Jaume Casals (CUP): “Solo seremos verdaderamente libres si somos soberanos en todos los ámbitos”

En vísperas del trascendental 27S catalán, Alternatiba ha organizado charlas en Orereta, Getxo y Gasteiz en torno al proceso soberanista, para las cuales tenemos la oportunidad de contar con la presencia de Jaume Casals (Navàs, 1975), militante de la Candidatura d’Unitat Popular, CUP, y alcalde de Navàs (Bages, Barcelona) desde 2011. Hemos aprovechado su visita para entrevistarlo para este Alterkaria.

 

¿Por qué la CUP ha apostado por concurrir en solitario al 27S cuando parte de la sociedad civil pedía unidad en pro de la independencia?

Las razones para concurrir en solitario son diversas. En primer lugar, desde la CUP, nuestro diputado Quim Arrufat propuso una candidatura únicamente formada por la sociedad civil, sin políticos en activo, con el objetivo de declarar la independencia inmediatamente y al cabo de poco tiempo realizar elecciones constituyentes. Durante dos días estuvieron mareando la perdiz en debates tan absurdos como si Artur Mas era un político en activo o no, y si podría participar de la lista. Finalmente la propuesta ha acabado siendo Junts pel Sí, en la que aparecían algunos agentes de la sociedad civil (Òmnium, ANC, Súmate) pero en el fondo era una candidatura donde mayoritariamente había políticos de diversos partidos (Convergència, d’Esquerra y también de las escisiones de Unió y el PSC). Esta candidatura aunque en los primeros sitios se ponen unos representantes de la sociedad civil realmente tiene como finalidad igualmente que Artur Mas sea nombrado presidente.

Este es otro de los motivos: Mas con sus recortes neoliberales y la identificación del proceso en su persona. Identificación que creemos negativa y falsa, cuando realmente el motor del proceso ha sido la gente, sin la movilización popular no estaríamos en el punto en el que estamos. Desde la CUP tenemos claro que en esta lista hay mucha gente que ha estado gobernando y que ha aplicado recortes y políticas antisociales que han afectado a gran parte de la población. Por tanto, no creíamos que ese fuera un espacio donde desarrollar políticas de izquierda independentista, y también creíamos que era necesaria la CUP para desvincular la asociación que podía hacer mucha gente entre independencia y políticas de recortes. Por eso creíamos que una única lista independentista donde había recortadores y dirigida ideológicamente por un partido que ha estado envuelto en casos de corrupción restaba más que sumaba. 

Mucha gente pedía un polo unificado por la independencia, igual que también había presiones para hacer un polo desde la izquierda con Podemos, ICV-EUiA y Procés Constituent, que al final sin Procés Constituent se ha transformado en Catalunya si que es pot (CSQEP). Pero es que al mismo tiempo también había mucha gente que tenía claro que no teníamos que renunciar a nada, que lo queríamos todo (ho volem tot), de hecho era nuestro lema en las autonómicas anteriores, y que teníamos la obligación de no desligar el ámbito social del nacional, y que no nos valía una independencia vacía de contenido social al mismo tiempo que no nos valía el esperar eternamente que se abra un proceso constituyente en el estado español cuando las posibilidades de cambio y ruptura en nuestro país son mucho más reales que en el estado español. Se nos ha acercado gente que está molesta con la línea que ha tomado CSQEP y también cansados del papel sumiso de ERC en Junts pel Sí, nos llegan amplios sectores de gente que dicen que esta vez lo tienen claro, que van a dar su voto a la CUP.

Por otro lado, también ha habido bastante presión de una parte de la sociedad civil que no para de repetir que primero la independencia y después ya hablaremos de modelo de país, pero nosotros tenemos claro que no tenemos que renunciar a nada.

 

La izquierda que no se define sobre la independencia, habla de abordar primero las crisis sociales. La CUP habla de construcción nacional y social de la mano. ¿Es realmente posible?

