Alternatiba responde a Adegi que las únicas amenazas son las que sufren las y los trabajadores en forma de recortes de sus derechos

Los portavoces nacionales de Alternatiba, Amaia Agirresarobe y Oskar Matute, han comparecido en rueda de prensa en Donostia esta mañana para hablar de la denuncia de Adegi contra Ander Rodriguez.

Esta semana hemos conocido la denuncia interpuesta por Adegi contra el Diputado de Política Social y compañero de Alternatiba Ander Rodriguez. Ante este despropósito, además de reiterar el apoyo expreso de toda la organización a nuestro compañero, desde Alternatiba queremos exponer nuestra valoración sobre la actitud de la patronal en el marco del llamado conflicto de la residencias de Gipuzkoa.

Constatar, en primer lugar, que las únicas amenazas reales son las sufridas por las cientos de personas que han comenzado a ver recortados sus salarios y sus derechos laborales como consecuencia de una reforma laboral diseñada por grandes empresarios y ejecutada por políticos serviles. Esas, y no las que le imputan al diputado de Política Social, son las únicas amenazas dolorosamente constatables para la sociedad vasca.

Son las mismas amenazas que parte de la patronal de las residencias de Gipuzkoa puso encima de la mesa de cara a negociar las condiciones laborales de su personal, mayoritariamente conformado por mujeres que, ante la perspectiva de ver sus derechos nuevamente pisoteados, han protagonizado una lucha ejemplar. Son mujeres que desarrollan un trabajo fundamental para la sostenibilidad de la vida, pero en un sector totalmente invisibilizado y precarizado, que algunos empresarios sin escrúpulos han convertido en nicho de negocio.

Realizando una propuesta que garantizaba la mejora de las condiciones laborales del sector, la Diputación de Gipuzkoa demostró que existe otra forma de gestionar el dinero público, y de hacerlo además con el objetivo de ofrecer unos servicios públicos de calidad a la ciudadanía. Podemos entender que para Adegi sea insólito un representante institucional que se posiciona a favor de preservar los servicios sociales públicos  y el bienestar de las personas usuarias, ya que hasta la llegada de Bildu las únicas injerencias que han sufrido han sido las palmaditas en la espalda y la firme defensa de sus beneficios a costa de la precariedad las personas.

Si hay algo que denunciar, es sin duda la dejadez que demuestran la gran mayoría de las instituciones ante las condiciones que aplican las empresas subcontratadas para ofrecer servicios públicos a la ciudadanía. Entendemos que las instituciones deben implicarse tanto en la calidad de los servicios que ofrecen, máxime en sectores como el de los cuidados, como en la garantía de unas condiciones de dignidad para las personas que desempeñan estos trabajos.

La gestión de nuestro compañero, por tanto, resulta intachable y debiera servir de ejemplo para acabar con las relaciones caciquiles que priman en la relación de demasiados representantes políticos con empresas a las que destinan ingentes cantidades de dinero público sin controlar si cumplen, tanto con la ciudadanía como con sus empleadas y empleados.

Sabemos que ha sido el modelo del anterior gobierno de Gipuzkoa, así como lo es para los actuales ejecutivos de Araba y Bizkaia: negociar a puerta cerrada y solo con las patronales. Y PNV, PSE y PP saben que cuando actúan así perjudican a la ciudadanía, que es la que sufre el deterioro de los servicios públicos, y que lo hacen en beneficio de una patronal que ha dicho alto y claro que aprovechará las oportunidades que le da una reforma laboral que condena a la precariedad a la mayoría mientras engorda los beneficios de unos pocos.

Parece evidente que Adegi busca desalojar de las instituciones a quienes defienden los derechos de las trabajadoras frente a la reforma laboral española. Es una patronal con objetivos y opciones políticas muy determinadas. Y hay que carecer de la más mínima vergüenza para hablar de victimismos cuando las mayores damnificadas han sido las mujeres cuyas jornadas pretendían incrementar mientras reducían sus salarios, y todo con la complicidad del PNV.

Desde Alternatiba, desde EHBildu y desde aquellas instituciones en las que la ciudadanía nos ha asignado la responsabilidad de gobernar, seguiremos trabajando en defensa de unos servicios públicos de calidad y seguiremos denunciando la alianza entre patronales avariciosas y políticos serviles. Porque es esa relación la que permite las puertas giratorias entre política y empresa, y los donativos a cambio de facilitar concesiones, que tanto denunciamos cuando suceden en Madrid pero que algunos prefieren ocultar en Euskal Herria y precisamente en sectores como este.

