Cruzando puentes a Irlanda del Norte

Maialen Lizarralde – Lokarri

Un año después de la experiencia del proyecto “Construyendo puentes de reconciliación”, un grupo de jóvenes de distintas sensibilidades viajó a Belfast con Lokarri del pasado 28 de noviembre al 2 de diciembre. Concretamente, tal y como Lokarri explicó en la presentación del proyecto, participaron en la experiencia miembros de Juventudes Socialistas de Euskadi, Gazte Abertzaleak, Ezker abertzalea, EGI y Alternatiba junto a dos personas de Lokarri.

La conclusión de la vivencia de este año vuelve a ser muy positiva: el hecho de conocer de primera mano el desarrollo del proceso norirlandés y la intensa convivencia entre las personas que participan en la experiencia generan procesos de aprendizaje, diálogo y compromiso difíciles de crear en otros contextos cotidianos.

Difícil es también explicar todo lo aprendido y vivido, pero a continuación intentamos ofrecer una breve crónica del viaje.

1º día: Dublin

La primera parada del grupo fue en Dublin y su parlamento con nuestro anfitrión Ruairi Rowan. Conocimos la institución de la mano de jóvenes del Sinn Féin y pudimos saludar brevemente a Gerry Adams antes de participar en una reunión con representantes del Sinn Féin, entre los que se encontraba Eoin Ó Broin autor del libro “Matxinada. Historia del movimiento juvenil radical vasco” (Txalaparta). En la reunión se destacaron la importancia del diálogo, el importante papel de la juventud o el apoyo internacional. Insistieron también en la paciencia ante momentos en los que parece que todo se bloquea: “siempre toma más tiempo de lo que se piensa”, nos decían. Acabamos el día con una ruta histórica organizada por el Sinn Féin por lugares significativos de Dublín.

2º día: Belfast, viaje al pasado y al futuro

El segundo día del viaje, ya en Belfast, comenzó con una mesa redonda en la sede de Healing Through Remembering, donde participaron periodistas como Brian Rowan y Eamonn Maille, jóvenes de Alliance Party y del Northern Ireland Youth Forum y el ex miembro del grupo armado unionista UDA Jackie McDonald. La conversación fue realmente interesante.

Los periodistas destacaban su papel activo por la paz: al ser agentes que mantienen relación con todas las partes, tenían la responsabilidad de relatar lo que ocurría, lo que tiene que ver con el proceso de la verdad. Tal proceso, que ellos prefieren llamar proceso de explicación o información, no debe confundirse con la acusación, culpa o el perdón, y ante todo no debe ser una batalla “de culpas” entre políticos. Cuando del grupo surgía la pregunta de qué hacer cuando el gobierno no se mueve, contestaban “no merece la pena insistir en criticar al gobierno. Lo que hace falta es persuadirlo, hacer pedagogía y, sobre todo, empezar a usar otro lenguaje. La paz no se trata de exigencias, sino de lo que estás dispuesto a compartir. Pide tomar riesgos y hacer cosas que incomodan”.

Los jóvenes norirlandeses también reafirmaron la importancia de relatar el dibujo completo de lo que ha pasado, ya que las secuelas del conflicto también han llegado a su generación en forma de desconfianza y culpas y es necesario romper barreras.

Por su parte, Jackie McDonald también lo reafirmó: la llave está en la gente joven, porque la carga de la violencia ha llegado a ella también. “Hay que contarles lo que pasó, sin romanticismos, sin orgullo: esto es lo que hicimos y no se debe repetir” decía. Como expresó, también habló de las dificultades que pasan al salir de la cárcel y de lo esenciales que son en cualquier proceso de paz.

Tras esta conversación, el grupo fue a visitar el parlamento norirlandés en Stormont. Conoció su funcionamiento y peculiaridades, se reunió con el presidente del parlamento William Hay y participó en una charla con parlamentarios del Sinn Féin, DUP, SDLP y UUP, donde se vio cómo son capaces de juntarse en la misma mesa representantes que hasta hace unos años eran enemigos.

