Entrevista a nuestro compañero Oskar Matute en el HufftPost sobre actualidad política.
La sala Sert del Congreso de los Diputados es un lugar bellísimo. En sus paredes, realizado con sanguina, se puede disfrutar de la obra Alegoría de las Ciudades Españolas realizada por el pintor José María Sert, de quien toma nombre la estancia.
Una gran mesa preside el lugar, donde se pueden reunir hasta medio centenar de personas y donde, en el momento de la entrevista, hay una tranquilidad extraña. Porque a pocos metros, en el edificio de enfrente, el que alberga el Hemiciclo, se viven momentos muy tensos. Y más que se iban a vivir. Todo por la reforma exprés del Código Penal que el Gobierno ha logrado tramitar en apenas unos días para su aprobación y que el PP llevó al Constitucional.
Era la víspera al bronco debate y posterior votación que se vivió el jueves. Todavía no se había convocado el polémico pleno del Constitucional y los partidos anunciaban acuerdos políticos entre ellos y negociaban enmiendas a otras leyes, apurando plazos antes de final de año. Uno de esos acuerdos lo logró EH Bildu con el Ministerio de Trabajo, al conseguir dar más poder a la Inspección de Trabajo para controlar los despidos colectivos.
El pacto lo anunció en Twitter el diputado y portavoz de la formación abertzale Oskar Matute (Bilbao, 1972) y ha provocado un monumental enfado de la patronal, que tildó de “traición” al acuerdo de la reforma laboral el movimiento del Ministerio de Yolanda Díaz.
El parlamentario vasco repasa con El HuffPost este y otros temas de actualidad en este pequeño oasis en el torbellino de tensión que ha sido el Congreso en las últimas horas.
Hace pocas horas la CEOE ha publicado un durísimo comunicado contra el Ministerio de Trabajo por el acuerdo que han firmado con ustedes para que la Inspección de Trabajo tenga un mayor control en los despidos colectivos. ¿Qué le parece este comunicado?
Qué gran dolor siento por la reacción de la CEOE. Casi tendría que agradecerles la promoción del acuerdo. Me preocupa poco. Siempre hemos dicho que en la mesa de diálogo social estaban jugando un papel de capacidad de veto. Sólo se podía aprobar lo que consideraban que estaba bien, aunque hubiera mayorías sociales y políticas en defensa de los derechos de los trabajadores que querrían ir mucho más allá. Esto lo hemos conseguido en el Congreso, que es para lo que está. La CEOE tiene su legitimidad pero el Congreso no la tiene menos y una mayoría de izquierdas ha decidido llevar adelante una iniciativa que defiende los derechos de los trabajadores. Quien nada teme nada oculta, ¿no? Si todos los ERE que se practican en las empresas de sus asociados son tan ajustados a Derecho y necesarios, no tendrían que temer a una Inspección de Trabajo con un marchamo de legalidad mayor con su propio informe. Ahora, si hay empresas que se acogen a los ERE sin el motivo que argumentan, pues tendrán un problema. En este país ha habido muchas.
También están negociando en las últimas horas con el Gobierno la ley de Vivienda, ¿cómo va ese asunto?
Estamos ahí en las negociaciones, que no suelen ser fáciles. Es cierto que estuvo parada durante un tiempo, pero desde mediados de octubre se ha reactivado. Hay elementos en los que tenemos dificultad para encontrar un punto de acuerdo, pero nosotros voluntad para acuerdos tenemos con esa y con todas las leyes. Ponemos sobre la mesa demandas que entroncan con lo que el Gobierno se comprometió a hacer en su acuerdo de investidura y que son medidas que nos reclaman las plataformas de afectados por las hipotecas y de inquilinos. Tienen que ver con evitar desahucios para personas en vulnerabilidad y sin alternativa habitacional, y con regular la figura del alquiler para que no sea un mercado persa en el que cada vez más gente ven hipotecar casi todos sus ingresos para tener un techo, a veces ni siquiera digno. No me atrevería a vaticinar el resultado de las negociaciones.
