La Marcha Mundial de las Mujeres en el Sur de Kivu> Colette Brackman (Sin Permiso)

Colette Braeckman es periodista del periódico belga Le Soir. Ha acompañado a la Marcha Mundial de las Mujeres a Kivu. Sus crónicas pueden leerse en su página web http://blogs.lesoir.be/colette-braeckman/

Este artículo, traducido por Gustavo Buster, se ha publicado en la Revista  Sin Permiso.

Imagen: Revista Sin permiso

La Marcha Mundial de las Mujeres acaba de realizar este mes de octubre una experiencia singular de diplomacia popular y de solidaridad internacional. Miles de mujeres han viajado hasta la provincia del Sur de Kivu, en el oriente de la República Democrática del Congo, para decir basta a las violaciones masivas, a la guerra alimentada por el expolio mercenario de sus riquezas minerales y a las intervenciones militares de todos los ejércitos y milicias de la región. Pocos días antes se había hecho público el informe de la Comisión de Investigación de Naciones Unidas sobre los crímenes cometidos en la región como continuación del genocidio ruandés y la llegada de milicias y refugiados hutus, perseguidos por el ejército de mayoría tutsi.

La movilización de las mujeres altermundialistas de la Marcha ha servido de catalizador para que las mujeres de la región y todo el Congo hayan adquirido de nuevo el protagonismo de su lucha contra la violencia de género sistemática que padecen. Reproducimos aquí dos crónicas de la conocida periodista belga Colette Braeckman, que ha acompañado a la Marcha Mundial de las Mujeres en el Sur de Kivu. 

1 Homenaje a las mujeres mártires de Kivu

A lo largo de la carretera de Bukavu a Mwenga, un territorio en el corazón del Sur de Kivi, las concentraciones de aldeanos no recuerdan haber visto antes una caravana de coches semejante, con tal número de extranjeros juntos. Y sobre todo, en este territorio minero que es una especie de Far West tropical, más frecuentado por los soldados y los aventureros que por los altermundialistas, nadie recuerda haber oído jamás hablar de solidaridad, de justicia, de reparación…

Aquí, a cuatro horas de Bukavu por pista de tierra, las participantes de la Marcha Mundial de Mujeres han venido a hacer un minuto de silencio en este santuario del martirologio congolés, ante un futuro monumento cuya primera piedra han depositado, en homenaje a las trece mujeres y dos hombres que fueron enterrados aquí en octubre de 1999 tras ser arrojados a la fosa y cubiertos lentamente por los paletadas de tierra.

En la muchedumbre que se apelotan bajo la lluvia para ver a todos estos blancos, todos esos funcionarios, entre ellos la Ministra de Igualdad y la Infancia, que colocan la primera piedra de una futura casa de mujeres, se encuentra Machozi Asoni, de 60 años. Erguida, llena de arrugas, la mirada penetrante y la memoria intacta. Se acuerda de todo, porque estaba allí cuando los militares, a comienzos de octubre de 1999, invadieron el barrio: “buscaban brujas, a mujeres que fabricaban el gris gris para los Mai Mai” (los gris gris son unos amuletos que se cree hacen invulnerables a los combatientes angoleños, a los chicos de las aldeas que se oponen a la presencia de las fuerzas ruandesas). “La víspera, una joven que vivía con el jefe de los soldados había enfermado y había acusado a las mujeres de haberla maldito con un conjuro…”.

Machozi cuenta como siete mujeres, sus vecinas, fueron detenidas como escarmiento para las demás: “los militares rebeldes de la época, el RCD Goma (Unión Congolesa para la democracia, a las ordenes de Ruanda) las fueron a buscar, las golpearon y las arrojaron a una celda. Poco después capturaron a seis mujeres más y a dos hombres, igualmente sospechosos”.

La prisión sigue allí, con sus muros desteñidos por la lluvia y manchados de ese lodo rojo al que se pegan las semillas. Debajo de la escalera se ve una especie de fosa llena de agua: “Es ahí”, dice Machozi, “donde arrojaron a las mujeres, es ahí donde las tuvieron en cuclillas varios días. Oíamos sus gritos y lamentos, porque las habían golpeado en la cabeza con palos y las habían herido con las bayonetas. Antes de echarlas al agua, habían arrojado sal y los militares habían cubierto a las mujeres de pili pili y las habían abierto las vaginas con cuñas de madera para meterles dentro pimientos picantes…”

Otras dos mujeres interrumpen, se trata de Angelina Bibiha y Naluwinja Andropine, que también recuerdan: “las mujeres todavía estaban vivas cuando las sacaron de la cárcel. Las empujaron hasta el centro de Mwenga, totalmente desnudas, heridas, aunque todavía caminaban. Habían cavado una gran fosa en el suelo y las obligaron a bajar. Los militares comenzaron a arrojarles encima paletadas de tierra y las fueron enterrando mientras lloraban y gritaban de angustia…” Todos los habitantes de Mwenga asistieron al suplicio, pero las mujeres insisten: “en el gentío nadie se movió, ni un grito de protesta, ni una lagrima, los militares amenazaban con disparar al menor ruido. Decían que nos debía servir de lección, que no debíamos ayudar a los Mai Mai, nuestros hijos que luchaban contra los invasores llegados de Ruanda…”

En el descampado enlodado que debía de servir como pista de aterrizaje para los helicópteros que jamás llegaron por las lluvias torrenciales, una muchedumbre compacta se arremolina detrás de pancartas que reclaman justicia, la partida de los militares, reparación de los daños. En uno de los cartelones, que portan los “huérfanos de Mwenga” hay unos nombres pintados en rojo, los de los asesinos de las mujeres: Kasereka (probablemente un apodo), que era entonces el comandante militar, originario del Norte de Kivu, Ramazani, un soldado de Uvira, y su jefe, Amisi Tango Tour. Los dos primeros, nos dicen, “se esconden en las filas del ejercito congolés”. El tercero, Gabriel Amisi, ha ascendido como premio: hoy es comandante en jefe de las fuerzas de tierra. Todos ellos eran entonces auxiliares de una Ruanda que quería controlar el este del Congo.

Gracias a los acuerdos de paz de 2002, hoy se han integrado en las fuerzas gubernamentales y, en algunos casos, han cambiado de nombre. Por eso en Mwenga desconfían del ejército. “Algunas caras, nos hacen temblar” dicen Machozi y las otras mujeres…

Dando brincos por los baches de la pista de tierra roja durante horas, una pista escurridiza como si fuera de jabón, las delegaciones de la Marcha Mundial de Mujeres, van descubriendo, aldea tras aldea, las planicies abiertas del Congo: colinas desiertas, que hoy todavía ocupan los rebeldes humus que todavía saquean y matan cuando tienen la oportunidad, las aglomeraciones sobre pobladas donde se han refugiado los civiles expulsados de sus campos, toda esa gente que grita, que se abalanza pidiendo que se les ayude. Las mujeres tienen que hacer frente a una multitud de crímenes impunes: en Kasika, los aldeanos han bloqueado la carretera para explicar a la caravana como, el 24 de agosto de 1998, su Mwami (rey tradicional de los Bashi) fue asesinado en la Iglesia, como su mujer, embarazada de gemelos, fue abierta en canal sobre el altar, como fueron masacrados los curas y sus fieles.

En estos campos del Sur de Kivu, las violaciones y los asesinatos continúan y los aldeanos denuncian las operaciones militares en curso: los rebeldes de vengan de nosotros, los militares nos roban, la guerra nos impide cultivar la tierra…”

El domingo, miles de mujeres venidas de América, Europa y toda Africa (a excepción muy significativa de Ruanda) se reúnen en Bukavu. Depositan flores en un modesto memorial creado por las refugiadas de la guerra y, sobre todo, atraviesan el poblado cantando, gritando su solidaridad y reclamando justicia y reparación para sus hermanas congolesas. A Mwenga, la coordinadora local de la Marcha resume el sentimiento general y agradece a las mujeres del mundo entero haber hecho semejante viaje: “durante mucho tiempo, cuando contábamos los horrores que hemos padecido, temíamos que no nos creyeran. Hoy habéis visto y escuchado…”.- 17 de octubre del 2010

2 ¿Hasta cuando retumbaran los gritos de las mujeres de Bukabu?  

