Oskar Matute: «Las inversiones para el TAV son la apuesta de PP-PNV de afianzar un modelo que antepone el cemento a las personas»

El mienbro de Alternatiba y parlamentario de EH Bildu Oskar Matute ha hablado hoy sobre la partida para el TAV del proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno español.

Matute ha denunciado las inversiones para el TAV son una cortina de humo que el PP pretende utilizar para dar una visión mas amable de lo que han sido estos cuatro años de gobierno. Cuatro años de recortes y de ataques sistemáticos contra los derechos de la clase trabajadora, ha subrayado Matute.

“Pero además es la apuesta inequívoca del PNV y el PP de afianzar un modelo de sociedad que prima el dinero y el cemento por encima de las personas”, ha recalcado.

Desde la óptica de EH Bildu pensamos que lo que de verdad necesita Euskal Herria es poder disponer de todos sus recursos para así poder construir un modelo de sociedad radicalmente distinto al actual, que ponga en primer plano las necesidades básicas de toda la sociedad, en vez de el negocio de unos pocos.

EH Bildu

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EH Bildu contra el proyecto de decreto sobre autoconsumo eléctrico del PP en Madrid

EH Bildu solicita al Gobierno español la retirada del proyecto de decreto que regula el autoconsumo eléctrico por considerar que el borrador presentado en junio “supone un ataque injustificado al autoconsumo eléctrico y, por extensión, al desarrollo de las energías renovables, además de entrar en colisión con la normativa europea y estatal”. Dani Maeztu advierte al respecto de que “frenar el autoconsumo supone no permitir a empresas y particulares ahorrar en la factura de la luz, menoscaba la creación de empleo cualificado e impide a la CAV cumplir sus compromisos ambientales”.

Hoy mismo en Madrid, en el Congreso, los partidos de la oposición, sindicatos y numerosas asociaciones han ratificado su compromiso con el autoconsumo energético y han pedido al Gobierno de Rajoy la retirada del citado borrador. EH Bildu ha intentado que también el Parlamento de Gasteiz se posicione contra ese proyecto de decreto y a tal fin planteó aprobar una declaración institucional en el último pleno del curso político. A pesar de que el consenso era prácticamente total, el PP impidió esa declaración –según el Reglamento en esos casos es indispensable que haya unanimidad– para que la Cámara no se posicionara oficialmente contra el proyecto del Ejecutivo español.

¿Qué pasa en Grecia?

Joxe Iriarte ‘Bikila’ – Alternatiba

Ni reír ni llorar, ¡comprender! Es lo que nos han aconsejado los clásicos en los momentos donde la incertidumbre y la confusión abren las puertas a la  desmoralización, la rabia incontrolada o al llanto; o en su lado contrario, la sonrisa estúpida, arrogante y dogmática de quienes ya tenían vaticinado el fatal desenlace de los acontecimientos.

Empezare dando la razón a Stathis Kouvelakis (miembro de la Dirección de Syriza y destacado miembro de la Plataforma de Izquierdas) al desmarcarse respecto a los que afirman “lo que hemos visto en Grecia no  nos sorprende en absoluto; se trata de la vieja historia del reformismo; la traición a la clase trabajadora.… nada nuevo, sigamos adelante”. Este punto de partida no nos permite entender un proceso harto complejo jalonado de duras batallas con una correlación de fuerzas muy desfavorable (a escala europea) aunque esta fuese diferente a nivel naciónal en Grecia.

Según nos explica Kouvelakis. “Syriza llegó al poder con un mandato popular en apariencia bastante claro y simple: romper con las políticas de austeridad y liberar al país de una deuda injusta e insostenible. Sus compromisos incluían lo que podemos denominar, según nuestra tradición, un programa transitorio, que era el programa de Tesalónica: un conjunto de objetivos sobre cómo romper completamente con la política de austeridad, tal como fue aplicada en Grecia de una manera realmente agresiva con los memorándum de los últimos 5 años. Esta estrategia se apoyaba en dos pilares. Por un lado, se basaba en una disociación de la cuestión de la deuda y la cuestión de la austeridad. En el caso de la deuda, se trataba de renegociar la deuda sobre el modelo de la conferencia de Londres de 1953 para la deuda alemana, pero sin excluir medidas unilaterales en caso de que fracasaran las negociaciones”.

Pero para ello hacia falta desarrollar un plan B (demandado por la izquierda de Syriza) como previsión ante un posible fracasó de las negociaciones. Una opción complicada, salirse de la euro zona, pero según la corriente de izquierdas “realizable, que no representa un fin en si mismo, sino la primera etapa de un proceso de transformación social, de restablecimiento de la soberanía nacional y de progreso económico que conjuntaría crecimiento y justicia social. Tal orientación sería parte de una estrategia de conjunto que se apoya en la reorientación productiva, el estímulo de las inversiones, así como la reconstitución del Estado social y del Estado de derecho”.