3º día: las rejas perduran, las paredes hablan

El tercer día fuimos a visitar a la organización Intercomm que trabaja en las relaciones entre comunidades. Allí tuvimos una conversación con distintas personas, muchas de las cuales eran ex-presos tanto unionistas como republicanos que hoy en día trabajan juntos en proyectos como el de Intercomm. Subrayaron que el proceso de paz real ocurre y debe ocurrir en las bases de la sociedad, y ahí las personas presas liberadas tuvieron y tienen un papel clave, aunque todos confirmaron las dificultades a la hora de reintegrarse, bien por recursos prácticos, bien por el odio social generado. El grupo preguntó cómo explicarían a sus nietos/as su relato personal y afirmaron que les es muy difícil hablarles de ciertas cosas a sus familiares pero a la vez es necesario hacerlo para “desarmar las mentes”. “No somos malas personas. Somos buenas personas que han hecho cosas terribles”, expresó uno de ellos.

Uno de ellos, John Howcroft, quien fue miembro de un grupo armado unionista y hoy en día es trabajador social y doctorando, nos llevó después a visitar algunos barrios del norte de Belfast, que es la zona donde más se ha concentrado la violencia. Nos mostró murales que antiguamente favorecían la segregación y la violencia y que han sido renovados con el objetivo de comunicar valores a favor de la convivencia, muros que han sido abiertos para que las comunidades se puedan relacionar con más normalidad y edificios reformados en zonas muy conflictivas que ahora acogen personas de ambas comunidades. El ejemplo del propio John fue también revelador.

4º día: Falls Road con Brian Rowan

El periodista Brian Rowan ha sido testigo directo de muchísimos hechos históricos ocurridos durante el proceso de paz, y fue él quien nos llevó a ver las calles de las zonas republicanas alrededor de Falls Road mientras nos contaba anécdotas de esos hitos que él mismo presenció. Vimos murales, memoriales por las víctimas y tomamos un café mientras nos enseñaba el tesoro que había ido acumulando durante años: una carpeta con documentos, recortes y fotografías relevantes de los últimos años, incluyendo declaraciones originales de alto el fuego del IRA, entre otros. También visitamos el museo de presos republicanos antes de ir a reunirnos con Seanna Walsh en Tar Anall.

Seanna Walsh pasó 21 años en prisión por su implicación con el IRA. Amigo de Bobby Sands, fue él quién leyó el comunicado de 2005 donde el IRA declaraba su alto al fuego. Nos contó su relato sobre el proceso de los últimos años, explicando que “no es un conflicto entre católicos y protestantes o republicanos y unionistas. Nosotros en el IRA teníamos claro que nuestra lucha era contra la ocupación Británica, es decir, contra el Gobierno británico, y no contra los unionistas”. Contó cómo la espiral de la violencia no lleva a ningún lado, que por eso concluyeron que hay que intentar negociar con el Gobierno británico y todas las partes llegaron a la misma conclusión.

También hablamos sobre los disidentes del IRA, que son una minoría sin objetivos claros, sobre el proceso de excarcelación aprobado en 1998, sobre perdón, verdad y víctimas… Y para acabar, el grupo le preguntó cómo se había sentido cuando leyó el comunicado que anunciaba el alto el fuego del IRA, a lo cual respondió emocionado “orgulloso y honrado de hacerlo”.

La intensa agenda del viaje terminó con una reunión informal con juventudes del SDLP en un pub. Entre muchos temas, no dejaron de expresar su asombro y tal vez cierta admiración al ver a nuestro grupo de representantes de sensibilidades tan diferentes juntos y con una relación de tanta confianza compartiendo esta experiencia. “Parece que os conocéis desde siempre”, nos decían. Nos contaron que aunque hay relaciones entre las juventudes de distintos partidos, no saben si serían capaces de juntarse para una experiencia de este tipo. Ya les dijimos que quedan invitados a visitarnos.

Y es que como bien dice Ruairi Rowan en su crónica sobre nuestra visita en este artículo, parece que el aprendizaje fue en ambos sentidos y lo aprendido cruza los puentes de reconciliación entre y dentro del País Vasco e Irlanda del Norte.

Nota: pocas horas después de que el grupo regresara, estalló el conflicto que hoy aún perdura en relación a las banderas británicas. Dar seguimiento a la evolución de este conflicto relacionándolo con las reflexiones que nos compartían las personas con las que nos reunimos, también está siendo muy valioso. Vemos que su camino hacia la paz sigue con dificultades, que aquella “carga heredada” de la que nos hablaban está presente, y mostramos nuestro apoyo para que esta manifestación de violencia pueda canalizarse de manera que no pueda volver a repetirse.

