Sobre fronteras y dinero

Luis Salgado – Alternatiba

Existe una pequeña mariposa en la menguante campiña inglesa que se encuentra en serio peligro de extinción. El bello insecto, imagen romántica de la primavera, tiene un problema serio, no es capaz de recorrer más de dos metros por una zona en la que no existan arbustos y arbolados, de forma que esta linda mariposilla ante el avance de los cultivos y, sobre todo, de las infraestructuras viarias ha forzado a dicha mariposa a la endogamia y la extinción. El ser humano plagó el monte de muros y caminos tratando de poner puertas al campo, y esas fronteras han sido  la tumba de la especie.

Por desgracia, el gusto humano por las fronteras y los muros no se detiene, y aunque celebramos todos los años la caída de aquel muro que separaba física y conceptualmente dos mundos antagónicos, ahora se multiplican otros que separan, no ya mundos, sino clases. Muros que ahogan a palestinos en Gaza, que separan sudamericanos con yankees, que empujan a la muerte y el sufrimiento a africanos y asiáticas en las puertas de Europa. Porque hay que defender las fronteras, porque la Europa cristiana mantiene aquello de “cada uno en su casa y Dios en la de todos” Porque aunque dicen que “el fin de la historia” ya ha llegado y la lucha de clases no existe, día a día remarcan esas clases y deciden quién es persona y quien, quien no es más que barro, sangre y huesos que pueden pudrirse de hambre, de frio o ahogados en el Mediterráneo.
 
Pero Europa es, además, el mejor ejemplo de la hipocresía. La Unión Europea, nos venden, es un sueño para eliminar las fronteras entre los pueblos. Pero las fronteras exteriores se llenan de concertinas y muros, y se pone en cuestión todos los días el espacio Schengen. Y es que Europa nunca tuvo un objetivo humanista, su alma siempre tuvo el color del dinero. Con esa idea, la de facilitar la circulación del dinero, se firmó el primer acuerdo, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, a la que siguió la Comunidad ECONÓMICA Europea. Y es que la Europa Cristiana no ha perdido sus señas de identidad sólo ha cambiado la imagen de su Dios, y a Dios no se le puede poner fronteras. “Cada uno en su casa y Dios en la de todos”. Liberales en lo económico, conservadores en la defensa de la moral, clasistas en lo social, ésta no es mi Europa.
 
Dios no tiene fronteras, ni los dólares, ni los euros encuentran obstáculos, y fluyen, fluyen de las plusvalías de la clase trabajadora a las manos, bolsillos y cuentas, y lo hacen sin límites. De esta forma la acumulación se dispara, la pobreza se agiganta, y 62 personas acumulan lo mismo que 3500 millones. Las pocas herramientas de reparto de esa riqueza, los impuestos, son burlados día sí y día también. Y en el mundo surgen paraísos, pero allí no comen juntos el león y el venado, sólo amasan su fortuna los buitres, y hoy es Panamá, mañana Seychelles, Andorra, Luxemburgo, Nevada, Caimán… Tengo derecho a indignarme, tengo derecho a cabrearme, pero sobre todo, tenemos la obligación de luchar, de no callar. El problema no son los nombres, las personas que salen de tanto en cuanto en alguna bomba informativa, a esas habrá que juzgarlas, el problema es doble, se llama Capitalismo, y son culpables de este genocidio económico quienes lo defienden, pero son también culpables quienes callan. No nos morimos, nos matan, y seremos muertos silenciosos.
 

Caer en la trampa del 8M

Ander Rodríguez – Ex diputado de Política Social de la DFG y compañero de Alternatiba

El presente no puede existir desconectado del pasado. Por eso, reconstruirlo a través de fechas como el reciente 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, nos da la oportunidad no sólo de recordar que la pelea del movimiento feminista por los derechos de las mujeres ha estado ligada a la lucha por un mundo mejor para el conjunto de la humanidad, sino, también, de encontrar en él las claves para entender los conflictos de hoy. Sin embargo, conviene estar alerta sobre quién utiliza los sueños feministas de emancipación para seguir engrosando las ansias de lucro de unos pocos, manipulando el pasado y dando voz a algunas mujeres para acallar a otras: a las empleadas domésticas, las cuidadoras profesionales, las trabajadoras sexuales, las mujeres pobres o las asalariadas con miedo. 

Existe una contradicción irresoluble en el modelo de producción capitalista que amenaza la vida del planeta, humana y no humana. Un conflicto que necesita ser invisibilizado y, con ello, alejado de toda discusión política y social que busque su superación. Este mecanismo se impone, en primer lugar, ocultando cómo y dónde se está resolviendo la vida. Hace décadas que los feminismos señalaron que, si miramos todos los trabajos, no sólo los que se hacen a cambio de una remuneración, observamos que la inmensa mayoría de la población desempeña alguno. Frente a la idea extendida de que el bienestar depende de la minoría empleada por el mercado (trabajo productivo), lo que vemos es que hay una mayoría de bienes y servicios que contribuyen a éste, pero que no se ven ni se valoran (trabajo reproductivo). El sistema económico aparece representado como un iceberg, porque hay todo un mundo de trabajos, tiempos y sujetos (mujeres) que resuelven la vida y sostienen al conjunto sin ser vistos ni valorados.

En segundo lugar, se impone en un marco donde la incorporación de las mujeres al mercado laboral se ha acompañado de la transformación del Estado en un actor cómplice de la rebaja de los niveles salariales y el abandono de su papel como garante de ciertas certidumbres frente a los riesgos de la vida. Esto es: la aspirada autonomía económica de las mujeres se convierte en una trampa que va acompañada de la mercantilización de servicios públicos y una nueva realidad: que tener salario no significa no ser pobre, especialmente, si eres mujer.

Por tanto, es falso que dependamos de la producción para sacar la vida adelante, y lo cierto es que la pobreza salarial y la retirada de las instituciones públicas obliga a los hogares – y, dentro de ellos, a las mujeres – a hacer todo aquello de lo que mercado y Estado han dejado de hacerse cargo. Eso explica la persistente precariedad vital de las mujeres, y que la Encuesta que mide la Pobreza de Tiempo en Gipuzkoa arroje como resultado que las guipuzcoanas, hoy, tienen más trabajo, pero son más pobres.

En ese marco, florece la idea del “emprendizaje” femenino como antídoto contra la pobreza y la subordinación de las mujeres. Crea tu propio empleo, hazte empresaria de ti misma y triunfa, gritan, aunque el 40% de las empresas creadas por mujeres en Gipuzkoa, por ejemplo, fracasa a los dos años de nacer. El nuevo ideal se refuerza con premios a las empresarias del año como referentes de un feminismo, aparentemente empoderado, y cuya virtud está en su esfuerzo individual, con MBA. Es este ideal el que ha abanderado la Diputación Foral de Gipuzkoa este último 8 de Marzo, con el paquete de premios a empresarias del año y con unas jornadas que querían «compartir palabra» con mujeres referentes del mundo empresarial. Entre ellas, las de la patronal Adegi, para hablarnos de igualdad en el “trabajo”.

Pero no podemos olvidar que esas mismas mujeres representan a una asociación empresarial que denunció al anterior Gobierno de la Diputación de Gipuzkoa por “alterar” la relación de fuerzas en la negociación colectiva de un sector profesional tan feminizado como el de las empleadas de las residencias y centros de día para personas mayores. No podemos olvidar que representan a una patronal que emprendió acciones legales contra el Gobierno foral por decir que no es lícito obtener beneficios empresariales a costa de precarizar la vida de las trabajadoras. Y por querer aumentar la inversión de dinero público para valorar y dignificar un trabajo que consiste, nada menos, en cuidar la vida de las personas cuando ésta se hace durísima.

Hay que repetirlo: conviene estar alerta de quién utiliza los sueños feministas de emancipación de las mujeres. Y conviene denunciarlo una y otra vez, porque son utilizados para construir un relato manipulado del pasado que facilite el lucro de unos pocos. Conviene estar alerta de esos gobiernos que sólo dan voz a las directivas de Adegi, aunque representen a una institución que desprecia al ejército de mujeres que sostienen nuestras vidas, mientras acalla las voces de las empleadas domésticas, de las cuidadoras profesionales, de las trabajadoras sexuales, de las mujeres pobres, de las asalariadas con miedo. Sincerar el conflicto los 8 de Marzo y defender su memoria tejida de pelea es la única manera de evitar que su robo condene a las mujeres a la confusión que las quiere como ejecutoras y sirvientas de lógicas que siguen reproduciendo la explotación, las desigualdades y dolor de las mismas.

