Fatuarte: «Los déficits a la hora de realizar procesos de selección de personal existen y son graves»

Tras los graves indicios de enchufismos vividos en la contratación de técnico de comunicación por parte del Euskal Museoa, financiado al 100% con dinero público (50% por parte del propio Ayuntamiento), EH Bildu, a fin de acabar con estas prácticas, ha planteado en el Pleno de hoy que los procesos de selección de personal para empresas, fundaciones y entidades participadas por el Ayuntamiento o financiadas con dinero público, se hagan mediante procesos equivalentes a los que se desarrollan en la Administración Pública, es decir, respetando las premisas de igualdad, mérito y capacidad. PNV y PSOE, que siguen dando por bueno el enchufismo denunciado, se han negado en rotundo. Intervención de nuestra compañera Alba Fatuarte:

Un ejemplo claro, de proceso de selección realizado sin garantías, es muy reciente. Me refiero, al proceso de selección que se realizó para cubrir una plaza de técnico de comunicación en el Museo Vasco. El pasado pleno, EH Bildu trajo aquí evidencias contundentes que demostraban que este proceso fue manipulado desde el inicio, para que una determinada persona resultara ser el candidato elegido. Ante esto, que yo no lo puedo llamar de otra forma que no sea, escándalo, este grupo solicitó que el proceso quedara totalmente invalidado, y el resto de los grupos de la oposición estuvieron de acuerdo con nosotras, por lo menos, en que el proceso no se había realizado con garantías. Pero, a pesar de que existían, y existen, evidencias suficientes para asegurar que, hablando en plata, en el Museo Vasco se ha enchufado al nuevo responsable de comunicación, PNV y PSOE se dedicaron a negar la mayor, una y otra vez sin responder a las cuestiones que nosotras planteamos.

Este es solo un ejemplo que demuestra que los déficits a la hora de realizar procesos de selección de personal existen, y que son graves. Nosotras creemos que hay varias formas de blindar estos procesos para que se desarrollen de forma garantista; una sería tener representación en los consejos de administración para poder realizar un trabajo de fiscalización, y otra es esta propuesta que traemos hoy aquí y que no es otra que la de aclarar y unificar los criterios para realizar estos procesos selectivos, porque a día de hoy no son claros y no son los mismos, a pesar de que el dinero que va a pagar los sueldos de esas personas seleccionadas sí es el mismo: que es el dinero de todos los bilbaínos y bilbaínas.

Pongo varios ejemplos muy recientes: Por qué en el anuncio publicado en prensa para la contratación de un maestro de taller de Bilbao Arte, o el que se puso para la contratación de un puesto exactamente igual al del museo vasco, un puesto de técnico de comunicación en el Tearto Arriaga, se hizo con el logo de la empresa contratante visible, y en el del museo vasco no se hizo? Y no me vengan con el argumento de que querían evitar un aluvión de curriculums, porque entonces en el Arriaga se hubiera hecho lo mismo y no se hizo. Porqué para un puesto del Teatro Arriaga, que repito es exactamente el mismo, se pedía un C1 de nivel de euskera y para el del Museo Vasco no se pedía ni siquiera un mínimo de conocimiento? Por qué para el puesto de responsable de comunicación del Arriaga se pedían cinco años de experiencia y para el mismo puesto en el Museo Vasco no se pedía un mínimo de experiencia? Y así podría seguir, pero creo que ya se hacen a la idea.

Queremos que se establezcan unos criterios claros, objetivos, y que estos sean los mismos en todos los procesos de selección. solicitamos esta UNIFICACIÓN DE CRITERIOS, tanto en lo que respecta a la redacción de las bases, como al mismo proceso, y como referencia, creemos que la mejor fórmula es que sean los mismos que se aplican en la administración pública. Porque el dinero que paga los sueldos de los funcionarios y el dinero que paga las nóminas de las personas que trabajan en estas sociedades del sector público, es el mismo: El dinero que sale de las arcas públicas.

