El feminismo es un impertinente… también para la izquierda

Por Nuria Varela – Feminista, escritora y periodista

El feminismo es un impertinente –como llama la Real Academia Española a todo aquello que molesta de palabra o de obra–. Es muy fácil hacer la prueba. Basta con mencionarlo. Se dice feminismo y cual palabra mágica, inmediatamente, nuestros interlocutores tuercen el gesto, muestran desagrado, se ponen a la defensiva o, directamente, comienza la refriega.

¿Por qué? Porque el feminismo cuestiona el orden establecido y la moral y la costumbre y la cultura y, sobre todo, el poder. El feminismo todo lo que toca, lo politiza. No hay nada más políticamente incorrecto que el feminismo porque pone en evidencia los ejercicios ilegítimos de poder de la derecha y de la izquierda; de conservadores y progresistas; en el ámbito público y en el privado; de los individuos y de los colectivos.

El feminismo fue muy impertinente cuando nació. Corría el siglo XVIII y los revolucionarios e ilustrados franceses –también las francesas–, comenzaban a defender las ideas de “igualdad, libertad y fraternidad”. Por primera vez en la historia, se cuestionaban políticamente los privilegios de cuna y aparecía el principio de igualdad. Sin embargo, las mujeres que habían participado activamente en esa revolución, a partir de 1793, fueron excluidas de los derechos políticos recién estrenados. En octubre se ordena que se disuelvan los clubes femeninos. No pueden reunirse en la calle más de cinco mujeres. En 1795, se prohíbe a las mujeres asistir a las asambleas políticas. Aquéllas que se habían significado políticamente, dio igual desde qué ideología, fueron llevadas a la guillotina o al exilio.

Quince años más tarde, el Código de Napoleón, imitado después por toda Europa, consagra la minoría de edad perpetua para las mujeres.

Como explica Amelia Valcárcel: “Fueron consideradas hijas o madres en poder de sus padres, esposos e incluso hijos. No tenían derecho a administrar su propiedad, fijar o abandonar su domicilio, ejercer la patria potestad, mantener una profesión o emplearse sin permiso, rechazar a su padre o marido violentos. La obediencia, el respeto, la abnegación y el sacrificio quedaban fijadas como sus virtudes obligatorias. El nuevo derecho penal fijó para ellas delitos específicos que, como el adulterio y el aborto, consagraban que sus cuerpos no les pertenecían. A todo efecto ninguna mujer era dueña de sí misma, todas carecían de lo que la ciudadanía aseguraba, la libertad”.  

No es el único ejemplo. Las “traiciones”, desencuentros y enfrentamientos del feminismo con los movimientos progresistas y de izquierdas forman parte de la historia.

Un siglo después, las sufragistas, que iniciaron su experiencia política luchando contra la esclavitud y en los movimientos abolicionistas, vivieron con estupor cómo después de todo su trabajo en contra de la esclavitud, la recompensa fue que en 1866, el partido Republicano al presentar la Decimocuarta Enmienda a la Constitución que por fin concedía el voto a los esclavos, negaba explícitamente el voto a las mujeres. La enmienda sólo era para los esclavos varones liberados. Pero aún sufrieron otra traición. Más dolorosa si cabe. Ni siquiera el movimiento antiesclavista quiso apoyar el voto para las mujeres, temeroso de perder el privilegio que acababa de conseguir.
Como anécdota –o quizá no por casualidad–, la primera novela antiesclavista del continente americano es una obra de Harriet Beecher Stowe, escritora estadounidense que en 1851 publica por entregas la conocida La Cabaña del Tío Tom.

También Flora Tristán, precursora y avanzadilla de las feministas socialistas, explicaba su situación de conflicto: “Tengo casi al mundo entero en contra mía. A los hombres porque exijo la emancipación de la mujer; a los propietarios, porque exijo la emancipación de los asalariados”.