Publicado en Diario Vasco

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Aclarando algunas cosas (en respuesta a Angel Rekalde)

Joxe Iriarte, Bikila – Alternatiba

0.- Por distintas razones llevaba varios días sin entrar en Rebelión, y al hacerlo me he topado con la critica que Ángel Rekalde realiza a mi articulo “EH-BILDU Y PODEMOS. SOBRE PATRIOTISMO Y PATRIAS”[1]. Aunque de forma tardía, intentaré responder de la forma más breve posible, dada la amplitud de los temas Ángel introduce en el debate.

De entrada quiero aclarar que dicha crítica me ha sorprendido bastante, tanto por su forma como por su contenido, ya que buena parte de la misma (puedo estar incluso de acuerdo con ella), a mi entender, no va ni con el contenido ni con la intención de mi artículo, el cual salvo en lo relativo a atribuir a los colectivos Orreaga y Nabarralde estar influenciados por el historicismo y la cohesión identitaria (aquí se puede debatir) se centra exclusivamente en la polémica con Podemos. [2]

1.- Introduce debates, por ejemplo, en lo relativo a la polémica existente en relación a la zonificación del euskera en Navarra y la posibilidad de estudiar en el modelo D. Debate pertinente respecto a las posiciones de la derechona regionalista-españolista navarrista y el PSN, y también con Izquierda-Ezkerra y Podemos (reflejadas en las disensiones habidas a nivel del cuatripartito que gobierna Navarra) que nada tiene que ver con mi artículo; máxime, teniendo en cuenta que me identifico con las posiciones mantenidas por EH-Bildu de Nafarroa.

Entiendo menos a que viene la puya sobrelos Reyes Católicos como referente de la unidad, la religión, el imperio, o la menciónalnacionalismo banal que pasa desapercibido: el mapa del tiempo, el diario que se lee, los sellos con cara del rey, el equipo de fútbol (y la liga en que interviene)… o que hagamos abstracción detoda la violencia con que se ha construido ese Estado, cuyo origen es un imperio genocida, que nos ha conquistado –como en su tiempo a otros muchos pueblos y naciones-… aspectos estos, al igual que en lo lingüístico, tienen que ver con las posiciones de la derecha Navarra y ciertas izquierdas, pero desde luego no conmigo.

Y me parece fuera de lugar que en el tema del patriotismo español me atribuya hacer abstracción de toda la violencia con que se ha construido este estado, ya que afirmo con toda rotundidad: “A diferencia de los patriotismos de las naciones sin estado, para lograr un patriotismo español diferente al mayoritario e imperante en el Estado español (…) hay que expurgar muchos elementos adheridos a un patriotismo de rancio abolengo colonialista, imperialista y opresor de las nacionalidades internas. Y es que el patriotismo existente en países de larga tradición imperialista, de uso y abuso del término para defender los intereses de las clases dirigentes, no es fácil de ser suplantado por otro de signo izquierdista, popular y emancipatorio. La II Republica, a pesar de su carácter democrático, no superó ese déficit, ni en relación a las colonias ni en lo relativo a las naciones interiores. El imaginario nacional español está impregnado de un pasado colonial, de la España una y unida, de Ceuta y Melilla como tierras españolas y de Gibraltar también; es la “marca España”, de indiferencia, cuando no desprecio, a lo que, aunque formalmente se consideran lenguas españolas no castellanas, en la realidad se piensa lo contrario, en caso contrario no habría tanta resistencia en aprenderlas. España, no es Venezuela, ni Cuba, donde hay un patriotismo antiimperialista, España se asemeja más a la Francia de la Grandeur y a la Gran Bretaña (salvo en la tradición democrática), aunque no jueguen en la Champions”.

Sobre el tema del confusionismo, desmovilización, y desmotivación, motivada por la desactivación delcomponente abertzale de las estrategias vascas, supuestamente para favorecer así (¿?) el independentismo sin color, marca blanca de supermercado, creo que el tema merece un debate en profundidad, pero Ángel lo simplifica, además de no ser fiel a la realidad. De entrada, nada se dice de las muchas iniciativas presentes en la sociedad vasca (por ejemplo las pasadas movilizaciones y consultas soberanistas propiciadas por Gure Esku Dago, jornadas de Aberri Eguna, etc.) que movilizan y organizan a miles de personas; así como a la riqueza de los debates programáticos, estratégicos e ideológicos que se están dando, y en todo caso, las dificultades existentes para situarnos en una nueva coyuntura donde nada es igual respecto al pasado (salvo la actitud obstruccionista del estado). En lo relativo al bajón respecto a épocas pasadas, que es real, no creo que sea debido a las negativas influencias de unos intelectuales, o si se quiere, a las directrices de la actual dirección de EH Bildu, por muchas que sean las deficiencias y los errores de orientación.

Sufrimos unaresaca producto de muchos factores (que afecta también al Movimiento obrero y los movimientos sociales de Euskal Herria), entre ellos los efectos de un reciente pasado marcado por la existencia de ETA, y que todavía costará su tiempo superar, y que afectan a estrategias y modelos organizativos.

Los debates en torno al independentismo lejos de ser incoloras, o supuestas líneas blancas, son multicolores, incorporan nuevos sujetos y subjetividades, y están cambiando las agendas reivindicativas; otra cosa es si gustan o no gustan los nuevos tonos que va adquiriendo el debate, entre ellos lo relativo a lo identitario. En este aspecto, diferencio el identitarismo étnico (que no comparto pero que entiendo que tenga su peso en un pueblo de las características del vasco, que todavía sufre las consecuencias de un proceso asimilación forzada) y los elementos identitarios, presentes en todo proceso de construcción nacional (notablemente el idioma), y que desde luego forman parte de mi ideario ideológico y al cual he dedicado grandes esfuerzos que me han dado no pocas satisfacciones en el ámbito cultural y afectivo (por ejemplo mi producción literaria).

Ocurre lo mismo con los términos nacionalismo (ideología que no comparto aunque lo considero lógico en nuestro contexto) y nacional, (componente imprescindible en todo proceso de liberación o democratización nacional). Tal diferenciación lo expresa EH Bildu en los siguientes términos: NO SOMOS UN PROYECTO NACIONALISTA, PERO SÍ QUEREMOS SER UN PROYECTO NACIONAL. No tenemos una sola idea inequívoca de país, ni nos une un solo imaginario que lo recoja. Sin embargo, aspiramos a ser un proyecto de país, para todo el país, para todos los países que en él coexisten. Hay que trascender los límites –políticos, sociológicos, culturales- autoimpuestos por la tribu para hablar y hacer política con todos y todas las vascas y no solo con quien más se parece a cada una de nosotras” (Propuesta política a debate en EH Bildu).

Pero repito, diferencio el identitarismo étnico (la homogenización) de las demandas identitarias inherentes a todo proceso de emancipación nacional, tales como el idioma, la cultura, los procesos colectivos de adhesión, etc., que para los componentes de las naciones opresoras o mayoritarias no forma parte de su exigencia cotidiana (mientras no se sientan atacados o perjudicados, cosa que suele ocurrir a la menor pérdida de hegemonía) dado que lo tiene resuelto. Es la histeria nacionalista y no la realidad lo que solivianta al nacionalismo español en su disputa con el catalán y el euskara, y no ningún peligro identitario o de supervivencia del idioma que cuenta con millones de hablantes. No es el caso del euskara en dura lucha por su normalización cuando no de mera supervivencia.

En lo relativo a la interrelación de lo social con lo nacional, blanco sobre negro hice mías la tesis de M.E.R Palop en su debate con el PSOE (y yo con Podemos) [3]: Que no hay derechos sociales, sin derechos políticos y no hay derechos políticos sin soberanía y sin autogobierno. Y que el autogobierno tiene mucho que ver con la identidad y el relato común. Vaya, que no se puede distribuir la riqueza sin hacer comunidad (…) que eso solo puede hacerse desde una comunidad “política” democráticamente organizada, en la que los factores endógenos, la identidad y el relato propio jueguen el papel que les corresponde“.

Sobre el modelo nacional. Me remito al artículo de VS (Patria) escrito hace ya 10 años[4], cuyo resumen sería: “Siempre me ha parecido artificial la división tan tajante que se hace, entre el modelo nacional alemán (supuestamente romántico-étnico) y el francés (supuestamente, republicano-ciudadano); igualmente la que se realiza entre, el modelo historicista y el del plebiscito diario, ya que no hay nación (salvo en situaciones de dictadura) que no asuma en sus constituciones valores cívico republicanas, y que a la vez que no se reclame de una determinada historia y sustrato nacional, o que deje de defender su lengua considerada nacional (la Francia republicana, considera una reivindicación étnica la oficialidad del euskara, pero acaba de convertir al francés en lengua oficial y nacional). Ocurre otro tanto, en relación, al cosmopolitismo y el patriotismo. El humanismo cívico, según expresión del federalista canadiense Charles Taylor «necesita una vinculación sólida con la comunidad». Dicho de otra forma, «el patriotismo es tan necesario como el cosmopolitismo porque los Estados democráticos modernos son empresas comunes sumamente exigentes con el autogobierno». En consecuencia, «la batalla a favor de un cosmopolitismo civilizado se debe de librar desde un patriotismo abierto a las solidaridades universales».