Oskar Matute:»Es momento de exigir que los ajustes del mercado no los tengan que sufrir las y los trabajadores»

Representantes de EHBildu, y entre ellos Diana Urrea, Asier Vega y Oskar Matute de Alternatiba, participaron ayer en la marcha que recorrió las calles de Sestao en protesta por la decisión de Europa en torno a la devolución de ayudas al sector. En la palabras de Matute, «a pesar de haber generado buena parte de la riqueza de este país, Ezkerraldea está siendo ignorada y olvidada por los intereses de los mercados. Es momento de exigir que los ajustes del mercado no los tengan que sufrir las y los trabajadores perdiendo sus puestos de trabajo. No hay país que se pueda sostener sin sectores estratégicos y en Euskal Herria Bildu propugnamos una Euskal Herria soberana por lo que creemos necesario y estratégico tener un sector naval fuerte, por eso defendemos el mantenimiento de la industria naval. Exigimos a los partidos que gobiernas las diferentes institucione simplicadas que tengan una actitud más activa, que acudan a las manfiestaciones y peleen por la dignidad de las personas, en este caso la dignidad de la ciudadanía de Sestao y de toda Ezkerraldea».

Urkullu no puede permitir que los intereses económicos de la patronal prevalezcan sobre los del conjunto de la sociedad

La patronal vasca optó ayer por sacarle la lengua al Gobierno de Gasteiz al transmitir a los sindicatos su decisión de no negociar, de descartar la posibilidad de alcanzar acuerdos ante la inminente desaparición de los convenios. EH Bildu considera que no estamos ante un mero conflicto entre patronal y sindicatos, nos situamos ante una cuestión de calado político y social, un conflicto que enfrenta la defensa de los derechos e intereses colectivos de la sociedad y los de un sector privado, la patronal, con una repercusión social y económica profunda.

La patronal, lo han dicho públicamente, se quiere aprovechar del instrumento que le ha dado Madrid -la reforma laboral- para hacer tabla rasa de las relaciones laborales y la negociación colectiva, para buscar la completa desregulación de las relaciones laborales. ¿Cómo vamos a creer que tienen voluntad de acuerdo si sitúan la reforma como una oportunidad de hacer negocio, de incrementar beneficios a costa de las personas?

Hasta ahora el gobierno de Gasteiz ha privilegiado a la patronal, les ha mimado, les ha hecho la ola. ¡Eso se tiene que acabar! Tras el llamamiento realizado la víspera por Iñigo Urkullu, ayer mismo la patronal volvió a demostrar que son ellos quienes mandan. Urkullu, no puede permanecer equidistante, no puede permitir que los intereses económicos de la patronal se impongan sobre los del conjunto de la sociedad. El problema es la equidistancia que adopta Urkullu y el PNV, cuando está en juego el futuro de miles de familias vascas, con nuestro tejido económico en juego. Mantenerse equidistante supone proteger los intereses de la patronal, porque el PP ha dejado en sus manos todo el poder de decisión respecto a la negociación colectiva. EH Bildu exige a Iñigo Urkullu que deja de lado posturas tibias, reuniones que no buscan sino proteger su imagen y adopte medidas reales para proteger nuestra economía y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

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Alternatiba insta a Urkullu a posicionarse a favor de la ciudadanía frente a una patronal que solo busca seguir esquilmando a las clases trabajadoras

El portavoz de Alternatiba, Oskar Matute, ha valorado el resultado de la reunión mantenida hoy por el lehendakari con varios sindicatos y la patronal como “una ruptura para cualquier posible acuerdo entre las dos partes, que ha puesto en primera línea el verdadero interés de la patronal, que no es otro que aprovechar la reforma laboral para seguir esquilmando los derechos de los y las trabajadoras”. A su vez, ha acusado a la patronal de responder únicamente a sus intereses económicos, sin haber llevado a cabo ningún planteamiento que dignifique las condiciones de vida de la ciudadanía vasca.

Matute ha señalado que la patronal «se encuentra frente a una guerra abierta contra los defensores de un modelo social y económico diferente al actual que busca el fin de sus privilegios”. Al mismo tiempo, ha lamentado la incapacidad del Gobierno Vasco del PNV para hacer frente a esta situación, acusándole de “limitarse a hacer de árbitro y no posicionarse a favor de la sociedad, quien realmente va a sufrir las consecuencias del fin de la ultraactividad, a través de la perdida de condiciones salariales y la pérdida de derechos sociales”.  