Igual han quedado para la historia las reflexiones de August Bebel el hombre que procuró desarrollar las tesis marxistas sobre lacuestión femenina: “Hay socialistas que se oponen a la emancipación de la mujer con la misma obstinación que los capitalistas al socialismo. Todo socialista reconoce la dependencia del trabajador con respecto al capitalista (…) pero ese mismo socialista frecuentemente no reconoce la dependencia de las mujeres con respecto a los hombres porque esta cuestión atañe a su propio yo.”

Antológica la regañina de Lenin a Clara Zetkin, la alemana que realmente puso las bases para un movimiento socialista femenino, dirigió la revista femenina Igualdad y organizó una Conferencia Internacional de Mujeres en 1907 que se mantiene viva hasta hoy –aunque en 1978 cambió el nombre por el de Internacional Socialista de Mujeres–: “Clara, aún no he acabado de enumerar la lista de vuestras fallas. Me han dicho que en las veladas de lecturas y discusión con las obreras se examinan preferentemente los problemas sexuales y del matrimonio. Como si éste fuera el objetivo de la atención principal en la educación política y en el trabajo educativo. No pude dar crédito a esto cuando llegó a mis oídos. El primer estado de la dictadura proletaria lucha contra los revolucionarios de todo el mundo… ¡Y mientras tanto comunistas activas examinan los problemas sexuales y la cuestión de las formas de matrimonio en el presente, en el pasado y en el porvenir!”
Fue Heidi Hartmann quien describió la relación entre marxismo y feminismo como un matrimonio mal avenido.

También Alejandra Kollontai tuvo numerosos enfrentamientos dentro de su propio partido al hacer suya la idea de Marx de que para construir un mundo mejor, además de cambiar la economía tenía que surgir el hombre nuevo. Así, defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, pero sobre todo, señaló la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Para Kollontai, era necesaria la mujer nueva que, además de independiente económicamente, también tenía que serlo psicológica y sentimentalmente. Rotunda, para Kollontai no tiene sentido hablar de un“aplazamiento” de la liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución. Como anécdota, en el local donde se iba a celebrar la primera asamblea de mujeres que Kollontai convocó, apareció  el siguiente  cartel:  “La asamblea sólo para mujeres se suspende, mañana asamblea sólo para hombres”.

Llegaron los años sesenta (del siglo XX) y fueron intensos en cuanto a agitación política. Nace la Nueva Izquierda y el resurgir de diversos movimientos sociales radicales como el movimiento antirracista, el estudiantil, el pacifista y el feminista, claro. A todos les unía su carácter contracultural. No eran reformistas, no estaban interesados en la política de los grandes partidos, querían nuevas formas de vida. Muchas mujeres entraron a formar parte de este movimiento de emancipación .

Pero, una vez más, aparecieron las contradicciones en esa Nueva Izquierda. Robin Morgan escribió lo que hacían en aquellas revolucionarias reuniones: “Como quiera que creíamos estar metidas en la lucha por construir una nueva sociedad, fue para nosotras un lento despertar y una deprimente constatación descubrir que realizábamos el mismo trabajo en el Movimiento que fuera de él: pasando a máquina los discursos de los varones, haciendo café pero no política, siendo auxiliares de los hombres, cuya política, supuestamente, reemplazaría al viejo orden”.

Además, las mujeres se enfrentaban a su invisibilización como líderes, a que los debates estuviesen dominados por los hombres y a que sus voces no fuesen escuchadas. La opresión sólo se analizaba teniendo en cuenta la clase social. El sexismo o era objeto de bromas o no entraba en los debates teóricos. Así las cosas, aunque las mujeres sentían que las cuestiones que afectaban de manera más directa a sus vidas (la sexualidad, el reparto de las tareas domésticas, la opresión…) debían pasar a formar parte de la discusión política, no lo conseguían.
En palabras de Ana de Miguel, puesto que el hombre nuevo se hacía esperar demasiado, la mujer nueva –de la que tanto hablabaKollontai a principios de siglo–, optó por tomar las riendas. La primera decisión política del feminismo fue la de organizarse de forma autónoma, separarse de los varones. Así se constituyó el Movimiento de Liberación de la Mujer.

