¿Adiós a las armas?

Joxe Iriarte ‘Bikila’ – Alternatiba

Bajo un sol de justicia, unas 20.000 personas aguantamos estoicamente el pasado sábado en Baiona los discursos de los Artesanos de la Paz, así como el comunicado final en cuatro idiomas suscrito por partidos, asociaciones y personalidades que han dado cobertura a la operación de entrega de armas de ETA.

A falta del acto que suponga su desaparición formal, ETA ya es historia. Contar esa historia, me temo, en  principio va a tener más de batalla entre relatos que debate del que sacar enseñanzas. Preveo mucho ruido, ecos distorsionados similares a los que se oyen en medio del sepulcral silencio que acompaña al día siguiente de la batalla. Una liza con sucesivos episodios, que ha durado mas de 60 años y que ha dejado centenares de muertos tanto en los diferentes bandos como entre quienes no tenían bando alguno.

Sin embargo, aunque va a requerir su tiempo, abogo para que seamos capaces de abordar el pasado y sus repercusiones sobre el presente. De momento, transcribo algunas vivencias y sensaciones que en ese momento afloraban mientras observaba desde el estrado de invitados la fachada de la Iglesia de Saint Andre, en cuyo interior, allá por el 72, realizamos una huelga de hambre (con final para algunos en la prisión de Baiona) en defensa de los derechos de los refugiados.

También otros recuerdos de vida militante, épocas donde porté armas, tanto de forma obligada como voluntaria. Sí, voluntaria. Para mi defensa personal y también para poder llevar a cabo determinadas acciones, no forzosamente militares, ya que los cuerpos de seguridad del franquismo tiraban primero y preguntaban después. Esto que algunos olvidan o no tienen en cuenta cuando se refieren al nacimiento de ETA. Sin embargo, no fue la actividad clandestina la que puso en mis manos las primeras armas. Antes de portarlas de forma voluntaria, fue el Ejército español quien me obligó a adiestrarme con ellas y posteriormente usarlas en maniobras militares y competiciones deportivas. Estando en Toledo concentrado para el pentatlón militar, supe por  televisión de las muertes del guardia civil José Antonio Pardines y del militante de ETA Txabi Etxebarrieta.

Recuerdo con claridad el barracón del centro de instrucción de Araka, presidido por un enorme SI VIS PACEM PARA BELLUN. Un teniente nos traducía y explicaba su significado, según el cual se podía entender el papel del glorioso ejército de Franco como instrumento y garantía de una PAZ que ya duraba 30 años. Posteriormente un sargento nos aleccionaba sobre el gran honor de formar parte de dicho ejército y la responsabilidad que contraíamos al portar un arma, la cual teníamos que cuidar “con más cariño que a la novia”.

En relación a ese periodo, transcribo tal cual el resumen de una opinión que acabo de recibir en Facebook: “El anuncio de la rendición de ETA llega una semana después de la condena a una tuitera por mofarse (humillación a las víctimas, rezaba específicamente la sentencia) del magnicidio más sonado de ETA: el atentado de Carrero Blanco. (…) el franquismo sigue floreciendo en homenajes, mítines, comunicados, túmulos funerarios y abyectas fundaciones subvencionadas por el estado español. El general Franco, el mayor asesino de nuestra historia, sigue siendo celebrado en ciertos medios, radios, periódicos y televisiones, como un mal menor, un salvapatrias o un cruzado del catolicismo contra las hordas rojas. Durante cuatro décadas practicó el terror a campo libre y a tiempo completo; durante otras cuatro sus herederos ideológicos siguen aprovechando las sobras del banquete, los tristes regüeldos de la impunidad y la cacicada. Ninguna asociación de víctimas podrá reclamar por las docenas de miles de familiares que se siguen pudriendo en las cunetas; ninguna de las mujeres que fue violada en los sótanos, ninguno de los presos que fue torturado en las inmundas comisarías del régimen puede exigir justicia. Los muertos fueron bastante más de ochocientos, los desplazados bastante más de medio millón, los secuestrados casi todos nosotros. Discúlpenme este inoportuno rapto de demagogia”.

