Alternatiba llama a llenar las calles de Donostia reivindicando vivir en euskera

Mireia Arginzoniz, miembro del Consejo Nacional de Alternatiba, ha llamado a todas aquellas personas euskaltzales y respetuosas con los derechos lingüísticos de todas las personas a secundar y participar en la manifestación que recorrerá mañana, 1 de diciembre, las calles de Donostia. La marcha, convocada por Kontseilua, partirá a las cinco de la tarde desde el estadio de Anoeta, bajo el lema Euskaraz bizi nahi dut (Quiero vivir en euskera). 

Arginzoniz ha recordado que el euskera es una “herramienta para relacionarse y comunicarse”, que además de posibilitar la interacción entre nosotras y nosotros, es una “pieza fundamental en la creación de una comunidad lingüística”. Asimismo, el euskera es un “preciado tesoro que salvaguarda la identidad de la ciudadanía de Euskal Herria”, por lo que la portavoz de la formación de izquierdas ha instado a “ejercer la responsabilidad de adoptar compromisos en defensa de nuestra lengua, porque su supervivencia y su normalización depende del trabajo en común de todas las personas de este país”.

Una amplia delegación de Alternatiba, encabezada por Arginzoniz, participará en la marcha de Donostia, en la que estarán, entre otros, el portavoz de Alternatiba en Araba Josu Estarrona y el coordinador de la Asamblea de Bilbao Pablo Fernández.

Informática del pueblo para el pueblo

Iagoba Itxaso – Mesa de Comunicación Crítica de Alternatiba

El software es básico en nuestro día a día. Forma parte de toda la tecnología que manejamos, y es un elemento estructural tanto en instituciones como en empresas públicas y privadas.

Existen dos tipos de software atendiendo a su forma de ser distribuidos y comprendidos: tenemos por un lado el software privativo, en el que podemos incluir sistemas operativos como Windows o aplicaciones conocidas por todos como MS Office y Photoshop; por el otro lado tenemos el software libre, con GNU/Linux como sistema operativo estandarte y software tan conocido como OpenOffice y Firefox.

Aunque en algunos casos las líneas entre uno y otro se vuelvan un tanto difusas, la diferencia es fácil de comprender. El software libre se denomina así porque todo el mundo es libre de usarlo, copiarlo, estudiarlo, modificarlo y redistribuirlo; al software privativo, por contra, se le atribuye este apelativo porque una o varias de estas libertades no han sido facilitadas por quienes ostentan los derechos de autoría. Es decir, nos vemos privados y privadas de dicha libertad.

Nuestras instituciones utilizan software tanto libre como privativo, siendo el segundo el que se lleva mayor peso en cuanto a inversión. Se nos ocurren algunas razones para utilizar software privativo y defenderlo, pero consideramos que los argumentos para utilizar e invertir en software libre son mucho más importantes, garantes de democracia y populares en todo el sentido de la palabra.

El control sobre el software que utiliza una institución pública es fundamental. Sin lugar a dudas, la única forma de asegurar nuestra soberanía en lo que respecta a nuestros sistemas informáticos es usar software libre. El código de una aplicación privativa es cerrado y no podemos saber a ciencia cierta qué contiene al completo. El software libre se sitúa bajo el control de la ciudadanía. Si utilizamos, por ejemplo, un sistema operativo privativo, ¿tiene la institución o la ciudadanía el control sobre todo lo que pasa por sus sistemas?

Por otro lado, tenemos la proyección del propio software, hasta dónde podemos llegar con él. Si empleamos software libre, abriremos la opción de que más desarrolladores puedan colaborar en su mejora y ampliación, no viéndonos limitados por un código cerrado totalmente y dependiente de su dueño. Por ejemplo, si desde una institución pública se realiza un concurso para desarrollar una aplicación, tras finalizarse el desarrollo nada impide que se abra a la ciudadanía la posibilidad de mejorarlo. Por otro lado, si en un futuro se lanza un nuevo concurso para ampliar de una forma concreta ese software, su código abierto habrá permitido que varias empresas ya lo hayan podido estudiar, se hayan podido habituar al mismo y puedan realizar un presupuesto más adecuado y ajustado, sin inferioridad de condiciones respecto a la empresa que desarrolló originalmente la aplicación.

