Fatuarte: “Lo único que humilla a las víctimas de cualquier índole es su perversa utilización con fines partidistas por parte del PP”

Alba Fatuarte, compañera de Alternatiba y representante de EH Bildu en la Comisión de Fiestas en sustitución de Aitziber Ibaibarriaga, ha calificado la sentencia conocida hoy sobre el nombramiento de la txupinera de 2013, como “una sentencia con un marcado sesgo e impulso político que para nada compartimos desde EH Bildu.

No tiene logica ninguna considerar la eleccion como txupinera de una persona a la que la ley no le impide ser elegida alcaldesa de Bilbao, nombrada para el puesto que el propio Urkijo ocupa, o incluso ser elegida presidenta de España, salvo que se busque un objetivo político concreto. Por ello, consideramos que Urkijo, que actúa como si de un virrey en tierras coloniales se tratara, al igual que el PP, solo buscan dilapidar el carácter popular y participativo, pilares fundamentales, de la Aste Nagusia”. Así, ha proseguido, “pretenden compensar su irrelevancia política, logrando lo que no consiguen en las urnas con tribunales bajo su control y ajenos a este país”.

Afortunadamente, “no han conseguido su objetivo, y no lo conseguirán, ya que para inmensa mayoría de las y los bilbaínos la txupinera de 2013 fue Jone Artola, que desempeñó su cargo con toda la dignidad del mismo y prácticamente con total normalidad”. Fatuarte ha asegurado, asimismo, que “lo único que humilla a las víctimas de cualquier índole es su obscena y perversa utilización con fines partidistas por parte del Partido Popular”.

Por todo esto, la concejala de la coalición ha instado a los populares a “cesar en su continuo acoso al modelo festivo de la Aste Nagusia, un modelo que cuenta con el aval de la práctica totalidad de la población de Bilbo”. Además, desde EH Bildu se reitera lo “innecesario del cargo que ostenta el delegado del Gobierno de Madrid, ya que solo persigue obstaculizar la paz, la normalización política y la superación de las consecuencias del conflicto”.

EH Bildu Bilbo

La carga de la patronal

Luis Salgado – Alternatiba

Las tres patronales vascas, CEBEK, ADEGI y SEA, amén de la que las agrupa, CONFEBASK han cargado contra la intención del Gobierno Vasco de recuperar las 35 horas para la función pública. Cómo era de esperar, el gris Urkullu se ha mostrado levemente dolido por el ataque de la patronal, porque la suya no es una decisión por convencimiento sino por obligación y peso electoral. Eso sí, todo muy calculado para que no se abra el debate fuera de los márgenes establecidos.

El falso debate que han pretendido alimentar las patronales es un debate de parte, de la parte minoritaria de la sociedad que son los empresarios, quienes se arrogan a si mismos la capacidad de decir lo que es, o no es, aceptable en materia laboral. Lo mismo que hacía aquel otro líder patronal, el Sr. Díaz Ferran, cuando nos aconsejaba trabajar más y cobrar menos mientras él nos robaba y estafaba a todos y dejaba a cientos de familias en la calle.
 
Cabría preguntar a estas patronales, por qué se dedican a exigir jornadas más largas cómo si el reducirlas fuera la causa principal de la situación de las empresas, y sin embargo, mientras reconocen que el recibo eléctrico es el mayor obstáculo para la supervivencia de la industria, son incapaces de indignarse y criticar a IBERDROLA o ENDESA por aumentar día a día sus beneficios. Por qué se permiten darnos lecciones sobre lo que ellos consideran un derroche de dinero público mientras dilapidan ayudas y subvenciones públicas. Mientras exigen más y más dinero público para su labor.

¡Ya vale ostias! No son los empresarios los que generan empleo, el empleo lo genera la necesidad de bienes de consumo, o sea, lo generamos entre todos y todas. Son los empresarios quienes, al contrario de lo que dicen, los que frenan la creación de empleo todo lo que pueden, ya que, según su lógica, cuanto más sean capaces de producir con el menor número de empleados posible mayor será su beneficio. Las empresas no contratan por ninguna razón altruista, lo hacen, única y exclusivamente, cuando la demanda supera la capacidad de producción de su plantilla. Pero esa demanda seguirá cayendo si dejamos caer a la gran mayoría en la pobreza, o si encadenamos a la clase trabajadora a su puesto de trabajo.