Desde Cuba y desde Chiapas, mirando al futuro

Gonzalo Fernandez Ortiz de Zarate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

Como cada comienzo de año, aprovechamos estas fechas para reflexionar sobre el pasado y sobre el futuro, sobre lo hecho y sobre lo que habrá que hacer en los próximos meses. Las perspectivas no parecen muy halagüeñas, y 2013 se nos anuncia como uno de los picos agudos de la tremenda crisis en la que nos encontramos. Desahucios, pobreza, recortes, privatizaciones, rescates, etc., son las palabras que se han incrustado en nuestro día a día, y parece que han venido para quedarse.

Ante ello, la izquierda, las izquierdas, debemos poner todo nuestro empeño para borrar dichos términos del diccionario. Frente a ellos, debemos luchar porque la vida, la emancipación, los derechos, la diversidad y la democracia se impongan como las palabras que anuncian nuevos modelos sociales, que prefiguren el final de la larga noche capitalista.

De esta manera, debemos hacer un esfuerzo especial por definir estrategias políticas que avancen en este sentido, que ofrezcan alternativas, que ofrezcan ilusión, que generen impacto. El comienzo de año es un buen momento para este tipo de reflexiones, algo acaba y algo empieza. Pero para mirar hacia delante, también debemos mirar hacia atrás, también debemos mirar a otras latitudes. La izquierda es, en el fondo, una voluntad histórica de emancipación, un sumatorio de luchas, de esperanzas, de dignidades, que siempre debemos tener en consideración. Pasado, presente, futuro, aquí y allá, es el complejo marco en el que nos movemos: aprender del pasado para, analizando el presente, construir estrategias sólidas para el futuro.

Precisamente estos días nos traen al recuerdo dos hitos históricos fundamentales para la izquierda: uno, la revolución cubana, triunfante el primero de enero de 1959; el otro, la toma de San Cristóbal y otras cuatro municipios chiapanecos por parte del EZLN, el mismo primero de enero, pero de 1994. Son procesos vivos, dinámicos, diferentes, polémicos, pero de su análisis extraemos lecciones muy importantes para el futuro, para el conjunto de la izquierda. También para la izquierda europea, tan huérfana de claridad y referentes.

El primer aprendizaje de ambos procesos es que la izquierda debe ser radical, debe confrontar con el sistema, proponer nuevas salidas políticas, económicas, sociales y culturales ajenas a las actuales. Ya no es tiempo de contemporizar, de reformas, de mejoras, es tiempo de transformaciones estructurales, desde lo sistémico hasta lo personal, pasando por lo organizativo. Ya no vale sólo con la resistencia, hay que pasar a la ofensiva. No se trata de mejorar el camino, de repararlo, de ensancharlo, sino de construir otro diferente. Si así lo entendieron las y los cubanos en los tiempos dorados de la socialdemocracia occidental –un estado del bienestar construido sobre la dominación de los países empobrecidos-; si así lo entendieron los y las zapatistas en plena hegemonía absoluta del neoliberalismo, ¿qué decir de los tiempos actuales, cuando la crisis es total? Todo lo que no sea construir algo nuevo, es ser cómplices de lo viejo.

El segundo aprendizaje se refiere a la necesidad de ensayar nuevas fórmulas de hacer política. Pobre de quien crea todavía que la vía electoral-institucional es la estrategia fundamental a la hora de avanzar en términos emancipatorios. Pobre también quien pretenda que los partidos son la vanguardia del cambio. Pobre quien confunda el éxito electoral en el corto plazo con la transformación. ¿Lo institucional es el fin o es el medio? La emancipación tiene lógicas propias, y no siempre tienen relación con las dinámicas políticas clásicas. Así, o asumimos la relevancia actual de los movimientos sociales, de sus agendas y formas de funcionamiento, o nos daremos contra una pared, en un mundo cada vez más alejado de la política tradicional.