Portar los sistemas de una administración hacia software libre, sin duda, tiene un coste. Pero el software privativo también tiene su coste en licencias, que puede ser mucho mayor. Esos costes de instalación o mantenimiento, además, se pueden someter a concurso, donde proveedores de soporte locales podrán acceder a proporcionar dicho servicio. Es decir, en lugar de gastar el dinero público en licencias, lo que haría que fuera mayoritariamente percibido por empresas extranjeras, lo invertiríamos en empresas locales. Además, naturalmente, siempre se pueden crear plazas públicas para cubrir de forma permanente estas necesidades, ampliando aún más la soberanía sobre nuestro sistema informático y apostando al mismo tiempo por el trabajo público, estable y en condiciones dignas.

El concepto de software libre, además, se funde filosóficamente con conceptos como el trabajo colaborativo, la democracia, la horizontalidad, la igualdad social y de género y el internacionalismo. Promover el uso del software libre desde cualquier cartera de las instituciones, destacando apartados como educación o industria, es un bien común que debemos defender. Si lo pensamos detenidamente, podemos afirmar que no puede haber una nación soberana, ni una democracia real, ni una libertad ciudadana plena, si nuestras instituciones no utilizan software libre.

Hacia una Edad Media digital

Iagoba Itxaso – Militante de Alternatiba

Últimamente hemos oído mucho sobre derechos de autor y la neutralidad de la red: La SGAE y sus gestores bajo sospecha – más que fundadas sospechas – una Ley Sinde aprobada sin consenso, un Canon Digital que desaparece, los proyectos de ley SOPA y PIPA en Estados Unidos, un apagón digital luchando contra ellas, el FBI cerrando Megaupload tras una espectacular operación internacional…

Algunos sabremos de qué va el tema y otros habremos oído campanas. Es la guerra: la World War Web. Pero… ¿cuáles son los bandos?

Por un lado tenemos a las industrias derivadas de obras intelectuales. Por el otro tenemos a los defensores de la neutralidad y la libertad en la red. Por un lado tenemos a grupos de empresarios, de trabajadores y de autores que defienden sus modelos de negocio, amenazados por una revolución digital que hace tambalear gran parte de sus formas de generar ingresos. Por el otro tenemos a los defensores del progreso a todos los niveles, de una Internet global sin tijeras ni límites, de unos derechos en cuanto a libertad de información y comunicación que consideran fundamentales. También en este segundo bando, se incluirían las industrias que producen beneficios gracias a esta libertad en la red.

Aunque bien es sabido que el medievo no fue una época tan oscura como la cultura popular a veces nos muestra, esta imagen habitual de la Edad Media nos sirve para mostrar que uno de estos dos bandos en la World War Web, busca retrotraernos al pasado. Como esa Iglesia medieval luchando contra la Ciencia, las industrias derivadas de los derechos de autor luchan contra el mundo digital, contra la red y la tecnología.

Pero al igual que esa lucha por parte de la Iglesia fue inútil, y la Ciencia se abrió camino, resulta absurdo pensar que este grupo de industrias van a poder frenar el progreso ahora. Una lucha fútil por perpetuar modelos de negocio ya obsoletos.

Una industria editorial que intenta vendernos libros electrónicos al mismo precio que en papel; una industria discográfica que quiere convencernos de que el CD aún es un formato servible y lógico como producto; una industria cinematográfica y audiovisual que no plantea alternativas válidas a sus clientes, ciñéndose a productos de usabilidad reducida que no plantan cara a la gran versatilidad de los “piratas”; y en todos los casos, como perro de hortelano, ni siquiera explotan todas sus propiedades, deseando que nadie acceda a ellas, esperando el momento adecuado para volver a venderlas o introducirlas en una región concreta. Es el caso de los libros, discos y películas descatalogados de toda la vida, y de los productos que tardan en llegar a alguna región o nunca lo hacen, barreras que siempre han derrumbado esos mismos «piratas».