¡Lo nunca visto en Bukabu! Quince mil mujeres en la calle, vestidas con telas deslumbrantes, con una sola exigencia “Denuncia las violaciones y di NO”. Mujeres que se manifiestan y corean la consigna que se ha hecho celebre en todo el Congo: “sol, sol, solidaridad con las mujeres de todo el mundo”.

Este domingo hasta la lluvia ha querido ayudar a la capital del Sur de Kivi y el sol da la bienvenida a la Marcha Mundial de las Mujeres, que se despliega como una larga serpiente abigarrada por toda la población. En las aceras, los hombres, petrificados se paran para observar a estas mujeres tan bellas, tan decididas, tantas, que han comenzado a manifestarse después de plantado un árbol de la paz. Han venido de todas partes, latinoamericanas que parecen desfilar sobre la luna y cantan consignas altermundialistas, sudafricanas de puño en alto que repiten una y otra vez “amandla”, el grito de la lucha contra el apartheid, las burundesas, deslumbrantes bajos sus sombrillas blancas, las quebecois, las españolas, que se encuentran con sus hermanas de las organizaciones feministas que llevan apoyando tanto tiempo. Aquí, blancas y negras, al mismo paso, bajo las mismas pancartas, con las mismas esperanzas.

La delegación belga, con el mandato de todas las organizaciones feministas del país y los sindicatos, con el apoyo de Joelle Milquet, es una de las que mas se hacen notar por la radicalidad de sus consignas: “Lo que no hace la Monuco (la Misión de las Naciones Unidas), lo haremos nosotras…”

Bélgica no se ha contentado con mandar una delegación importante. La ministra Joelle Milquet esta representada por su consejero diplomático Charles Delogne y por el ex senador George Dallemagne. Muchas mujeres congolesas, representantes de todas las organizaciones de base del Sur de Kivi, cuentan como las mujeres belgas (entre ellas Tournai) las han ayudado y han traído telas para las pancartas y medios para el viaje: “si estamos aquí, si nos podemos hacer oír, es gracias a la movilización de nuestras hermanas del mundo entero, y en particular de Bélgica…”

Las delegadas de la Marcha Mundial de las Mujeres, que han animado tres días de debates apasionados en el Ateneo de Ibanda y rendido homenaje a las mujeres mártires de Mwenga, son hoy desbordadas en número por las congolesas, que desfilan compactas y que parecen crecer en participación de calle en calle.

Las mujeres congolesas han venido de todos los rincones del país para unirse a sus hermanas que sufren, levantan decididas las pancartas de las empresas públicas en las que trabajan o de sus asociaciones, las banderas de sus provincias de origen.

“Nos hemos pagado el viaje” aseguran orgullosas 40 mujeres llegadas de Kisangani, “la provincia oriental también ha sido victima de la guerra y aun hoy hay grupos de extranjeros que llegan de Sudan o Uganda para atacarnos. Por eso tenemos que unir nuestra voz a las de nuestras hermanas de Kivi…” Las mujeres de Kino y de Katanga nos cuentan como han hecho rifas, recorrido las empresas publicas y privadas, para reunir los fondos necesarios para el viaje “es importante estar aquí, mostrar que el Congo es un país unido y que somos solidarias…”

A lo largo de este día memorable, se olvidan las peleas de la víspera. Al comienzo, empeñadas en su autonomía, las organizadoras de la Marcha habían rechazado el apoyo de los poderes públicos, temiendo que las utilizaran políticamente. Pero el día antes de la manifestación, cuando las delegadas extranjeras comenzaban a concentrarse en Bukavu, las representantes de la Marcha Mundial de las Mujeres en Kinshasa y Kivu han repensado su actitud ante la debilidad de sus recursos y la importancia de la acción y han aceptado la ayuda de la ministra de igualdad y la familia, Marie-Ange Lukiana, que, junto al nuevo gobernador del Sur de Kivu, Marcellin Cishambo, se vuelcan. “Lo que esta en juego es la imagen de nuestro país, el éxito de este encuentro internacional” asegura la Señora Lukiana. En una semana y gracias al poyo de las autoridades, Bukavu se transforma: la calle que lleva al Ateneo de Ibanda es asfaltado, aparecen kioscos protegidos de la lluvia por lonas, la ciudad se cubre de pancartas con las reivindicaciones de las mujeres, la denuncia de la violencia sexual…

Una de las organizadoras congolesas, Janine Mukanirwa, debe reconocerlo finalmente: “sin la participación de los poderes públicos, no hubiéramos tenido este éxito”. El gobernador Cishambo añade. “para reconstruir nuestro país, restaurar la autoridad del estado –el único que puede asegurar una paz duradera- tenemos que colaborar todos. La sociedad civil y los poderes públicos no son opuestos, sino complementarios….”

Contrapoderes, antipoderes, preludio de la campaña electoral, riesgo de cooptación política…el domingo todas estas discusiones parecen estériles ante las mujeres que desfilan codo con codo y que inundan la ciudad con sus reivindicaciones: “fin a la guerra, fin a la violencia”.

¿Cómo no se escuchará este grito de las mujeres de Bukavu en Nueva York o Bruselas? El sentido común de las mujeres no se deja atenazar por las precauciones del lenguaje o las perífrasis diplomáticas. Lo que quieren es que “esos extranjeros (los hutus ruandeses) que han llegado hasta aquí a través de un corredor humanitario organizado por la comunidad internacional y que han sembrado la muerte, sean repatriados, por las buenas o por la fuerza”. Que “los violadores sean castigados, que se impida que continúen, que se les persiga, con independencia de que formen parte de nuestras fuerzas armadas o de los cascos azules”, que “las victimas, a las que no se ha ayudado nunca, puedan por fin esperar una indemnización por los daños sufridos”. El responsable del Buró de Naciones Unidas por los derechos humanos, el belga Luc Hekinbrant, quiere proponer que las victimas que han acudido a la justicia puedan tener acceso a un fondo especial, que pueda adelantarles dinero a cuenta de las eventuales indemnizaciones.

George Dallemagne, también preocupado por hacer efectiva la lucha contra la impunidad, propone otra idea: hacer test de ADN a las mujeres victimas de violaciones (un procedimiento barato que ya se aplica a los solicitantes de visado) para poder identificar, si se da el caso, a sus agresores y poder castigarlos. Durante tres años, Abogados Sin Frontera ha estudiado sin éxito esta propuesta, que ya habia hecho en su momento Karen De Gucht. Pero ahora Dallemagne, médico de profesión, quiere relanzar la idea: “si se implementa, además del castigo, esta prueba tendría un efecto disuasivo…”

Se las ve y se escuchan sus gritos, se anuncian nuevas iniciativas…ya era hora, porque desde las montañas del Sur de Kivu llegan noticias inquietantes a Bukavu: desorientados, furiosos por el arresto de su jefe Callixte Mbarushimana, los rebeldes hutus han intensificado sus ataques y, como nos dice un testigo: “atacan a los civiles con una rabia y una violencia desatada…”

El Norte y el Sur de Kivu siguen siendo un polvorín. La guerra y el miedo reinan en las colinas, pero este domingo, aunque haya sido durante unas pocas horas, millares de mujeres han superado su angustia para celebrar su solidaridad, cambiar el destino y obligarle a ser más clemente.

La ceremonia de cierre, en la Plaza de la Independencia, estuvo a la altura de esta mañana memorable: terminan los discursos oficiales cuando aun se sumaban a la plaza cortejos de mujeres llevando el paso al ritmo de la fanfarria kimbanguista. La ministra Lukiana galvanizaba al gentío. La esposa del presidente prometía presentar a su marido “esa misma noche” el manifiesto de la Marcha Mundial. En la concentración, las fans de Oliva, la primera dama –cuyo carisma no tiene discusión- gritaban de alegría. También oímos cantar al gobernador Cishambo con buena voz un himno religioso, un canto en lingala, mientras ejercía de maestro de ceremonias improvisado, y pedía que todos entonaran a capella y con el corazón en un puño el bello himno nacional “En pie, congoleses…”

Las congolesas han demostrado, sin duda, que hace tiempo que se han puesto en pie y que están en camino, que nunca han dejado de luchar por sus derechos y su dignidad. Y en Bukavu han descubierto que no están solas en esa lucha…- 18 de octubre del 2010.