En este sentido, es necesario priorizar la articulación entre todos los actores alternativos, de identidad y signo diferente. Una articulación real, de igual a igual, basada en debates comunes, estrategias comunes y confianzas mutuas, desterrando finalmente recelos, utilitarismos y jerarquizaciones más o menos explícitas. Todas las lecciones aprendidas exitosas trascienden los estrechos límites de la democracia liberal-representativa y de sus actores. Toda emancipación amplía el margen de la política y desnuda sus límites. Así lo entendió el Movimiento 26 de Julio cubano ante la incapacidad de los partidos políticos para liderar el proceso revolucionario. Así lo entendió el EZLN, que situó en las comunidades indígenas, y no en la partidocracia, el centro de la soberanía, la autonomía y de la justicia. Así lo ha entendido toda América Latina hoy en día.

El tercer aprendizaje destacable es que la política, la izquierda, es de las personas osadas, valientes, estrategas, prefiguradoras de nuevas agendas, de nuevos contenidos, de nuevas formas. Corazones calientes y cabezas frías, frente a corazones fríos y cabezas calientes. Siempre, pero ahora más si cabe, sobran los mediocres; los burócratas de espíritu; los que quieren cambiar el mundo con una calculadora en la mano; los que dicen luchar contra el sistema, pero necesitan precisamente de la realpolitik de ese sistema para ser alguien; los que cuentan los regates en el centro del campo como goles; los que no se salen del camino ni aunque les pasen por encima. Esa gente sobra, y son necesarias quienes soñaron en un barquito que podían derrotar la tiranía de Batista; quien dijeron ¡ya basta¡ y se enfrentaron con palos y con dignidad al tsunami neoliberal, y nos enseñaron la diferencia entre el tiempo largo y el tiempo corto, entre tomar el poder (o el gobierno) y transformar las asimetrías de poder, entre estar arriba y a la izquierda, o estar abajo y a la izquierda.

Por último, el cuarto aprendizaje del proceso cubano y zapatista es que la revolución será internacional, o no será. No hay izquierda si no es internacionalista, si no entiende su lucha unida a todas las demás. Desde el comienzo así lo hicieron explícito tanto la revolución cubana –donde ese compromiso no ha cejado ni un solo minuto, desde formas muy diferentes- como los y las zapatistas, empeñadas en encuentros intergalácticos, abiertos e inclusivos hasta con los habitantes de Plutón, si los hubiera.

Así, radicalidad, nuevas formas políticas, nuevos contenidos, osadía e internacionalismo. Eso nos dicen Cuba y Chiapas, desde lugares muy diferentes, desde evoluciones muy diferentes también, pero unidos en nuestra historia, en la historia de la izquierda, en el futuro de la izquierda. Por supuesto, y como ya hemos dicho, pasado, presente y futuro están en permanente tensión. Es necesario asumir aciertos, asumir errores, asumir nuevos tiempos, desde la honestidad y desde la franqueza, si queremos plantear estrategias acertadas.

No todo sirve, no todo vale. En este sentido, tan irritante es, por ejemplo, quien expulsa a Marx al basurero del olvido –sin reconocer su genialidad a la hora de interpretar el funcionamiento del capitalismo y su matriz excluyente y explotadora-, como quien lo convierte en deidad única, sin asumir la relevancia política actual del feminismo, el ecologismo, la democracia radical o en anticolonialismo a la hora de construir las agendas emancipatorias.

En todo caso, y más allá de la opinión que tengamos cada quién de cada proceso, de cuál sea lo que aprendamos en cada caso, nunca debemos olvidar la imagen del Fidel Castro en su discurso en el Parque Céspedes, de Santiago de Cuba, aquél primero de enero de 1959; ni la de Camilo Cienfuegos y el Ché Guevara camino de la Habana, ese mismo día, tras la victoria en Santa Clara; ni la imagen de la Comandanta Ramona tomando las cabeceras municipales de Chiapas, reclamando que la tierra es para quien la trabaja, y que ya basta de opresiones. Fidel, Camilo, Ché, Ramona, no sois nuestro pasado, sois nuestro futuro. Ese mismo futuro del que han vuelto a hablar los y las zapatistas al volver al volver a tomar hace unos días las cabeceras municipales, lanzándonos un mensaje fundamental: “A quien corresponda. ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”. 

