Alternatiba organiza mañana una charla sobre el sector invisibilizado de los cuidados en el contexto del conflicto de las residencias de Gipuzkoa

Kultur Alternatiba organiza una charla abierta mañana jueves, 6 de junio, a partir de las 19:00 en el Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia para analizar la situación y la lucha de este sector que en Gipuzkoa protagonizan 4.800 trabajadoras. Amaia Agirresarobe, representante de la Mesa Feminista de Alternatiba, moderará la mesa en la que intervendrán el concejal de Bienestar Social de Oñati, Manu Egaña, la trabajadora de la residencia Aldakonea Elena Arbina y Conchi Pereira, de la residencia Sanmarkosene.

Para Alternatiba, la precaria realidad del trabajo de cuidados, permanentemente invisibilizado, ha salido a la luz través del conflicto entre el Departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa y Adegi. A diferencia del resto de administraciones, la Diputación ha dado el paso de defender las condiciones laborales para el sector, partiendo de que la responsabilidad de cuidar la vida es una responsabilidad colectiva y no sólo un nicho de negocio para las empresas privadas”. En esta ocasión, los derechos de las personas cuidadoras, relegadas al olvido y a una lucha desigual dentro de los muros de una empresa privada, son parte de la preocupación de una institución pública.

Así, el conflicto entre la Diputación y la patronal es un enfrentamiento contra la avaricia de las empresas, interesadas en primar sus beneficios a costa de las condiciones laborales de las trabajadoras y la calidad de los servicios de los cuidados. Pero, sobre todo, este conflicto supone también la reivindicación de la responsabilidad pública en la cobertura de los cuidados frente a la extensión impune de la lógica privada en el cuidado de la vida de la ciudadanía.

Trabajo invisible en lucha

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El trabajo invisible en lucha

Amaia Agirresarobe y Xabier Soto – Alternatiba

Hay trabajos inútiles. Hay trabajos que lejos de dignificar, pervierten a las personas que los realizan. Hay muchos, demasiados, trabajos prescindibles porque no aportan nada, porque son insostenibles o porque solo son posibles gracias a la explotación de otras personas. Y también hay trabajos imprescindibles, pero que no dejan huella. Son los trabajos invisibles, aquellos que no vemos a pesar de que se realicen delante de nuestros ojos, a pesar de que sean fundamentales para garantizar las necesidades de nuestras vidas. Su máximo exponente es el trabajo de cuidados.

El trabajo de cuidar la vida es invisible porque no genera prestaciones sociales, tan invisible que siempre está penalizado en términos de condiciones salariales y laborales, invisible porque está oculto dentro de los hogares, invisible porque ni siquiera merece el nombre de trabajo, invisible por el nulo reconocimiento otorgado como una tarea esencial para sostener la vida, invisible porque lo realizan las mujeres. Así, se da por hecho que nadie debe protegerlos, financiarlos o reivindicarlos porque el cuidado de las personas no es un derecho, no es una responsabilidad colectiva y porque, de todas formas, y gracias a las mujeres, siempre van a estar ahí, infinitamente inflexibles, sumamente precarios pero en una cantidad suficiente para que nuestras vidas continúen.

La injusta organización social de los cuidados, privatizada en los hogares, en manos del trabajo precario y no remunerado de las mujeres y con una protección ínfima de la administración pública, casi nunca salta al terreno del debate público y, cuando lo hace, es porque los cuidados faltan y porque las mujeres no hacen todo lo que se espera de ellas. La discusión, en definitiva, se realiza en términos de culpabilización de las mujeres y nunca desde una óptica de derechos. ¿Son los cuidados recibidos suficientes en cantidad y calidad para todas las personas o solo para unas pocas personas, las que puedan pagarlos, y a costa de la precariedad de una mayoría de mujeres? Estas preguntas no ocupan la agenda ni la preocupación de la mayoría de los partidos políticos valedores de un modelo que hace aguas y que requiere de la subordinación y explotación de las mujeres para subsistir.