El progreso camina hacia contenidos en la nube, streaming, cantidad de información ilimitada, servicios globales, accesibilidad inmediata, etc. pero las industrias se aferran al formato físico y a fórmulas anacrónicas. Por otro lado, las gestoras de derechos, no sólo no ayudan, sino que constituyen gran parte del problema.

Tal vez si tuviéramos las herramientas legales y las personas adecuadas para, desde nuestras instituciones, luchar contra esta industria y este sistema desfasado, podríamos realmente tener un acceso a la cultura adecuado, ético y justo con los autores y  con el resto de la ciudadanía.

Si encontráramos la forma, las personas adecuadas y los apoyos necesarios para crear una gestora de derechos de autor vasca, de pleno derecho, pública y transparente; si contáramos con un sistema editorial, también público, adaptado a la misma, aprovechando y modernizando en el camino entes públicos actuales como EITB y revolucionando la explotación y exportación de nuestras obras; tal vez podríamos tener nuestro pequeño oasis con ciudadanos con acceso de primera calidad a la cultura, que competiría ya no sólo con las industrias y los sistemas actuales, sino con una “piratería” que debería perder todo sentido.

Debemos luchar contra quien tenga intención de coartar la red y, al mismo tiempo, plantear alternativas y dar soluciones a los problemas que suponen la distribución de la cultura y la retribución de los autores. No es sencillo, pero el resultado de la World War Web no puede ser una Edad Media digital, no podemos dar pasos atrás. No podemos permitir que con la excusa de la defensa de los derechos de autor, los más reaccionarios obtengan herramientas para limitar nuestra libertad de expresión en Internet; una red de comunicación global que demuestra ser más importante cada día, como agente en cualquier revolución, levantamiento o simple necesidad de expresión de cualquier colectivo. Sólo hay que echar un vistazo a los hechos más importantes acaecidos en 2011 para comprenderlo. Porque Internet ha cambiado nuestro mundo y nuestra capacidad de comprensión del mismo, y porque nunca antes hemos tenido una capacidad de informar y ser informados tan enorme y democráticamente.

Terminaré con unas palabras de David Bowie del año 2002 en las que vaticinaba una revolución en la industria musical.

“No creo que el trabajo con los sellos y los sistemas de distribución de la música sean los mismos. Dentro de diez años se dará una transformación absoluta de todo lo que conocemos acerca de la música, y nada va a ser capaz de detenerlo. Estoy convencido de que los derechos de autor ya no existirán en diez años, y la autoría y la propiedad intelectual van a recibir una revolución. La música en sí misma va a ser como el agua corriente o la electricidad. Es terriblemente emocionante, pero poco importa si opinas que es emocionante o no, es lo que va a ocurrir”.

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Reflexiones sobre el Bai Center de Gasteiz> Josu Estarrona (Alternatiba)

La polémica ha acompañado al proyecto de auditorio y palacio de congresos desde sus primeros pasos: primero hubo controversia por su ubicación; luego, por los 159.000 euros empleados en construir una maqueta acústica de la futura sala sinfónica; después vino el costoso viaje de concejales y técnicos a Japón; y lo último ha sido la contratación a la empresa “Bassat Ogilvy Comunicación”, para buscar un nombre con el que bautizar al centro. Merece la pena detenerse un momento a reflexionar sobre el proyecto. En concreto, sobre una de sus tres patas: el auditorio, que, junto con el área de congresos y el espacio expositivo, integrará el futuro Bussines & Arts International Center  –BAI Center–.

El Ayuntamiento defiende su ubicación arguyendo que se encuentra en el nudo de una  importante red de comunicaciones: la futura estación autobuses y del Tren de Alta Velocidad, el aeropuerto,  la autopista… Parece que el proyecto estuviera dirigido en mayor medida a usuarios externos que a la propia ciudadanía de Vitoria-Gasteiz. Quizás, su futura ubicación se deba a criterios de descongestión cultural del centro y barrios de la ciudad (¡ja,ja!).