Es curiosa la posición que ha ido tomando la izquierda en todo esto proceso.Antes del 9N apostaban por el derecho a decidir pero poco a poco lo han ido reduciendo hasta excluir de CSQEP a Procés Constituent porqué pedían un compromiso claro para realizar un referéndum de autodeterminación. Hablan de que se tiene que decidir todo, pero en el debate nacional no se definen porque se guían por el cálculo electoral y ya están pensando en las elecciones estatales, y no se atreven a definirse porque eso, creen, les podría suponer un castigo a nivel estatal. Por otra parte hablan de abordar primero las crisis sociales, cuando nosotros creemos que todo va ligado. El estrangulamiento económico por parte del gobierno central también tiene parte de culpa en los recortes de la Generalitat.

No solo creemos que es posible combinar construcción nacional y social, sino que realmente es necesario y inseparable. Puntualmente tendremos coincidencias con otros grupos únicamente en un ámbito pero nosotros trabajamos en los dos, como dijo David Fernández «mano tendida para la libertad de nuestro pueblo, puño cerrado contra los recortes».

La CUP surge desde el municipalismo y en 2012 asalta al parlamento con tres personas como punta de lanza. Todos los  sondeos hablan de una mayor presencia tras el 27S. ¿Qué os supondrá esto como organización?

Estos tres diputados han estado haciendo una faena brutal intentando estar en todas las comisiones y consiguiendo marcar un discurso muy diferenciado con el resto de grupos políticos. Al mismo tiempo, hemos conseguido llevar diversas luchas al parlamento, presidir la comisión contra la corrupción, acabar con las pelotas de goma, 9N… y mucho más.

Si con tres diputados hemos marcado parte de la agenda del parlamento catalán creemos que todo este previsible crecimiento hará posible que lleguemos a algunas comisiones donde antes por tiempo nos era imposible asistir. A nivel municipal ya hemos experimentado un crecimiento bestial pasando de 62.000 votos, 100 concejales y 4 alcaldías a los 237.000 de las últimas consiguiendo 385 concejales y 20 alcaldías. Hemos conseguido los primeros concejales en el País Valencià y hemos entrado en L’Hospitalet, Lleida y Tarragona. Los tres diputados nos han servido para hacer llegar nuestro discurso rupturista hasta muchísimas más capas de la sociedad catalana, y ahora en muchos ayuntamientos tenemos la oportunidad de desarrollar políticas transformadoras.

 

Además de militante de la CUP, eres alcalde de Navàs. En una localidad de 6.000 habitantes, ¿cómo se está viviendo este proceso?

En 2011 llegamos a la alcaldía y hemos ido trabajando para hacer llegar un discurso independentista, de izquierdas y rupturista. Poco a poco, intentando que parte de la población perdiera el miedo a la independencia y también perdiera el miedo a oír críticas a la Unión Europea. Un año después, CiU presentó en el pleno una moción de apoyo al pacto fiscal, nosotros nos opusimos y votamos en contra dejando claro que era imposible buscar el encaje del pueblo catalán dentro del estado español, que tocaba ruptura, que se estaban repitiendo los errores del estatut, que no teníamos que pedir permiso para ser libres. Ese día, nuestro anterior socio de gobierno (ERC) se abstuvo. Nuestro discurso llegó a gente pero hay quien siempre espera el pacto con el estado.

Al cabo de unos meses hicimos un sí crítico en la declaración de soberanía del parlamento catalán y recibimos muchas críticas de sectores que querían un apoyo incondicional, a ciegas, sin más y con Mas. Es como con el tema de la UE, parece que hay temas tabú que no quieren que se toquen. En un contexto de triple crisis (nacional, social y democrática) creemos que cada día más gente ha ido entendiendo nuestras posiciones rupturistas.

A nivel de nuestro pueblo la ANC ha sido bastante activa y ha ido acompañando y dinamizando las respectivas movilizaciones populares que se han desarrollado en los últimos 3 años, pero lo han hecho mayoritariamente de una manera acrítica con la gestión de Artur Mas. A veces cuando mostramos nuestro escepticismo y desconfianza con la acción de Mas nos dicen que estamos interrumpiendo el proceso, cuando realmente somos partidarios de acelerarlo. Hay sectores que no aceptan críticas, cuando desde la CUP queremos debatirlo todo, cuestionarlo todo y también practicar la autocrítica.

