Mostrar la Tarjeta Roja al racismo israelí

Euskal Herria-Palestina Sarea

En junio 2011, 42 clubes de futbol palestinos exhortaron al presidente de la UEFA Michel Platini a cambiar la decisión de celebrar el campeonato masculino de futbol sub21 en Israel, un estado que impone la ocupación militar, la colonización y un sistema de apartheid en Palestina.

Desde entonces, se han multiplicado de manera constante en toda Europa y en el resto del mundo los llamamientos para que la UEFA quitase a Israel las finales sub21. Acciones tales como la petición en la red con más de 13000 firmas, la declaración firmada por 50 estrellas europeas del futbol o la carta de la ex ministra de deportes Marie-George Buffet demuestran que, tanto seguidores del futbol como defensores de los derechos humanos, opinan que otorgar a Israel el honor de organizar un evento deportivo de primera importancia es premiar muy injustamente un comportamiento que va en contra de los valores deportivos.

Un movimiento pan-europeo de organizaciones anti-racistas está haciendo campaña para mostrar a Israel la Tarjeta Roja por su incumplimiento del derecho internacional y su violación de los derechos humanos palestinos.

La campaña cuestiona la decisión de la UEFA de celebrar competiciones deportivos en Israel y busca conseguir que se utilice el potencial positivo del deporte para presionar a Israel para que deje de violar los derechos humanos y no para envalentonarle con premios e impunidad. La campaña se engloba dentro del movimiento global BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) que la sociedad civil palestina lanzó en 2005 y que se inspira en el movimiento anti-apartheid en Sudáfrica en cuya victoria el boicot deportivo jugó un papel decisivo.

En septiembre 2010, Michel Platini expresó preocupación por las restricciones que Israel impone a futbolistas palestinos, diciendo que “Israel tiene que escoger entre permitir que el deporte palestino se desarrolle y florezca o enfrentarse a las consecuencias de su comportamiento actual”.

En los dos años y medio que han pasado desde entonces “florecer” no es una palabra que puede usarse para describir las condiciones actuales de los deportes en Palestina. Es un ejemplo en pequeño de la realidad al que tiene que enfrentarse todo el pueblo palestino bajo la ocupación militar en Cisjordania, Jerusalem y Gaza o como cuidadan@s de segunda clase dentro del estado de Israel o como refugiado expulsado en el exterior.

No han sido blanco de los ataques militares israelíes solamente las instalaciones futbolísticas y deportivas, incluyendo la sede del comité nacional paralímpico y el estadio nacional de Gaza. El bombardeo israelí de patios escolares y parques infantiles ha matado a niñ@s palestin@s mientras jugaban al futbol.

Costó tres meses de huelga de hambre y una gran protesta internacional conseguir que las autoridades israelíes soltasen al integrante de la selección nacional palestina Mahmoud Sarsak en julio del año pasado. Le habían arrestado en camino desde Gaza hacía un partido en Cisjordania y le habían detenido durante tres años sin cargos o juicio. Aún hoy Israel tiene encarcelado al portero de la selección nacional Omar Abu Rois y el jugador de Ramala Mohammed Nimr, juntos con otros 4000 prisioneros políticos.

Igual que a toda persona palestina, Israel deniega la libertad de movimiento a los futbolistas palestinos de manera rutinaria, sea dentro de los territorios ocupados o cuando intentan viajar al extranjero para entrenarse o para jugar en competiciones. Es más, si la UEFA siguiera adelante con el plan tan malpensado de celebrar el campeonato sub21 en Israel, a muchos miles de hinchas palestinos de los territorios ilegalmente ocupados por Israel se les denegaría el derecho de entrar para presenciar los partidos, mientras los colonos israelíes tendrían libertad para ir y venir sin ningún obstáculo.

