Alternatiba una apuesta por transformar la izquierda en Euskal Herria para transformar el mundo

Las mujeres y hombres que formamos Alternatiba estamos empeñados, desde nuestro nacimiento como proyecto el 13 de diciembre de 2008, en dos objetivos prioritarios, ambos complementarios e indisolubles para nuestro ideario político: por un lado, sentimos la vocación y el compromiso de participar en el proceso de rearticulación para la unidad de acción de la izquierda alternativa de Euskal Herria -política y social-, entendiendo por ésta a aquélla que pretende trascender el conjunto de los sistemas de dominación actual -patriarcado, capitalismo, productivismo, imperialismo, democracia liberal, homogeneización cultural-, y apostar por una sociedad donde tengan plena vigencia todos los derechos de todas las personas y pueblos; por otro lado, partimos de la convicción de que, para ello, la izquierda transformadora necesita –y la izquierda vasca en particular- repensarse, hacer autocrítica para construir un nuevo paradigma sobre unas bases diferentes, capaces de generar una agenda política multidimensional, que incluya de manera equitativa las diferentes dimensiones de lucha antes citadas, y que a su vez se sostenga sobre estructuras organizativas de nuevo cuño, coherentes con lo que se propone, y que permitan una alianza natural entre partidos y movimientos sociales.

Podríamos entonces decir que estos dos objetivos se unen en una gran meta para Alternatiba: la construcción de un nuevo paradigma que posibilite la unidad de la izquierda alternativa vasca. Esta es precisamente la seña de identidad de este proyecto en el que nos hemos embarcado, y al que dedicamos y dedicaremos el conjunto de nuestros esfuerzos. Sabemos que no es tarea fácil, y que ni mucho menos es una labor única de Alternatiba, pero sí creemos que solamente avanzando en este sentido podremos lograr una izquierda fuerte en nuestro país, algo urgente y necesario.

Así, esta nueva apuesta política por revolucionar la izquierda para favorecer la unidad de acción y su legitimación por parte de las mayorías sociales, difícilmente podrá basarse sobre el tipo de prácticas políticas a las que estamos tan acostumbrados y acostumbradas en muchas organizaciones: prácticas de incoherencia entre el decir y el hacer, o entre lo que se defiende de cara afuera y lo que realmente se desarrolla hacia adentro; prácticas burocráticas y verticales, donde no hay democracia ni participación real, activa y de calidad; prácticas que hacen de lo electoral un fin último, y no un medio de acumulación de fuerzas y espacios, perdiendo así la perspectiva transformadora; prácticas de vocación exclusivamente institucional, donde éstas se entienden como herramientas para elevar demandas sociales a las instituciones, perdiendo el carácter de izquierda de lucha; prácticas que excluyen a las mujeres de la participación plena, a través de medidas y enfoques patriarcales más o menos sutiles; prácticas que visualizan a los movimientos sociales no como aliados, sino como correas de transmisión y/o caladeros de votos, etc.

Este tipo de lógicas, este viejo paradigma, es el que ha generado una agenda política que ha pensado más de manera corporativa que en claves de transformación. Así, la realpolitik ha estado caracterizada por la atomización –buscando intereses propios y no generales-; por el cortoplacismo -pensando más en resultados electorales y no en propuestas alternativas de largo alcance-; por la sectorialización –incidiendo a lo máximo en una dimensión de lucha únicamente, relegando de esta manera las demás-; por la exclusión de sujetos fundamentales -al ser visualizadas ciertas luchas como secundarias-; y por la pérdida de enfoque global –sin integrar su acción dentro de las lógicas europeas y mundiales-.