 

 

Reinterpetrar para debilitar: Las oposiciones al cambio en Ecuador

Artículo de Magdalena León, integrante de la Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía –REMTE-. Este texto está publicado en la Agencia Latinoamericana de Información, ALAI.

Avanza una nueva semana en Ecuador, tras los acontecimientos golpistas del jueves 30 de septiembre. Aún no se había juntado toda la información de lo ocurrido, pero abundaban ya las interpretaciones y reinterpretaciones, en unos casos rayando en la banalización de hechos que son de gran complejidad política y también de alta sensibilidad humana, dado el saldo de varias personas muertas y decenas de heridas.

De hecho, se despliega una verdadera disputa por la reinterpretación, que es en lo inmediato una disputa frente al resultado político que confirmó el apoyo al proyecto de Revolución Ciudadana y al Presidente Correa. Las reinterpretaciones vienen de diferentes entornos, pero buscan bajarle el perfil a ese resultado con el común enfoque de poner en duda si hubo o no intento de golpe, si hubo o no secuestro y, sobretodo, de atribuir la responsabilidad y hasta la culpa al Presidente y al gobierno.

En unos casos, de a cara este episodio se reitera en un ‘método’ que ha sido aplicado de modo sistemático para criticar al gobierno: poner la mira en la figura de Correa. Así, un proceso que por obvias razones está en latente disputa, cruzado por múltiples actores, intereses y relaciones, termina siendo visto y explicado por lo que Correa dice y hace, por sus posturas y por su temperamento.

Semejante simplificación ha dado pie a un ‘anticorreismo’ que, si bien minoritario, muestra variados matices: desde el visceral hasta el pensado / calculado, pasando por el de la rivalidad de egos –por supuesto masculinos- Pero sin duda la centralidad de los ataques a Correa conjuga elementos de ideología, método de análisis, animadversiones personales y el hecho objetivo de que su liderazgo o popularidad ha sido una de las condiciones imprescindibles para abrir un espacio de cambio. De ahí que, desde varios frentes, se apunta a un debilitamiento de su imagen.

Entre los planes opositores previos figura el inicio de un proceso de revocatoria del mandato, cuyos impulsores han declarado que no buscan la revocatoria en sí, imposible dado el apoyo popular a Correa, sino su debilitamiento para hacer inviable el proyecto de Revolución Ciudadana, el avance en la implementación de la Constitución; en su lugar, reclaman los mecanismos ‘democráticos’ de mesas de negociación, con participación ‘pluralista’, en una versión que al fin encarna en los hombres de siempre de los grupos de siempre.

Es decir, antes y después del 30 de septiembre el propósito de los diferentes fragmentos de oposición ha sido debilitar el proyecto de cambio, y su principal herramienta la crítica y descalificación a la figura presidencial.

En esta oportunidad, las voces y lecturas coincidentes desde la derecha y desde otros costados opositores, cuestionan la presencia de Rafael Correa en el cuartel sublevado tildándola de prepotente, autoritaria, provocadora, temeraria y hasta machista. Se dice que el asunto debió ser encarado y resuelto a través de los ministerios respectivos dado que, se insiste, se trataba de una protesta por razones salariales.

Se distorsiona así lo que fue ante todo un gesto de responsabilidad frente una situación de enorme riesgo para el país: con el sólo hecho de no salir a las calles a cumplir sus tareas relativas a la seguridad, la policía creó un clima de caos de impredecibles consecuencias. Si a esto se suma la toma de la Asamblea Nacional y el cierre de aeropuertos, ocurridas al mismo tiempo, la situación era ya lo suficientemente crítica como para que el Presidente se ponga al frente. No rehuir las situaciones críticas ha sido una constante en este período al frente del gobierno, ésta, tan grave, no podía ser precisamente la excepción.

La acción policial ciertamente se inscribe en un conflicto que va más allá del episodio de ese día, pues atañe a las dificultades de reestructuración y renovación de una entidad que fue moldeada en los patrones de la represión, el abuso, el clientelismo y la impunidad. Las inercias que se observan requerirán respuestas de fondo, creativas y transformadoras.

Pero en los afanes debilitadores, el profundo sentido anti cambio del hecho policial termina siendo legitimado a nombre de un ‘justo reclamo’ de derechos no bien manejado por el gobierno, y pasa a segundo plano o se ignora lo que debería concitar una reacción urgente de todas/os: los alcances de la violencia desplegada por los armados contra las autoridades y contra la sociedad. La movilización popular fue atacada con disparos, gases, golpes, insultos. Con rostros cubiertos o descubiertos, los policías sublevados gritaban consignas contra Venezuela y Cuba, agredían física y verbalmente a varias/os asambleístas ‘acusándolos´ de lesbianas, gays, comunistas. En el ámbito opositor al cambio, desde las expresiones más educadas hasta las más grotescas coinciden en rechazar lo que consideran la amenaza del ‘comunismo’, del ‘chavismo’, del ‘autoritarismo’.

Las reacciones y disputas de estos días confirman la necesidad de una transición, de un ‘ajuste de foco’ de diferentes sectores a lo que significa una coyuntura de transformación, en la cual se redefinen ámbitos y roles de movimientos y gobierno, se mezclan sus aguas. Esto supone construir conjuntamente una agenda de cambio como proceso -el maximalismo y el inmediatismo juegan en sentido contrario-, asumiendo que en ese camino abierto se conjugan la transformación del Estado y su institucionalidad y la transformación de la sociedad y sus expresiones organizativas.

Colombia – Denuncian el asesinato de 22 defensores de derechos humanos en los primeros 75 días de Santos

Rebelión – Agencias

Al menos 22 activistas, un periodista y un juez fueron asesinados durante los primeros 75 días del Gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, según un informe de grupos pro derechos humanos presentado hoy en Washington. El Grupo Interdisciplinario por los Derechos Humanos (GIDH) y otras organizaciones expusieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el documento, que se basa en los datos de una plataforma que reúne a cerca de 200 organizaciones pro derechos humanos, la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos (CCEEEU).

En concreto, el informe detalla la muerte de cinco activistas defensores de las tierras, siete líderes indígenas, una defensora de los derechos humanos, cinco sindicalistas, dos mujeres educadoras comunitarias y dos miembros de organizaciones de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transexual (LGBT).

Además da cuenta de los homicidios del juez Pedro Elias Ballesteros Rojas y del periodista Rodolfo Maya Aricape, corresponsal de una radio comunitaria indígena.

Otro caso documentado es el asesinato de tres niños en el Municipio de Tame del 14 de octubre que, según las organizaciones, fue perpetrado por miembros del batallón de contraguerrillas número 45, adscrito a la Brigada Móvil número 5 de la octava división del Ejército Nacional.

Igualmente se exponen amenazas y hostigamiento a decenas de organizaciones pro derechos humanos y sus miembros a lo largo de las 21 páginas del informe titulado «Las palabras y los hechos. Los primeros 75 días del Gobierno de Juan Manuel Santos y la situación de los derechos humanos».

Santos asumió la Presidencia de Colombia en 7 de agosto de 2010.

Tras una audiencia de la CIDH, que celebra estos días el 140 período de sesiones, María Victoria Fallon, de GIDH, dijo que el informe pretende demostrar que existe una «continuidad con otro lenguaje» entre el Gobierno actual y el anterior de Álvaro Uribe en cuanto a la situación de derechos humanos.

«Puede haber un cambio de estilo, pero tiene que verse en la práctica», señaló Fallon, quien insistió en que los datos son un «subregistro», en alusión a que podría haber más muertes no documentadas.

En la audiencia, Fallon pidió a los comisionados de la CIDH una visita a Colombia para evaluar la situación denunciada.

Además aseguró que los grupos pro derechos humanos necesitan el «apoyo» de la comisión para que se avance en el trabajo para una política de atención y reparación de daños a víctimas.