Por todo ello, el portavoz de la formación de izquierdas ha exigido al Gobierno de Iñigo Urkullu que “se posicione y tome partido tal y como hiciera la Diputación de Gipuzkoa con el conflicto de las residencias”, en relación a la lucha del sector que vio avaladas sus reivindicaciones por el Departamento de Política Social, dispuesto a salvaguardar sus condiciones laborales frente a la reforma. El parlamentario ha instado a Lakua a defender la dignidad de las clases trabajadoras, subrayando que esta «sociedad no necesita un intermediario, sino un gobierno activo en la defensa de los derechos de la ciudadanía, y particularmente de aquellas personas que se encuentran en peor situación”.

Dignidad o esclavitud

Cristina Bereciartua y David Pina – Alternatiba

El próximo 7 de julio expira la ultraactividad de los convenios colectivos a consecuencia de la última reforma laboral. Conocemos la trampa en la que nos intentan atrapar los medios de comunicación haciéndonos ver que es algo inevitable, como si los empresarios tuvieran que dejar de aplicar el convenio por imperativo legal. Sabemos que consecuencias acarreará, lo que no tenemos tan claro es cómo sucederán los acontecimientos a partir del día 8; cómo se procederá a la rebaja de las condiciones. No obstante, este artículo no pretende analizar estás cuestiones, tampoco va de leyes, ni de procedimientos… habla de entrañas, de sentimientos, de necesidades.

Recientemente, tuvimos la ocasión de ver un experimento social llamado el juego del ultimátum. Consiste en la repartición de un dinero, 100 euros, en la cual intervienen dos individuos. El primero es quien debe decidir qué cantidad de dinero está dispuesto a entregar, lanzándole una única oferta a la segunda persona, quién debe decidir si acepta el trato o no. En el supuesto en que acepte el trato se reparten la cuantía y fin del juego; en caso contrario, ambos lo perderán todo dando por terminado el experimento.

Cuando el reparto es equitativo, se llegan a acuerdos fructíferos para ambas partes de manera rápida. Sin embargo, cuando la avaricia del oferente hace que la cuantía que se atribuye a si mismo sea excesivamente alta, dejando una cantidad irrisoria a su contraparte, lo habitual es que la segunda persona rechace el trato y ambos se queden sin nada. ¿Por qué prefiere quedarse sin nada antes que aceptar una cantidad pequeña? Al fin y al cabo, esa segunda persona ha llegado sin nada, sin embargo rechaza el trato castigando al contrario: a eso se le llama dignidad.

A partir de aquí, no dejamos de hacernos preguntas; ¿Cuándo vamos a hacer valer nuestra dignidad como trabajadoras y trabajadores? ¿Vamos a permitir que nos la roben? Cuando un trato es injusto, tenemos la obligación de plantarnos, de no aceptar. Muchos pensaran, “ya, pero si no aceptamos nos quedamos sin nada”,  y se nos olvida que somos parte fundamental de la ecuación. ¿Acaso son las manos de los empresarios los que construyen los edificios, las que ponen en funcionamiento las máquinas de las fábricas, las que hacen el pan o las que cultivan los campos? Si nos negamos a aceptar el trato, ellos también pierden, sus empresas no producen solas y el dinero no se come.

¿Cuánto vale nuestra dignidad? ¿Cuánto más vamos a dejar que nos pisoteen para darnos cuenta de que la oferta social que nos presentan es injusta? Condiciones laborales propias de la esclavitud, sanidad privada que muchas y muchos no podremos costearnos, educación precaria pensada para los hijos de los ricos, protección social inexistente… al mismo tiempo,  vemos cómo las grandes fortunas crecen a ritmos vertiginosos y el beneficio de las grandes empresas se dispara. Todo a nuestra costa, siempre a nuestra costa.

Algunas personas luchamos día a día por una sociedad más justa, más igualitaria, y poco a poco vamos sumando fuerzas, pero para darle la vuelta a la tortilla, necesitamos que todas y rodos rememos en la misma dirección. El fin de la ultraactividad de los convenios no es una cuestión de dinero, ni siquiera de condiciones laborales, se trata de no permitir que nos pasen por encima, de decir basta a un modelo social al servicio de intereses económicos, donde nada importan las cosas importantes de la vida. La felicidad, el trato humano, las relaciones sociales, familia, amistades, la vida en definitiva no es sino tener tiempo para vivir.

