han podido sentarse a negociar todas las partes y anteponer lo que les une sin que haya vencedores y vencidos, ¿por qué no va a ser posible en Euskadi?
 
– ¿Y por qué hay gente a la que le ha costado tanto condenar el terrorismo?
 
– Esto lo debería responder el que haya estado en esa posición, pero creo que siempre hablamos de condena y condena, cuando se han hecho mil declaraciones a favor de los derechos humanos y la necesidad de avanzar en paz. Quien no lo ve es que no quiere verlo.
 
– ¿Sirven de algo las imágenes de los niños que se ahogan en el Mediterráneo buscando refugio en Europa o nos estamos insensibilizando?
 
– La imagen de Ailan dio la vuelta al mundo y ha supuesto un punto de inflexión. Podría haber sido el hijo de cualquiera… el problema es que somos muy viscerales, nos agitamos cuando pasa y luego queda en el olvido. Por eso hay que hacer algo, es gente que tiene el derecho de pedir asilo. Y no será para poco tiempo.
 
– Este sábado se celebran manifestaciones a favor de los refugiados en las capitales vascas.
 
– Europa es la culpable directa de esa fosa que es el Mediterráneo y de todos estos refugiados. Tiene responsabilidad directa en las guerras porque ha vendido armas, ha expoliado África… ¿pensaban que esto no les iba a pasar factura nunca?
 
– Nos enteramos de muchas de estas cosas por las redes sociales pero, ¿la sociedad más conectada es la más aislada?
 
– Creo que es lo contrario. Las redes permiten mostrar esa cara de la moneda que no se enseña de forma oficial, conocer noticias objetivas de las que muchos medios de comunicación pasan o que te enseñan a su manera. Permite abrir la mente y tener mayor criterio.
 
– Ya, pero a su generación se le acusa de que las ganas de protestar se le acaban escribiendo en Twitter desde el sofá.
 
– Puedo estar de acuerdo, pero creo que en el caso de Euskadi la juventud vasca se mueve. Diría que muchas veces ha sido criminalizada porque ha cometido la insolencia de ser rebelde y buscarse la vida.
 
– Si le pregunto si pertenece a una generación perdida me va a decir que no…
 
– No, tenemos más instrumentos que nunca.
 
– Pero es la primera que vive peor que sus padres.
 
– Eso sí. Se está preparando a toda una generación como nunca y luego solo se les dan tres alternativas: que se marchen por tierra, mar o aire a buscarse la vida fuera.
 
– Y los que no se van se exponen al paro, a un empleo precario, a dificultades para independizarse. Si en el PP están «hasta los coj…» de la corrupción, ¿hasta dónde está la juventud?
 
– El nivel de impotencia y rabia es indescriptible. A los jóvenes se les está ninguneando en este país y me parece que la respuesta es muy menor para todo lo que nos han hecho.
 
– Datos del INE: los españoles tienen su primera relación sexual a los 15 y no se emancipan hasta los 30. Algo falla.
 
– Está claro. Hasta el porcentaje de gente que se emancipa a los 30 es bajo… El Gobierno vasco ha aprobado una ley que declara la vivienda como un derecho subjetivo, que se lleve a cabo depende de la voluntad política de los que mandan.
 
– Alejandro Sanz ve una agresión machista en un concierto y lo para…
 
– He leído que podría ser un montaje para limpiar su imagen.
 
– ¿Ah sí? Le iba a preguntar si vale más la publicidad de este gesto que cien campañas de concienciación.
 
– Debió hacer alguna campaña sexista que fue muy criticada y por eso…
 
Abuelas y nietas
 
– Vuelvo al INE, a un dato de noviembre: el 90% de los adolescentes españoles confiesa que ha ejercido violencia psicológica contra sus parejas.
 
– Esto no tiene que ver con el ahora ni con la crisis. Mientras el modelo patriarcal se mantenga, las mujeres estaremos consideradas personas de segunda y seguiremos sufriendo todo tipo de violencia. La única solución pasa por coeducar en valores de igualdad, pero eso aún no se hace.
 
– ¿Nada?
 
– El Gobierno vasco tiene un presupuesto de 13.000 millones y destina seis a Emakunde, a políticas de igualdad. Es lo que se gasta en uniformes para la Ertzaintza. No es una prioridad, así que seguiremos viendo datos como el que me cuentas, que confirma que los asesinatos son solo la punta del iceberg.
 