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Sahara, memoria contra el olvido

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate – Mesa Internacionalista de Alternatiba

El pasado 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos, el Instituto Hegoa de la UPV/EHU y Euskal Fondoa presentaron en Donostia el Oasis de la Memoria. Se trata de un informe que recoge el trabajo de más de año y medio de recopilación de datos y de testimonios sobre la sistemática violencia ejercida por el Reino de Marruecos sobre el pueblo saharaui durante casi cuatro décadas.

El valor del documento reside en tres aspectos fundamentales: el primero es el período cubierto por el Informe, que parte desde el bombardeo de Um Dreiga en 1976 -que obligó a la población huida al desierto a internarse definitivamente en Argelia- y llega hasta el bombardeo de Gdem Izik, en noviembre de 2010. Por tanto, es un recorrido histórico completo, algo que nunca se había hecho hasta el momento.

El segundo aspecto que debe resaltarse es la cantidad y la calidad de los testimonios obtenidos -más de 260-, tanto en los campamentos en Argelia como en las complejas condiciones del Sahara Occidental ocupado. Este alto número permite constatar los muy variados tipos de conculcación de derechos humanos perpetrados por Marruecos. Así, en Informe se denuncian bombardeos, asesinatos, torturas, violencia sexual, pillajes, desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias, etc.

En este sentido se explicita la voluntad de Marruecos por ejercer la mayor violencia posible sobre las mujeres y hombres saharauis, con el ánimo de ahogar sus legítimos derechos de justicia y autodeterminación. También se explicita que esta estrategia, aunque varió, sigue vigente aún después del alto el fuego de 1991.

Por último, el tercer aspecto significativo es que el Oasis de la Memoria está elaborado según los estándares internacionales de este tipo de documentos, y por tanto puede y debe ser utilizada como herramienta política y jurídica para denunciar lo que ya se sabía pero no se había sistematizado, así como para situar este conflicto olvidado en el centro de la agenda internacional, sacándolo del olvido cómplice en el que se encuentra en la actualidad.

Porque precisamente si este documento tiene un gran valor es el de reconocer que el conflicto entre Marruecos y Sahara es uno de los procesos de descolonización no resueltos -como el palestino, por ejemplo-. A su vez, el Oasis de la memoria demuestra el uso sistemático de violencia con total impunidad, y en base a unas enormes asimetrías de poder entre perpetradores y víctimas.

De esta manera, y ante las pruebas presentadas por el Informe, los países y estamentos que permiten esa impunidad, así como los que no asumen sus responsabilidades históricas, deberán retratarse.

¿Qué dirá el Reino de España, constatándose la violencia ejercida por Marruecos frente a una población que abandonó a su suerte hace 37 años, frente a un poderoso país sediento de los recursos naturales saharauis? ¿No debería asumir su responsabilidad como fuerza colonizadora inicial y ofrecer una salida democrática a las legítimas aspiraciones saharauis?

¿Qué dirán Francia y Estados Unidos, aliados históricos de Marruecos, ante las evidencias presentadas por el Informe, que por ejemplo sitúan el ratio de población desaparecida más alto respecto a cualquier conflicto -por encima del 2 por 1.000-, o que ha ensayado formas nuevas de horror, como por ejemplo las personas detenidas-desaparecidas por más de 15 años? ¿Qué dirá la comunidad Internacional, en general, ante la imagen en el espejo que les devuelve este Informe?

Es momento de una solución democrática. Es momento de una implicación decidida de la comunidad internacional en la resolución del conflicto. Es momento de un reconocimiento del dolor infligido. Es momento de la verdad, de la justicia, y de la reparación. Es tiempo, también, de la dignidad de las víctimas. Y es tiempo, sobre todo, de la dignidad de un pueblo luchador que nunca hinca la rodilla. ¡Autodeterminación para el Sahara, ya!

También de la diversidad funcional

Igor Nabarro y Héctor Prieto – Alternatiba

El día 3 diciembre se conmemora, junto con otras conocidas efemérides en Euskal Herria, el día señalado internacionalmente como el de las personas con diversidad funcional. Lo cierto es que no se trata, ni mucho menos de un día de celebración, sino por el contrario de un día en el que se tienen que escuchar más alto si cabe las reivindicaciones de aquellas personas que por causa de nuestra discapacidad debemos todavía luchar por nuestros derechos, por la igualdad de oportunidades y por ser reconocidas en la sociedad como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho.