Somos muchas las personas que creemos que es hora de pisar el freno, de rechazar el trato, de plantar cara y decir que estamos en disposición de perder, porque si nosotros y nosotras caemos, quienes tenemos enfrente caerán detrás y tienen más que perder, puesto que han acumulado mucho con nuestro sufrimiento. Como dijo Durruti, no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ya lo reconstruimos una y mil veces, volvamos a hacerlo, pero esta vez, con nuestras reglas.

La patronal llama oportunidad a la perdida de derechos de miles de personas asalariadas

Estamos a tan solo una semana de que se produzca uno de los mayores atentados contra los derechos laborales de las y los trabajadores de los últimos tiempos. Y lo decimos conscientes de que llevamos ya sucesivas reformas laborales que han ido minando, uno por uno, los pilares que establecían unas garantías, unos mínimos, que defendían a la parte más débil en las relaciones laborales, aquella que representa a la clase trabajadora.

El fin de la ultraactividad, penúltimo ataque ejecutado por el gobierno de Madrid, títere de los grandes poderes empresariales, dejará sin vigencia docenas de convenios laborales en Hego Euskal Herria; lo que, a su vez, supondrán una enorme pérdida de derechos a miles y miles personas asalariadas.

La patronal vasca lleva tiempo esperando este momento, y es preocupante que lo califiquen como» oportunidad», tal y como hacia la gipuzkoana Adegi recientemente en una conferencia cuyo objetivo último no era otro que enseñar a la clase empresarial como esquilmar a sus plantillas en base a lo que llaman «nueva regulación laboral», y que no es otra cosa que la desaparición de los convenios, es decir, la desregulación de las relaciones laborales.

La patronal excusaba hasta ahora el uso de los EREs y otras herramientas facilitadas por las reformas laborales en que la situación de las empresas era de emergencia. Pues bien, ahora se quitan la máscara y el mensaje que lanzan es que, independientemente de que sigan ganando dinero a espuertas, deben explotar al máximo la nueva situación rebajando sueldos y derechos todo lo posible para maximizar el beneficio empresarial.

Desde EHBildu queremos alertar que esta medida empobrecerá aún más a quienes más han sufrido ya los recortes y las anteriores reformas laborales. Supondrá rebajas de salarios, precarización de las condiciones laborales y perdidas de derechos sociales; porque a nadie se le escapa que si empobrecemos más a aquellas personas que ya gastan todo cuanto tienen en sobrevivir, será el consumo lo que caiga en picado. Asimismo, alargar las jornadas, cosa que la patronal copiará interesadamente de administraciones públicas como la del Gobierno Vasco del PNV empeñado en alargar las jornadas en el sector público, provocará un alarmante aumento del paro.

Consecuencias que sufrirán doblemente las personas más jóvenes, que con las actuales tasas de desempleo solo pueden elegir entre emigrar o trabajar en condiciones cercanas a la esclavitud, y por supuesto las mujeres, que la derecha y la clase empresarial pretenden volver a condenar al hogar haciendo desaparecer las ya de por si insuficientes medidas de conciliación familiar.

Pero este ataque también es parte del proceso recentralizador diseñado por Madrid, y es por lo que desde EHBildu reclamamos a los gobiernos de la CAV y Nafarroa, y especialmente al PNV que, aunque con intermitencia, nos habla a menudo de soberanía, que demuestren la voluntad y la valentía política necesarias para hacer frente a las imposiciones de la Troika y de Rajoy.

Necesitamos un marco propio de negociación colectiva, un espacio donde las y los trabajadores de este país puedan defender de manera colectiva sus derechos laborales. Y es por eso que le reiteramos al PNV que seguir admitiendo sin más las imposiciones de Madrid nos llevan a la más absoluta ruina económica, social y política. No debemos ni podemos seguir sufriendo reformas, recortes y decretos que atenten contra la dignidad de la ciudadanía vasca.

No es momento de reivindicar sino de poner en práctica la soberanía que nos permita decidir y actuar como pueblo. Convirtamos cada decisión, cada medida que impulsemos, en pequeños ejercicios de soberanía que nos permitan responder a la grave situación en la que nos encontramos. Ejercicios como el realizado por la Diputación de Gipuzkoa al lanzar una propuesta que preservaba frente a la reforma laboral los derechos de las trabajadoras de las residencias y centros de día de este herrialde.