EH Bildu Bilbo

Fatuarte: «La segregación escolar es un problema grave que se da especialmente en las grandes ciudades»

A pesar de que en los últimos años se está produciendo un progresivo agrupamiento del alumnado con un índice Socioeconómico y Cultural bajo, (en adelante ISEC), en algunos centros escolares de Bilbao, y que en el Pleno todos los grupos municipales son conscientes de su existencia, PNV y PSOE, con el apoyo del PP, se han negado en el Pleno de hoy a liderar la constitución de una mesa interinstitucional para abordar el fenómeno de la segregación escolar en la Villa, tal y como había propuesto EH Bildu.

Intervención de nuestra compañera Alba Fatuarte:

Las desigualdades requieren respuestas desiguales para garantizar la igualdad de oportunidades. Este es un principio en el que creemos, pero afirmar esto, sin duda, requiere de un cambio de paradigma: nuevas formas de organización, otra política de distribución de los recursos, y otra forma de trabajar con todos los agentes de la comunidad educativa: con las familias, las centros, el profesorado, las administraciones, los sindicatos, con personas expertas en la materia…

En cambio, vemos que no se han tenido en cuenta la multitud de advertencias que se han hecho desde la comunidad educativa, y ha quedado en evidencia que ante la incapacidad de adaptarse a los cambios y de asumir retos, estos se han convertido en un problema. Un problema social grave, el de la segregación escolar, que se da especialmente en las grandes ciudades, y que ya estalló, por ejemplo, hace un tiempo en Gasteiz.

Aquí, en Bilbao, también se está produciendo un progresivo agrupamiento del alumnado con un índice Socioeconómico y Cultural bajo en ciertos centros escolares. Es una realidad que en muchos de los barrios bilbaínos conviven escuelas con altas concentraciones de este alumnado con bajo ISEC con otros centros en los que los porcentajes son ínfimos. Es una concentración artificial que se acelera y está provocando la preocupación de toda la comunidad educativa de la ciudad, por la situación de profunda injusticia social que esto supone y el tremendo problema que se está gestando de cara a la cohesión social futura en Bilbao.

Dicha inquietud ha sido puesta de manifiesto en el marco del Consejo Escolar Municipal de Bilbao, así como por este grupo municipal, y así se lo hemos hecho saber en varias reuniones que hemos tenido para tratar este tema, desde hace meses. Y aunque agradecemos su predisposición para hablar, tenemos la sensación de que no están muy por la labor de abordar esta problemática y prefieren delegar, en el departamento de Educación del Gobierno Vasco.

Nosotras, creemos que no es suficiente con pasarle la pelota al Gobierno Vasco, y que como institución más cercana a la ciudadanía, tenemos que estar dispuestas a implicarnos, a trabajar, y asumir responsabilidades. Nosotras traemos hoy aquí una fórmula, la de crear un grupo de trabajo, compuesto por todos los agentes de la comunidad escolar, y que tenga como objetivo, realizar un diagnóstico de la situación, y segundo, empezar a proponer medidas concretas. Es una experiencia similar a la que se puso en marcha en Gasteiz, con un aval muy amplio. Allí el alcalde Urtaran hizo suyas las conclusiones de ese grupo de trabajo, y la valoración que se hizo de esta experiencia fue francamente positiva.

Pero la nuestra, es solo una propuesta; podría ser rotra, pero PNV y PSOE ni se han molestado en presentar una enmienda con su propio planteamiento, y esto es lo que nos preocupa, más que nuestra propuesta salga hoy o no. Nos preocupa, y sobre todo nos parece grave, que ante un problema que ustedes mismos reconocen que existe, que es un problema social grave, se desentiendan dejándolo en manos exclusivamente del Gobierno Vasco.