Como no puede ser de otra manera, en este momento una de las mayores preocupaciones del colectivo se sitúa en los efectos que la crisis del sistema de capitalista esta teniendo en las personas con diversidad funcional, ya que, si bien la situación actual afecta a toda la sociedad, como suele ocurrir habitualmente se ceba en aquellas personas y grupos con mayor riesgo de exclusión social.

Es innegable que este colectivo se encuentra entre aquellos grupos con mayor riesgo de exclusión social ya que, si tomamos en cuenta una de las definiciones más aceptadas de exclusión, que la caracteriza como un concepto cuyo eje central son las relaciones de producción, distribución y consumo, las personas con diversidad funcional, se encuentran en especial riesgo de verse afectadas de un modo más profundo y violento por el colapso del sistema y sus consecuencias socioeconómicas.

Son varios los ámbitos en los que se puede observar las graves consecuencias de la crisis para las personas con discapacidad. Uno de ellos es el acceso al empleo.

Las personas con diversidad funcional conforman uno de los colectivos con mayores dificultades a la hora de acceder al mercado laboral, y de los que acceden en condiciones más precarias. Del mismo modo, son de los primeros en ser expulsados cuando la situación económica comienza a deteriorarse.

Para el sistema capitalista, las personas con diversidad funcional no son consideradas plenamente válidas debido a que no son «capaces» de producir y de participar en la creación de plusvalía en igual medida que el resto de las personas trabajadoras. Por eso, en muchas ocasiones, se les veta la entrada al mercado laboral y, cuando logran acceder, la mayoría se vean obligadas a hacerlo de un modo no normalizado.

En 2011, la tasa de desempleo entre las personas con discapacidad alcanzó el 40% frente al 22% de la población sin discapacidad. Además, las mujeres con discapacidad presentaban una tasa aún más baja de acceso al empleo, más de 10 puntos porcentuales por debajo de los hombres.

Del mismo modo, las reformas y recortes aplicados por las diferentes Administraciones Públicas están provocando un grave retroceso en la inclusión de las personas con diversidad funcional, provocando la pérdida de derechos que tantos años de reivindicación y lucha han costado conseguir.

Las prestaciones que hasta ahora recibían las personas con discapacidad se han visto afectadas drásticamente. Por ejemplo, aquellas personas que recibían alguna prestación del sistema de promoción de la autonomía personal y atención a la dependencia, han visto como, al destinar menos dinero para financiar el sistema, las prestaciones se han reducido y las condiciones para acceder a ellas se han endurecido.

Pero el aumento del riesgo de exclusión social de las personas con discapacidad por las consecuencias de la crisis sistémica, no está provocada solamente por las medidas de recorte específicas para las prestaciones del colectivo. Medidas como el aumento del IVA, el copago farmacéutico y de las prótesis y ortesis o el recorte de las prestaciones por desempleo entre otras, afectan directamente a nuestra condición de ciudadanía plena.

Por otro lado, vemos como debido a la situación de crisis múltiple, o tomándola como excusa, las diferentes administraciones están reduciendo las subvenciones, convenios y aportaciones de todo tipo que hasta ahora recibían las asociaciones y los diferentes colectivos organizados de personas con diversidad funcional.

Estas medidas también afectan a la calidad de vida y a las posibilidades de socialización y de inclusión social del colectivo, ya que estas organizaciones del tercer sector proporcionan posibilidades de reivindicación de derechos de ciudadanía y a su vez son fuentes de inserción sociolaboral.

El modelo de producción capitalista que domina nuestra sociedad y que niega la ciudadanía plena a las personas con diversidad funcional, convirtiéndolos en subproductos de la ciudadanía, ha llegado al límite de sus posibilidades, provocando una crisis que afecta a todo el sistema.

No hay duda de que los primeros y más afectados por el desmoronamiento del sistema van a ser los colectivos a los cuales el capitalismo ha situado en la frontera de la exclusión.

Es urgente e imprescindible que toda la ciudadanía, con diversidad funcional o no, nos unamos y sustituyamos el actual sistema capitalista por otro que tenga como fuente de legitimidad la justicia social y la igualdad de oportunidades para todas las personas. Un modelo inclusivo que tenga en cuenta todas las variables por cuestión de género, edad, diversidad funcional o cualquier otra que pudiera producirse.

Irudia: Artgnosis

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