La jornada de 40 horas semanales no fue un regalo de los empresarios, hubo que arrancársela con mucho dolor y sufrimiento, con huelgas extremas, con luchas en la calle. No había negociación posible con quien no quería negociar, pero de eso hace más de 140 años. En siglo y medio la tecnología y la ciencia han multiplicado la capacidad de producción industrial. El global de la riqueza producida es infinitamente superior al de finales del siglo XIX. Y aquel lema, 8 horas de trabajo, 8 horas de ocio, 8 horas de descanso, ha quedado obsoleto. Necesitamos que nuestro salario no nos cueste tanta vida. Necesitamos más tiempo de conciliación familiar y necesitamos un mayor y mejor reparto de la riqueza. Un reparto justo de los beneficios de empresas como INDITEX, de Amancio Ortega, más de 3.000 millones de € en 2015 (más del doble del presupuesto de Educación en el Reino).
 
Para el reparto justo y equitativo de esa riqueza, para evitar la acumulación inmoral y asesina que permite que los 20 españoles más ricos posean lo mismo que los 13,98 millones más pobres, sólo existen dos caminos. El primero una fiscalidad progresiva que grave de verdad los beneficios empresariales y reparta en bienes sociales lo recaudado. No puede ser que las 35 empresas del IBEX tributen de media el 3,5% de sus inmensos beneficios frente al 25% de media que se tributa en el IRPF. Pero tampoco es de recibo que esos ingresos fiscales se destinen a absurdeces sin beneficio social como el Tren de Alta Velocidad (más de 40.000 millones de inversión, para un 1% de la movilidad de pasajeros) El segundo camino es el reparto del trabajo. Y es que, en una situación de desempleo grave como la actual, con los índices de pobreza escandalosos que tenemos que sufrir, quien no abogue por un sector público fuerte y por un reparto de la riqueza y del trabajo debería ser juzgado por Alta Traición Social, y tal vez, quien sabe, adornar una pica en las murallas del proletariado.
 

La huelga no es un derecho

Luis Salgado – Alternatiba

“Cuánto más corrupto es un Estado más leyes tiene” Tácito.

En los últimos meses no hago más que escuchar y leer sobre el derecho de huelga. Cierto es que en la mayoría de los casos estos comentarios son bienintencionados y su objetivo se centra en denunciar la represión que sufren los trabajadores en su ejercicio de la misma. Sin embargo hay algo que me repatea, y eso no es sino el continuo llamado a respetar el derecho de huelga como si de un mantra se tratara.

La huelga, antes que un derecho, y antes de ser reconocida como tal, es una herramienta, quizás la fundamental, para la lucha obrera. Por propia definición, la huelga busca colocar en una condición de igualdad a la clase proletaria frente al capitalista. Cuando son los empresarios los que tienen la vida de sus plantillas en sus manos, jugando con sus condiciones laborales, con sus jornadas y salarios, la huelga busca colocar al empresario en una situación crítica, sin producción ni beneficios, para demostrar la verdadera fuerza del trabajo. La huelga es por tanto un arma y como tal, el poder ansía regularla, y tenerla bajo control.

Es deseo del poder regular la huelga y con esa regulación justificar la represión sobre la misma. Esa es la única verdad. Porque si no nos hiciéramos trampas a nosotras mismas nos daríamos cuenta de que esto es así de simple. La cuestión es que la huelga es en sí misma un ejercicio de libertad y cómo tal debiera ser tratado. Por supuesto que ejercitar la libertad no puede, en ningún caso, atentar contra los derechos básicos del resto, y para eso existen suficientes normas y leyes, amén de jueces y policías. Sin embargo, ahí debieran acabar las cortapisas, el cómo, el cuándo y el resto de condicionantes corresponde en exclusividad a la clase trabajadora definirlas.