Sin embargo, no comparto que se considere escandaloso el legítimo intento de Podemos de generar un patriotismo español, diferente al de la derecha, por más que sea muy escéptico al respecto (y lo soy) respecto a las posibilidades de una España democrática que reconozca el derecho a la autodeterminación (una de las razones por las que en su tiempo terminé inclinándome a favor de la independencia). Es más, les animo a que lo sigan intentando. Dos patriotismo democráticos, aunque enfrentados, pueden llegar a entenderse mediante el derecho a decidir: ¿independencia, libre asociación? ¡Que la ciudadanía de cada parte decida!

El propio V.I. Lenin, años antes de la revolución de Octubre, escribió: Nada nos duele tanto como ver y sentir las violencias, la opresión el escarnio a que los verdugos zaristas, los aristócratas someten a nuestra hermosa patria (…) Nos invade el sentimiento de orgullo nacional porque la nación rusa ha creado también una clase revolucionaria, ha demostrado también que es capaz de dar a la humanidad ejemplos formidables de lucha por la libertad y el socialismo”.

El quid de la cuestión estriba (y ahí esta la gran diferencia entre el proyecto originario soviético, posteriormente adulterado, y el de las izquierdas españolas) en que la Revolución socialista, no se edificó sobre la identidad ni la acepción nacional rusa, sino soviética ósea popular y de clase. Aspecto este que en su tiempo llevo al comunista vasco Larrañaga a afirmar que una España Roja sería una España rota. Lo lamentable es que las actuales izquierdas de ámbito español, como se ve con el caso catalán, estén más preocupadas por mantener la unidad del estado que por fraguar unas alianzas que posibiliten un cambio de su naturaleza social.

En realidad, el debate con A.R., desde mi punto de vista se circunscribe sobre si Nabarralde está o no está influenciado por el historicismo. Por mi parte, si ese es el tema de disputa, prefiero esquivarlo y centrarme en los contenidos más que en el adjetivo (que igual utilicé de forma no conveniente).

2.- Ciertamente, cometí unerror de trascripción (bastante nimio) poniendo Naparralde en vez de Nabarralde, que es lo mismo. Reconozco que no soy un experto en Nabarralde y se me escapan muchas de sus opiniones y posicionamientos, pero en absoluto significa que  hable  de “oídas” y me fundamente en “rumores y chascarrillos”. En el pasado leía su revista en papel, y ahora de vez en cuando repaso su revista digital. He leído los libros y escritos publicados por sus historiadores mas representativos, Pedro Esarte, Tomas Urzainqui, Mikel Sorauren, y algo sé de las diferencias surgidas (y publicadas) entre varios de sus componentes, incluso de sus disidencias, por otra parte cosa habitual en todo colectivo. Valoro las aportación de Nabarralde, su esfuerzo por “descolonizar” la historia frente a la versión dominante, personificada en la derecha navarra, lo cual no significa que esté siempre de acuerdo con sus conclusiones políticas.

Comparto la tesis defendida por Nabarralde de que el Reino de Navarra (peninsular) fue conquistado manu militari, con apoyo interior, pero no ocurrió lo mismo con la Navarra continental, anexionada a Francia en virtud de Enrique III de Navarra convertido en Enrique IV de Francia. Y de paso, de ser hugonote a católico. ¿Pero de tales acontecimientos qué conclusiones sacamos para el presente? ¿El ser conquistado militarmente (el sur) o anexionado por voluntad real (el norte) y no del pueblo (que a la sazón no era soberano) hace menos dramática el proceso integración y asimilación político cultural? Más todavía. Aunque en su momento ambas anexiones hubieran sido con acuerdo de las respectivas monarquías (como fue la constitución del Reino Unido entre Inglaterra, Gales y Escocia) argumento este último tan decisivo para la derecha españolista Navarra, ¿supondría una desvalorización o ilegitimación en el presente de la demanda soberanista e independentista actual, como por ejemplo en Escocia?

Corresponde a la ciudadanía, al pueblo real justificar la demanda independentista en el presente. Y tal demanda no adquiere mayor o meno legitimidad (si bien puede ser un argumente para el debate histórico) porque el pasado certifique una anexión por la fuerza o por el pacto de las élites. Son las aspiraciones de hoy y la adhesión o no por la mayoría de la ciudadanía lo que posibilitará que tal demanda vaya a buen puerto. Demanda, que de seguro será argumentada de forma plural, pues la unidad en el objetivo no supone necesariamente la misma argumentación, sobre todo desde los diferentes sujetos sociales que forman la nación. Lo mismo ocurre con el origen y su importancia respecto al destino final. Lo importante no es de donde venimos sino a donde vamos. Curiosamente en Cataluña han sido las fuerzas de ámbito estatal las que más han apelado al origen para impedir que la descendencia de la emigración se adhiera al independentismo.

En realidad, mi intención al entablar la polémica con Podemos, fue establecer puentes que eviten compartimentos estancos y nos permitan enriquecernos en un debate que, a día de hoy, está en pleno movimiento, con una intensidad sin precedentes desde la década de los 60. Y es que es así, tanto para la izquierda abertzale como para las izquierdas soberanistas vascas y españolas federalistas.[5] Mi mención a Nabarralde, Orreaga y los intelectuales era puramente indicativa (en la versión resumida publicada en GARA no aparecía) con vistas al lector del Estado español, que como es obvio no conoce todos los sujetos de la geografía vasca.

Previo a establecer el marco de debate con Podemos vi conveniente precisar que también la  actual izquierda abertzale (entendido en tanto que fenómeno socio-político plural y diverso, y cuyos elementos no todos están ubicados en EH Bildu, aunque sí su parte fundamental) esta teniendo fuertes debates entre diferentes corrientes de pensamiento que en algunos aspectos marchan en direcciones separadas, unos muy influenciados (influenciados, no afirmaba que fuesen plenamente, o simplemente) por el historicismo y la cohesión identitaria y otros orientados en un sentido contrario, representados por una nueva generación de ideólogos universitarios, con diferentes enfoques o matices pero que coinciden en la necesidad de articular un independentismo cívico desetnizado y de fuerte contenido social. Corrientes ambas que están produciendo movimientos telúricos de distinto calado y que van penetrando en las propias formaciones políticas abertzales, si bien están evolucionando con ritmos y formas más pausados; entre otras cosas, porque no es fácil compaginar los retos electorales, la presión del día a día y la reflexión ideológica.

De entrada, no aclaro con cual de ellas me identifico, sea plena o parcialmente. Pues puede ocurrir, y es mi caso, que constatando que en algunos aspectos tales posiciones marchan en direcciones divergentes, cabe establecerse puentes de entendimiento. Las escuelas ideológicas tienen tendencia a encerrarse en un coherencia excluyente, pero no tiene porque ser así, sobre todo en sus expresiones políticas.

Yo abogo por articular un abertzalismo democrático, inclusivo, de contenido social, partidario de construir políticamente Euskal Herria, y donde el euskera y la cultura vasca (como toda cultura en evolución) cuenten con el beneplácito de la sociedad y sus instituciones. El euskera, ni siquiera en Internet (un nuevo campo) tiene un territorio estable donde normalizarse y lo poco que tiene lo tiene en Euskal Herria, en un territorio minado dada la supremacía del castellano y del francés (en todos los medios de comunicación y de ocio). Eso la diferencia del resto de las lenguas que cohabitan en el mismo ámbito geográfico. No concibo una nación vasca, en los términos históricos actuales (el futuro dirá, pero no estaré vivo) sin ese componente lingüístico identitario euskaldun, que no excluye la existencia del castellano, el francés y más recientemente el inglés.

Va de suyo. No existe construcción nacional (dejo claro: construcción nacional, esa es una diferencia con el patriotismo de los estados ya constituidos) y estatal sin elementos identitarios, sin patriotismo político y convivencial. Su naturaleza debe ser el tema de debate.Hago mía, la expresión arriba empleada por EH Bildu: No tenemos una sola idea inequívoca de país, ni nos une un solo imaginario que lo recoja. Sin embargo, aspiramos a ser un proyecto de país, para todo el país, para todos los países que en él coexisten.

Gaizki esanak barkatu ondo esanak onartu!



[1]
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209321&titular=sobre-patriotismos-y-patrias

[2]I. Errejón: “Abriendo brechas: apuntes estratégicos tras las elecciones generales”, http://blogs.publico.es/dominiopublico/15529/abriendo-brecha-apuntes-estrategicos-tras-las-elecciones-generales/

[3]M.E.R. Palop, “Sin derecho a decidir no hay futuro para el PSOE” (2016), https://www.vientosur.info/?article10872

[4]“Diccionario para la resistencia”  revista VIENTO SUR en ocasión de su nº50, en junio del año 2000, (https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157).