Excepcionalmente, el  menosprecio de esta realidad, permanentemente invisibilizada, ha salido a la luz través del conflicto desatado entre el Departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa y Adegi. A diferencia del resto de administraciones, la Diputación de Gipuzkoa ha dado el paso de defender una mejora de las condiciones laborales para el sector, partiendo de que la responsabilidad de cuidar la vida es una responsabilidad colectiva y no sólo un nuevo nicho de negocio para las empresas privadas. En esta ocasión, los derechos de las personas cuidadoras, relegadas al olvido y a una lucha desigual dentro de los muros de una empresa privada, son parte de la preocupación de una institución pública. Así, el conflicto entre la Diputación y la patronal es un enfrentamiento contra la avaricia de las empresas, interesadas en primar sus beneficios a costa de las condiciones laborales de las trabajadoras y la calidad de los servicios de los cuidados. Pero, sobre todo, este conflicto supone también la reivindicación de la responsabilidad pública en la cobertura de los cuidados frente a la extensión impune de la lógica privada en el cuidado de la vida de la ciudadanía. Un paso en la necesaria apuesta por situar el mantenimiento de la vida y no los intereses del capital en el centro de las políticas públicas.

Así, en el trasfondo de este conflicto está la tensión sobre quién y cómo asume la responsabilidad de cuidar y cuál debe ser el papel de las instituciones públicas en la superación de un modelo, marcado por la creciente privatización de los servicios, y que en ningún caso garantiza el derecho al cuidado de todos y todas ni unas condiciones laborales dignas para el sector. Lo que está en juego son los derechos de todos y todas y el cuestionamiento de un modelo injusto y excluyente donde las empresas han hecho y deshecho con la plácida connivencia de la administración pública.

Por lo tanto, no nos equivoquemos, la lucha de las mujeres que hoy en Gipuzkoa han decidido estar en la calle defendiendo sus derechos supone todo un desafío al modelo actual, y esto duele a sus valedores, interesados en mantener los cuidados invisibles, fuera de la intervención pública, lejos de los focos del debate público, allí donde el negocio y el lucro prevalecen sobre los derechos de todas las personas. La lucha de estas mujeres es también una lucha feminista, una lucha por unos cuidados dignospara todas las personas. Y su visibilización y defensa, ¡nos concierne a todos y todas!

Alternatiba ha visitado la acampada de las trabajadoras de residencias de Gipuzkoa en huelga para apoyar su lucha

Los portavoces nacionales de Alternatiba, Oskar Matute y Amaia Agirresarobe, junto con una nutrida representación de miembros de la organización en Gipuzkoa (el coordinador del territorio Xabier Soto, los junteros Begoña Vesga y Enrique Martínez y el concejal de Donostia Jon Albizu), han visitado este mediodía la acampada de las trabajadoras de las residencias y centros de día de Gipuzkoa que empezaron ayer una huelga indefinida y que permanecerán en el Boulevard donostiarra hasta que se resuelva el conflicto.

Han acudido con la intención de conocer la situación de la lucha abierta contra buena parte de las empresas del sector que no aceptan la salvaguarda de los derechos laborales, tal y como pretende la propuesta del Departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa, frente a las consecuencias que la reforma laboral tendrá en los convenios colectivo a partir de julio. Matute ha destacado la determinación de las trabajadoras, por demostrar su “valor al luchar por sus derechos laborales en un contexto donde la patronal quiere precarizar más aún sus condiciones de trabajo y el sistema neoliberal quiere hacer regresar a las mujeres al hogar para someterlas a trabajos no reconocidos ni remunerados, aunque fundamentales”.

Además, ha destacado la importancia de una lucha donde “por primera vez un gobierno ha demostrado que se puede hacer algo más que actuar al dictado de los poderes financieros y empresariales para situarse en la defensa de los derechos de las y los trabajadores”, en referencia a la actitud de la Diputación y particularmente a la del Diputado de Política Social y compañero de militancia de Alternatiba, Ander Rodríguez. Precisamente por querer garantizar la dignidad de un colectivo de 4.800 trabajadoras que dan un servicio público y necesario, la patronal Adegi ha demandado a la Diputación, exigiendo además ser indemnizada por daños contra su imagen.