El encabezamiento de este artículo es el mismo que el de la novela de Hemingway, pero el relato bien diferente. Solo unas pocas armas son apartadas de la refriega, en realidad una insignificancia comparada con todas las que a lo largo y ancho del globo vomitan pólvora y plomo. La importancia de las mismas nunca ha estado relacionada con su cantidad y efectividad operativa (que también), sino con ser parte de un conflicto político y la capacidad que tenían de incidir en el mismo; por más que algunos se empeñen en reducirlo a un problema del Estado de Derecho con una banda de malhechores. De haberlo sido, mal que le pese a los gobiernos español (sobre todo) y francés, no habríamos tenido artesanos de la paz, ni sociedad civil implicada, ni la participación de los Gobiernos autonómicos de la CAV y Nafarroa, ni  verificadores oficiales y expertos internacionales en resolución de conflictos. Y sobre todo, la satisfacción de la mayoría de la ciudadanía vasca.

En todo caso, es solo la retirada de una ínfima parte de las decenas de miles de armas que circulan y se almacenan legalmente en los Estados Francés y Español. Una parte insignificante de los millones de artefactos que a diario se producen para su uso en todo el mundo. Por desgracia, a día de hoy, no hay menos sino más armas que ayer circulando por el mundo y por Euskal Herria, si tenemos en cuenta las que portan los ejércitos afincados en el territorio, más los de Gendarmería, CRS, GC, Policía Nacional, Ertzaintza, forales y municipales, además de las empresas privadas de seguridad. Es como reciclar unos pocos residuos mientras se producen exponencialmente cantidades ingentes. El gran reto del desarme mundial y el fin de la carrera armamentística (y de los inflados prepuestos militares, 32% de aumento este año en el Estado español, que se restan del  gasto social) es más acuciante que nunca, por más que nos alegremos de la entrega del 8 de abril.

Publicado en Naiz, Ahotsa y Rebelion

Relatos (anti)patrióticos (según se mire)

Joxe Iriarte ‘Bikila’ – Alternatiba

La literatura, como la vida misma, siempre ha estado influenciada o contaminada por diversos factores. Empezando por la adjudicación de los premios Nobel, pasando por las supuestamente más neutras de nuestras pequeñas galaxias institucionales y culturales, y no digamos las adjudicadas por las grandes editoriales. Hay excepciones, como en todo, pero la mayoría de las obras y sus autores son promocionados y premiados por cálculos políticos y/o comerciales. Desde otro punto de vista, recordemos que en un tiempo leíamos ensayos sobre “literatura y revolución” escritos por autores diversos (identificados con el marxismo) con unos ojos (y anteojos) que iban más allá de lo meramente literario. Nada es neutral en este mundo, la literatura tampoco, y los premios por la paz menos todavía.

Una prueba de lo que digo es la polémica existente en torno al libro “Patria”, escrito por el donostiarra Fernando Aramburu, y sobre el cual viento sur nos han permitido conocer las aportaciones de Ramón Zallo1e Iban Zaldua2. Además han publicado críticasde interés Jabo. H. Pizarroso y Alberto Moyano3. Y la verdad, tras dichos artículos, tanto en su vertiente más literaria, como en la sociopolítica, poco tengo que aportar.

Aramburu, una mirada estrábica respecto a la literatura euskaldun

Aún así, permítaseme añadir y remarcar algunos aspectos de la polémica. Si bien hay que diferenciar obra y autor, no voy a ocultar que respeto a lo segundo, mi grado de contaminación (en eso no voy a ser políticamente correcto) es bastante alta y viene desde las polémicas declaraciones de Aramburu sobre los escritores euskaldunes4.

Ya en su momento critiqué que con tales declaraciones, Aramburu, más allá de la validez intrínseca de su obra (que cada cual juzgue como quiera) buscaba sobre todo publicitarse y además lograr el respaldo del establishment literario y político español. Hablando en plata, hay que ser ignorante –en el mejor de los casos- o mentiroso y bastante canalla, para verter sobre sus colegas de oficio tamaña acusación. Ignorante o mentiroso sobre una serie de personas que escriben (algunos de forma talentosa y otros no tanto, como en cualquier idioma) por pura afición y voluntarismo, imposibilitados de vivir (salvo tres o cuatro figuras) de su actividad literaria. Si vivir de la literatura es difícil, vivir de la literatura euskaldun es pura heroicidad. Y acusarles además, de falta de integridad para escribir libremente lo que de verdad piensan sobre la sociedad vasca, raya el oportunismo más falsario. En un tiempo, fue la censura de los poderes fácticos de la dictadura el toro a lidiar, y en el presente es sobre todo el mercado quien criba. Y si el mercado en algo incide, incluso en el euskaldun, desde luego no es contra los críticos de ETA. Más bien lo contrario. Y si de censura se trata, basta ver lo que ocurre con ciertos chistes y guiñoles, para saber de dónde viene y contra quién se ejerce. Y si por un chiste te machacan, a ver quién se atreve a hacer apología, aunque sea literaria, de ETA. Decía Terry Eagleton que “la ideología es como la halitosis, solo se nota la del prójimo”. En el caso que nos ocupa se aúnan ideología y prejuicio…