En cuanto a la maqueta acústica, el pago de la reproducción a escala puede estar justificado, ya que por todas y todos es sabido que en la capital alavesa existe una cantidad ingente de ciudadanas/os expertos en acústica, ¿verdad? Y, por si la opinión de la ciudadanía no fuese suficiente, nuestros ilustres políticos asisten a experimentar y conocer de primera mano las excelencias acústicas de auditorios diseñados por Yasuhisa Toyota.  ¡Uff! ¡Qué alivio! Y como el gasto no es suficiente -y ahora ya sin ironía- se contrata a una empresa para buscar un nombre y suponemos que para diseñar los aspectos concernientes a marketing y comunicación. Añadimos a esto los emolumentos que se vienen pagando a un y unos  asesores desde dos años antes de la aprobación municipal del proyecto.

Ante este escenario, desde Alternatiba Gasteiz queremos plantear una serie de reflexiones en torno al área cultural del denominado centro de negocios y cultura para el siglo XXI.

El Teatro Principal dispone de 988 localidades. ¿Son acaso insuficientes? Sólo en conciertos sinfónicos y espectáculos teatrales muy puntuales se completa el total del aforo. Se va a construir un auditorio con un aforo de 1550 localidades ¿Existe tal demanda?

La sala de vanguardia pretende acoger conciertos de menor formato, como solistas y música de cámara. El aforo previsto es de 520 personas. Actualmente, el Aula de Fundación Caja Vital puede acoger 268 espectadores, que, de momento – y tras muchos años de andadura-, viene siendo más que suficiente. Cabe añadir que se ha recortado la programación de los Martes Musicales por falta de presupuesto. Por tanto: ¿está justificado duplicar el aforo para este formato de conciertos? ¿Cuál es el perfil de los espectadores? ¿Existe demanda? Recordemos en este punto que el Aula Magna del Conservatorio, con parada de tranvía (que tanto preocupa), dispone de un aforo de alrededor de 570 espectadores y una calidad acústica muy buena; pregunten si no a los entendidos. Se trata de un espacio, como tantos otros, infrautilizado, sin duda.

La que sí que estaba siempre a rebosar era la iglesia de San Pedro. Allí tenía lugar  la Semana de Música antigua, una cita musical muy demandada. Una cita que, por cierto, en 2010 no se celebró por problemas económicos, entre otros. Sí: la iglesia de San Pedro se quedaba pequeña. Pero, ¿sería el nuevo auditorio el espacio más adecuado para interpretar música medieval, renacentista y barroca? ¿No podría destinarse parte del dinero que se va a gastar en el complejo de Lakua a recuperar un evento con tantos espectadores?

Recordemos que la semana coral de Álava también ha desaparecido del ámbito cultural alavés por problemas de financiación. ¿Para que queremos un auditorio si no traemos masas corales?

Para otro tipo de espectáculos destinados a un público numeroso, se prevé un área expositiva y de espectáculos con un aforo para 6.500 personas. ¿Pero no teníamos ya un multiusos? Su aforo es de 7500 espectadores; y sin embargo, salvo en la Feria de La Blanca, está siempre -¡siempre!- vacío.  ¿Y qué hay del pabellón Buesa Arena? ¿Se le saca jugo? ¿Se exprimen sus posibilidades?

Además de los citados, en Vitoria-Gasteiz disponemos de otros espacios culturales, como es el caso de la Escuela Municipal de Música Luis Aramburu (con 130 butacas), la Sala Ignacio Aldecoa (para 183 personas), la Sala Luis Ajuria, las Aulas Magnas de las facultades… y un largo etcétera.

También en el caso de espacios artísticos y para exposiciones la lista es larga: Artium, Montehermoso, Sala Fundación Caja Vital, Sala Araba, Luis de Ajuria, Sala Amárica, inminentes instalaciones de Krea y otro largo etcétera.