“La gente tiene una percepción de Bildu que ha ido adquiriendo más en los últimos años que no es ni de lejos tan negativa como la que desde algunos medios se empeñan en lanzar todos los días”
¿Está intensificando el Ejecutivo los contactos con ustedes para aprobar leyes sociales a principios del próximo año?
Hay dos factores. Queda un año y seguramente quieren presentarse con la hoja de servicios lo más cubierta posible acorde a los compromisos que señalaron cuando comenzaron como Gobierno. Y luego, han llegado a la conclusión, por fin, de que la única posibilidad de que el Gobierno tenga estabilidad y de que la gobernabilidad pueda llevar a efecto sus políticas es hacerlo con los partidos de izquierda. No hay geometrías variables que te permita hacer leyes con unos y con otros. Esos dos factores convergen y hacen que estemos ahora en esa fase de negociación continua de ley tras ley. Esto no para.
¿Qué es lo que más le comentan cuando dice que es diputado de Bildu?
(Ríe) Bueno, hombre, yo no me presento así por la vida. Al final, ser diputado de Bildu es circunstancial, espero ser algo más a lo largo de mi vida. Pero cuando surge la necesidad de que decirlo, la gente es bastante más normal de lo que, si uno se asoma a Twitter, se puede imaginar. La gente tiene una percepción de Bildu que ha ido adquiriendo más en los últimos años que no es ni de lejos tan negativa como la que desde algunos medios y redes sociales algunos y algunas se empeñan en lanzar todos los días. Ya hay alguna periodista notable de este país que ha sido condenada y su sustituta de verano o no sé quién tuvo que leer un texto de rectificación. Pues esta señora, desde su magacín diario de las mañanas y de reina de las mañanas le dará igual lo que Bildu haga porque ya tiene una idea prefijada. Pero probablemente conozca muy pocos votantes de Bildu, poco o nada de su trayectoria y probablemente no quiera conocer qué luchas políticas de Bildu a lo largo y ancho de Euskal Herria.
¿A qué presentadora se refiere?
A Ana Rosa Quintana, sí, sí. Gran amiga nuestra, parece que es. Nos llamó de todo, como siempre, pero un tribunal estimó que tenía que rectificar lo que había dicho de nosotros, porque seguramente nos puso al nivel de esto que dicen que el comunismo mató a no sé cuantos mil millones de personas. Eso dice mucho del rigor periodístico. Pero bueno, a ver, que estamos hablando de una periodista que tuvo que reconocer que el libro que se dedicó a vender se lo había hecho un ‘negro’, entre comillas. O sea, que bueno…
¿Bildu es ETA?
No. Bildu no es ETA por muchísimas razones, pero hay una muy obvia: que ETA ya no existe. Y Bildu no puede ser algo que ya no existe, porque Bildu es algo bastante tangible. Nosotros hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos. Poca gente puede decir que Bildu no es previsible. Nada de lo que estamos haciendo supone un giro copernicano con respecto a lo que señalamos que íbamos a hacer en campaña. Bildu nace en 2011 después de muchos años de ilegalización de la izquierda abertzale para dar respuesta a esa situación de falta de representación de un sector social y político de nuestro país. Creíamos que esa anomalía había que subsanarla y diferentes corrientes y sensibilidades de la izquierda vasca decidimos reagruparnos en una coalición de partidos. Pero Bildu, desde que se creó por la acción de Eusko Alkartasuna y Alternatiba, que posteriormente se incorporaron Sortu y Alarar, nació como un espacio de unidad de acción de las izquierdas y una herramienta al servicio de la izquierda soberanista vasca.
“Nosotros en los estatutos tenemos claro y nítido nuestro compromiso con la no violencia, con la superación de toda expresión y forma de violencia, y con la acción política, pacífica y democrática”
Pero también señalamos que hemos hecho algo que no han hecho ninguno de los partidos que esa gente que nos critica vota. A nosotros nos aplicaron la Ley de Partidos de arriba a abajo. Fuimos declarados ilegales por un tribunal y el Constitucional, en la misma noche electoral de la campaña de 2011 nos legalizó porque no la incumplíamos. Nosotros en los estatutos tenemos claro y nítido nuestro compromiso con la no violencia, con la superación de toda expresión y forma de violencia, y con la acción política, pacífica y democrática. Esa es la carta de presentación de Bildu. Yo no sé si las cartas de otros partidos son tan homologables en términos democráticos como esa. Sé que hay una intención muy evidente, pero seguramente forma parte de su manera de entender la política. Yo entiendo la política como el arte para resolver problemas y dificultades y no como el arte para buscarse espacios de prevendas y poder. Pero eso ya sé que en España no cotiza al alza.