En general hay una elevadísima voluntad de movilización popular y eso es lo que creemos que ha mantenido vivo un proceso que están encallando esperando alguna oferta del gobierno español. Después de las elecciones del 27S ahora ya hablan de 18 meses para construir estructuras de estado y de hacer una candidatura unitaria a las elecciones estatales, y eso te hace dudar de si realmente hay una voluntad dilacionista por parte de Mas para mantenerse en el poder. Y eso, para la  población significa más recortes, más política neoliberal…

 

En una Catalunya independiente, pero con oligarquías catalanas al poder, ¿considera la CUP que en el proceso la sociedad se ha empoderado hasta el punto de reclamar también la soberanía sobre su economía y sus vidas?

En una Catalunya independiente esperaremos que algunos sectores de izquierda que ahora no quieren participar de la independencia se activen en las luchas sociales para construir realmente un país justo. Desde la CUP hemos remarcado la voluntad de conseguir la independencia total, hemos dejado clara que tenemos que recuperar todas las soberanías, no solo la nacional, sino también la económica, la energética, la alimentaria… Solo seremos verdaderamente libres si somos soberanos en todos los ámbitos. Es por eso, que al mismo tiempo vamos construyendo estructuras de contrapoder potenciando el cooperativismo, la banca ética… Cuando hablas de la municipalización de servicios para combatir la externalización cada vez son más los que entienden que había quien hacía negocio con los servicios públicos, igual que con los recursos estratégicos básicos (agua, luz), y que ahora es la hora de ir construyendo otros modelos para acabar con las oligarquías. Históricamente se decía que Catalunya estaba en manos de 400 familias y que siempre eran los mismos, y nuestra lucha también es para acabar con esas élites económicas que saquean el país.

Lo que nos jugamos en Grecia

Joxe Iriarte ‘Bikila’ – Alternatiba

A pesar de lo que afirman los apologetas de la Unión Europea, o las izquierdas llamadas europeístas que no ven futuro fuera de dicha realidad (llegando a aceptar el chantaje de la Troika); los desgarradores acontecimientos de Grecia nos refuerzan en el convencimiento de que es necesaria levantar otra Europa, bien diferente a la actual; austericida, imperialista, concebida como una fortaleza cerrada en si misma, y cada día menos democrática.

Asistimos a la configuración de la peor versión de una Europa, que si bien desde el inicio (del Tratado de Roma en 1957 al Acta Única de 1986, del Tratado de Maastricht de 1992 al Tratado de la Constitución Europea de 2005), la casta política y económica que la construyó jamás estuvo motivada por otra cosa que no sea la voluntad de construir un amplio mercado económico con el fin de satisfacer los intereses inmediatos de algunos grupos capitalistas y financieros; a día de hoy, se ha convertido en una maquinaria de desmantelar las conquistas logradas por los sectores populares.

Desde que estalló la crisis del 2008, los sucesivosmemorándum que la Troika ha impuesto a Grecia no han hecho más que agravar extraordinariamente los sufrimientos de su población: más deuda, más reformas con el único propósito de beneficiar a los ricos y reducir derechos y un saqueo sistemático de las empresas y el patrimonio griego.

“Tras cinco meses de negociación nuestros socios nos han planteado un ultimátum (…) Su objetivo es humillar a todo un pueblo y manifiestan ante todo la obsesión del FMI por una política de austeridad extrema (…) tenemos una responsabilidad histórica de afirmar la democracia y la soberanía nacional, y esta responsabilidad nos obliga a responder al ultimátum basándonos en la voluntad del pueblo griego. He propuesto al consejo de ministros la organización de un referéndum y esta propuesta se ha aceptado por unanimidad”. Fueron las desgarradoras palabras de Tsipras ante el chantaje de la Troika.

Tras la aplastante victoria del OXI, el pueblo griego sorprendió a Europa y al mundo respondiendo masivamente al llamamiento del gobierno y, en condiciones sin precedentes según los estándares de posguerra de cualquier país europeo, votando “no” de forma masiva a las propuestas coercitivas y humillantes de los prestamistas.