¿Literatura pro ETA?

La mayoría de los autores (citados en los artículos de Zallo, Zaldua y demás, por lo cual me abstengo de repetirlos) que han tomado el “conflicto” como tema central o lateral de su obra (entre los cual me incluyo5), ciertamente no lo han abordado de forma tan caricaturesca y simplificada, al estilo de la última obra de Aramburu, pero en mayor o menor grado son muy críticas con ETA y con el empleo de la violencia y sus consecuencias (también del Estado, claro está), y desde luego, escenifican el complejo y amplio abanico del victimario.

Aramburu debería mirar también al sufrimiento (por partida doble) de las madres de los militantes de ETA, por ejemplo tal como lo describió Gabriel Aresti en su poema: Josefa Mendizabal Zaldibian6: “Las madres de los de ETA sufren cuando les matan sus hijos y sobre todo cuando sus hijos matan”.

Se mire por donde se mire, salvo en excepciones y en relación a la época franquista, no existe una literatura (por ejemplo al estilo de la irlandesa sobre el IRA) de ficción de un tono épico y condescendiente y mucho menos apologeta de ETA. Otra cosa son los artículos de opinión, los libros históricos e ideológicos que conforman la historiografía a favor o de explicación de ETA. En relación a la época franquista, no llegan a la media docena las novelas que tienen por protagonistas miembros de ETA. Por citar algunos, Arragoa7 describe unos personajes y una época que a muchos nos resulta conocida, unos jóvenes que entran en ETA por diferentes motivaciones: de clase, identitarias, ideológicas (incluye las disputas entre ETA VI y ETA V), y sufren las consecuencias de tal acto: represión, tortura, cárcel, y vida clandestina. Militar en ETA se convierte en una razón existencial. “100 metro”8 (con versión cinematográfica incluida) tiene por personaje central un militante en ETA, que corre sus últimos 100 metros en la plaza de La Constitución de Donostia (convertida en lugar de ritual) hasta morir acribillado por la policía franquista; todo ello, en un contexto donde ETA era considerada vanguardia de la lucha contra la dictadura y sus militantes luchadores antifascistas (basta recordar el eco que tuvo el Proceso de Burgos en todo el Estado español); igualmente Exkixu9, narra la historia de un militante de ETA entre el Proceso de Burgos y la muerte Carrero Blanco; la narración es un alegato abertzale muy al estilo txillardegiano (valga la redundancia) ante un mundo que desaparece por partida doble: el mundo rural que incluye el caserío (del cual toma su nombre clandestino) y el paisaje donde nació y creció; así como el idioma que mamó en el ambiente familiar (el euskera) arrollados ambos por las excavadoras de las constructoras y la llegada masiva de emigrantes castellano-parlantes. Posteriormente y conforme va cambiando la situación política y cultural, la obra literaria de Saizarbitoria y Txillardegi, se tornará cada vez más crítica y beligerante con la actividad armada. El mismo Txillardegi escribió en Egunkaria un artículo titulado Cui prodest (¿Quién se beneficia?) una dura crítica a ETA responsabilizándole del fracaso de Lizarra-Garazi10.

Ya en la década de los 2000, se editó “Lagun Armatua”11. Escrita por un autor alemán que conoce la realidad vasca. Narra las peripecias de un alemán de vuelta a Bilbao, la ciudad donde solía pasar las vacaciones, y en la cual se reencuentra con un antiguo amigo (cuyo perfil se ajusta a Mikel Antza, el escritor que por ayudar a Joseba Sarrionaindia a escaparse de la cárcel de Martutene malogrará su carrera literaria y se convertirá en un dirigente de ETA) que para la policía es uno de los grandes de ETA; este le pedirá ayuda para recorrer la península, y a pesar de las dudas políticas aceptara ayudarlo. Una novela con tintes negros, y con reflexiones variadas sobre las identidades, la cultura y la amistad con quien no se termina de entender (mas allá del acuerdo y la discrepancia) por qué y para qué lucha12.