Dicho todo esto, ¿qué siente cuando en el Congreso se refieren a usted como un filoetarra?
Pues bochorno, pero por el escaso rigor intelectual de quien lo dice. Si con eso pretenden herirme, es que ni me hieren. Me provoca un cierto bochorno porque dices, joé, aquí se pasan la vida hablando de que estamos en el templo de la palabra, en el espacio donde reside la soberanía nacional, donde las 350 personas representan al pueblo español y te encuentras a cada uno que dices, bastante mejor tiene que haber en 47 millones que esto que me estoy encontrando. Porque vamos, el nivel intelectual de alguno… si hubiera un arco de estos de entrada en el Congreso, a lo mejor las pasaba canutas. Pero más allá de esta chanza, hay una cosa sobre la que hay que reflexionar. Hay una intencionalidad muy clara que la extrema derecha repite en cualquier lugar del planeta, que es cosificar al adversario. Porque una vez que le cosificas, le desposees de derechos y cuando haces eso, cualquier cosa que le hagan o le hagas no tiene problema. Eso es muy propio del fascismo. La gente es muy libre, que digan lo que quieran. Nosotros no vamos a mover un milímetro nuestras posiciones políticas. Nosotros nos debemos a una realidad y no es al Congreso ni al Gobierno, es a nuestro pueblo y a quienes nos han votado. Ellos han decidido que estemos aquí y nosotros hemos decidido que íbamos a ser fieles con la palabra que les dimos de intentar defender sus derechos todos los días.
¿Cree que la presencia de Bildu es molesta en el Congreso?
Sí parece. A mí me molesta la injusticia, la pobreza extrema, las guerras. Pero hay alguno que ha decidido que para que eso no le importe, es mejor que le moleste Bildu y centran todo en nuestra existencia. Porque en realidad lo que les preocupa de Bildu no es lo que decimos ni cómo lo decimos. Porque somos muy contundentes pero somos bastante respetuosos con quien piensa diferente a nosotros. Yo a las personas las respeto, a todas. Las ideas las combato si no estoy de acuerdo y puedo ser duro pero jamás traspaso los límites del combate dialéctico a la herida personal. La extrema derecha y la derecha lo hace mucho, probablemente para ocultar sus miserias argumentales.
Les molesta que existamos, porque nuestra existencia demuestra que por más que lo han intentado para acabar con el soberanismo de izquierdas —y las cloacas, amigos de Podemos, no nacieron ayer—, no han podido acabar con una pulsión de una parte del pueblo vasco de construir una nación libre y soberana de hombres y mujeres libres e iguales. Han intentado acabar con esa idea por tierra, mar y aire. Nuestra existencia aquí les recuerda que no han podido. Y yo les diría que no han podido ni podrán.
Al hilo de esto, ha hablado del nivel de crispación, ¿cómo ha vivido las últimas dos semanas en el Congreso?
Me parece un espectáculo lamentable. Hemos vivido episodios de ataques personales muy miserables. Y no digo a Bildu, porque a nosotros parece que va de oficio. Hemos oído cosas muy miserables en el ataque personal contra Irene Montero, utilizando su relación con Pablo Iglesias para plantear cuestiones mezquinas. Hemos oído ataques contra diputados de la izquierda en términos de una bajeza intelectual muy notoria. Pero estas cosas pasan porque alguien no les pone remedio y no pone pie en pared. En el Parlamento de Gasteiz hemos convivido hasta siete formaciones y cubríamos todo el espectro ideológico menos la extrema derecha. Y nunca hemos tenido esos niveles de confrontación, porque allí todo el mundo sabe que vamos a la confrontación dialéctica de ideas, que tienen que existir unas ciertas normas de respeto y cortesía, como en cualquier plano de la vida y punto. Aquí han ido elevando y elevando, han visto que determinados medios les dan bola y cabida, pues ellos consiguen reforzar su imagen de marca y consiguen obtener resultados. No se dan cuenta que hay una banalización del fascismo. No digo todos los medios, pero sí algunos.