Desgraciadamente, y de forma desconcertante, el gobierno griego, cedió finalmente al chantaje, argumentando que era la opción menos mala. En realidad, antepuso sus miedos a la opinión de la gente, y convirtió la consulta popular en papel mojado. Y con ello, toda su estrategia basada en la defensa de un plan anti-austeridad sin salirse del euro ha terminado con un estrepitoso fracaso. Syriza ha sido doblemente víctima, de la implacable estrategia de sus acreedores y de su propia estrategia, la de apostar todo a la negociación sin preparar un plan alternativo (su estrategia inicial consistía en negociar sin traspasar la línea roja del acatamiento al austericidio). Plan alternativo, que supusiese, entre otras medidas, salirse de la eurozona. 

Con la convocatoria de nuevas elecciones Tsipras busca refundar su gobierno sobre una base completamente pro memorándum, quitando tiempo para organizarse a la oposición interna en Syriza y antes de que los costos sociales del nuevo acuerdo comiencen a corroer su liderazgo.

Ello ha producido la ruptura interna de Syriza y ha abierto las puertas a la recuperación electoral de los partidos conservadores. Y lo que es peor, ha reforzado la tesis de queesta UE, sus políticas y sus relaciones reales de poder, no tienen alternativa. Lo que queda es la estrategia del miedo: o se aceptan estas políticas o se producirá el caos y la catástrofe de la salida del euro.

En este contexto, hay que situar la aparición de una nueva formación política, Unidad Popular, convocada por la Plataforma de Izquierda. Pese a que la capitulación de Tsipras constituye una derrota de largo alcance para las clases populares europeas, la posibilidad de que emerja una fuerza política con peso de masas, que sea heredera de la experiencia organizativa de Syriza y de las lecciones de la experiencia gubernamental de Tsipras (principalmente respecto a la necesidad de estar dispuesto a una ruptura con el Euro), constituye un paso adelante de alcance estratégico.

El quid de la cuestión va a residir en el nuevo proyecto converja con la voluntad que logró el 61% del NO en el referéndum. Incluidos quienes todavía dentro de Syriza se oponen a su dirección, nuestras simpatías.

Desde Euskal Herria, y por lo que Alternatiba respecta, además mostrar nuestro deseo de que las fuerzas anti-memorándum salgan fortalecidas de la convocatoria electoral del 20 de Septiembre, tenemos que señalar que una de las lecciones fundamentales de lo acontecido en Grecia es la necesidad de acumular fuerzas a escala europea. Grecia, ha comprobado las enormes resistencias que es necesario enfrentar para hacer otra política al servicio de otra economía. Son muy poderosos los intereses que se han articulado –y muchas las ganancias que se han cosechado- alrededor de las políticas e instituciones comunitarias.

Se trata, una vez más, de afirmar lanecesidad de afianzar, desde Euskal Herria, una amplia alianza trasversal entre los distintos pueblos y sus clases trabajadoras, basada en objetivos compartidos: el de acabar con unos estados capitalistas oligárquicos y antidemocráticos, así como con el actual modelo de UE construido para la defensa del capital internacional.

El propio Tsipras, consciente de lo que le venía encima, advertía en vísperas de las anteriores elecciones: “aunque ganáramos en Grecia y consiguiéramos establecer un gobierno de izquierdas, si no experimentamos cambios graduales en la distribución de poderes o en las relaciones entre fuerzas, al menos a nivel europeo, tal gobierno quedará simplemente como una aldea gala, aislado”. Con esa advertencia nos quedamos.

Publicado en Rebelión, El Diario Norte y Ahotsa

Mafias

Luis Salgado – Alternatiba

Seguro que, quien más quien menos, al leer este subtítulo os habrá llegado a la cabeza un flash con una habitación en penumbra, donde leves rayos de luz se cuelan por las láminas de la persiana del ventanal del despacho donde Marlon Brando acaricia a un gato de forma distraída mientras habla con Bonasera, el enterrador. Esa imagen, junto a la cara-cortada de Robert de Niro interpretando a Al Capone, o Lucky Luciano, o tantos otros son los estereotipos holywoodienses que a todas nos vienen cuando alguien pronuncia la palabra Mafia. Sin embargo, con el paso de los años, esta palabra que en un inicio utilizaba la Cosa Nostra siciliana para autodenominar a sus miembros (mafiosos, hombres de honor) apenas es utilizada en la actualidad para hablar de aquellos Padrinos sicilianos y sus homólogos italo-americanos, sin embargo la palabra Mafia nos llega a diario desde prensa, radio, y televisión para describir las más diversas actividades “delictivas”.