[5]http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209321&titular=sobre-patriotismos-y-patrias

La huelga no es un derecho

Luis Salgado – Alternatiba

“Cuánto más corrupto es un Estado más leyes tiene” Tácito.

En los últimos meses no hago más que escuchar y leer sobre el derecho de huelga. Cierto es que en la mayoría de los casos estos comentarios son bienintencionados y su objetivo se centra en denunciar la represión que sufren los trabajadores en su ejercicio de la misma. Sin embargo hay algo que me repatea, y eso no es sino el continuo llamado a respetar el derecho de huelga como si de un mantra se tratara.

La huelga, antes que un derecho, y antes de ser reconocida como tal, es una herramienta, quizás la fundamental, para la lucha obrera. Por propia definición, la huelga busca colocar en una condición de igualdad a la clase proletaria frente al capitalista. Cuando son los empresarios los que tienen la vida de sus plantillas en sus manos, jugando con sus condiciones laborales, con sus jornadas y salarios, la huelga busca colocar al empresario en una situación crítica, sin producción ni beneficios, para demostrar la verdadera fuerza del trabajo. La huelga es por tanto un arma y como tal, el poder ansía regularla, y tenerla bajo control.

Es deseo del poder regular la huelga y con esa regulación justificar la represión sobre la misma. Esa es la única verdad. Porque si no nos hiciéramos trampas a nosotras mismas nos daríamos cuenta de que esto es así de simple. La cuestión es que la huelga es en sí misma un ejercicio de libertad y cómo tal debiera ser tratado. Por supuesto que ejercitar la libertad no puede, en ningún caso, atentar contra los derechos básicos del resto, y para eso existen suficientes normas y leyes, amén de jueces y policías. Sin embargo, ahí debieran acabar las cortapisas, el cómo, el cuándo y el resto de condicionantes corresponde en exclusividad a la clase trabajadora definirlas.

Parece increíble que desde la izquierda se ponga lo anterior en cuestión y entremos a debatir si es o no derecho. Parece mentira que después de ver cómo el Estado ha llegado a utilizar al ejército para boicotear una huelga cómo la de controladores, que viendo cómo utilizan constantemente el “interés general” para proponer servicios mínimos del 90% y hasta el 100% cómo en Metro Madrid en 2012, en Renfe en 2013 o ambulancias en la CAV los dos últimos años, haya quien aún hoy hable del derecho a huelga y de la regulación de la misma. Habría que recordar a toda esa gente que la huelga de La Canadiense, y tantas huelgas que lograron los pocos avances que ha logrado la clase trabajadora eran ilegales.  

Es por tanto un autoengaño pensar que una regulación de la huelga frenará o evitará la represión de los poderes económicos y estatales. Cómo lo es pensar que el Estado o los propios capitalistas van a defender que la huelga es un derecho cuando son ellos los objetivos indudables de la misma. Haríamos bien en asumir y gritar con fuerza que la huelga no es un derecho, ni queremos que lo sea, la huelga es y será nuestra herramienta de lucha, es y será ejercicio de libertad y frente a sus intentos controladores nuestra respuesta debe ser mayor organización, mayor respuesta y mayor contundencia. Ante la represión de una huelga no defendamos el derecho a ejercerla, ejerzámosla de nuevo. Ese es el único camino.

Del blog de Luis Salgado El Mundo Imperfecto

Nos falta mucho para ser ejemplares en igualdad

En 2018 la conferencia “Igualdad, diversidad e inclusión” recalará en Bilbao, una ciudad cuyo gobierno apoya el TTIP, desprecia iniciativas como Correscales y las políticas de igualdad no tienen cabida en el Plan de Gobierno 2015-2019. En el presente artículo, la compañera de Alternatiba y concejala de EH Bildu Bilbo Alba Faturate reflexiona al respecto.

Alba Faturte – Alternatiba

El pasado jueves, a escasos días del 8 de marzo, se publicaba en prensa que Bilbao ha sido la ciudad escogida por el Consejo de Municipios y Regiones de Europa para acoger en 2018 su próxima conferencia sobre “Igualdad, diversidad e inclusión”. Curioso, cuando menos, que la ciudad del alcalde que no sabe qué más hacer contra la violencia machista sea la que acoja este evento.

Y es que cabe suponer que Bilbao, como ciudad anfitriona, tendrá un espacio destacado para explicar qué está aportando en este ámbito y enumerar las decenas de planes, protocolos y acciones puestas en marcha en el ámbito de la igualdad. Lo que seguramente no dirán los responsables municipales será lo que muchas constatan: Que un asunto que debería estar en la primera línea de acción de las políticas públicas no está en la agenda de este gobierno y que ocupa un lugar marginal cuando no anecdótico dentro de las prioridades de este ayuntamiento. Y para muestra un botón: en el Plan de Gobierno 2015-2019 presentado a bombo y platillo ante la prensa, las políticas de igualdad no tienen cabida entre sus 10 ejes estratégicos y la palabra feminismo ni siquiera se menciona en todo el documento.

Tampoco explicarán ante sus ilustres invitados que el equipo de gobierno formado por PNV y PSOE se ha posicionado a favor del TTIP en el Pleno del Ayuntamiento de Bilbao, o en contra de apoyar iniciativas como la carrera contra la precariedad Correscales. Iniciativas diversas y con diferente procedencia, pero que tienen un denominador común: denunciar un sistema que necesita del patriarcado, de la opresión de las mujeres, para sobrevivir; para seguir poniendo los intereses de los poderosos por encima de la vida de la mayoría, de los derechos y de la dignidad de las personas; un sistema que castiga doblemente a las mujeres, que se basa en arrebatarnos derechos a la mitad de la población para perpetuar los privilegios de la otra mitad; que necesita que las mujeres demos a luz a mano de obra barata mientras cuidamos gratis y por amor; que nos precariza, nos empobrece, nos viola y nos mata; que nos intenta vender la imagen de una sociedad en paz, aunque manejemos a diario cifras de guerra.

No es precisamente la mejor carta de presentación para acoger una cumbre donde dar a conocer y contrastar el compromiso y el trabajo que realizan los municipios de toda Europa para el fortalecimiento de las políticas locales de igualdad.

Pero trascendamos la crítica. Esta puede ser una gran oportunidad. 2018 podría ser el horizonte para dar ya un giro de 180º y un verdadero impulso a las políticas de igualdad en esta ciudad. Aumentemos el presupuesto dirigido a políticas de igualdad (a día de hoy solo supone un 0,13% de un presupuesto total de más de 500 millones de euros); escuchemos las reivindicaciones del movimiento feminista de Bilbao, uno de los más activos y diversos de Euskal Herria; dejemos de ser la única capital de la CAV sin escuela de empoderamiento ni Casa de las Mujeres; invirtamos todos los recursos que sean necesarios para que las calles y la noche no sean territorio hostil para la mitad de la población bilbaína; apoyemos espacios autogestionados por y para las mujeres; seamos imaginativas, valientes, transformadoras en nuestras propuestas. Aportemos algo a esa conferencia más allá de protocolos de actuación y manidas campañas de sensibilización; aportemos ideas radicales –porque aborden la raíz- dirigidas a erradicar la violencia sistémica.

2018 está a la vuelta de la esquina y este ayuntamiento tienen muchos deberes que hacer si quiere llegar a ser en dos años una digna sede de una conferencia sobre políticas de igualdad, algo que solo se puede lograr destinando recursos y poniendo voluntad política encima de la mesa.

EH Bildu Bilbo

Sobre patriotismos y patrias, EH Bildu y Podemos

Joxe Iriarte («Bikila”) – Alternatiba

Opino que EH Bildu y Podemos deben entenderse, ser capaces de establecer acuerdos operativos de diferente nivel, tanto en el terreno institucional como, sobre todo, en el político, con el fin de propiciar un proceso constituyente rupturista respecto al régimen. Acuerdos de amplio contenido democrático, feminista, ecologista, nacional y social, que sean el campo fundamental de entendimiento.

Desde mi experiencia personal puedo afirmar que ello es posible/1.

Paralelamente, es necesario establecer un debate conceptual e ideológico sobre diferentes temas, con el fin de precisar y esclarecer aquello que nos une y nos diferencia (y a veces separa), sobre todo en lo relativo a la llamada problemática nacional y social que siguen marcando y afirmando determinados espacios. Y ello no sólo para esclarecer acuerdos y diferencias, sino, también, para establecer puentes que eviten compartimentos estancos y nos permitan enriquecernos en un debate que, a día de hoy, está en pleno movimiento- Y lo está, con una intensidad sin precedentes desde la década de los 60, momento en que, por una parte, las izquierdas de ámbito estatal incorporaron el derecho de autodeterminación (concepto que salvo en el POUM apenas tuvo peso durante la segunda república ya que en el PCE, si bien lo asumió en su programa, cubrió un papel muy secundario en relación al patriotismo español republicano y antifascista que fue su elemento nacional determinante) y, por otra, el componente nacionalista revolucionario vasco, reescribía (entre otras cosas -estrategia, naturaleza de clase, etc.- ) los elementos definitorios de la nacionalidad vasca/2.