EH Bildu Bilbo

Matute: «El Congreso español es un enorme circo»

Entrevista en Arainfo de Miguel Angel Conejos a nuestro compañero de Alternatiba y diputado de EH Bildu Oskar Matute aprovechando su participación en el coloquio organizado por Rasmia y Purna en la Universidad de Zaragoza bajo el título “La clase obrera y el derecho de autodeterminación”

Oskar Matute (Barakaldo, 1972) se inicia en los movimientos sociales dentro del antimilitarismo y la desobediencia civil por la insumisión al servicio militar obligatorio. Desde entonces ha militado en diferentes partidos políticos, asociaciones y sindicatos. Apostó desde el principio por una salida dialogada y pacífica al conflicto vasco, desde su militancia en Elkarri. A su vez era militante de Ezker Batua, incorporándose a la dirección del partido en representación del colectivo Ekaitza, una corriente partidaria del soberanismo vasco. Participó en la creación de la asociación sociopolítica Alternatiba Eraikitzen que terminó transformándose en partido bajo el nombre de Alternatiba, escindiéndose de Ezker Batua, e integrándose en la coalición EH Bildu, junto a Sortu, Aralar y Eusko Alkartasuna. En la actualidad, Matute es diputado por Bizkaia en el Congreso en representación de EH Bildu.

Nos encontramos con él en la Universidad de Zaragoza, en un ambiente tenso. El independentismo ha hecho resurgir un nacionalismo rancio español que nunca se fue, al que se le une uno de nuevo cuño. Oskar Matute participa de un coloquio organizado por el Colectivo Rasmia y por Purna, que trata de un tema candente, “La clase obrera y el derecho de autodeterminación”, y una discusión abierta en la izquierda, sobre todo, a raíz del denominado procés catalán. La cita está amenazada de ataque por Falange Española, de ahí la tensión.

¿De qué forma pueden convivir autodeterminación y clase obrera?

“Yo creo que no puede haber cambio social ni político, no puede haber construcción de algo nuevo, sin la participación de la clase obrera. Para quienes venimos, y nos reivindicamos, de una mentalidad de izquierdas y marxista, la clase obrera es el motor de la historia. En un proceso de cambio, en un proceso de construcción, incluso de un nuevo país, la clase obrera puede tener una oportunidad magnífica para tomar las riendas del proceso por su dimensión, pues es la clase mayoritaria, y porque si está organizada puede hacer que esa construcción de algo nuevo responda a los intereses de la mayoría de la gente, que es la clase trabajadora”.

¿Cómo se viven todos los acontecimientos en torno al Procés catalán tanto en Euskal Herria como en EH Bildu?

“Con mucho interés siempre. Con cierta envidia, que no se si puede ser sana o no, pero lo dejamos ahí, todo lo que ha sido el proceso que les ha llevado al 1 de octubre; y con expectación lo que pueda deparar hasta el 21D, que son estas elecciones ilegítimas impuestas por un Estado que no sabe practicar la democracia ni quiere desarrollarla”.

“A partir de ahí, nuestro pueblo es un pueblo con una reivindicación histórica de la que han ido recogiendo el testigo decenas de miles de personas, generación tras generación, y es evidente que aun mirando con expectación y con simpatía lo que pasa en Catalunya, somos muy conscientes de que es Euskal Herria la que tiene que hacer su propio proceso, que tendrá rasgos y características diferentes. Lo queremos democrático, lo queremos pacífico, pero que lo queremos soberano, pleno e independiente. Queremos construir la nación vasca y hacerlo con las clases populares y para las clases populares”.

¿En qué momento se encuentra ese proceso?

“Por desgracia se encuentra en un punto de ebullición mucho menor del que nos gustaría. Los gobiernos del Partido Nacionalista Vasco y su apuesta colaborativa con los partidos del 155, el PSOE y el PP, han sumido a la sociedad vasca en una especie de letargo que probablemente encuentra buen caldo de cultivo en la propia composición sociológica de las sociedades modernas: en la estabilidad, en la tranquilidad frente al sobresalto, que también calan en la sociedad vasca. Yo creo que el PNV ha aprovechado esa dimensión que se da en todas las sociedades para instalar una especie de letargo, una especie de efecto dormidera en los ciudadanos”.

