Aberri Eguna: Desde abajo y a la izquierda

El próximo domingo 4 de abril se celebra el Aberri Eguna, y desde Alternatiba queremos celebrar este día reivindicando una vez más el ejercicio efectivo del derecho de autodeterminación y la construcción nacional de Euskal Herria desde la superación de los diferentes sistemas de dominación vigentes: capitalismo, patriarcado, productivismo, racismo, democracia formal y asimilacionismo cultural.

Precisamente desde Alternatiba entendemos que todas estas dimensiones de lucha deben estar presentes en el Aberri Eguna, y que sólo avanzando e incidiendo al unísono sobre todas ellas estaremos construyendo un país verdaderamente democrático, equitativo y justo.

Por esa razón, nos oponemos a quienes intentan descafeinar el significado de esta celebración, contraponiéndole la del 25 de octubre –día del estatuto-, fecha que sacraliza un status quo superado por los acontecimientos y la voluntad del pueblo vasco.

Pero también por ese motivo nos oponemos a quienes, únicamente desde posturas esencialistas y folklóricas, pretenden reivindicar una nación, una arcadia, que niega los múltiples conflictos políticos, sociales y ambientales existentes en nuestro territorio. No hay nación sin igualdad, no hay nación sin derechos para todas las personas.

En este sentido, entendemos la construcción de Euskal Herria como un proceso de generación de más ciudadanía, de ampliación de libertades y derechos, y no únicamente como la defensa de una serie de símbolos y costumbres.

Así, nos hubiera gustado poder celebrar esta efeméride de manera conjunta con todas las fuerzas soberanistas y de izquierdas, lo cual no ha sido posible. No obstante, Alternatiba está empeñada en participar en la futura unidad de la izquierda vasca desde nuevos enfoques, tejiendo y haciendo real el sueño de miles de personas en Euskal Herria: generar una izquierda fuerte, plural, democrática y radical, que se enfrente con determinación a las lógicas imperantes de represión, conculcación de derechos individuales y colectivos, desigualdad y pobreza.

Así, y basándonos en estas premisas, queremos expresar que:

Es necesario garantizar todos los derechos (individuales y colectivos) para todas las personas que viven en Euskal Herria.

Es urgente que ETA cese de forma unilateral su acción violenta. La legítima aspiración de una Euskal Herria libre y soberana no pasa en ningún caso por sostener ni apoyar, ni de forma directa ni indirecta, el ejercicio de la violencia para la consecución de fines políticos.

Es imprescindible que se restablezcan todos los derechos conculcados por los sucesivos gobiernos del Estado español, tales como el derecho de asociación, libertad de expresión, manifestación, etc., procediendo a la derogación de la Ley de Partidos, creada ad hoc para ilegalizar a la izquierda abertzale oficial y posibilitar gobiernos que no se sustentan en la legitimidad popular.

Es apremiante la necesidad de no dejar arrinconada la contestación desde la izquierda a la lógica neoliberal que de forma servil aplican los gobiernos de Gasteiz e Iruñea. Debemos ser capaces de contraponer a sus medidas, nuestras alternativas por una sociedad, un país, feminista, ecologista, socialista.

Debemos ser capaces de generar dinámicas de acumulación de fuerzas desde la izquierda, que sostengan de forma real y sincera una confrontación política con los gobiernos actuales para revertir la actual deconstrucción nacional y social de nuestra sociedad.

Este es el sentido con el que reivindicamos el Aberri Eguna las mujeres y hombres de Alternatiba. Ojalá en años venideros podamos alegrarnos de nuestros avances en la consecución de estos objetivos, y lo podamos hacer desde la pluralidad, todas las gentes que consideramos que Euskal Herria existe, y que es necesario que sea de izquierdas.

Propuesta para la reconstrucción de la izquierda alternativa vasca> Oskar Matute (Alternatiba)

Oskar Matute

Alternatiba

Las mujeres y hombres que formamos Alternatiba estamos empeñados, desde nuestro nacimiento como proyecto el 13 de diciembre de 2008, en dos objetivos prioritarios, ambos complementarios e indisolubles para nuestro ideario político: por un lado, sentimos la vocación y el compromiso de participar en el proceso de rearticulación para la unidad de acción de la izquierda alternativa de Euskal Herria -política y social-, entendiendo por ésta a aquélla que pretende trascender el conjunto de los sistemas de dominación actual -patriarcado, capitalismo, productivismo, imperialismo, democracia liberal, homogeneización cultural-, y apostar por una sociedad donde tengan plena vigencia todos los derechos de todas las personas y pueblos; por otro lado, partimos de la convicción de que, para ello, la izquierda transformadora necesita –y la izquierda vasca en particular- repensarse, hacer autocrítica para construir un nuevo paradigma sobre unas bases diferentes, capaces de generar una agenda política multidimensional, que incluya de manera equitativa las diferentes dimensiones de lucha antes citadas, y que a su vez se sostenga sobre estructuras organizativas de nuevo cuño, coherentes con lo que se propone, y que permitan una alianza natural entre partidos y movimientos sociales.