Nuevos debates

En lo referente a la actual izquierda abertzale (entendido en tanto que fenómeno socio-político plural y diverso, y cuyos elementos no todos están ubicados en EH Bildu, aunque sí su parte fundamental), se están configurando corrientes de pensamiento que en algunos aspectos marchan en direcciones separadas, unos muy influenciados por el historicismo y la cohesión identitaria/3 y otros orientados en un sentido contrario, representados por una nueva generación de ideólogos universitarios/4, con diferentes enfoques o matices pero que coinciden en la necesidad de articular un independentismo cívico desetnizado y de fuerte contenido social. Corrientes ambas que están produciendo movimientos telúricos de distinto calado y que van penetrando en las propias formaciones políticas abertzales, si bien están evolucionando con ritmos y formas más pausados; entre otras cosas, porque no es fácil compaginar los retos electorales, la presión del día a día y la reflexión ideológica.

Está, además, Podemos, de reciente irrupción, pero que ya ha contribuido a propiciar cambios en el panorama político-social, el ideológico y el identitario (por más que digan que no es lo suyo). Dicha organización en Euskal Herria -a diferencia de su centro irradiador que está en la capital del Rein- se encuentra, de momento, en un fase de consolidación organizativa propia y no termina de despejar determinadas incógnitas programáticas relativas a su proyecto de País, viviendo sobre todo de las rentas del éxito a escala estatal y de la atracción de sus líderes centrales. Esto dificulta hacerse una idea de sus presupuestos políticos y programáticos, pues dependen de la corriente interna de Podemos a la que representen, aunque en teoría exista una dirección oficial. Ello no significa que, poco a poco, no vayan haciendo camino, estableciendo pautas comunicativas y discursivas.

En estos momentos, su principal mensaje consiste en presentarse como la alternativa para descabalgar al PNV de Ajuria Enea, (con lo cual ha dado un paso por delante de EH Bildu en la carrera electoral, si bien el arrancar primero no significa llegar en esa posición a la meta). El segundo mensaje se basa en afianzar sus diferencias con EH Bildu.

A escala estatal, según Errejón/5, “La plurinacionalidad ha demostrado ser una apuesta ganadora: Una alianza fraternal y en pie de igualdad entre una fuerza nacional-popular española -ingrediente que ha faltado en otros intentos- y fuerzas nacionales o soberanistas en las periferias (…). Hemos demostrado que la fraternidad multiplica y puede construir una candidatura ganadora en Madrid, en Las Palmas de Gran Canaria, en Valencia, en Barcelona o en Donosti“(sic!). En lo relativo a Euskal Herria, salvo en espacios muy concretos (ayuntamientos, JJGG y algunos movimientos sociales y en Navarra, la excepción, el acuerdo de Gobierno) no se han esforzado en establecer lazos cooperativos; es más, ni entraron a discutir la posibilidad de una candidatura unitaria para las elecciones generales, tal como lo propusieron Ramón Zallo, Petto Idoiaga y otros (lo cual no significaba que al final la cosa cuajase). En Euskal Herria, Podemos antepone su desmarque frente a EH Bildu a cualquier atisbo de alianzas “plurinacionales”.

Y a la frecuente pregunta: ¿qué os diferencia de EH Bildu? suelen responder con rotundidad: no somos abertzales y nuestra prioridad es la cuestión social. Este enfoque, sin embargo, es cuestionable, tanto en un aspecto como en el otro.

Al respecto la profesora María Eugenia R. Palop/6, polemizando con el PSOE, responde de forma clara y contundente: “Lo más preocupante es que buena parte del PSOE no haya entendido todavía que es imposible defender los derechos sociales, como pretende, obviando el elemento comunitario y democrático que los sustenta. Que una sociedad igualitaria, con derecho a la educación, la sanidad o la vivienda, es necesaria pero no es suficiente. Que no hay derechos sociales, sin derechos políticos y no hay derechos políticos sin soberanía y sin autogobierno. Y que el autogobierno tiene mucho que ver con la identidad y el relato común. Vaya, que no se puede distribuir la riqueza sin hacer comunidad, y que para hacer comunidad es imprescindible conocer, en primer lugar, y respetar, después, lo que tal comunidad es, piensa y quiere (…) hay que tener un concepto muy extraño de la justicia social para defenderla obviando el sentido de pertenencia a una u otra comunidad, porque la justicia social no se ocupa únicamente de la distribución sino que también ha de considerar y valorar los vínculos que garantizan y cultivan dicha pertenencia (como bien señala Sandel, la justicia no solo trata de la manera debida de distribuir las cosas, sino también de la manera debida de valorarlas). En una sociedad realmente justa la gente no solo disfruta de un cierto bienestar, sino que puede razonar sobre el significado de lo que es y de lo que quiere ser, y, desde luego, puede tomar decisiones al respecto (creando, por supuesto, una cultura pública que acoja las discrepancias). De modo que garantizar la libertad de elección y los derechos sociales exige también estimular (y no impedir) una política de participación ciudadana y de cohesión social; fortalecer ese espacio en el que puedan discutirse nuestras ataduras, nuestros afectos, nuestras lealtades y nuestras convicciones, y en el que sea posible definir y redefinir nuestros bienes comunes. Y está claro que eso solo puede hacerse desde una comunidad “política” democráticamente organizada, en la que los factores endógenos, la identidad y el relato propio jueguen el papel que les corresponde “; la cita es extensa, pero ilustrativa!

Hablando en plata, cuando hay un litigio sobre la pertenencia comunitaria y el derecho a decidir, no se puede ir por las ramas afirmando que lo principal es lo social. Algo tan social, por ejemplo, como la gestión de la seguridad social, el marco de relaciones laborales y la capacidad para decidir sobre temas como el fracking, por poner unos ejemplos, que el Estado español, de forma pertinaz nos impide gestionar y que dependen de la capacidad de autogobierno de la comunidad.

Desgraciadamente, Podemos Euskal Herria, con este argumentario hace frente común con el PSOE, que siempre sale con la misma cantinela, si bien en España la negativa a permitir un referéndum de Catalunya (que puede cuestionar la unidad de España) lo antepone a la posibilidad de un gobierno social. Felizmente, Podemos España da la impresión de no realizar tan arbitraria división entre lo social y lo nacional, entre lo prioritario y lo secundario, y da la importancia que tiene a la reivindicación catalana. Y sería deseable que Podemos Euskal Herria presentase en el tiempo más breve posible su proyecto integral para Euskal Herria, yendo más allá de la proclama del derecho a decir (lo cual tiene su importancia y puede ser un nexo en común) y esclareciéndonos el modelo nacional y social que propone así como su engarce con la España plurinacional, diferente a la “independencia” y a la “una grande y libre”. Esto nos permitiría (EH Bildu y Podemos) indagar en lo que nos une y separa y encontrar nexos en común para el cambio democrático y social (nacional, feminista, ecologista, etc.).

Por otra parte, en lo relativo a la preocupación en lo “social” y su importancia, más allá del marketing, de momento Podemos no aporta ninguna prueba que demuestre que, en ese terreno, son más activos, contundentes e imaginativos que EH Bildu. Por el momento, yo diría que es lo contrario (junteros de Podemos Gipuzkoa reconocieron en un artículo de opinión la sorpresa que experimentaron al comprobar que sus propuestas en materia social habían sido ya presentadas, y algunas puestas en marcha por EH Bildu durante la anterior legislatura) . Simplemente se valen de su aceptación del plano estatal del cual no quieren desanexionarse, sino, todo lo más, democratizarlo, por lo cual no necesitan dar la matraca con el proceso independentista, limitándose a apostillar el derecho a decidir para todo (como si EH Bildu desconexionase el derecho a decidir en el modelo de Estado con su naturaleza social).