¿Responsabiliza a la Mesa del Congreso?
Sí, claro. El reglamento tiene un porrón de artículos. El otro día en una Junta de Portavoces, el portavoz del PNV les recordó tres artículos que les facultaba para interrumpir los exabruptos y conminarles para que de inmediato vuelva al tema que se está discutiendo. Si no lo hacen, tendrán que hacer un cálculo. Ahí hay una responsabilidad en quien ha decidido que esto es parte del show business y venga, voy a llenar minutos de medios y hago unas tertulias super impactantes y les dedico dos horas. Vale, tendrá su público y su audiencia. No cuestiono que para alguien tenga algún tipo de interés, pero ahí hay una banalización de esas actitudes y eso me parece peligroso. No soy periodista, pero me parece que la ética periodística tendría que ser un elemento que calibrara cada decisión, editorial y línea de programación.
Lo estamos viendo estos días otra vez y en los últimos años se habla mucho más de Cataluña que de Euskadi, ¿teme que haya perdido el foco Euskadi respecto a Cataluña en el debate político?
Euskadi ha perdido foco y ahora lo está perdiendo Cataluña porque todo el foco se ha concentrado en Madrid. Cuando yo era parlamentario vasco la atención mediática se centraba mucho más en el Parlamento de Gasteiz que en Madrid. Si hacías una encuesta, la gente no sabía qué diputados tenía el PNV en Madrid. Sin embargo, ahora es imposible no salir a las calles de mi ciudad sin notar los giros de cabeza continuos y ver que la gente te reconoce. Eso significa que el foco está aquí y que la gente ve lo que le llega.
“No se trata de hacer un referéndum deprisa para ser el primero, sino de ser el primero que lo consigue. Por tanto, vamos a hacerlo bien”
En lo que tiene que ver con la pulsión soberanista en Euskadi, no me preocupa porque no somos un fenómeno coyuntural. Siempre ha existido una manera de estar y entender el mundo que ha ido conformando la realidad en la que nos reconocemos, la de la nación vasca. Esa pulsión quizás no se está manifestando con la exigencia aquí y ahora de un referéndum. Pero no se trata de hacerlo deprisa para ser el primero, sino de ser el primero que lo consigue. Por tanto, vamos a hacerlo bien. Nosotros queremos construir una nación propia, libre y soberana. Estamos dando pasos para dignificar la vida de la gente y mostrar que la propuesta que Bildu sostiene de una nación libre y soberana se va a construir con los ladrillos de la igualdad, el feminismo y la lucha por los derechos sociales. Así queremos ensanchar nuestro espacio y tener la fuerza suficiente para plantear, en términos democráticos e inspirándonos en procedimientos como los de Escocia o Canadá, un procedimiento de consulta a nuestro pueblo. Como decía David Fernández, de la CUP: estamos dispuestos a perder, pero que nos dejen perder. No tengamos miedo a que la gente decida si quiere formar parte del Estado español o formar parte una república vasca libre y soberana.
¿Han planteado esta posibilidad como hacen los partidos catalanes con el Gobierno?
Sí, en el Parlamento vasco hubo una ponencia de autogobierno en la anterior legislatura. Esta legislatura también, no sé si está más o menos paralizada. Creemos que nos conecta a todas las gentes de izquierdas y abertzales en nuestro país, a través del ejercicio del derecho de autodeterminación. La gente piensa que es una cosa muy perversa y disgregadora de la cuestión de clase, pero olvidan que quien la inventó de clases y comunismo sabía algo porque era un tal Vladímir Ilich Uliánov [Lenin].
¿Hay algo de la hoja de ruta del independentismo catalán que le parezca exportable a Euskadi?