Expertos economistas de izquierda han afirmado que las autoridades griegas tienen la posibilidad de crear una moneda electrónica para el uso interno en el país. El gobierno podría igualmente emitir títulos en papel bajo la forma de IOY (I owe you: yo le debo), para hacer frente a la escasez de billetes en circulación.

El tema de las alternativas ha sido y es el quid a dilucidar, sobre todo frente a quienes desde el otro extremo (el posibilista)  afirman que  Tsipras ha hecho todo lo que se podía hacer y ha logrado lo máximo posible (si bien se reconoce que es muy poco frente a lo que se ha cedido) dado que la opción de abandonar el euro grupo no era de recibo.

Coincido con Eduardo Garzón cuando señala que “que el gobierno de Syriza ha preferido claudicar y aceptar las imposiciones de la troika (incluso aunque fuesen más duras que las de borradores anteriores) antes que arriesgarse a una salida del euro.”.

Claudicación, tanto menos entendible, tras la aplastante victoria del referéndum a favor del no. El pueblo griego sorprendió a Europa y al mundo respondiendo masivamente al llamamiento del gobierno y, en condiciones sin precedentes según los estándares de posguerra de cualquier país europeo, votando “no” de forma masiva a las propuestas coercitivas y humillantes de los prestamistas.

El gobierno griego ha antepuesto sus miedos a la opinión de la gente, y ha convertido la consulta popular en papel mojado. Y con ello toda su estrategia basada en la defensa de un plan antiausteridad sin salirse del euro ha terminado con un estrepitoso fracaso.

Aun así, es tremendamente difícil de defender (por no decir imposible) que el gobierno haya firmado un acuerdo que es bastante más nocivo para la ciudadanía griega que el acuerdo que esa misma ciudadanía rechazó mayoritariamente en referéndum.

Hay un debate sobre si la salida del euro debía de haber sido planteado desde el principio o haber esperado a que las condiciones madurasen. Soy de la segunda opinión. Al inicio de la andadura gubernamental no era posible plantearse tal opción dado que la mayoría de la sociedad griega no lo deseaba y el peligro de desafección era grave. Una vez que el pueblo griego se vio obligado a posicionarse  ante el chantaje de la troika (¿Si no para que se le consulto?) y voto ¡no! no quedaba mas opción que, o bien la troika abandonaba sus exigencias, o se imponía la salida. Si fuese necesario, convocando nuevas elecciones para logar una nueva mayoría en torno al «Grexit», cosa que no se dio en las anteriores elecciones.

Es de esperar una fuerte reacción social, y nos queda la esperanza que ello legitime y refuerce a la mayoría del Comité Central de Syriza, contraria a la claudicación, para obligar a Tsipras y sus partidarios a cambiar de rumbo o dimitir. Malo sería, que una vez más, se repitiese la triste historia de la imposición del líder carismático, quien para acallar su claudicación ante el enemigo, se imponga de forma antidemocrática y punitiva a quienes no están de acuerdo con él.

Lo que esta ocurriendo en Grecia supone un duro golpe para toda la izquierda trasformadora europea, tanto para sus alas más posibilistas (la dirección de Syriza y o la de Podemos) como par las más radicales (las que han venido defendiendo la salida de la euro zona) porque pueden salir más beneficiados son los sectores ultranacionacionalistas xenófobos y su versión antieuropeísta.

Por ello, urge plantearse un proyecto europeísta diferente a la de los mercaderes y sus agentes, pero que no suponga un retroceso hacia el nacionalismo de derechas.

Debe replantarse así mismo la dialéctica entre lo institucional (entendido como un frente de batalla) y el empoderamiento ciudadano o contrapoder popular movilizado y organizado en defensa de sus reivindicaciones. De tal forma que los gobiernos, además de observar respeto y obediencia a sus dictados (algo parecido al obedecer mandando que dirían los zapatistas) se basen en los mismos, para no ceder a los chantajes o extorsiones de las instituciones del capital y sus gobierno.

Por último, si lamentable es lo ocurrido en Grecia, no lo es menos, la miserable actuación de una izquierda europea (de la que formamos parte)  moralmente solidaria, pero prácticamente inútil, atónita, desmovilizada e incapaz de entender que la batalla de Grecia, igual que la del 36 en el estado español, tiene dimensiones europeas e históricas.