Cuando se crean nuevos espacios, hay que llenarlos de vida y de cultura. ¿Qué papel van a jugar los teatros de la red municipal? ¿Es bueno hacer grandes colosos culturales en detrimento de la cultura que nace y se hace en nuestros barrios? ¿Cuánto se está invirtiendo en cultura de base?

Vivimos en un gran país, pero pequeño. En las otras capitales hay instalaciones con las características del BAI center. Por suerte o por desgracia, con el Tren de Alta Velocidad estaremos en 28 minutos en Bilbao, en 25 minutos en Pamplona y en 34 minutos en Donostia.

Sinceramente, nuestra ciudad dispone actualmente de estructuras suficientes como para atender sin problemas la demanda cultural existente. Es verdad que el Teatro Principal no puede atender a la demanda para el Festival Internacional de Teatro, para el de la Magia o para la Danza. Pero esto no lo va a resolver el nuevo auditorio, porque, por su concepción y diseño, no podrá acoger ni obras de teatro ni actuaciones de danza, o de zarzuela, y mucho menos ópera.  

Desde Alternatiba Gasteiz consideramos que la actual coyuntura económica no es adecuada para acometer proyectos de semejante envergadura. La cultura, si bien en términos sociales es una inversión,  en términos económicos es deficitaria: gestionemos mejor los actuales espacios culturales y destinemos más recursos a la cultura de base, para que la demanda aumente en un futuro. Si los ciudadanos no tenemos estímulos y educación cultural, jamás demandaremos los actos culturales para los que está proyectado el nuevo auditorio

¿Cuánto Jazz se consume durante el año en Vitoria-Gasteiz? ¿Cuánta gente se queda sin poder acceder a la escuela municipal de música Luis Aramburu, teniendo que acudir a academias privadas?, ¿En qué condiciones está el conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela? ¿Cuál es la aportación municipal al Taller de Artes Escénicas? ¿Cuántos/as vitorianos/as visitamos nuestra excelente red de museos?

Queridos/as dirigentes, no se aventuren ni precipiten; hagan caso a Hermann Hesse:

“La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario”.

Mentiras taurinas> Ander Rodriguez y Enrique Martínez Florez (Alternatiba)

Proliferan en los últimos tiempos falacias que desde posiciones públicas y privadas tratan de intervenir en el debate sobre la tortura animal como forma de ocio, construyendo un lenguaje de parte y elevando a categoría de dogma lo que no soporta un solo envite de la razón. No queremos dejar pasar la oportunidad de desmontar una a una esas mentiras taurinas.

«La decisión del Parlament es un acto político contra España». Falso. Los promotores de la Iniciativa Legislativa Popular han defendido la abolición desde posiciones exclusivamente animalistas. Son precisamente los partidarios de continuar con el maltrato a los astados quienes se han refugiado en posiciones identitarias, incapaces de abordar el debate en términos exclusivamente éticos. No es la primera vez que este tipo de espectáculos son puestos en tela de juicio. En 1723, Felipe V impidió el ejercicio de la tauromaquia a la nobleza, al considerar que se trataba de una costumbre medieval. En 1771, Carlos III suprimió las corridas de toros, decisión adoptada también por Carlos IV en 1805. ¿Acaso atentaron estos monarcas contra la «esencia» del Reino de España? Fue Fernando VII quien consolidó finalmente la celebración de las corridas, abriendo la primera escuela de tauromaquia mientras cerraba universidades. ¿Es éste el espíritu de la «tradición» que se pretende reclamar y conservar?

«Prohibir los toros podría costar 300 millones de euros a Catalunya». Actualmente, los negocios vinculados a la lidia sobreviven gracias a las inyecciones de dinero público, por lo que no podrían calificarse de rentables. Además, esta afirmación parte de un supuesto que una sociedad moderna no debería compartir, la licitud de cualquier actividad económica. Como recoge la propia motivación de la ley canaria de Protección de los Animales, «especialmente indeseable es la posibilidad legal de hacer negocio lucrativo de espectáculos basados fundamentalmente en el maltrato, sufrimiento y muerte de animales.»