Manifiesto de las mujeres por la paz

Nuestra solidaridad se extiende a todas las mujeres de cada territorio azotado por la violencia de la guerra y de la pobreza. Nos movilizamos, quebramos el silencio, fortalecemos nuestro compromiso de seguir nuestra marcha unidas por los 5 valores de la Carta Mundial de Mujeres para la Humanidad. Lea aquí el Manifiesto de las Mujeres por la Paz escrito por la MMM.

 

Nosotras, las mujeres que en todo el mundo padecemos con mayor fuerza el crudo realismo de la guerra, que hemos visto avanzar la militarización sobre la vida civil, sobre nuestros territorios y sobre nuestros cuerpos, superando el miedo  y el silencio, nos ponemos en marcha, por esos mismos lugares convertidos en campos de batalla, para unir nuevas voces en nombre de la justicia y la paz. 

La historia de conflictos armados, genocidios, represión es larga. El lenguaje de la violencia, establecido por el capitalismo y su sistema patriarcal, con el apoyo de transnacionales, contratistas, mercenarios y paramilitares, ha abierto fuego contra nuestras sociedades, instalando guerras, unas  noticiadas a diario, otras olvidadas, pero sin diferencias en las secuelas que dejan.

En disímiles regiones nuestros testimonios encuentran puntos comunes. Mujeres y niñas acosadas sexualmente en puestos militares de control; violadas por grupos de hombres armados y, luego, rechazadas por sus comunidades. Mujeres que salen corriendo, bajo un cielo de balas, con sus enseres e hijos al hombro hacia un refugio o un lugar incierto, alejadas de su cultura y su historia, a construir con sus brazos otros amaneceres. Mujeres y niñas convertidas en botín de guerra, en objetivo militar de diferentes grupos armados. Mujeres y niñas atrapadas por la trata, la prostitución  o que no retornaron de la lista de los feminicidios. 

Nos sobran razones para organizarnos y desafiar la violencia que apunta hacia nosotras, así como los pretextos invocados para justificar los conflictos bélicos como la discriminación étnica, racial o la criminalización de la pobreza y de la resistencia ante la injusticia. 

Tenemos la responsabilidad de hacer callar las armas denunciando las argucias del poder para inmovilizarnos a través de discursos falsos sobre la seguridad, las misiones humanitarias y el combate al terrorismo.  Mientras tanto, avanza la industria armamentista, la instalación de bases militares, la privatización y destrucción de los recursos naturales.

En la Carta Mundial de Mujeres para la Humanidad declaramos que la paz es mucho más que la ausencia de la guerra, es el cumplimiento y el respeto de todos  nuestros derechos  como habitantes del planeta. Con esos propósitos, continuamos en marcha, entrelazando nuestras manos con las de todas las mujeres y todos los hombres, movimientos sociales y pueblos del mundo que luchan para erradicar la pobreza y la violencia, y construir una paz duradera.

Somos un movimiento internacional feminista que surge y persiste a través de la acción. Grupos de mujeres y organizaciones de base en varios países dan vida a la Marcha Mundial de Mujeres para denunciar, enfrentar y poner fin a la opresión, explotación y discriminación a las que nos han sometido.

Desde el 8 de marzo de 2010, nuestros pasos se escucharon en 52 países. Decenas de millares de mujeres participaron en movilizaciones nacionales, a partir de cuatro campos de acción: autonomía económica de las mujeres, bien común y servicios públicos, violencia hacia las mujeres, paz y desmilitarización.

Este 17 de octubre de 2010 hemos llegado a Bukavu, provincia de Sud Kivu, República Democrática del Congo, donde los días no dejan de asombrarse ante la violencia sexual, hecho frecuente en la guerra que vive este país. En solidaridad con las mujeres que resisten cotidianamente las consecuencias del conflicto armado, cerramos en esta nación nuestra tercera acción internacional. 

En el año 2000, nuestra primera acción internacional como Marcha Mundial de Mujeres,  fue una de las iniciativas que impulsó  al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en su Resolución 1325, a reconocer  el impacto de la guerra sobre las mujeres y  su inclusión en todos los procesos de resolución de conflictos. Sin embargo, muchos gobiernos e instituciones tienen sus brazos cruzados. La impunidad continúa. 

Nosotras nos mantenemos en acción. Nuestra solidaridad se extiende a todas las mujeres de cada territorio azotado por la violencia de la guerra y de la pobreza. Nos movilizamos, quebramos el silencio, fortalecemos nuestro compromiso de seguir nuestra marcha unidas por los 5 valores de la Carta Mundial de Mujeres para la Humanidad: la igualdad, la libertad, la justicia, la solidaridad  y la paz. 

La agricultura campesina puede enfriar el planeta> Grain (ALAI)

Artículo publicado en América Latina en Movimiento (ALAI), No. 459, «Nuevas tendencias en el agro». http://alainet.org/publica/459.phtml

Hay una crisis climática que nos afecta a todos, pero que está golpeando especialmente a los pueblos del campo. Ya casi no es posible predecir las lluvias, llueve cuando no corresponde, pasamos fácilmente de inundaciones a sequías, sufrimos olas de calor o frío extremo, hay tormentas de viento que antes no se daban, el granizo es más frecuente, el agua es cada vez más escasa, etc. Esto es lo que llaman “cambio climático” o “calentamiento global”. Y su efecto es cada vez mayor, haciendo más difícil vivir y producir en el campo. Si esta contaminación sigue el clima estará tan alterado que la vida de todos se hará realmente difícil.

Esta crisis o cambio climático se debe a que el aire está contaminado con una serie de gases a los que se les llama “gases invernadero” y que se producen por utilizar petróleo o gasolina, quemar los bosques, destruir los suelos, acumular basuras, criar animales en grandes granjas industriales, etc. Los países del mundo se comprometieron a reducir la contaminación, pero han hecho poco o nada. En diciembre de 2009 los compromisos debían ser renovados en una reunión de los gobiernos llevada a cabo en Copenhague, pero salieron de allí sin comprometerse a nada. Por ello, el presidente Evo Morales llamó a una Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Miles de asistentes provenientes principalmente de organizaciones populares discutieron sobre las verdaderas causas del cambio climático y propusieron soluciones reales. En diciembre de este año (2010) los gobiernos se reunirán nuevamente en Cancún, México. Diversos movimientos sociales, incluidas la CLOC y la Vía Campesina, se preparan para realizar manifestaciones populares para exigir que los gobiernos ataquen las verdaderas causas de los problemas del clima y pongan en marcha soluciones reales.

¿Cuáles son las verdaderas causas de la crisis climática? La Cumbre de los Pueblos concluyó que es el capitalismo, debido a las formas de producción y consumo que promueve y a que pone las ganancias por sobre el bienestar de las personas y de la Madre Tierra en general. La Vía Campesina viene diciendo lo mismo desde el año 2007. También ha dicho que el sistema agrícola-alimentario industrial y el modelo agroexportador que se impone en el mundo es una grave causa de la contaminación que cambia el clima. La Vía Campesina también ha dicho claramente que las campesinas y campesinos del mundo están enfriando el planeta.

El año 2009 GRAIN hizo un estudio para determinar cuánta contaminación producía la gran agricultura y cuánto podían enfriar el planeta las y los campesinos del mundo. Los resultados confirman con creces lo dicho por la Vía Campesina.

El uso de fertilizantes, pesticidas, maquinarias y la destrucción de los suelos provocan algo más de la décima parte de los gases invernadero. Una de las principales causas de la destrucción de los suelos es que ya no se devuelve la materia orgánica al suelo.

La producción animal en grandes granjas y concentraciones es otra gran fuente de contaminación: muchos autores dicen que cerca de la quinta parte de los gases invernadero provienen de allí. Esto se debe a que las grandes granjas de crianza producen miles de toneladas de guano y orina que no pueden devolverse al suelo por ser demasiada cantidad. Al acumularse en grandes concentraciones producen toneladas de metano, uno de los gases más contaminantes.

Otra fuente de metano son las vacas que comen en exceso o comen muy poco. En las granjas industriales las vacas comen a destajo y, en la medida que las familias campesinas tienen menos tierra, sus vacas comen cada vez peor. Los procesos simultáneos de concentración de la producción animal y la pérdida de tierras por parte de campesinos, pastores y pueblos indígenas provocan entonces calentamiento global.