Parece increíble que desde la izquierda se ponga lo anterior en cuestión y entremos a debatir si es o no derecho. Parece mentira que después de ver cómo el Estado ha llegado a utilizar al ejército para boicotear una huelga cómo la de controladores, que viendo cómo utilizan constantemente el “interés general” para proponer servicios mínimos del 90% y hasta el 100% cómo en Metro Madrid en 2012, en Renfe en 2013 o ambulancias en la CAV los dos últimos años, haya quien aún hoy hable del derecho a huelga y de la regulación de la misma. Habría que recordar a toda esa gente que la huelga de La Canadiense, y tantas huelgas que lograron los pocos avances que ha logrado la clase trabajadora eran ilegales.  

Es por tanto un autoengaño pensar que una regulación de la huelga frenará o evitará la represión de los poderes económicos y estatales. Cómo lo es pensar que el Estado o los propios capitalistas van a defender que la huelga es un derecho cuando son ellos los objetivos indudables de la misma. Haríamos bien en asumir y gritar con fuerza que la huelga no es un derecho, ni queremos que lo sea, la huelga es y será nuestra herramienta de lucha, es y será ejercicio de libertad y frente a sus intentos controladores nuestra respuesta debe ser mayor organización, mayor respuesta y mayor contundencia. Ante la represión de una huelga no defendamos el derecho a ejercerla, ejerzámosla de nuevo. Ese es el único camino.

Del blog de Luis Salgado El Mundo Imperfecto

Vidas amenazadas

Oskar Matute – Alternatiba

Sí, soy consciente de que el titulo puede inducir a quien lea esto a pensar que se enfrenta a la lectura de un articulo más, otro más, sobre las violencias en una u otra latitud y bajo sus formas de mostrarse más convencionales traducidas en sangre, muerte y destrucción. Y sin embargo no, no es de eso de lo que va este texto.

Porque es fácil entender que nuestra vida, la de nuestros vecinos, la de nuestra gente, está amenazada o en riesgo de acabarse cuando el ataque o agresión es clara, directa, fácil de captar en un solo hecho o gesto, la agresión. Pero a la sociedad en la que vivimos, y de la que somos parte, le cuesta mucho más entenderlo o percibirlo con la severidad que merece cuando esa amenaza se cierne sobre la gente en forma de acciones o decisiones políticas sostenidas y una  propaganda mediática interesada y narcotizante que hace que nos parezca normal o inevitable que nuestra dignidad sea pisoteada y nuestros derechos derruidos para que la cosa “siga marchando”.

Y esa es la instantánea del tiempo político que vivimos y de la confrontación que existe en nuestra sociedad. Si antaño existía un claro eje de confrontación en la dialéctica entre capital trabajo (izquierda-derecha) o en la colisión de identidades (independentismo-autonomismo) hoy la mayoría de la gente se ve involucrada en una fase del capitalismo que supera esas líneas de confrontación, o las relega a un segundo plano en sus urgencias vitales, por otra donde la contienda es entre el capital y la democracia. Entre la reproducción del capital o la sostenibilidad de la vida.

El modelo capitalista en su fase neoliberal encuentra un obstáculo fundamental a la hora de mantener sus expectativas de perpetuación en los sistemas que depositan alguna parte del poder en la toma de decisiones en la ciudadanía.

Así la democracia se constituye en un obstáculo y una demora innecesaria para sus intereses. Baste ver el TTIP como ejemplo evidente de esta lectura perversa.

Si además de permitir decidir la gente en las cuestiones importantes se les otorga derechos que preserven ciertas dignidades vitales, aunque eso suponga una merma en la potencia de desarrollo que desea el capitalismo, es decir si se pone en el centro a las personas y no al dinero entonces el conflicto está servido.

Y para resolver ese conflicto de clases con intereses contrapuestos ya no hace falta echar mano, al menos en las latitudes occidentales, a la lógica militar. Con el ahogamiento económico y el empobrecimiento colectivo de la población “rebelde” basta para hacer hincar la rodilla al más resistente. Solo hace falta mirar a Grecia y su OXI que acabo en “de acuerdo” con los deseos de la troika.