«Quieren prohibir la Fiesta Nacional». Hablar de prohibición es asignar a priori un componente negativo a una posible reforma de la Ley de Protección de los Animales aprobada por el Parlamento Vasco en 1993. Se trataría, por el contrario, de levantar el veto actualmente existente, que impide la aplicación integral del régimen sancionador por «causar la muerte a los animales mediante actos de agresión». La norma, de hecho, va más allá en su exposición de motivos: «La presente ley persigue también aumentar esa sensibilidad ya existente en nuestra sociedad, mediante el establecimiento de las bases para una educación que promueva la adopción de comportamientos más humanitarios y propios de una sociedad moderna.» ¿Garantizan esto las Administraciones vascas cuando no sólo toleran sino que promocionan eventos como las corridas de toros?

«No hay más derechos que los humanos». Falso. Reconocer derechos a los seres vivos dotados de un sistema nervioso central, y por tanto, de la capacidad de sufrir dolor físico, miedo y estrés, no sólo no es contrario a la tradición jurídica, como afirman algunos parlamentarios españoles monosabios y banderilleros, sino que encarna, precisamente, el principio más importante dentro del desarrollo histórico del Derecho Político. Un somero examen del pasado nos muestra cómo se ha extendido la protección a cada vez más colectivos porque la capacidad de sentir el padecimiento de los demás justifica y fundamenta la dignidad y la humanidad, y así resulta de la declaración de los Derechos del Hombre de 1948. Si las personas son deudoras de deberes y obligaciones para con los animales, y así se recoge en textos positivos, éstos son acreedores de tal prestación y, por lo tanto, titulares de un derecho, que por definición no es humano, sino animal.

«Prohibir los toros atenta contra la libertad». Se afirma el derecho fundamental y la libertad pública de asistir y vitorear en espectáculos cruentos donde no sólo se mata, sino que se tortura a seres vivos. En la Constitución del Reino de España no aparece este supuesto. Sí constan, en cambio, los artículos 139 y 140 y la totalidad del Título VIII, relativos a la autonomía política y las competencias de las Comunidades Autónomas.

«La lidia garantiza la existencia del toro, que además puede salvar su vida si demuestra su bravura». Queda así justificada la sangría festiva en la posibilidad de indulto, lo que supone una previa condena a quien nada ha hecho para merecerla. ¿Veremos astados absueltos por cofradías el Jueves Santo como nuevos Barrabases? En cuanto a la supervivencia, es un simple problema de voluntad. La protección de los astados en dehesas al efecto sería económico y sencillo, mucho más que la conservación de otras especies salvajes como linces, lobos u osos, que se ha demostrado posible.

Guggenheim, ese gran agujero

? JONATHAN MARTÍNEZ: «EL GUGGENHEIM HA PASADO DE SER EL ORGULLO A SER LA VERGÜENZA DE BIZKAIA»

BILBO, 27 DE MAYO DE 2010 – El grupo de Alternatiba en las Juntas Generales de Bizkaia ha solicitado hoy que la diputada de Cultura, Josune Ariztondo, comparezca ante la Cámara foral para dar explicaciones sobre las graves irregularidades en la gestión económica del Guggenheim detectadas por el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP).

El juntero de Alternatiba, Jonathan Martínez, ha mostrado su preocupación ante las conclusiones del TVCP, que destapa múltiples deficiencias en las cuentas del museo y una falta de control absoluta tanto en las contrataciones como en la compra de obras de arte, además de hojas de cuentas arrancadas, documentos falsos o la compra al contado de 20 millones de dólares por teléfono.

«El Guggenheim ha pasado de ser el orgullo a ser la vergüenza de Bizkaia», ha afirmado Martínez, quien ha subrayado que la gravedad de las irregularidades detectadas por el Tribunal de Cuentas exigen la comparecencia de la diputada de Cultura para que dé explicaciones a la ciudadanía sobre este descontrol.