Del proceso catalán hemos aprendido mucho, tanto de los aciertos como de los errores. Entre sus aciertos, creo que fueron capaces de multiplicar la adhesión a la causa independentismo desde el compromiso con la mejora de las condiciones materiales de vida de la gente. Ese independentismo más identitario, que se situaba entre el 16% o 17%, subió hasta el 50%. Fue capaz de ofrecerle a un montón de gente que no se sentía interpelada por esa pulsión independentista en términos identitarios fue capaz de llegar a ellos a través de un proyecto hacia una vida mejor, hacer posible todo lo que en el Estado español no les dejan hacer. Ahí nos dieron una lección a todos. También lo vimos en Escocia con la campaña del referéndum. Para nosotros eso no es difícil cumplirlo. Entre los toques de atención, hay que entender que un proceso que no cuente con un mínimo reconocimiento internacional es un proceso abocado a no prosperar. ¿Qué hubiera pasado si a la declaración de independencia le hubiera acompañado el reconocimiento de 20 o 30 naciones? Ahí se esmeró a fondo el Estado español. Hasta el rey, que parece que no trabaja mucho, estuvo llamando a las empresas para que se deslocalizaran de Cataluña. Muy democrático todo. Un papel muy real hizo en defensa de España. Supongo que porque a él le va bien esta España.
¿Cree que hay condición de posibilidad para que eso ocurra en Euskadi?
Siempre la va a haber. Pero nosotros creemos que no va a haber un día D y una hora H. Esa es una autocrítica que se hace la izquierda soberanista independentista. Durante mucho tiempo, los sectores mayoritarios de la izquierda abertzale visualizaban un día en que se pararían los relojes, ya fuera con los votos o como fuera, y que emergeríamos a una nueva realidad. Creo que no va a haber día D y hora H, sino una acumulación de fuerzas continua. Cuando ese día llegue, llegará por desborde social que hará imparable lo que consigamos. Es ahí donde trabajamos. Lo habrá, no sé cuándo. No sé si lo veré, si me pillará muy anciano, pero llegará porque siempre ha existido una defensa de la identidad vasca y un sentimiento de pertenencia colectivo a algo que se llama Euskal Herria. Yo lo hago desde una concepción ciudadana de la nación, no tanto por criterios identitarios y menos etnicistas. Yo ya sé que esto te lleva a debates eternos con compañeros y amigos de la izquierda española que dicen que esto desvía del objetivo o es un vicio pequeñoburgués. Y dices, ya, claro, pero a ti no te preocupa nada porque tú ya tienes tu nación y te sientes a gusto en ella y me parece perfecto. Pero, ¿y para los que no nos pasa eso? ¿Lo democrático es lo del ‘cuando seas padre comerás huevos’? No creo que sea lo democrático.
“No sé cuándo y si lo veré, pero llegará un referéndum en Euskadi porque siempre ha existido una defensa de la identidad vasca”
¿Qué le parece la propuesta de referéndum de ERC?
He leído algo. Me parece interesante. Todo lo que sea avanzar en propuestas de carácter constructivo que posibiliten el no bloqueo de lo que fue una esperanza que prendió en millones de catalanes en forma de ilusión, me parece bien. Ahora, tienen que ser los catalanes los que determinen si eso se ajusta a lo que necesitan o no. Me muevo con máximo respeto, lo que ellos decidan estará bien decidido. No le voy a decir a nadie lo que tiene que ser.
A nivel de Euskadi, ¿cree que sería necesario un acuerdo previo con el Estado español o que debería partir únicamente del Parlamento vasco?
Sería deseable que hubiera un acuerdo con el Estado español, sea cual fuere el Gobierno, que hubiera un acuerdo mayoritario del Parlamento vasco, y que se pueda hacer de la manera más cordial y razonable posible. Es por lo que hay que trabajar. Es lo que te lleva luego a que, si el resultado te es favorable, tengas el reconocimiento para poder llevarlo a efecto. Oigo mucho a dirigentes del PSOE decir que este es un país democrático porque se puede defender lo que se quiera. Bueno, sería más democrático si además de defenderlo me dejas llevarlo a efecto. Creemos que hay que llegar a un acuerdo y es la vía en la que nos empeñamos, pero también lo decimos: si hubiéramos esperado la vía del acuerdo bilateral y el avance equilibrado de las posiciones, en Euskal Herria no estaríamos como estamos en lo que tiene que ver con la violencia. Nosotros dimos todos los pasos para conseguir que ETA dejara las armas, decretara una tregua incondicional y definitiva, y para que entregara las armas. Nos mojamos todo lo que pudimos para hacerlo desde nuestra capacidad de presión hacia esa realidad. Y nunca esperamos a que el Estado español correspondiera con otras medidas para que lo que tiene que ver con las consecuencias de la violencia de ETA. Fuimos unilaterales a la hora de generar un nuevo escenario que dejara atrás una de las expresiones de violencia más significativas, si no la más, que se había dado, que era la de ETA.