 
Todas escuchamos hablar de mafias de la prostitución, mafias que tratan con la migración, y ahora, sin ir más lejos, mafias que se lucran con los refugiados que huyen de las diferentes guerras. Todo son mafias. Así nos lo venden porque esa imagen es útil a sus fines. Saben que, irremediablemente, cuando una persona escucha la palabra mafia rápidamente su imaginativa mente volará a una calle de Chicago, a un Chrysler Imperial recorriendo los charcos que reflejan la mortecina luz de las farolas, mientras un hombre de traje italiano y sombrero panamá ametralla un local. La mafia es, en el imaginario colectivo, la cúspide de la pirámide delictiva. Nada hay peor que catalogar a alguien de mafioso. (el terrorismo entra en el ámbito político y no tanto en el delictivo, por aclarar)
 
Sin embargo la Mafia, o mejor dicho, para poder catalogar a un grupo como mafioso se debieran tener en cuenta que primero debe demostrarse que se trata de crimen organizado, es decir, debería poseer una estructura orgánica más allá de la mera organizativa para la ejecución del crimen. Esa estructura, generalmente piramidal, debiera controlar las actividades de sus miembros, así como gestionar los desencuentros entre estos. Los grupos que podríamos catalogar como mafiosos rara vez se especializan en una sola actividad, y mezclan los negocios legales con aquellos que están fuera de la ley. Y sobre todo, y lo que diferencia a la Mafia de cualquier otro tipo de delincuencia es el sentimiento de pertenencia a dicha Mafia.
 
Si bien es cierto que Mafia sólo hay una, y esa es la Mafia siciliana y sus herederos italo-americanos, por modelo y forma de organización delictiva podríamos aceptar que se utilice el término para hablar de otro tipo de organizaciones que, si bien con muchos matices, podrían aproximarse e incluso copiar el funcionamiento de ésta, hablamos del crimen organizado ruso, quizás de la Yakuza nipona, o la Triáda china, sin embargo, utilizar este término para hablar de quienes transportan inmigrantes y/o refugiados para colarlos a través de las fronteras parece sin duda tener un objetivo más perverso. Cómo he dicho antes, buscar la perversión de un drama humano y eliminar cualquier posible tentación de empatía.

Así, de ese modo, abogar por dar soluciones a los movimientos migratorios de las personas pareciera que es fortalecer y ayudar a esos mafiosos trajeados a hacer dinero, a lucrarse de las desgracias ajenas. Nos descarga de buena parte del sentimiento de responsabilidad y se la cargamos a los hombres de sombrero Panamá. No es tú responsabilidad, la culpa es de esas personas que se han dejado embaucar por las mafias que les prometen un futuro mejor a cambio de sus ahorros. Nada tiene que ver que hayamos empobrecido sus tierras y arrasado sus pueblos y no les hallamos dejado otra alternativa que dejar atrás todo cuanto tenían, tierra, familia, amigos. Y desde luego no son nuestras películas, documentales, y noticieros los que les venden lugares idílicos que solo descubrirán de su inexistencia cuando alcancen nuestras costas. Vienen engañados por las mafias, no lo olvides, y hay que terminar con esas mafias y para eso, bombardearemos Siria, hundiremos los barcos de pesca de Libia, Egipto o Argelia, y aumentaremos el tamaño de nuestras alambradas.