En mayo del 2011, en la Puerta del Sol de Madrid, ocurrió una historia que Belén Gopegui contó con detalle:

“Alguien arrancó el jueves de cuajo una pancarta que decía “La revolución será feminista o no será”. Es la única pancarta que se ha arrancado y el problema mayor fue que mientras el individuo se golpeaba el pecho a lo King Kong, un grupo grande de gente le aplaudió y abucheó a las mujeres. Cuando bajaron del andamio había debajo un grupo que insultó a quienes habían subido la pancarta. La historia importa porque revela que Sol (la acampada) no es magia ni una ilusión pasajera sino un lugar hecho con nuestras vidas patriarcales y capitalistas que quieren vivir. La historia importa porque la reacción de la carpa feminista fue convocar un taller de feminismo para principiantes a donde asistieron muchas personas. Y allí se preguntó a quienes asistíamos qué entendíamos por feminismo. Y se dijo que era comprensible, lo cual no quiere decir justificable, que haya reacciones de miedo y prepotencia por parte de quienes han interiorizado sus privilegios machistas como si fueran naturales y ven que se ponen en cuestión. Fue un momento, uno más, de inteligencia colectiva en marcha”.

Larga es la historia de las resistencias de buena parte de los integrantes de la izquierda con la igualdad entre mujeres y hombres. Tan larga que podemos reconstruirla desde la Revolución Francesa hasta el 15M.

Escribo todo esto ante el estupor que me han provocado algunos comentarios al hilo del Debate de la Redacción planteado por el periódico La Marea sobre la conveniencia o no de publicar un anuncio que se consideró sexista. La redacción decidió rechazar el anuncio y lo hizo público en el número siguiente, lo contó a sus lectores y lectoras, tanto que había rechazado el anuncio como las razones que le habían llevado a tomar esa decisión. Esto motivó una viva polémica y la mayoría de los comentarios fueron en contra de esa decisión. El estupor me lo provoca no que mucha gente se manifieste con una postura contraria a la tomada por la redacción, todo lo contrario, ésa es la parte interesante, el debate suscitado, sino porque se continúan reproduciendo los mismos argumentos y actitudes en una parte del público de La Marea, que mayoritariamente es de izquierdas y progresista.

Directamente no hay debate. Se recurre a la misma estrategia que ya se utilizó contra las sufragistas (la ridiculización y el ninguneo). Se utilizan argumentos como la censura. ¿Censura? Si hay algo censurado en el debate público y en los medios de comunicación es el feminismo, es casi imposible plantearlo sin que, como ha ocurrido en el debate de La Marea, inmediatamente te descalifiquen. Es muy curioso cómo se dan lecciones y cómo se considera que ser feminista significa carecer de cultura y ser un mal profesional, en este caso, un mal periodista. Será que no sabía María Moliner de lengua y lenguaje o Eulàlia Lledó o Mercedes Bengoechea, por ejemplo. Aún es más curioso que el abuso del cuerpo de las mujeres en su representación artística se justifique como “creación” como si no fuese la cultura, precisamente, la transmisora de valores. Como si no fuese la representación del cuerpo femenino por parte de los hombres uno de los lastres que aún soportamos.

Me viene a la memoria el eslogan de las Guerrilla Girls, el colectivo formado por artistas norteamericanas cuando plantearon a modo de lema/provocación:

“¿Hay que desnudarse para entrar en el Museum of Modern Art de Nueva York?  Si eres mujer parece que sí. Los números no fallan. Solo un 5% de los artistas son mujeres pero un 85% de los desnudos que se exhiben son de mujeres. Si eres mujer y quieres estar en el MOMA lo mejor será que te desnudes”.

Y ya, lo más curioso, es que se califica de trasnochado al feminismo cuando el machismo, la discriminación y la desigualdad están repuntando con una fuerza inusitada. Lo que es viejo, muy viejo es el machismo y el lenguaje excluyente y lo que esto significa, la democracia excluyente.