– También se dice que Euskadi es diferente, que esto no es Andalucía o Valencia, pero haciendo memoria: acosan a una cámara de EiTB cuando trabajaba, crecen las violaciones, se disparan los tocamientos en las fiestas veraniegas…
 
– Es terrible. Y se consuelan diciendo que el nivel de agresiones es menor, cuando apenas se denuncian el 15% de los casos que ocurren.
 
– Un psicólogo me aseguraba hace poco que la sociedad retrocede, que «las abuelas son más modernas que las nietas».
 
– El movimiento feminista avanza, pero luego aparecen cosas como la Ley del Aborto y hay frenazos. A las jóvenes hay que darles instrumentos para que se empoderen, es todo cuestión de educación.
 
– Perdone, pero no creo que hace 70 años nuestras abuelas tuvieran una mayor educación o que tuvieran más instrumentos, sin embargo parece que actúan con más libertad e independencia. Son más ‘echadas para adelante’.
 
– Las nietas deben tener mayor conciencia de la situación, de que por su género ahora mismo tienen ese riesgo. Hasta que los hombres no cedan privilegios no podemos solucionar demasiado.

Diana Urrea habla de corrupción, industria, monarquía y violencia machista en «En Jake»

Diana Urrea, parlamentaria de EH Bildu y compañera de Alternatiba, ha participado en el programa de ETB2 «En jake», los días 9 y 15 de febrero.
 
En ellos ha hablado de diversas cuestiones:
 

«Mientras su erradicación no sea una prioridad, la violencia machista continuará»:

 

 

«Es triste que hablemos del hijo macho de un monarca impuesto por el dedo de Franco»:

 

 

Sobre ACB Sestao «hay que poner sobre la mesa todas las incoherencias»:

 

 

«A este paso van a tener que hacer los congresos del PP en la cárcel» :

 

De tiorras feas y participación política

Irantzu Varela – Alternatibaren Mahai Feminista

Un señor mayor, feo y facha se ha considerado legitimado para preguntarse en un periódico “¿por qué las tiorras separatistas de Bildu y las CUP han de ser tan feas”?

Obviando que es una generalización arbitraria -doy fe de que ese señor no nos conoce a todas las “tiorras independentistas”, al menos a las de Bildu-, me preocupa y me enfada asumir que su atrevimiento no es ni raro ni sorprendente.

Este señor ha tenido la osadía de escribir en público lo que muchos dicen, piensan y jalean en privado -o no tanto-: que las mujeres que no somos como dios (o el patriarcado) manda, no molamos.

Este sistema de dominación patriarcal en el que vivimos y que reproducimos, nos ha ido dando a las mujeres, pequeñas limosnas de libertad con el paso de los años. Se nos ha ido dejando votar, conducir, trabajar, divorciarnos y tener una cuenta corriente. Se nos sigue matando, violando y discriminando, ante la indignación e indiferencia general. Eso sí, cada vez hay más gente a la que le parece fatal. Tomar medidas concretas o relacionar los comportamientos machistas más sutiles con la posición de las mujeres en la sociedad, eso ya es otra cosa.

Pero hay una esclavitud de la que a las mujeres no nos van a dejar librarnos, porque el sistema está cimentado sobre ella, la de estar en nuestro sitio, cumplir nuestro papel, hacer lo que se espera de nosotras: satisfacer necesidades y deseos ajenos. Cuidar y adornar. Sonreír y callar.

Nuestro espacio es lo privado, nuestra función es gustar y complacer, y los temas importantes son los de los hombres, aunque sólo sean la mitad de la gente.

Y todas las mujeres que tengan el atrevimiento de no hacer una cosa o la otra, serán castigadas. Aquí no apedreamos, ni azotamos, ni se nos obliga a taparnos. Aquí, a las mujeres que cometemos la osadía de movernos en el espacio público como si fuera el nuestro, de participar en política como si fuera nuestro derecho, se nos llama gordas, feas, flacas o viejas. Se habla de nuestro peinado, de nuestra ropa y de nuestro cuerpo.