La deforestación es otra gran fuente de contaminación. La destrucción de los bosques y los suelos que antes protegían los bosques provoca también casi un quinto de los gases que contaminan y alteran el clima. La mayor causa de deforestación actualmente es la expansión de las grandes plantaciones forestales para producir celulosa, las plantaciones de caña de azúcar y palma aceitera para agrocombustibles y la expansión de los monocultivos de soja para alimentar a los animales criados en las grandes granjas.

La contaminación sigue adelante con el procesamiento, comercialización y exportación e importación de alimentos. Alrededor de un tercio de todo el transporte terrestre es para llevar alimentos de un extremo del mundo al otro. El procesamiento industrial de alimentos, los envases y la refrigeración en el transporte, en los supermercados y en la casa producen más de un sexto de todos los gases con efectos sobre el clima. Y todo ello no le agrega nada a la calidad de nuestra alimentación. Por el contrario, el procesamiento industrial nos llena de conservantes, saborizantes, antioxidantes y colorantes que son una amenaza seria para nuestra salud y especialmente la de los niños. Este es un sistema que, por ejemplo, hace que comamos carne y frutas que pueden tener más de un año de antigüedad.

Por último, los grandes depósitos de basuras -que aumentan mientras más alimentos envasados compremos- producen cerca del 5% de todos los gases invernadero.

Si sumamos todas estas fuentes de gases contaminantes, nos encontramos con que al menos la mitad de los gases invernadero provienen del sistema de producción agrícola y alimentario industrial.

Las alternativas

¿De qué forma la agricultura campesina puede enfriar el planeta? Si la agricultura campesina volviese a ser la agricultura predominante en el mundo, una primera forma de enfriar el planeta sería devolviendo la materia orgánica al suelo. Nada más haciendo eso, la contaminación con gases invernadero se reduciría al menos un tercio. Con ello además mejorarían los suelos y además los fertilizantes serían innecesarios, porque la materia orgánica que hoy se pierde tiene más nutrientes que todos los fertilizantes que actualmente se consumen.

Una segunda forma de enfriar el planeta sería recuperando todas las prácticas campesinas para hacer una agricultura sin pesticidas, fungicidas o herbicidas

Una tercera forma de reducir la contaminación es desconcentrando la producción animal. Si se apoyara nuevamente la producción integrada y en pequeña escala de cultivos y animales, los animales no producirían montañas contaminantes de guano, sino el guano necesario para fertilizar el suelo. Tampoco necesitarían transportar alimentos para los animales de un extremo del mundo al otro.

Fomentar los mercados locales y más pequeños sería otra manera muy importante de enfriar el planeta. Con ello, comeríamos alimentos más frescos, necesitaríamos menos refrigeración y no se gastarían cantidades absurdas de petróleo en llevarlos al otro lado del mundo. Otro cambio importante es que los mercados locales nos permitirían deshacernos de tanto envoltorio y envase plástico y de procesamientos innecesarios.

Por último, eliminar las plantaciones, proteger e incluso recuperar los bosques sería otro aporte extremadamente importante al enfriamiento del planeta.

Si sumamos todo esto, nos encontramos con que la agricultura campesina e indígena podría reducir los gases invernadero hasta un 75%. Con ello, sería posible exigir a los otros sectores productivos que eliminen la contaminación restante e incluso se comience a limpiar la atmósfera de los contaminantes que se han ido acumulando. El planeta, efectivamente, podría ser enfriado.

Pero para que la agricultura campesina e indígena pueda hacer su gran aporte se necesitan otras condiciones. Se necesita, sobre todo, que la tierra esté en manos de los pueblos campesinos e indígenas. Por lo mismo, la Reforma Agraria y la restauración de los territorios indígenas se hace hoy más urgente que nunca, como una forma fundamental de asegurar el futuro de la humanidad y de la Madre Tierra.

Necesitamos formas de investigación, apoyo técnico y crediticio que no amarre a las familias del campo a los agrotóxicos ni a los grandes poderes comercializadores o exportadores. Necesitamos el fin de los tratados de libre comercio para que la agricultura pueda cumplir su papel social fundamental de alimentarnos sanamente. Necesitamos terminar con las políticas que atentan contra las y los pequeños productores y que dejan a las y los jóvenes sin posibilidades de vivir de la agricultura. En otras palabras, necesitamos soberanía alimentaria y comunidades indígenas y campesinas que puedan vivir dignamente de su insustituible trabajo de alimentar a la humanidad.

Un social liberalismo a la Brasileña> Frank Gaudichaud (Rebelion)


Entrevista de Evelyne Bechtold-Rognon a Franck Gaudichaud publicada en Rebelion y traducida por Rocío Anguiano

 

¿Cómo se sitúa Brasil desde una perspectiva geopolítica, especialmente respecto al resto de los países latinoamericanos?

Algunas cifras resultan esclarecedoras: Brasil representa en extensión la mitad del territorio de Sudamérica y su población supera los 190 millones de habitantes. Es un gigante, desde todos los puntos de vista. Su economía se sitúa aproximadamente en el octavo o noveno puesto mundial, justo detrás de España.

Forma parte del grupo “BRIC”: Brasil, Rusia, India y China, acrónimo que designa a los grandes países llamados emergentes. Pero los dirigentes brasileños rechazan ese término y consideran que representan una economía “emergida”. Es un país que, en el plano diplomático y geopolítico, siempre ha buscado la autonomía, el multilateralismo y cierta independencia. Desde que gobierna Lula, ese aspecto se ha acentuado todavía más. Brasil quiere jugar en Primera División. Reclama, por ejemplo, un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU. Es también uno de los promotores del G-20, que se concibió como un foro económico más amplio que el G-8 y abierto a algunos países del sur.

La voluntad de desarrollarse de forma independiente frente al poder estadounidense llevó a Brasil a decir “no” al proyecto imperial del ALCA (1) en 2005, junto a Venezuela y Argentina. Es un hecho que el voto de Brasil era absolutamente determinante ya que de él dependía la continuidad del proyecto. Por otra parte, no hay duda de que Brasil desempeña un papel predominante en el Mercosur (2) y, en general, es un país clave para plantearse la integración económica de los países de América Latina. Así, ha tenido un papel esencial en la reciente entrada de Venezuela en ese mercado común. Sin embargo, aunque Brasil propugne la autonomía, no defiende un modelo de desarrollo alternativo, sino todo lo contrario. En el terreno económico actúa siguiendo una orientación capitalista desarrollista, e incluso en algunos aspectos neoliberal. En sus relaciones con los países de la región, se detecta una clara voluntad de hegemonía de proximidad. Algunos autores hablan de “semi-imperialismo” o de “imperialismo periférico”. Varias empresas brasileñas son multinacionales que practican una política económica agresiva hacia sus vecinos: Petrobras con el petróleo u Odebrecht en el ámbito de la construcción, que han provocado conflictos importantes con países cercanos como Bolivia o Ecuador… La misma relación desigual se da con Paraguay en cuanto a la gestión de recursos hidroeléctricos comunes en Itaipu, donde Paraguay ha sido literalmente privado de su soberanía en ese sector. Y es que la burguesía financiera e industrial brasileña (en especial la de Sao Paulo) defiende así sus prerrogativas en el mercado mundial, lo que, por otra parte, no impide los acuerdos estratégicos entre Brasil y Estados Unidos, por lo que respecta, por ejemplo, a los agrocombustibles.

Desde el punto de vista diplomático, la presidencia actual ha intentado desmarcarse apoyándose en los gobiernos de izquierda o centro-izquierda de la región. Lula siempre ha apoyado a Chávez (como por ejemplo durante el golpe de Estado de abril de 2002), mantiene también buenas relaciones con el gobierno cubano y fue muy claro sobre la situación en Honduras tras el golpe contra el presidente Zelaya. Además, Lula amenazó con no asistir a la cumbre UE-América Latina de Madrid en mayo si Lobo -el presidente hondureño golpista- estaba presente (este último tuvo que desistir). Su diplomacia favorece las relaciones Sur-Sur en el plano diplomático pero también económico. Así China se ha convertido en uno de sus principales socios económicos: en 8 años, el comercio de ese país con Brasil aumentó de 750%… Siguiendo un principio de multipolaridad y buscando tener más espacio en el escenario mundial, el gobierno brasileño rechaza las injerencias de las grandes potencias del Norte en los asuntos de los países del Sur, lo que explica su apoyo a Irán frente a Estados Unidos o la denuncia de nuevas bases militares estadounidenses en Colombia.