Por tanto, el unilateralismo lo sabemos recorrer. Y si creemos que nos estamos enfrentando continuamente a un muro y sentimos el respaldo y el aval mayoritario de nuestra sociedad, iremos dando pasos. Pero no con la voluntad de herir, debilitar o fracturar a nadie, sino con la voluntad de hacerlo de manera razonable, porque en la vida todo evoluciona y está en constante movimiento. Esto lo puede entender cualquier persona menos Ayuso y alguna gente así que creen que España viene esculpida en las tablas de Moisés, que lo hizo en la Maestranza entre toro y toro, porque España es inmemorial e inmaterial para ellos. Ya lo siento, pero no es así.
O sea, que la vía unilateral no es descartable.
Es que en política ninguna vía es descartable. Por ejemplo, no puedes decir que vas a defender el derecho a la vivienda con una ley en el Congreso. Y si esa ley no sale yo no tengo más que hacer. No. Cualquier persona que defiende este derecho sabe que esa es una vía pero que hay otras vías como la del activismo social, con iniciativas en ayuntamientos y en comunidades. Hay que intentar que esa ley que te han tumbado se pueda volver a levantar. Eso, si lo extrapolamos al todo, sirve también. Bildu tiene un propósito: construir una república vasca de hombres y mujeres libres e iguales. ¿Cómo quiere hacerlo? Por supuesto, de forma pacífica, política y democrática. ¿Cómo le gustaría que se llevara a efecto? A través del acuerdo, el diálogo y la negociación. Nos empeñaremos en ello. Pero si yo no le doy el derecho a veto a la CEOE en la mesa de diálogo social, no se lo voy a dar a nadie. Porque sería decir, tú dime que no que las cosas quedan como quedan. No creo en la política como un instrumento de gestión, sino de transformación. Si hay algo que te dicen que es imposible, tu labor no es decir, ah, pues vale, sino pensar cómo consigues que se haga posible.
¿Qué le parece la reforma exprés del Código Penal que está llevando a cabo el Gobierno?
Pues una reforma exprés y muy polémica. Obedece a un escenario de debate político. Yo siempre he oído que los problemas políticos se tienen que resolver a través de los procedimientos políticos. Creo y siempre me he criado en la lógica del respeto a los valores democráticos. Hay que sacar de la justicia lo que era un problema político y devolver a la política lo que era un problema político. Eso me parece bien. Hay consideraciones de fondo sobre el articulado, pero la idea de que un delito de sedición desaparezca del Código Penal español me parece una buena idea, es desjudicializar la política. Luego habrá elementos como la malversación donde habrá que poner la lupa y no conseguir efectos no deseados.
¿Qué efecto no deseado?
Con el tema de la malversación yo no me creo lo que dicen los tertulianos, si me lo creyera pensaría que con esa reforma poco menos que todos los corruptos van a irse de rositas. Que me llama la atención que el PP, el que más corruptos tiene, está de uñas con esto de la malversación. Si no les vendría ni mal, tendrían un porrón de afiliados libres en las calles. Creo que tiene que servir para que la lucha contra la corrupción siga siendo determinante, ojalá hubiera más lucha porque hay corrupción a expuertas y afecta a muchos partidos. Pero hay que entender que bajo el actual delito de malversación se penalizan cosas que no son justas. Si soy alcalde de un pueblo y hay un barrio de ese pueblo que, no cumpliendo con la Ley de Régimen Local porque le faltan habitantes, y hace una campaña institucional para desanexionarse a través de un referéndum y monto un referéndum, me imputarían la malversación por estar promoviendo una actuación ilegal. Y dices, ¿de qué estamos hablando? Al final es un instrumento de coerción y se usa así.