Así desde la izquierda, desde una parte importante de la izquierda de este país, Euskal Herria, debemos ser capaces de armar una posición solida, profundamente democrática y claramente revolucionaria que nos permita hacer frente a una fase que no solo puede llevarse por delante nuestros derechos adquiridos con años y décadas de lucha sino que puede acabar con todo sesgo de dignidad en nuestras vidas, y si atendemos a lo expresado por Christine Lagarde (directora del FMI) sobre la excesiva longevidad de la gente, hasta con nuestras propias vidas.

Pero ¿cómo podemos llevar a cabo ese rearme ideológico que nos lleve a una lucha clara por la hegemonía para construir un nuevo país? En primer lugar con más democracia. Con una apuesta clara hacia dentro y hacia afuera por formas de funcionamiento y toma de decisiones colectivas que den valor a lo colectivo frente al vanguardismo unipersonal. Que frente a su lógica de reducción del contenido inserto en la democracia nosotras y nosotros seamos capaces de señalar las ventajas de la decisión colectiva, de profundizar en la democracia, haciendo de esta un lugar  donde las personas y sus preocupaciones y necesidades están en el centro.

En segundo lugar con una agenda de concatenación de luchas sociales que vaya construyendo contrapoder desde la calle y en contraposición con la política institucional bunkerizada. Saber dar un marco global y animar  las diferentes luchas que se dan o se puedan dar en Euskal Herria es un reto fundamental para construir algo nuevo sobre cimientos sólidos.

Debemos comprender que la movilización contra el fracking, la violencia machista o contra el TAV o la LOMCE son tan importantes como la pelea por un albergue en Ezkerraldea o de los vecinos de Alonsótegi para denunciar los chanchullos de anteriores alcaldes.

Todas las lógicas de movilización que aspiren a mejorar las condiciones de vida de la gente, a acabar con imposiciones o erradicar desigualdades son pasos hacia un refuerzo de las tesis de confrontación frente a un modelo liberticida.

En tercer lugar debemos ser conscientes de que no estamos en el éter. Vivimos en una realidad que queremos cambiar pero que a día de hoy es la que es y para cambiarla la primera regla es entender el principio de realidad para hacer un buen diagnostico y darle la vuelta. Nuestra mano tendida a las gentes de Euskal Herria para dar comienzo a un nuevo tiempo en el que construir un nuevo país ha de ser consciente de que Euskal Herria es plural y que dentro de ella hay realidades que no pueden ser abordadas de forma igual porque a día de hoy no lo son.

No son igual las preocupaciones en Oion, Sestao o Orereta donde el desempleo supera con holgura el 20% que en Gizaburuaga o Altzaga donde el mismo no supera el 2%. No está igualmente extendida la identidad nacional vasca y normalizado el uso de nuestra lengua en Barakaldo o Ermua que en Ataun o Bera.

Y para ese país que queremos construir tenemos que ser capaces de trasladar con claridad que no sobra nadie ni excluye a nadie.

En resumen nuestra apuesta por respetar la dignidad de las personas, por garantizar una vida digna y un futuro a la gentes que viven y vivirán en Euskal Herria nos hace defender más democracia, más derechos, más igualdad y más justicia. Y todo eso que pedimos no lo vamos a obtener en un estado plegado a los deseos de la troika, todo eso lo podemos construir desde la apuesta colaborativa y colectiva desde lo pequeño hacia a lo grande desde Euskal Herria hacia el mundo. Por eso defendemos la soberanía. Por eso confrontamos con el capitalismo.

