Llega un momento en el que tan solo se desea que llegue el desenlace para, así, tener claro cual es el peligro al que uno se enfrenta y, si las ganas y las fuerzas acompañan, empezar a poner en pie la resistencia y, si es posible, el contrapoder.
Y de eso se trata. Una vez investido el presidente Rajoy, y nombrado su gobierno, desde Alternatiba no podemos sino proclamar que nos situamos radicalmente frente a él y su gobierno. Sin medias tintas.
Tenemos muy claro que mientras el pueblo, las gentes de Euskal Herria, pide paz, justicia, empleo digno, derechos, respeto e igualdad, el mal gobierno del PP solo ofrece sumisión, españolismo, machismo, injusticia, marginación y exclusión.
No hay duda. La composición de su gobierno deja bien claro hasta que punto nada podemos ni debemos esperar de un presidente que ha optado por seguir vendiendo su país a los mercados, los derechos de los y las trabajadoras a los mercaderes y las ansias de libertad de pueblos como el nuestro a la extrema derecha mediática.
Solo de ese modo puede verse lo que estamos presenciando. Un gobierno formado entre otros, y decimos de forma consciente otros ya que este es el género que predomina de forma insultante, con gentes como Luis de Guindos en la cartera de economía que tiene como aval el haber sido directivo de Lehman Brothers. Premio de cartera ministerial al exdirigente de una de las empresas causantes de la crisis. Evidentemente, esto no es una buena noticia para la clase trabajadora, y menos aún para las cinco millones de personas en paro.
El nuevo presidente, el que fuera tocado por el dedo de Aznar, miente sin reparo al hablar de planes. ¿Alguien se cree que pueden ahorrarse 16.500 millones de euros rebajando impuestos? ¿Algún iluso que piense que disminuyendo aún más el empleo público no seguirá aumentando el paro? Los que a buen seguro aplauden las promesas de Rajoy son la patronal y la banca. La reestructuración del sistema financiero avanzará, y lo hará borrando cualquier atisbo de carácter público en las cajas de ahorro y fomentando la cultura del riesgo financiero.
Pero el perfil neoliberal y reaccionario del nuevo ejecutivo no acaba ahí. Decide nombrar ministra de Sanidad e Igualdad a Ana Mato, reconocida y furibunda antiabortista para mayor escarnio de todas las mujeres, a las que se les cierne como amenaza la privación a la soberanía para decidir sobre su propio cuerpo.
Apuesta como responsable de Defensa por un exdirectivo de la empresa armamentística, quizás para poder atender con el mimo que reclaman a todas las empresas del sector, caracterizadas por contribuir al desarrollo humano a través de la fabricación de bombas de racimo, misiles o minas anti-persona.
También devuelve a la arena política a personajes protohistóricos como Arias Cañete que no son capaces de aparecer en los medios salvo para proclamar y enseñar no solo su perfil predemocrático, sino su machismo recalcitrante y casposo.
Tampoco oculta su talante totalitario el dueño de la cartera de Interior, Jorge Fernández Díez, que para garantizar la paz social no duda en lanzar advertencias encubiertas a cualquier persona que ose mostrar su indignación en la vía pública.
Y podríamos seguir puesto por puesto para llegar a la obvia conclusión para cualquier ciudadano o ciudadana de izquierdas en Euskal Herria: Este gobierno no es el nuestro, no nos gusta y no nos representa.
Por eso, porque no nos representa, solo nos queda una opción, descartando quedarnos de brazos cruzados, que no es sino la de empezar a articular la resistencia y el contrapoder desde aquí, desde la izquierda de Euskal Herria.
Es importante que seamos capaces de seguir generando espacios de colaboración y participación directa entre todos los sectores sociales, sindicales y políticos que aspiramos a una Euskal Herria soberana y construida desde la izquierda. Porque no existe mejor manera de mover a quienes permanecen inmóviles que el empuje de un pueblo que de forma decidida les lleve a abordar un escenario democrático de resolución del conflicto político basado en el dialogo, la no violencia y el respeto a la voluntad libre de la sociedad vasca .
Que demostremos con nuestro funcionamiento democrático radical y nuestra agenda multidimensional que existe alternativa a su despótico ejercicio del poder. De la misma forma que la revolución será mundial o no será, nuestra Euskal Herria se construirá desde abajo y desde la izquierda o no se construirá.
Porque frente a su servilismo a los mercados y sus medidas, reformas y recortes de derechos laborales tenemos nuestra apuesta a favor de la democratización y ecologización de la economía, de la soberanía alimentaria, de la nacionalización de la banca y del aumento salarial y un mejor reparto de la riqueza hoy acumulada en unas pocas manos.
Porque somos capaces de responder a su ejercicio de obediencia a los especuladores con el poder popular que les replique con contundencia que con los derechos no se mercadea, que las personas están por encima de las cuentas de resultados, del dinero, y que una sociedad solo será justa e igualitaria cuando caminemos por la senda de ruptura con el patriarcado que todavía hoy domina las relaciones sociales de dominación en todos los ordenes de la vida.
Y si somos capaces de articular nuestra respuesta, de forma unitaria, plural pero sin perder contundencia, estaremos más cerca de lograr esa Euskal Herria con la que cada vez un mayor numero de personas se atreve a soñar, una Euskal Herria soberana, en todos los niveles, libre, igualitaria y justa. Ese es nuestro reto.