Brasil apuesta por el desarrollo de la Unsasur (Unión de naciones sudamericanas), que responde a su preocupación de independencia política y consolidación económica, con un proyecto que prevé instaurar una moneda y un parlamento comunes. Si se materializa, dicha unión concentraría una población de 360 millones de habitantes y será, en extensión (17 millones de km2), la unión económica, monetaria y política más grande del mundo. Pero quedan por superar numerosos obstáculos a causa de las múltiples competencias económicas intrarregionales y de las tensiones existentes entre los diferentes sectores del capital, obstáculos que paradójicamente han sido creados por las elites brasileñas al intentar defender sistemáticamente sus intereses en detrimento de una perspectiva de cooperación real.

Las relaciones de Brasil con la Unión Europea se inscriben en esa preocupación por una mayor inserción competitiva en el mercado mundial. Así, Brasil ha firmado con Francia un importante contrato de armamento. Además, el Mercosur está en negociaciones con la UE aunque choca con el proteccionismo europeo, sobre todo en el terreno de la agricultura.

¿Qué balance se puede hacer al cabo de los ocho años de gobierno de Lula?

Según varios analistas, las enormes decepciones que siguieron a la llegada del PT y de Lula al gobierno en 2002 se podían prever. Es verdad que una parte de la izquierda y de los movimientos sociales no había analizado bien hasta qué punto el PT había cambiado de naturaleza y de orientación política entre principios de los años ochenta y la victoria electoral de 2002. El PT se fundó en febrero de 1980 a partir de una oposición colectiva y popular radical a la dictadura militar. Desde finales de 1978, sindicalistas, intelectuales, dirigentes de movimientos populares hablaban de la necesidad de crear en Brasil un nuevo partido independiente, de clase y abiertamente socialista. El PT ha sido uno de los partidos obreros más grande del mundo y sigue siendo el partido de izquierdas más importante de América Latina. En sus inicios, reunió una gran variedad de sectores sociales movilizados: sindicalistas, claro está, procedentes principalmente de la CUT (3), que representan su columna vertebral, militantes de movimientos asociativos, feministas, vecinales, pero también muchas comunidades de cristianos de base, inspiradas en la teología de la liberación. En veinte años y tras tres derrotas electorales sucesivas en las elecciones presidenciales, el partido ha cambiado mucho. De un programa inicial anticapitalista, que prometía una alternativa radical, el discurso se ha vuelto cada vez más moderado, de centro izquierda. En 2002, el eslogan de la campaña de Lula era “Paz y amor”… Tenemos aquí un nuevo ejemplo de lo que el británico Perry Anderson analizó en Europa: «la izquierda ganó sus galones de partido de gobierno después de haber perdido la batalla de las ideas». El PT ha sufrido una transformación de su composición social, dejando un sitio cada vez mayor a las clases medias e intelectuales con un proceso de institucionalización-burocratización de su aparato y de su dirección, progresivamente ocupada por los parlamentarios y los diferentes elegidos en detrimento de los sindicalistas de ayer. A pesar de todo, la victoria de Lula en 2002 despertó muchas esperanzas en el país e incluso en toda América Latina. Pero ha llegado el momento de hacer un balance. El sociólogo Emir Sader habla del “enigma Lula”, que escaparía a los juicios ya hechos. Otros sociólogos como Michael Löwy o Atilio Boron son más críticos y este último señala que estos dos mandatos han estado marcados por el “posibilismo conservador”. En efecto, se puede constatar que Lula ha renegado de los ideales del PT de 1980 para poner la estabilidad macroeconómica y los intereses del capital muy por encima de las reformas sociales prometidas.

Hay señales evidentes de continuismo con la política de F. H. Cardoso (el gobernante anterior), con el argumento de que la salvación de Brasil sigue siendo el mercado mundial, la explotación masiva de materias primas y la apertura del país (y de su mano de obra) a las transnacionales. En este sentido, el “éxito” económico es real: la economía de Brasil es una de las más dinámicas del mundo, con más de 5 % de crecimiento anual, y vista desde Brasilia la crisis sólo habría sido una “marejadilla”, en palabras del propio Lula. Sin tocar a la estructura social, y con el aplauso de los grandes empresarios y del FMI, el gobierno de Brasil practica tasas de interés muy elevadas, para gran beneficio de los capitales especulativos internacionales. Este “éxito” tiene como contrapunto el mantenimiento, incluso el incremento, de las desigualdades sociales y de renta, lo que constituye uno de los principales problemas democráticos reales del país. Brasil es una especia de “Suiza-India”, que reúne en el mismo territorio rentas extremas. Sin embargo, Lula no ha actuado sobre esas desigualdades estructurales: en efecto, durante su mandato, las rentas de los más pobres han aumentado de manera notable pero las de los ricos todavía más. Según el economista Pierre Salama, el número de brasileros con más de mil millones de dólares en activos financieros creció de más de 19% solamente entre 2006 y 2007. Otro problema aún más grande es que Brasil se ha embarcado en una política de agrobusiness, que incluye el cultivo intensivo de OGM y de agrocombustibles, para gran regocijo de empresas como Monsanto, acogidas con los brazos abiertos, pero con consecuencias medioambientales y sociales desastrosas. Por lo demás, esto llevó a la Ministra de ecología, Marina Silva, a dimitir al cabo de unos meses.

En estas condiciones, la gran reforma agraria tan esperada, tan anunciada durante la campaña, no se ha llevado a cabo. Si embargo, en Brasil, no podrá haber desarrollo alternativo, democrático y sostenible, sin una reforma agraria radical. Se trata de una problemática ineludible. Toda esta política ha representado una ducha de agua fría para el movimiento social y en particular para el MST (4), el mayor movimiento social del continente (que reúne a varios millones de militantes) y uno de los más interesantes por sus formas de auto-organización y de promover una educación popular impresionante.

Sin duda, esas políticas públicas conservadoras se han visto favorecidas por los obstáculos institucionales del Estado federal que es Brasil. El PT es minoritario en el Parlamento y en el Senado y sólo es mayoritario en tres estados. Desde el principio, buscó aliarse con la derecha liberal y latifundista para gobernar, lo que acentuó su inmovilismo, en particular desde el punto de vista de la política agraria. Además, la exigencia de estabilidad económica era un argumento al que Lula era muy sensible en el momento de su elección, como muestra la carta a los brasileños que publicó durante la campaña. Sus principales asesores económicos habían salido de las escuelas del pensamiento neoliberal estadounidense y la contrarreforma del sistema de pensiones de los funcionarios fue una de las primeras medidas que tomó su gobierno. Esta revisión de las conquistas sociales de los funcionarios condujo a la aparición de las primeras diferencias en el seno del PT y llevó a la creación del PSOL (5) en torno a figuras de la izquierda como Heloisa Helena o Plinio Sampaio. Sin embargo, sería erróneo olvidar que Lula sigue siendo extraordinariamente popular, sobre todo entre las clases más pobres (en particular del Nordeste). Ha llevado a cabo varios programas sociales asistencialistas (especialmente durante el segundo mandato), muy rentables electoralmente, como Bolsa Familia (6), programa de ayuda financiera condicionado a la escolarización infantil, que han logrado sacar de la miseria extrema a más de 20 millones de brasileños. La cobertura social y los sueldos mínimos han sido también ampliados y los niveles de criminalización de los movimientos sociales por parte del Estado han bajado considerablemente, abriendo espacios de diálogo e incluso de cooptación de muchos dirigentes sociales y sindicales. Tampoco hay que olvidar que los grandes grupos mediáticos están en manos de una oligarquía arcaica, todavía ferozmente hostil a Lula, que le sigue considerando un sindicalista procedente de la izquierda, y por lo tanto potencialmente peligroso por la composición de su base social.