“No obstante, y pese a eso, nosotros como segunda fuerza política en nuestro país seguimos intentando, junto con la mayoría sindical vasca, y junto con el tejido asociativo de Euskal Herria, generar una alternativa de respuesta que blinde los derechos sociales y que, a través de la soberanía nacional plena, pueda dotarnos de la dignidad como pueblo y de la dignidad para las personas que lo componen”.

La semana pasada se aprobaba en el Congreso el “cupo” vasco, votación en la que te abstuviste. ¿Es el cupo vasco una negociación simplemente económica?

“Es un debate complejo. El concierto, es el documento que acredita que dos entidades, en este caso el gobierno vasco y el Estado español, acuerdan establecer un sistema de financiación que permita a los vascos y a las vascas gestionar sus propios recursos y a la par aportar a las arcas generales del Estado una cantidad para que se pueda sostener. El cupo sería la cantidad que Euskadi tiene que aportar al Estado”.

“Nosotros estamos de acuerdo con el concierto pero no estamos de acuerdo con el cupo. Sí estamos de acuerdo con que los vascos puedan gestionar sus propios recursos para hacer sus propias políticas, pero somos muy críticos con un nivel de autogobierno que cada vez se está atacando más y desde luego con una contribución al cupo que, en parte, está destinada a servicios que ni deseamos, ni demandamos, como la monarquía, el ejército o las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Creemos que a una fuerza de izquierdas lo que le toca es defender la gestión de lo propio, porque eso te permite además ser solidario, cuando tú tienes algo puedes compartirlo, no cuando no lo tienes, y porque creemos además, que el actual Estado español no hace una apuesta sino la del desarrollismo, la de la corrupción y la de la dilapidación de los recursos públicos, o incluso de machacar a los servicios públicos para seguir favoreciendo a las grandes empresas. Por eso nos abstuvimos”.

“A partir de ahí, nosotros hacemos una reflexión: para alguna gente, léase PSOE, PP y algunas otras formaciones, que el concierto y el cupo son su punto de llegada, de alguna forma el límite hasta el que están dispuestos a transigir esta especificidad, esta diferencia vasca; para nosotros no es más que una etapa intermedia que evidentemente no queremos tirarla por tierra para quedarte sin suelo, pero no es más que una etapa intermedia, una meta volante, porque para nosotros, nuestro objetivo es la soberanía. Otros, como el PNV, dicen que esto es una meta volante pero nunca hacen nada para alcanzar más metas de soberanía. Por tanto esa es nuestra lectura. Defendemos, porque no queremos renunciar a nada de lo que ya tenemos, pero es que lo queremos todo”.

En clave económica también, pero dentro de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), hace unos días que se aprobó la reforma fiscal que evidencia que las políticas que ejerce el PNV son muy de derechas.

“Realmente ni se ha aprobado. Han llegado a un acuerdo el Partido Popular con el gobierno vasco, que en la actualidad lo componen PNV y PSE, para que, los retoques fiscales que ya habían realizado por este gobierno, hayan sido nuevamente retocados con la incorporación del PP, que no ha hecho otra cosa que volver a su esencia: dicen que hay que bajar impuestos para toda la gente, pero lo primero que han hecho ha sido rebajar el impuesto de sociedades para las grandes empresas, hasta el punto de que esa rebaja al 24% para el 2019, porque es progresivo, 26% el 2018 y 24% el 2019, van a situar a la CAV, que siempre se ha jactado de prestar más y mejores servicios porque tenía un nivel impositivo mayor, en una tasa inferior a la de la media en el Estado español. Es decir que una empresa en cualquier punto del Estado español, en Aragón mismo, va a pagar más impuestos que una empresa en la CAV. Eso sin contar las bonificaciones que ya existían, porque ya había un poco de trampa. Se decía: ‘las empresas en Euskadi pagan mucho más que en Aragón’, bueno, pero también tienen bonificaciones mucho mayores que en Aragón, y al final cuando sacas la cuenta de lo que tienes que pagar, menos las deducciones, no era tanta la diferencia”.