Por todo ello, Euskal Herria Bildu se concentrará el próximo sábado, día 6 de julio, a las 12:00, frente a la sede de Confebask bajo el lema «Lan erreformari ez. Euskal Herrian erabaki», para denunciar la imposición de la reforma laboral y las consecuencias de la desaparición de los convenios y exigir que las decisiones sobre los derechos de las y los trabajadores vascos sean tomadas en Euskal Herria.

Hay que hacer realidad la viabilidad de Troquenor para que las y los trabajadores se incorporen a sus puestos de trabajo

EHBildu exige, tanto al Gobierno Vasco, como a la Diputación de Bizkaia que se impliquen y den los pasos necesarios para hacer realidad la viabilidad que atesora Troquenor, de tal manera que las y los trabajadores de la fábrica de Sondika se reincorporen a sus puestos de trabajo. Tras el desalojo de ayer, un centenar de trabajadores y trabajadoras de Troquenor han acudido también hoy al exterior de la fábrica, donde permanecían desde el pasado 6 de mayo, toda vez que han mostrado su intención de acudir cada día.

Insistimos en nuestro mensaje al Gobierno de Gasteiz, en el sentido de que haga frente a la reforma laboral impuesta y acometa una política industrial que defienda y fortalezca nuestro tejido industrial. En ese sentido hacemos nuestro el temor del comité de empresa a que, pese que Troquenor tiene futuro si se gestiona bien, los propietarios podrían vender el patrimonio.

Es una vergüenza que los trabajadores y trabajadoras hayan sido desalojados por una deuda de 250.000 euros contraída con el dueño del pabellón por parte del empresario, mientras éste debe cifras millonarias a la Seguridad Social y la Diputación, y 7 millones de euros al Gobierno Vasco y va a poder seguir atendiendo a sus intereses. En este sentido queremos criticar la postura hipócrita del portavoz de la Diputación de Bizkaia, que habla de la necesidad de «aunar esfuerzos» con el objetivo del mantenimiento de empleo, pero se desvinculó del desalojo de ayer alegando que “no es de la esfera de la administración foral».

EHBildu entrega su sueldo del 30 de mayo al personal en huelga en las residencias de Gipuzkoa

Las y los parlamentarios de EH Bildu avalan la lucha de las trabajadoras de los centros de mayores en defensa de la calidad del servicio y sus derechos y piden a la patronal que no se sirva de la Reforma Laboral.

En coherencia con el compromiso que asumieron con la sociedad vasca al participar en la huelga general del 30 de mayo, las y los parlamentarios de EH Bildu han renunciado a la parte de su salario correspondiente a ese día y se lo han entregado hoy al personal de las residencias de mayores de Gipuzkoa que siguen en huelga indefinida. En cumplimiento de la palabra dada, las y los miembros del grupo parlamentario han optado por esta vía dado que los servicios de la Cámara avisaron de que legalmente no era posible descontarles de la nómina la parte del sueldo correspondiente a la jornada de huelga.

De este modo, las y los parlamentarios desean expresar su apoyo y solidaridad a las trabajadoras de las residencias de Gipuzkoa que mantienen la huelga en defensa de sus derechos laborales y de la calidad del servicio, así como contribuir a aliviar en lo posible la situación económica que sufren a consecuencia de su lucha. Para EH Bildu, su reivindicación es un modelo para toda la sociedad porque, junto con la Diputación Foral de Gipuzkoa, están demostrando que sí es posible mantener la calidad de los servicios públicos y proteger los derechos de trabajadores y trabajadoras sin tomar en consideración los recortes de la Reforma Laboral del Gobierno español.

En este sentido, las y los parlamentarios de la coalición valoran la intermediación de la Diputación desde que comenzó el conflicto ya que, gracias a ella, en la mayoría de los centros y residencias han llegado a acuerdos que ponen al 78% de las personas empleadas en el sector a salvo de la reforma de Rajoy. Asimismo, el grupo de EH Bildu denuncia la actuación de las patronales Adegi y Lares y les pide que renuncien a valerse de la Reforma Laboral para blindar su margen de beneficio. Viendo que la mayoría de empresas y entidades han alcanzado acuerdos con sus trabajadoras y trabajadores, resulta evidente que ni Adegi ni Lares representan los intereses de esos centros y que si se niegan a firmar un convenio colectivo es porque prefieren defender otros intereses políticos antes que la calidad de los servicios públicos y condiciones laborales dignas.