Quien tenga patria que la honre y, quien no, que la conquiste” decía José Martí. Podemos tiene una patria a quien honrar, y en cierto modo conquistar (para su proyecto nacional-popular). EH Bildu la tiene que conquistar, ya que carece de ella, y a la vez darle el contenido socio-ecologista-feminista, etc. De ahí su dificultad para articular todo ello, sin que dé la impresión de que lo primero oculte lo segundo, o demostrar que ambos son o deberían ser lo mismo. En este terreno Podemos juega con ventaja, en relación a los sectores sociales vascos que se identifican o se sienten españoles, ante los cuales puede presentarse como “el partido de lo social” (lo nacional ya lo tienen resuelto) frente a los independentistas obligados a remarcar una y otra vez el conjunto de su proyecto, si bien ello no significa que los acentos varíen según la coyuntura. Ciertamente, lo que en la coyuntura vasca le favorece a Podemos, en la catalana se le vuelve en contra. El éxito de Podemos en Comú (con Ada Colau) en las estatales, no tapa el fracaso de Catalunya Si que es Pot en las autonómicas. Además, han jugado a su favor los errores y las deficiencias de EH Bildu en las últimas elecciones al acompasar su doble mensaje.

Sin embargo, la cosa se le complica con el encaje del patriotismo plurinacional a escala estatal y su no patriotismo a escala vasca: “no somos abertzales, en realidad, no somos abertzales vascos” afirman con contundencia.

Y es que Errejón (al igual que Iglesias y otros líderes estatales) defiende –ver enlace de la nota 5- el patriotismo español sin ningún tipo de ambages: “Podemos llegaba a las elecciones habiendo hecho una adaptación y refinamiento de la hipótesis nacional-popular que está en el corazón de su nacimiento como fuerza política(…) El descontento y la desconfianza generalizados y transversales pero desanclados -que no encontraban cauce o contención en las identidades disponibles- posibilitaban una identidad política nueva: un espacio para un discurso patriótico de nuevo tipo, refundacionalista/7, que identificase los intereses nacionales con los de las mayorías golpeadas y maltratadas en los años del ajuste y la regresión democrática: la “gente” o un pueblo ya escasamente representado por un sistema político que da muestras de agotamiento. (…) La hipótesis nacional-popular, así, se ha enriquecido, diversificado y reforzado con lo plurinacional y lo ciudadano, ganando en capacidad de articular sectores culturalmente diversos (…) Las posibilidades de hacer de las razones de los de abajo el interés general de un nuevo país se veían, en España, lastradas por el bloqueo de la identidad nacional española para proyectos progresistas, hegemonizada y cautivada por los sectores más reaccionarios que se alimentan de la confrontación con las naciones periféricas”.

Pero lo que en España sería un valor, un acierto unificador y aglutinante de lo popular, en Euskal Herria según sus dirigentes, el patriotismo –el vasco claro- se identifica con lo identitario, es decir, la postergación de lo social en aras de lo nacional, por otra parte elemento de división.

En realidad, son conscientes de que además de diferentes patriotismos en cuanto al contenido democrático y social (el popular republicano y el de derechas), se da el de la diferente opción nacional (vascos y/o españoles) cosa harto difícil de explicitar y/o compaginar al mismo nivel. Hasta el presente, hemos conocido dos tipos de patriotismo vasco y español (también apátridas y/o cosmopolitas varios), pero no una síntesis de ambos con patriotismos a compaginar en cada espacio cambiando de camiseta, hoy del Real Madrid mañana del Athletic. Y aunque líderes estatales como Errejón (ver enlace de la nota 5) afirmen que “Podemos está logrando un encaje inédito: es al mismo tiempo la fuerza que más abiertamente reivindica un patriotismo español identificado con las condiciones de vida de la gente, con la defensa del pueblo olvidado por los de arriba, y la fuerza estatal de relevancia más firmemente defensora y comprometida con la plurinacionalidad –dado que en España convivimos diferentes naciones- y el derecho a decidir como pegamento para decidir qué encaje para un futuro compartido entre ellas. Ante el choque de trenes del unilateralismo y el inmovilismo, esta aparece como la única receta sensata en el actual escenario político, la única llamada a reconstruir entendimiento y, además, a multiplicar fuerzas por el cambio político y la transformación constitucional desde la igualdad y el respeto a la diferencia”.

¡A ver cómo se explica eso Euskal Herria! De momento, Podemos Euskal Herria no ha encontrado algo que concilie tal formulación con el patio vasco, prefiriendo salirse por la tangente, catalogarse como “no abertzales, esto es, no patriotas”. En realidad no patriotas vascos, porque españoles si lo son (con toda legitimidad) en la medida que, mientras no se demuestre lo contrario, comparten el proyecto estatal.

Mi opinión es que Podemos Euskal Herria es consciente de la dificultad de compaginar un patriotismo de doble rostro, cuando hasta el presente los dos patriotismos (el vasco y el español) han sido refractarios y no dos caras de la misma moneda, pues tendrían (esperemos que al final lo logren) que esclarecer en qué términos ideológicos y programáticos tal propuesta de patriotismo plurinacional es compatible como proyecto estatal (por ejemplo, ¿una Confederación entre las diversas naciones, donde cada nación tiene su propio patriotismo cultual y el de Estado, que se compagina con otro de carácter ciudadano y constitucional correspondiente al de la Confederación, que a su vez complementa otro de carácter supranacional de ámbito europeo?).

Otra salida, seria la declaración de un cosmopolitismo o internacionalismo supranacional que huye de cualquier patriotismo (vasco o español) como gato escaldado del agua, y que se limite a defender el derecho a la autodeterminación, sea en un sentido independentista (cosa difícil de contemplar según sus actuales presupuestos) o de libre unión o libre federación, o confederación. Enfoque este que, de seguro, se ajusta a alguna de las corrientes internas de Podemos, pero desde luego no a las del centro irradiador que desprecia ese “infantilismo izquierdista”, y es, por ahora, quien escribe la música, también para Euskal Herria.

24/02/2016

* Joxe Iriarte («Bikila”) es miembro del partido vasco Alternatiba (integrado en la coalición EH Bildu). Autor de numerosos artículos sobre la cuestión nacional vasca, explicó qué quiere significar cuando afirma ser abertzale (patriota), al redactar el contenido del término “Patria” (pp. 112-115) que en su “Diccionario para la resistencia” publicó la revista VIENTO SUR en ocasión de su nº50, en junio del año 2000, (https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157).

Notas:

1/ Concretamente, independientes y libertarios, gentes de EHBildu y Podemos, trabajamos conjuntamente desde hace varios años en el Grupo Oarso Taldea, que opera sobre todo en Orereta- Errenteria (Gipuzkoa). El hecho de que con el transcurso del tiempo partes nos hayamos ido integrando en EH-BILDU y PODEMOS no ha alterado el ambiente de compañerismo y en todo caso nos ha dotado de mayor capacidad e incidencia en la localidad al poder incidir también en el interior de ambas formaciones políticas.

2/Según el fundador Sabino Arana, los fundamentos del pueblo vasco son: por un lado religión y la tradición: “Jangoikoa eta Lege Zaharra” (Dios y Fueros) y la raza. Este segundo factor excluía, de entrada, a quien no formaba parte de ella. Los nuevos ideólogos fundadores de ETA (como Txilardegi etc..) pusieron en la recuperación del idioma, el euskara, lo determinante de la nacionalidad, lo cual, de entrada también, abre las puertas a todo el que quiera formar parte de la comunidad lingüística; poco después, en la Vª Asamblea de ETA, se dio un salto copernicano, definiendo al Pueblo Trabajador Vasco, compuesto por quienes “viven y trabajan en Euskadi”, si bien esto se podía entender de diferentes maneras. En todo caso el sentido de pertenencia pasaba a ser cuestión sobre todo de la voluntariedad, de la adhesión a un proyecto nacional de base ciudadana abierto y democrático.

3/Identificadas sobre todo en colectivos como Naparralde y Orreaga.

4/Ver, por ejemplo: A. Olariaga, I. Galparsoro, U.Apaolaza y J. Goikoetxea, (2015), Editorial Txalaparta.

5/I. Errejón:, “Abriendo brechas: apuntes estratégicos tras las elecciones generales”, http://blogs.publico.es/dominiopublico/15529/abriendo-brecha-apuntes-estrategicos-tras-las-elecciones-generales/

6/ M.E.R. Palop, “Sin derecho a decidir no hay futuro para el PSOE” (2016), https://www.vientosur.info/?article10872

7/ Loable tarea pero difícil, ya que, a diferencia de los patriotismos de las naciones sin estado, para lograr un patriotismo español diferente al mayoritario e imperante en el Estado español, que es el que preside las casas cuarteles de la benemérita, hay que expurgar muchos elementos adheridos a un patriotismo de rancio abolengo colonialista, imperialista y opresor de las nacionalidades internas. Y es que el patriotismo existente en países de larga tradición imperialista, de uso y abuso del término para defender los intereses de las clases dirigentes, no es fácil de ser suplantado por otro de signo izquierdista, popular y emancipatorio. La II Republica, a pesar de su carácter democrático, no superó ese déficit, ni en relación a las colonias ni en lo relativo a las naciones interiores. El imaginario nacional español está impregnado de un pasado colonial, de la España una y unida, de Ceuta y Melilla como tierras españolas y de Gibraltar también; es la “marca España”, de indiferencia, cuando no desprecio, a lo que, aunque formalmente se consideran lenguas españolas no castellanas, en la realidad se piensa lo contrario, en caso contrario no habría tanta resistencia en aprenderlas. España, no es Venezuela, ni Cuba, donde hay un patriotismo antiimperialista, España se asemeja más a la Francia de la Grandeur y a la Gran Bretaña (salvo en la tradición democrática), aunque no jueguen en la Champions.