Publicado en Gara

Extremismo el tuyo, cabrón

Luis Salgado – Alternatiba

En la sociedad de la desinformación en que vivimos además de la extinción de cientos de especies, la humanidad está demostrando una gran aptitud para eliminar la capacidad de síntesis de los diversos idiomas y lenguasexistentes. Nos encaminamos sin duda hacia esa neolengua de 1984 donde mediante el control de la lengua hace imposible la elaboración de un discurso político contrario al régimen. Así, la perversión de la palabra, el uso indiscriminado de la misma en contextos ajenos, y sobre todo la apropiación de los conceptos para designar exactamente lo contrario a la definición original, es una herramienta extensamente utilizada por el poder. De ese modo, la disidencia político-social ha de estar redefiniendo constantemente su discurso, dificultando de esa forma la permeabilidad del mismo en el resto de la sociedad. Ejemplos de esa perversión hay miles, desde la sostenibilidad, que ahora son capaces de emplear las multinacionales más insostenibles como Monsanto, Nestlé, o Shell, hasta la “solidaridad” de la banca cobrando intereses de usura, pasando por la energía verde de Iberdrola y sus centrales térmicas y nucleares.

 
Sin embargo, la perversión llevada al extremo es la utilización del lenguaje para la inculcación del miedo, o el terror en la sociedad. Así, de un tiempo a esta parte es sencillo darse cuenta de cómo el binomio disidencia-terrorismo se ha ampliado de tal forma que parece imposible ser lo primero sin lo segundo. Siguiendo con esa estrategia que tan buenos réditos está dando a quienes ostentan el poder, ese binomio está siendo ampliado con la inclusión en la fórmula del concepto “extremismo”. “Todo extremismo es malo” “los extremos se tocan” y conceptos similares vienen a afianzar ese pensamiento, pero además, en los últimos tiempos ya ni siquiera es necesario situar ese extremismo respecto a un pensamiento o idea concreta, basta con que la posición mantenida se aleje del dogma establecido aunque éste pudiera ser más extremo que la propia posición disidente.
 
Con estos criterios afianzándose a gran velocidad es normal que gran parte de la sociedad coloque en el mismo plano al machismo y al feminismo, ya que, aunque el machismo es la creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer y el feminismo por su parte es la defensa de la igualdad entre ambos géneros, dentro de una sociedad claramente patriarcal y machista es el segundo el que resulta más peligroso para el sistema. Exactamente lo mismo ocurre cuando en el Estado se habla de religión y creencias, de modo que en un Estado definido aconfesional pero que jamás se ha desprendido del Palio católico, mantener una posición ultra-católica como la de el Ministro del Interior no se considerará extremista mientras que abogar por la laicidad, esto es, sacar todas las religiones de la vida pública será considerado una posición sin duda rupturista. Lo mismo ocurre por desgracia con los posicionamientos económicos, así, en un mundo gobernado por el neoliberalismo mas atroz, donde la vida se ha mercantilizado al máximo, mantener unas posiciones social-demócratas como el caso de Syriza parece un acto revolucionario en sí mismo, de forma que, quien levantó la idea de la UE tal y cómo la conocemos, en la actualidad no tiene cabida en la misma. Sin embargo, quienes ahora no hacen sino denominar extremistas al resto, son los que nos han situado en la posición económica más extrema que existe respecto a los valores de Igualdad, Fraternidad y Libertad. En resumidas cuentas, nos están haciendo creer que estar en la centralidad es ser un miembro del ISIS en el Califato simplemente porque ese es el pensamiento hegemónico en el mismo, y que cualquier otro pensamiento se establece en el extremismo.
 
No es nada nuevo que quién ostenta el poder quiera perpetuarse en el mismo, como tampoco es nuevo que intente establecerse como poder hegemónico en todos los ámbitos de la vida, social, económico, cultural, religioso, pero nunca cómo ahora hemos estado tan cerca de vivir en una distopía como la imaginada por George Orwell donde el mero hecho de pensar pueda ser considerado delito. El Crimental está aquí, viviendo en una sociedad no ya en el extremo, sino al mismo borde del precipicio.
 
Del blog de Luis Salgado El mundo imperfecto

Española sí, Ikurriña ez

Luis Salgado – Alternatiba

En fechas recientes tuve el infortunio de leer un artículo de opinión en un periódico del grupo Vocento, en el cual, Javier Tajadura Tejada, bajo el título Guerra de Banderas defendía que “…las banderas no siempre cumplen una función inclusiva…”. Tal afirmación la utilizaba para analizar el hecho de que el pasado 6 de julio la recién elegida corporación municipal del Ayuntamiento de Iruña colocase una ikurriña en el balcón junto a las enseñas europea, española, navarra y pamplonesa. Por supuesto de todas las banderas presentes en dicho balcón la única que a su parecer era excluyente era el pendón sabiniano.