EHBildu

Alternatiba organiza mañana una charla sobre el sector invisibilizado de los cuidados en el contexto del conflicto de las residencias de Gipuzkoa

Kultur Alternatiba organiza una charla abierta mañana jueves, 6 de junio, a partir de las 19:00 en el Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia para analizar la situación y la lucha de este sector que en Gipuzkoa protagonizan 4.800 trabajadoras. Amaia Agirresarobe, representante de la Mesa Feminista de Alternatiba, moderará la mesa en la que intervendrán el concejal de Bienestar Social de Oñati, Manu Egaña, la trabajadora de la residencia Aldakonea Elena Arbina y Conchi Pereira, de la residencia Sanmarkosene.

Para Alternatiba, la precaria realidad del trabajo de cuidados, permanentemente invisibilizado, ha salido a la luz través del conflicto entre el Departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa y Adegi. A diferencia del resto de administraciones, la Diputación ha dado el paso de defender las condiciones laborales para el sector, partiendo de que la responsabilidad de cuidar la vida es una responsabilidad colectiva y no sólo un nicho de negocio para las empresas privadas”. En esta ocasión, los derechos de las personas cuidadoras, relegadas al olvido y a una lucha desigual dentro de los muros de una empresa privada, son parte de la preocupación de una institución pública.

Así, el conflicto entre la Diputación y la patronal es un enfrentamiento contra la avaricia de las empresas, interesadas en primar sus beneficios a costa de las condiciones laborales de las trabajadoras y la calidad de los servicios de los cuidados. Pero, sobre todo, este conflicto supone también la reivindicación de la responsabilidad pública en la cobertura de los cuidados frente a la extensión impune de la lógica privada en el cuidado de la vida de la ciudadanía.

Trabajo invisible en lucha

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Huelga al sistema

Oskar Matute y Diana Urrea – Alternatiba

Está usted de sobra señor Urkullu. Con esta contundencia interpelaba recientemente una compañera de bancada a un lehendakari que se limita a decir que no existe más alternativa que aplicar los salvajes recortes y los ataques contra la dignidad de las personas que recogía su fracasado proyecto presupuestario. Y es que si las únicas políticas posibles son las que dictan la troika y los mercados financieros, la derecha nos está diciendo que sobran los parlamentos, que sobran las y los representantes políticos y que sobra incluso la propia democracia. Lamentablemente, esto es ya una máxima del capitalismo, inmerso en una de las fases más voraces de la historia.

La crisis financiera, más de un lustro después de convertirse en excusa perfecta para dilapidar el llamado estado del bienestar, que apuntalaba el sistema silenciando pretensiones utópicas, ha generado todo un abanico de pretextos para unos dirigentes que tratan de cumplir fielmente su papel: administrar la miseria. Así, con la desvergüenza de quien habiendo provocado la ruina se dice mejor opción para superarla, los  títeres del sistema, llámense Rajoy, Barcina o Urkullu, niegan toda responsabilidad por sus políticas. Insultan nuestra inteligencia cuando pretenden convencernos de que no existe otro camino y nos invitan a resignarnos en silencio, una vez han agotado el lema de apretarse el cinturón, sabedores de que la mayoría hace tiempo que empeñó hasta la hebilla.

Y cuando las clases populares son sistemáticamente expoliadas, cuando ven pisoteados todos sus derechos, se hace imprescindible la contestación social. Porque la democracia, por más que le pueda doler a las derechas, se basa fundamentalmente en el reconocimiento y la consecución de libertades y derechos sociales. Porque no es democracia desahuciar, privatizar, despedir y condenar a la precariedad y a la miseria a las personas.

Desde la misma lógica con la que asume su rol sumiso al capital, la derecha rechaza la huelga general convocada para el 30 de mayo por la mayoría social y sindical de este país. Sendos representantes de PNV y PP, Aburto y Cospedal, coincidían recientemente en tiempo y forma a la hora de retar a los agentes sociales y sindicales a presentarse a las elecciones si lo que quieren es hacer política. Es curioso que lo hagan precisamente quienes nos aplican políticas dictadas desde organismos opacos jamás sometidos al arbitrio de las urnas. Precisamente por eso, cabe pedirles que cesen su intermediación y exigir que sea la patronal directamente, que sean Adegi, Cecobi, Sea, Cen, Confebask y CEOE las que se presenten a las elecciones en lugar de sus partidos títere: PNV, PP, PSOE y UPN. También podrían pedirle a la iglesia que concurra directamente a los comicios, ya que insiste en condicionar la política en ámbitos como la educación o los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.