Publicado en Viento Sur y Rebelión

Vidas amenazadas

Oskar Matute – Alternatiba

Sí, soy consciente de que el titulo puede inducir a quien lea esto a pensar que se enfrenta a la lectura de un articulo más, otro más, sobre las violencias en una u otra latitud y bajo sus formas de mostrarse más convencionales traducidas en sangre, muerte y destrucción. Y sin embargo no, no es de eso de lo que va este texto.

Porque es fácil entender que nuestra vida, la de nuestros vecinos, la de nuestra gente, está amenazada o en riesgo de acabarse cuando el ataque o agresión es clara, directa, fácil de captar en un solo hecho o gesto, la agresión. Pero a la sociedad en la que vivimos, y de la que somos parte, le cuesta mucho más entenderlo o percibirlo con la severidad que merece cuando esa amenaza se cierne sobre la gente en forma de acciones o decisiones políticas sostenidas y una  propaganda mediática interesada y narcotizante que hace que nos parezca normal o inevitable que nuestra dignidad sea pisoteada y nuestros derechos derruidos para que la cosa “siga marchando”.

Y esa es la instantánea del tiempo político que vivimos y de la confrontación que existe en nuestra sociedad. Si antaño existía un claro eje de confrontación en la dialéctica entre capital trabajo (izquierda-derecha) o en la colisión de identidades (independentismo-autonomismo) hoy la mayoría de la gente se ve involucrada en una fase del capitalismo que supera esas líneas de confrontación, o las relega a un segundo plano en sus urgencias vitales, por otra donde la contienda es entre el capital y la democracia. Entre la reproducción del capital o la sostenibilidad de la vida.

El modelo capitalista en su fase neoliberal encuentra un obstáculo fundamental a la hora de mantener sus expectativas de perpetuación en los sistemas que depositan alguna parte del poder en la toma de decisiones en la ciudadanía.

Así la democracia se constituye en un obstáculo y una demora innecesaria para sus intereses. Baste ver el TTIP como ejemplo evidente de esta lectura perversa.

Si además de permitir decidir la gente en las cuestiones importantes se les otorga derechos que preserven ciertas dignidades vitales, aunque eso suponga una merma en la potencia de desarrollo que desea el capitalismo, es decir si se pone en el centro a las personas y no al dinero entonces el conflicto está servido.

Y para resolver ese conflicto de clases con intereses contrapuestos ya no hace falta echar mano, al menos en las latitudes occidentales, a la lógica militar. Con el ahogamiento económico y el empobrecimiento colectivo de la población “rebelde” basta para hacer hincar la rodilla al más resistente. Solo hace falta mirar a Grecia y su OXI que acabo en “de acuerdo” con los deseos de la troika.

Así desde la izquierda, desde una parte importante de la izquierda de este país, Euskal Herria, debemos ser capaces de armar una posición solida, profundamente democrática y claramente revolucionaria que nos permita hacer frente a una fase que no solo puede llevarse por delante nuestros derechos adquiridos con años y décadas de lucha sino que puede acabar con todo sesgo de dignidad en nuestras vidas, y si atendemos a lo expresado por Christine Lagarde (directora del FMI) sobre la excesiva longevidad de la gente, hasta con nuestras propias vidas.

Pero ¿cómo podemos llevar a cabo ese rearme ideológico que nos lleve a una lucha clara por la hegemonía para construir un nuevo país? En primer lugar con más democracia. Con una apuesta clara hacia dentro y hacia afuera por formas de funcionamiento y toma de decisiones colectivas que den valor a lo colectivo frente al vanguardismo unipersonal. Que frente a su lógica de reducción del contenido inserto en la democracia nosotras y nosotros seamos capaces de señalar las ventajas de la decisión colectiva, de profundizar en la democracia, haciendo de esta un lugar  donde las personas y sus preocupaciones y necesidades están en el centro.

En segundo lugar con una agenda de concatenación de luchas sociales que vaya construyendo contrapoder desde la calle y en contraposición con la política institucional bunkerizada. Saber dar un marco global y animar  las diferentes luchas que se dan o se puedan dar en Euskal Herria es un reto fundamental para construir algo nuevo sobre cimientos sólidos.

Debemos comprender que la movilización contra el fracking, la violencia machista o contra el TAV o la LOMCE son tan importantes como la pelea por un albergue en Ezkerraldea o de los vecinos de Alonsótegi para denunciar los chanchullos de anteriores alcaldes.

Todas las lógicas de movilización que aspiren a mejorar las condiciones de vida de la gente, a acabar con imposiciones o erradicar desigualdades son pasos hacia un refuerzo de las tesis de confrontación frente a un modelo liberticida.

En tercer lugar debemos ser conscientes de que no estamos en el éter. Vivimos en una realidad que queremos cambiar pero que a día de hoy es la que es y para cambiarla la primera regla es entender el principio de realidad para hacer un buen diagnostico y darle la vuelta. Nuestra mano tendida a las gentes de Euskal Herria para dar comienzo a un nuevo tiempo en el que construir un nuevo país ha de ser consciente de que Euskal Herria es plural y que dentro de ella hay realidades que no pueden ser abordadas de forma igual porque a día de hoy no lo son.

No son igual las preocupaciones en Oion, Sestao o Orereta donde el desempleo supera con holgura el 20% que en Gizaburuaga o Altzaga donde el mismo no supera el 2%. No está igualmente extendida la identidad nacional vasca y normalizado el uso de nuestra lengua en Barakaldo o Ermua que en Ataun o Bera.

Y para ese país que queremos construir tenemos que ser capaces de trasladar con claridad que no sobra nadie ni excluye a nadie.

En resumen nuestra apuesta por respetar la dignidad de las personas, por garantizar una vida digna y un futuro a la gentes que viven y vivirán en Euskal Herria nos hace defender más democracia, más derechos, más igualdad y más justicia. Y todo eso que pedimos no lo vamos a obtener en un estado plegado a los deseos de la troika, todo eso lo podemos construir desde la apuesta colaborativa y colectiva desde lo pequeño hacia a lo grande desde Euskal Herria hacia el mundo. Por eso defendemos la soberanía. Por eso confrontamos con el capitalismo.

Publicado en El Periodista Canalla

Aeropuertos de Castellón (CAVstyle)

Luis Salgado – Alternatiba

Aunque de un tiempo a esta parte ya no sean noticia, no hace tanto que toda cerveza, toda sobremesa se amenizaba con chistes y ocurrencias sobre obras faraónicas en el Reino que no tenían utilidad alguna. De entre todas destacaba el aeropuerto sin aviones de la ciudad de Castellón inaugurado allá por 2011 y que no contó con su primer vuelo tripulado hasta cuatro años más tarde. (Vuelos no tripulados sí que existieron desde su inauguración ya que la terminal sirvió de lugar de paseo para abuelos, nietos, y alguna que otra cometa) Sin embargo, eso no ocurrió en el oasis vasco. Ese lugar idílico, empíreo, donde moran los dioses de la rectitud, donde los perros se atan con longanizas y los casos de corrupción sólo existen en la cabeza de esa izquierda independentista que quiere españolizar la política vasca. Aquí todo funciona a la perfección.

Tan perfecta es la obra de los Jauntxos vascos que quien escribe no entiende que hace esta construcción a medio terminar en medio de Karranza, en Enkarterri;
 
Planta de purines inconclusa en Karrantza
 
Es todo un misterio sin resolver. Al igual que dónde fueron a parar los 10 millones en ayudas públicas para su construcción.
 
Y es que si tú, avispada lectora, eres de las que le gusta pasear por bonitos parajes un domingo por la tarde, quizás puedas disfrutar de éste tan bucólico;
 
Balsa de riego fallida de Noryeste
 
En este caso una balsa de riego pensada, como toda balsa de riego, para acumular agua, y que sin embargo por un desafortunado cálculo, su fondo, además de tener filtraciones por donde se va el agua que debiera acumularse, se ha llevado ya más de 30 millones de €uros.
 