¿No le parece arriesgado la forma de tramitarlo en apenas cuatro días un procedimiento que suele ser más largo?
Claro, y si tenemos el bloqueo del CGPJ, largo no, eterno. Puede que Matusalén llegue a verlo. Allá el Gobierno lo que haga con sus aciertos y errores, pero habría que plantearse por qué lo tiene que hacer así y no de otra manera. Habría que mirar el bloqueo del Poder Judicial y la vergüenza que tenemos que soportar de que unos jueces hayan decidido ser ocupas y no se les pueda desalojar. Se han reunido para ver si frenan una votación. ¿Qué pasa con la separación de poderes? ¿Qué legitimidad tienen esos jueces que son ocupas con C, de los que a mí no me gustan, que se han atrincherado ahí, porque no les gusta el sesgo político que pueda tener un nuevo CGPJ? Ellos qué son, ¿virginales? ¿No tienen sesgo político?
¿Qué le parece la moción de censura de Vox?
A mí me da igual. Al PP parece que no tanto, parece que se la hacen a ellos. Están en su peleíta para ver quién es más y mucho español, que diría Rajoy. No sé, están pensando en personas relevantes e independientes. Podían pedírselo a M. Rajoy, igual tiene más suerte que Mariano, esta persona que nadie conoce. Tiene más que ver con sus campañas de reforzamiento interno. Es la política de la subsistencia y la supervivencia. Les podrá un cierto rédito electoral en sus bases, pero están empequeñeciendo la política. Ya sé que dirán que España se está desintegrando y se va a la ruina, y que tendremos la culpa de que Marruecos haya eliminado a España en el Mundial y que nosotros pusimos a Luis Enrique. No sé, hay un momento que no soy capaz de interlocutar con alguien que está a galaxias de un pensamiento racional.
¿Cree que Sánchez puede adelantar elecciones?
Es una incógnita. Sánchez, con su Manual de Resistencia, arriesgar ha arriesgado. Por lo que veo en el trabajo de las leyes y lo que insisten en reunirse para sacar las leyes. Si tuvieras un aviso de que la legislatura no va a terminar, probablemente no tendrías a tu gente trabajando a full. Igual es una decisión que no ha consultado con su gente para que no se filtre. Más allá de eso, no creo que vaya a adelantar en función de la tendencia que dan los sondeos de una supuesta mayoría de la derecha y la extrema derecha. Creo que, si no convoca elecciones, será porque no creo que quiera desaprovechar la oportunidad de reconocimiento internacional que te brinda la presidencia de la UE de junio a septiembre. Me cuesta creer que Sánchez vaya a desaprovechar esa oportunidad de jugar el rol de presidente de Europa y lo vaya dejar en bandeja de Feijóo o de quien ponga el PP entonces, que todavía les da tiempo de hacer alguna purga más.
Hace dos semanas Adolfo Suárez Illana anunció que dejaba la política y, por tanto, el Congreso. Ustedes dos han mantenido una especie de ‘pique’ desde que él decidiera girarse y ponerse a leer un libro durante sus intervenciones. ¿Ha tenido la oportunidad de hablar con él ahora que lo deja?
No. Creo que cuando uno dice la verdad y va de frente no tiene que edulcorarlo todo. Detesto la gente que va a un funeral y dice ‘era una bellísima persona’. Pero si no le conocías apenas. No era mi amigo, Suárez y yo no éramos amigos, no hablábamos ni dentro ni fuera. Me sitúo, no sé si en las antípodas, pero sí muy lejos de su trayectoria y pensamiento político. Lo que no significa que no lo haya tratado con respeto. Cosa que él no tuvo. Él decidió hacer ese gesto de cierto desprecio y no creo que tenga que llamarle a él para desearle lo mejor ni lo peor. No le deseo ningún mal, pero desde luego en mi vida no ha significado nada. Lo siento si alguien pensaba que detrás de esto había una bonita historia de amor. No, no hubo nada.