Porque las mujeres que osamos participar en política estamos desobedeciendo. Porque en este sistema masculino, masculinizado y machista, no sorprende ver sólo hombres en los espacios de decisión y representación, no chocan las listas en las que sólo hay corbatas o barbas, pero chirría cualquier mujer que haga esas cosas que una mujer no debería hacer: negociar, protestar, luchar, hablar en cualquier foro, opinar sobre cualquier tema, defender su criterio, considerar sus intereses tan importantes como los del resto.

Las que hacen eso descolocan, incomodan, resultan desagradables. Porque las que hacemos eso estamos desafiando -a veces sin pretenderlo- el mandato en el que se basa el orden patriarcal: los hombres mandan y tienen necesidades, nosotras obedecemos y les satisfacemos.

Suena burdo, anticuado y superado, pero no lo es. Las esclavitudes que las mujeres hemos ido superando en los último siglos, gracias siempre a todas las que se han rebelado, han ido mejorando nuestras condiciones de vida y nuestra posición en la sociedad, pero no han supuesto, ni mucho menos, que abandonemos nuestra posición de subordinación. Y nuestra subordinación es la satisfacción.

Satisfacer cuidando y satisfacer gustando. El espacio que se nos impone es el privado, porque ese es el marco en el que debemos ejercer la imposición del cuidado. La condición que se nos impone es la belleza. Un concepto prefijado, irreal, arbitrario y premeditadamente inhumano -por inalcanzable- de la belleza. Casi nadie responde a ese modelo, pero no es lo mismo no hacerlo siendo una mujer. La belleza en los hombres es un atributo, y para las mujeres es un mandato.

Así, para una mujer, irrumpir en la esfera política es desobedecer al mandato de permanecer en lo privado, y nadie le va a perdonar desobedecer también al de cumplir con el mandato de la belleza.

Así, para una mujer, pretender participar en política es exponerse a que su cuerpo, su cara, su sexualidad, su ropa, su peinado, pasen a ser propiedad pública, como si fueran de todos, y todos pudieran reírse y opinar y humillar, cuando no cumplan con los cánones impuestos, aunque los que se ríen no se acerquen a ellos ni de lejos.

Así, para una mujer, ejercer el derecho a luchar por lo que considera justo es permitir que los hombres que tiene enfrente, pero también los que tiene al lado, la consideren una oponente o una aliada de segunda, se fijen más en sus tetas que en su discurso, le den menos importancia a sus propuestas que a su pelo.

El problema es que cuando estas cosas las dice un señor mayor, feo y facha, sólo le jalean los machistas radicales que, como dice Jule Goikotxea, son pocos y aburridos.

Pero, ¿qué hacemos cuando los que no nos ven como compañeras e iguales, sino como intrusas y cuerpos, son los nuestros…?

Publicado en Rebelión y Naiz

Urrea: «La causa de la desigualdad es un sistema capitalista y patriarcal que se nutre de la mayoría para privilegio de unos pocos»

Extracto de la intervención de nuestra compañera y parlamentaria de Euskal Herria Bildu Diana Urrea en un debate sobre políticas sociales organizado en Bilbao en diciembre, en plena campaña electoral, por el colectivo para fomento del debate político alternativo El Hoyo.

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Hasta el coño

Cristina Bereciartua – Alternatiba

Estamos hasta el coño, de que creáis que somos vuestras, que nuestros cuerpos os pertenecen, que somos una cosa más o menos bonita, que vaga por el mundo con el único objetivo de saciar vuestras necesidades sexuales, de aupar vuestros egos, de cuidaros y de saciar vuestras necesidades logísticas. De que penséis que cuando vamos por la calle tenemos la obligación, no solo de aguantar las ordinarieces que nos decís, o gritáis, sino que además tenemos que aceptarlas de buen grado, sonriendo o agradeciendo, el que hayáis tenido el detalle de fijaros en nuestra existencia, en nuestro vagar por el mundo. Porque no, no nos gusta que nos chillen en la calle y, no, tampoco nos importa vuestra opinión sobre nuestro cuerpo, nuestra actitud por la vida o nuestra forma de vestir. No queremos ni necesitamos vuestra aprobación.