“Creemos que es un impuesto altamente regresivo, que apuntala la supremacía de las clases dominantes, que son las élites empresariales, sobre las clases populares, y creemos que va en contra de los intereses de la ciudadanía que puede acabar pagando en forma de recortes sociales un retoque fiscal hecho a la medida de la Confederación empresarial vasca”.

Vivimos en tiempos de crispación política en el Estado español, especialmente con el procés catalán. ¿Cómo se vive en el Congreso?

“Es verdad que existe crispación, pero también, el Congreso español es un enorme circo, o teatro, en el que hay más de escenografía, de pose, que de dimensión política. Lo que sí que se ve en la actualidad es un esbozo de ánimo de revancha, de ganas de eso muy arraigado en la identidad española desde los tiempos del colonialismo en América latina, que es la venganza. Ya no les vale con sentirse ganadores, yo dudo que lo sean mientras alguien decida levantarse para luchar por algo que considera justo, pero, aun considerándose ganadores, ellos quieren arrasar. Es esa especie de soberbia, de ir sobraos, la que en la actualidad se ve más en el Congreso”.

Consideras que esa crispación ¿es más un enfrentamiento entre defensores del Régimen del 78 frente a independentistas o un enfrentamiento entre autoridad y procesos democráticos?

“El propio Régimen del 78 es autoritarismo. Creo que lo que el independentismo en Catalunya ha hecho, ha sido defender la democracia. El Régimen del 78 tiene que ser derribado por todos los que creemos que existen condiciones y que, sobre todo, existe la necesidad de ser justos con la historia para generar un horizonte de dignidad para nuestras hijas y nuestros hijos, mayor que el que hayamos podido tener nosotros y nosotras”.

“El régimen del 78 se ha visto tambalear con el movimiento independentista, porque se tambaleaba su mercado, digamos su plataforma de negocio, que es el Estado español. Nosotros creemos que este es un momento en el que cualquier demócrata tendría que tener muy claro en qué lado de la barricada, en qué lado de la trinchera estar, y es con quien quiere hacer saltar los candados de algo que nos venden como inmutable”.

“El otro día Rivera –Albert Rivera, líder de Ciudadanos–, en un debate sobre educación blandía la Constitución todo el rato, como si fuera una biblia, de manera constante, para decir que ‘ahí cabía todo’ y ‘que fuera no hay nada’. Yo le decía que a mí me recordaba a un cuento de Eduardo Galeano que decía que los conquistadores españoles cuando llegaron a América y se encontraron a los indígenas, los conquistadores llevaban la biblia y los indígenas tenían la tierra. Los españoles les dijeron a los indios que cerraran los ojos y rezaran, y cuando terminaron de rezar y abrieron los ojos, los indios tenían la biblia y los españoles la tierra. Ese cuento refleja muy bien la situación actual, utilizan la biblia como una especie de leyes sagradas, no para defender a los ciudadanos, sino para esquilmarles”.

Esa biblia la blande Albert Rivera, pero también gente que considerábamos en la izquierda ¿Cómo se vive esa reacción nacionalista española en sectores de la izquierda desde una posición independentista?

“Este tiempo que nos ha tocado vivir, estos meses a los que Catalunya nos ha invitado a vivir a todos y a todas nos ha enseñado varias cosas, y una es cuáles son los límites de la solidaridad de la izquierda en el Estado español. Hasta dónde llega su apuesta por el derecho a la autodeterminación, hasta dónde llega su convicción porque un pueblo, si así lo quiere la mayoría de los ciudadanos, pueda, libre y democráticamente, determinar hacia dónde quiere ir. El poso español, la dimensión de ‘no tocar la nación’, o el miedo a tocarla, para no ser acusado de traidor por tu propia nación, les han podido”.