Sirva la anécdota de La Marea como excusa para recordar la  historia y proponer una pregunta vital en estos momentos: ¿Cuándo se planteará la izquierda (los partidos, los individuos, los colectivos sociales… ) un debate político, profundo y sereno, sobre su capacidad para integrar realmente -no formalmente-, la igualdad entre mujeres y hombres en todos sus postulados?, porque parece obvio que, sin mujeres, no hay democracia.

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Nacidas para ser violadas

Por Laura Gómez, Directora de Igualdad de la Diputación de Gipuzkoa

«BRUTAL violación de una joven india de 23 años por seis hombres en un autobús de nueva Delhi». «Secuestro y violación de una niña de nueve años por dos hombres en Pakistan». «Violación de una menor de 17 años por tres jóvenes en el barrio de Egia de Donostia». «Dos chicos intentan agredir sexualmente a dos chicas de 19 años en Elgoibar, Gipuzkoa».

Cotidianamente nos toca lidiar con la rabia y la indignación que nos despierta tanta violencia machista brutal contra las mujeres. Es imprescindible para nuestra propia supervivencia que nosotras, el gran blanco de esa violencia, creemos discursos rebeldes, que no dejen ninguna agresión sin respuesta. Porque si agreden a una mujer, nos agreden a todas.

Los ataques a mujeres en Gipuzkoa que han saltado a los medios de comunicación en las últimas semanas han motivado un sinfín de artículos. Lejos de los análisis excesivamente simplistas que reducen la violencia machista a casos puntuales, nos gustaría contribuir a este debate proponiendo reflexiones acerca de las verdaderas causas de esta realidad, que son complejas, y de la dirección que debemos seguir para que las mujeres, algún día, podamos vivir en paz.

Las agresiones sexuales y, entre ellas, las violaciones, son realidades cotidianas para todas las mujeres en nuestro territorio y en cualquier parte del mundo, aunque nos guste más colocarlas en el extranjero. Resulta imposible cuantificar la magnitud de las agresiones sexuales masculinas contra las mujeres. Las que se conocen son únicamente las que trascienden a lo público a través de los medios de comunicación, o aquellas que han sido denunciadas previamente. El resto, la inmensa mayoría, no transciende, entre otras cosas, porque es un delito difícil de denunciar para las mujeres.

No hay una «tecla mágica» que permita acabar con la violencia machista contra las mujeres, como se sugiere en algunos análisis recientes, porque la tecla es, ni más ni menos, un sistema capitalista, sexista y patriarcal (legal, jurídico, social, cultural…) que ampara y legitima las desigualdades entre mujeres y hombres.

Desde esta perspectiva, los ataques machistas no se explican por una conducta aislada de algunos individuos, sino que son parte de un sistema que permite la existencia de un clima de permisividad, mayor o menor, en el ejercicio de la violencia contra las mujeres. Ese clima se construye a través de la legitimidad dada a una infinidad de comportamientos violentos y machistas, de distinto tipo y gravedad, pero que constituyen, al fin y al cabo, agresiones que vivimos las mujeres a lo largo de nuestra vida. Unas agresiones sexuales que se confunden, en muchas ocasiones, como formas legítimas de ligar, y se relativiza su gravedad porque parecen formar parte de los códigos naturales del cortejo heterosexual.

Pues no. Los hombres agreden sexualmente a las mujeres para mostrar su dominación sobre estas en el plano más íntimo, la sexualidad, y porque creen poder hacerlo. Esto nos recuerda a todas que, en el fondo, somos un agujero, un objeto, un cuerpo violable.

Todas las mujeres tenemos miedo a ser violadas y, siguiendo el guión del miedo en el que hemos sido socializadas, creemos tener la responsabilidad de prevenir que esto nos ocurra. Así, la sociedad en su conjunto evaluará si la agresión era justificable o no, se nos preguntará cómo íbamos vestidas, por qué pasamos por allí, si estuvimos coqueteando con el agresor, que por qué nos fuimos a su casa… La culpa, el estigma de la violada y la duda sobre la veracidad de lo sucedido explica, en última instancia, por qué tan pocas mujeres se atreven a denunciar.

