“Pienso que, al igual que la tortura o la esclavitud, el burka no puede debatirse. Mi sentimiento profundo es que hay que prohibirlo en el espacio público”. La que escribe con esta contundencia es la conocida feminista Wassyla Tamzali (Argelia, 1941) en su libro El burka como excusa. Terrorismo intelectual, religioso y moral contra la libertad de las mujeres. Tamzali –abogada, periodista y responsable durante dos décadas del programa de la UNESCO que vela por la igualdad de género– sostiene que llevar el velo en cualquiera de sus variantes es una posición ideológica y política a la que hay que combatir a través de una lucha en la que entran en juego cuestiones sociales y culturales y que “tiene como marco intelectual la deconstrucción del patriarcado”. Y en esta lucha que se libra también en suelo europeo la autora se ha sentido a menudo incomprendida. ¿Cuáles son las razones por las que sectores importantes del movimiento feminista y de la izquierda se oponen a su prohibición en esta orilla del Mediterráneo? En su opinión, buena parte de nuestros reparos se deben a que, a menudo, tras las voces que exigen que se impida su uso se esconde un discurso xenófobo, racista y de extrema derecha al que la falta de libertad de las mujeres nunca le ha importado. Así, el velo es una excusa para señalar al otro como un bárbaro al que hay que expulsar de nuestras sociedades avanzadas.
Desde luego, las tesis y las simpatías de la autora no pueden estar más lejos de “las nauseabundas posiciones de extrema derecha”, por eso precisamente lamenta que las corrientes europeas que luchan en favor de la integración, del entendimiento entre culturas y de la igualdad real entre hombres y mujeres no hayan sido capaces de abanderar esta prohibición que, además, “hubiera ayudado a que perdiesen el miedo muchas personas mudas ante la inconcebible moral sexual de dominación de las mujeres en nombre de una religión”.
Nadie duda, tampoco Tamzali, que nos encontramos ante un problema complejo, y quizá por ello sería conveniente vaciar de un supuesto contenido cultural o religioso el uso de los diferentes tipos de velo. No hay una sola alusión a éste en el Corán y el origen del burka se encuentra en una costumbre local de Afganistán. De ahí la pertinencia de considerar el velo como un mero “acto de maltrato físico, social y sexual”.
Completa este volumen un interesante informe elaborado por Itziar Elizondo sobre las iniciativas políticas presentadas hasta la fecha en el Estado español para prohibir el velo integral –y en algunos casos el hiyab, que deja el rostro al descubierto– en los espacios públicos. Unas iniciativas que ponen de manifiesto la ausencia de un debate político en el que la libertad de las mujeres sea el elemento central. En lugar de ello, “se ha iniciado un politiqueo lamentable con un objetivo: no perder votos y quién sabe si no ganar otros, antes impensables”. Basta con echar un vistazo a la actualidad política catalana para recordar que esa extrema derecha de la que nos advierte Wassyla Tamzali se frota las manos ante nuestra indiferencia.
El burka como excusa. Terrorismo intelectual, religioso y moral contra la libertad de las mujeres, Saga Editorial, 2010. 142 páginas, 14,90 euros.