Artículo sobre la caza de nuestro compañero Piter Encinas.
Soy de la opinión que hoy día y en el llamado primer mundo la caza debería de estar prohibida, por muchas razones, nuestros antepasados lo hacían para alimentarse, hoy día las causas del sí a la caza son otras, negocio armamentista, armas y munición, económico, ésta actividad alimenta “nuestro” ego y acrecienta “nuestro” egocentrismo, como ser dominante del planeta, donde podemos hacer lo que nos plazca incluso dar muerte a seres vivos por mero disfrute.
Para justificar todo esto los cazadores suelen utilizar varias mentiras, como que ellos se han convertido en los extinguidos predadores, argumento que es totalmente falso porque; el animal predador seleccionaba a las posibles víctimas, es decir elegían a los más débiles, enfermos, viejos y con esta técnica se conseguía la llamada selección natural donde quedan los más fuertes, con la caza no ocurre lo mismo, pues al efectuar el disparo desde la lejanía no se puede apreciar si está enfermo, débil, etc. El cazador busca el trofeo, no el alimento como lo hacen por ejemplo las tribus en Sudamérica.
En el primer mundo la caza NO es sinónimo de equilibrio natural. ¿Qué clase de persona puede sentir alegría o sentirse realizado cuando abaten a una presa? El poder matar a un ser vivo por mero gozo, desde un punto de vista moral es inaceptable.
La caza es un patrimonio “cultural”. ¡Que el asesinato sea comparado con la cultura, hombre! Esto dice mucho de quien expresa esta idea.
Hay que reconocer que hoy día en Euskadi hay un problema muy grave con la llamada cadena trófica, nosotros somos responsables de que la cadena trófica esté rota, como consecuencia el equilibrio natural está descompensado, hemos matado a los predadores que mantenían ese equilibrio, como consecuencia hay algunos animales que se han multiplicado, al mismo tiempo en los bosques de pinos que hemos creado no se pueden alimentar, ¿qué es lo que hacen? Pues a lo más fácil, van a comer a los prados que están sembrados, donde hay comida fácil, los agricultores se quejan y los cazadores se frotan las manos por varias razones.
Está claro que la cantidad de jabalíes y de corzos se han multiplicado, por lo tanto, el daño que hoy día producen es grande, eso no lo niego. Desde el 2000 al 2010 las quejas por año eran de unas 115, a partir del 2012 las quejas se han ido multiplicando por dos o por tres. En la década de los 80 la presencia del jabalí era casi testimonial, como ejemplo otro dato más y que demuestra que no sólo es un problema en Euskadi, en esos años en el estado español se cazaban unos 30.000 jabalís al año, en el 2016 fueron 300.000 los jabalíes abatidos, ¿qué ha pasado? La respuesta está en la descompensación de la cadena trófica, la solución no está en las escopetas.
Tener la veda de caza del jabalí hasta el 31 de marzo es inaceptable por varias razones, entre ellas; que las hembras están preñadas, y otras especies están nidificando, criando o en pleno periodo de celo, como rapaces, mamíferos forestales etc.
Por otro lado, tengo la opinión de que la caza influye en negativo a otros ciudadanos es que cada vez que se organizan batidas se vulneran los derechos de quienes quieren disfrutar de la naturaleza, cómo ejemplo lo que ocurrió el domingo día 9 alrededor de Udala, donde “aparecieron” «escopeteros» entre los árboles, a pocos metros del camino creando miedo e inseguridad.
Personalmente pienso que la solución no está en matar a un número mayor de jabalís, quizás una posibilidad a solucionar este problema podría estar en la creación de una mesa abierta donde deberían tener cabida desde políticos, biólogos, agricultores, para poder tomar decisiones con datos científicos y no morales, y en el supuesto que entren cazadores a esta mesa deberían de ir ecologistas también.
Piter Encinas – Alternatiba