¿Y qué pasa con los agresores? ¿Para cuándo educar a los hombres explicándoles que no se grita guarradas entre cinco a una chica que va sola por la calle a las tres de la mañana, que no hay que tocar el culo en los bares, que los roces con los genitales son un ataque, que hay distancias mínimas que respetar al hablar y, sobre todo, que cuando una mujer dice no es no?

Se hace urgente que todos los hombres reflexionen y se planteen su protagonismo en la violencia machista: sus dificultades para identificar qué es una agresión y qué no, su participación activa en las mismas, así como su papel como mero espectador pasivo de una agresión, pese al rechazo de esta. Por tanto, la «tecla» consiste, sencillamente, en que la prioridad de organizar la vida en común de todas y todos sea colocar a las personas en el centro y en igualdad. Así es cómo se crean las condiciones para que podamos vivir vidas libres de violencias machistas. Las campañas de concienciación e información, la autodefensa feminista, los mapas de la ciudad prohibida, la coeducación son instrumentos necesarios, imprescindibles, pero no suficientes si las políticas de igualdad son marginales. Tomemos nota o jamás acabaremos con la violencia machista hacia las mujeres.

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Declaración Cumbre de los Pueblos reunida en Santiago de Chile

La Cumbre de los Pueblos, que reunió este fin de semana en Chile a más de 500 organizaciones no gubernamentales (ONG), concluyó hoy con un llamamiento a los países latinoamericanos y europeos para buscar un modelo económico «más humano».

Declaración de la Cumbre de los Pueblos:

En el marco da la Cumbre de los Pueblos realizada entre los días 25, 26 y 27 de Enero de 2013, en Santiago de Chile, las organizaciones y movimientos sociales y políticos de los diferentes países de América Latina, el Caribe y la Unión Europea declaramos lo siguiente:

Hoy, somos testigos de cómo los bienes naturales, los derechos y las personas han sido mercantilizadas en las naciones y pueblos de América Latina, Europa y el Caribe, producto de la lógica capitalista, que en su vertiente neoliberal y machista, permite su instalación y profundización a través de aparatos cívicos, políticos, militares.

Las relaciones existentes entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe que priorizan los privilegios y ganancias de los inversionistas frente a los derechos de los pueblos a través de acuerdos comerciales y acuerdos bilaterales de inversiones, profundizan este modelo que perjudica a los pueblos de ambas regiones.

Es así, que estos Estados mercantilistas, las transnacionales y las corporaciones continúan siendo administradores y profundizadores de la pobreza y la desigualdad social en el mundo, amparados por un tipo de democracia representativa, de mano de la elite, que se aleja de los intereses de las grandes mayorías de nuestro pueblo.

Esta hegemonía del capital financiero se manifiesta entre otros en la privatización y mercantilización de los servicios públicos, el desmantelamiento del Estado de bienestar, la precarización del trabajo, el extractivismo, la usurpación, la destrucción y mercantilización de los bienes naturales y sociales propios del pueblo y el desplazamiento forzoso de los pueblos originarios, provocando las crisis alimentarias, energéticas, climáticas.

En la Unión Europea la crisis capitalista ha significado un verdadero golpe de estado financiero que ha impuesto políticas de austeridad en contra de los derechos de los pueblos, de los derechos laborales, ambientales, etc. La troika europea (FMI, BCE, Comisión Europea) obliga los estados a endeudarse para salvar los bancos para que seamos los pueblos los que paguen la crisis provocada por ellos mismo.

Al mismo, es necesario visibilizar la creciente opresión y discriminación hacia las mujeres en América Latina, el Caribe y Europa.

No obstante, a este panorama que parece adverso, reconocemos procesos históricos y recientes a partir de las luchas de nuestros pueblos en el mundo, que han logrado tensionar y agrietar las actuales lógicas y nos dan la esperanza de que otro mundo es posible.

De este modo, surge la necesidad de construir las bases para un nuevo modelo de sociedad que transforme las actuales lógicas y coordenadas políticas, económicas, sociales y culturales en todas nuestras naciones y pueblos de ambos lados del continente las luchas de los diferentes actores y organizaciones del campo popular.