La vuelta de Mikel Antza, el personaje real, supone una novedad en este panorama justo en tramo final de ETA. Tras haber sido encarcelado, retoma la escritura13 para narrar sus recuerdos y reflexiones derivadas de sus huelgas de hambre y posteriores estancias en hospitales penitenciarios, sus conflictos con las instituciones penitenciarias y los recuerdos de la clandestinidad. Este autor y su obra sí entran de lleno, con todo derecho y rigor, en tanto que es un relato personal afín al mundo de ETA14.

Como guinda del pastel: “Orpoz Orpo”15, aventuras de un joven clandestino de ETA cuyas peripecias sexuales no desmerecen en intensidad de las estrictamente militantes. Sexo, humor, paranoias y no pocas alucinaciones.

Diferenciando, por rigor, el durante y después del franquismo, esta literatura es variada y plural, tanto desde las miradas más críticas y severas, como las más neutrales y/o condescendientes.

Así que si la pretensión de Aramburu de propiciar “la derrota literaria de ETA” y zanjar el tema, al menos en lo que al terreno de la narrativa se refiere, es una embestida nada quijotesca contra molinos de viento. Un cruzada contra una obra inexistente, pero pura carnaza para los que esperaban un relato según su deseo y visión del conflicto vasco. De ahí (y el acierto de su formato) su éxito. Estamos en plena batalla “por” el relato, y todo vale. El escritor y crítico literario Txema Arias, se preguntaba16 cómo es posible que “los escritores euskaldunes traducidos al castellano sean tan ninguneados por quienes ensalzan a Patria por considerar que es la novela esperada por la sociedad española sobre el conflicto vasco”. La cuestión no es reflexionar, sumergirse y tratar de entender el conflicto vasco en su complejidad, sino proyectar y deleitarse en un relato del conflicto al gusto de un público (muy mayoritario en España) que lo ha estado deseando. Para ese público, Patria, cumple sus expectativas.

Y sin embargo no existe una versión única y unívoca, ni siquiera en el campo más heterodoxo17. Y desde luego, y en eso también tiene razón Zaldua, habrá un suma y sigue, si bien visto lo visto, la descompensación entre el peso de los autores y del público, se dará más desde un desde un lado que desde el otro… porque la literatura seguirá contaminada.

¿Adiós a las armas?

La noticia y posterior escenificación de la entrega del los arsenales de ETA, está abriendo las puertas a la imaginación. Hasta las pistolas se han puesto a hablar. Una de ellas mediante la pluma del escritor Pako Aristi nos daba fe de su testamento. Su nombre: Firebird, Sig Sauer, Walter P38, es lo de menos. Creada como arma para los cuerpos de élite de los ejércitos y policías de todo el mundo, la narradora se descarrió por vericuetos clandestinos. Sus primas hermanas, la mayor parte, destinadas a convertirse en glorias patrias, en servidoras del orden establecido, o al comercio del narcotráfico, gozan del privilegio de participar en desfiles y ser expuestas relucientes y engrasadas. Las menos, ovejas negras como nuestra narradora, están ocultas y estigmatizadas como terroristas. “La política consiste en saber cuándo y contra quién apretar el gatillo” decía Vito Corleone. No era un político, pero manejaba políticos. Ala del cuento le llegó la hora de comparecer ante el patíbulo. Ser entregada y destruida. ¿Y las otras? ¡Ay las otras! Todo depende donde naces y a qué familia perteneces, solo unos pocos cambian de sino. La mayoría, cumple el papel para el cual ha sido creado. Adiós a las armas de unos… pero las armas no desaparecerán.