Pero puestos a hablar de Mafias, o sistemas mafiosos, en España sobran ejemplos. Grupos con grandes cuotas de poder, con organizaciones piramidales de gran tamaño, jugando entre la legalidad y la ilegalidad y lucrándose con esos negocios. Uno de esos Capi cayó ayer mismo y le condenaron a 5 años de cárcel. Un personaje catalogado hasta hace bien poco como Prócer de la sociedad, cuyos consejos eran escuchados y atendidos por el poder, un Padrino que se permitía dar lecciones a la sociedad en general desde altas tribunas “Para salir de la crisis hay que trabajar más y cobrar menos” decía. O ese otro que llevaba las cuentas de un Partido el cual lleva financiándose ilegalmente desde su fundación. Un Partido a través del cual se han lucrado decenas, cientos de personas, y cuyas actuaciones ilegales, chanchullos y estafas conocemos por decenas. Sin embargo, aunque en ambos casos están más que demostradas todas esas relaciones, está demostrada la existencia de una organización creada con fines criminales, esté demostrada la existencia de una jerarquización y todas y cada una de las características se cumplan, en estos casos no oiremos hablar de mafias sino de manzanas podridas, de delincuentes aislados. Es lo que hay, un caso más de neolengua, circulen nada que ver aquí.
 
Del blog de nuestro compañero Luis Salgado El Mundo Imperfecto

En defensa del pueblo catalán y su proceso EH Bildu firma una declaración de apoyo junto a varias fuerzas soberanistas de izquierdas

Coincidiendo con la celebración de la Diada un total de ocho formaciones políticas de distintas naciones y pueblos del Estado celebraron, el 10 de setiembre, un encuentro en Barcelona destinado a dar un apoyo expreso al pueblo catalán y a abrir una vía de solidaridad activa ante “las amenazas y ataques” al proceso abierto en este país. Representantes de Galiza, Castilla, Mallorca, Valencia, Euskal Herria, Aragón y Asturias adoptaron una declaración en la que se reclama respeto hacia las decisiones que adopte la ciudadanía del Principat el 27 de Setiembre. Estas formaciones se comprometieron además a coordinar cara al futuro eventuales respuestas ante las medidas que pueda adoptar el Estado contra Catalunya, y más en general a compartir iniciativas para hacer avanzar las reivindicaciones soberanistas en sus respectivos países.

La reunión tuvo como escenario la sede de Ciemen (Centre Internacional Esquarré per a les Mkinories Etniques e les Nacions) y contó con la presencia, como anfitriones y observadores del encuentro, de representantes de CUP y ERC.

Con la vista puesta en las lecciones del 27 de Setiembre en el Principat, formaciones de Galiza, Euskal Herria, Castilla, Asturias, Aragón y también de Pais Valencià y Mallorca, reconocen expresamente el “caráter plebiscitario y/o constituyente” de esos comicios.

Andecha Astur, Bloque Nacionalista Galego (BNG), Bloc Nacionalista Valencià (Bloc), Chunta Aragonesista ( CHA), Euskal Herria Bildu ( EH Bildu), Izquierda Castellana ( Izca), Mes per Mallorca (MES) y Puyalón de Cuchas expresan con claridad que la situación en Catalunya, y el modo en que ésta se afronte por la comunidad internacional, la Unión Europea y el Estado español, “determinará en gran medida las posibilidades de que se habilite un marco de respeto al derecho de nuestras naciones a adoptar libremente las decisiones que afectan a su futuro”.

Del mismo modo, las organizaciones impulsoras del manifiesto entienden que “el respeto a la voluntad democrática y el reconocimiento de los derechos de los Pueblos deben ser las bases de un marco de relaciones más justas y solidarias” y manifiestan su aspiración a “construir una nueva Europa, en base a un modelo de justicia social y de buen vivir, que libre a los pueblosdel chantaje de la deuda y preserve los derechos sociales básicos y las libertades ciudadanas”.

Las formaciones participantes en el encuentro de comprometieron a mantener una interlocución permanente en torno al proceso abierto en Catalunya, máxime “cuando desde el Estado se cursan todo tipo de amenazas y se apuntan ya medidas coercitivas” contra Catalunya.