Podríamos entonces decir que estos dos objetivos se unen en una gran meta para Alternatiba: la construcción de un nuevo paradigma que posibilite la unidad de la izquierda alternativa vasca. Esta es precisamente la seña de identidad de este proyecto en el que nos hemos embarcado, y al que dedicamos y dedicaremos el conjunto de nuestros esfuerzos. Sabemos que no es tarea fácil, y que ni mucho menos es una labor única de Alternatiba, pero sí creemos que solamente avanzando en este sentido podremos lograr una izquierda fuerte en nuestro país, algo urgente y necesario.

En este sentido, creemos que los nuevos sujetos, las nuevas organizaciones, los nuevos espacios que se están generando, podrán proponer, desde la izquierda política, las claves que vayan perfilando este nuevo paradigma, caracterizado fundamentalmente por una agenda radical y multidimensional –que integre a feministas, ecologistas, socialistas, internacionalistas, soberanistas, etc., y por la generación de estructuras organizativas coherentes, horizontales y participativas.

Esta nueva apuesta política por revolucionar la izquierda para favorecer la unidad de acción y su legitimación por parte de las mayorías sociales, difícilmente podrá basarse sobre el tipo de prácticas políticas a las que estamos tan acostumbrados y acostumbradas en muchas organizaciones: prácticas de incoherencia entre el decir y el hacer, o entre lo que se defiende de cara afuera y lo que realmente se desarrolla hacia adentro; prácticas burocráticas y verticales, donde no hay democracia ni participación real, activa y de calidad; prácticas que hacen de lo electoral un fin último, y no un medio de acumulación de fuerzas y espacios, perdiendo así la perspectiva transformadora; prácticas de vocación exclusivamente institucional, donde éstas se entienden como herramientas para elevar demandas sociales a las instituciones, perdiendo el carácter de izquierda de lucha; prácticas que excluyen a las mujeres de la participación plena, a través de medidas y enfoques patriarcales más o menos sutiles; prácticas que visualizan a los movimientos sociales no como aliados, sino como correas de transmisión y/o caladeros de votos, etc.

Este tipo de lógicas, este viejo paradigma, es el que ha generado una agenda política que ha pensado más de manera corporativa que en claves de transformación. Así, la realpolitik ha estado caracterizada por la atomización –buscando intereses propios y no generales-; por el cortoplacismo -pensando más en resultados electorales y no en propuestas alternativas de largo alcance-; por la sectorialización –incidiendo a lo máximo en una dimensión de lucha únicamente, relegando de esta manera las demás-; por la exclusión de sujetos fundamentales -al ser visualizadas ciertas luchas como secundarias-; y por la pérdida de enfoque global –sin integrar su acción dentro de las lógicas europeas y mundiales-.

Por lo tanto, entendemos que nuevos sujetos con nuevas propuestas, radicalmente diferentes a las anteriormente señaladas, son fundamentales para ir construyendo de manera colectiva este proceso de articulación sobre bases alternativas. No obstante, también estamos preocupados y preocupadas por la atomización de la izquierda política vasca actual, como no podría ser de otra manera; pero entendemos este momento desde un punto de vista más optimista al que se suele reflejar en los medios de comunicación. Así, creemos que estamos viviendo un momento de transición, un momento de cambio, en el que los viejos sujetos, los viejos partidos, han agotado sus capacidad de propuesta, su legitimidad social, y están surgiendo nuevos espacios, nuevas estructuras, que pretenden avanzar en la meta indicada inicialmente.

Alternatiba es uno de estos espacios, y los y las que formamos parte de esta aventura política pensamos que, cuando se refuercen estas nuevas identidades emancipatorias, cuando se vayan consolidando las nuevas bases de reflexión y acción, entraremos en una nueva etapa de re-articulación y unión de fuerzas, pero sobre parámetros diferentes, más sólidos. De esta manera, no vemos el momento actual como un paso atrás, sino como el comienzo de una etapa ilusionante, de cambio profundo y necesario.

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