Para alcanzar estos objetivos proponemos que:

Los derechos y bienes naturales arrebatados a nuestro pueblo deben ser recuperados, por medio de la nacionalización, la comunitarización de los bienes y servicios y los medios de producción y el reconocimiento constitucional de la naturaleza como sujeto de derecho. Esto implica pasar de ser resistencia y movimientos reivindicativos a una alternativa que contenga una propuesta política-social integral de país.

Promover el paradigma del buen vivir basado en equilibrio del ser humano con la naturaleza y el medio ambiente y los derechos de la tierra, al servicio de los pueblos, con una economía plural y solidaria.

Democracia directa, participativa y popular y su concretización desde las bases sociales. Para ello, es necesario la integración de actores sociales y políticos del mundo, valorando prácticas territoriales y haciendo el dialogo entre las instancias locales y globales.

Promover la integración en la participación política de los niños y niñas y las juventudes, desde un enfoque de género. Respeto a la libre determinación de los pueblos originarios del mundo, entendiéndolos como pueblos hermanos no sometidos a la territorialidad impuesta por la colonización. Esto, sumando a la promoción de la soberanía alimentaria en perspectiva de una autotomía territorial que a los pueblos y comunidades decidir qué y cómo producirlo.

En cuanto al avance de la represión y la criminalización de la protesta, movimientos sociales y populares, debemos articularnos de tal manera de generar la fuerza necesaria para frenar el avance de leyes antiterroristas y la inserción en las comunidades indígenas de nuestros pueblos, como a su vez la militarización imperialista que ha instalado bases militares en América Latina, Europa y el Caribe.

Sensibilizar, agitar y promover luchas contra las transnacionales, mediante campaña de denuncias y boicot en todos los niveles.

Posicionar el feminismo con un proyecto político antipatriarcal y anticapitalista. Reconocer y promover los derechos de los migrantes y los derechos de los pueblos de libre tránsito entre las naciones.

Plena solidaridad con el pueblo Palestino y todos aquellos pueblos y naciones oprimidos por el poder colonizador y el imperialismo, así como el repudio a las intervenciones cívicos-militares en Honduras, Haití y Paraguay. Apoyamos los procesos de paz, con la participación de los actores sociales y políticos en Colombia. Solidaridad con el pueblo cubano en contra del bloqueo, con Argentina en el proceso de recuperación de las Malvinas, con Bolivia y su demanda por salida al mar, con el pueblo Venezolano en el proceso Bolivariano y con los movimientos sociales en Grecia y España. En el caso de Chile, solidaridad con el movimiento estudiantil en defensa de la educación pública, gratuita y con el pueblo-nación mapuche contra la represión realizada de parte del Estado.

Acompañando la lucha por la soberanía de nuestros territorios en América Latina, es necesario luchar por el respeto de la soberanía de nuestro cuerpo como territorio propio de las mujeres.

Entendemos que la superación de la precarización laboral a la que se ven expuestos las mayorías de trabajadores en América Latina y el mundo, pasa por un cambio estructural que altere las relaciones de propiedad y producción de bienes y servicios valorando la labor esencial que desempeñan los trabajadores y trabajadoras como sustento sobre el cual se construye toda sociedad.

De manera transversal, debemos avanzar en la construcción de plataformas de lucha comunicacional que no sólo permitan develar y difundir las demandas y alternativas de nuestros pueblos frente al modelo hegemónico, sino también como forma de explicar las verdaderas causas de los problemas que hoy nos aquejan.

Debemos ser capaces de construir demandas unitarias que aglutinen a todos los actores sociales y pueblos en disputa y que a su vez nos permitan trazar un horizonte estratégico hacia el cual avanzar, articulando y organizando la unidad entre el movimiento sindical, social y político en América Latina, el Caribe y Europa. Esto debiera traducirse en una hoja de ruta de trabajo y de movilizaciones para el presente periodo, pero con perspectivas a largo plazo.

