Aitor Montes Lasarte – Médico de familia
Los análisis de sangre se han convertido en algo habitual; forman parte de nuestra vida cotidiana, como la declaración de la renta, de intenciones, o las Navidades. Nos dan la Pascua, y cada año, no nos libramos de la analítica de empresa. Los diabéticos, los hipertensos, las personas con el colesterol elevado, con problemas de corazón, los ancianos, todos van en procesión a hacerse el chequeo una o dos veces al año. Para muchos, la medicina convertida en un producto de consumo.
Pero no voy ahora a valorar si hay un exceso de análisis de sangre, si estamos medicalizando demasiado nuestra vida, ya de por sí corta, pues a los médicos no nos gustan las sombras vanas, sino los cuerpos macizos, como a los gestores lo concreto. Voy a denunciar que los resultados de los análisis vienen exclusivamente en castellano. Antes lengua del imperio, la de Nebrija es ahora la lengua de la sanidad, la lengua de Osakidetza. El euskara ocupa, si es que ocupa, una situación marginal en el Servicio Vasco de Salud, languidece en un rincón por la ignorancia o la mala sangre de sus gestores. Habiendo de ser suave la mano y la condición del médico, para evitar conflictos, de mano le dan al euskara. Y como ejemplo, los análisis de sangre en castellano forman parte de nuestro día a día.
Algunos médicos, hastiados ya del desprecio al euskara y a los euskaldunes que muestran los gestores, hemos pedido que los resultados de las pruebas que solicitamos nos sean enviados en el idioma de nuestros pacientes, en nuestro idioma, en euskara. Y estamos esperando una respuesta; los análisis siguen en castellano, lengua del imperio, lengua de Osakidetza. Seguimos esperando.
¿Y porqué los análisis? Evidentemente, ofrecer los resultados en euskara no garantiza, ni de lejos, una atención sanitaria integral en el idioma del usuario, que es inexcusable; habituados a las listas de espera, no somos tan crédulos. Es simplemente un paso obligado, imprescindible en el camino de la normalización, necesario para garantizar los derechos de los usuarios y ofrecer una atención sanitaria de calidad. Por supuesto, hay que llegar más allá, hay que garantizar sin ambages, sin excusas, la atención integral en euskara, oral y escrita. El euskara como lengua de trabajo y lengua de servicio. Sin embargo, un modo sencillo, fácil para comenzar es ofrecer los resultados de los análisis en euskara; a diferencia de otras propuestas, es un objetivo concreto y evaluable, que saca al euskara del rincón de la oralidad. Un paso para empezar a caminar. El que hace un cesto, hace ciento, si se le dan mimbres.
Unos trabajan y otros naipes barajan, y en Vitoria malas cartas tenemos. Para los gestores, para el Gobierno Vasco, la respuesta es difícil en verdad, pues son personas de valor y conocidos por lo que son. Negarse a un derecho elemental sería poner de manifiesto su desprecio al euskara, evidenciar la marginación de los euskaldunes. Pero por otra parte, aceptar una petición como esta sería reconocer sus faltas, sus errores. Que son sota, caballo y rey de bastos; sólo se mueven cuando se les exige, sin plan, que no saben jugar a pintas y así le pinta al euskara. Intentarán dar largas, decir que hacen todo lo posible sin hacer nada, que están trabajando en ello, que de momento es técnicamente imposible. Pues reconocer que sólo una asistencia en euskara es una asistencia que respeta el principio de calidad y los estándares profesionales, sería abrir la espita de la euskaldunización, a la que se oponen. Defensores de los muros al euskara de un bilingüismo armónico y bien perfundido, low cost.
Hace ya medio año que los médicos hemos pedido los resultados de los análisis también en euskara. El mismo Colegio de Médicos también lo ha pedido. Mientras tanto, seguimos esperando; así nos quieren, cansados, abatidos, sin respuesta. Es su estrategia; mover las cosas para que nada se mueva. Pero no somos tan estúpidos. Ya es hora de que nos dejen trabajar, vivir, recibir la atención social y sanitaria en euskara. De momento, esperando a los análisis.