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Matute: «Como ha pinchado la burbuja, no encuentran quien compre los terrenos en Pasaia»

Oskar Matute interviene en el Parlamento Vasco para hablar de la situación de abandono en la que se encuentra actualmente el puerto de Pasaia, ya que después de que los terrenos fueran privatizados sin haber podido ser vendidos hasta la fecha, el paraje se encuentra en una situación lamentable.

Matute: «Oía al representante del Partido Socialista cuando decía que el puerto exterior sería un referente en el mundo portuario. De momento, y por fortuna para este país, solo es un referente en su mundo imaginario».

Gipuzkoa presenta una nueva propuesta de un millón de euros para desbloquear el conflicto de las residencias

La Diputación Foral de Gipuzkoa ha hecho pública hoy una nueva propuesta presentada a las patronales del sector de la atención a personas mayores con el fin de desbloquear el conflicto laboral que afecta a las residencias y centros de día del Territorio. Se trata de una propuesta según la cual el Departamento de Política Social destinará un millón de euros adicionales a incrementar la tarifa que se abona a las entidades gestoras de estos recursos, siempre que acepten la condición de renunciar a la reforma laboral española y no vulnerar los derechos de las 4.800 trabajadoras del sector.

El diputado de Política Social, Ander Rodríguez, ha explicado que la Diputación mantuvo el pasado martes una reunión con Lares y con representantes de empresas incluidas en Adegi. En dicho encuentro, la Administración realizó una nueva oferta que supondría un incremento económico en la tarifa que la Diputación paga a las entidades gestoras de residencias por cada plaza concertada: “Estamos dispuestos a aceptar parte de las reivindicaciones económicas de las entidades gestoras a cambio de que respeten la dignidad de las trabajadoras y garanticen un servicio público de calidad. Sólo aquellas residencias que se comprometan a respetar los derechos laborales podrán beneficiarse de la propuesta de la Diputación. A aquellas que apliquen la reforma laboral española, no les incrementaremos la tarifa”.

La Diputación abona a las entidades gestoras una tarifa mensual que incluye los gastos de alojamiento, manutención, limpieza, etc (30% de la tarifa) y los sueldos de la plantilla (70% de la tarifa). El Departamento de Política Social decidió en 2012 aplicar el IPC a la parte laboral de la tarifa, mientras que congeló el incremento del resto de los pagos. Según la nueva oferta realizada el pasado martes, el Departamento de Política Social se compromete a recuperar la parte congelada en 2012, incrementando un 0,7% la tarifa.

Este aumento se aplicará a todas aquellas empresas que suscriban la propuesta de convenio de la Diputación o, en el caso de haberlo, el convenio provincial del sector.

Esta cantidad se sumaría a los 8,2 millones de euros en dos años que la Administración foral ya se comprometió a pagar para aplicar subidas del IPC a los salarios de las 4.800 trabajadoras del sector, siempre que las patronales suscriban un convenio que respete las condiciones laborales.

En palabras del diputado de Política Social, “son 9,2 millones de euros los que ponemos encima de la mesa. 9,2 millones de euros que demuestran nuestro compromiso por superar este conflicto, evitar los perjuicios a las personas mayores que atendemos y respetar siempre la dignidad de las trabajadoras del sector. Sería inconcebible que las patronales rechazaran esta propuesta y siguieran condenando a las trabajadoras a la precariedad y la inestabilidad”. Rodríguez ha apuntado, además, que “Lares ha mantenido en este proceso una actitud respetuosa y constructiva en sus reuniones con la Diputación”, por lo que confió en que “encuentre en esta nueva propuesta la solución al conflicto”.

En cuanto a Adegi, el diputado ha señalado que “mienten al decir que son insuficientes los 8,2 millones de euros comprometidos por la Diputación para las trabajadoras del sector. Lo que pretenden es secuestrar a las personas usuarias y a las trabajadoras parte de ese dinero para cobrarse la rebaja del 2% aplicada por la Diputación en el beneficio industrial que obtienen las empresas contratadas por la Administración. Es algo que no vamos a permitir”.

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