Al mismo tiempo, fortalecer la organización social y popular en cada sector de inserción, potenciando la amplificación de nuestras demandas a las grandes mayorías por medio de la politización y la movilización.

No podemos dividir más las instancias organizativas en las que estamos, conducir hacia un proyecto en la diversidad es el mayor desafío que se nos presenta para la generación de una alternativa real de poder popular. Romper con los sectarismos que fragmentan, dividen e impiden la construcción de unidad del campo popular, es una tarea urgente.

Frente al poder del bloque dominante sólo la unidad y la solidaridad entre nuestros pueblos nos darán la fuerza necesaria para alcanzar nuestros más alto objetivos y vencer.

Santiago de Chile, Enero 2013

Alternatiba felicita al Parlament e insta a los partidos catalanes a desobedecer al estado si fuera necesario

El portavoz de Alternatiba Jonathan Martínez ha felicitado públicamente al Parlament de Catalunya por haberse manifestado una vez más en defensa de su propia soberanía, “una soberanía que ya fue vulnerada por las estructuras del Estado español durante la aprobación del nuevo Estatut, que habiendo recibido el apoyo de la cámara catalana, fue posteriormente cercenado hasta vaciarlo de contenido”.

Por esta misma razón, desde la formación de izquierdas han instado a los grupos políticos catalanes a “evitar que la declaración se quede en papel mojado y, por lo tanto, a que se traduzca en un proceso de desobediencia real al Estado si fuera necesario, ya que existe un respaldo popular mayoritario y refrendado en el Parlament”.

Junto con las felicitaciones, Martínez no ha querido dejar de señalar algunas de las “carencias” del texto pactado por CiU, ERC e ICV: “Por un lado, se omite el conjunto de los Països Catalans como realidad nacional que trasciende a Catalunya, y por otra, se acoge acríticamente a la Unión Europea del capital y de la negación de los derechos de los pueblos, cuando debería ser la sociedad catalana la que se pronuncie al respecto”.

Desde Alternatiba, no obstante, han reiterado la enhorabuena tanto al Parlament como a la sociedad catalana, “que ha sido en última instancia la que con su movilización ha puesto en el primer plano social y político la reivindicación de su soberanía”. Por ello, consideran la declaración “un paso más hacia la libertad nacional del pueblo catalán”, pero subrayando siempre que “ese camino debe quedar ahora en manos de las mayorías populares, más allá de sus representantes políticos”.

Laura Bugalho sometida a acoso policial y amenazada con cárcel por ayudar a personas migrantes

La militante gallega Laura Bugalho, conocida por su implicación en las más diversas iniciativas populares -de la lucha LGBT al sindicalismo, pasando por la acción política o el auxilio la personas presas-, enfrenta una pena de prisión aún indeterminada a causa de su apoyo a las personas migrantes, muchas de las cuales estaban viviendo en condiciones infra-humanas. La activista es acusada de un delito de falsificación documental continuada.

Laura Bugalho  lleva desde 1993 realizando tareas de asistencia a las personas migrantes. Solo en el año 2008, el Foro Galego de Imigración calcula que la militante acompañó 620 personas migrantes ante el Negociado de Extrangería de la Subdelegación del Gobierno de Coruña. De ese contingente, Laura Bugalho fue denunciada por cuatro migrantes, de los cuales tres se ratificaron finalmente en sus palabras. Estas personas denunciaron a Bugalho por facilitarles documentación falsa que, según los propios migrantes, ellos habrían empleado.

En la siguiente web se recogen firmas solidarias con Laura Bugalho, que posteriormente se presentarán en el Juzgado de Instrucción nº1 de Compostela para exigir su inocencia: 

FIRMA AQUÍ

En Noviembre de 2008, Bugalho denuncia una mafia de robo y extorsión a 57 marroquíes. Sin embargo, en 21 de marzo de 2009, en el curso de una acción de las Panteras Rosa Galiza en Compostela, Bugalho es identificada y perseguida. Es desde ese momento que se comienza a hacer cada vez más persistente el acoso policial a la activista, hasta el punto de su vivienda ser asaltada en 19 de mayo de 2009. Laura denuncia este hecho a la Guardia Civil, la cual tarda unas dos horas en llegar a su casa. El pretexto con que los picoletos justificaron así retraso fue lo de haberse perdido.