Por ello, Alternatiba ha presentado hoy una solicitud de comparecencia en las Juntas Generales en la que reclama a Ariztondo que aclare las deficiencias en la gestión del Museo Guggenheim, los incumplimientos legales y el hecho de que las cuentas no expresen su actividad económica.

Cumplir condena sin haber sido condenado> Ander Rodriguez y Enrique Martínez (Alternatiba)

Ander Rodríguez Lejarza
Enrique Martínez-Flórez

Alternatiba

“No está acreditado que Egunkaria haya servido para financiar a la banda terrorista ETA”. “No consta que Egunkaria ni los procesados hayan servido a los fines de ETA”. “No consta que los procesados hayan legitimado las acciones terroristas o hayan exculpado o minimizado su significado”. “No consta que los procesados hayan prestado alguna ayuda específica ni genérica dirigida a apoyar en concreto la colaboración con el terrorismo”. Éstas son las conclusiones del Ministerio Público, no de la defensa, sino de la Fiscalía que representa el interés común, el bien público, a propósito de la actuación de los procesados del caso Egunkaria.

No queremos, ni es el momento de analizar el sumario, pero no nos resistimos a mencionar la clave que la Benemérita utiliza para solicitar la imputación y volvemos al tenor literal de lo que obra en el sumario: “Las personas que lo pusieron en marcha no tenían vinculación con la organización ETA”, para después añadir sin prueba alguna que, “precisamente, esa falta de vinculación con ETA se buscó de propósito por la banda armada”. Es decir, que si tienen vinculación, son culpables y si no, también.

A partir de aquí, nos encontramos con la siguiente situación: un proyecto de desarrollo cultural del euskera con una tirada de 15.000 ejemplares y más de 44.000 lectores no volverá a los quioscos. Egunkaria ha cumplido la condena sin haber sido condenado. Eso sí, probablemente procederá una indemnización que la AVT y Dignidad y Justicia, que ejercen la acusación pública, cifran en 60 millones de euros que ellos no satisfarán, sino que lo haremos todos.

¿Cómo explicamos esto en un supuesto Estado de Derecho?, ¿cómo se explica esta violación flagrante de valores constitucionales tales como el pluralismo, la libertad de expresión, de información y la tan querida para algún partido libertad de empresa del artículo 33?, ¿cómo es posible pasar de lo que resulta del tenor literal del sumario a una condena cumplida?

Sólo se explica desde la vis expansiva que ha adquirido en el sistema jurídico del reino de España el concepto de terrorismo, que se invoca cada vez más para hacer frente a fenómenos de mera disidencia. Se difuminan las fronteras entre uno y otra, se instrumentaliza la legislación penal contra el adversario político.

Egunkaria es el ejemplo de los peores abusos en la persecución del llamado entorno de ETA, de los peligros que asume una democracia cuando sacrifica las garantías judiciales y las libertades individuales en la lucha contra el terrorismo. En resumen, cuando el fin justifica los medios.

Desde esta doctrina, es fácil justificar la condena a las familias de las personas presas que supone el alejamiento, contrario a las normas del propio reino y su legislación penitenciaria. Desde esta doctrina, es fácil justificar una Ley de Partidos que niega a un amplio sector el derecho de participación del artículo 23 de la Constitución. Incluso se justifica el velo de silencio y la ausencia de investigación que rodea a las denuncias de tortura y vejaciones homofóbicas realizadas por los procesados.

Volviendo al tenor del sumario, nos encontramos con que la Benemérita criminaliza que desde Egunkaria se abogara por un Estado independiente socialista y euskaldun, porque coincide con los fines de ETA. Es decir, se niega la posibilidad de defender por medios pacíficos y democráticos la independencia, el socialismo, la cultura y la lengua vasca.

Reflexionemos ante todo lo anterior: ¿Quién justifica acciones violentas, quién carga de significado político las acciones criminales, quién defiende la privación de derechos y libertades en este caso? Los “Pactos por las Libertades” serán efectivos y justos cuando contemplen las libertades de todos y todas.

“No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia” (Montesquieu)

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