Un título, tendencioso: Patria

La obra de Amin Maalouf “Identidades asesinas” trata de la identificación del fundamentalismo (sobre todo) religioso con su propensión al asesinato. De forma pertinente, Mª Dolores Martín-Consuegra Martín-Fonte18 nos alerta de que “el título de la obra –y puntualizo, sobre la novela patria- resume el contenido de la misma. Si se realizara una encuesta sobre lo que sugiere, es posible que la mayor parte de las personas encuestadas identificaran lo de “Identidades Asesinas” en una dirección unívoca, y esta posibilidad la expresarían con menor tibieza que el autor. Identidad-Patria. De forma más o menos sutil unas patrias, unas identidades son las asesinas. Y sin embargo, no hay identidades -esencialmente- asesinas, hay asesinatos y genocidios que se realizan en nombre de tal o cual identidad, sin embargo poco se menta a las identidades asesinadas, sea por quienes dicen no ser identitarios, por ejemplo los impulsores de la globalización neoliberal y los Estados Nacionales y sus ideólogos, o por fundamentalismos varios: el ISIS contra los azaríes.

¿Qué patria resulta del título de la obra? La vasca. ¿La defensa de la patria vasca, da cobertura al asesinato? El patriotismo PNV-ista incluso durante la dictadura (ahora dispone de la Ertzaintza la cual con otras fuerzas de seguridad se asigna el monopolio de la violencia) tenía por seña de identidad la resistencia pacífica, y el lehendakari Leizaola consideró el magnicidio de Carrero Blanco por parte de ETA, como un acto indigno y de malos vascos. Ni lo uno ni lo otro. Ningún patriotismo es de dirección única. Se da el ¡Patria o muerte! de la revolución cubana. Y el ¡Todo por la patria! de la Guardia Civil.

Es imposible negar que en defensa de la patria vasca (y de una forma de concebirla, pues hay diferentes formas de concebir y defender dicha patria vasca) se ha vertido sangre. El Eusko gudariak es un himno guerrero y un canto a favor de verter la propia sangre (y la ajena) en defensa de la patria. Así lo hicieron los gudaris en el 36, derramando la propia y la ajena, y los milicianos y el ejército popular en defensa de la república. Y posteriormente ETA en la lucha contra la dictadura; y siguieron vertiéndola contra el régimen del 78, entrando en una espiral incontrolada que arrastró tras si antiguas referencias políticas, éticas y morales19.

En realidad no hay causas (ni símbolos) emancipatorias, sean de carácter patriótico o de otro género, que no hayan sufrido diferentes grados de contaminación que contradicen su aspiración última, y que son difíciles de expurgar20. Pero llama la atención que Aramburu mente la lacra de la tortura, pero no la relacione con la defensa de la Patria, la española, que «con razón o sin ella,- afirma Rafael Vera- la patria al igual que la madre, siempre debe de ser defendida”. El recientemente fallecido Ion Arretxe, narró en su libro la “Sombra del nogal” las torturas sufridas en el cuartel de Intxauorrondo (nogal en euskera) donde el ¡Todo por la Patria! luce en todo su esplendor.

Está fresca en mi memoria la sentencia de Mikel Azurmendi, antropólogo euskaldun, antiguo militante de ETA y posteriormente protegido del PP, quien llegó a renegar públicamente de su lengua natal el euskera por considerarla idioma de asesinos. Renegar del euskera, no del castellano ni del inglés, idiomas en cuyo nombre se han propiciado genocidios, asesinatos físicos y culturales, y que sin embargo, sería absurdo endilgarles una naturaleza asesina. Los idiomas, las lenguas, no asesinan; las identidades tampoco, son las personas y los hablantes los que asesinan, lo hagan en nombre de lo que lo hagan.

Sin embargo en esa guerra sucia y desigual, camuflada de literatura, es útil identificar asesinatos con determinadas patrias, idiomas, religiones, pero ocultando las que están agazapadas. El patriotismo vasco, tiene sus lacras (¿qué patriotismo no las tiene?) señalar la paja del ojo ajeno cuando en el propio hay tamañas vigas, es cuando menos curioso.Pienso que hay patrias y patrias, que cada cual elija la suya21 si puede hacerlo.