Publicado en El Periodista Canalla

Aeropuertos de Castellón (CAVstyle)

Luis Salgado – Alternatiba

Aunque de un tiempo a esta parte ya no sean noticia, no hace tanto que toda cerveza, toda sobremesa se amenizaba con chistes y ocurrencias sobre obras faraónicas en el Reino que no tenían utilidad alguna. De entre todas destacaba el aeropuerto sin aviones de la ciudad de Castellón inaugurado allá por 2011 y que no contó con su primer vuelo tripulado hasta cuatro años más tarde. (Vuelos no tripulados sí que existieron desde su inauguración ya que la terminal sirvió de lugar de paseo para abuelos, nietos, y alguna que otra cometa) Sin embargo, eso no ocurrió en el oasis vasco. Ese lugar idílico, empíreo, donde moran los dioses de la rectitud, donde los perros se atan con longanizas y los casos de corrupción sólo existen en la cabeza de esa izquierda independentista que quiere españolizar la política vasca. Aquí todo funciona a la perfección.

Tan perfecta es la obra de los Jauntxos vascos que quien escribe no entiende que hace esta construcción a medio terminar en medio de Karranza, en Enkarterri;
 
Planta de purines inconclusa en Karrantza
 
Es todo un misterio sin resolver. Al igual que dónde fueron a parar los 10 millones en ayudas públicas para su construcción.
 
Y es que si tú, avispada lectora, eres de las que le gusta pasear por bonitos parajes un domingo por la tarde, quizás puedas disfrutar de éste tan bucólico;
 
Balsa de riego fallida de Noryeste
 
En este caso una balsa de riego pensada, como toda balsa de riego, para acumular agua, y que sin embargo por un desafortunado cálculo, su fondo, además de tener filtraciones por donde se va el agua que debiera acumularse, se ha llevado ya más de 30 millones de €uros.
 
Por supuesto no produce tanta sorpresa ver los miles de metros cuadrados hormigonados por toda Araba con pretensiones de polígonos industriales y que si acaso mantienen un reducido grupo de pabellones vacíos;
 
Polígono fantasma de Arasur
 
La lista es larga, aunque te pueda sorprender ya que en el oasis vasco todo marcha bien. Pero no nos vamos a detener y ahora ya se pone en marcha otro proyecto maravilloso, en este caso un pantano en Barrón enmarcado en un plan de riego presupuestado en más de 182 millones de €uros antes de sobrecostes. Sobrecostes que probablemente serán altos si tenemos en cuenta que las empresas encargadas del proyecto son Acuaes y Tragsa, ambas salpicadas por la corrupción. Un pantano, que no balsa de riego, ya que sus medidas son mayores a las de otro pantano alavés, el de Albina. Pensado, dicen, para dar cobertura al riego en los valles alaveses y a la que, sorpréndanse, las comunidades de regantes de la zona se oponen. Pero las sorpresas no paran ahí, y cuando uno ve el proyecto se sorprende que una infraestructura pensada para los valles alaveses de Añana tenga diseñadas tuberías hasta la muga riojana dónde, oh casualidad, tienen proyectados dos campos de golf.

Y entonces usted va y le pregunta al Diputado Foral de Agricultura sobre su opinión y él te habla del calentamiento global y las sequías futuras, y tú te asustas pensando si en serio cree que para evitar futuras sequías lo mejor es hacer un pantano que se nutra de manantiales que ya hoy no son precisamente caudalosos y que en tiempo de sequía seguramente se reduzcan de forma considerable. Porque por muy grande que hagamos un pantano lo importante es el agua que puede acumular en función del caudal que recibe. Fíjense, uno de los pantanos de mayor capacidad del Estado es el de Buendía, en Castilla la Mancha, tiene una capacidad de 1639Hm3, en el histórico rara vez se han superado los 300Hm3, o sea, el 20% de su capacidad. Por dar otro dato comparado, cortando totalmente todo el caudal hasta su llenado total, y contando con que el caudal se mantenga estable en el cálculo máximo de 500 l/s el futuro embalse de Barrón tardaría en llenarse 100 días. El embalse de Buendía antes mencionado necesitaría tan sólo 37 días para cubrir sus 1639Hm3. Esto hace prever que el proyecto de Pantano jamás se llenará, y mucho menos cuando de él se extraiga agua para riego y/o otras actividades. ¿Para qué entonces una presa de esas dimensiones y un proyecto faraónico? Pues piensen mal y acertarán.

Del blog El Mundo Imperfecto

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