En Euskal Herria, lamentablemente, sobran las razones para secundar la huelga. En Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa contamos ya con más de 237.000 razones para secundarla. Tenemos también razones para rebelarnos contra los recortes en educación, sanidad y atención a la dependencia que insisten una vez más en hacer recaer el cuidado de la vida y la tensión de la desprotección sobre las espaldas de la mujeres a través de su trabajo, ahora más precarizado, invisibilizado y desvalorizado. La mitad de la juventud, que busca empleo y dignidad en vano, también nos da razones para la huelga, como lo son las cifras de pobreza que alcanzan ya el 11%, o el hecho flagrante de que casi una de cada diez familias tengan a todos sus miembros en paro.

Las miles de personas cuyas condiciones laborales se precarizarán gravemente cuando en julio la enésima reforma laboral arrolle docenas de convenios, son otra importante razón para salir a la calle y decirle a los expoliadores que ya basta. En Gipuzkoa tenemos buena prueba de hasta dónde puede llegar la voracidad empresarial. En el conflicto de las trabajadoras de residencias y centros de día, que afecta a casi 5.000 personas, el Departamento de Política Social de la Diputación han intervenido poniendo encima de la mesa los recursos necesarios para garantizar los salarios y las jornadas de las trabajadoras. Ante la propuesta, la patronal Adegi ha optado por denunciar al gobierno foral por considerar una injerencia insólita que una administración interceda por los derechos laborales. Ese es, sin duda, el papel que tiene que jugar la izquierda cuando accede a las instituciones.

Afirma el consejero Erkoreka que quienes apoyamos esta convocatoria de huelga nos autoexcluimos de un pacto de país, y Aburto asegura que este paro va en contra de la sociedad. Nos preguntamos de qué país y de qué sociedad hablan. Debemos recordarles que el derecho a protestar es parte consustancial de la democracia. Algo que la derecha no es capaz de aceptar, ni la española que ha superado ya las cotas de infamia de la era Aznar haciendo gala de su esencia franquista; ni la vasca, que busca aparentar en Lakua una mayoría de la que carece y sigue considerándose destinada a gobernar las vascongadas para siempre. Eso sí, sin molestar en exceso a Madrid pero, sobre todo, para beneficio de los suyos: grandes constructoras que no dudan en teñir de gris nuestro entorno con sus macro infraestructuras inútiles y banqueros sin escrúpulos que desahucian personas incluso desde entidades financieras creadas con dinero público.

Todo esto viene a constatar que al capitalismo le estorba ya hasta la democracia. Por eso tilda de violento cualquier ejercicio de contestación o desobediencia. No se equivoquen, la verdadera violencia es la ejercida contra quienes sufren la expulsión de sus casas, de sus trabajos y hasta de su país, como le sucede a más de 10.000 jóvenes de la CAV al año que huyen de la precariedad y la falta de empleo. Violencia es consentir la desnutrición en escuelas públicas y dejar morir a inmigrantes en la puerta de un hospital. Así, quienes se quejan porque manifestantes invaden la paz de su clase y sus hogares, quienes gobiernan en contra de lo que recogían en sus programas electorales, son quienes realmente ejercen la violencia.

Son las luchas de los movimientos populares, y la lucha obrera en buena medida, las auténticas artífices de las conquistas sociales que han permitido una mejor redistribución de la riqueza en el último siglo. Pero en un momento histórico donde han arrasado con todo, solo la rearticulación de los movimientos y la construcción de un sólido muro de agentes sociales, sindicales y políticos de izquierdas puede lograr restituir algo a lo que podamos llamar democracia.

En ese sentido, nos resulta esperanzador que la convocatoria del 30 de mayo, día en que volveremos a llevar a la calle la necesidad de enterrar el capitalismo y reivindicar la dignidad de nuestras vidas frente a su apuesta por el capital, vendrá acompañado de una alternativa que se plasmará en la Carta de Derechos Sociales para Euskal Herria. Es una oportunidad única, y no para reconstruir sino para superar y transformar de raíz el sistema. Convirtamos este proceso en el mayor ejercicio de empoderamiento ciudadano de las últimas décadas frente a gobiernos autoritarios, corruptos y títeres.

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