Escribí ya hace tiempo22: “Conviene no olvidar que las primeras revoluciones de la época moderna, la francesa y la americana, fueron realizadas por gentes que querían dotarse de una patria. Ciertamente se trataba de un patriotismo republicano y no romántico, más ligado al mundo de las libertades cívicas y el autogobierno del pueblo, que a las reivindicaciones étnico-culturales. Pero no hay que exagerar la distinción. Siempre me ha parecido artificial la división tan tajante que se hace, entre el modelo nacional alemán (supuestamente romántico-étnico) y el francés (supuestamente, republicano-ciudadano); igualmente la que se realiza entre el modelo historicista y el del plebiscito diario, ya que no hay nación (salvo en situaciones de dictadura) que no asuma en sus constituciones valores cívico republicanas, y que a la vez que no se reclame de una determinada historia y sustrato nacional, o que deje de defender su lengua considerada nacional (la Francia republicana, considera una reivindicación étnica la oficialidad del euskara, pero acaba de convertir al francés en lengua oficial y nacional). Ocurre otro tanto, en relación, al cosmopolitismo y el patriotismo. El humanismo cívico, según expresión del federalista canadiense Charles Taylor ’necesita una vinculación sólida con la comunidad’. Dicho de otra forma, ’el patriotismo es tan necesario como el cosmopolitismo porque los Estados democráticos modernos son empresas comunes sumamente exigentes con el autogobierno’. En consecuencia, ’la batalla a favor de un cosmopolitismo civilizado se debe de librar desde un patriotismo abierto a las solidaridades universales’”.

El irlandés James Conolly fundador del Partido Republicano Socialista Irlandés y uno de los revolucionarios patriotas, fusilados tras la derrota de la Insurrección de Pascua, consideraba que “el verdadero patriotismo busca el bienestar de cada uno en la felicidad de todos, y está en desacuerdo con el deseo egoísta de una riqueza mundial, que solo puede alcanzarse con la explotación de unos mortales menos favorecidos. Es misión de la clase obrera el dar al patriotismo esta significación superior y mas noble”23.

Publicado en Viento Sur

1http://vientosur.info/spip.php?article12288;

2http://vientosur.info/spip.php?article12381

3La literatura de la Patria o la patria de la literatura, de Jabo H. Pizarroso http://www.criticoestado.es/la-literatura-de-la-patria-o-la-patria-de-la-literatura/, y Apátridas de Alberto Moyano http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2017/02/12/apatrida/.

4“Esos escritores están subvencionados, así que si abren la boca se acabó y no son libres» dijo Aramburu… Así que los que escribimos en español, y encima nos publican en Barcelona, tenemos otro recorrido y podemos hablar» explicó Aramburu en la Feria del Libro de Guadalajara (México).

5Ekaitz aroa, (2002) editorial Txalaparta, autor Joxe Iriarte, Bikila. Kamaradak (2016) Editorial Txapalarta, autor Joxe Iriarte, Bikila.

6Etarren amek asko sufritzen dute, semeak hiltzen dizkietenean eta batez ere semeek hiltzen dutenean... Josefa Mendizabal era la madre de Txikia, dirigente militar de ETA V, muerto por la policía en 1972 en Algorta)

7Arragoa (1997) Editorial Txalaparta, Autor Jon Urrejulegi.

8100 metro. (edición 1985) Editorial EREIN, autor. R. Saizarbitoria

9Exkixu, (1988) editorial Elkar, Jose Luis Alvarez Enparantza “Txillardegi”

10Mientras escribo estas líneas se esta trasmitiendo la noticia del fallecimiento de Hasier Etxeberria, escritor, critico literario (y productor de Sautrela el programa de ETB1 sobre literatura) que, cosa hasta entonces inaudita, fue amonestado en el 2002 Zutabe, órgano clandestino oficial de ETA.

11Lagun Armatua (2007) Der bewaffnete Freund.(título original) Editorial Txalapata, autor Raul Zelik

12Despedida final entre los dos amigos. ¿y qué supone ganar?- ¿Lograr unos derechos?. No estoy seguro qué me quiere decir , ni siguiera si el lo sabe de verdad, pero no le voy a pedir que me lo repita”. Traducido de la versión en Euskera.

13Autor Mikel Antza. Anteriormente había escrito : Lehen bilduma (82-84); Beteluko balnearioko mirariak (85); y Odolaren usaina (1987) los tres con la editorial SUSA. A modo de biografia esta también Borrokaren gorrian (1999) editorial Txalaparta, autor Joxe Iriarte, Bikila.

14Autor, Mikel Antza. Ospitalekoak (2010) Editorial SUSA, Bakarkako Koroniak (2011) Editorial Ateramiñe y Atzerri (2012) Editorial SUSA.