Como colmo de las injurias, los estadios escogidos para los finales sub21 incluyen el estadio Bloomfield, antes el Basa, estadio del que el club Shabab el-Arab fue expulsado en 1948,  el estadio municipal de Netanya que  se yergue sobre el último edificio del pueblo palestino destruido de Bayyarat Hannun, un estadio de reserva en Ramat Gan construido sobre terrenos expropiados a los municipios palestinos de Jarisha y al Jammasin al Sharqi bajo las leyes de “propietario ausente” y el estadio Teddy construido al lado del municipio palestino destruido de al Maliha.

El estadio Teddy es también la sede del notorio equipo Beitar Jerusalem, cuyos seguidores quemaron los edificios administrativos del club en febrero del 2013 después de que se fichasen a dos jugadores musulmanes de Chechnya y un mes después organizaron un éxodo masivo del estadio cuando uno de ellos marcó su primer gol. Moshe Zimmerman, un historiador del deporte en la universidad hebrea, rechaza la idea de que los seguidores de Beitar Jerusalem sean solo un grupúsculo extremista e insiste que “la sociedad israelí en general se está volviendo más racista o, por lo menos más etnocentrista y esto es una manifestación de esa deriva”

La campaña pan-europea de Tarjeta Roja argumenta que Israel debe “ser obligado a enfrentarse a las consecuencias”. Los abusos enumerados en esta declaración descalifican a Israel  como anfitrión de eventos deportivos internacionales. Permitir que lo haga refuerza la sensación de impunidad que perpetua estos abusos.

Exigimos que la UEFA retire el honor de organizar el campeonato europeo sub21 concedido a Israel y que excluya a Israel de los candidatos para organizar eventos en el futuro, enviando así un mensaje contundente de que la violación sistemática de los derechos humanos no tiene cabida en el deporte.

La democracia es de izquierdas

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate  – Mesa Internacionalista de Alternatiba

El culebrón post-electoral al que Italia ha asistido en los últimos tiempos, motivado por la irrupción del Movimiento 5 Estrellas y el desbarajuste consiguiente entre los partidos tradicionales al elegir presidente, podría ser analizado simplemente como una anomalía más en un país con una democracia peculiar.

No obstante, y analizado el caso italiano en clave histórica y mundial, podríamos llegar a defender la idea de que la onda expansiva generada por este movimiento osado, radical, complejo e indefinido, iría más allá. Así, se insertaría en un amplio y profundo proceso de creciente deslegitimación de la democracia de baja intensidad en la que vivimos a nivel global, que es incapaz de satisfacer los intereses de las grandes mayorías y de dar respuesta a los deseos globales de participación, justicia y paz. Este proceso habría llegado con fuerza a Europa.

En este sentido, cada vez es mayor el alejamiento entre la ciudadanía y la toma de las decisiones importantes; cada vez es más notoria la escasez democrática de una participación entendida como elección de representantes cada cuatro años; cada vez es más evidente la primacía de las empresas y de los mercados sobre las personas y los gobiernos; cada vez, también, se constata la deslegitimación en la que han caído los partidos políticos como instrumento de masas y de vehículo de defensa de propuestas transformadoras y emancipadoras.

Así, el modelo de la democracia liberal-representativa y sus agentes fundamentales -los partidos- están siendo cada vez más cuestionados, y la población llega incluso a entender el entramado institucional-electoral generado en torno a dicho modelo como algo irrelevante e incluso contrario a sus intereses. En esta clave se entienden por ejemplo alguno de los más significativos procesos de cambio en América Latina: muchas de las iniciativas más alternativas -Bolivia, Ecuador y Venezuela- comparten un origen al margen de los partidos tradicionales, de sus agendas estrechas y de su cultura política miope, y proponen nuevas formas de participación al margen del enfoque liberal, incluso llegando a enfrentarse con la llamada partidocracia. Al mismo tiempo, observamos que son diferentes movimientos sociales los que a lo largo y ancho del mundo están protagonizando las luchas de transformación, y aglutinando en torno a nuevas agendas a importantes sectores populares.

Cierto que siempre ha habido contestación a esta democracia devaluada, y gentes y organizaciones que la desbordaban. No obstante, el cansancio y la desidia frente a este modelo corrupto e injusto es creciente, así como la necesidad de sustituirlo por otras formas de entender la democracia, la participación, el poder. Por ello, tanto la ciudadanía como los partidos políticos -hijos de ese modelo- debemos extraer lecciones que nos preparen para enfrentar el futuro de la mejor manera posible.