En resumen, se podría decir que la política de Lula conjuga una política macroeconómica neoliberal y una política social asistencialista centrada en la lucha contra la extrema pobreza, dando in fine estabilidad al sistema, razón por la cual el ex sindicalista es considerado por Wall Street y gran parte de las elites como uno de los mejores presidentes de la historia democrática del país. Se podría calificar su gestión de “social liberalismo a la brasileña” o quizá como hacen algunos autores de “liberal-desarrollismo”, puesto que el Estado brasileño sigue queriendo regular una parte de la actividad económica del país.

¿Cómo ve el futuro del país?

Lula no puede volver a presentarse a las próximas elecciones de octubre. Para el PT, el desafío es hacer “lulismo sin Lula”, captar su popularidad, por supuesto con pocos cambios en la orientación política y económica. La candidata actual es Dilma Roussef. Economista de formación, jefa del gabinete ministerial de Lula, una especie de Primera Ministra, militó en su juventud en los movimientos de lucha armada contra la dictadura. Poco carismática, ha subido mucho en los sondeos gracias al apoyo decidido de Lula y es probable que gane las elecciones en primera vuelta frente al principal candidato de la oposición, José Serra (social-democracia liberal). A la izquierda del PT, el PSOL presenta a Plinio de Sampaio, luchador social incansable y gran defensor de la reforma agraria. Pero desgraciadamente, no habrá candidato común de la izquierda radical en particular con el PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado – trotskista) y el PCB (comunista). Marina Silva será la candidata de los verdes, encarnando la ecología liberal.

A pesar de la crítica de una parte de la izquierda, es probable que el PT consiga el apoyo de importantes sectores populares y de los que no quieren la vuelta de una derecha represiva y del centro neoliberal encarnado por la candidatura de Serra. A medio plazo, creo que es interesante ver lo que sucede en el seno del Movimiento de los Sin Tierra, de los sin techo y de las organizaciones sindicales. Así, este verano se intentó crear una nueva central sindical clasista, en la perspectiva de un sindicalismo más independiente que la CUT frente al poder y que congregue a obreros combativos junto a estudiantes, feministas y colectivos afrobrasileños o indígenas. Este primer paso no resultó. Pero creo que es este tipo de recomposición “desde abajo” que puede hacer surgir la esperanza de una renovación de las alternativas anticapitalistas en Brasil, tierra del Foro Social Mundial y de la consigna “otro mundo es posible”.

» No aceptamos retrocesos»> Janaina Stronzake (Rebelion)

Entrevista publicada en Rebelion

A pocos días de las elecciones presidenciales del 3 de octubre próximo, el movimiento social brasilero reflexiona en “voz alta» sobre la situación del país y sobre la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) y del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en estos últimos ocho años de Gobierno. Las críticas no faltan, “sin embargo no queremos el retroceso político y social que representa el programa del candidato de la derecha José Serra», precisa Janaina Stronzake, joven miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin tierra (MST) de Brasil. Stronzake, 32 años, realiza tareas en el sector de la formación y la cultura. Acaba de llegar a España para un año en el marco de un mandato de Vía Campesina.

 P: La coyuntura electoral brasilera se da en el marco de un particular contexto internacional. ¿Cómo lo definiría?

R: La crisis impone cortes en los presupuestos sociales y de la cooperación internacional, como medio para compensar el financiamiento de los Estados del Norte a sus sistemas financieros en debacle. En lo político, se siente un nuevo empuje de la derecha en el plano mundial…

P: ¿Y en Brasil mismo?

R: Desde la perspectiva de los movimientos sociales transitamos un camino muy difícil. Es cada vez más activa la presencia de las trasnacionales, del agro-negocio, de la derecha como proyecto ambicioso. Algunas constataciones: la «criminalización» de los movimientos sociales por parte de la justicia y del Congreso Nacional con su Comisión de Encuesta Parlamentaria que quiere forzar el argumento del enriquecimiento ilícito del MST. Se da una ofensiva política-militar de la derecha, de los sectores terratenientes y sus milicias armadas. De la mano de un aparato mediático muy potente que juega ese juego.

Además, en el plano rural, un sistemático proceso de concentración de las tierras. En los últimos 10 años aumentó dicha tendencia y no se implementaron la Reforma Agraria ni la democratización rural. Según diversas estadísticas de toda seriedad, Brasil sigue siendo el campeón mundial de la concentración…Y la distribución no avanza.

El Gobierno Lula, avances y asignaturas pendientes

 P: ¿Este análisis implica un balance significativamente crítico del MST hacia la gestión de Lula?

 R: Los ocho años de Lula se dieron en un contexto histórico particular. Luego de los ocho años previos de gobierno de Fernando Henrique Cardoso y el Partido de la Social Democracia (PSDB) que dejaron a Brasil entre los países socialmente más polarizados del mundo. Profundizó la pobreza; regaló el patrimonio del pueblo brasilero al gran capital, como lo ejemplifica la Minera Vale do Rio Doce, que fue vendida a un 10% de su valor real en una maniobra privatizadora realmente horrenda. La gestión Lula se da en ese marco histórico. Lo que, sin embargo, no justifica todo. El principal aspecto negativo del Gobierno Lula fue la no ejecución de la reforma Agraria, definida por la ley. Y el beneficio que le otorgó al agro-negocio, a los bancos y a las trasnacionales en general.

P: Podría profundizar un poco más el tema de la distribución de la tierra como deuda del Gobierno Lula…

R: El Estatuto de la Tierra, una ley de 1964 y muy actual en términos de democratización del acceso a la tierra y al uso de los recursos naturales, prevé ya la Reforma Agraria y define la función socio-ambiental de la misma.

El Gobierno Lula, sin embargo, privilegió el agro-negocio, es decir la gran producción agrícola. Que concentra el 90% del crédito agrícola; ocupa el 75% de las tierras y produce solamente el 30% de la alimentación para los habitantes del país. Mientras tanto el campesinado sólo tiene el 25% de la tierra; accede a un escaso 10% del crédito agrícola de la banca pública y produce el 70% de todo lo que se come en el país.  Todas cifras oficiales del  Censo Agropecuario 2006, hecho por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), una institución gubernamental.

Ahora se promueve un Código Forestal, que responde a las exigencias de los terratenientes para profundizar la devastación de la Amazonia y otras áreas de reserva natural. Este proyecto está en discusión en el Congreso Nacional y si lo aprueban los diputados va a promover más deforestación, más éxodo rural, más monocultivos y mayor concentración aún de la tierra.

Otro aspecto preocupante ha sido la liberación de los transgénicos (organismos genéticamente modificados). La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad está contaminada por empresas como Monsanto. Empresas públicas como EMBRAPA (Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias) están impulsando alianzas con trasnacionales como la Syngenta para desarrollar nuevos transgénicos , por ejemplo para la caña de azúcar. No podemos olvidar que la Syngenta es la responsable del asesinato del campesino y militante del MST Valmir «Keno» Mota, en el Estado de Paraná, en octubre del 2007. ¡Sólo por ese hecho debería haber sido expulsada de Brasil!

P: ¿Reconoce el MST aspectos positivos de la gestión Lula?

R: Sin duda. El más evidente es la Bolsa Familia, un plan de asistencia de emergencia a familias muy empobrecidas. A partir del mismo, 35 millones de personas cuentan hoy con el alimento básico. Es verdad que es una política coyuntural, pero es innegable el impacto positivo de esta medida.

Por otra parte, el 97% de los niños y niñas van hoy a la escuela. Lo que falta ahora es calificar más la educación pública.

Evaluamos que uno de los aspectos más relevantes del Gobierno Lula ha sido su política externa. Las alianzas y aproximaciones con el Sur, con Latinoamérica, con Medio Oriente y Asia… Son ejemplos de un cambio real de la política exterior. Tomó posiciones muy importantes como oponerse al golpe de Estado en Honduras haciendo frente al rollo compresor promovido desde Washington. Sin embargo, Brasil sigue teniendo tropas en Haití, lo que es una vergüenza.