15Orpoz Orpo, de Ernesto Prat Urzanki (2012) editorial Txalaparta, colección Ero-literatura,

16ETAk Zapuztutakoa. (kultura-Berria) 23-2-2017. “Nola da posible erdarara itzulitako euskal idazleok hain predikamendu eskasa izatea, “Patria” goresten duten kritikarien lelo nagusia “espainiar gizarteak euskal gatazkari buruz esperoan zuen nobela” izanda.”

17http://vientosur.info/spip.php?article424

18http://revistaselectronicas.ujaen.es/ind

19No por frecuentemente citada, deja de ser válida la diferencia de criterios éticos entre los que impulsaron la socialización de la violencia y los que sufrieron el estallido de la bomba en el intento de desactivarla al enterarse que había trabajadores en el lugar (redacción de El Correo de Eibar) donde la habían colocado.

20http://vientosur.info/spip.php?article424

21http://vientosur.info/spip.php?article11004

22https://www.vientosur.info/spip.php?rubrique157

23James Conolly: Socialism and Nationalism

Incursiones en territorio comanche

Joxe Iriarte «Bikila» – Alternatiba

Uno de los aspectos mas interesante del libro “Nafarroa Orain”, escrito por Ion Orzaiz y Joxerra Senar, tiene que ver con la descripción del fuerte sentimiento patrimonialista de los caciques de UPN que se manifiesta tanto en lo relativo a las instituciones navarras, consideradas como algo de su propiedad (con derecho a saquearlas sin complejos), como en su estupor ante la perdida momentánea de dichas instituciones.

No se trata solo de la perdida momentánea de privilegios que, pueden pensar, serán recuperados en futuras contiendas. Se trata de la humillación de ver lo que consideran su casa ocupada por extraños, por gentes ilegitimas en relación a la Navarra de su imagen y semejanza. Tal consideración, ciertamente, no la tienen con el PSN, con quien pueden competir pero también compartir.

Al hilo de estas reflexiones, caigo en que el PNV tiene la misma convicción respeto a la hipótesis de que EH Bildu (sola o con Podemos) pueda gestionar las diputaciones y Gobierno Vasco; también en lo relativo al PSE, quien aunque durante cuatro años le arrebató Lakua con la ayuda del PP, es siempre un amoldable socio. Y es que, aunque ideológicamente conforman espacios diferentes, es más fuerte su compromiso con el statu quo.

En realidad, PP y UPN, PNV y PSOE, no pueden consentir que se intente usar los gobiernos para otra cosa que no sea para lo que fueron creados: garantizar el buen funcionamiento del sistema capitalista. Fue la causa del descabalgamiento de Sánchez ante el peligro de que pactase con Podemos y lo que motivó la furia anti-Bildu del PNV en Gipuzkoa.

Cuando Bildu gobernó el PNV se sintió herido en sus carnes, en parte porque entraron al choque intereses contrapuestos y, además, se escenificó otra forma de hacer política. Pero sobre todo, porque Bildu se atrevió, con mayor o menor fortuna, a gobernar. E incluso a llevar a juicio a líderes del PNV por irregularidades en la gestión. ¡A ellos! que crearon y amueblaron la casa.

El PNV no se limitó a la mera oposición institucional; movilizó todos sus recursos, económicos, sociales y políticos, incluida la calle, expandiendo sin ningún pudor todo tipo de bulos. Y lo triste es, que replegados a la gestión institucional dadas las ingentes tareas a asumir, no fuimos capaces de responder allí donde se supone que somos más fuertes: en la movilización popular. Ciertamente, el PNV gozó de la estimable ayuda de los medios principales, sobre todo “Diario Vasco”, para confundir y movilizar a su favor la opinión pública. Una prueba más de coincidencia de intereses. Las campañas contra el puerta a puerta, la oposición a las medidas fiscales que según ellos pondrían en fuga a las empresas etc., todo en términos similares al catastrofismo que actualmente propaga UPN en Navarra. Según el PNV, Gipuzkoa era un desastre conducida por aventureros incapaces de gestionar. Diría que incluso, en su empecinamiento con la incineradora, van más allá de los intereses económicos y de gestión de residuos en juego, pretendiendo sobre todo escenificar la derrota política de EH Bildu, echándole la culpa del caos en la recogida y gestión de residuos. Siendo en realidad lo contrario.