Asistimos en la actualidad a un proceso de devaluación de la ya de por sí devaluada democracia. Por un lado, vemos como en Italia todos los partidos defensores del sistema -derechistas, liberales, socialdemócratas- se unen para garantizar la gobernabilidad del país, esto es, mantener el statu quo del que viven. Esta unión de las derechas es algo a lo que asistiremos cada vez más a menudo en cualquier latitud, intentando frenar los vientos del cambio; por otro lado, la represión, la criminalización de la protesta y la violencia institucional parecen ir en aumento, al mismo ritmo que las desigualdades aumentan y que la gente se organiza en la defensa de sus derechos. Los asesinatos políticos a lo largo y ancho del mundo (Guatemala, México, Colombia, etc.), así como la criminalización en el Estado español de la Plataforma contra los Desahucios, o la detención de 8 jóvenes vascos por parte de la Ertzaintza por su militancia política, son sólo algunos ejemplos de esta nueva fase vinculada a la crisis y al intento de los poderosos de mantener sus privilegios, cueste lo que cueste. No podemos perder de vista esta realidad cada día más presente.

Ante esto, la izquierda debe extraer otra lección fundamental de este diagnóstico sobre la democracia: el juego electoral-institucional, pese a mantener en la actualidad una relevancia notable, cuenta con profundas grietas, está profundamente deslegitimado, por lo que cada vez representa menos para la sociedad. Si nos contentamos con priorizar básicamente la estrategia electoral-institucional, sus ritmos y sus dinámicas, corremos el riesgo de acabar como los músicos que seguían tocando cuando el Titanic se hundía.

Pretendemos ganar jugando sólo -o sobre todo- a un juego en el que la derecha ha amañado las cartas, cuando cada vez parece más claro que los campos donde se producen los cambios son múltiples y diversos, y donde las cartas son también diversas. A la derecha le vale con votos para gobernar y mantener el poder, a la izquierda le hace falta algo más que votos: le falta convencer, formar, proponer alternativas; le falta acumular fuerza política. Esas deben ser nuestras cartas, ese es nuestro juego, y eso no sólo -ni fundamentalmente- se hace desde las instituciones -aunque también-.

La ola que pudiera arrasar este modelo de democracia de baja intensidad puede no distinguir entre agentes, incluso podría llevarse por delante a aquellos más honestos, si no son capaces de entender el momento y ampliar sus miras. Por ello debemos ampliar la democracia, también en las instituciones donde estamos: en primer lugar, priorizar de manera estructural y permanente la puesta en marcha de experiencias de democracia directa y participativa allí donde sea posible, siendo importante el qué y el cómo, y sin miedo al resultado: en última instancia, la democracia directa es en sí un ejercicio de izquierdas; en segundo lugar, fomentar las herramientas de la desobediencia civil activa (gran ejemplo de la juventud vasca en el Aske Gune); en tercer lugar, y de manera estratégica, dedicar esfuerzos, recursos y tiempo a la articulación con movimientos sociales, generando espacios y agendas de confianza y entendimiento real. En definitiva, superar y desbordar –antes de que nos desborde- los estrechos marcos de esta democracia decadente, ofreciendo a la ciudadanía formas de democracia más emancipadoras. La democracia es de izquierdas, reclamemos esta bandera.

Amaiur exige al Gobierno español medidas para controlar a las transnacionales españolas en Guatemala

Amaiur ha participado esta mañana en el Congreso de los Diputados, en una conferencia junto a representantes de movimientos guatemaltecos que denuncian la continua conculcación de derechos humanos, derechos medioambientales y laborales en Guatemala por parte de empresas españolas instaladas en el país centroamericano. 

El diputado de Amaiur Jon Inarritu, además de mostrar su solidaridad  con el pueblo guatemalteco, ha exigido al Gobierno español que adopte medidas para controlar a empresas españolas que están actuando en Guatemala sin control alguno.

