28J. Nosotrxs somos el punto de partida
Amets Martínez de Heredita – Lumagorriko kidea
Son ya 44 los 28J que celebra el movimiento de liberación sexual, 44 años de aquella revuelta de travestis, de transexuales, de gays y lesbianas que dijeron “ya basta, no nos vais a detener” e hicieron frente a una represión constante de manos de la policía, de los jueces, de la clase política, de la iglesia… de todo un sistema heteronormativo que prohibía y golpeaba a todo aquello que se salía de la norma, de su norma. Una policía que atosigaba a aquella juventud que había encontrado un exilio a su sexualidad y a sus deseos en el barrio de Greenwich y en el bar Stonewall Inn en Nueva York.
Han pasado 44 años de aquella revuelta que situábamos en una momento extremo, donde la homosexualidad era tratada psiquiátricamente y las terapias de curación estaban en el orden del día.
Hace unas semanas, saltaba la triste historia de Zulema, una joven ecuatoriana secuestrada por su padre e internada en la “Comunidad terapéutica femenina Esperanza” para curar su lesbianismo. Por otra parte, nos quedábamos atónitas ante una nueva aplicación para teléfonos móviles que trata de curar este mal a la heteronorma, o la recomendación de médicos católicos que insisten en que la homosexualidad se cura con homeopatía, mientras el Vaticano hace llegar a los curas españoles un manual contra la homosexualidad. Por cierto, que manuales de este tipo están a la venta en centros comerciales como Carrefour y El Corte Inglés.
Decían quienes participaron hace 44 años de aquella revuelta que era obligatorio llevar al menos tres prendas que te identificaran con tu sexo; en realidad, más que con el tuyo, con el que ellos querían que te identificaras, y en este recuento no entraban los calcetines, una medida absurda que pretendía ponerle puertas al campo y barreras al mar, y mientras leía con atención estos testimonios, me estremecía con la noticia de que el joven Raymond Buys de 15 años moría en el intento de volverlo hombre en un campamento de Sudáfrica.
Y todo esto pasa mientras Rusia aprueba una ley que prohíbe la propaganda homosexual con 434 votos a favor y una sola abstención, llenando las calles una vez más de esa homofobia, que hasta lo que yo sé, se ha cobrado ya dos vidas, en un contexto en el que no se libra ni Francia y donde lo llamativo es la capacidad movilizatoria de ciudadanos pidiendo que no se otorguen unos derechos, que si gozan otros ciudadanos y ciudadanas, y en esa labor de defensa férrea del heterofascismo nos hemos topado con caras desfiguradas a palos e incluso la muerte del joven Clement Meric, joven militante antifascista, estudiantil y curiosamente también activista LGTB, cuestión omitida por la mayoría de los medios a pesar de que, si contextualizamos la agresión, parece que alguna importancia debería de tener.
Y algo de todo esto pasa también en nuestro país, porque a pesar de lo que algunas personas quieran hacer ver u omitir, ya sea por su acción como por su no acción, estas expresiones homofobas existen en Euskal Herria; cabe mencionar la agresión homofoba contra dos jóvenes de 18 años por parte de otros tres jóvenes de entre 16 y 19 años en Iruñea, la concentración de fascistas ante el consulado de Francia en Bilbo pidiendo la libertad del asesino de Clement Meric o la detención por parte de la policía francesa esta misma semana de una persona en Baiona cuando se manifestaba a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Si bien es cierto que la homofobia en nuestro país, y fuera de él, no es algo que surja de repente, que venga con la primavera o que aparezca cada mes de mayo o junio para tener algo que escribir en los periódicos, la homolesbotransfobia es constante en la calle, en los medios, en las aulas… Y alguien debería de poner algún tipo de atención porque las alarmas rojas deberían estar ya encendidas.
Como encendido debería estar ya el Congreso de los Diputados tras la declaración de asociación de utilidad publica, a una organización como “Hazte oir” por parte del Ministerio del Interior, una asociación que defiende que el matrimonio entre personas del mismo sexo “amenaza la pervivencia de la especie”. Para Canadá, en cambio, ahora si podemos ayudar a la pervivencia de esa especie ya que desde hace unas semanas las personas no heterosexuales pueden donar sangre si llevan 5 años de abstinencia, no sabemos si repartirán una especie de pasaporte donde se selle cada relación sexual a modo de garantía.
Esta semana también llenaremos las agendas de los partidos, de los sindicatos, de las instituciones… porque una fecha como esta es una golosina mediática difícil de dejar pasar, ellos también tienen que aparecer, olvidando que la lucha del movimiento de liberación sexual no sólo es la lucha por unos derechos más o menos justos, nuestra lucha, como la feminista, es una lucha que debe ser básica para una transformación social, porque si de verdad queremos construir una alternativa a lo que existe, a lo que sufrimos, el punto de partida esta aquí, con nosotras y solo con nosotras haremos una Euskal Herria para nosotras.