Por lo tanto, entendemos que nuevos sujetos con nuevas propuestas, radicalmente diferentes a las anteriormente señaladas, son fundamentales para ir construyendo de manera colectiva este proceso de articulación sobre bases alternativas. No obstante, también estamos preocupados y preocupadas por la atomización de la izquierda política vasca actual, como no podría ser de otra manera; pero entendemos este momento desde un punto de vista más optimista al que se suele reflejar en los medios de comunicación. Así, creemos que estamos viviendo un momento de transición, un momento de cambio, en el que los viejos sujetos, los viejos partidos, han agotado sus capacidad de propuesta, su legitimidad social, y están surgiendo nuevos espacios, nuevas estructuras, que pretenden avanzar en la meta indicada inicialmente. Alternatiba es uno de estos espacios, y los y las que formamos parte de esta aventura política pensamos que, cuando se refuercen estas nuevas identidades emancipatorias, cuando se vayan consolidando las nuevas bases de reflexión y acción, entraremos en una nueva etapa de re-articulación y unión de fuerzas, pero sobre parámetros diferentes, más sólidos. De esta manera, no vemos el momento actual como un paso atrás, sino como el comienzo de una etapa ilusionante, de cambio profundo y necesario.

Precisamente por tratarse de un momento de cambio, y por la responsabilidad de construir algo nuevo, las dudas con las que partimos son más abundantes que las certezas, y vamos ensayando y poniendo en práctica aquellas fórmulas que mejor se adaptan a la realidad vasca y a los objetivos antes esgrimidos. No obstante, todas estas medidas que propongamos siempre estarán enmarcadas en una serie de premisas políticas que abanderemos explícitamente:

  • Nuestra agenda política estará caracterizada por la multidimensionalidad: las luchas emancipatorias contra el patriarcado, el capitalismo, el productivismo, el imperialismo, la pseudodemocracia, etc., deben integrarse de manera equitativa dentro de un único cuerpo político de reflexión y acción, que incluya también la cultura organizativa interna como premisa básica. Así, Alternatiba se define como feminista, socialista, ecologista, internacionalista y soberanista.
  • Nuestra estrategia política pasa por articularnos con los diferentes espacios políticos vascos que apuesten por este enfoque, tanto partidos como movimientos sociales. Por ello, consolidar las alianzas, y participar en y con los movimientos es una prioridad para las gentes de Alternatiba.
  • Entendemos que Euskal Herria es el territorio nacional al que circunscribe nuestra actuación, partiendo de una concepción cultural y política de este territorio, sin ningún tipo de premisas etnicistas o excluyentes; al contrario, entendemos EH como el espacio desde el que generar ciudadanía, haciendo una defensa integral de los derechos individuales y colectivos de nuestro pueblo. Así, queremos integrar a todas las personas de izquierda que, desde postulados diferentes –confederalistas, federalistas, independentistas, etc.- asuman como propia la defensa de la soberanía vasca, su derecho a decidir, el derecho de autodeterminación y la defensa de su cultura; y, a su vez, entiendan esta dimensión de lucha directamente relacionada con el resto de dimensiones –clase, género, etc.-
  • Proponemos un modelo de sociedad radicalmente democrático, en el que importa tanto el qué proponemos como el cómo lo proponemos, defendiendo nuevas fórmulas de participación que aúnen la democracia directa, la participativa y la representativa; además, creemos que esto es perfectamente válido y necesario para nuestra vida organizativa. De esta manera, entendemos ésta como una fórmula, un ensayo de la sociedad que queremos construir: no podremos hablar de feminismo si no lo somos internamente; no seremos democráticos si no se hace real la participación militante.

Por lo tanto, tenemos unos objetivos claros, que marcan nuestra identidad; tenemos unas certezas sobre las que asentamos nuestro proyecto político; pero también tenemos, como ya hemos señalado, muchas dudas, y debemos ir ensayando, despejando incógnitas, asentándonos. En definitiva, esto es Alternatiba: un proyecto complejo, un ensayo de nuevas formas y de nuevos contenidos, en permanente construcción, y con la vocación natural de ser un granito de arena en la playa que queremos que sea la izquierda vasca alternativa.

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