Parecido ocurre en Gasteiz y Nafarroa. El PNV manda en la alcaldía de Gasteiz (con la ayuda de PSE, que en su momento no le apoyó) gracias a EH Bildu, Irabazi y Podemos, que priorizaron impedir que Maroto el xenófobo gobernase. En contrapartida, hubo un pacto programático que el PNV se ha saltado. Además, ante la negativa a aprobar un nuevo presupuesto que no recoge las exigencias mínimas, no ha dudado en echar un órdago a la grande: O nosotros y nuestras condiciones, o el PP. Toda una lección de la naturaleza clasista del PNV y también de los límites de unas alianzas sin la supervisión y la presión popular ante los primeros síntomas de incumplimiento con lo pactado.

He oído voces lamentándose de la incapacidad para potenciar bloques más o menos duraderos entre fuerzas de distinta naturaleza (por lo menos para ir hasta Maltzaga), como son el PNV y EH Bildu. Por el contrario, pienso que salvo en casos excepcionales como Nafarroa, y no de cualquier forma, es un error y además es imposible. El PNV sabe de qué va el asunto, y no dará ni agua salvo que sea al precio por ellos fijado. Más bien, preparémonos para la beligerancia.

Pasados la euforia, veo con preocupación la evolución del llamado «cambio tranquilo», definición tan del gusto de Barcos. Se dice que hay avances pero no se puede tensar demasiado la cuerda. No es de extrañar tal conclusión, si tenemos en cuenta que Geroa Bai (y PNV) ha impuesto de facto un gobierno presidencialista y personalista que poco tiene que ver con la correlación de fuerzas (Geroa Bai frente al resto). Y ello ha sido posible porque ha sabido aprovechar sus bazas en un escenario donde había a toda costa que desplazar a UPN. Pero lo que es contención a nivel de gobierno, no debería serlo a nivel de calle, lugar desde donde se puede exigir mayor rapidez y profundidad en los cambios, sin que ello redunde en beneficio de la derecha.

Pienso que las instituciones no son neutrales y que tienen fuertes límites para ser usadas según la mera correlación de fuerzas electoral. Y a pesar de ello son un terreno de disputa, si bien en campo del contrincante. Siempre y cuando no nos despistemos de la tarea principal: el establecimiento de un contrapoder hegemónico alternativo. Y eso se consigue, sobre todo nivel de sociedad civil, en la calle.

Participar en las alianzas inherentes al juego institucional, según las circunstancias, puede ser necesario. Pero siendo conscientes de sus límites, trampas y, sobre todo, de dónde poner el acento para poder crear espacios contra-hegemónicos. Debemos ser conscientes de que tarde o temprano habrá que plantearse rupturas decisivas, sea en el terreno nacional o en el social. Últimamente observo que militantes partidarios de esa tesis la van abandonado o relativizando a la vez que cobra fuerza la de que la apropiación de mayores cotas de poder institucional puede evitar traumáticas rupturas mediante reformas progresivas.

El PNV está empeñado en una huida hacia delante en materia de infraestructuras, las cuales además de acarrear graves consecuencia medioambientales, suponen una hipoteca económica sin precedentes: Incineradora y TAV son un botón de muestra. Y en lo nacional va a seguir en la misma tesitura. Su insistencia negociadora va suponer un auténtico obstáculo para cualquier avance en materia de autogobierno y soberanía, mas allá de lo que el gobierno central este dispuesto a conceder. En ese camino, tendrá al PSE de aliado.

Coincido con diferentes voces de mundo social que propician un soberanismo en su doble dimensión nacional y social. Por importantes que sean las consultas populares simbólicas en las cuales son necesarias las gentes del PNV, EHB, Podemos y también del PSE. Ir mas allá solo va a ser posible merced al trabajo conjunto y la activación de las fuerzas políticas, sociales, y sindicales de izquierda, las cuales muy previsiblemente van a tener al PNV enfrente y no al lado. Y su cambio de actitud solo se dará si se ve confrontado a una dinámica que le ponga ante la espada y la pared. No se trata de copiar, sino de constatar, que en Cataluña la burguesía nacionalista cambió de tercio no por la presión de los partidos nacionalmente más radicales, sino por las gentes que empezaron reclamar la independencia frente a la imposición españolista.

Publicada en Naiz, Rebelion y Ahotsa

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