En 20 de mayo de 2009, Laura Bugalho realiza una llamada al presidente de un equipo de fútbol gallego para exigirle la regularización de los jugadores migrantes y el pago de tres meses de salario adeudados por el club. El empresario asegura que va a hacerlo, pero la activista queda con sospechas de su voz haber sido grabada, pues el teléfono sonaba con un importante eco. El día 21 de mayo de 2009, Bugalho es avisada por policías nacionales de que la Policía Nacional de la Comisaría de Compostela están a seguir sus pasos por haber denunciado una mafia vinculada a la venta de tarjetas de residencia y a otra mafia vinculada al deporte.

La militante les informa del asalto a su casa, y ellos no desmienten las sospechas de la autoría que ella les traslada, quedando casi confirmada la autoría policial. Los Policías de Coruña le informan que vienen a por ella, que no tienen nada, Laura les dice que esto es toda una <vendeta>.

Ni una semana después, en 26 de mayo, su oficina en la CIG es asaltada por policías de Compostela que secuestran su ordenador. Laura estuvo detenida por 48 horas, sufriendo malos tratos en los calabozo de la Comisaría. El Comisario Jefe se dirige a ella con un «por fin te cogí, Laura». Los policías hecen mofa de la lengua gallega y repiten constantemente la palabra «Teixeiro» (nombre de Centro Penitenciario).

Cuando Laura Bugalho pasa a disposición judicial, tres personas migrantes acuden como testigos. Sin embargo, estas personas entran esposados en las dependencias judiciales, aunque su actitud sea de camaradería con los policías. Uno de los policías les indicaba a los testigos «recordad lo que ayer acordamos, tenéis que denunciar a Laura Bugalho». Esta cita se conoce merced a la presencia en la Sala de Compañeros de Laura que se sorprenden tanto de la camaradería como del desparpajo del Policía indicando lo que los testigos deben decir ante el Juez.

Del ordenador de la militante fueron extraídos los datos de 15 personas migrantes, que fueron citadas sin orden judicial y amenazadas con quedar sin papeles o recibir órdenes de expulsión. Tres de las ocho que asistieron, no les fue permitido leer su propio testimonio y les obligaron a firmarlo.

Operación Peregrino

En el caso de la Operación Peregrino, en la cual fue imputado El Omari Messaoud -miembro de CITE-CCOO-, hay 57 personas migrantes originarias de Marruecos que habrían sido estafadas y que recurrieron la Laura Bugalho. Estas personas pagaron la cantidad de 10.000 euros -muchas veces resultado de sus familias hayan sido hipotecadas- por lo visto de entrada en el Estado español. Después, acostumbraban ser abandonadas mínimo un mes en Andalucía, hasta que eran reclamadas para trabajar en el sector metalúrgico gallego, acabando por cobrar 500 euros de salario, cuando el Convenio del Metal establece un mínimo de 1100 euros netos, valor que aparecía reflejado en sus nóminas y que ellos tendrían que firmar para no sean, por palabras de los afectados, «castigados».

En muchos casos, las condiciones en que estas personas vivían eran verdaderamente inhumanas, llegando a pasar las noches junto las vacas en la granja del empresario. En la Operación Peregrino, hay cuatro empresarios gallegos y tres personas marroquíes imputadas, una de ellas en paradero desconocido.

Las personas magrebíes que acudían a la CIG a hablar con Laura Bugalho manifestaban, por su parte, el temor a ser vistas por El Omari Messaoud, pues las instalaciones del sindicato gallego están al lado de las de CCOOl. El propio El Omari acudió a la CIG para amenazar la activista. Casi la totalidad de las personas estafadas afirmaron tienen miedo de ser expulsados si denunciaban a  la mafia.

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