Entre otras cuestiones, en la conferencia se ha recordado el asesinato de un líder de una comunidad opuesta a la construcción de una hidroeléctrica española en Santa Cruz de Barillas. Un crimen por el que varios miembros de los servicios de seguridad de la empresa están imputados.

Amaiur ha manifestado la intención de seguir desarrollando iniciativas tanto parlamentarias como sociales para que los derechos de los guatemaltecos sean respetados y para que las empresas españolas y europeas en el exterior actúen dentro de las obligaciones que se les exigen en sus propios estados.

Querella argentina contra crímenes del franquismo

Por su parte, el diputado Iker Urbina ha acudido a la presentación de la querella que varias organizaciones civiles de Argentina y el estado español han presentado para esclarecer los crímenes del franquismo.

El diputado vasco ha reiterado el apoyo de la coalición vasca a los promotores de la querella y ha señalado que esta iniciativa destapa un modelo de resolución de conflictos basado en “vencedores y vencidos”. Según Urbina, “solo” desde el reconocimiento y reparación de todas las víctimas se pueden dar pasos hacia delante. “Hay que poner medios para que esto no vuelva a ocurrir”, ha indicado.

El manual de golpismo de Capriles

Jonathan Martínez – Alternatiba

La derecha venezolana ha sufrido tantas derrotas electorales que ya solamente confía en el recurso del fuego, el pogromo y la bala. No en vano, las huestes de Henrique Capriles han decidido replicar el guión del golpe de estado de 2002 contra el presidente Chávez y pintar de sangre las calles.

Hace ya once años que la oposición, la patronal y los medios de comunicación privados promovieron el enfrentamiento popular en Caracas y llenaron la avenida Baralt de francotiradores. Diecinueve muertos y cientos de heridos sirvieron de excusa para asaltar por la fuerza el Palacio de Miraflores. La prensa oficial española aplaudió el secuestro del jefe de estado legítimo, y el gobierno de Aznar se apresuró a ofrecer su «disponibilidad y apoyo» al presidente golpista, Pedro Carmona.

Capriles, que conoce al dedillo el manual del golpismo, ha llamado a impugnar unas elecciones cuya transparencia ha sido ratificada por todos los organismos de observación internacional. Por eso los cachorros de la burguesía han salido a incendiar centros médicos y sedes del PSUV, han salido a asediar televisiones públicas y centros sociales, han salido a atacar a médicos cubanos y a disparar contra simpatizantes bolivarianos. Siete muertos a tiros que no serán portada porque son parias y no viven en Boston.

La Revolución continúa. El fascismo y el silencio de sus cómplices parece que también.

Alternatiba felicita a las izquierdas venezolanas por su nueva victoria en la construcción del socialismo

La portavoz de Alternatiba Diana Urrea, ha felicitado al pueblo venezolano por una nueva victoria de las izquierdas, y ha subrayado que confía “en que ésta sirva para propulsar el proceso de construcción socialista en el que desde hace 15 años la ciudadanía venezolana sigue empeñada”.

La parlamentaria y miembro de Alternatiba ha destacado la compleja coyuntura que se ha vivido en la campaña -la primera sin Hugo Chávez-, y ha remarcado “los muchos intentos de desestabilización de todo tipo del proceso bolivariano”. Por esta razón, Urrea ha valorado especialmente el resultado obtenido en las urnas como “una victoria más en el camino hacia un socialismo real, construido desde el pueblo y para el pueblo”.

Por otro lado, la portavoz de la formación de izquierdas ha hecho un llamamiento a la oposición de derechas para que reconozca de inmediato el resultado electoral, ante uno de los sistemas de conteo más transparentes y acompañados internacionalmente del mundo.

Por último, desde Alternatiba y Euskal Herria, han enviado un saludo solidario a los y las venezolanas, y confían en que “pese a la compleja situación, sigan demostrando que por encima de la desinformación y de la desestabilización, lo primero es la dignidad de un pueblo que cree en su futuro, y que se siente dueño del mismo».

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