Igualmente, en la reunión se acordó abrir vías de “interlocución y colaboracion” entre las formaciones firmantes del manifiesto y “otras que puedan reconocerse en los términos de esta iniciativa”cara a hacer avanzar el debate en favor de una ruptura democrática al entender que “el cambio político se juega en las naciones y en el respeto a su derecho a decidir sobre todas las cuestiones que afectan a su futuro, o lo que es lo mismo en la habilitación de procesos constituyentes no subordinados a una eventual y, hoy por hoy, poco plausible reforma de la Constitución española de 1978”.

EH Bildu

Del «Welcome Refugees» al «Go home» a la injerencia

Ayem Oskoz, Iñaki Irazabalbeitia, Maite Ubiria y Lorena López de Lacalle
EH Bildu

La Unión Europea aborda hoy, con evidente retraso y un enfoque deficiente, la llamada crisis de los refugiados, causada mayoritariamente por la guerra en Siria. Esas imágenes que han tomado al asalto las conciencias de la ciudadanía europea son, no lo olvidemos, parte de un fotograma mucho más largo y dantesco. Esa película de horror y muerte tuvo su prólogo en los conflictos militares inducidos en Irak y en Afganistán, en un modelo de intervención que, de un modo u otro, se ha exportado a otros estados de la región, entre ellos Libia y Siria.

La llegada de miles de personas refugiadas y la actitud hostil de las autoridades que han encontrado en las fronteras de Hungría y Serbia, pero también en buena parte de los gobiernos de la UE, ha dado un nuevo alcance a una situación insostenible.  

Como en las colonias africanas del Reino de España, en el extremo oriental, Turquía ha mantenido a raya una frontera que, como todas las construidas para contener las injusticias, terminan por ceder un día u otro. La campaña pre-electoral del islamista Erdogan, al que se ha consentido que ataque a la población kurda, la que ha enfrentado con más decisión al Estado Islámico, guarda relación directa con este «incómodo» desbordamiento de la situación. Las cosas pocas veces ocurren porque sí y no es baladí el momento en que se producen.

Esta crisis de refugiados no arranca con ese camino sobre las vías del tren ni la construcción de verjas en el extrarradio de la Unión Europea, sino que tiene su origen en la política intervencionista seguida por los gobiernos comunitarios, en este caso en Siria.  De ahí que no tengamos derecho a olvidar que son los mismos dirigentes que, bajo la presión de la ciudadanía, articulada bajo esa consigna de dignidad que es #WelcomeRefugees, los que hasta anteayer apadrinaban a la oposición siria, a cuya cruzada militar contra al-Assad daban pleno marchamo democrático, aunque en la hora actual la engloben en el magma del «terrorismo yihadista». Y a cual ahora, paradójicamente, empiezan a reconsiderarlo como interlocutor necesario.

Esa voz aparentemente emocionada de François Hollande ofreciéndose a recibir a 25.000 refugiados contrasta con el discurso guerrero con el que agasajó a la oposición que aspiraba a derrocar al régimen antidemocrático de al-Assad en el Elíseo, allá por 2012 y de paso marcar territorio frente a Rusia, como potencia aliada del régimen sirio. Como un año más tarde se comenzó en Ucrania.

En esos tres años de amnesia, la muerte se ha instalado en Siria, y los países vecinos, con menos medios a su disposición, se han llenado de refugiados. Solo Líbano, país en que miles de palestinos siguen esperando el regreso a un país ocupado, recoge a 1,5 millones de refugiados causados por la guerra azuzada en Siria, entre otras, por la potencia colonial del país del cedro, Francia. Sirva el frío dato para discernir siquiera entre solidaridad y racanería.

Mientras desde el ámbito local, con menos medios, se ponen en marcha iniciativas que sirven para despertar las conciencias de una Europa entumecida, en los órganos de poder, tan sensibles a los vaivenes de opinión pública, se juega una partida macabra, consistente en simular un impulso humanitario donde hay una frenética búsqueda de «apaño temporal» ante un incómodo problema y, a tenor de algunas declaraciones, un intento de trasladar el foco de atención al origen. Otra vez mediante la guerra.