“Pero bueno, tampoco quiero ser especialmente crítico con ellos. Yo creo que lo que toca hacer, lo tenemos que hacer nosotros y nosotras. Si contamos con su apoyo bien, pero si no contamos con su apoyo, eso no va a suponer un desánimo para el pueblo vasco para seguir defendiendo su derecho a ser una nación libre y democrática”.

“Se podría ser mucho más crítico, sin duda, pero creo que la historia es larga y no es un proceso estático, sino dinámico y ojalá se lo piensen mejor y acaben entendiendo que arrebatar al nacionalismo autoritario español su bandera, no es solo quitarles el símbolo, es combatir su modelo de construcción social y de construcción de pensamiento”.

Cuidemos a la gente

Aitor Miguel Quintana

¿Cual debe ser la misión de la política? Unos te dirán que la política consiste en mantener el orden, otros te dirán que la política es consensuar y aplicar las normas. Desde EH Bildu pensamos que se equivocan, que a esa gente el árbol les impide ver el bosque. La política debe consistir y debe tener como fin último cuidar a la gente. La política debería consistir en construir sociedades que cuiden a su gente.

Pero la política no pasa por sus mejores momentos. La gente no percibe protección y cuidado por parte de sus representantes institucionales. Los políticos clásicos se perdieron en el camino. Confundieron cuidar a la gente con dinamizar la economía y confundieron dinamizar la economía con ayudar a las élites empresariales. Se perdieron en el camino porque ni la ayuda a las élites empresariales dinamiza la economía, ni dinamizar la economía es condición suficiente para cuidar a la gente. Algo también se llevaban al bolsillo por el camino aquellos políticos.

El resultado es que han acabado equiparando el bienestar de una sociedad al estado de su economía. Y han equiparado el estado de su economía al crecimiento del PIB. Y el PIB va bien. Pero, ¿qué tal está la gente? Evidentemente, el bienestar de la ciudadanía es mucho más que su nivel de ingresos, pero por simplificar vamos a aceptar este indicador: mientras el Eustat nos dice que el PIB ha crecido en Euskadi un 2,9% el último año, el Consejo Económico y Social certifica que desde 2014 la pobreza laboral se ha incrementado. Esto es, tener trabajo ya no garantiza no ser pobre. La economía va bien, pero la gente va mal.

Alguien se preguntará qué hace un concejal raso cuestionándose la macroeconomía y el bienestar de las sociedades. En mi opinión, los concejales estamos para lo mismo, para cuidar a la gente. Pero sobre todo escribo este artículo preocupado al corroborar que el alcalde Urtaran está cometiendo los mismos errores que quienes dirigen la economía. Alimenta las fracasadas inercias del pasado, solo invierte en ladrillo como motor de la economía y mima a las élites económicas… pero se olvida de las personas. Y el resultado de toda esta inercia económica es que a la gente le falta empleo, pero sobre todo que el empleo al que accede es precario. Un dato: Gasteiz ha creado 71.258 contratos en 2017, 66.160 han sido temporales, y la duración media del contrato ha sido de 27 días.

Hasta la fecha las élites políticas, de la mano de las élites económicas, se han preocupado de que el PIB crezca, de contentar a las poderosas multinacionales y de rescatar a la banca. Pero, ¿cuándo vamos a empezar a defender el empleo y a cuidar a nuestra gente?