P: En ese contexto de errores y aciertos… ¿Cuál es la postura electoral del MST?

R: Mi visión. Siento que en el mundo hay dos fuerzas que se confrontan: una de derecha, por momentos casi fascista. La otra que opta por el concepto del «Buen Vivir».

No pienso que tengamos hoy en Latinoamérica todos gobiernos ideales, puros. Pero se corre el riesgo que el cambio político sea para atrás, implique un retroceso a un pasado terrible para la gran mayoría de la gente.

No creemos demasiado en que las elecciones sean la solución de todo. La solución está en profundizar la Reforma Agraria y la transformación social. Esto sólo puede realizarlo la gente, el pueblo, con una activa participación en tanto que principal protagonista y no emitiendo un voto cada cuatro años.

Sin embargo somos conscientes de que José Serra, el candidato de la derecha brasilera, representa a los ricos, al capital trasnacional, al anti-Estado social. Nuestra América Latina ha sufrido mucho en 500 años y no queremos más explotación, esclavitud, miseria. En el Estado de Río Grande donde estos últimos cuatro años ha gobernado el partido de José Serra, el PSDB, tuvimos la muestra de lo que propone para todo el país: cierre de escuelas, fin de los programas sociales, represión abierta y violenta contra campesinos y sindicalistas… 

Los desafíos futuros del MST

P: Una situación política nacional que en todo caso impondrá desafíos de fondo para ustedes como Movimiento Sin Tierra…

R: En efecto. Tal vez es importante recordar que el MST nació en 1984 con la propuesta de luchar por la tierra, por la Reforma Agraria y por las transformaciones sociales.

La lucha por la tierra implica pasos simples. Nos organizamos, identificamos un latifundio improductivo, nos dotamos de algunas pinzas y útiles, cortamos las alambradas y empezamos a producir.

La lucha por la reforma agraria es un paso más complicado. Y lo tercero, es decir mejorar el nivel de vida de todos en el campo y la ciudad, es todavía mucho más complicado. Un aspecto clave para asegurar este proceso es la educación.

P: ¿Puede precisar?

R: Debemos poder caminar con nuestras propias piernas. Para ello es necesario comprender bien, antes, el camino a recorrer. Y por eso organizamos escuelas en cada campamento. Y luchamos por una educación pública y universal.

Mucho más aún, necesitamos contar con campesinos-investigadores. Hace 10.000 años los campesinos cuidaban sus propias semillas, las producían, las conservaban. Ahora vienen trasnacionales como Monsanto y Syngenta y nos dicen que ellos son los únicos garantes de las semillas. ¡Increíble! Por eso necesitamos campesinos-investigadores, que no se dejen arrebatar la ciencia que debe estar al servicio de su propia producción. Que sistematicen conocimientos históricos. Y éste es un reto común para todos los campesinos del planeta.

P: Es significativo en su análisis la estrecha relación que le asigna a las dinámicas de su país y a las internacionales…

R: El capital se globalizó. Es una realidad. Y por lo tanto deben globalizarse nuestras redes, es decir el intercambio solidario. Los problemas son esencialmente los mismos para los campesinos de Brasil, de Europa y África. Aunque a veces quieren hacernos entrar en contradicciones entre unos y otros. La buena solución es aquélla que sea correcta para todos los campesinos y trabajadores en el plano mundial. Y dado que el origen de los problemas es el mismo debemos ser innovadores, creativos para alcanzar soluciones que partan de lo local. Y en este sentido adquiere una importancia notoria el concepto de soberanía alimentaria. Con una acción local pero unidos y coordinados a nivel global. Una unidad de acción común.

En nuestro continente es vital la propuesta del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Es esencial crear debates y buscar opciones entre Gobiernos y movimientos sociales a partir de una construcción desde abajo. Es muy importante la existencia de Vía Campesina, así como el rol que juegan Evo Morales o Chávez en Venezuela. Pero con la convicción que los movimientos se construyen y consolidan desde la base.

El rol de la solidaridad internacional

P: ¿Cuáles son los retos de la solidaridad internacional en una situación planetaria tan particular?

R: Tenemos retos grandes a nivel de MST. Y, por ejemplo, el apoyo en Suiza de un organismo como E-CHANGER (Intercambiar), es precioso. Reforzando nuestros desafíos en la producción y en la formación. Y consolidando una comunicación alternativa que rompa el bloqueo que sufrimos en ese terreno…

Lo que significa una nueva visión del intercambio y no del que uno da y el otro recibe. Si debiera usar una imagen ilustrativa sería la de las manos entrelazadas, que se estrechan. Muy distinto a una mano que da y otra abierta para recibir. Adicionalmente, fomentando solidaridad desde la base, como lo hace E-CHANGER que impulsa sus Grupos de Apoyo en todo Suiza. Los que acompañan de cerca el trabajo de los voluntarios helvéticos presentes en América latina y África.

El MST lo ve como un ejercicio significativo y muy importante; una práctica esencial. ¿Por qué? Porque el principal y mejor patrimonio, siempre, sea donde sea, son las personas. Esos Grupos de Apoyo no son sólo un actor financiero. Tienen también un impacto cultural, político, ideológico. Y en cada Grupo de Apoyo se refuerza un tipo de compromiso. Cada persona que es miembro responde a ese colectivo y se asume parte del mismo. Lo que posibilita la actuación solidaria de cada uno con la razón y con el corazón. Insisto: no hay mayor riqueza para un movimiento que el ser humano. Esos Grupos son un ejemplo, un gran esfuerzo para globalizar los ideales, la lucha común por la dignidad humana y sobre todo por la esperanza” (Sergio Ferrari)

El MST y el Foro Social Mundial

En algunos meses, en febrero 2011, se realizará en Dakar, Senegal, una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM). El MST fue una de las cinco organizaciones brasileras que fundaron el MST en el 2000. ¿Qué reflexión de cara al futuro?, preguntamos.

“Estuvimos activamente como movimiento en la última edición del 2009 en Belén de Pará y en todos los eventos anteriores. Es un espacio importante y nuestro movimiento así como Vía Campesina, se ubican en ese espacio. Apostamos a que el movimiento popular organice su coordinación a partir de la base. Y pensamos que es esencial que el FSM, en tanto que espacio, siga sirviendo a los movimientos sociales. En un momento donde el capital internacional intenta recuperar todo. Individuos, proyectos, propuestas, conceptos. Nosotros, por ejemplo, comenzamos a hablar de sostenibilidad. De inmediato vinieron las trasnacionales y comenzaron a usar esa misma idea. Por eso hay que defender espacios y contenidos. Un punto esencial es tener siempre clara la autonomía de nuestros movimientos sea de los Gobiernos, como de las ONG y otras instancias. Y no perder la perspectiva de clase trabajadora mundial. En una construcción que debe ser colectiva…” (Sergio Ferrari).

No al golpe de estado > Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador

Las mujeres agrupadas en la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador rechazamos cualquier intento de golpe de Estado venga de donde venga. Después de que en América Latina pasamos por décadas de dictaduras crueles que significaron el desaparecimiento, tortura y asesinato de generaciones enteras, y que dejaron como saldo pueblos sin derechos, silenciados y dieron paso al avance del neoliberalismo en el continente, no podemos permitir que se vuelvan a instaurar golpes de estrado y dictaduras, NUNCA MÁS UNA HONDURAS en AMERICA LATINA, NO A LAS PRETENCIONES DE GOLPE DE ESTADO EN ECUADOR, NO A LA INJERENCIA DE LA CIA EN NUESTROS PAISES. Nosotras no estamos dispuestas a permitir que se produzcan golpes de Estado que vayan en contra de los mandatos populares y se instauren regimenes de terror, persecución y amedrentamiento. La constitución de Montecristi del 2008 es la expresión de muchas de nuestras luchas, apuestas y sueños y EXIGIMOS QUE SE CUMPLA EL MANDATO CONSTITUCIONAL Y SE RESPETE A LA DEMOCRACIA Y LA GARANTIA DE NUESTROS DERECHOS.

Demandamos coherencia política con el pueblo a todos los sectores sociales, movimientos y organizaciones.

Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador

Casa Feminista de Rosa

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