Estamos hasta el coño, de que hagamos lo que hagamos se nos juzgue por nuestro físico y por nuestras relaciones personales. Da igual si somos deportistas, periodistas, políticas, presentadoras o astronautas. Lo que importa es si tenemos novio (Carolina Marín campeona del mundo de bádminton hasta se ha echado novio”); si podemos sobrevivir o no sin maquillaje y sin nuestras parejas (pregunta realizada a seis mujeres astronautas); si somos guapas o feas, si vestimos bien o mal (solo hay que ver la retahíla de insultos vertidos sobre Anna Gabriel).

Estamos hasta el coño, de los graciosos, de los que sueltan sus chistes machistas y esperan que aguantes, no solo sin quejarte, sino riéndoles la gracia. De los que se permiten en un comercio poner un cartel del tipo “las señoras que manoseen la fruta serán sometidas al mismo tratamiento por parte del frutero”.

Estamos hasta el coño, de que intentéis intimidarnos, en la calle, en el trabajo, en casa… Creéis que el mundo es vuestro, el espacio público os pertenece, por eso podéis insultarnos o humillarnos públicamente en las redes sociales, medios de comunicación, en la oficina o en plena calle. De esta forma queréis demostrar que el hecho de que participemos en algunos espacios es una concesión que nos hacéis para que juguemos a ser personas, con vuestras reglas, pero que como no comulguemos con lo que vosotros queréis, seréis implacables, el escarnio público será de la suficiente magnitud para que el resto de mujeres tomemos nota y sepamos hasta dónde nos dejáis jugar.

Estamos hasta el coño, de vuestra violencia, de la continua violencia a la que nos vemos sometidas. De que nos gritéis, nos toquéis sin nuestro consentimiento, de que nos levantéis la mano para asustarnos, de que nos violéis, de que nos peguéis y de que nos matéis. No hemos hecho más que arrancar el año y ya hay 2 mujeres asesinadas, en una semana, la primera del año, ya habéis matado a dos de las nuestras. Encima os atrevéis a culparnos “no denunciaron”, “volvió con él”, “retiró la denuncia”…

Pero, estad seguros, de que esto acabará. Cada vez somos más quienes luchamos por conquistar los derechos que nos corresponden y lo conseguiremos. No va a ser este año, ni el que viene, es una lucha que será larga, pero idos preparando. Porque no os vamos a permitir, ni a los graciosetes que legitiman y sustentan con sus actitudes el sistema; ni a los maleducados que nos gritan, nos ningunean, nos cuestionan y nos humillan; ni a quienes pretendéis dejarnos fuera de los espacios de poder, de los espacios de decisión, de la vida pública, de la calle, de los medios de comunicación, de la política, de la ciencia, del arte, de la cultura; ni a los violentos que nos tocan sin permiso, que nos violan, que nos amenazan, que nos pegan y que nos matan; a ninguno, que sigáis campando a vuestras anchas.

Y desde aquí os dedico mi versión: “y como bien cantaba Kontuz hi, en los conciertos que daba por aquí: machista, los días que te quedan son una cuenta atrás.

Campaña para solicitar que se regalen juguetes no sexistas

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Las navidades son la época del año en el que más juguetes se regalan a los niños y a las niñas. Por ello, EH Bildu ha iniciado una campaña con el objetivo de concienciar a las personas que regalan juguetes a los niños y niñas de que tienen que ser juguetes no sexistas.

El juego es un instrumento natural al servicio del desarrollo y la educación infantil. A través de los juegos niñas y niños socializan, aprenden a trabajar en grupo y van configurando su personalidad individual. Los juguetes empleados por las niñas y los niños para jugar son imprescindibles para el desarrollo de su personalidad.

Jugando con sus juguetes, cada niña y cada niño comienza a construir su propia personalidad, a la vez que trabaja la percepción de los demás, la manera de relacionarse y la socialización. Por eso tiene tanta importancia la elección del juego, y deberemos tener en cuenta tanto el interés de la niña y el niño como las influencias externas y nuestros propios deseos.

No hay juegos buenos o malos, en cualquier caso existirán buenas o malas utilizaciones de un juego en particular. De la misma manera, no hay juegos para niñas o niños, ya que en cualquier caso somos nosotros los que ofrecemos determinados juegos a las niñas o a los niños, fortaleciendo constantemente los roles y prejuicios atribuidos a cada género en particular.

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EH Bildu

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