He de reconocer que no es nada nuevo que existan en el Estado voces que día tras día nos hablen de lo excluyente del nacionalismo, de todos los nacionalismos, salvo, claro está, del nacionalismo español del que no tenemos constancia de su existencia. Un español no es nacionalista, es patriota, (¿diferencias?) o al menos eso deberíamos deducir de las expresiones utilizadas por todos estos no-nacionalistas pero que mentan la patria a la menor oportunidad. Estos mismos señores, tan incluyentes ellos niegan la existencia de otras naciones (o patrias) en el seno de su roji-gualda, pero eso no es excluir, no señor, eso es algo más grande (¿y libre?), eso es absorber, diluir, anular, eliminar… y paro que me disperso, volvamos a la idea germinal de este post, eso de que no todas las banderas son incluyentes.

Quienes me siguen y me conocen saben de sobra que no soy un enamorado de los pendones tal y cómo escribo en un post anterior, y quizás sea esa alergia la que me impulsa a dedicar cinco minutos de mi vida a dar una somera explicación de por qué dicha afirmación no tiene ni lógica ni sentido y el Sr. Profesor de Derecho Constitucional de la UPV vende una moto que no anda.

No existe en el mundo, ni en las relaciones humanas un símbolo que refleje mejor la exclusión que una bandera. La bandera es excluyente por definición, sea esta roji-gualda, azul con estrellitas, contenga cruces, florecitas o una hoz y un martillo. Con ese fin se crean, para cubrir con su manto a quienes son “iguales” frente al resto, para designar y diferenciar el Nosotros del Ellos. Decir que la bandera española es incluyente es obviar que excluye de su seno a una pequeña parte de la población mundial, digamos que así a bote pronto a unas siete mil millones de almas, y eso lo saben mejor que nadie todas esas personas que mueren ahogadas en Mediterráneo o intentan saltar las vallas que rodean Ceuta y Melilla.
           
Regresando al texto, el reputado profesor universitario asevera en varias ocasiones, utilizando como ejemplos la bandera confederada y la ikurriña frente a las de la Unión y la navarra, que mientras las segundas acogen en su seno a la totalidad de la población, las primeras solo son referentes para una minoría (a la cual aprovecha para descalificar en base a los tópicos más raídos que ha encontrado). En primer lugar hemos de darnos cuenta del error matemático de dicha afirmación. Si la bandera de la Unión y la de Navarra son asumidas por TODA la población, ¿cómo es posible que exista una minoría que defienda las otras banderas? Ah, claro, la respuesta es muy sencilla, porque si esas personas son minoría y no aceptan estar dentro del Nosotros automáticamente dejan de existir. Pero en segundo lugar, si el razonamiento para considerar que una bandera es inclusiva es el número de seguidores de la misma, entonces deberíamos asumir que, por ejemplo, la esvástica sobre fondo rojo fue un ejemplo de inclusión Alemana.

Aunque claro, lo mejor de todo el artículo viene justo al final, el último párrafo que voy a transcribir casi en su totalidad porque es tal la estupidez y memez en él escrita que no me puedo resistir; “…Mientras no lo hagan (desaparecer), (las banderas) hay que procurar ponerlas al servicio de la convivencia e integración de las personas –función para la que teóricamente fueron concebidas- e impedir su utilización para crear conflictos y divisiones en la sociedad” ¿En serio? ¿Todo un profesor de la UPV puede permitirse decir tal sarta de tonterías? Realmente el sistema educativo está hecho unos zorros.

Obviando la primera frase que no deja de ser expresar un anhelo o deseo, lo mejor llega en la frase enmarcada entre guiones. Mire señor Tajadura, las banderas fueron creadas principalmente para diferenciar las tropas propias de las ajenas en el campo de batalla, en el caso de España para diferenciar el blanco castellano del blanco inglés en las batallas navales. Esa era su función principal y para eso se crearon, no para la convivencia e integración de las personas, salvo que consideremos las guerras e invasiones formulas de integración, como con Nabarra, Aragón, o Granada, por ejemplo, y por esa misma lógica mucho me temo que su última frase no tenga como sustentarse, ¿cómo evitar que una bandera cree divisiones en la sociedad si su fin es diferenciar a los miembros de esa sociedad del resto? A no ser, claro está, que usted sea tan nacionalista que crea que bajo una bandera no puede existir la disidencia, pero claro, eso no será así porque en España no hay nacionalismo, solo patriotismo sano. ¡Anda y que les den!

Del blog de Luis Salgado El mundo imperfecto

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