No hay propósito de enmienda respecto a la política pirómana que han llevado los socios europeos de la mano de EEUU en Oriente Medio, sino más bien un sondeo sobre los eventuales apoyo para dar mayor dimensión a la intervención externa contra el Estado Islámico, receta que aunque todas sabemos que solo contribuiría a aumentar las dimensiones de la tragedia humana, tendría a ojos de Bruselas la ventaja de que los muertos, como hasta ahora por cierto, se situarían mayoritariamente en origen, sin deslucir las costas europeas.

Esa parece ser la propuesta que cohesiona la errática política comunitaria: la de poner vallas que traten de contener la miseria, y la de dotar de unas mínimas coordenadas geográficas, a una guerra que sólo deviene un problema cuando salta a la escala global.

No se trata de diluir la presente crisis en un debate geopolítico que traslade a la ciudadanía la falsa idea de que ni debe ni puede hacer nada para tratar de combatir las injusticias concretas, dada la complejidad de las causas y responsabilidades que aparecen tras los conflictos.

Sin embargo, ahora y aquí, cuando el frenético ritmo de la actualidad no ha barrido todavía el poso que hayan podido dejar en nuestras conciencias esos éxodos que nos conducen a nuestros propios destierros, no está de más recordar que la crisis humanitaria con mayúsculas estalla sobre el mapa de las operaciones de rapiña imperialistas en Afganistán, Irak, Libia, Kurdistán, Gaza on en el África sub-sahariana (Eritrea, República Centroafricana, Malí, Sudán del Sur)…

No está de más, sin perderse en el inmenso océano, acompasar las actuales muestras de solidaridad con gotas de pensamiento crítico, y sobre todo de constancia, para horadar con más eficacia la política que aplica Bruselas, y abordar la tarea pendiente de forjar alianzas para dar una alternativa a escala continental a esa injerencia militarista que hoy se conjunta con el asalto a la soberanía y el rapto a la democracia en el propio marco de la UE, como se ha puesto de manifiesto en Grecia. En un caso u en otro, la lógica motora es la misma: responder a las necesidades de las élites económicas capitalistas, y despreciar los derechos fundamentales y hasta la más mínima dignidad humana.

El Mediterráneo, o los caminos terrestres que dan entrada a la coraza de la UE, no pueden convertirse en una fosa común, ni Europa puede seguir viviendo en la esquizofrenia que le lleva a deslindar su papel en el devenir de esos países de la mal llamada política de seguridad.

Ni este nuevo drama, que se solapa sobre el horror permanente, duradero, silenciado, de tantos conflictos silenciados, puede convertirse en el comodín de formaciones políticas, algunas con responsabilidades de gobierno en nuestro país, que hoy se amparan en el discurso humanitario mientras mantienen una política continuada de apoyo a planteamientos injerencionistas y de marcado contenido tensionador o directamente belicoso –en Ucrania, en Venezuela…– o de fiel alineación con la OTAN.

Un repaso, por ejemplo, a iniciativas en el Parlamento Europeo nos permitiría dirimir mejor sobre el papel de cada cual en situaciones de alta emocionalidad como la generada por esta crisis, o hace un año con el asedio contra población civil en Gaza, o…

Es urgente reclamar un cambio radical en las políticas de acogida y ayuda a los refugiados, y exigir la reposición del derecho de asilo. Como urgente es desenmascarar las políticas de intervención militar y de neocolonialismo económico en la raíz de los éxodos forzosos.

Es urgente convertir en fenómeno viral la solidaridad entre los pueblos, el respeto a la soberanía de los países y la resolución por medios políticos de los conflictos internacionales.

No se puede desligar, o al menos nosotros no lo hacemos, la respuesta inmediata, necesaria, a esta crisis, de la crítica feroz al laxismo de los dirigentes de la UE ante este drama humano, y de la denuncia sin tapujos de la responsabilidad del modelo neoliberal al que sirven en la situación de las personas migrantes, sean estas refugiadas políticas o económicas.

Para nosotros, decir Welcome Refugees es también gritar un viejo, reconocible y actual Go home a las políticas de agresión militar, al imperialismo, que son causa de muerte e injusticia, fuera y dentro de Oriente Medio.

Publicado en Naiz

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