Por supuesto no produce tanta sorpresa ver los miles de metros cuadrados hormigonados por toda Araba con pretensiones de polígonos industriales y que si acaso mantienen un reducido grupo de pabellones vacíos;
 
Polígono fantasma de Arasur
 
La lista es larga, aunque te pueda sorprender ya que en el oasis vasco todo marcha bien. Pero no nos vamos a detener y ahora ya se pone en marcha otro proyecto maravilloso, en este caso un pantano en Barrón enmarcado en un plan de riego presupuestado en más de 182 millones de €uros antes de sobrecostes. Sobrecostes que probablemente serán altos si tenemos en cuenta que las empresas encargadas del proyecto son Acuaes y Tragsa, ambas salpicadas por la corrupción. Un pantano, que no balsa de riego, ya que sus medidas son mayores a las de otro pantano alavés, el de Albina. Pensado, dicen, para dar cobertura al riego en los valles alaveses y a la que, sorpréndanse, las comunidades de regantes de la zona se oponen. Pero las sorpresas no paran ahí, y cuando uno ve el proyecto se sorprende que una infraestructura pensada para los valles alaveses de Añana tenga diseñadas tuberías hasta la muga riojana dónde, oh casualidad, tienen proyectados dos campos de golf.

Y entonces usted va y le pregunta al Diputado Foral de Agricultura sobre su opinión y él te habla del calentamiento global y las sequías futuras, y tú te asustas pensando si en serio cree que para evitar futuras sequías lo mejor es hacer un pantano que se nutra de manantiales que ya hoy no son precisamente caudalosos y que en tiempo de sequía seguramente se reduzcan de forma considerable. Porque por muy grande que hagamos un pantano lo importante es el agua que puede acumular en función del caudal que recibe. Fíjense, uno de los pantanos de mayor capacidad del Estado es el de Buendía, en Castilla la Mancha, tiene una capacidad de 1639Hm3, en el histórico rara vez se han superado los 300Hm3, o sea, el 20% de su capacidad. Por dar otro dato comparado, cortando totalmente todo el caudal hasta su llenado total, y contando con que el caudal se mantenga estable en el cálculo máximo de 500 l/s el futuro embalse de Barrón tardaría en llenarse 100 días. El embalse de Buendía antes mencionado necesitaría tan sólo 37 días para cubrir sus 1639Hm3. Esto hace prever que el proyecto de Pantano jamás se llenará, y mucho menos cuando de él se extraiga agua para riego y/o otras actividades. ¿Para qué entonces una presa de esas dimensiones y un proyecto faraónico? Pues piensen mal y acertarán.

Del blog El Mundo Imperfecto

Caja B, Cara B, Plan B

Iagoba Itxaso – Alternatiba

La caja B de las finanzas, los números ocultos, los activos que se convierten en tóxicos. El eufemismo del engaño y del robo perpetrado a la cara. Un secreto a voces y una muerte anunciada. Los ciclos del capitalismo o el tira y afloja del mercado. Pero no hay curva creciente donde no se sitúa el capital financiero, y el capital financiero se sitúa donde puede crecer mejor, donde puede presionar más y mejor, donde sus armas se imponen.

La cara B de la civilización, las armas. Las de siempre: las que directamente matan por un lado, y por el otro las que matan menos pero ahogan mucho. Las primeras, se agolpan cada vez más junto al capital financiero y se alinean con las transnacionales. Las segundas, el control de los recursos, aunque pueden parecer estar en manos de similares poderes fácticos, honrosas excepciones nos demuestran que no es algo inamovible.

El plan B, la búsqueda de excepciones y su potenciación. Confiar en crear algo nuevo, una nueva forma de organizarse y de confrontar. La forma de desembarazarse de un modelo anterior en crisis, un modelo que nunca ha funcionado: capitalismo heteropatriarcal en un parlamentarismo representativo, frente a empoderamiento popular poniendo la vida en el centro. Ningún concepto nuevo, sólo transformación y una nueva oportunidad. Asambleas populares, espacio de confluencia europeo…, lo que importa es el pulso por la soberanía. Tomar consciencia de una guerra por los recursos, por el control de nuestras vidas, hasta convertirnos todos en guerrilleros de la misma. El enemigo es el capital financiero. Simple y llanamente: el dinero debe valer menos, debe valer para menos.

Una guerra de guerrillas que comenzó hace mucho, realizada con cestas de productores locales; con una marcha de apoyo a una lengua y una cultura; con una moneda de comerciantes del barrio; con un artículo poniendo la verdad negro sobre blanco; con una moción enfrentándose a una instancia supuestamente superior; con software y hardware abiertos en un proyecto municipal de control y seguridad vial; con una huelga exigiendo nuestros derechos laborales; con una incineradora cancelada y aumentando la tasa de reciclaje; con una asociación cultural de turismo crítico; con una iniciativa industrial energéticamente soberana y en cooperativa; con un banco alternativo de servicios profesionales; con una red de trabajo interdisciplinario sobre los cuidados en la región…

Plan B, para Europa, para la masa organizada, para cada uno de nosotros, o para quienes lo logremos y podamos ayudar a otros a lograrlo. Ahora todos escribimos nuestro plan B. Porque sabemos que ahora en todo hay caja B, que todo lleva una cara B y que realmente necesitamos ese plan B. Una lucha por nuestra soberanía, defendiendo nuestras vidas ante el ataque de “los mercados”.

Ya sea en la trinchera de la de la Vía Vasca, en la de la Europa de Varoufakis, en la de los ayuntamientos del cambio, en la de la marea azul de Correscales o en todas ellas, encontrarán implicados guerrilleros anónimos de una guerra que se disputa día a día en nuestros trabajos, en nuestros hogares y en nuestra forma de convivir, de consumir, de cuidarnos, de disfrutar y de implicarnos…

Del Blog Ignominia por fascículos

http://alternatiba.net/old-files/anonymous_3.jpg

Titiriteros entre rejas

Luis Salgado – Alternatiba

“Y hay tanta libertad que no se puede respirar” gritaba Evaristo, y así nos asfixiamos todos, intoxicados por los medios y nuestra misma indiferencia. Dos titiriteros pasados por el TOP en menos que canta un gallo, y si el gallo se libra de la pepitoria será por la indiferencia que produce quien grita sin dirigir sus cantos. Pero ¡ay de quien ose utilizar su voz para la crítica, la sátira, la ironía! ¡Ay de quien se atreva a molestar a quien gobierna!

Estoy convencido de que los dos pobres titiriteros jamás imaginaron que su fama llegaría de tal modo, pero estaban en el lugar equivocado en el momento justo. No es que no fueran conscientes del entorno en el que les ha tocado vivir. No, la propia obra así lo atestigua. No eran incautos que creyesen que vivimos en un Estado de Derecho, y por eso su obra denunciaba la hipocresía y malas artes del Reino de Desecho. Lo hacían con mayor o menor acierto, no lo sé, no tengo fundamentos para juzgar el nivel de la obra, pero lo hacían con convencimiento. Y así, el Estado da un nuevo paso en su ostentación inmunda.
 
Ahora, voces que antes callaban, gritan ofendidas, otros, los más, siguen con sus ojos vendados deseando que alguien calle las voces agraviantes, sea como sea, llevándose la verdad por delante si fuera necesario. Ahora que dos titiriteros comprueban en su cuerpo lo que son leyes de excepción, lo que significan términos tan imprecisos como “enaltecimiento”, algunos se indignan, pero los más sólo creen que han sido mal utilizados esta vez. No cuando se detiene a políticos vascos, gallegos, no cuando se detiene a sindicalistas del SAT, no cuando se detiene a anarquistas, sólo hoy, sólo en este caso. No nos engañemos, mañana todo seguirá igual.

La putrefacción de este Estado es tal que ya nos hemos acostumbrado. Nuestras pituitarias ya no diferencian matices dentro de tanto hedor. ¿Cómo sino explicarnos que ante tanta corrupción sean los corruptos quienes tienen mayor expectativa de voto? ¿Cómo entender sino que el Estado pueda encerrar a dos simples titiriteros y no ardan las calles, no clamemos al cielo? Porque el poder del enemigo parte de sus aliados entre los nuestros. Y aliados peligrosos son aquellos que, teniendo cierto poder, vendiendo querer cambiar, traicionan a los suyos por temor. Si miedo dan los fascistas, aún más miedo dan quienes, como el Ayuntamiento de Madrid, en lugar de combatirlos prefieren no enfrentarlos y ofrecer sacrificios rituales a las bestias esperando así que calmen su insaciable apetito.

Todo alrededor de estas detenciones destila pestilencia, y no soporta comparación alguna con otras actuaciones. Están fuera de toda lógica, ni excusa alguna podrá justificarlas. No se trata por tanto de buscar matices, ni exculpatorios, simplemente aceptar la realidad, vivimos en un Estado que no permite disidencia de ningún tipo, y todos los que en él nos encontramos somos gallinas preparadas para ser cocinadas y nuestra libertad, esa que tanto cacareamos tener, sólo nos permite elegir la salsa en la que seremos degustadas. Bon appetit.  
 
PD: No deja de ser irónico que unos titiriteros puedan ser detenidos por marionetas.
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