Desde EH Bildu Gasteiz le pedimos al Alcalde que para cuidar a la gente empiece desde lo cercano, desde el entorno más inmediato sobre el que tenemos influencia directa. Me refiero al ámbito de la contratación pública, a esos miles de personas que trabajan para el Ayuntamiento. Observamos con preocupación la precarización de estos sectores que garantizan los servicios públicos municipales. Hace unos meses eran las y los socorristas y monitores deportivos los que levantaban la voz por cobrar 700€. Ante la cronificación de su precariedad laboral no dudaron en convocar una huelga que cerraba las piscinas. Y todo Gasteiz entendió su lucha. Al fin y al cabo, todos tenemos un hijo, una hermana o una pareja precarizada con sueldos de 700€. Todos tenemos cerca ejemplos de gente que no llega a final de mes, no por estar desempleado, sino porque hoy en día su trabajo no les permite salir de una situación de pobreza.

Ahora ha llegado a EH Bildu el caso de las trabajadoras de ocio y tiempo libre del Ayuntamiento. Sí, el de esas mujeres que día a día hacen posible que en los Centros Cívicos nuestros menores disfruten del tiempo libre y estén atendidos. Apenas el 10% de ellas trabajan a jornada completa. A una gran mayoría, el sueldo no les da para más de 700€ al mes. La única salida que les queda para conseguir reunir a final de mes un sueldo que les permita vivir es el pluriempleo. Muchas de ellas se ven obligadas a trabajar para el Ayuntamiento entre semana y recurrir a la hostelería los fines de semana. Todo ello para apenas conseguir un sueldo que les permita salir de condiciones de pobreza. Sí, hablo de ellas porque el componente de género es estructural. El empleo precarizado es mayoritariamente femenino, y ésta no es la excepción.

El ejemplo de María es representativo. Trabaja de lunes a sábado. Todos los días se encarga de la ludoteca por las tardes de 17 a 19h. Dos o tres mañanas a la semana, de 10 a 12h, le corresponde también abrir la ludoteca txiki. Por si esto fuera poco, tres días a la semana tiene que atender las visitas escolares al mediodía, de 15 a 16h. A esto hay que añadir el tiempo necesario para preparar las actividades y las reuniones de coordinación semanales. Tiene que estar pendiente del teléfono móvil día a día por si se le requiere para cubrir alguna baja o imprevisto en otro lugar. Como se observa es un trabajo que requiere disponibilidad absoluta de lunes a sábado, mañana y tarde. Y la recompensa son sueldos que oscilan entre los 600 y los 650 euros. Salarios por debajo del umbral de la pobreza. Y una exigencia de horarios y disponibilidad que ni siquiera les permite pluriemplearse para intentar conseguir unos ingresos que les permitan vivir dignamente.

¿Cuántos cientos de trabajadores de servicios municipales viven en estas condiciones? No es admisible que el alcalde Urtaran base los servicios públicos que nos garantizan una calidad de vida digna a los Gasteiztarras sobre la precarización de sus trabajadores, que al fin y al cabo no dejan de ser hijos, hermanas, padres o compañeras nuestras.

El Ayuntamiento no puede permitir esta precariedad estructural en sus servicios. Evidentemente no es éticamente admisible que bajo el paraguas de la institución se maltrate a nuestra gente. Además, el Ayuntamiento falta a su deber ejemplarizante porque debería ser el primero en erradicar la precarización laboral marcando el camino al resto de sectores económicos. Por último, no hay que olvidar que, bajo esta precarización, es imposible garantizar la calidad de nuestros servicios públicos.

Está en nuestras manos dar solución a tiempo a este triste secreto a voces y evitar el bochorno público futuro. No podemos esperar a futuras huelgas y a poner en peligro los servicios públicos que Gasteiz se merece. Por ello pedimos al Alcalde que acepte nuestra propuesta para firmar un “Pacto por la dignificación de los salarios” para que ninguno de los y las trabajadoras de los servicios municipales cobre menos de 1.200 euros.

Es necesario solucionar esta lacra que tan de cerca afecta a los ciudadanos y que tan mala imagen ofrece de nuestra institución más cercana. Porque, al fin y al cabo, un Ayuntamiento debe cuidar de su gente.

Publicado en El Correo

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